CAPÍTULO 12

 

La vida es ese libro donde día a día se escribirán páginas únicas y especiales de cada uno de nosotros. Cada experiencia quedará grabada... sea buena o mala, será siempre parte de nuestra historia. La vida es un libro lleno quizá de páginas dolorosas que parecerán haber sido talladas con nuestra sangre y otras tan hermosas que sólo podremos pensar que fueron escritas directamente del corazón.

*****

Donnie conducía su auto con una sonrisa en sus labios, estaba feliz y se sentía completo, no necesitaba nada más en ese momento… porque ya lo tenía todo. Verónika se había quedado dormida y él la contempló con admiración durante todo el camino, Coco también dormía en el asiento trasero y Donnie sonreía ante la escena, se sentía extraño… demasiado cómodo.

Cuando casi llegaban a New York se detuvo en una estación de servicio y compró algunas cosas que necesitaba, cuando regresó al auto ella aún dormía, pero Coco estaba despierto.

    He comprado tu comida, así que no te preocupes — le aseguró acariciando la cabeza del cachorro.

El viaje duró aproximadamente 4 horas hasta que Donnie estacionó fuera de la casa. Durante unos segundos se quedó mirando el lugar y sonrió. Abrió la puerta trasera y dejó salir a Coco, buscó las llaves en su bolsillo y caminó hacia la entrada.

Tenía mucho tiempo sin ir allí, era una hermosa casa que había comprado hacía años. Greenwich, era un lugar tranquilo cerca de Nueva York pero con la tranquilidad que necesitaba de vez en cuanto. Pero lo que más lo cautivo del lugar fue lo cerca que pasaba el rio, por las mañanas podía oír el cantar de los pájaros y el movimiento del agua. Ese era su escape al caos que de la gran ciudad.

Cuando abrió la puerta Coco entró y Donnie sonrió al ver que estaba impecable, agradeció haber contratado a alguien para que la tenga limpia siempre.

Dejó las cosas en la mesa y volvió a salir, abrió la puerta donde estaba sentada Verónika y soltó su cinturón con cuidado, ella estaba profundamente dormida y no quería despertarla pero cuando la sostuvo en sus brazos, abrió los ojos por unos segundos. Frunció el ceño al no reconocer el lugar, pero estaba tan cansada que no podía mantener los ojos abiertos. Se abrazó al cuello de Donnie y volvió a quedarse dormida.

Donnie estaba encantado, la niña que tenía en sus brazos era dulce y hermosa, era una mujer auténtica que lo tenía loco desde hace varias semanas. Caminó con ella en brazos hasta la habitación y de dejó sobre la cama, Veronika volvió a despertar.

    ¿Dónde estamos? — preguntó mientras luchaba por mantenerse despierta.

    En mi casa…  — respondió inclinándose hacia ella besó sus labios — duerme… mañana tendremos un largo día para nosotros — ella obedeció sin protestar.

Donnie se quedó mirando a la mujer que dormía en su cama, se preguntó si alguna vez había visto a alguien lucir  tan hermosa al dormir como se veía ella.

Se quitó la chaqueta y luego la camisa mientras la contemplaba con una sonrisa en los labios. Verla y tenerla cerca lo hacía feliz. Se giró al notar que el pequeño perrito lo miraba atentamente desde la puerta, Donnie sonrió y se inclinó hacia él.

    ¿La estás cuidando? — preguntó mientras acariciaba su cabeza — no voy a hacerle daño — lo tomó en sus brazos y lo levantó — ¿Te digo un secreto? — dijo en un susurro — estoy loco por ella — el perrito lo miró atento y Donnie sonrió — es un secreto aún no puedes decírselo… no quiero que se asuste — caminó hasta el sofá que estaba a junto a la ventana y puso al cachorro ahí — puedes dormir aquí, tendrás una hermosa vista cuando despiertes — el cachorrito se acomodó en el suave sofá y Donnie sonrió — buenas noches Coco.

…..

El suave cantar de los pájaros se escuchaba por toda la casa, ella se giró sobre su costado y frotó sus ojos antes de abrirlos, cuando lo hizo se quedó mirando aquella habitación. Paredes blancas, un techo gris que contrastaba, grandes ventanas.

