Capítulo 10
TERESA estaba sentada en la oficina de Carly, cuando recibieron la llamada de Ricky, el hermano de Vitto, que les decía que Margarita estaba en el hospital fuertemente golpeada. Ellas corrieron a verla, no sabían lo que había pasado realmente, Ricky les había dicho muy poco.
—Por favor, manténgame informada de todo lo que suceda, quisiera ir, pero alguien tiene que quedarse hay mucha gente hoy en el spa.
—No te preocupes, así lo haremos—le dijeron las dos y se fueron.
Cuando llegaron preguntaron en recepción, pero no pudieron averiguar mucho, solo que Margarita estaba siendo operada en ese momento, que estaba muy mal cuando había llegado. Ricky no estaba por ningún lado y Carly llamó a Vitto.
—Amor, no sabemos nada, ya te lo dije. Ricky no está, no lo puedo encontrar y me estoy muriendo de los nervios.
—Nena, no puedes ponerte así, recuerda que le haces daño al bebé, ya estoy saliendo para allá, llego en 15 minutos, no te desesperes, mientras voy a seguir llamando a Ricky, para ver dónde está.
—No demores, cariño.
—No lo haré preciosa, pero por favor, cálmate y siéntate. ¿Está bien?
—Bien, aquí te espero.
Cuando colgó la llamada, vio a Ricky.
—Ricky ¿Dónde estabas? Hemos preguntado y nadie nos dice nada.
—Hola cariño, lo siento—le dijo abrazándola—es que estaba hablando con unos policías que querían saber cómo pasó todo.
—Bueno y que fue lo que pasó?
—Ese hijo de puta de su marido, la golpeó porque estaba celoso.
—¿De quién?
—De mi—dijo devastado—Yo la invité a tomarnos un café y el marido parece que nos había seguido. Ella había tomado la decisión de separarse porque él la maltrataba y ella me pidió ayuda.
—Ella no nos había contado nada de eso.
—Le daba vergüenza, aunque yo le decía que ustedes no la juzgarían por haber tenido una relación con un hombre que la maltrataba.
—Pero nosotros ya sospechábamos eso, siempre la vimos llegar con moretones y a veces cojeaba de una pierna.
—Lo sé, el muy maldito no le pegaba en la cara, para no levantar sospechas—apretó los puños con fuerza.
—Ella ya no tenía nada con él, cada uno dormía en cuartos diferentes, se perdía por semanas enteras y cuando regresaba le pedía dinero. Ya no estaba trabajando porque de todos lados lo echaban y la que sostenía la casa era ella.
—Yo lo sospechaba, pero nunca quise decirle nada, porque no quería que se sintiera mal.
—Ella comenzó a comprar cosas para bebé y yo no pude evitar regalarle la cuna, resulta que él la vio y le preguntó que donde había sacado el dinero, ella le dijo que se la habían regalado ustedes y el no preguntó más, pero anoche, yo la llamé pensando que no estaba allí, fue él quien contestó y comenzó a preguntarle que quien era yo.
—No sé qué le dijo ella, la cuestión es que él la golpeó casi hasta matarla y le dio patadas en el vientre por lo que no se sabe si el bebé vivirá—comentó pasando las manos por su cabello, desesperado.
—Cálmate, estoy segura de que todo va a salir bien, Margi es una excelente persona que no se merece esa pena tan grande.
—Sí, es verdad—dijo Teresa.
Escucharon las voces de Vitto y Jack que las llamaban, venían corriendo por el pasillo. Llegaron hasta donde estaban y las abrazaron.
Tere se sintió confortada en los brazos de Jack, no quería pasar este momento tan duro, sola.
—¿Qué ha pasado?—preguntó Vitto.
—Ya Ricky te contará más tarde lo que sucedió, pero en todo caso fue su marido el que lo hizo, por celos—respondió Carly.
—¿Y cómo está ella?
—Parece que muy mal, está muy golpeada, tiene fracturas y no se sabe si perderá al bebé.
—Ese maldito desgraciado, quisiera tenerlo enfrente—dijo Jack furioso.
Tere solo tembló de miedo, al recordar por lo que ella había pasado hacía tantos años.
Jack la sintió estremecerse en sus brazos y la miró preocupado— ¿Qué sucede, amor?
—No es nada—le dijo ella metiendo su rostro en su pecho, lo abrazó fuerte y el supo que algo pasaba, pero que en ese momento no se lo diría. Ya encontraría la forma de que se lo contara. En ese momento solo la acercó más a él y puso un beso en su coronilla.
El médico que la atendía salió en ese momento y todos se acercaron a preguntarle.
—Doctor ¿Está viva?—Fue lo único que preguntó Ricky, con la angustia pintada en su rostro.
—Está viva, pero tiene múltiples fracturas en los brazos y en una pierna, en su mentón, tiene contusión cerebral y la tenemos en cuidados intensivos, en este momento.
—Oh Dios—dijo Carly llorando.
—Tranquila amor, ella por lo menos vive—le dijo Vitto y luego se dirigió al doctor— ¿El bebé también vive?
—Está en incubadora, sus pulmones no están totalmente desarrollados, pues le faltaba todavía un mes, pero fue el que menos sufrió, gracias a su madre. Parece ser que todas las heridas de ella, son por defender al niño de los golpes de su padre y aunque si llegó a tocar su vientre, no lo dañó.
Carly lloraba desconsoladamente, mientras su marido trataba de calmarla y Tere estaba en shock. La cara de Ricky era de rabia pero sus ojos estaban brillantes con lágrimas no derramadas.
—¿Puedo ver al bebé? —preguntó Ricky.
—Claro que si, de hecho le hará bien sentir a alguien a su lado, ya que su madre no puede en este momento.
—¿Usted cree que ella resistirá?
—Eso no lo podemos decir hasta que ella despierte, tenemos que mirar su evolución.
—¿Y cuanto demorará en despertarse?
—No lo sé, es algo muy difícil de asegurar, depende de cuán rápido desinflame su cerebro, sus heridas y hasta de la voluntad de ella. Le hará bien que la visiten y le hablen, aunque las visitas no pueden ser muy largas.
—Estaré con ella en todo momento—dijo Ricky, apersonándose de la situación.
A Teresa le pareció que él tenía mucho más interés por Margui que el de un abogado con su cliente, estaba muy preocupado y parecía que el esposo era él y no aquel desgraciado, pero no quiso averiguar nada, ya habría tiempo para eso. Estuvieron un buen rato hablando y fueron a ver al bebé.
Era un hermoso niño casi no tenía cabello, sus manitas era muy pequeñitas, de hecho todo él era muy pequeño, su boquita parecía ser igual a la de su madre y sus ojitos parecían ser de color negro. Tere sintió una opresión en su corazón al verlo con una intravenosa estando tan pequeñito y metido en esa incubadora.
—Vendré muy a menudo —dijo Carly, no lo dejaremos solo.
Se quedaron un tiempo más esperando, pero nada sucedió, el médico nuevamente habló con ellos y les dijo que lo mejor era que se fueran y regresarán mañana, pero Ricky no quiso irse.
—Yo me quedo.
—Vendré más tarde a traerte algo de comer y a reemplazarte un rato—dijo Vitto.
—Gracias hermano.
—¿Yo también puedo venir con Vitto?—pregunto Carly.
—Seguro, preciosa, pero no te esfuerces mucho, necesitas descanso.
—Todos nos turnaremos, Jack y yo también vendremos ¿Verdad?—dijo Teresa mirando a Jack.
—Claro que si, amor—le dio un rápido beso.
Todos se fueron muy preocupados a seguir con sus cosas, pero quedaron de comunicarse por si algo sucedía.
*****
Justin había estado investigando y con varios de sus contactos averiguó cosas, pero nada era tan contundente como para que Jack viera que era una mala persona, así que no le quedó de otra y le tocó seguirla para ver exactamente con quien hablaba, de repente y se estaba encontrando con algún hombre.
La siguió por varios días pero todo lo que veía era que se la pasaba entrando y saliendo de su casa al spa, de allí a sus citas con clientes y cuando se desocupaba iba al hospital a verse con la amiga de Jack y ella, Margarita, que estaba hace días internada. El día de hoy su suerte parecía cambiar, la estuvo siguiendo y la vio encontrarse con un hombre asiático, de edad, en un restaurante.
Teresa entró a uno de los mejores restaurantes de Miami, preguntó por su abuelo y un mesero la condujo a su mesa.
—Hola abuelo.
El hombre la miró como si lo insultara y solo hizo un asentimiento con la cabeza como saludo.
—¿Desea algo de tomar, señorita?—le preguntó el mesero.
—Un refresco por favor.
El hombre se fue y ambos abuelo y nieta se miraron como midiéndose, el al otro.
—¿Cómo has estado?
—Muy bien. Quiero hacer esto lo más rápido y simple posible, me gustaría darte un cheque por la suma que me pidas, a cambio de que te alejes de mi esposa y de mi. Me dijeron que estuviste en mi casa preguntando por mí—le dijo molesto—No sé si lo sabes, pero mi mujer está muy enferma y no necesita sobresaltos, una noticia como que tu eres mi nieta, sería algo devastador para ella.
—¿Porqué?
—Hemos vivido nuestra vida pensando que nuestros únicos nietos son los que nacieron de los hijos que tuve con ella y así quiero que se queden las cosas.
—¿Es que ella me va a odiar?
