Tus pensamientos vuelven a ti como un bumerán

Antípoda del péndulo

Ahora vamos a revisar tus deberes. ¿Qué péndulos se pueden calificar como constructivos? Respuesta: no existe tal cosa. Suena a paradoja, pero es así. No te ofendas, estimado lector: la pregunta era provocativa. El objetivo único y más importante de cualquier péndulo consiste sólo en obtener energía de los partidarios. Si no recibe energía, el péndulo se detiene.

El péndulo es constructivo sólo respecto de sí mismo, pero de ningún modo respecto de ti. ¿Qué hay de constructivo y creativo en que te quiten energía? Por supuesto, los diferentes péndulos son agresivos y destructivos en distintos grados. Por ejemplo, es difícil imaginar que el club de voley-playa se levante contra el club de nadadores de invierno. Mas la pertenencia al club de voley-playa tampoco te estropeará la vida. Sin embargo, este péndulo también se alimenta de la energía de los partidarios y, si éstos se aburren de tal pasatiempo, el club dejará de existir. Pero esto no es nada comparado con la pertenencia a un bando terrorista, donde uno puede perder la libertad y la vida.

Puedes contradecir: «Si voy al club de fitness donde me ocupo exclusivamente de mí mismo, ¿de qué manera doy la energía al péndulo del club?». Es igual; aunque te ocupes de ti mismo, estás obligado a cumplir ciertas normas. En tu casa puedes hacer lo que te dé la gana, pero en un club todos sus miembros, de una u otra manera, actúan en la misma dirección; cumplen con las reglas determinadas por el sistema y de esta manera brindan al péndulo energía colectiva. Si todos los miembros del club se desbandan, el péndulo quedará sin suministro de energía y se detendrá.

Podemos plantear la cuestión de otra forma: ¿existen estructuras energéticas que no necesiten de tu energía? Resulta que existen. Una de ellas es la ola de de la suerte o coincidencia de las circunstancias favorables personalmente para ti. Cada uno tiene sus olas de éxito.

Frecuentemente sucede así: tuviste suerte en algo y tras ésta llega una cascada de otras sorpresas inesperadas. Parece que en tu vida comenzó una racha buena. Pero las sorpresas no siempre llegan en cascada: sólo e infaliblemente en caso de que el primer éxito te haya alegrado la vida y causado buen humor.

«La rueda de la fortuna» o «el pájaro azul de la suerte» no son sólo metáforas abstractas. La ola de la suerte se forma a modo de una acumulación de líneas de la vida favorables para ti. En el espacio de las variantes hay de todo, incluso tales filones de oro. Si te encuentras en las líneas extremas de esta heterogeneidad y atrapaste la suerte, por inercia, puedes deslizarte a otras líneas de acumulación, donde vas a hallar otras circunstancias favorables. Pero si tras el primer éxito de nuevo tienes una racha mala, significa que el péndulo destructivo te enganchó y te desvió fuera del filón de oro.

La ola de la suerte trae suerte sin quitar al mismo tiempo la energía. Podemos compararla con la ola marina que arroja a la costa al nadador agotado. La ola de la suerte te traslada a las líneas felices de la vida. Al igual que el péndulo, la ola no se preocupa por tu destino, pero tampoco necesita tu energía. Si quieres, túmbate encima de ella y empieza a nadar; si no quieres, ella te pasará por alto sin compasión. La ola de la suerte es una formación temporal, pero no se apodera de la energía ajena, por lo que al fin se extingue como las olas marinas que se rompen contra la orilla.

La ola de la suerte puede darse a conocer bajo la forma de buenas noticias. Te trae información desde otras líneas de la vida.

Estas repercusiones en la línea actual se interpretan como buenas novedades. Y lo que tienes que hacer es aferrarte a este extremo de cuerdita e izarte hacia las líneas de donde provienen las noticias buenas. Y ahí te esperan más que noticias; las circunstancias favorables.

Puede parecer que la ola va y viene. En realidad, la ola de de la suerte no se mueve, no coge fuerza ni se debilita. En este modelo hemos aceptado el término «ola» para facilitar la comprensión. Como ya habíamos dicho, la ola de la suerte existe en el espacio de las variantes de modo fijo, en calidad de acumulación de líneas favorables. Eres tú quien desplazándose por las líneas de la vida, encuentras esta heterogeneidad como una ola y la atrapas dejándola entrar en tu vida, o te alejas de ella, arrastrado por los péndulos.