Verónika se sentó sobre la cama y se dio cuenta que estaba en ropa interior y se cubrió con las sabanas, miró a su alrededor buscando a Donnie pero él no estaba ahí. Se estiró unos segundos y finalmente se puso de pie, con pasos suaves caminó descalza hasta los grandes ventanales y sonrió al ver aquel lugar. Estaba rodeado de árboles y podía ver un rio pasando cerca de ella << ¿Dónde estoy? >> se preguntó.

Giró en busca de su pequeña maleta pero esta tampoco la encontró. Se acercó hacia el closet y lo abrió con cuidado, segundos después el aroma de Donnie la invadió. Cerró los ojos sonriendo y disfrutando de aquel ya conocido aroma por algunos segundos más, luego se quedó mirando la ropa que tenia ahí, no había trajes de diseñador ni corbatas de seda, sólo había jeans y camisetas de algodón, una colección amplia de gorras y otra de lentes de sol.

A un extremo junto a la ropa de él, estaba su ropa, ella palideció cuando vio sus cosas perfectamente ordenadas, las piernas le temblaron al pensar que él había visto todo lo que ella tenía ahí, pero para su tranquilidad su neceser seguía cerrado, lo tomó y comprobó que todo estuviera en orden y respiró profundo.

Eligió una de sus faldas y una camisa de seda lila, caminó hacia el baño y entró ahí. Un hermoso jacuzzi negro le dio la bienvenida, observó las paredes grises y los pisos blancos, era más elegante de lo que parecía.

Sacó sus artículos personales y empezó a asearse. 20 minutos después ella salió del baño y guardó su neceser en la pequeña maleta que estaba en un lado del closet. Tomó aire y se dio el valor para salir de la habitación.

Al abrir la puerta se sorprendió al escuchar la música, desde la habitación no la había oido pero ya estando en el pasillo podía oírse fuerte y claro.

Bajó las escaleras con sumo cuidado con la intención de que él no pueda verlo, Verónika se detuvo cuando lo encontró bailando mientras cortaba lo que parecía un melón. Él al notar su presencia, levantó la Mirada hacia ella y sonrió ampliamente, dejó el cuchillo sobre el mesón y continuó cantando.

Veronika estaba encantada, aquel hombre frente a ella no era el mismo que había visto siempre, él usaba un jean blanco y una camiseta azul, los músculos se le marcaban en el brazo de forma perfecta mientras se aproximaba a ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, él la sujetó de la cintura y sonrió.

    ¿Extrañas al viejo de trajes? — preguntó divertido, ella sonrió y negó.

    Creo que podría olvidarlo con facilidad… el deportista que está frente a mí me encanta.

Donnie empezó a reír y luego y le besó los labios, ella tembló mientras sus manos la sujetaban con fuerza y su lengua invadia su boca, el corazón se le detuvo y un calor profundo se apoderó de ella por unos segundos. Donnie consciente del efecto que estaba teniendo aquel inocente beso, se detuvo y después de besarle el rostro la la abrazó con dulzura.

    Buen día — susurró con su típica voz Veronika.

    Buen día — respondió Veronika aun sin aliento — ¿Dónde estamos?

    Greenwich — respondió mientras la guiaba hasta una de las ventanas — es mi lugar de escape.

Verónika se quedó mirando el lugar, cerró los ojos y disfrutó de la paz, lo único que podían escuchar era el agua del rio correr y de los pájaros al cantar.

    Lo compre hace dos años — explicó — a veces vengo a pescar o sólo para alejarme de todo… ¿te gusta?

    Podría quedarme aquí para siempre

    Puedes hacerlo — le aseguró mientras besaba su cuello — pero yo estoy incluido en el paquete vacacional — ella sonrió y se giró hacia él.

    Esto es perfecto porque tú estás aquí.

Donnie la miró con ternura y ella sintió que esa ternura llegaba hasta su corazón, se acercó más a sus labios y lo besó. Donnie la sujetó de la cintura y la levantó un poco abrazándola con fuerza contra su pecho pero el rugir de su estómago los hizo sonreír.

    Creo que alguien tiene hambre… —

La levantó un poco más y ella rodeó sus piernas en su cintura, Donnie continuó besándola hasta llegar nuevamente a la cocina, le dio un último beso mientras la sentaba sobre el mesón.