—Probablemente. Ella es como yo y también se preocupa por el honor y bienestar de nuestra familia, muy seguramente te verá como alguien que atenta contra todo lo que ella cree, además de una deshonra para nuestra importante familia.
Teresa se sintió tan triste con esas palabras, pero siguió disimulando para que él no notara lo mucho que la hería.
—Bien, entonces ¿De cuánto dinero estamos hablando?
Él la miró con una sonrisa despectiva—El cielo es el límite—le dijo—podrás ser muy rica y viajar a cualquier parte del mundo, establecerte en otra ciudad y hacer tu vida tranquilamente sin tener que trabajar por el resto de tu vida.
—Lo que sea, con tal de que me vaya, ¿Correcto?
—Bueno, eso sería de ayuda.
Ella le sonreía irónicamente, mientras él se veía muy satisfecho porque ya podía ver que saldría de ella.
—Sabes una cosa, abuelo—enfatizó la palabra—la verdad es que esta ciudad me encanta y estoy decidida a quedarme en ella, aquí lo tengo todo, mi trabajo, mis amigos, mi hermano, mi novio y tú—le dijo sarcástica—Entonces...—se acercó a su oído y le habló suavemente—Puedes meterte tu dinero por el trasero, soy yo, la que en este momento pagaría por que nadie supiera que tu eres mi familia—y diciendo eso se levantó de la mesa con aires de reina y se fue. Su abuelo se quedó sorprendido ¡Muchacha insolente!, pero ya la vería suplicándole por dinero en un tiempo y entonces se daría el gusto de mandarla al diablo.
Justin estuvo todo el tiempo viendo desde una mesa lejos la conversación de aquellos dos y vio cuando ella se inclinó para decirle algo al viejo. Vaya, vaya, la chica tenía gustos caros y le gustaba comer en restaurantes caros, pero también le echaba el guante a los peces gordos como el anciano que estaba con ella en la mesa, se veía que era un hombre de mucho dinero y estaba seguro que lo había visto en alguna revista de farándula. Ya averiguaría quien era, por lo pronto estaba feliz, porque parecía que por fin, tenía las pruebas que su hermano necesitaba.
Teresa se fue de allí con un dolor my grande, no quería ver a nadie, solo quería encerrarse en su casa y llorar. ¿Para eso la había llamado su abuelo? Ella de idiota había creído que él había cambiado de opinión, que quería verla, llamarla su nieta. Ahora ya no podía pensar más en eso, tenía a su amiga muy delicada de salud y no le iba a llevar esa mala energía, margue tenía que verla feliz. Llegó al hospital y encontró Jack en la habitación.
—Hola—le dijo en tono bajo, para no despertar a Margui.
—Hola, amor—se acercó y le dio un beso— ¿Cómo te fue?
—Bien...bien, un día bastante normal.
Jack no se tragó el cuento, pero no dijo nada.
—¿Cómo ha estado hoy?—preguntó refiriéndose a Margarita.
—Bastante tranquila, estuvo hablando un ratico conmigo y me preguntó por ti, ya está mucho mejor.
—Gracias a Dios—dijo sonriendo — ¿Te vas al gimnasio?
—Sí, nena tengo dos clases y luego quiero ir a tu casa ¿Puedo?
—Claro—le dijo no muy entusiasmada.
—Estás rara...si quieres no voy.
—No, no es eso—ella fue a sus brazos.
El la recibió y la acunó un rato en ellos— ¿Qué pasa cariño?
—Es que estoy triste—le dije con la barbilla temblando.
—No llores preciosa, besó sus ojos y secó con sus labios, las lágrimas que cayeron por sus mejillas—me quedo contigo y cancelo las clases.
—No lo hagas, mi amor, yo estaré bien, ahora voy a ver al bebé y me quedo un ratico con Margui.
—¿Estás segura?
—Sí. Te espero en la casa ¡te quedarás esta noche verdad?
—Seguro, cielo, nunca te dejaría estando tan triste.
Ella lo besó—Gracias.
—No hay nada que agradecer—nos vemos esta noche, nena—le dijo mientras salía de la habitación.
Cuando Jack se fue, ella se acercó a la cama de Margarita y tomó su mano—Amiga, tienes que ponerte bien, por tu hijo, que está hermoso, por nosotras tus amigas que tanto te queremos y por ti, que mereces un mejor futuro, una mejor vida que la que has tenido. Se quedó allí cuidando su sueño y aprovechó para leer un rato, una hora después llegó Ricky.
—Hola Tere
—¿Cómo estás Ricky?
—Bien, estaba aprovechando para dormir un poco y ducharme en la casa y esas cosas.
—Entiendo ¿Han sabido algo del tipo ese?
—Sí, parece que lo atraparon ayer, se escondía con unos amigos de él, pero al saber que había recompensa si alguien decía su paradero, ellos mismos lo vendieron.
—Me alegro—dijo con satisfacción.
—No le he dicho nada todavía.
—Es mejor, esos temas es mejor que los toquen cuando esté más recuperada.
—Estoy de acuerdo—le dijo mirándola con tanto anhelo que ella se sintió como fisgona allí.
—No he visto el bebé hoy.
—Oh sí, es verdad—dijo él, como saliendo de un sueño—Si quieres, ves y yo me quedo con ella.
Teresa salió feliz de poder ver un rato a ese chiquitín que le había robado el corazón. Cuando llegó a la sala de neonatos, encontró que el pequeño estaba siendo alimentado por una enfermera.
—Buenas tardes—la saludó.
—Buenas tardes Teresa, no te había visto hoy por acá.
—Estaba en tantas cosas, pero dije que tenía que sacar el tiempo para verlo—dijo mirando al pequeño que comía muy bien.
—Está hermoso y ya está más fuerte, el doctor dijo que tal vez en dos días si sigue así, le sacará de la incubadora.
—Que bien—respondió ella feliz— ¿Puedo cargarlo?
—Seguro, si quieres termina de darle de comer, mientras yo alimento a otro pequeñín.
Teresa lo tomó en brazos y se sentó a darle su biberón, lo miraba y se veía tan en paz, que sintió envidia de esa pequeña vida. Qué bueno sería no tener ningún problema, vivir feliz sin preocuparse de nada—lo estrechó más en sus brazos y le dio un beso en su cabecita—Hola hermoso—puso su nariz en su cabello y sintió el olor característico de los bebés, le encantaba ese olor. Se quedó un largo rato con él, lo metió en su incubadora y siguió a su lado hasta que se dio cuenta de que eran las siete de la noche y entonces salió de la sala a despedirse de Ricky y de Margarita.
Salió de allí directo a su apartamento, estaba más tranquila pues su amiga cada vez, mejoraba más y más, pero ella se sentía todavía muy triste por todo lo que había pasado ese día con su abuelo. Llegó por fin, bajó del auto y sintió que alguien la miraba, no sabía bien que era, pero estaba segura de que alguien la miraba, miró para todos lados y no vio a nadie, así que siguió caminando hasta la puerta cuando el celular sonó y ella saltó del susto.
—Bueno?
—Hola nena, soy yo.
—Hola Jack, ¿Ya vienes en camino?
—Si cariño, llamo para eso, estoy muy cerca y quería saber si ya habías llegado.
—Acabo de llegar, pero voy entrando, te espero en casa.
—Bien, nos vemos entonces.
Cerró la llamada, buscó las llaves en su bolso y escuchó un ruido detrás de ella, volteó y vio una sombra que se movía detrás de una palmera, pero enseguida desapareció, entonces pensó que era su imaginación. Logró entrar por fin al edificio y subió rápidamente las escaleras, había luz, pero estaba todo muy callado, entró al apartamento y fue directo a cambiarse de ropa por unos jeans y una camiseta, quería algo cómodo. Su hermano parecía no haber llegado todavía así que se fue a ver unas cosas en el computador y después haría unos sándwiches de pavo para Jack y ella.
—¡Mi vida, ya llegué!
Teresa rodó los ojos, siempre que iba a su apartamento, decía lo mismo como si fuera de verdad un marido que llega a casa con su esposa.
—Hola
—Todavía tienes esa cara—dijo él, apenas la vio.
—No tengo otra Jack.
—Si tienes otra, la cara de la cual me enamoré—le dijo agarrando su mano—Ven aquí—la haló hacia el sofá y la sentó sobre él—Dime que está pasando.
—No es nada, es solo que hoy nuevamente volví a ver a mi abuelo.
—Porque no me habías contado? Yo sé lo duro que es para ti.
—No quería volverme fastidiosa.
—Tú nunca eres fastidiosa. Cuéntame todo.
Teresa le dijo todo lo que había pasado, pero al final aún cuando se había dicho mil veces que no lloraría fue exactamente lo que hizo. Jack la dejó hacerlo hasta que se calmó y entonces ya más relajada, vio televisión un rato con él, mientras comían. Luego fueron al cuarto, hicieron el amor suavemente, Jack fue muy dulce con ella, la acarició, la consintió de mil maneras distintas, sus grandes manos tocaban su cuerpo con reverencia y ella se sentía tan feliz y relajada, que sin darse cuenta comenzó a contarle cosas que juró nunca le diría a otra persona.
—Nena, sé que no quieres hablar de eso, pero tú sabes que yo nunca te haré daño, solo quiero saber un poco más de tu vida, de ti.
—Ummm— ella se sentía totalmente saciada y relajada, después de esa sesión de espectacular sexo y de la forma en la que la había consentido— ¿Qué quieres saber?—le preguntó acariciando su pecho de arriba hacia abajo.
—Me gustaría que me hablaras de tu familia.