La ola no se interesa por ti; por tanto es muy fácil perderla, te pasará por alto y nunca volverá. De aquí proviene la convicción popular de que es muy difícil atrapar al pájaro de la suerte. En realidad, no hay necesidad de esforzarse para montar la ola de la suerte. Es sólo cuestión de elección: si la admites en tu vida, estará contigo; si te dejas influir por el péndulo destructivo y te compenetras con su energía negativa, te alejarás de la ola de la suerte. Las personas siempre actúan a la manera de «no llores hoy lo que no supiste guardar ayer». El pájaro de la suerte no se opone en absoluto a picotear el grano de tus manos. No tienes que atraparlo. Bastará con no echarlo fuera.

Es uno de los aspectos más paradójicos de la libertad de elección. Las personas realmente pueden elegir para sí la felicidad y la suerte. Y, al mismo tiempo, no están libres de los péndulos que los apartan de la ola de la suerte. Volvemos de nuevo al mismo asunto. Para tomarse la libertad de elección es imprescindible renunciar a la dependencia. Asimismo, tenemos derecho a estar libres de la influencia de los péndulos ajenos. Sólo nos queda por saber cómo podemos asumir estos derechos.

Bumerán

En la cabeza de la mayoría de las personas, por costumbre, se arremolinan constantemente pensamientos cualesquiera. Si este proceso no está bajo control, predominan frecuentemente las emociones negativas. En mayor grado nos preocupa lo que nos asusta, inquieta, molesta, oprime o causa disgusto. Así, a lo largo de miles de años, bajo la influencia de los péndulos destructivos, que mantienen al hombre amilanado para manipularle con éxito, iba formándose la mentalidad del ser humano. Exactamente por esa razón, las personas no tienen nada claro qué es lo que en realidad quieren, pero saben perfectamente qué es lo que no desean.

Dar rienda suelta al molino de pensamientos negativos significa entrar en juego con el péndulo destructivo y emitir energía en la frecuencia de éste. Es una costumbre muy desventajosa. Te conviene reemplazarla por la otra costumbre: controlar tus pensamientos de modo consciente. Cada vez que tu mente no esté ocupada con algo en especial, por ejemplo, cuando estés en un trasporte público, de paseo o haciendo un trabajo que no requiera mayor atención, pon en marcha los pensamientos positivos. No pienses en lo que no pudiste conseguir; piensa en lo que quieres alcanzar y lo tendrás.

Supongamos que no te gusta la casa donde vives. Y te dices: «Estoy harto de esta casa. Todo aquí me da asco. Pero cuando me mude a otro sitio seré feliz. Mientras tanto no puedo lo puedo controlar: ¡lo odio!». Ten en cuenta que con estos pensamientos es imposible obtener lo que esperas. Incluso si la mudanza es una decisión tomada, en la casa nueva te espera un montón de desilusiones.

«Venga ya —dirás tú—.¡Si abandono esta barraca y me mudo a un chalé de lujo! ¿Qué desilusiones me pueden esperar ahí?». Por eso no te preocupes. Cuanta más aversión sientas por la casita que te alberga ahora, más sorpresas desagradables te esperarán en el palacio nuevo.

Y tendrás desgracias de toda clase: los grifos van a gotear, la pintura se desprenderá, se derrumbarán las paredes, molestarán los vecinos; en resumidas cuentas, tendrás todo lo que mantenga los parámetros de tu emisión negativa. ¿Qué más da una casa nueva que una vieja? Siempre habrá líneas de la vida con todas las comodidades donde, como siempre, estarás descontento. En el espacio de las variantes existe una multitud de casas lujosas donde te sentirás como en el infierno.

Si de momento no tienes adonde mudarte, peor aún, te quedarás a vivir en las condiciones de las que estás harto, pues no estás sintonizado con la frecuencia de aquella línea de la vida donde te espera la casa de tus sueños. En este momento estás pensando en lo que no te gusta, emites energía negativa, y ésta encaja perfectamente con la línea donde te encuentras ahora. Por tanto, tendrás que estar en ella de plantón hasta que cambies la frecuencia de tu emisión. Y hacerlo no es tan difícil.

Primero, resígnate y renuncia al disgusto y la aversión. En todo se puede encontrar siempre lados buenos y motivos para pequeñas alegrías. Aunque no te guste tu casa, por lo menos agradécele que te albergue ahora. Fuera llueve y sopla un viento fuerte. Tu casa lo recibe todo sobre sí, y a ti te protege y te mantiene abrigado. ¿No crees que al menos esto merece algo de agradecimiento? Si agradeces ahora todo lo que tienes, si sientes amor por todo lo que te rodea y te ayuda a vivir, emites energía positiva. Entonces, si quieres, podrás contar por completo con que tus circunstancias mejoren. Y si te vas a mudar, agradece sin falta todo lo que te rodeaba. Incluso las cosas que tires merecen también tu agradecimiento. En tales momentos estás trasmitiendo al mundo tus vibraciones positivas y éstas volverán a ti infaliblemente.

