CAPÍTULO 15

 

Existen momentos difíciles de afrontar, momentos en los que tus fuerzas no son suficientes, momentos que aunque quisieras, no podrías evitarlos. Dios nos da una fecha para nacer pero nadie nos avisa cuando vamos a morir. Hoy estamos aquí y mañana quizá ya nos hayamos ido… Vivir es una bendición, ser feliz es nuestra opción.

*****

Donnie la miraba de pie frente a él, Verónika limpiaba sus lágrimas mientras esperaba que Donnie reaccionara. Él sonrió y se puso de pie, ella sufrió ante esa sonrisa.

    Fue broma ¿Verdad? preguntó, ella negó  — no puedes estar hablando en serio — ella no podía hablar, el nudo en su garganta se lo impedía — dime que estás mintiendo ¡Maldición! las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas y las manos de él temblaban sin control — ¿Qué es lo que tienes? — preguntó.

    Cáncer… — respondió con una voz quebrada — tengo… tengo dos tumores.

    ¡Oh mierda! — exclamó.

Donnie giró hacia la pared y se apoyó de ella cuando sintió que las fuerzas huían de su cuerpo. El dolor que cruzaba por su pecho lo dejó sin aire y sin alma.

    Perdóname — susurró Veronika entre sollozos — No debí dejar que te acercaras a mí — sus palabras lo hirieron, golpearon su corazón de la forma más dolorosa que jamás había sentido — Por eso me alejé de ti… Lo siento.

Verónika salió corriendo de su habitación y él se quedó de pie sin poder moverse. Su cuerpo temblaba de miedo, su cerebro procesaba todo lo que ella había dicho y después de unos segundos salió corriendo tras ella. Bajó las escaleras pero no la vio, sabía que no se había ido porque estaba en toalla y no saldría así.

Se quedó quieto hasta que escuchó sus sollozos, caminó hasta la cocina y aunque podía escucharla no podía verla, dio un paso más y vio sus pies, ella estaba sentada en un rincón, abrazaba sus piernas y temblaba.

Donnie se sentó frente a ella, hizo a un lado su cabello y la miró a los ojos, apoyó su frente en la suya y dejó caer las lágrimas que estaba conteniendo, ella lo abrazó con fuerza y él la haló hasta sentarla sobre sus piernas y lloraron juntos.

Donnie la abrazó fuerte a él, olió su cabello y acarició sus brazos mientras se preguntaba ¿Cómo podría seguir sin ella? ¿Cómo podría continuar después de perderla?

Ella lloraba en sus brazos y él sentía como se le rompía el corazón en mil pedazos <<era muy poco tiempo>> pensó, no era suficiente lo que habían vivido juntos, apenas se habían conocido, apenas estaban empezando, no podía terminar todo tan pronto, pensó Donnie.

Después de un tiempo largo, la lluvia había cesado y ella había dejado de llorar, seguían sentados en el piso, abrazados el uno al otro, Donnie besaba su cabello, su rostro y ella sólo estaba en silencio, Donnie la hizo a un lado y se puso de pie, tomó su mano y haló de ella, Verónika se levantó y se quedó frente a él, Donnie sonrió con tristeza y acarició su rostro.

    Te quiero — aseguró con seguridad, ella sonrió aunque escuchar eso le había dolido.

Donnie nuevamente abrazó y la llevó hasta su sala, la sentó sobre su sofá y se quedó mirándola. Veronika sólo acariciaba sus manos, tenía unas manos suaves y bonitas, pensó. Él levantó su rostro y le dio un suave beso en sus labios. Verónika tembló mientras él la besaba, mientras poco a poco su cuerpo empezaba a calentarse, mientras el deseo luchaba contra la tristeza y el dolor de ambos. Donnie la empujó suave contra su sofá y ella se acostó con cuidado sobre él.

Donnie la besó mientras sus manos abrían la bata que ella tenía puesta, mientras sus mano empezaban a tocar su cuerpo, ella cerraba los ojos disfrutando del placer que él le causaba, Donnie recorría su cuerpo con cuidado, sin prisa, él sólo quería memorizar cada centímetro de su piel, él quería recordar ese momento durante toda su vida… quería que ella lo disfrutara y lo recordara siempre, quería ser un motivo de felicidad para ella, quería ser su razón para sonreír.