    ¿Eres alérgica a alguna fruta? ¿Alguna que no te guste?

    No… como de todo — él sonrió y atrapó con el tenedor un trozo de durazno y se lo extendió, ella se inclinó y metió el trozo a su boca — mmm está frio, me gusta.

    ¿Cuál es tu fruta favorita? — preguntó mientras continuaba cortándolas en pequeños trozos.

    Las fresas — él sonrió y abrió la nevera, tomó un recipiente con fresas y ella aplaudió — ¿Cuándo compraste eso?

    Anoche, en una estación de servicio

Él sacó la fresa, la puso sobre su boca y se acercó a ella, los ojos de Verónika brillaron y se inclinó hacia él, mordió de la fresa que Donnie le ofrecía seductoramente y cuando la tomó, Donnie la halo hacia él y la besó. Ella disfrutó de esa combinación entre su fruta favorita y sus labios, se dijo a sí misma que era mejor que acompañarla con crema.

    Nunca había comido unas fresas tan ricas — comentó haciéndolo sonreír.

    Eres la criatura más adorable que he conocido en mi vida — aseguró — Preparé jugo de naranja, hay yogurt y leche… — ella saltó del mesón y su pequeña mascota se despertó, Donnie giró a mirar a Coco estirándose a un lado de él — Lo despertaste — dijo señalando al perrito que Verónika no había visto.

    Oh ¡aquí estabas! — se inclinó hacia él y lo tomó en sus brazos — ¿te desperté? — preguntó acariciando su cabeza — Lo siento  — besó su cabecita y lo abrazó — olvidé traerle comida ¿hay una tienda cerca? — Donnie se giró y señaló a un lado del piso donde había un plato de acero lleno de comida para cachorros — Oh… ¿has comprado eso para él o ya habías tenido a un perro aquí?

Donnie se acercó a ambos y puso su cara hacia Coco quien lamió la mejilla de Donnie haciéndolo sonreír.

    Lo he comprado para él, eres la primera mujer a la que traigo aquí — ella lo miró sorprendida — ya te dije, es mi lugar de escape — ella acarició su mejilla y le dio un dulce beso

    Gracias — él le guiñó el ojo y sonrió.

    De nada… me estoy enamorando del cachorro — Verónika sonrió al escuchar eso — así como de la dueña — ella se quedó mirándolo pero la sonrisa había desaparecido — ¿Qué?

    Nada — respondió preocupada.

    No te preocupes, no voy a pedirte matrimonio… por ahora — ella sonrió y se dijo a sí misma que debía ser feliz con lo que tenía hoy sin pensar en el mañana — esto ya está listo

    Yo sacaré el jugo — abrió la nevera y tomó la jarra de jugo de naranja recién hecho y sacó el yogurt — ¿tú tomas leche?

    No… con el jugo está bien — ella sonrió y caminó con la jarra hasta la mesa.

En ese instante se dio el tiempo de detallar el lugar, a pesar de estar rodeado de naturaleza, la elegancia de su decoración era maravillosa. Muebles de cuero blanco, un televisor led gigante acompañado de dos torres como parlantes, una mesa de vidrio en el centro y dos puf negros a su alrededor, en el comedor  había una mesa negra con sillas tapizadas del mismo cuero blanco de los muebles, un jarrón de cristal en el centro lleno de piedras de distintos colores.

Había más ventanas que paredes, la casa era hermosa, iluminada y rodeada de lo que ella amaba… naturaleza y paz.

Donnie dejó la fuente de frutas sobre la mesa y caminó hasta donde ella estaba, la abrazó y juntos se quedaron unos minutos disfrutando de esa paz, Donnie besó su cuello y ella empezó a reír, la levantó en sus brazos y la llevó hasta la mesa. Le sirvió un poco de jugo y nuevamente tomó una fresa y la puso en su boca, ella mordió la fruta y también su dedo, Donnie sonrió y le quitó la fresa de la boca y se la comió.

Verónika disfrutó como nunca de ese desayuno, jamás nadie le había dado de comer en la boca, jamás nadie la hizo reír tanto ni la besó tanto como lo hizo él. Ella se sentía feliz y completa, sentía que no importaba lo que sucediera mañana, el hoy es lo que ella quiere tener y recordar por siempre.