Capítulo 9
EN el spa todas esperaban y Teresa al verlas pensó que lucían sospechosas.
—Hola
—Hola—respondieron todas al tiempo riéndose.
—¿Y ahora que les pasa?
Todas estaban unas al lado de otras tapando la mesa que estaba detrás de ellas, pero no se imaginaba porqué.
De repente abrieron paso y ella pudo ver lo que ocultaban. Era un hermoso arreglo de rosas en diferentes tonos, era gigante, por lo menos tendría que haber unas 48 rosas, las miró extasiada un momento y todas eran de un color más hermoso que el anterior. Llevaban un sobre lacrado que abrió rápidamente, pues estaba ansiosa de ver lo que decía la tarjeta.
¡Gracias! Las palabras no alcanzan para expresar lo maravillosa que eres y lo especial que fue esa noche para mí, por eso te envío estas rosas con la esperanza de que puedan reflejar mi alegría y mi sentir. Las rosas rojas son para que sepas lo que siento por ti, las blancas porque espero un “para siempre” contigo, las rosas rosas porque quiero que sepas que puedes confiar en mí y las naranjas para que sepas lo que siento por la hermosa noche que me diste.
Lo leyó, pero no fue capaz de decirles todo lo que estaba escrito en él, a las chicas, pero con solo la descripción de las rosas, ellas solo gritaban felices.
Claudia no parecía compartir el sentimiento, desde su lugar en recepción, pudo ver que tenía rabia por las flores y se sintió mal por ella.
—Dios mío, pero ¿Que le hiciste? —preguntó Desi.
—No he hecho nada.
Todas rieron
—A otro perro con ese hueso, ustedes tuvieron sexo anoche—dijo Margarita.
—¡Claro que no! —gritó sorprendida Teresa.
—Tus ojos te delatan—dijo Carly, luego se quedó en silencio hasta que le preguntó— ¿Qué tal es? Quiero decir... ¿Es bueno en la cama?
—Oh por Dios—dijo Teresa abriendo los ojos y tapándose los oídos—Tú estás casada.
Carly se calló pareciendo culpable—Lo sé, son las hormonas sino tuviera a mi marido cada vez que necesito sexo y créeme que es algo bastante frecuente en estos días, me volvería una mujer disoluta...dijo colocando sus manos a ambos lados de su vientre.
—¿Por qué haces eso?
—Para que el bebé no escuche, no quiero que me pierda el respeto—comentó convencida.
Nadie aguantó la risa y todas estallaron en carcajadas que se escuchaban desde afuera de la cafetería. En eso llegó el novio de Desi.
—Bueno, bueno, esto si que es una tremenda escena y además hermosa. Tantas mujeres bellas riendo, me siento en el paraíso.
—Muchas gracias caballero—le dijo Desi, acercándose para darle un beso— ¿Viniste por mi?
—Si, nena. Hoy quiero almorzar contigo, ayer solo nos vimos en la noche y hoy parecía que iba a ser lo mismo, así que me dije ¿Por qué no vas por tu preciosa novia y la invitas a algún lado?
—Eres un amor, Te quiero. —Yo te amo, bella ragazza.
—Ay Dios paguen una habitación—dijo Carly.
—¿Qué opinas amor? —preguntó.
—No me parece mala idea, linda—le respondió mientras le daba una nalgada.
Carly, Tere y Margarita se quedaron allí mirando esa pareja que cada día parecía más enamorada.
—Esos dos pronto tendrán boda—comentó Margarita.
—Estoy segura—dijo Carly.
—Se lo merecen, los dos son un amor—dijo Tere.
Se quedaron un rato más hablando y luego se fueron a hacer sus cosas. Tere llamó para confirmar sus citas y luego se fue, pero no sin antes mirar si Jack estaba en el gimnasio del spa. Cuando salía de allí, se encontró con Claudia.
—Hola Tere.
—Hola Claudia—no sabía cómo mirarla, pues conocía de sus sentimientos hacia Jack.
—Solo quería preguntarte si estás con Jack o es solo algo pasajero.
—Pues...bueno... es algo complicado. Estamos intentándolo, a ver qué pasa y lo estamos tomando despacio.
—Es solo un detalle porque estuvimos comiendo juntos—trató de restarle importancia.