El tiempo se hizo eterno mientras él le hacia el amor de la forma más dulce que jamás nadie lo había hecho. Veronika sonreía mientras su cuerpo convulsionaba de placer, ahora estaba agradecida de haber tenido la oportunidad de amar antes de partir.

Donnie se hundió en ella por última vez y se dejó caer sobre su pecho, Verónika acarició su cabello y disfrutó de ese momento junto a ella.

Alguna vez Verónika había pensado que los hombres solo usaban el sexo para satisfacerse y que ellos no eran capaces de sentir… había estado equivocada. Donnie le demostró que muchos hombres usaban el sexo para demostrar con caricias y besos cuanto son capaces de amar, en ese instante ella sintió eso… Donnie la amaba.

Él se apoyó en su codo y la miró con ternura.

    Vamos a buscar otras opiniones — prometió, Verónika negó — tenemos que buscar una solución.

    No la hay — respondió haciéndose a un lado y sentándose nuevamente sobre el sofá — llevo dos años así, Donnie — él frunció el ceño — tengo un año con tratamientos, no es fácil…

    Sé que no — aseguró sujetando su rostro — pero ahora estoy contigo, vamos a luchar juntos — ella nuevamente empezó a llorar — no sufras… vamos a encontrar la forma de curarte, hay que tener fe…

    Donnie… no hay forma de curarme — Donnie reprimió sus lágrimas — cuando te fuiste me llamó la doctora — empezó a contar — han encontrado un nuevo tumor… mañana tendrán los resultados pero ella cree que el cáncer que tengo es agresivo.

    No me importa lo que crea… aún no tiene los resultados.

    Donnie — exclamó Verónika sujetando su rostro para que la mirara — Tengo cáncer, desde hace un año… el tratamiento no ha funcionado, lo único que hemos logrado es que no avance, pero este nuevo tumor es peor…

    ¡Debe haber una manera! — respondió negándose a aceptar la realidad — en otro país, con otros médicos…

    ¿Crees que mi padre no ha buscado ya otras opciones?

    ¿Él lo sabe? — preguntó sorprendido, Verónika asintió — ¿Cómo tu familia puede dejarte sola estando enferma?

    Sólo lo sabe mi papá, le dije que me sometería al tratamiento si me dejaba vivir aquí.

    ¿Sola? ¿Sufriendo sola?

    Prefiero sufrir sola a hacer sufrir a las personas que amo — ella acarició su rostro y él cerró los ojos — daría mi vida por no hacerte sufrir.

    ¿Qué dijo la doctora?

    Si es lo que ella cree, y debo decir que en dos años jamás se ha equivocado en sus diagnósticos, quizás tenga tres meses de vida — Donnie apretó el puño para reprimir su dolor — lo único que podría hacer es darme medicamentos para aliviar el dolor.

Verónika podía ver cuánto sufría Donnie con lo que ella decía, pero necesitaba ser sincera y no permitir que él, como su padre, se creen falsas esperanzas.

    Tiene que haber otra solución — insistió.

    ¡No la hay! — respondió — y mientras más rápido lo aceptes, será menos doloroso.

    ¿Qué acepte qué? — gritó Donnie — ¿Qué apenas te conozco y ya voy a perderte?

Donnie estaba molesto y ella supo que él no iba a entenderlo, triste se puso de pie y lo miró.

    Creo que es mejor que me vaya — aseguró — No quiero que sufras por mi culpa… yo no quería lastimarte.

Verónika se giró con la intención de vestirse y marcharse.

    ¿Y así se termina todo? — preguntó molesto — ¿Crees que es así de fácil?

    ¡Sé que no! — respondió ella sin mirarlo — pero quiero que tengas un buen recuerdo de mi — Verónika caminó hacia la escalera sin mirarlo.

