Capítulo 13

JACK estaba solo en su apartamento, Teresa se estaba comportando extraña de nuevo y sabía que la discusión con su hermano tenía mucho que ver. La llamó al móvil, pero no contestaba, tiró el aparato a la cama y se desvistió para irse a la ducha. En la mitad de su baño, escuchó el timbre de la puerta y salió de la ducha, con la toalla anudada la cadera.

—Un momento por favor, se apresuró a abrir y se encontró con Claudia en la puerta.

—Hola Jack—lo devoró con la mirada

—Claudia—la miró sorprendido ¿Qué haces por aquí?

Puedo pasar?

—Claro, pasa, estaba duchándome, discúlpame por atenderte de esta manera.

—NO te preocupes—a ella le pareció todavía mejor que él estuviera solo con una toalla.

—pasaba por aquí y me dije ¿Por qué no visitar a mi amigo, que hace rato no veo?

—Bueno, pues muchas gracias—Jack pensó que era bastante rara esa visita y además inoportuna, ya que el solo quería dormir.

—¿Ya comiste?

—No la verdad es que estaba por prepararme algo ligero, cuando saliera de la ducha.

—Bueno, pues si quieres continúa y yo te preparo algo rico.

—No te molestes—él estaba extrañado.

—No es molestia, solo sigue en lo tuyo.

—Está bien, no me demoro—se fue al cuarto y se comenzó a cambiar, con ella en su casa, no iba a volver a la ducha. Estaba colocándose el bóxer, cuando ella entró en el cuarto, él enseguida trató de colocarse rápido el pantalón— ¿Qué haces aquí?

Ella se acercó hasta quedar enfrente de él—En serio no lo sabes Jack?

—Claudia por favor, sabes que estoy con Teresa, nos vamos a casar y no tengo intenciones de tener una discusión con ella, a causa de este malentendido.

—Esto no es un malentendido, solo quiero mostrarte la diferencia entre estar con una mujer como Teresa y una como yo—le dijo poniéndose de rodillas.

—¿Qué haces?—le preguntó mirándola como si estuviera loca.

—Que crees tú? Tomó la cinturilla de los pantalones y los haló hacia abajo, él la empujó pero ella no se dejó amedrentar y comenzó a forcejear con él, mientras él la agarraba por los brazos.

—¡Claudia, basta!

—Amor, llegué—escuchó la voz de Teresa que tenía llaves de su casa y simplemente abrió y entró.

—¡Maldita sea! Si lo encontraba allí con Claudia, nunca creería que no era culpa suya. La empujó con más fuerza de la necesaria, para zafarse y enseguida comenzó a recomponerse, agarró la camisa y la abotonó como pudo y salió corriendo a la sala—Quédate aquí y no salgas—le dijo a Claudia. Bajó corriendo las escaleras y allí encontró a su chica, estaba tomando un refresco de la nevera.

—Hola cariño.

—Hola amor—se veía incómoda.

—¿Sucede algo?

—Sí—lo miró tan apuesto ¿Cómo pudo pensar en dejarlo, para que Claudia tuviera el camino libre? Ese hombre era de ella y no pensaba perderlo—colocó las manos en su musculoso pecho—Te amo.

Él la miró al principio sorprendido y luego sus ojos reflejaban tanto amor que la golpeó directo en su corazón—También te amo, hermosa—la trajo hacia él y la besó apasionadamente.

—Lo siento.

—¿Porqué?

—Por ser una mujer mala, por no valorar que tengo el mejor novio del mundo y comportarme como una niña inmadura, estos últimos días—lo abrazó.

—Mi amor, yo te amo, me tienes loco, nena, no te disculpes. Sabía que algo pasaba, pero pensé que tal vez estabas nerviosa por lo del matrimonio y también llegué a imaginarme que mi hermano tenía algo que ver.

Se escuchó un ruido en la parte de arriba.

