¿Qué hago si siempre estoy de mal humor?
¿Qué es lo que nos ocurre? ¿Verdad que hay periodos en los que te sientes enfadada? Estás de mal humor. Todo te pace mal. Todo está mal hecho. Nada te gusta. Pero, ¿has notado que en otro momento las mismas cosas no te importan, no te parecen mal? ¿Qué significa esto? Que es tu estado de ánimo. La frase de que las cosas se ven según el cristal con que se miran lo describe muy bien. Y si todo depende de tu cristal, ¿sabes que tú eres la que hace que las cosas parezcan tan malas? No lo son en realidad. ¿Por qué las veo malas? Porque estoy de mal humor. ¿Por qué estoy de mal humor? Esa es la clave.
¿Por qué estás de mal humor? Cuando te sientes así, ¿te paras a plantearte el por qué? ¿Piensas cuál es el motivo? A veces es muy fácil saber por qué. Otras veces, por el contrario, nos cuesta más averiguar cuál es el motivo de nuestro malestar. Pero tienes que tener claro que la respuesta está dentro de ti. Tienes que realizar un ejercicio de introspección más intenso, ya que los motivos pueden ser tan variados como impensables. Algunas veces quedan ocultos, otras se nos manifiestan abiertamente. Aunque los motivos claros, debemos analizarlos también, porque muchas veces le otorgamos el peso a las circunstancias y no al motivo real. Pongamos un ejemplo. Estás enfadada porque tu chico no te llama. Y tú piensas "ese es el motivo", "es que es un impresentable, mira que no llamar". Parece muy claro. Pero es que ese no es el motivo. Estás enfadada porque estás esperando su llamada sin hacer planes por si te propone quedar. No puedes cambiar de inmediato que no te llame, pero sí puedes cambiar el motivo real de tu malestar: no te quedes esperando, haz tu vida y, cuando te llame, pues hablas con él tranquilamente.
Eso es lo que tenemos que hacer. Ese es nuestro objetivo: encontrar el motivo real, el de verdad, el que causa nuestro mal humor, para así, poder modificar la situación y conseguir sentirnos bien. Si sabemos buscar bien el motivo de nuestro enfado podemos cambiarlo. Porque en realidad no nos gusta estar enfadadas. No disfrutamos con ello. Y alguna dirá que no podemos evitarlo. Pues yo te digo: sí, se puede evitar. Siempre, siempre puedes hacer algo tú para mejorar la situación.
Los motivos por los que una mujer se siente de mal humor son muy curiosos debido a nuestra susceptibilidad. Tendemos a buscarle segundas intenciones a casi todo (eso lo saben bien nuestros hombres, ¿verdad?). Pero es muy injusto y en muy pocas ocasiones, en realidad, tenemos razón. Si, por poner un caso, le pedimos opinión sobre una prenda de ropa a nuestro chico y nos dice, por ejemplo, que es ancha, a los cero coma un segundos por nuestra boca saldrá: "¿me estás diciendo que estoy gorda?". ¿O me equivoco? Pero es que seguramente la prenda de ropa es ancha de verdad y nosotras lo sabemos también, pero nos enfadamos. ¿Cuál dirías que es el motivo de nuestro mal estar? ¿Nuestro chico es un insensible? No. La verdad es que tenemos baja autoestima y consideramos que estamos gordas, no nos gustamos. Ese es el motivo real. Es importantísimo identificar los motivos reales de nuestro malestar, porque así, podremos atacar para solucionarlos. Si te pones de mal humor porque has preparado una cena riquísima para cenar con tu chico y él llega tarde y se enfría todo, piensa qué es lo que tú puedes hacer para que eso no vuelva a pasar. No prepares la cena. Pregúntale si va a retrasarse y salid a cenar fuera. O dile que tiene que recompensarte con algo por eso. Haz algo que sabes que te va a hacer sentir mejor. Como en otros muchos aspectos, estar de buen o mal humor puedes controlarlo bastante tú. Piensa que siempre hay una posibilidad de solución para todo. Para todo y siempre. Solo tienes que encontrarla y decidir si la tomas o no. Igual que con la felicidad, no esperes que sean los demás los que cambien tu estado, tú tienes la llave para hacerlo. Y te diré algo: es mucho más rápido que cambies tú el estado de ánimo que esperar a que tu chico te lo cambie. Sí, porque si para nosotras a veces es difícil saber qué es lo que nos pasa realmente, imagínate para ellos. Muchas veces dan palos de ciego. Pero tú tienes la llave.