    ¿No vas a preguntarme que quiero yo? — gritó haciéndola detenerse — ¿O es que no importa lo que yo quiero? — Verónika se giró y lo miró con dolor.

    Esto es lo mejor para ti.

    ¿Quién lo dice? ¿Tú? — preguntó Donnie mientras las lágrimas empezaban a mojar su rostro — ¿Te has preguntando que carajos siento yo? ¿Tienes una maldita idea de lo que estoy sintiendo en este momento? — ella no pudo hablar, sólo lo miró — Acabas de decirme que vas a morirte y yo siento que me muero contigo… ni siquiera puedo hablar porque el dolor que siento no se compara a ningún otro que haya sentido antes… ¡Te voy a perder!

    Donnie… — susurró Verónika con dolor

    Acabas de decirme que quizás en tres meses ya no estés aquí y encima ¿Quieres dejarme antes?

    ¡No quiero que sufras por mi culpa!

    ¡No quiero perderte! — gritó él — ¡Ni hoy, ni mañana… ni nunca! — caminó hacia donde estaba Verónika y la sujetó de su rostro— ¡No tienes derecho a decidir por mí! no tienes derecho a tomar decisiones por ambos… merezco y quiero estar a tu lado, hasta el último minuto que tú estés aquí, yo quiero estar contigo — Veronika lloraba sin poder evitarlo — ¿Vas a negarme algo que merezco?

    ¿No entiendes? — gritó — lo que viene de aquí en adelante será duro, serán días difíciles y dolorosos… No quiero que estés conmigo ¡No quiero que me recuerdes así!

    ¡No es tu decisión! — aseguró — ¡Es Mi decisión y la he tomado! Quiero estar contigo, quiero estar a tu lado, en esos malos momentos… ¡Quiero abrazarte todas las noches que nos quedan y quiero ver el amanecer junto a ti, quiero vivir todo lo que podamos vivir juntos.

    Donnie, por favor… por favor

    ¡NO!… tú te cruzaste en mi camino, me hiciste quererte, me has hecho feliz y no puedes decirme adiós ahora… ¡Aún no! — él la haló y la besó, ella lo abrazó con fuerza mientras Donnie la besaba con desesperación — No voy a alejarme de ti, no vas a alejarte de mí… ¿De acuerdo? — ella negó — ¿De acuerdo?

    Donnie, por favor — él se alejó de ella y la miró molesto.

    Si fuese al revés… ¿Tú me dejarías?

    ¡No! Pero…

    ¿Tú quieres alejarte de mí? se sincera contigo… ¿Tú quieres alejarte de mí? — Donnie la sujetó con ambas manos y la obligó a mirarlo — ¡Respóndeme!

    ¡No!… no quiero — respondió mientras el besaba sus mejillas y limpiaba las lágrimas — Tengo miedo

    Yo también — confesó con sinceridad — pero ahora estamos juntos… ya no estás sola, ahora estás conmigo y no voy a dejarte, estaré a tu lado y voy amarte cada segundo que Dios me lo permita…Te quiero, Verónika.

    Yo te amo…

Donnie la haló y la abrazó con fuerza, la levantó en sus brazos y la llevó hasta su habitación, la sentó sobre su cama y tomó una de sus franelas y se la puso, abrió la cama y se metió junto a ella ahí, la abrazó y la besó una y otra vez hasta que ambos se quedaron dormidos.

Verónika se movió sobre la cama y se dio cuenta que estaba sola, miró a su alrededor y no lo vio. Se puso de pie y caminó hacia el baño, sonrió al recordar aquel lugar, era la segunda vez que estaba ahí, y los recuerdos de aquella primera vez la hicieron sonreír.

Después de asearse regresó a la habitación y vio ropa suya doblada sobre un sofá, se la puso rápido y caminó hacia las escaleras.

Cuando llegó al primero piso el olor del tocino hizo rugir su estómago, caminó hasta la cocina y se detuvo a mirarlo, Donnie estaba con un pantalón negro pero tenía desnudo el torso, podía ver los músculos formados de su espalda y su perfecto trasero.

    ¿Te gusta lo que ves? — preguntó mientras terminaba de echar el tocino sobre el plato, luego se giró con una gran sonrisa — Buen día, hermosa.

