Segunda etapa. Paso de líneas a formas
Los niños tienen una sorprendente habilidad para ver formas sencillas en objetos complejos y tridimensionales. Por ejemplo, para ellos, una casa es un cuadrado y el tejado, un triángulo. Un árbol es un triángulo o un rectángulo estrecho y largo con un círculo encima. Simplificar los objetos en formas sencillas es más que un modo simbólico de representar el mundo; es una habilidad útil para construir un dibujo. Si comienzas por las formas simples que constituyen el modelo, podrás usar esas formas como esbozo para hacer una representación precisa y detallada del objeto.
Aunque todo objeto puede dividirse en formas sencillas, a veces hay que ser un poco flexible para ver las que lo constituyen. Por ejemplo, la taza de café de la figura 3-1 está formada por un rectángulo con un círculo que asoma. Aunque el dibujo no quedaría exactamente como la taza si dibujaras un rectángulo y un círculo con compás, escuadra y cartabón, sus formas básicas te servirían como punto de partida del que podrías hacer un dibujo acabado de la taza.
Al empezar a reducir objetos a líneas (en la sección anterior encontrarás más información), busca las formas sencillas que los constituyen, como círculos, cuadrados y triángulos. Si tienes dificultades para ver las formas básicas en los objetos, intenta ser más flexible en tu modo de pensar; en otras palabras, trata de ver el mundo como lo hacías de niño.
La figura 3-3a muestra una fotografía de una calle en Bloomington, Indiana. En la figura 3-3b se ven las formas básicas que componen esta escena. Para determinarlas, la artista se imaginó a qué estructura geométrica se parecía cada objeto. Algunas de las formas del sencillo esquema de la figura 3-3b no son geométricamente exactas, pero conservan su esencia. Por ejemplo, la ventana panorámica del lateral del edificio es básicamente un cuadrado, la calle se puede representar como un trapecio y el árbol es prácticamente un círculo.
Como
los objetos en las fotografías son planos, es fácil ver las
estructuras que los componen. Para descubrir las formas sencillas
de un motivo sólo tienes que trazar su contorno en una foto. Por el
contrario, determinar las estructuras básicas de objetos reales es
un poco más difícil, ya que los detalles y el volumen de los
modelos tridimensionales pueden distraerte. Para reducir un objeto
tridimensional a sus formas sencillas, debes ser capaz de verlo
como si fuera plano. Acostúmbrate a prestar atención a las formas
esenciales que constituyen cualquier cosa que dibujes. Con la
práctica, entrenarás la vista para detectarlas automáticamente. (Si
te cuesta acostumbrarte, coge algunas fotos y busca las formas
sencillas de los objetos que aparecen en ellas. Esto te servirá
como entrenamiento de la mirada necesaria para reducir objetos
tridimensionales a formas planas.)
Comienza dibujando las formas sencillas que componen el
motivo con trazos suaves. Así, podrás corregir o borrar las líneas
al añadir una tercera dimensión mediante el sombreado; lee la
siguiente sección para obtener más detalles.
Figura 3-3:
Reduce los objetos complejos a formas sencillas
Algunos objetos parecen fáciles de dibujar pero acaban
siendo complicados. Por otro lado, algunos temas son realmente
difíciles a primera vista pero luego descubres que no lo son.
Independientemente de la complejidad de cada motivo, la clave para
representarlo con éxito reside en ser capaz de reducirlo a formas
sencillas. Si te sientes frustrado al dibujar un objeto, recuerda:
simplifica, simplifica, simplifica y después, ¡subdivide! Por
ejemplo, al dibujar una serie de casas en hilera, céntrate en el
rectángulo horizontal que contiene todas las fachadas. Dibuja ese
rectángulo primero y después divídelo en otros menores que
representen cada casa. Subdivide de nuevo para crear las puertas y
ventanas. Cuando domines esta sencilla secuencia de dibujo, podrás
afrontar cualquier temática. (Lee el capítulo 7 para obtener
instrucciones detalladas de la reducción de objetos a formas
sencillas.)