—Escuchaste eso?

—No—demonios, esto no podía estar pasando.

—Claro que si—ella lo miró— ¿Estabas con alguien? ¿Está Vitto contigo?

—No, no...estaba viendo televisión y arreglaba unas cajas, pero cuando llegaste salí corriendo y las coloqué de prisa, tal vez se cayeron.

—Tengo una idea ¿Por qué no salimos a ese restaurante de comida tailandesa, que me dijiste el otro día?

—Oh si, ya recuerdo. ¿No estás cansado?

—Para nada amor—lo que fuera con tal de salir de allí y que ella no descubriera a Claudia.

—Bien, entonces vamos.

—Déjame recoger las llaves, las dejé arriba y enseguida bajo—salió de prisa a su dormitorio.

Teresa se quedo allí esperando, se acercó a la sala y vio un bolso de mujer que extraño” quien habría dejado el bolso allí? No supo que la llevó a subir las escaleras, se dirigió al cuarto de él y se encontró con una escena que jamás olvidaría. Claudia estaba en toalla, en la cama de Jack, mientras el furioso, la halaba, tratando de sacarla de allí y le hablaba con rabia, pero en vos baja, como para que ella no se diera cuenta de que estaban allí.

—¿Qué es esto?

Los dos se voltearon, ella con una mirada de satisfacción y él totalmente apenado—Nena, puedo explicarte.

—¿Qué me vas a explicar? Que mientras yo estaba allá abajo hablándote de mis sentimientos, tú estabas escondiendo a tu amante?

—Escuché todo, que enamorada estás querida, esa declaración de tus sentimientos me pareció muy tierna—se burló ella.

—¿Cómo pudiste Jack? Me imagino que encontraste muy divertido, que yo te dijera todo eso, mientras ella escuchaba y se burlaban de mí, cuando yo ya me hubiera ido.

—Tere, yo me iba contigo, no pensaba quedarme con ella, además ella vino sin avisar y aprovechó que estaba hablando contigo para desnudarse, yo no tengo idea de nada de esto.

Teresa se dio la vuelta y salió corriendo de la casa. Corrió hasta llegar a su auto y cuando subió se fue manejando como una loca, no se colocó el cinturón de seguridad y no le hizo caso a los gritos de Jack, llamándola desesperado. No se dio cuenta del semáforo en rojo, pues su vista estaba borrosa a causa de las lágrimas y tampoco vio el ciclista que pasaba en ese momento, hasta cuando fue demasiado tarde, para tratar de esquivarlo dio un giro a la derecha con demasiada brusquedad, haciendo patinar el auto que fue a dar de frente contra un camión estacionado, el golpe fue tan brusco en su pecho, y cabeza, que inmediatamente perdió el conocimiento.

Jack salió detrás de ella, pero no logró alcanzarla, de modo que no le quedó de otra sino devolverse a la casa furioso.

—¿Qué sucedió?

—Sabes muy bien lo que pasó Claudia y quiero que te largues de aquí, no entiendo que te ocurre, como tampoco sé, que fue lo que hice, para que pensaras que yo quería estar contigo, en lugar de Teresa.

—No has hecho nada, Jack, pero sabes que ella no es para ti, tienes derecho a alguien que te haga quedar bien delante de tus clientes, una persona más preparada y sin un pasado que la persigue por donde quiera que va o ¿realmente crees que ese hombre que está detrás de ella, los dejará en paz?

—Eso no me importa Claudia, tal vez el día que te enamores de verdad de alguien, sabrás como me siento con respecto a ella.

—Ya lo sé, Jack. Estoy enamorada de ti y voy a luchar por ti.

—¡No más! —le gritó, entiende que no te quiero y que nunca la voy a dejar porque para mí ella es mejor que cualquier mujer que haya conocido, porque para mí ella es mejor que tú—le dijo perdiendo la paciencia.