    Buen día — respondió con una gran sonrisa.

Donnie dejó el plato sobre la mesa y se acercó a ella, la rodeó con los brazos y besó sus labios.

    Amo verte sonreír— susurró Veronika.

    Y yo a ti — dijo besando su nariz — por lo tanto… de ahora en adelante están prohibidas las lágrimas ella sonrió ampliamente

    Nada de lágrimas.

    ¡Nada! — repitió mientras la llevaba hasta la mesa — he estado pensando… — comentó mientras se sentó a su lado y tomó su mano — quiero que vengas a vivir conmigo — Verónika palideció y mordió sus labios — No voy a separarme de ti un sólo segundo… y creo que en tu departamento no entraríamos los 3.

    ¿Los tres? — preguntó ella sorprendida.

    Tú, Coco y yo — ella sonrió pero la preocupación se apoderó cuando pensó en Coco.

    ¡Oh Dios! Coco está solito.

Donnie se giró a un lado de la mesa y señaló, ella miró en la misma dirección y vio a su pequeño perro dormido sobre una cama roja.

    Lo has traído.

    Esta mañana — respondió — cuando desperté me acorde de él, tomé tus llaves prestadas y fui a buscarlo, también traje ropa para ti — dijo señalando lo que ella tenía puesto — creo que no ha dormido bien por la tormenta — comentó.

    Eres un buen hombre — susurró con un nudo en su garganta.

    ¿Recuerdas la regla? — preguntó Donnie al notar su voz entrecortada — ¡Nada de lágrimas! — ella sonrió y tomó aire — entonces… ¿Vendrán a vivir conmigo?

    Donnie… no sé si esa sea una buena idea.

    No voy a alejarme de ti, no hay forma de que cambie de opinión, o vienes a vivir conmigo o me voy contigo — prometió con una gran sonrisa — elije…

Veronika lo miró por unos segundos y luego suspiró.

    Los dolores de cabeza van a empeorar, no será fácil Donnie.

    Ya lo sé… y quiero estar contigo en esos momentos difíciles sostuvo su mano mientras esperaba que ella respondiera — ¿Empezamos tu mudanza?

    ¿Por qué eres tan hermoso?

    Oh — exclamó sonriendo e inclinándose hacia ella — porque te quiero y porque voy a estar agradecido por cada día que pase a tu lado.

    No tienes que hacer esto, Donnie

    Quiero hacerlo, necesito hacerlo… necesito estar contigo cada segundo mientras tú estés aquí — su corazón le dolió — dime que quieres lo mismo por favor.

    Claro que quiero… sólo que no quiero lastimarte.

    Me lastimarás si te alejas de mí.

Veronika sabía que no podría hacer que él cambie de opinión. Sabía que si ella no se mudaba él se iría con ella a su apartamento y era muy pequeño para ambos. Suspiró al sentirse derrotada.

    De acuerdo… — respondió.

Donnie la abrazó fuerte y le dio un gran beso, la sonrisa que él le regaló fue todo lo que ella necesitó. Después de unos minutos ella bajó de la silla y se acercó a su cachorro, este se movió perezoso pero luego se acurrucó sobre ella.

    Tendremos nueva casa, Coco — le susurró, besó a su perrito mientras luchaba por no llorar, luego levantó la mirada hacia Donnie — ¿Puedo pedirte algo?

    Lo que quieras.

    ¿Podrías cuidar de Coco? — él no comprendió su pedido — Cuando me haya ido.

Donnie luchó consigo mismo por no llorar, se había prometido que él no sería una tristeza para ella y lucharía por hacerla feliz.

    Me encantaría — respondió con sinceridad.

Verónika sonrió mientras continuaba acariciando a su cachorro, Donnie se quedó mirándola mientras se repetía a sí mismo que debía ser fuerte, que aunque le doliera la idea, él tenía que seguir sonriendo para ella. Se había prometido a sí mismo hacerla feliz el tiempo que le quedara y haría lo que estuviera en sus manos para cumplir esa promesa.