Mi consejo es que llegues a controlar tus estados de ánimo negativos. Antes de enfadarte, antes de llegar a sentir ese enfado, piensa si vale la pena todo el proceso o si, por el contrario es una tontería y no vale la pena. Porque enfadarse es un proceso laborioso. Bueno enfadarse no, que eso puede ser muy fácil. Pero una vez ya estás de mal humor tienes que reflexionar, buscar el motivo, relativizar, desenfadarte, disculparte con alguien si es el caso. Puedes controlarlo más de lo que piensas. Y con la práctica se aprende mucho más. Te animo a comprobarlo. Nuestro objetivo es ganar calidad de vida, ¿verdad? Pues esto te ayudará.
En realidad enfadarnos es bastante injusto. Porque, la mayor parte de las veces, viene dado por algún motivo personal nuestro, algo nuestro que no nos gusta. Pero lo descargamos en la gente que nos rodea. Pero incluso si algo no nos gusta de lo que hace alguien, y no tiene nada que ver con un aspecto personal, si nos enfadamos, las primeras perjudicadas somos nosotras. Estar enfadadas no nos sienta bien. Si no te gusta algo, ¿por qué no puedes hablar para comunicarlo? Puede sentarte mal pero, ¿es estrictamente necesario hablar del tema enfadadas? En realidad se habla mucho mejor sin estar enfadadas.
Me gustaría hablar de las discusiones. Porque me gustaría matizar. Y es que discutir no significa pelear. Hay personas que no conocen la diferencia o no la aplican, pero discutir no tiene nada que ver con pelear. Y hay que aprender a discutir y dejar de lado la pelea, que no nos trae nada positivo. Discutir es intercambiar ideas. Yo pienso esto, tú piensas esto. Yo siento esto, ¿cómo lo ves tú? A mí me molesta esto. Eso es discutir. Explicar tus puntos de vista y argumentos, porque el objetivo es llegar a entenderse. Esa es la teoría, ¿no? Discutimos porque queremos llegar a un acuerdo y llegar a entender las cosas y aclarar malentendidos, que en muchos casos son los causantes de nuestro malestar. ¿Crees que esto se puede conseguir peleando? ¿Recriminando y gritando e incluso perdiendo el respeto? Si tu objetivo es romper con esta persona quizás sea un buen medio. Aunque si quieres romper con ella la dejas y punto, puedes ahorrarte la pelea. ¿Dime de qué sirve entonces? De nada. Para nada. Pelear es algo que tiene mucho que ver con nuestro cerebro primitivo. Cuando en la prehistoria nuestros antepasados se enfrentaban a una pelea podía ser cuestión de vida o muerte. Hoy en día alguna de las reacciones físicas que se daban antes siguen surgiendo, pero no hay que dejar llevarse por ellas. Por eso muchas veces empezamos a discutir y nos vamos animando y cada vez sube más de tono la conversación. Porque los niveles físicos de nuestro cerebro actúan como si estuviéramos en medio de la sabana a punto de batirnos con un animal enorme. Por eso si sientes que la conversación se te va de las manos, deja de hablar, cambia de estancia. Te tranquilizarás y reflexionarás. Si no, cada vez se irá haciendo más grande la montaña y te sentirás peor. Puedes decir cosas de las que te arrepientas. Por eso si discutes intenta relajarte al máximo, siéntate, piensa que lo que te pone a mil es tu cerebro primitivo. No te dejes llevar por él. Es mejor no decir según que cosas y discutir unos minutos más tarde.
Conocerse y saber lo que nos conviene nos hará ser más felices. Estar de mal humor no se parece en nada a estar contentas y felices. Ataca los motivos de tu malestar, pero los reales. Y, sobre todo, aprende a discutir. Te sentirás más fuerte, más segura y mucho mejor contigo misma, y eso lo notarán las personas que te rodean y responderán en consecuencia. ¿Vas a dejar pasar la posibilidad de ser más feliz?