—Jack, no tengo familia, solo a mi hermano.
—Bueno entonces háblame de la familia que no tienes.
—Dios, eres terco. Bueno nací en Cuba, mi madre era de allá y cómo sabes mi padre es de ascendencia Japonesa.
—¿Cómo se conocieron?
—Ella trabajaba en el malecón y el pasaba por allí, cuando la vio, luego se enamoraron y vivieron juntos, pero mi mamá quedó embarazada y cuando mi padre se lo dijo a mi abuelo, este lo amenazo con quitarle todo y bueno, el se fue de Cuba y regreso a los Estados Unidos, mi mamá quedó sola y cuando me tuvo a mí, murió—esa es toda mi historia.
—No lo es, amor—le dijo acariciando su cabello—Dime quien te hizo tanto daño ¿Por qué al principio yo te asustaba tanto?
Ella se tensó y no quiso hablar. Por un momento Jack pensó que ella no lo haría, pero cuando ya perdía las esperanzas, le habló.
Un día Álvaro, el marido de mi madrastra, quiso venderme estando muy pequeña, pero yo luche con uñas y dientes hasta que me escapé y salí corriendo, encontré un hombre que me ayudó y me fui a mi casa, pero mi mamá no me creía y todo se lo perdonaba. Después cuando estuve más grande, trató de abusar de mi, pero como yo no me dejé, el me dio una paliza que casi me mata, de hecho me dejo medio muerta, con contusiones graves, hasta que Manuela, una mujer que quiso mucho a mi madre y que me cuidaba como podía, me dio el regalo más grande, que fue la venida hasta Miami, ella se gastó todo lo que tenía por conseguirme un viaje hasta acá. Sabía que era cuestión de tiempo que ese hombre me violara o me matara, como mi madrastra no hacía nada, ella lo hizo.
Jack podía ver que ella hablaba del asunto, lo más rápido que podía como queriendo salir del paso, sabía que a pesar de que estaba con una siquiatra, el hablar de ello, todavía le dolía. Por eso no le dijo nada, solo dejó que ella contara lo que quisiera.
—Ahora entiendo muchas cosas.
—El era boxeador, un hombre grande hasta para aquellos hombres muy grandes de mi tierra y por eso siempre ganaba las peleas ilegales en las que participaba para ganar dinero y bebérselo, yo en cambio era una niña pequeña y debilucha, solo por obra de Dios, yo estoy viva.
—Cuando me viste por primera vez, casi te desmayas. ¿Fue porque te lo recordé?
—Sí, fue por eso, te vi tan grande y musculoso y te dirigías a mí, yo solo me devolví en el tiempo y me pareció verlo delante de mí, listo para pegarme.
—Lo siento mucho, nena. No sabía que habías pasado por tantas cosas—la abrazó fuerte—se sentía tan protector con ella que quiso matar a ese desgraciado si lo hubiera tenido enfrente. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel y tener deseos sexuales por una niña? No entendía cómo ese tipo de sicópatas existían en el mundo. Gracias a Dios ese maldito estaba muy lejos de ella, ahora mismo y jamás vendría.
—He tratado de superarlo pero no ha sido fácil.
—Lo sé, amor, pero quiero que sepas algo—tomó su barbilla y la hizo mirarlo a los ojos—Yo siempre te voy a proteger Teresa, yo te amo y no voy a dejar que nadie te haga daño nuevamente, te lo juro—le dijo vehementemente.
—Gracias, mi amor—le dijo con los ojos brillantes por las lágrimas—Cuando era pequeña deseó tanto tener a alguien que la protegiera y que no permitiera que le hicieran daño, que ahora, al sentir que este hombre grande, que intimidaba a cualquiera por su tamaño, la amaba y la quería cuidar, no lo podía creer, su corazón estaba emocionado y por primera vez se sintió como si de verdad le importara a alguien, fuera de su hermano que sabía que la quería mucho—Yo también te amo, Jack.
Él sintió una emoción en su pecho cuando Teresa le dijo esas palabras, lo había querido escuchar hacía muchos meses, había luchado por que esas palabras salieran de su boca y por fin, lo había logrado—Nena, eres lo mejor que me ha pasado—le dijo con su boca pegada a la de ella, luego la besó mostrándole su amor, apropiándose de su boca, sondeándola con su lengua, la incitaba, tentándola y ella no se hizo de rogar, respondió pasión con la misma pasión y su cuerpo cobró vida al sentir la erección de Jack presionando contra su cadera. Él sabía cómo hacerla perder la cabeza y comenzó por bajar poco a poco por su cuello dejando un camino de ardientes besos, pasando por sus pechos, dándole atención a cada uno de sus pezones, chupando, mordiendo, lamiendo para quitar el escozor, estaban erguidos como picos deseosos de su toque. Tomaba sus pechos, apretándolos con desesperación, amasándolos.
—Jack—dijo su nombre con deseo—mientras acariciaba su cabello, le parecía tan erótico verlo tomar sus pechos de esa forma, sentía que estaba ya húmeda entre sus piernas, preparándose para él. Él se separó un poco solo para seguir la línea invisible de besos que seguía trazando sobre su cuerpo, continuando por la línea que llevaba a su abdomen, llegando a su ombligo y haciendo círculos alrededor de este con su lengua, enseguida la introdujo dentro del hermoso orificio haciendo movimientos insinuantes y eróticos.
Teresa estaba deseosa de su toque, sentía su cuerpo palpitar y sus caderas se alzaban buscando sus caricias—Por favor...
—Nena, ten paciencia—le dijo mirándola con una sonrisa—Bajó su cara hacia los rizos de ella y su aliento envió calor a su sexo. Se inclinó hacia adelante y lamió brevemente su hendidura, probando su sabor.
—Sabes tan dulce—le dijo y volvió a probarla, está vez, se quedó más tiempo, deleitándose en su sabor.
Teresa se aferró a las sábanas, volviendo sus manos puños, tratando de aferrarse a algo. El movimiento de esa lengua contra su sexo la tenía al borde, echó su cabeza hacia atrás y gimió. Jack mordió la pequeña perla de carne y después de un rato jugando con ella, sumergió su lengua más profundo y lamió y chupo hasta la saciedad, solo cuando escuchó que ella gritaba de placer por su clímax, dejó de probarla.
—Eso fue genial—dijo Teresa jadeando para respirar. Bajó su mano a los pantalones de él y lo encontró duro—Ahora yo te devolveré el favor—le dijo traviesa.
—Me encanta esa idea—sonrió y ella pensó que era el hombre más apuesto del mundo, estaba tan sensible, necesitaba tenerlo en su boca, jamás había sentido eso con ningún hombre.
Teresa le quitó con rapidez los bóxers y se inclinó hacia adelante para tomar su pene en su boca, lamió la cabeza y pasó su lengua por la abertura que había allí. Jack jadeó con sorpresa y placer y ella enseguida deslizó su boca por la base de su miembro. Estaba tan grande, grueso y duro que su boca se hacía agua y lo tomó por completo en su boca chupándolo con avidez. Jack no lo resistió y comenzó a follar su boca, agarrando su cabello fuerte pero sin hacerle daño.
—Tómame todo cariño—le decía mientras su eje bombeaba en su boca una y otra vez, llevándolo a la locura. Cuando ya estaba a punto de llegar a su clímax, se retiró, pero ella no lo dejó y se aferró más a él hasta que sintió su semilla en su boca, su sabor almizclado y masculino, le encantó.
Jack la levantó sin esfuerzo y puso su rostro a la altura del suyo y la besó, saboreando su propio esencia en la boca de ella, se recostó en la cama, colocándola boca abajo, sobre él—Gracias preciosa, eso fue extraordinario—la abrazó y acarició su espalda.
—Jack...me haces muy feliz.
—Tú me haces muy feliz a mi hermosa—le dijo y siguió acariciándola hasta que los dos se quedaron dormidos.
Capítulo 11
Justin ya sabía muchas cosas de Teresa, así que su último paso fue tratar de conocer al hombre que salía con ella, averiguar qué tipo de relación tenían y luego decirle tanto a ese hombre como a su hermano quien era ella realmente, así le dañaba sus planes.
Cuando llegó a las oficinas del señor Tanaka, no pudo evitar preguntarse dónde había conocido Teresa a ese hombre tan importante, porque no se imaginaba que ella se desenvolviera en los mismos círculos de él.
—Buenos días
—Buenos días, señor. ¿En qué puedo ayudarlo?
—Me gustaría hablar con el señor Tanaka
—Lo lamento mucho, pero el señor Tanaka, solo atiende por cita previa.
—Hágame un favor, dígale que vengo a hablarle de Teresa Fernández, que es algo muy importante, estoy seguro de que me va a querer atender.
La mujer lo miró inseguro—muy bien, discúlpeme un momento, él en este momento está en una junta, pero si gusta esperarlo, yo le daré su mensaje.
—Muy bien.
Justin tuvo que esperar casi dos horas, pero sus esfuerzos fueron recompensados cuando vio a la asistente del señor Tanaka, acercarse a él e invitarlo a pasar.
Entró a la oficina del hombre, era un pez gordo, de eso no cabía duda, el dueño de una de las compañías más importantes del país y su oficina sería la envidia de cualquier alto ejecutivo.
—Tome asiento, por favor, el señor Tanaka no demora en venir.
—Bien.
Casi enseguida vio a un hombre japonés entrar en la oficina.
—Señor Daniels, me dice mi secretaria que quiere usted hablar conmigo de Teresa Fernández—el hombre no saludó, no se presentó, solo fue al grano.