Segundo, piensa en la casa que quieres tener. Hacerlo es más difícil que fastidiarse por las cosas que te rodean, pero el objetivo vale la pena. ¿Qué es mejor, reaccionar siempre a los irritantes externos, como si fueras una ostra, o hacer un pequeño esfuerzo y cambiar tus costumbres? Mira las revistas con fotos de casas, busca en las tiendas el mobiliario o pequeños detalles para tu casa; vive pensando en lo que quieres tener. Siempre hay cosas y situaciones que dominan nuestros pensamientos. Nuestros pensamientos siempre vuelven a nosotros como un bumerán.

Podemos poner aún más ejemplos de cómo la actitud negativa puede estropear la vida. Supongamos que quieres hacer un viaje de vacaciones al sur. Y el tiempo, en el lugar donde estás ahora, es horroroso. Vas por la calle, acurrucado contra el frío viento, y te moja la lluvia. Es comprensible que sea difícil sentirse alegre con este tiempo. En este caso, para poder ignorar este péndulo destructivo al menos sé neutral.

En cambio, si expresas activamente tu disgusto por el tiempo significa que aceptas al péndulo y de este modo lo hacer oscilar todavía más.

Te dices: «Ahora voy al sur y gozaré del sol, de la mar con sus aguas tibias. Pero ahora ¡al demonio con este pantano!». Pues con esta actitud no estás sintonizado con la línea de la vida donde te espera el placer paradisíaco. Nunca estarás allí. ¿Que ya tienes el billete de avión? ¿Y qué? En el lugar de destino te esperará el mal tiempo u otras desgracias. Sin embargo, todo se puede arreglar con sólo sintonizarse con la frecuencia positiva. Por lo visto, no es suficiente que no dejes entrar en ti la energía negativa. Es necesario que tampoco la emitas. Por ejemplo: estás enfadado y acabas de gritar a alguien. Ten por seguro que pronto te llevarás algún disgusto o tendrás un problema. Los parámetros de tu emisión, en este caso, satisfacen a las líneas de la vida donde sientes enfado. Pues es justo ahí donde se te traslada. En estas líneas la densidad de desgracias es mayor de lo normal. No te tranquilices con la excusa de que, de cualquier modo, esta desgracia no la hubieras podido evitar. No tengo necesidad de convencerte o demostrarte nada. Simplemente observa por ti mismo; verás que, tras cualquier reacción negativa tuya, siguen otros asuntos enfadosos.

La conclusión de todo eso es muy simple y comprensible: siempre estás en aquellas líneas de la vida a cuyos parámetros satisface tu emisión energética. Si dejas que entre en ti la energía negativa, tendrás disgustos en tu vida. Emites energía negativa y ésta volverá a ti como un bumerán, bajo la forma de nuevos problemas.

Trasmisión

En vez de aceptar los juegos de péndulos destructivos, busca los péndulos cuyos juegos puedas aprovechar. Lo cual significa adquirir la costumbre de prestar atención a todo lo bueno y positivo. En cuanto veas, leas u oigas algo bueno, agradable, esperanzador fíjalo en tus pensamientos y alégrate. Imagina que vas por un bosque: hay muchas flores bonitas, pero también zarzas venenosas. ¿Qué eliges? Si recoges flores de saúco, las llevas a casa y las pones en agua, pronto tendrás un dolor de cabeza. ¿Para qué lo quieres? De igual manera es dañino reaccionar a los péndulos destructivos. Es mejor recoger una flor de jazmín y disfrutar de su belleza y aroma. Deja que en ti entre todo lo positivo; así cada vez más encontrarás en tu camino noticias buenas y posibilidades favorables.

Hete aquí que sientes alegría e inspiración. Pero luego te absorbe de nuevo la rutina cotidiana. La fiesta se acaba y llegan los días corrientes. ¿Cómo puedes mantener en ti ese estado festivo? Primero, recordándolo.

Por costumbre nos zambullimos completamente en los días monótonos y olvidamos lo bueno, y esto deja de alegrarnos. Es una mala costumbre. Son los péndulos los que nos obligan a olvidarnos de esto.