Claudia se quedó en silencio y recogió sus cosas, cuando iba saliendo del cuarto, se dio la vuelta—Espero que no te arrepientas de esa decisión, ella no vale la pena—cerró la puerta y Jack escuchó cuando bajó las escaleras y salió del apartamento.

Se quedó allí pensando que podía decirle a Teresa, para arreglar las cosas, pero era una situación demasiado comprometedora y a pesar de que él no tuvo nada que ver en eso, sabía que ella lo creía culpable. Se terminó de arreglar y salió en su auto a buscarla, pero cuando iba a pocas cuadras de allí, vio el auto de Teresa, casi metido en su totalidad debajo de un camión y sintió ganas de vomitar, su corazón dejó de latir en ese momento, sus piernas no respondían para bajarse y averiguar lo que había pasado.

Por fin logró salir del auto y acercarse al sitio del choque, vio a un policía y le preguntó.

—¿Qué fue lo que sucedió aquí oficial? ¿A dónde llevaron a la chica que manejaba este auto?

El hombre lo miró con pena— ¿Es usted familiar de la chica?

—Soy su prometido.

—Lo siento mucho, la chica estaba desmayada y la llevaron al hospital que está a tres cuadras de aquí.

—Muchas gracias—salió corriendo.

Llegó al hospital y corrió a recepción.

—Señorita, por favor, una mujer llamada Teresa Fernández, llego hace un momento a este hospital, sufrió un accidente de auto.

La mujer buscó en una planilla—Oh si, llegó hace una media hora, está en cirugía.

—¿Cómo está?

—Llegó con fractura de costillas y un golpe en la cabeza, que la dejó inconsciente, pero ya no se sabe nada más hasta que salga de la sala de cirugía. ¿Usted es pariente?

—Soy su prometido.

—Bien, entonces por favor, si gusta puede esperar en la sala, pero antes le pido que me llene esta forma dándome toda la información que pueda de ella.

Jack esperó horas en esa fría sala, hasta que salió el doctor.

—Doctor ¿Cómo está Teresa?

—Está muy lastimada, tiene una fractura en una costilla y una fisura en otra, también se dio un golpe fuerte en la cabeza, pero afortunadamente no tiene contusión.

—Gracias a Dios—respiró aliviado.

—De todas formas hay que esperar a que sane las heridas y las cortadas que tiene en su brazo y en la frente. Debe despertar esta noche o a más tardar mañana.

—Muchas gracias, doctor ¿Puedo verla?

—Está bajo los efectos de la anestesia, pero puede ir si quiere.

Jack se apresuró y llegó a la habitación. Ella estaba dormida, con aparatos conectados por todo lado y una intravenosa. Su aspecto era tan frágil, que sintió una horrible opresión el pecho. Se colocó a su lado y acarició su rostro, tenía una fea cortada en la frente y estaba vendada en el pecho, donde la habían operado.

—Perdóname amor, yo te amo, nunca quise que esto pasara.

Su móvil sonó y lo sobresaltó— ¿Bueno?

—Hola Jack, nos enteramos de lo que pasó ¿Cómo esta ella?

—Hola Carly, está bastante golpeada y tiene una fractura y una fisura en las costillas, pero está dormida y se ve tranquila.

—Dios, que terrible noticia. ¿Podemos hacer algo?

—Por ahora nadie puede, hay que esperar para ver si ella se va recuperando. Se supone que debe despertar de hoy a mañana.

—Quisiera estar allá, pero con la bebé tan pequeño, no me atrevo—dijo triste—Margarita está allá con Ricky, creo que también está Desi.

—No te afanes, sé que no puedes por la bebé, de todas formas no se puede hacer mucho, ella está sedada.

—De todas formas es mejor que te quedes con ella, por si despierta.

—Está bien, por favor si pasa algo, cualquier cosa, llámame a la hora que sea.

—Lo haré, no te preocupes, no quiero que mi futura ahijada, sienta tu malestar y se ponga triste.