—Sí, señor, solo quería averiguar con usted quien es exactamente esta mujer, porque hace unos días la vi salir de un restaurante donde estaba hablando con usted. Ella está comprometida con mi hermano y quiero saber si mantiene una relación con usted de tipo...digamos íntimo.
El hombre lo miró analizándolo de pies a cabeza—Me imagino que usted no quiere que su hermano se case con Teresa, ya que si lo hiciera, confiaría en ella y no habría venido aquí para averiguar si se acuesta conmigo.
—Tiene usted razón, no confío en ella y no quiero que se case con mi hermano porque creo que es una mujer calculadora, que se esconde detrás de la imagen de niña buena y desamparada para atraer a hombres ingenuos como mi hermano y no sé si...como usted.
El anciano se echó a reír a carcajadas—Señor Daniels, tenga por seguro que soy un hombre con un camino muy largo recorrido, no estoy en esta posición precisamente por ingenuo, no me dejo engañar tan fácil, pero bueno, usted vino a saber quién es Teresa y yo, se lo voy a decir.
—Por favor, se lo agradecería mucho.
—Siéntese por favor—le pidió.
Teresa no es mi amante, es mi nieta.
—Justin se quedó de piedra—pero cómo que es su nieta?
—Lo es, ella es hija del único hijo varón, que tuve con mi primera esposa. Él se fue para Cuba en un viaje de turismo y allí la conoció. Los dos se enamoraron o por lo menos mi hijo lo hizo—caminó por la oficina, mientras le contaba la historia— Esa mujer era una trepadora, que se aprovechó de él y se embarazó a propósito para amarrarlo y así poder salir de la isla y tener una vida de reina, pero afortunadamente yo me enteré y lo impedí. La madre de Teresa era prostituta y muy seguramente la forma en la que esa niña fue criada en Cuba, no fue la mejor—se volteó para ver el enorme paisaje por la ventana, dándole la espalda— es decir que lo más seguro es que ella tenga las mañas de su madre—le dijo sin miramientos.
—No sé qué decir, no me esperaba lo que me acaba de decir, pero valoro que me haya sacado de la duda con respecto a qué tipo de mujer es ella.
—No le recomiendo que esa chica entre a su familia.
—Pero ella es su nieta ¿Cómo puede hablar de ella así?
—Porque esa mujer deshonra mi familia y eso es algo que no le permito a nadie.
Justin salió de la oficina con muchas cosas en su cabeza, pero determinado a hacerle ver a su hermano, el error que estaba por cometer.
Mientras Justin salía de su oficina, Aíto Tanaka pensaba en que tal vez no fuera la mejor manera de actuar, pero era necesario para que esa chica al verse sin nada en esa ciudad, tomara la decisión de irse a otro lugar. Él no la quería donde todo el mundo podía enterarse de que ella era su nieta, eso sería un desprestigio para él y su familia.
En los días siguientes Jack no se pudo ver con su hermano para hablar con él, pero en cambio si hizo una cita con Teresa y le dijo que era bastante urgente lo que tenían que hablar. Se citaron en una cafetería lejos del trabajo de ella y de Jack, no quería que él los viera hablando.
—Hola Justin—lo saludó Teresa insegura.
—Hola Teresa ¿Cómo has estado?
—Bien, muy bien, hace tiempo que no te veía.
—Sí estaba haciendo algunas cosas que me mantenían bastante ocupado, pero bueno ya las he terminado y por eso vengo.
—¿Ah...si?—ella dudó.
—Si, en realidad esas cosas tenían que ver contigo—la miró a los ojos.
—Bueno, entonces cuéntame—ella se empezaba a preocupar, pensó en llamar a Jack, pero no quiso decir nada todavía.
—Mira teresa, quiero que sepas que sé quién eres y quiero que desaparezcas de la vida de mi hermano, sé todo de tu vida y el tipo de madre que tuviste. Debe ser terrible que todos tus amigos y conocidos, se enteren de que tu madre trabajaba...ofreciendo sus servicios al mejor postor, pero debe ser peor aún que tu novio, que piensa que tu eres lo mejor que le ha pasado en la vida, se entere, y de paso lo sepan también las personas que lo conocen y lo empiecen a evitar porque no quieren relacionarse con alguien que está casado con la hija de una prostituta.
—Con cada palabra que salía de su boca, Teresa se sentía morir. Justin se había portado tan especial con ella al principio y ahora la trataba como basura.
—También puedo decirle que de niña te educaron para que fueras igual que tu madre y que ya a esa edad trabajabas prostituyéndote. ¿Quién no me iba a creer? Ni tu propio abuelo quiere que sepan que eres de su familia porque te considera una deshonra.
—¿Porqué? Yo no te hecho nada, antes parecías apreciarme y ahora actúas como si me odiaras—le dijo con un nudo en la garganta.
—No te odio, pero no estoy dispuesto a que le chupes la sangre a mi hermano, he visto como hace todo lo que le dices y no quiero que lo exprimas hasta cuando ya no tenga nada y entonces lo tires como si nada. En ningún momento le dijo que Jack pensaba pedirle que se casara con ella.
—¡Eso nunca va a pasar! Yo amo a Jack, quiero lo mejor para él y para ti, que eres su hermano—le dijo sollozando.
Justin odiaba ver llorar a una mujer y si seguía escuchándola, no podría continuar con su plan—¡Mira! No me digas nada más, ya estoy cansado de escucharte. Solo vine aquí para decirte que es mejor que dejes a mi hermano, inventa algo pero déjalo en paz, sino te alejas de él, le contaré todo, no solo a él, sino también a Carly y a todos en el spa.
—Tú no me avergonzarías así, Justin, no eres una mala persona.
—No lo soy, Teresa, pero defiendo a mi familia contra lo que sea—le dijo tajante y se puso de pié—Piénsalo, es mejor así—luego salió de la cafetería y la dejó allí llorando.
Teresa cambió mucho en esos días con Jack Y trató de alejarse, pero el siempre la buscaba y le preguntaba qué era lo que sucedía. Ella ya no sabía que más hacer y entonces después de un tiempo él también comenzó a cambiar, rompiendo así su corazón porque ella lo hacía por él, pero lo más seguro era que si él lo hacía fuera por otra mujer o porque se había aburrido rápidamente de ella.
—Teresa —la llamó un día que la vio caminando por el spa.
—Hola
—Solo dime algo, tú no quieres que vaya a tu casa, cuando te llamo te niegas, no quieres hablarme. ¿Tienes a alguien más?
—No
—Entonces ¿Qué sucede?
—No puedo decírtelo, perdóname—no tuvo el valor de mirarlo.
—Tal vez, lo que me dijo alguien una vez, si es cierto—dijo él mirándola con desprecio.
—¿Qué fue lo que te dijeron?—ella levantó su mirada desafiante hacia él.
—Que tu salías un rato con los hombres, pero después de sacarles algo los dejabas.
—¿Y qué te he sacado yo a ti? La moto que le diste a mi hermano, que no fue un regalo porque él te la está pagando, la inversión que pensabas hacer en tu gimnasio? Te recuerdo que yo daba la mitad y tú la mitad, eso no era un regalo, era un negocio, a ver...—se quedó pensando— ¿Qué más? Ah sí, las flores y las invitaciones que me has hecho? Pues con mucho gusto si me haces una lista de lo que gastaste, te pagaré así sea pidiendo un préstamo porque ¿sabes algo? A partir de este momento ya no quiero saber más nada de ti—le dijo y se dio la vuelta. Se fue corriendo a la oficina de Carly, aprovechando que no estaba en ese momento y se encerró allí a tranquilizarse.
Alguien tocó la puerta y ella tuvo la esperanza de que fuera Jack, pero cuando la puerta se abrió era Desi.
—Oh cariño, vi lo que pasó, lo siento tanto—la abrazó.
Teresa lloró amargamente porque sabía que lo que Jack sentía por ella se había convertido en desprecio, pero era mejor así, ella no quería que tuviera problemas con su hermano y en su trabajo por su causa.
—¿Crees que las cosas mejoren?
—No lo creo, es mejor así, el y yo no debemos tener nada.
—¿Porqué? Ese hombre te adora—le dijo sorprendida de que ella pensara de esa manera.
—A veces los finales felices no existen para personas como yo.
—Eso no es cierto Tere, si quieres hablo con él.
—No, déjalo así—trató de recomponerse—Ya me tengo que ir a hacer varios masajes que tengo ahora en la tarde, nos vemos después—salió de prisa antes de que Desi, le dijera algo más.
Teresa llegó esa noche tarde a su apartamento y se encontró con que todo estaba tirado y revuelto. Se asustó pensando que su hermano estaba allí en el momento en que los ladrones entraron y corrió a su cuarto, pero no estaba, llamó a su celular y al escuchar su voz, casi se cae del alivió. Llamó a la policía, que le hizo las preguntas de rigor, pero no vieron nada que implicara a alguna persona, las únicas huellas en la casa eran de ella, o de su hermano. Quedaron de seguir una investigación y se fueron. Jorge y ella tuvieron que ponerse a arreglar todo. Cuando estaba limpiando su móvil sonó y la voz del otro lado era la de alguien que había esperado jamás volver a escuchar.
—Hola Tere.
Ella se quedó sin palabras.
—No vas a saludar a papi? Bien, si no vas a hablar, entonces hablaré yo. Necesito dinero, pero también necesito verte en persona, hace unos días pasé por ese sitio donde trabajas y te vi, estás hermosa, eres muy parecida a tu madre.