Es preciso mantener viva la llamita de fiesta, cuidar con ternura esta sensación; observar cómo, mejora tu vida; aferrarte a cualquier pajita de alegría y buscar en todo las señales buenas. Al menos hacerlo no es aburrido. Debes recordar cada minuto que practicas Transurfing; que vas conscientemente a por tu sueño, lo cual significa que estás manejando tu destino. Eso sólo inspira tranquilidad, seguridad y alegría; de esta manera consigues que la fiesta siempre esté contigo. Desde el momento en que la sensación de fiesta se convierta para ti en una costumbre, siempre estarás en la cresta de la ola de la suerte.

Alégrate por todo lo que tienes en este momento dado. No es un llamamiento hueco a ser feliz por determinación. A veces las circunstancias se presentan de tal manera que es muy difícil sentirse feliz. Desde el punto de vista práctico, sin embargo, expresar el disgusto es muy desventajoso. Quieres llegar a aquellas líneas de la vida donde todo te satisface, ¿verdad? Pero ¿cómo llegarás hasta ahí, si tu emisión está llena de disgusto? Es todo lo contrario; la frecuencia de tal emisión corresponde justamente a las líneas donde te sientes mal. A diferencia de las líneas buenas donde te sientes bien y tus pensamientos están llenos de alegría y satisfacción.

Las noticias buenas no emocionan tanto y se las olvida pronto. Las malas, por el contrario, despiertan una repercusión viva, ya que portan una amenaza potencial. No dejes que las noticias malas entren en tu corazón y, por tanto, en tu vida. Ciérrate a las malas y ábrete a las noticias buenas. Es imprescindible que percibas cualquier cambio positivo y lo cuides con mucho cariño, ya que estos cambios son precursores de la ola de la suerte. En cuanto oigas algunas noticias esperanzadoras, por insignificantes que sean, no te olvides de ellas enseguida, como lo hacías antes; al contrario: saboréalas, habla de ellas, sal en su búsqueda. Reflexiona sobre estas noticias, analízalas desde todos puntos de vista, haz pronósticos, espera mejoras subsiguientes. Al actuar de esta manera, estás pensando en la frecuencia de ola de la suerte y te sintonizas con sus parámetros. Cada vez habrá más noticias buenas y la vida irá mejorando. No es ninguna mística ni característica de la mentalidad humana filtrar la información, cuando dicen que un pesimista ve el mundo a través de gafas negras, y el optimista a través de gafas color rosa, así es la realidad: te trasladas a las líneas de la vida que correspondan a los parámetros de energía de tus pensamientos.

Al estar en buena relación contigo mismo y con el mundo circundante trasmites la emisión armoniosa al mundo, y creas un ámbito de vibraciones armoniosas a tu alrededor, donde las circunstancias te favorecen.

Y esta actitud positiva te llevará al éxito y a la prosperidad.

El negativismo, al contrario, siempre es destructivo y está orientado al derrumbe. Por ejemplo, hay una categoría de personas que siempre busca problemas y nunca soluciones, siempre dispuestas a discutir con ánimo las dificultades y buscar nuevos obstáculos. Tales personas, normalmente, experimentan muchas complicaciones a la hora de ofrecer una solución real, porque desde el principio no están orientadas a encontrar soluciones, sino a buscar dificultades, lo que trae problemas en profusión, pero el asunto no avanza. Estar dispuesto a la búsqueda y crítica de lados negativos también aporta los frutos correspondientes: perjuicios hay de sobra, pero beneficio ninguno. Mira a tu alrededor y seguramente encontrarás personas así entre los que te rodean. No son ni malos ni buenos. Sólo que están bien enganchados por los péndulos negativos.

La mayoría de los individuos recibe a malas cualquier acontecimiento indeseado. Como regla general, un acontecimiento indeseado es aquel que no cabe en el guión de vida creado por nosotros. Y al contrario, como acierto aceptamos sólo lo que corresponda a nuestras esperanzas. Ocurre que un hombre se amargue por no llegar a coger el avión que está destinado a caer. Y viceversa, deja escapar la única posibilidad ya que no la tenía planeada.

Cuanto peor piensa uno sobre el mundo que le rodea, peor se torna el mundo para él. Cuanto más se amarga por los fracasos, con más gusto le vienen otros. «Según es la voz es el eco.» Si uno ha elegido este modo de vivir, lo que hace es practicar cada día Transurfing al revés: se desliza hacia las líneas de la vida donde le espera el verdadero infierno. Acepta la postura diametralmente opuesta: alégrate adrede por los fracasos, encuentra en ellos aunque sea un mínimo provecho, puesto que siempre es posible. El vaso no está medio vacío, sino que está medio lleno. El proverbio trivial «todo sucede para bien» funciona impecablemente si es tu credo. Tienes que seguir obstinadamente la orientación hacia todo lo bueno, y renunciar a la vieja costumbre de amargarte y disgustarte por cualquier motivo.

