Convertir debilidades en fortalezas te hará imparable
Los puntos débiles son la pista para el mejor movimiento.
Recuerdo un compañero haciendo llamadas comerciales por teléfono. Era muy bueno y yo rematadamente malo. Le observé y efectivamente, lo hacía muy bien. Su tono, sus pausas, sus palabras exactas, ¡conseguía todo de sus interlocutores! Pero en vez de lamentarme por mi punto débil decidí atacar. Y le copié. Al principio me sentía raro pero cuando mejoré mis llamadas la ventaja fue tremenda.
¿Y tú de qué punto débil podrías sacar ventaja? Te daré una pista, coincide con lo que no te gusta hacer. Y no te gusta hacer lo que no sabes cómo hacer. Pero si te lanzas a mejorar ese punto débil te acabará gustando, incluso se volverá adictivo. Adiós punto débil y nueva fortaleza para ti.
Un punto débil clásico es sentarse en calma a pensar. Muchas personas trabajan bien, dan un buen servicio y son rápidas, pero pierden demasiado tiempo con malas decisiones y sus sueños se rompen por una planificación catastrófica. ¿Te suena no? Pues ataquemos el punto débil: El primer día se reservan cinco minutos para planificar en calma. Cuesta, la mente se desvía pero hay que seguir, quizás surge una pequeña idea para ganar tiempo. Al día siguiente vuelta a sentarse y a pensar. Cuesta también, pero aparece una buena idea que ahorrará cincuenta minutos de trabajo. Satisfecho por los primeros resultados al final se consigue planificar cada día durante una hora. Entonces se consiguen más ideas, más ahorro de tiempo y más resultados. En una semana se conseguirá lo que antes llevaba una y media. Se puede reducir el tiempo de ejecución a la mitad si se planifica. Se sabrá qué decir para que el equipo rinda al máximo y se sabrá en qué concentrarse mañana, pasado y la semana que viene para ir más rápido con el mismo esfuerzo. Todo gracias a haber convertido un punto débil en fortaleza.
¿Qué mejora tendría para ti no posponer, madrugar más o eliminar el perfeccionismo? Sigue la pista del punto débil.