—Yo estoy interesada en él Teresa, solo quería que lo supieras porque si todavía le tienes tanto miedo como antes y no algo en serio, es mejor que le des esperanza—le dijo molesta.
Ella sintió rabia de que la viera como alguien que no podía llevar en serio una relación—No te preocupes Claudia, lo pensaré—le dio su mejor sonrisa fingida y se fue.
******
Unas semanas después Jack llegó a casa de Teresa, era un hermoso día de Domingo y los dos habían quedado de ir a la playa. Salieron con el labrador de él, que era hermoso y muy amigable.
Caminaron a orillas del mar y el perro comenzó a saltar mojándolos a los dos. Luego de caminar, se sentaron y abrieron un cesto de comida que habían llevado con vino, pastelitos de carne y pollo, carnes frías y ensalada de papa.
—Esto es mucha comida
—No es demasiada para mí.
—¿Comes tanto?
—Para mi tamaño. Debo hacerlo, y eso que no has visito el postre que traje—le dijo sacando un plato envuelto en papel aluminio.
—Es Tiramisú, que delicia. Ya sé quien se encargó de toda esta comida.
—Pues te equivoca, Vitto me asesora, pero soy yo quien hace todo. Aunque debo reconocer que el postre fue su creación, nadie lo hace como él.
—Es cierto. De todas formas todo lo demás se ve delicioso.
—Entonces comamos ¿Qué te sirvo primero?
—Lo que quieras.
La pasaron hablando, mientras él le daba comida en la boca a ella o Teresa hacía lo mismo con él, como típicos enamorados. Teresa pensó que en otra época le hubiera parecido cursi, pero la verdad es que en ese momento se sentía muy bien actuando como una tonta enamorada. Después de comer se relajaron un buen rato, acostados en la arena formando castillos y viendo niños jugar con el agua.
—¿Quieres nadar un poco?—le preguntó él después de un tiempo.
—Me encantaría, el agua se ve deliciosa.
—Pues... ¿Que estamos esperando?—la tomó de la mano.
—¡Espera!—rió ella—no pretenderás que nos metamos así, con ropa.
El pareció caer en cuenta—Tienes razón, no sé qué me pasa contigo, pero no pienso con lógica.
—Bueno, si es un cumplido, muchas gracias.
—Lo es, nena.
Teresa comenzó a quitarse la ropa, primero el short y luego la blusa. Cuando quedó en vestido de baño, Jack se quedó sin habla, era una cosita diminuta y él tuvo celos de que cualquier otro hombre la viera.
—Te ves preciosa, tal vez deberíamos ir a casa.
Ella rió...claro que no, se exactamente lo que estás pensando.
—Tienes razón, tengo pensamientos muy sucios en este momento.
—Pues primero vas a tener que alcanzarme—salió corriendo hacia el mar y él fue tras ella tratando de alcanzarla. El perro ladraba y nadaba con ellos y Jack cuando la alcanzó la cargó y luego se sumergió con ella. Pasaron mucho tiempo jugando en el agua hasta que el comenzó a besarla de una forma intensa y ella supo lo que quería sin necesidad de que hablara.
—Tere, te deseo ahora—tocó levemente sus pezones, que ya estaban duros—colocó sus manos sobre sus pechos cubriendo con ellas la totalidad de estos.
—Aquí no...—respondió, pero en ningún momento quitó las manos de él, de sus pechos.
—Sé que tu también lo deseas—sondeó su boca pasando su lengua, una y otra vez sobre sus labios y luego entrando en ella. Bajó una de sus manos sumergiéndola para tocar la parte inferior de su bikini. Al llegar allí, metió su mano para tocar su sexo y lo sintió mojado y necesitado.
—Estás tan húmeda...—le dijo al oído. Siguió deslizando su mano entre sus muslos y la hundió entre sus rizos, enseguida hundió un dedo preparándola poco a poco—Déjate llevar cariño—le dijo suavemente.
—No puedo, hay gente viendo.
—No hay nadie, nena. Llevamos horas metidos en el agua, mira a tu alrededor, ya es casi de noche.
Ella miró y se sorprendió de lo tarde que era— ¿Y tu perrito?
