Cómo aplicar el sombreado
Después de abocetar las formas básicas del dibujo, ha llegado el momento de aplicar el sombreado necesario para darle tridimensionalidad. (En el capítulo 7 encontrarás información sobre el bosquejo de formas y líneas en el dibujo.) Puedes usar cualquiera de las técnicas que describimos en este capítulo para sombrear. Cuando quieras añadir trazos de grafito o carboncillo, prueba las técnicas del tono continuo, el sombreado y el sombreado cruzado. Si quieres suprimir algún trazo, trabaja con la goma.
Las secciones siguientes te enseñan a usar las técnicas aditiva y sustractiva para crear un dibujo realista con un amplio rango de valores tonales.
Definir los tonos básicos
Quieres obtener un rango completo de valores tonales en tu dibujo. El mejor modo de lograrlo es comenzar por descomponer los valores del objeto en zonas generales de claridad y de oscuridad.
Tanto si dibujas del natural como si lo haces de memoria, una buena idea consiste en simplificar los tonos en dos tipos básicos: claros y oscuros. El modo preciso en que determinarás los diferentes valores tonales del dibujo dependerá de lo que te sugiera el tema. Por tanto, antes de comenzar a matizar, haz lo siguiente:
Si dibujas del natural, mira durante un rato el objeto que
vas a dibujar para analizar sus valores tonales.
Observa el motivo e imagina que sólo puedes
elegir entre dos valores: claro y oscuro. Mentalmente, da un paseo
alrededor del objeto y clasifica cada parte dentro de la luz o la
sombra. Si tienes problemas para distinguir los tonos, entorna los
ojos. Esto ayuda a minimizar cualquier reflejo, lo que te
facilitará ver los valores básicos de un objeto. (En el capítulo 8
incluimos información sobre la práctica de entornar los ojos al
dibujar.) Cuando ya hayas determinado qué es claro y qué es oscuro,
estarás listo para comenzar el sombreado.
Si dibujas de memoria, dedica tiempo a planificar dónde
deben ir los valores claros y oscuros para recrear la visión que
tienes en mente. Reflexiona sobre la
fuente de luz imaginaria. Pregúntate: ¿de dónde viene la luz? ¿Qué
objetos se iluminarán con ella? ¿Cuáles quedarán en sombra? Cuando
tengas respuestas para todas estas cuestiones, podrás comenzar con
el sombreado.
Como
en el mundo natural existe un rango infinito de valores tonales
entre el blanco y el negro, debes incluir un amplio espectro de
tonos para que el dibujo resulte realista. Aunque puede parecer
abrumador contar con infinitas posibilidades, si comienzas usando
un tono gris medio para separar en un bloque todos los valores de
sombra y dejar las áreas de luz sin tocar (es decir, del blanco del
papel), puedes obtener el sentido de todo el dibujo en términos de
claro y oscuro rápidamente y con eficacia. En ese punto, puedes
comenzar a oscurecer o aclarar las zonas grises o blancas, según
convenga.
Afinar los tonos
Después de abocetar la distribución básica de claros y oscuros, observarás que el dibujo parece bastante plano. Para realzarlo, necesitas añadir volumen, la ilusión de las tres dimensiones. (En el capítulo 8 se explica cómo la luz genera la impresión tridimensional.) Puedes hacerlo ajustando los valores tonales.
Cuando comiences a afinar los tonos, piensa en hacer cambios
sencillos y graduales y ten presentes las siguientes
orientaciones:
Trabaja del claro al oscuro. Al
dibujar primero los tonos claros, puedes colocar una capa de tonos
medios sobre la tonalidad luminosa, creando una transición suave y
agradable entre los diferentes valores.
Cuando trabajes en las áreas claras, localiza las luces
más intensas. Se debe percibir una
variación tonal en el sombreado de las áreas luminosas que no sean
las más brillantes.
Trabaja desde los valores medios de sombra y oscurécelos
gradualmente. Espera hasta el último
momento para aplicar los tonos más oscuros. Entonces puedes
realizarlos en capas sobre los valores medios.
No aprietes mucho el lápiz cuando redefinas los valores. No
sólo hace que esas áreas sean imposibles de retocar, sino que
además deja marcas en el papel. Cuando tratas de dibujar sobre los
surcos del papel con un lápiz blando, como el 2B o 6B, las huellas
se ven como líneas claras, y estropean la apariencia del dibujo. Si
crees que aprietas demasiado, cambia a un lápiz más oscuro, quizá
un 4B o un 6B.
Si trabajas con un objeto real, obsérvalo de cerca para ver qué áreas debes oscurecer o aclarar. Localiza su sombra más oscura y su claridad más luminosa y compáralas con tu dibujo. Si ves una zona especialmente oscura en él, comprueba otra vez su equivalente en el modelo y pregúntate: “¿Este tono se parece al de la sombra más intensa?”. Si no estás seguro de cuánto sombreado debes añadir al dibujo, es mejor equivocarse hacia la claridad, ya que siempre puedes oscurecer más adelante. Cuanto mejor reflejes los valores tonales del objeto, más creíble resultará el dibujo al acabarlo.
Si trabajas de memoria, afinar tonos es más difícil. Vuelve al capítulo 8, donde te aconsejamos cómo construir volúmenes realistas.