—Que...que...es lo que quieres?
—Nada, lindura, solo quería verte y que me ayudaras un poco, ya que soy nuevo en el país.
—No tengo dinero.
—Eso no lo creo, vi tu apartamento y me parece que para mantener ese estilo de vida y darle el colegio a tu hermanito, se necesita tener dinero. No me lo hagas más difícil y déjame tres mil dólares en el pequeño buzón que está a la vuelta de la esquina o si quieres verme, podemos encontrarnos mañana en la tarde.
—Veré lo que puedo hacer—dijo con rabia contenida.
—muy bien, mientras recuerda lo que le pasó a tu pequeño apartamento el día de hoy, eso solo es un recordatorio de lo que puede pasar si no me cumples.
Teresa cortó la comunicación, sintiendo ganas de vomitar.
—¿Qué pasa Tere?
—Era Álvaro
—No puede ser, el está en la isla.
—Ya no, quiere dinero. Lo que pasó hoy fue obra de él.
—Ese desgraciado. Tenemos que avisarle a la policía.
—No podemos, será peor.
—No me importa, el no te va a extorsionar y de paso a acechar todo el tiempo, sabes lo que ese hombre te puede hacer, tiene una obsesión contigo.
—Lo sé, recuerdo muy bien, todo lo que me hizo.
—¿Entonces? Por favor, déjame avisar a la policía.
—Es mejor que llamemos a Carly, su cuñado es policía y prefiero que sea alguien conocido.
El hermano de Teresa los llamó y casi enseguida se aparecieron allí para ayudarla. El cuñado de Carly también llegó y les hizo algunas preguntas, luego quedó de hacer averiguaciones, pero le dio recomendaciones para su seguridad.
—Creo que esas recomendaciones no son necesarias, voy a sacar a mi hermano de la escuela y a renunciar al trabajo.
Carly se sorprendió— ¿Por qué?
—Porque si me quedo, esto va a terminar mal y no quiero eso, ustedes no lo conocen.
—No me parece que esa sea la decisión correcta, cariño, estás nerviosa, pero cuentas con todos nosotros.
Vitto le tomó la mano—Si quieres puedes venirte a vivir con nosotros.
—No, eso nunca, ese hombre puede hacerles daño a ustedes solo para llegar a mí. Es mejor irme...
—Ni se te ocurra volverlo a decir Tere, si la cuestión es de que te sientas más segura, entonces puedes ir al centro de mujeres maltratadas donde está mi cuñada trabajando y allí te puedes quedar hasta que termine el instituto y tu hermano termine la escuela, pero estoy segura de que antes que eso pase, ya lo habrán atrapado.
—Mientas tanto donde guardo todas mis cosas?
—Podemos llevar todo a una bodega, mientras estás en el centro.
—Tal vez, sea una buena idea Tere—dijo su hermano.
—Está bien, lo haremos por lo menos por un tiempo.
Esa noche se quedaron allí, la policía envió una patrulla toda la noche y el día siguiente, pero el padrastro de ella nunca apareció. Teresa se moría de ganas de ver a Jack y lo llamó para sentir apoyo y para contarle lo que había sucedido.
—Hola.
—Hola Jack.
—Teresa ¿Qué deseas?
Sonaba tan frío y tan lejano, que ella sintió que le dolía el alma.
—Solo quería escuchar tu voz y contarte lo que ha pasado en estos días.
—No te preocupes, ya Vitto me contó y lo siento mucho por ti, debe ser duro tener un hombre obsesionado contigo hasta tal punto que quiera hacerte daño, pero también pienso que tú te lo has buscado. Deberías escoger mejor las personas con las que te metes.
Teresa no podía creer lo que estaba escuchando. ¿En qué momento su Jack, su dulce y amoroso Jack, se había convertido en un hombre tan duro, que le hablaba con tanto rencor?
—Jack por favor, solo escúchame, quiero explicarte todo lo que ha sucedido y la razón por la cual estaba tan extraña contigo.
—Teresa, no lo sé...
—Por favor, mi amor.
Cuando él le iba a responder, Teresa escuchó una voz—Amor, ya estás listo? Te estoy esperando.
—¿Quién es? —le preguntó Teresa.
—Es una amiga
—Estás en tu casa?
—Sí, es que estamos en una cena con la esposa de mi hermano y una amiga de ellos.
—Pero por lo visto, también es muy cercana a ti, ya que te trata de amor. Por Dios, Jack! Solo llevamos tres días peleados.
—No es lo que piensas, es una amiga que conozco hace mucho y toda la vida nos hemos tratado de esa forma, casualmente llegó al país en estos días y mi hermano la invitó—Es mejor que hablemos después, ya me tengo que ir—sin decir nada más colgó.
Teresa se quedó allí con el teléfono en la mano y con la mirada perdida. Seguramente era lo mejor, ella tendría que irse lejos para poder obtener una mejor vida para ella y su hermano, sus ojos ya no podían llorar más de lo que había llorado toda su vida, una vez más tendría que alejarse de todo lo que conocía y empezar de nuevo. Esperaría a que por lo menos se terminara la escuela de su hermano y hablaría con los profesores para ver si podía intentar terminar lo que le faltaba a distancia o si le daban alguna solución.
Esos días que siguieron, siempre había alguien que se quedaba en la casa con Teresa y solo su hermano salía a trabajar y a la escuela, mientras ella con la ayuda de Carly, Vitto y sus hermanos, recogían todas sus cosas.
Vitto quedó de encontrarse con Jack ese día, había llamado a su amigo y le había pedido que se vieran en un restaurante que siempre le había gustado mucho a los dos. Sentía que debía hablar con Jack porque en estos días había visto a Tere muy triste y en ese momento era cuando más necesitaba de él, pero algo había pasado entre ellos y quería averiguar bien lo que era. Quería mucho a su amigo, pero le dijo desde el primer día que no se le ocurriera hacerle daño a esa chica. Todas las amigas de Carly se habían convertido en familia y él se preocupaba mucho por ellas, sobre todo por Teresa, ya que conocía su pasado, aunque nunca se lo hubiera querido decir a Jack. Eso era algo que debía contarle la misma Tere, no era su secreto, para decirlo.
—Hola amigo.
—Hola hermano, hace rato que no te veía—le dijo Vitto.
—He estado bastante ocupado.
—Me imagino porque ya ni siquiera te pasas por el spa, muchos clientes preguntan por ti.
—Sí, lo sé—no dijo nada más.
—Jack eres mi amigo y no me gusta ver que sufres, como tampoco me gusta ver que lo hace una persona tan buena como Tere. La he visto muy triste en estos días y sabes por lo que ha pasado, estos días no han sido fáciles para ella.
—Vitto, ella fue la que cambió, no fui yo.
—No pudiste preguntarle que le pasaba?
—Lo hice y solo me dijo que nada, solo cuando le dio la gana, decidió que ahora si era tiempo de explicarme lo que sucedía.
—Esa chica ha salido adelante por simple voluntad, más de una persona la ha tratado como si no fuera nada. Teresa se merece lo mejor del mundo y si tanto la buscaste y tan impresionado estabas con ella para estar meses detrás, casi acosándola, me parece que al menos se merece que la escuches y si ella no te llama, búscala y pídele una explicación, te aseguro que nada de lo que estés pensando de ella, es cierto.
—Vitto, hermano, deseo muchísimo verla, pero ella estaba tan cambiada en esos días y casualmente mi hermano me había dicho que ella no era lo que yo pensaba, creo que tal vez me dejé llevar. No sabes lo que he deseado llamarla en estos días, pero la última vez que hablamos las cosas no fueron bien y ella comenzó a reclamarme por estar con una amiga y yo estaba tan envenenado, que me porté muy mal con ella y le dije cosas que sé que le dolieron, pero también pienso que ella esconde cosas y yo no sé vivir con mentiras, no me gusta, ya pasé por una relación así y sabes bien que no terminó bien.
—Lo sé amigo, pero créeme, yo nunca te diría que la buscaras sino pensara que de verdad, es una buena persona. Ustedes dos son muy queridos para mí y se merecen estar juntos. También conozco a tu hermano y te lo digo con mucho respeto, pero debes cortar ese cordón umbilical que tu hermano tiene contigo, es absurdo que crea que todavía eres el chiquillo que terminó de criar, tú debes cometer tus propios errores, Jack.
—Lo haré, tienes razón. Iré a su casa esta noche.
—Ella ya no vive en su casa, está en el centro de mujeres maltratadas por lo que sucedió.
—No lo sabía—dijo arrepentido—Estaba enterado de que se habían metido a su apartamento, porque me lo dijiste, pero lo otro...
—Por eso quería verte, no hemos podido hablar bien y quería que supieras lo que estaba pasando.
—Voy a buscarla hoy mismo le diré que vaya a mi apartamento, no tiene porque estar en el centro.
—Amigo, tú conoces a Teresa, no creo que sea nada fácil convencerla, pero tu tendrás tus métodos—le dijo dudando que Teresa quisiera irse con él, después de cómo parecía que la había tratado.
—Quisiera encontrarme a ese hijo de puta que entró a su apartamento, para ahorcarlo con mis propias manos. Me imagino el miedo que tuvo que haber sentido.
