Lo que convirtió a un Japón devastado tras la Segunda Guerra Mundial en la potencia de hoy
La mejora continua transformó un país arruinado tras la Segunda Guerra Mundial en una impactante potencia mundial. Gracias a pequeñas mejoras continuas se creó la industria más eficiente de la nada. El proceso se llamó Kaizen.
Gracias al Kaizen se levantaron fábricas destruidas. Fue sólo una pequeña mejora cada día. Pero una mejora tras otra y lo que al principio era invisible creó un gigante tecnológico y el número dos industrial del mundo, con compañías como Sony, Honda o Toyota. Un milagro de eficiencia sólo con pequeñas mejoras.
Y lo bueno del Kaizen es que sirve también para el rendimiento personal. Por eso el estratega utiliza el Kaizen. Sabe que paso a paso, el efecto acumulativo de pequeñas mejoras es brutal. Sabe que una mejora sobre otra multiplicará por diez sus resultados. Y será tan sencillo como un pequeño avance cada día. Mejorar lo mejorado con poco esfuerzo. Hoy un 0,1% mejor, mañana otro 0,1% y pasado otro 0,1%. ¿Hasta dónde se puede llegar así? Un cambio sumado a otro y a otro le llevarán a una productividad y rendimiento fuera de serie. La excelencia gracias a pequeñas mejoras diarias.