Por qué huir de las horas de oficina es rentable
El horario oficial es una trampa. Necesitas el tuyo propio para disponer de horas de concentración donde conseguir tres veces más. Un horario personalizado para eliminar el amargo sabor de “otro día sin conseguir nada”. No puedes ir corriendo a todas partes estresado para lamentarte a la noche de que ni siquiera empezaste lo importante. Y tienes varias posibilidades:
1. Puedes empezar muy pronto, llegar a la oficina cuando no hay nadie y trabajar sin interrupciones. Para las nueve de la mañana habrás completado un trabajo que otros no terminarían ni en tres días. Y como la gente decisiva madruga, incluirás también en esa franja las llamadas importantes, sorteando así el filtro de cualquier recepcionista. Si llamas a esa hora tu interlocutor verá que eres de los suyos y tendrás a ese gran cliente ganado desde el principio.
2. Puedes trabajar durante las comidas. Tampoco habrá interrupciones y podrás concentrarte otro par de horas. Ya comerás antes o después sin esperar colas y con todo el servicio para ti.
3. Puedes entrar más tarde y quedarte cuando todo el mundo se va trabajando sin ruidos y concentrado. Igualmente darás por teléfono con muchos escurridizos que de día siempre “están reunidos”.