El se rió—no te preocupes está acostumbrado a pasear por aquí y debe estar durmiendo cansado de tanto jugar, en el lugar donde dejamos la ropa y la cesta con comida—la apretó más hacia él—y ahora... ¿En qué íbamos?—formó un camino de besos en su cuello. Teresa sintió sus fuertes brazos alrededor de ella y se sintió feliz, protegida por ese hombre tan grande. Él comenzó a mover sus dedos hábilmente dentro de ella e inmediatamente su cuerpo se estremeció de placer, luego bajó su boca a un pezón y comenzó a lamerlo sobre la tela del vestido de baño.
—Jack! —miró para todos lados—Porque mejor no salimos del agua?
—Preciosa, ya es de noche.
—Vamos a quedar como una pasa, llevamos tiempo aquí.
—¿No quieres hacer el amor en el mar?
—No creo que sea prudente.
—Nena, mira a tu alrededor no hay nadie—le dijo mientras la trataba de convencer ahuecando sus pechos con las manos. Lamió y apretó uno de ellos y de repente la alzó y la tomó en brazos—Pon tus piernas a mí alrededor, cariño. Ella lo hizo de inmediato, pues ya la tensión de su cuerpo por las caricias de él, era tan grande, que no le importó si había alguien viéndolos, se le antojaba dejarse llevar, hacer una locura en ese momento.
Jack solo la sostuvo con una mano, mientras con la otra se bajó el pantalón de baño y colocó su miembro en la pequeña entrada de ella, la escuchó gemir y supo que estaba tan lista como él, así que entro en una estocada certera. Teresa echó su cabeza hacia atrás y dio un pequeño grito de placer, Jack comenzó un movimiento lento, pero ella lo instó a ir más rápido y a introducirse más profundo. Lo agarraba con desespero, su miembro la llenaba por completo y Teresa se aferró a su espalda para poder moverse al unísono con él, Jack empujaba dentro y fuera, la fricción era tanta que el orgasmo llegó con mucha fuerza y los dos estallaron al tiempo en un grito de placer, ella se encontró en los brazos de él, sollozando, mientras su cuerpo convulsionaba. Su vagina estaba inundada con su húmeda semilla y cuando abrió los ojos estaba apretada contra el pecho de Jack, que la mecía de un lado para otro suavemente.
—¿Estás bien amor?
—Sí, muy bien—lo besó.
Él arregló las bragas de ella y colocó su propio pantalón nuevamente en su lugar, la levantó en brazos. La llevó hasta donde estaban las cosas que habían dejado en la arena y llamó al perro que se acercó corriendo, ya era casi de noche, cuando volvieron a su auto.
*****
Había pasado un mes, Jack y Teresa habían aprendido a conocerse mejor, ya sabían un poco más el uno del otro y Teresa sentía que un peso muy grande dentro de ella se había ido, porque Jack sabía su secreto, lo que había pasado con su padrastro y lo vio enojarse por la injusticia con la que la había tratado, por los golpes que le había dado y le dijo que le habría gustado tenerlo enfrente para hacerle exactamente lo mismo que le había hecho a ella. Él ahora sabía todo, aunque no le había dicho que posiblemente su madre había trabajado como prostituta. Era algo muy difícil de creer, su madre según Manuela era una buena mujer, trabajadora y enamorada de su padre, era todo lo contrario a lo que su abuelo le había dicho, Teresa se negaba rotundamente a creer eso de ella.
Un día el hermano de Jack, los invitó a cenar a su casa; Teresa estaba un poco ansiosa porque no conocía bien a la familia de su novio y quería caerles bien, así que se fue con un vestido que compró especialmente para la ocasión; era de color rojo borgoña en encaje, sin mangas, cuello redondo con un delgado cinturón de color negro, lo acompañó con unos zapatos de tacón alto puntilla en color negro y un pequeño bolso estilo sobre de color rojo que combinaba a la perfección con el tono del vestido. Se colocó unos aretes largos de plata envejecida y una pulsera a juego, cuando se vio en el espejo le pareció que se veía bien, pero cuando salió del cuarto y vio la mirada de Jack, supo que se veía más que bien.
—Estás...absolutamente exquisita—le dijo desnudándola con la mirada.
—Bueno, muchas gracias amor, tu también estás hermoso.
—Nena, no soy hermoso
—Lo eres y no seas modesto sabes que eres un hombre que quita el aliento.
—Wau, no lo sabía, pero ahora que me lo dices, creo que mi ego ha subido al 100%.