—Por eso, debes estar con ella, lo material no es importante, pero en el caso de ella, que todo le ha costado tanto trabajo, es muy duro ver que todo lo echaron a perder. Tal vez ella no sea una persona fácil, pero es por todo lo que le ha pasado, sin embargo, si tienes paciencia con ella y llegas a su corazón, te aseguro que las cosas van a mejorar—le dio una palmada en el hombro—Lucha por ella, hombre.
—Lo haré, ella lo vale todo.
Capitulo 12
Jack no pudo casi trabajar ese día pensando en Teresa, terminó de hacer todo rápido y se fue a buscarla. Cuando llegó al spa, le dijeron que hacía días no iba, así que fue al centro de mujeres maltratadas, preguntó por ella en la entrada, pero como no sabían quién era, demoraron un poco. No era fácil entrar allí, precisamente por el tipo de casos que trataban, muchas de las mujeres en ese sitio estaban escondidas de sus maridos que las perseguían, muchos querían matarlas y era por eso que había vigilancia todo el tiempo. Jack escuchó que se abría la puerta y lo dejaron pasar, cuando llegó a la recepción allí estaba Teresa.
—Hola—lo saludo distante.
Él la observó detenidamente y la vio delgada y con ojeras, se sintió culpable, porque él le había dicho que la protegería y no había cumplido su promesa, en el primer problema la había dejado sola—Hola cariño.
—¿Qué quieres Jack?
—Solo quiero hablar contigo, yo...lo siento, no quise dudar de ti Tere, pero es que estabas tan rara en esos días.
—Y lo mejor fue pensar mal ¿Verdad?
—Todos cometemos errores, nena.
—Vete Jack
—No lo voy a hacer, te prometí un día que te cuidaría que no permitiría que nada malo te sucediera.
—No necesitas cumplir esa promesa, en poco más de un mes, me iré de la ciudad.
—Tere, por favor ¡podemos hablar en privado?
—No veo razón para eso
—Solo un momento—tenía que convencerla como fuera de no dejarlo, si ella se iba él se volvería loco de tristeza, ella era su mundo y él como un idiota la había tratado mal, la había juzgado sin saber sus razones.
—Solo cinco minutos, necesito terminar de organizar algunas cosas todavía.
—Bien, solo cinco minutos.
Subieron al tercer piso y allí, abrió la puerta de su cuarto.
—¿Tu hermano está aquí?
—Está en la escuela—le dijo, mientras lo dejaba entrar. Era un cuarto bien acondicionado, pequeño, pero iluminado. Ella tenía cajas unas encima de otras sin desempacar y solo estaba una cama con una mesa de noche y una mesa auxiliar con una silla. Un televisor empotrado en la pared y nada más.
—Lamento mucho que estés viviendo de esta manera, sé lo mucho que significaba el apartamento para ustedes.
Ella suspiró— ¿Qué quieres Jack?
—Ya te lo dije, quiero hablar contigo, saber porque te comportaste así hace unos días, no quiero que lo nuestro termine.
—Yo en cambio solo quiero largarme de esta ciudad y no volverte a ver—le dijo como si nada, pero por dentro se moría con cada una de esas palabras—Yo quería explicarte todo, pero tú me demostraste que no confías en mi y así, es muy difícil tener una relación, además no te conviene estar con una persona como yo.
—¿Por qué lo dices?
—Pregúntale a tu hermano.
—¿Qué tiene que ver él en esto?
Ya te dije que se lo preguntes, ahora debo irme—su actitud era totalmente desentendida..
Jack sintió rabia y también una impotencia grandísima al ver que ella hablaba como si ya nada le importara y al sentir que se estaba alejando de él. Tenía que hacer algo para no perderla. Ella se dio la vuelta y en ese momento el aprovechó para tomarla por la cintura.
—¿Qué haces? —le gritó.
Él tapó su boca para que no hiciera ruido y entonces la apretó contra la pared y poco a poco fue quitando la mano, pero cuando vio que ella iba a gritar, volvió a tapar su boca, solo que esta vez, con un beso. Tomó su boca con rabia, pero enseguida, al sentir sus delicados labios, ese beso cambió y en lugar de ser castigador, se volvió un beso tierno, amoroso y lleno de pasión, su lengua lamía y acariciaba, enviando deliciosas sensaciones a través de ella. Ella no supo como lo hizo pero Cuando su espalda encontró el colchón, ya era tarde para dar marcha atrás, estaba totalmente perdida y ardiendo por él. Sus labios viajaban por su cuerpo volviéndolo a la vida, Teresa no quería tener nada con él, tenía rabia por la forma en la que la había tratado, pero no fue capaz de decirle que no. Ella se arqueaba mientras recibía sus besos que lentamente bajaban de sus labios a su cuello y de allí a sus pechos. Su camiseta fue retirada con rapidez y casi enseguida sus pantalones corrieron con la misma suerte. Ella arrancó su camisa sin importarle que los botones salieran volando.
—Te necesito tanto, amor—le dijo él entre caricias desesperadas—No sé si sea capaz de tomarlo lento, quiero estar dentro de ti, ahora.
—Sí...—le respondió ella, con su voz cargada de anhelo—Yo tampoco lo quiero lento.
La rodilla de él, presionó de repente entre las piernas de ella y le arrancó un gemido de placer por la deliciosa sensación de algo que rozara su inflamado sexo.
Jack buscaba desesperadamente tocar, morder, saborear más piel, ella quería exactamente lo mismo así que metió su mano entre los dos cuerpos y llegó al cinturón, lo soltó y busco a tientas el cierre hasta que encontró lo que buscaba, se apropió de su miembro que se sentía húmedo, grande y duro, comenzó a acariciarlo, mientras él se daba un banquete con sus pechos, chupándolos fuertemente hasta hacerla gritar. Tiró y apretó sus pezones haciendo que todas sus terminaciones nerviosas estuvieran a punto de explotar y su vagina comenzó a llorar de necesidad.
Ahora estaban piel con piel prácticamente lo único que estorbaba era la ropa interior que él en un segundo se quitó y luego volvió a cubrirla con su cuerpo, llenándolo de besos, para por fin bajar hasta su lugar secreto, donde deseaba estar enterrado profundamente. Extendió sus piernas de lado a lado, dejando expuesto su hermoso sexo rosado, mojado, agarrándose la base del pene con los dedos, empujó el hinchado miembro contra su entrada y empezó a penetrarla.
El placer los hizo gemir al tiempo, Teresa se arqueó para sentir más la penetración y el comenzó a embestirla con desesperación y al mismo tiempo con amor. Ella se abrió a él tanto en su alma como su cuerpo, recibiendo sus sentimientos dentro de su corazón, dejando que él le demostrara lo mucho que la amaba y lo arrepentido que estaba, mientras en su cuerpo lo aceptaba con hambre, sintiendo como sus músculos internos se estiraban a medida que él entraba en ella, cada vez más profundo.
Sus miradas se encontraron—Te amo—dijo él desde el fondo de su corazón, mientras seguía moviéndose dentro de ella. Sus estocadas se volvieron más rápidas y entonces los dos explotaron en un enorme orgasmo, que los hizo sentir como si fuéran un solo ser.
Jack se desplomó sobre ella apenas consciente del momento. Ella comenzó a acariciar su cabello mientras él le daba besos en el cuello.
—Perdóname nena, te amo y no quiero perderte.
—Perdóname tú también, me dio rabia tu desconfianza.
—Te prometo que nunca más haré las cosas de esa manera, solo quiero saber porque has cambiado tanto.
—Tenía miedo de que tu hermano te dijera que tal vez soy hija de una mujer que era trabajadora sexual, pero te juro que ni yo misma sé si es cierto.
—¿Por qué mi hermano está metido en esto?
—Yo no quiero que ustedes peleen por mi culpa, es solo que él piensa que yo soy una trepadora, que me estoy aprovechando de ti y entiendo que quiera proteger a su hermano, pero yo no soy así.
—Vuelve conmigo Tere, cásate conmigo, quiero vivir el resto de mi vida a tu lado, fui un idiota al pensar mal de ti.
—¿Me estás pidiendo de verdad que me case contigo?
—Sí, cariño—se levantó y buscó su pantalón que estaba tirado en el piso, sacó una pequeña caja del bolsillo y la abrió frente a ella—Teresa, mi amor ¿Quieres ser mi esposa?
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas— ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres y que siempre confiarás en mi?
—Te lo juro, amor.
—Entonces, si, acepto—le dijo tirándose a sus brazos.
Jack la recibió feliz—te amo, te amo, te amo—mi hermosa Teresa.
—¿Quieres irte a mi apartamento?
—No.
—¿Por qué?—le pregunta confundido.
—Porque quiero hacer mis cosas normalmente y estar aquí hasta que todo se solucione, no quiero involucrar a la gente que quiero, en esto que me está pasando, además ya estoy aquí, ¿Para qué mudarme?
—Yo dije que te protegería.
—Lo entiendo, pero entiende que quiero mi espacio y aunque no tengo casa, este es mi espacio ahora y cuando quieras que duerma en tu casa solo tienes que decirlo—le dio un beso.
—Eres terca, mi vida, pero si eso es lo que quieres lo haré así, solo te digo que quiero que te quedes a dormir toda la semana en mi casa, de manera que solo estarás en el día aquí o en el trabajo.
—Tengo que estar pendiente de mi hermano.
—Lo harás, pero en la noche eres mía—la abrazó y volvió a recostarla en la cama—Ahora, lo único que quiero es recuperar el tiempo perdido.