Carly sonrió—Está dormida, cuando despierte le daré un beso de tu parte.

—Hazlo, hablamos más tarde—Salió a ver a los demás, les contó lo que había pasado y Desi, entró a verla, cuando salió estaba llorando— ¿Seguro que va a estar bien?

—Seguro Desi, el doctor me dijo que solo debe descansar y se va a recuperar pronto, afortunadamente no tiene contusión cerebral.

—¿Te quedarás aquí?

—Nadie podría moverme, aquí estaré hasta que ella despierte.

—Quiere que te traigamos algo?

—Si, por favor, si pueden pasarse por mi casa y recoger una sudadera y cepillo de dientes y esas cosas, estaría muy agradecido.

—Dalo por hecho.

Jack se quedó allí, toda la noche, cuando llegó la enfermera de turno en la mañana, se despertó con un dolor horrible en el cuello, se había dormida en una posición muy incómoda toda la noche, pero no quiso despegarse de ella, para dormir en el sofá.

—Buenos días—dijo la enfermera y miró todos los aparatos. De repente Teresa comenzó a moverse.

Jack agarró su mano—Hola hermosa—ella lo miró, pero no reconocía el rostro pues veía muy borroso, solo escuchaba—Me duele—le dijo con voz entrecortada—agua...—Espera cariño, ya te la sirvo.

—Voy a llamar al doctor—dijo la enfermera.

Jack le dio a Tere un poco de agua y ella la tomó con avidez—Tranquila, no lo hagas tan rápido, toma pequeños sorbos. Ella terminó y él colocó el vaso en la mesita y tomó su mano. Ella gimió—estoy mareada.

—Ya pasará, cariño, es la anestesia.

El doctor llegó la examinó y dijo que era una buena indicación, que hubiera despertado, le dijo algo a la enfermera y ella le colocó una medicina a Teresa.

—Esto la ayudará con el dolor, ahora que está consciente le va a doler un poco cuando respira por las fracturas. Cualquier cosa que suceda o que necesite por favor llámeme.

—Gracias—dijo él y volvió su atención a Teresa.

—Quiero dormir.

—Hazlo muñeca, estaré aquí cuidándote.

Los días pasaron muy rápido y Jack cuidaba de su chica lo mejor que podía, casi no la pasaba en el gimnasio y se quedaba leyéndole o hablando con ella, pero notaba su resentimiento hacia él, muchas veces la habitación se quedaba en silencio, él no sabía que decir y ella simplemente no hablaba.

Un día llegó Carly cuando él estaba en la cafetería, ellas no lo escucharon acercarse a la habitación y él pudo escuchar cuando Carly le decía que pronto estaría bien para su matrimonio, a lo que ella respondió que ese matrimonio se había cancelado. Jack sintió cómo si lo cortaran en dos, ella no tenía deseos de casarse con él, porque lo creía culpable, pensó que ya era hora de hablar seriamente, Jack no iba a permitir por nada del mundo, que ella lo dejara. Espero que Carly se fuera y en la noche, cuando ella estaba más relajada por los medicamentos, comenzó a hablarle.

—Amor, me gustaría hablar de nuestro matrimonio.

Ella se tensó—No hay nada de qué hablar.

—Teresa, tú viste ese día, algo que no fue mi culpa, Claudia llegó al apartamento sin que yo la esperara.

—Si eso fue así ¿Porqué no me dijiste nada?

—Porque no quería que la vieras y pasara lo que al final sucedió.

—dejaste que yo abriera mi corazón y te dijera mis sentimientos, delante de esa bruja, ella estaba escuchando.

—¿Y qué? Porque te da tan duro que ella supiera que me amas.

—No es eso!—le gritó, se tocó las costillas por el dolor.

—Por favor, cariño, no te exaltes.

—Tu querías hablar.

—Ya no quiero que hablemos de esto, si te vas a poner así.

