Lento travelling de la pantalla del comp al reloj, mostrando las 11.05, y vuelta a la pantalla. Toma de marineros bailando. Lento travelling al reloj, que muestra las 3.45.

A lo largo de la noche se me ocurrió que había otro motivo por el que Mayer no podría haber hecho un pastiche con Alis. El mejor motivo de todos: Heada no lo sabía. Ella siempre estaba al corriente de las noticias, se enteraba de todos los ligoteos, los movimientos de los estudios, los rumores de opas. No había nada que se le pasara por alto. Si Alis se hubiera entregado a Mayer, Heada lo habría sabido antes de que sucediera. Y me lo habría comunicado, como si eso fuera lo que yo quería oír.

¿Y no era así? Le había dicho a Alis que no lograría lo que quería, que bailar en las películas era imposible, y que sólo conseguiría un pastiche o nada, y a todo el mundo le gusta demostrar que tiene razón, ¿no? Sobre todo cuando tiene razón. No se puede atravesar una pantalla de cine como Mia Farrow en La rosa púrpura de El Cairo y ocupar el sitio de Virginia Gibson. No se puede atravesar un espejo como Charlotte Henry y encontrarte bailando con Fred Astaire.

Aunque parezca que eso es lo que has hecho. Es un truco de luces, eso es todo, y maquillaje, y demasiado alcohol, demasiado klieg; y la única cura para eso era seguir las órdenes de Heada, orinar, beber muchísima agua, tratar de dormir.

—Tres marineros y una chica —dije, y esperé a que se revelara el truco.