Al día siguiente Jack va a buscar al abuelo de Teresa y habla con él, le cuenta loe especial que es ella, se sienta con él determinado a dejarle saber el tipo de nieta que tiene y lo estúpido que ha sido al alejarla de él. El anciano se arrepintió y le dijo que su hermano estuvo en su oficina y él le dijo muchas cosas de Teresa para que pudiera separarlos, le contó que le había dicho a su hermano que sospechaba que Teresa era prostituta como lo había sido su madre, pero la verdad es que la madre de Teresa había sido una mujer trabajadora y honesta, que para ganarse la vida tuvo que vender licor y cigarrillos en el malecón, donde hay mucha prostitución. Jack salió de allí con un nudo en la garganta, por el dolor que sentía a causa de las mentiras de su hermano y decidió no volver a hablar con él.
Teresa salió de su casa ese día y cuando llegó al spa le contó a todas lo del compromiso y todas estaban gritando felices.
—Felicidades amiga, te mereces lo mejor del mundo—le dijo Desiree.
—Que bien, Tere. Jack es el mejor hombre del mundo, es muy amable, responsable, hogareño y sobre todo se ve que te adora, Vitto se va a poner tan contento—comentó Carly.
—Lo sé amiga, no lo podía creer cuando me lo preguntó.
—Definitivamente con los hombres hay que ejercer algo de presión para ver resultados, esa pelea que tuvieron sirvió para mostrarle lo que se estaba perdiendo.
—Creo que las cosas, van a mejorar después de esto.
—Seguro que si, ahora tenemos que hacer una fiesta de compromiso.
—¡Claro que si! —dijo Carly emocionada—lo podemos hacer en el restaurante, quedará divino todo.
—Muchas gracias, chicas. Cuando salga de trabajar quiero ir al hospital para contárselo a Margui, estoy segura de que se va a poner feliz.
—Hazlo, ella necesita precisamente eso, buenas noticias—le dijo Desiree.
Más tarde cuando salió del trabajo, pasó por el hospital y le dio la buena noticia a Margarita y a Ricky, los dos estaban felices.
—Felicidades Tere, que excelente noticia—la abrazó.
—Quería venir a darte la noticia personalmente, sabía que te alegrarías.
—Claro que si, Jack y tu hacen una pareja hermosa, estoy segura de que van a ser muy felices—le dijo con cierto tono de tristeza en su voz.
—Todos tenemos derecho a segundas oportunidades, Margui, yo sé que más adelante encontrarás a alguien que te quiera y te valore.
—Ya no quiero más hombres en mi vida, quiero estar sola con mi hijo, nada más—Fue tajante.
Ricky que estaba escuchando toda la conversación, se acercó a ella—Eso no va a pasar, tu eres una mujer que nació para ser amada—tomó su mano y la besó, ella lo miró con tristeza, pero no dijo nada.
—Chicos está lloviendo a cantaros, me tengo que ir, quedé de encontrarme con Jack en la casa.
—Está bien, chica enamorada, nos vemos después—Margarita le dio un beso.
—Nos vemos mañana.
—Se despidió de Ricky y salió deprisa, volteó a mirarlos un momento y lo vio a él, arropando a Margarita, luego se sentó a su lado pacientemente y se puso a ver televisión con ella. Tere se dio cuenta de lo ciega que estaba su amiga en ese momento, cualquiera vería que ese hombre estaba loco por ella.
Condujo rápido a pesar de que llovía fuertemente, llegó al centro y comenzó a timbrar en la puerta, pero nadie le abrió, así que tuvo que salir del auto para ver si alguien estaba allí o el guardia había dejado su puesto un momento. A los pocos segundos de haber salido a la lluvia, sintió una mano en su hombro.
—Hola Teresa—era su padrastro.
—¿Qué quieres?—le preguntó mirando para todos lados, buscando alguien que la ayudara.
—Supe que le dijiste a la policía sobre mi y que me andaban buscando.
—Es mejor que te vayas Álvaro.
¿O qué? —se fue acercando.
—Si me tocas, grito y te juro que me van a oír de aquí a la luna.
El no hizo caso y se acercó más, Teresa gritó y afortunadamente, el guardia regresó a su puesto y alcanzó a ver que había alguien con ella, salió con la pistola en la mano.
—¿Quién está allí? Identifíquese o disparo—le gritó.
Su padrastro se asustó y se fue.
Al entrar al centro, se encontró con su hermano que estaba estudiando y al verla tan pálida comenzó a hacerles preguntas. Ella le contó y él enseguida le dice que llamen a Jack, pero ella no quiere que él se entere de nada porque insistiría en que se fuera a su apartamento y si el hermano de él, lo sabía, solo causaría más problemas. Lo dejó así y rezó porque ese hombre se olvidara de ella y fuera la última vez que la buscara.
Las semanas siguientes fueron tranquilas, Teresa estaba avanzando mucho en sus terapias con la sicóloga, su hermano había salido muy bien en los exámenes y se graduaría con honores, estaba muy orgullosa de él y había aceptado a regañadientes que entrara en la academia militar con una buena ayuda de Jack. Ese día en la noche tuvieron la cena de compromiso en el restaurante de Vitto y fueron Desiree, Margarita, ya más recuperada y como siempre acompañada de Ricky, Estuvo también Carly que ya estaba a punto de explotar según ella y su esposo y también fueron las hermanas de Vito y sus hermanos que no se perdían la ocasión de pasar un buen rato al lado de sus seres queridos, acompañados de una buena comida italiana.
Se escuchaban chistes, comentarios, voces por todos lados, las familias italianas, había aprendido Tere, eran bastante ruidosas, pero muy entretenidas. Todos festejaban el anuncio del compromiso como si Jack y ella fueran dos integrantes más de la familia.
—Yo propongo un brindis—dijo Carlo, uno de los hermanos de Vitto.
—Estoy de acuerdo—dijo Vitto.
Toda la familia alzo sus copas.
—Por Jack y Tere, que sus vidas sean plenas, que siempre prime el amor y su matrimonio sea muy bendecido con muchos hijos.
—Por Jack y Tere—dijeron todos al unísono.
De repente entró el hermano de Jack.
—¿Qué haces aquí Justin?
—Hermano ¿Dónde está tu dignidad? Te has involucrado con una mujer que solo te busca por tu dinero y que de paso es...una mujer de dudosa reputación, al parecer igual que su madre.
Las mujeres en el restaurante jadearon ante aquellas palabras y los hombres miraron a Justin con ganas de matarlo. Vitto se levantó y su furia era palpable en su rostro—Justin te agradezco que retires tus palabras, no voy a quedarme tranquilo mientras insultas a Teresa—le dijo en un tono de advertencia.
—No Vitto, déjame esto a mí—le dijo Jack.
Teresa no soportó pasar por todo esto y saló corriendo, llorando. Jack se levantó y haló a su hermano a la salida del restaurante y allí lo golpeó—No te di un puñetazo allá adentro por respeto a la familia de Vitto, pero aquí te voy a enseñar a respetar a mi mujer—se abalanzó sobre él. Se dieron puños y Jack le rompió la nariz, entonces escucharon un grito, era la esposa de Justin que acababa de llegar en su auto y los estaba viendo.
—No puedo creer esto, sabía que esa idea tuya de proteger a Jack de Teresa iba a terminar así ¡Es que no ves que tu hermano, ya no es un niño?
Los dos estaban ensangrentados, pero el que llevaba las de perder era Justin, ya que su hermano era mucho más fuerte y pesado.
—Solo por ella voy a detenerme—le dijo a Justin, señalando a Pam—Lárgate, no quiero volver a verte en mi vida, me has decepcionado—lo miró con tristeza.
—Por favor Jack—lo llamó Tere, que había presenciado todo—No digas eso, es tu hermano.
—No necesito que me ayudes—le dijo Justin con rabia.
—Un hermano que no respeta a su futura cuñada—lo miró con rabia.
Ella con lágrimas en los ojos, le pidió que no pelearan más, les dijo que eran hermanos y que eso no estaba bien.
—Tú eres la culpable de que nosotros dos, que toda la vida hemos sido muy unidos, nos separemos. ¡Eres tú la culpable de la desunión de esta familia!—le gritó, luego subió al auto con su esposa.
Teresa se quedó sorprendida por lo que Justin acababa de decirle y se quedó pensando si era cierto.
—Cariño, no llores—le dijo Jack.
—Yo... ya no sé si esto sea una buena idea.
—¿De qué hablas?
—Estoy llena de problemas, de vergüenza, no soy la mujer que tú te mereces, Jack.
—Claro que lo eres, a mi no me importa lo que piensen los demás, solo me importas tú—tomó su mano—entremos al restaurante, está haciendo mucho frío.
Ella miró hacia donde todos estaban reunidos—Quiero irme a casa.
—Es nuestra celebración de compromiso, Tere, no podemos hacerles ese desaire a todos los que han venido por nosotros.
—Voy al baño primero, luego salgo.
—Bien—le dijo satisfecho porque al menos no había decidido irse—Te espero en la mesa.
Teresa estaba lavándose las manos y refrescándose un poco, se miraba en el espejo y veía su rostro triste, sabía que no sería capaz de llegar a la mesa y encarar a toda esa gente, después de lo que Justin había hecho. La puerta del baño se abrió y entró Claudia, tenía cara de pocos amigos y se le acercó.
—Sabes lo que opino de todo esto, Tú me dijiste que no le harías daño.
—Yo no le hecho daño, Claudia.
—Debiste dejarlo en paz, tenía mucho tiempo detrás de ti y siempre lo rechazabas ¿Porqué decidiste comenzar a salir con él?
