A DON FRANCISCO GASOL
CABALLERO del Orden de Santiago, del Consejo de su Majestad y su Protonotario en la Corona de Aragón etc.
Sale otra vez a la plaza del mundo Elena, más enmendada de los errores de la imprenta ya que no de los de la vida. Y si entonces se arrojó a los pies de V. M. a suplicarle que le amparase, después que ha conocido por experiencia lo que le ha valido este sagrado, fuerza es que llame a sus puertas con mayor importunación y también que V. M. conceda ahora, que sale más lucida, lo que entonces, que se presentó más pobre, no se le negó.
Y si estas razones no pelean en su abono todo aquello que es menester, válgala el tener el nombre de aquella Santa, Reina madre de Constantino el Pío, de quien V.M., por la ilustrísima familia de Leza, goza y alcanza tanta sangre imperial; casa tan antigua y generosa que, cuando de muchas de las que hoy blasonan y se desvanecen en España y fuera de ella estaba por nacer su nobleza y aún no se habían escrito en el libro de la memoria de la fama, arrastraba imperios y pisaba coronas: confieso el don por pequeño.
Pero si en los ojos de V.M. es tan agradable y preciosa la voluntad como imagino, acompañado de la que yo tengo, nadie de todos los humanos, así en la edad presente como en la pasada, hizo mayor sacrificio. Guarde Nuestro Señor a V.M. largos y felices años.