Agradecimientos

El autor desea agradecer la ayuda y el consejo de Wayne A. Simmons y de Trudy Simmons en las investigaciones que llevó a cabo para escribir esta novela. Gracias también al aeródromo de Warner Springs por dejarle poner a prueba sus teorías sobre el combate aéreo en uno de sus tres planeadores de alto rendimiento; al Diario de Reconstrucción de Accidentes, de la Academia de Tiradores de Elite de los Marines de Estados Unidos, en Quantico (Virginia), y a Camp Pendleton, en California. También desea dar las gracias a Stephen Pressfield por sus escritos sobre las teorías griegas de la «fobología» (el estudio del miedo y de la forma de vencerlo), y a Jim Land, cuyo manual de instrucciones para tiradores se debe considerar la obra definitiva sobre este tema. Al artista de la filial Acura de Honda Motor Corporation que ensambló el motor de mi Acura NSX a mano, sólo le puedo decir: «Domo arigato gozaimasu... Shuri o onegai dekimasu ka?».

Todos los accidentes investigados en El bisturí de Darwin se basan en la reconstrucción de accidentes reales, aunque entremezclados. Se han combinado varias investigaciones en una con fines literarios. Debo dar las gracias a todos los expertos en investigación y reconstrucción de accidentes cuya profesionalidad, minuciosidad y curioso sentido del humor han iluminado esta obra. Toda la precisión y verosimilitud que se puedan hallar en la novela se deben a ellos; los errores, desgraciadamente, son culpa sólo del autor.