Los dos rieron y ella le dio un pequeño beso—Gracias.
—¿Por qué, nena?
—Por insistir tanto conmigo, por no hacerme caso cuando me porté tan grosera al principio y no te daba ni la hora.
Jack la acercó a él—No Tere, gracias a ti, no sabes cómo has cambiado mi vida en tan poco tiempo.
—Bueno, bueno, me tienen aquí llorando ante esa escena tan conmovedora, pero se les va a hacer tarde—dijo el hermano de Tere.
—Siempre tan romántico hermanito—le dijo Tere rodando los ojos.
—Es verdad, si no nos vamos ahora, llegaremos tarde—Jack agarró su mano y salieron.
******
Llegaron muy puntuales y Justin se mostró encantado con Teresa, le presentó a su esposa, una chica muy linda y de carácter fuerte, que se veía que aunque amaba mucho a su marido, también le sabía cantar las cosas cuando lo necesitaba.
—Hola Tere, mucho gusto, soy Pamela, ya quería conocer a la chica que tenía embobado a mi cuñado.
—Hola Pamela, ya quería conocerte, Jack habla muy bien de ti.
—Pues más le vale, soy su única cuñada y la que siempre lo consciente, aunque ahora perderé mi puesto—dijo guiñándole un ojo.
La chica le cayó bien inmediatamente, tenía una energía arrolladora y se veía muy enamorada de Justin.
—¿Por qué no se sientan y se toman algo?—les preguntó—Justin, amor, bríndales algo mientras yo termino de poner la mesa.
—Está bien, cariño. ¿Qué toman chicos? Tengo whiskey, vodka, y si las chicas quieren algo suave tengo vino, piña colada o Baileys.
—Yo quiero un vodka puro.
—A mi nada, no soy muy amante del licor.
—Vamos nena, solo uno—le dijo animándola.
—Bueno...entonces una copa de vino estará bien.
Justin se fue al bar a preparar los tragos, pero les hablaba desde allí—Y bueno chicos, que tal les va?
—Muy bien—los dos se miraron.
—Hacen buena pareja. Los presentó Carly ¿Verdad?
—Sí, ya hace un tiempo que nos conocemos por medio de Vitto y ella.
Justin se acercó a ellos con las bebidas.
—Espero que me hayan quedado bien.
—Umm el vino está delicioso y eso que yo no soy muy dada a tomarlo.
—Excelente—sonrió Justin— ¿Sabes Tere? Nuestro muchacho aquí presente es un hombre muy responsable y si piensan en casarse será un muy buen marido.
Jack se atoró y empezó a toser, Teresa empezó a darle golpecitos en la espalda.
—Por Dios santo, Justin, no tienes que venderle la idea a Teresa.
—Yo no hago eso, solo digo tus cualidades—le hablo con ingenuidad.
Jack lo miró con fastidio.
Justin entendió la mirada y no dijo nada más—Bueno entonces hablemos de tu familia, Tere—le dijo tratando de cambiar el tema — ¿Tienes hermanos?
Teresa se tensó, no había caído en cuenta de que si iban a cenar donde el hermano de Jack, muy seguramente ellos querrían saber sobre su familia—Tengo un hermano...
—Justin déjalo ya, porque no hablamos de ti y de tu esposa.
—Bueno, pero que delicados estamos hoy—dijo él—Está bien—suspiró solo quería saber un poco más de tu novia, pero veo que eres muy celoso, así que hablemos de otras cosas.
—Las hablaremos en la mesa, porque la cena está servida—dijo Pam desde atrás, salvando a Teresa de ese momento tan incómodo.
—Bien, entonces vamos—dijo Justin, mirando extrañado a Jack.
Había pasado un rato y todos hablaban de manera muy animada sobre el trabajo, sobre la hermana de Pam, que acababa de adoptar y estaba feliz y sobre cosas sin importancia. Teresa la estaba pasando muy bien en compañía de la familia de Jack y se veía en u futuro compartiendo más a menudo con ellos.
—Teresa, espero que te haya gustado el cordero, es una receta de mi madre y modestia aparte sé que me queda muy bien.
—Estaba delicioso, como todo lo demás, pero por favor, llámame Tere.
—Claro que si, Tere y tú por favor llámame Pam, de todas formas estamos en familia—dijo mirando suspicaz a Jack.