—Eso es algo que no te incumbe.
—Me interesa porque él me gusta y sé que puedo ser la mujer indicada para él, yo no tengo un pasado cómo el tuyo, mi familia no me desprecia y puedo ser una mujer de la cual él se sienta orgulloso.
Sus palabras dolieron porque eran ciertas, ella nunca sería motivo de orgullo para él, sería la esposa de un hombre bueno, íntegro, amoroso e importante, de la cual todos hablarían mal y se burlarían.
—Tengo que irme—le dijo rodeándola para pasar hacia la entrada.
—Todavía no he terminado—la agarró del brazo—Déjalo, hazle ese favor.
Teresa se soltó furiosa—Claudia, nunca pensé que escondieras esa faceta de mujer cruel y obsesiva—le dijo ocultando su rabia tras una cara de sarcasmo—él no te quiere, entiéndelo—salió del baño sin mirar atrás.
—Ya lo veremos, querida— dijo Claudia, cuando se quedó sola.
Al día siguiente Teresa estaba muy pensativa, no sabía cómo hacer para terminar todo con Jack, sabía que lo mejor era seguir con su plan de irse de la ciudad y poner tierra de por medio entre los dos. Fue al spa y estuvo trabajando como un robot, sin ver ni escuchar realmente a nadie, sentía todo el tiempo la mirada penetrante de Claudia sobre su espalda.
Cuando acababa de atender a un cliente, salió de la cabina de masajes para encontrarse con Jack que la esperaba afuera con una gran sonrisa.
—Hola, no te esperaba—le dijo.
—Lo sé, mi amor, pero traigo una noticia que te encantará—la atrajo hacia él y la besó.
—Umm—cerró los ojos sintiendo sus labios cálidos tocar los suyos—se acordó de que estaban a la vista de todos, y se alejó.
—¿Qué noticia?
—Carly acaba de tener a su bebé.
Ella se sorprendió— ¿Cómo? ¿Cuándo? Nadie me avisó, solo me dijeron que estaba un poco indispuesta.
—Me parece raro, porque Claudia lo sabía y Desiree, le pidió que te lo dijera a ti y las demás chicas para que estuvieran al pendiente de lo que surgiera en el spa, ya que ella estaría todo el tiempo en la clínica.
Teresa se molestó, ya veía como serían las cosas en adelante con Claudia—Bueno, ella no me dijo nada, parece que lo olvidó—le dijo tratando de disimular la rabia que tenía.
—Bueno, ya el bebé nació y Vitto me llamó para decirme que te lo contara y que si querías ir, te llevara.
—Claro que iré—le dijo sonriendo—ya era hora de que ese pequeño llegara a este mundo—se cambió rápidamente y salió con él.
Llegaron a la clínica y se encontraron con el orgulloso papá que estaba en la habitación con una sonrisa que lo decía todo.
—Felicidades! —dijo ella y lo abrazó.
—Muchas gracias Tere—la besó en la mejilla—Acércate para que veas a nuestra preciosidad, es la niña más hermosa del mundo—dijo mirando a Carly como un hombre totalmente enamorado.
—Oh, que belleza, pero si es una cosita divina—Tere tocó su mejilla y le dio un beso a su amiga—Felicidades Carly, que Dios los bendiga a los tres y que cuide mucho de ese pequeño angelito.
—Gracias amiga—estaba un poco demacrada, se notaba que el parto no había sido nada fácil, pero aún así, resplandecía de amor.
Jack y Vitto se quedaron afuera hablando.
—Felicidades hermano, ahora sí, que tu felicidad es completa.
—Hasta dónde puedo ver, tu también tienes todo para ser feliz—respondió Vitto riendo.
—Tienes razón, es el mejor momento de mi vida.
—¿Y para cuando es la boda?
—Queremos que sea en Junio del año entrante, ella dice que es perfecto para casarse, aunque yo opino que nos moriremos de calor, pero hago lo que sea por verla feliz.
Vitto se rió a carcajadas—Bienvenido a mi mundo—lo palmeó en la espalda—otro que cae—miró el reloj—amigo, hablamos más tarde, tengo que ir por un ramo de rosas y oso gigante para mis chicas.
—Está bien amigo, yo mientras tanto voy a entrar a conocer a tu niña.
—Hazlo, verás que es cierto que es una belleza—le dijo mientras se alejaba.
Jack entró despacio a la habitación y se encontró con toda la familia de Vitto, o por lo menos unan buena parte de ella.
Todos saludaron, estaban los hermanos de él, Ricky, Giuseppe y el hermano mayor Tony, con su esposa Alejandra y su bebé. Se acercó para ver la bebé que estaba en brazos de Teresa en ese momento. Era una niña muy pequeña, su piel, muy blanca como la de Carly y los ojos del mismo color de ella, pero el cabello era de Vitto, negro. Su naricita hasta ahora se parecía a la de Carly y la boca no podía decirlo bien, pero era un pequeño botón. La niña tenía su manita apretada contra su boca y chupaba como si no hubiera un mañana.
—Es tan linda—dijo Teresa.
—Gracias a Dios se parece a su madre—dijo él, todos en el cuarto rieron.
—Se parece a su tío más guapo—dijo Tony.
—Quieres decir entonces que se parece a mí—respondió Ricky.
Todos comenzaron a hablar en voz alta y la bebé comenzó a llorar.
—Miren lo que han hecho—les dijo la madre de Vitto, en tono de reprimenda.
—Ven aquí, mi cielo—Carly le pidió la niña a Teresa y luego se tapó con una mantica de la bebé, para darle pecho.
—¿Cómo está Margui?—preguntó Tere a Ricky.
—Está bien, el bebé está perfecto y ya mañana parece que les dan de alta a los dos, aunque ella todavía está muy golpeada.
—¿Cómo va a hacer? ¿En donde se quedará?
—Conmigo, en mi apartamento—le aseguró él..No voy a dejarla sola ni un momento y aunque ese maldito está en la cárcel, no quiero que algo malo les pueda pasar.
—Quiero verla ¿Está dormida?
—Estaba alimentando al niño, cuando salí de la habitación.
—Es algo bueno que Carly y ella hayan dado a luz en el mismo hospital.
—Es cierto—dijo él sonriendo—Si quieres puedes subir a verla, le alegrará saber de ti y de Carly, siempre dice que le hacen mucha falta, aunque la visiten frecuentemente.
Teresa esperó un tiempo prudente hablando con Carly y su familia, mientras la bebé comía, luego se fue al piso de arriba donde estaba su amiga.
Cuando entró a la habitación de ella, la vio levantada mirando por la ventana.
—Hola Margui.
Ella dio la vuelta sorprendida, sus ojos estaban húmedos—Hola Tere—le contestó limpiándose los ojos— ¿Ya viste a la bebé? ¿Cómo es?
—La vi y es una pequeña princesita, toda esa enorme familia está loca por ella.
—Lo sé, la familia de Vitto es muy unida. Estoy segura de que la niña más consentida y amada del mundo.
—Seguro que si—rió Teresa—ahora cuéntame de mi lindo sobrino—la tomó de la mano y la llevó hacia la cama.
—No quiero estar en esa cama.
—Ya pronto saldrás de aquí y no tendrás que ver más esa cama.
—¿Cómo lo sabes?
—Ricky estuvo hablando conmigo y me dijo que ya el médico estaba hablando de dar de alta a su chica favorita que hasta donde sé, eres tú.
—El doctor Martínez, es un amor, me ha tratado muy bien desde que llegué.
—Margui...si quieres puedes quedarte conmigo, no tengo la súper casa, pero mi apartamento es tuyo hasta cuando quieras.
Margarita la abrazó—Muchas gracias amiga, me gustaría mucho, pero Ricky, habló conmigo y me dijo que me fuera con él y aunque no me gusta mucho la idea, no me podré negar. Contrata una enfermera para mí y una nana para el bebé.
—Ese hombre te adora—le dijo Tere suspirando.
—No me adora, solo cuida de mí porque se autoproclamó mi abogado y como me ve sola y los hermanos de Vitto tienen delirio de caballero andante, pensó que lo mejor era estar cerca de mí.
—No te equivoques Margui, ese hombre tiene mucho interés en ti y sé ha encariñado con el bebé.
Tal vez, pero después de lo que sucedió lo que menos quiero es pensar en hombres—comenzó a cambiar canales en el televisor—mejor háblame de ti.
—¿Cómo va todo con Jack?
—Va bien, pero su hermano me odia.
—Cuando vea lo especial que eres y cómo amas a su hermano, cambiará de parecer.
—Eso espero, no me gustaría que Jack se distanciara tanto de él, que no volvieran a verse por mi culpa.
Margarita vio su cara un momento—pero algo más te preocupa ¿Verdad?
—Bueno...Está lo de Claudia, que cada vez me odia más y está convencida de que solo le hago daño a Jack, dice que ella sería una mejor esposa para él y a veces hasta yo misma pienso que tiene razón.
—No seas tonta, niña, ella está dolida porque él no la escogió a ella, pero ¿Qué puedes hacer tú, si las cosas simplemente pasaron de esa manera? Jack te vio la primera vez y se enamoró de ti enseguida, Carly, Desi y yo lo vimos, bueno, es que hasta Vitto se dio cuenta que hubo algo ese día.
—Tal vez, pero él se merece algo mejor.
—No pienses eso y ni se te ocurra dejarle el camino libre a esa tonta de Claudia.
Teresa no dijo nada.