—No me quiero casar.

—No te voy a dejar hacer esto, te amo y tú me amas.

—¿Y qué? ¿Eso te da derecho a permitir que alguien ridiculice mis sentimientos por ti?

—No y eso no es lo que yo quería, solo quería evitar un problema mayor—se levantó de la silla—Estoy loco por ti, Teresa ¿Cómo podría tener algo con ella, si mis pensamientos son solo para ti, si me voy a casar contigo? —se subió a la cama con cuidado. Ella se alejó hasta donde pudo y él se rió—No me hagas berrinches, porque vas a salir perdiendo de todos modos—le agarró la cara y la forzó a que lo mirara—Te quiero—no le dio tiempo a decir nada y la besó.

Teresa simplemente no pudo resistirse, el haber estado a punto de morir y pensar en no volverlo a ver, había sido terrible, no le daría el gusto a la tal Claudia, de que los viera peleados. En este momento su amor era mucho más importante y en el fondo sabía que él no le había sido infiel con esa buscona.

—Tere...—bajó las caricias de sus labios hacia su oreja y mordiendo suavemente el lóbulo de esta, envió corrientazos por todo su cuerpo—no quiero que estemos enojados, te necesito demasiado y esa mujer lo que quería lograr era separarnos ¿Le vas a dar el gusto?

Ella rió—No, no se lo daremos—Te amo, Jack.

—Yo te amo más, mi hermosa Tere—tomó su mano y esperó hasta que ella se volviera a dormir.

Dos meses después, Teresa estaba en el apartamento de Jack, se había instalado allí mientras se recuperaba, pero habían acordado que el día de la boda él se iría a un hotel, para no ver a la novia hasta el momento de la ceremonia. Todavía faltaban cuatro meses para eso y ella estaba muy avanzada en los preparativos gracias a sus amigas, todas habían ido a llevarle revistas de novias, contrataron una organizadora de bodas, llevaron una modista para que le tomara las medidas para el vestido, y las cosas estaban saliendo cada vez mejor. Ya tenía mucha más movilidad y hacía 15 días le habían quitado los vendajes, eso la tenía feliz. Todavía se acordaba de ese día en el que casi pierde la vida por ese accidente y todo por la tal Claudia, que se había convencido de que era la mujer correcta para Jack, afortunadamente Carly la había despedido inmediatamente después de lo sucedido y ella se sentía más aliviada, porque habría sido muy incómodo encontrársela cada nada en el sitio donde trabajaba.

Ese día Jack había salido a atender unos asuntos y ella se había quedado sola por un momento mientras llegaba Carly y la bebé a visitarla como casi todos los días. Estaba pensando en lo que se pondría, cuando sonó el teléfono.

—¿Bueno?

—Hola amiga ¿Cómo amaneciste hoy?

—Bien, ya casi no tengo dolor. ¿A qué horas llegan, tú y el bebé?

—Oh querida, para eso te llamaba, creo que hoy no vamos a poder ir, es que no me acordaba y tenemos cita con el pediatra dentro de una hora.

—Oh, qué pesar—no pudo evitar su decepción.

—Pero mañana te aseguro que vamos.

—Bien, entonces los espero mañana.

—Gracias por entender cariño, te quiero, nos vemos mañana.

Carly se sintió muy mal, pero había recibido una llamada de Jack diciéndole que no fuera ese día porque parecía que su abuelo por fin quería verla.

Teresa se bañó y se colocó otra pijama, era lo único que podía usar en esos días, todavía la ropa así fuera mínimamente ajustada le molestaba. El timbre sonó y ella fue a asomarse., cuando miró a través de la mirilla de la puerta vio a su abuelo. ¿Qué estaba haciendo él allí? Abrió la puerta y lo vio con un ramo de flores en la mano.

—Hola Teresa—la miró incómodo.

—Buenas días abue...señor.