Los dos sonrieron y él tomo la mano de Teresa—Espero que sea así de verdad.
—¿Te gustaría ir con nosotros a los Everglades en estos días?
—No me gustan mucho los reptiles, pero si me aseguran que vamos a estar seguros, claro que si.
Pam rió—Tranquila, no hay nada que temer, es solo que nos gusta ir a visitar a un amigo que trabaja allí.
—Te parece si te recogemos a tu casa, así puedo conocer a tu hermano—dijo Justin.
Teresa no le vio nada de malo a eso, pero no le gustó la insistencia del hermano de Justin en conocer a su familia.
—No hace falta, yo la recojo y nos vamos en caravana con los dos autos—respondió Jack enseguida, no le gustaba que presionara tanto a Teresa, si ella quería presentar a su familia sería cuando ella quisiera no cuando su hermano lo dijera.
—En todo caso tenemos toda la intención de ir, pero ya veremos si nuestras ocupaciones nos lo permiten, yo los llamo—comentó Pam.
—Me parece bien—respondió Jack—Ahora, creo que ya nos vamos.
—Oh, pero ¿por qué?—preguntó Pam.
—Cariño, debemos ir a trabajar mañana y ya es tarde—no quería ser grosero con Pam o hacerla sentir mal, diciéndole que la verdadera razón por la que se iban, era la insistencia de su hermano y el malestar que producía en Teresa, cosa que había notado desde el principio aunque ella tratara de disimularlo.
—Está bien—entonces les envuelvo un poco de postre para que se lo lleven y también algo de comida para que le lleves a tu hermano Tere.
—Muchas gracias, no tienes que molestarte.
—No es molestia, aquí solo estamos mi esposo y yo, esto es mucha comida para los dos y me imagino que si tu hermano está en la escuela y tiene 17 o 18 años, debe comer por dos.
Teresa rió—tienes razón, lo hace.
—Entonces no se diga más, solo espérenme un minuto mientras les envuelvo la comida.
—Voy contigo—le dijo Teresa, para evitar que mientras estaban allí, Justin hiciera más preguntas.
Cuando quedaron solos, Jack le reclamó—No sé qué pretendes con tanta preguntadera Justin.
—No pretendo nada Jack—lo miró sorprendido—solo quiero saber sobre su familia como lo haría cualquier persona con su cuñada.
—Ella todavía no es tu cuñada, solo salimos y no me parece que la quieras interrogar de esa manera, te dije que ella había tenido muchos problemas, que yo mismo pienso las cosas antes de decirlas cuando hablo con ella, porque no quiero que se sienta presionada.
Justin lo observó muy detenidamente, luego suspiró cansado—Está bien, lo siento, no quería hacerla sentir incómoda, me disculparé.
—No hace falta, solo por favor, no lo hagas de nuevo.
—Bien, bien, ya entendí.
En ese momento salieron Pam y Teresa, riendo.
—Bien chicos, espero que la hayan pasado bien.
—Muy bien, muchas gracias por todo—dijo Teresa.
—Teresa fue un gusto tenerte en mi casa, espero que no se pierdan—le dijo Justin besándola en la mejilla.
—Claro que no, estaremos en contacto, ya Pam, tiene mi número y quedamos de vernos en estos días.
Se despidieron y se fueron.
En los días siguientes se vieron varias veces con el hermano de Jack y su esposa y siempre Justin les dejó claro que quería saber sobre la familia de ella por lo que cada vez que podía metía alguna indirecta o hacía un comentario extraño. Ya Teresa tenía la impresión de que Justin antes era distinto con ella, ahora se portaba distante y pocas veces sonreía cuando salían los cuatro. Notaba como Pam, trataba de aligerar la situación, pero a veces era muy obvio.
Un día estaban viendo televisión en el apartamento de Jack y él llamó, cuando supo que ella estaba allí, le dijo algo a Jack, que cambió su semblante y se veía muy molesto, pero al acabar la conversación telefónica, no dijo nada y ella tampoco le preguntó. Sabía que no era nada bueno y se sintió mal por Jack, ella no quería ser la causa por la que los dos hermanos se distanciaran.
Jack se fue a la casa de su hermano porque este le había dicho que tenía algo importante que decirle sobre el testamento de sus padres. Cuando llegó lo encontró en su estudio.