—Por favor, dime abuelo, yo en realidad estoy muy arrepentido de todo lo que sucedió, todo lo que te ha sucedido es por mi culpa—miró el corredor del piso donde estaban ¿Puedo entrar? Me gustaría hablar contigo en privado, no creo que este sea el lugar.

—Claro, entre por favor.

Él se quedó de pié delante de ella y ella le hizo señas de que se sentara.

—Siéntese, quiere tomar algo, no sé...café o jugo de naranja?—estaba muy nerviosa.

—No te preocupes, solo quiero que te sientes a mi lado.

Ella así lo hizo y entonces él comenzó a contarle una historia que ella no conocía sobre su padre y su madre. Una hora después cuando había terminado, Teresa sabía que su madre había sido una buena mujer, que amaba a su padre y que deseaba poder criar a su hija, pero no tuvo el tiempo.

—Quería que supieras todo esto, porque he sido egoísta, no pensé en ti, en ¿Tus sentimientos hasta que tu prometido me lo hizo ver, ese muchacho te ama y yo no tenía ningún derecho a atentar contra ese cariño—Te pido que si queda algo de cariño en tu corazón, me perdones y pongas a un lado ese odio que me tienes.

—Yo...bueno...en realidad nunca he sentido odio por usted, al contrario lo único que quería era su amor y su compañía, me sentía muy sola y siempre me trataron como lo peor, de pequeña pasaba las horas pensando en lo hermoso que habría sido tener a alguien conmigo que me quisiera, luego cuando Manuela una antigua amiga de mamá, me dijo que yo tenía a mi abuelo, soñaba pensando que un día usted se daría cuenta de lo mal que la pasaba y me iría a buscar, luego viviría feliz a su lado, pero nada de eso pasó, luego cuando llegué a Miami quise contactarlo pensando que cuando me viera nos fundiríamos en un abrazo y que lloraríamos pensando en todo el tiempo que habíamos estado separados— se quedó un momento en silencio con la cabeza baja, cuando la levantó de nuevo sus ojos estaban húmedos y le sorprendió mucho ver que los de su abuelo también.

—Ame a mi hijo más que a nada en el mundo, me dolió mucho el día que murió y culpé a tu madre porque el accidente en el que murió, sucedió el día que se iba a la isla a buscarlas. Habíamos peleado, yo le dije que se fuera y que nunca más volviera, que desde ese día ya no era más mi hijo y que no contara con su herencia para mantenerlas a ustedes porque se lo iba a quitar todo desde ese mismo momento—Si solo pudiera retroceder el tiempo y borrar esas palabras que le dije.

—Lo siento, no sabía nada de eso.

—Claro que no, eso solo yo lo sé y ha sido un peso muy grande en mi vida, algo que quise olvidar y enterré en lo más profundo de mi corazón, pero cuando te vi, todos esos recuerdos volvieron a mi mente y pagué mi rabia contigo, quería castigarte a ti, por la pérdida de mi hijo—sus manos ajadas se retorcieron y ella colocó las suyas sobre las de él, para infundirle apoyo—Abuelo, si tu quieres yo puedo estar contigo, podemos salir juntos a donde quieras y seré tu compañía, sé que mi padre nunca podrá ser reemplazado en tu corazón, pero me gustaría poder llenar ese hueco que el dejó en tu vida.

Él la miró un momento y sin que ella lo esperara, la encerró en un abrazo fuerte—Eso me gustaría mucho.

Se quedaron hablando mucho tiempo en la sala, él le llevó álbumes con fotos de su padre y le contó muchas anécdotas de él cuando era pequeño, después hablaron de ella, de su vida en Cuba y de su padrastro. Cuando por fin terminaron de hablar, ya era hora de almuerzo y él se quedó con ella, preparando una comida japonesa, extraña pero deliciosa, mucho más tarde se fue con la promesa de que se verían nuevamente en esa semana.