—¡¡Hey—lo saludó
—Hola hermano—Justin se levantó de donde estaba—Hace rato que no nos veíamos.
—Sí, es cierto—no dijo nada más.
—Solo quería hablarte de unos papeles que hay que firmar para ultimar los detalles del testamento de mamá y papá, después de eso los bienes se van a dividir y como quedamos, los vamos a utilizar para comprar las acciones de la empresa que hablamos.
—Está bien, pero con respecto a las acciones, no estoy muy seguro.
—¿Porqué?
—Porque he estado pensando en invertir en otra cosa.
—¿En qué?—le peguntó preocupado.
—Pues la verdad, hablé hace unos días con Tere y me parece una buena idea poner un cabina estética dentro del gimnasio.
—Pero que idea más absurda Jack, ya habíamos quedado en algo, y resulta que porque la chica con la que te acuestas quiere una cabina, tu vas a cambiar tus planes?
—Respétala Justin, no quiero pelear contigo.
—Pero es la verdad, núnca habías tenido una idea así, solo llega esta chica que estudia Estética y quiere tener su propio spa, se le aparece la virgen cuando tú te fijas en ella y decide aprovechar la oportunidad porque ni idiota que fuera.
—Eso no es así—le dijo Jack a punto de perder la paciencia—No sé qué es lo que te pasa con ella, pero es la mujer con la que me voy a casar y te exijo que la respetes.
—¡¿Qué?! Pero te has vuelto loco, la conoces hace cuanto, ¿dos meses?
—Casi un año y llevamos saliendo casi tres meses, pero eso no es asunto tuyo.
—Claro que es mi asunto, el otro día fui a tu apartamento, recuerda que tengo llaves para emergencias y necesitaba unos papeles para lo de el testamento, sabía que estabas en el gimnasio y no quise molestarte, así que entré a tu estudio y al buscar los papeles me encontré con un recibo de un concesionario, por la compra de una moto. —Lo miró de manera acusadora—No te he visto una nueva moto, así que supongo que era para ella.
—No, no era para ella, era para Jorge, su hermano y es una moto de segunda que él necesitaba para trabajar haciendo repartos porque quiere ayudar a su hermana y me la está pagando por partes, porque un muchacho de su edad no podría conseguir todo el dinero de una vez para pagarse una moto—Esta es la única vez, que me verás dándote una explicación de mis actos, lo que haga con mi dinero es cosa mía.
—Teresa es una mujer que tú quieres traer a la familia y de la cual no sabemos nada, a mi parecer puede ser una sicópata o una caza fortunas—le gritó.
—Si no quieres que en este momento rompa tu nariz, es mejor que en tu vida me vuelvas a hablar así de ella ¿Me entendiste?—le dijo entre dientes, tratando de acudir a toda su paciencia—Además si es por el dinero, te puedes quedar con la parte que me corresponde, lo que necesito ya lo tengo y puedo salir adelante con el gimnasio.
—No es eso, lo tuyo es sagrado, es algo que nuestros padres nos dejaron y en cuanto se pueda tendrás tu dinero, pero por favor Jack, piensa bien lo que vas a hacer.
—No tengo nada que pensar y si ya terminaste, me voy, tengo mejores cosas que hacer que quedarme aquí escuchando idioteces—salió del estudio y dio un portazo, luego se encontró con Pam, pero solo la saludó de lejos y se fue.
—Amor, vi a tu hermano salir muy molesto.
—Sí, lo sé, imagínate que ahora se le dio por casarse con Teresa.
—Pero eso es una excelente noticia ¿No eras tú el que decía que sería un solterón para toda la vida?
—Pam, yo quiero que mi hermano se case, pero con una mujer que lo merezca y a mi parecer Teresa tiene muchos secretos, no sabemos nada de ella y para rematar, ella lo ha convencido de que le haga una cabina estética dentro del gimnasio.
Pam se quedó pensativa—No lo sé Justin, creo que deberías pensarlo mejor antes de lanzar un juicio contra esa chica, Teresa se ve una buena persona y sobre todo cuando veo a Jack con ella, sus ojos, todo su rostro cambia por completo, está muy enamorado, y se nota que ella también.
—Precisamente, para no lanzar juicios equivocados, mi idea es averiguar todo lo que pueda de su vida, si es preciso me volveré investigador privado o contrataré uno.