Cualquier fracaso puede servir, al menos, de lección y hacerte así más fuerte y experimentado. Alégrate por cualquier manifestación de tu mundo y éste se convertirá en un paraíso para ti. Por supuesto, es un modo de comportamiento bastante insólito. Pero el objetivo tampoco es muy habitual: ser el genio que cumpla todos tus deseos. ¿Crees que es posible conseguir eso con los métodos corrientes?

Al principio tendrás ciertas dificultades a la hora de alegrarte por los fracasos, pues la vieja costumbre de reaccionar negativamente a lo indeseado es muy fuerte. Por ende, lo importante y necesario en este caso es que aprendas a recordar en cada circunstancia fastidiosa que sólo es un péndulo que intenta engancharte.

Tan pronto como lo recuerdes, puedes hacer conscientemente la elección: dar energía al péndulo vertiéndole tus emociones negativas o dejarle sin nada y, de esta manera, obtener la victoria.

Si te acuerdas, te será muy fácil hundir o extinguir al péndulo, pues siempre le damos la energía inconscientemente. Como ya hemos dicho, los péndulos nos tiran por los hilos de los sentimientos, y nuestras costumbres les sirven para poner en marcha el mecanismo por el cual se apodera de nuestros pensamientos. Incluso después de leer este capítulo y proponiéndote como meta recordar, de nuevo reaccionarás negativamente a lo indeseable. Por supuesto, luego te darás cuenta de que en aquel momento lo habías olvidado, simplemente, y has actuado inconscientemente, por costumbre. Pero sólo tienes que recordar a tiempo que la situación estará bajo tu control. Dejarás escapar, entonces, una ligera sonrisa como diciendo: «Ah, ¡péndulo! ¿Eres tú? Ahora no me engancharás porque sí». Ya no eres una marioneta, ya eres libre para aceptar o rechazar conscientemente al péndulo.

Si practicas con perseverancia esta técnica, a la larga tu vieja costumbre será reemplazada por una nueva. Pero mientras tanto, los péndulos intentarán apoderarse de ti de cualquier manera. Notarás que, como a propósito, se te echará encima una multitud de inconvenientes. No desesperes, la mayoría de éstos serán sólo disgustos pequeños. Y si no te rindes y aprendes a recordar, la victoria obtenida será muy impresionante, ya lo verás.

Una consecuencia posible es que, la próxima vez que encuentres la ola de la suerte, el péndulo no podrá alejarte de ella. De esta manera el pájaro de la fortuna se quedará en tus manos. Pero para atraerlo habrá que trasmitir al mundo la energía positiva, lo cual significa: no ser exclusivamente un receptor de lo positivo, también hay que ser un transmisor de lo positivo. Y como resultado, el mundo a tu alrededor irá cambiando para bien muy rápidamente. Te deslizarás con ligereza a líneas de la vida cada vez más exitosas. Al fin, vendrá la ola de la suerte que te cogerá y te llevará impetuosamente hacia el éxito. Pero no pienses que el Transurfing se limita sólo al deslizamiento por la ola de la suerte. Éstos sólo son primeros pasos. Más adelante te esperan muchos descubrimientos más asombrosos aún.

Ritos mágicos

Para terminar este capítulo veamos un caso particular que nos mostrará cómo se aplica en la práctica la técnica de sintonización con la frecuencia de la ola de la suerte. En diferentes situaciones la gente trata a veces inconscientemente de sintonizarse con la ola. Por ejemplo, al empezar el día los vendedores están dispuestos a hacer un buen descuento al primer comprador.

Intuyen que el primer comprador es muy importante para empezar el día, para entablar la venta. En el idioma del Transurfing, eso quiere decir sintonizarse con la frecuencia de línea de la venta buena. Es muy difícil lograrlo sólo concentrándose en eso. Y lo que hace el primer comprador es dar al vendedor una esperanza real; de esta manera la sintonización se produce por sí sola. El vendedor se monta sobre la ola de la venta exitosa y empieza a emitir la energía de sus pensamientos con los parámetros correspondientes. Él mismo cree que la mercancía se venderá bien; basta con que lo mencione al cliente para que éste enseguida sea «captado» por la emisión del vendedor y efectúe la compra obedientemente, convencido que hoy ha tenido suerte.

Veamos otro ejemplo. Los vendedores de mercadillos a veces utilizan un rito mágico peculiar: rozan su mercancía con dinero.[5] Por supuesto, la función en sí no tiene ningún sentido, por lo que, en realidad, no hay ninguna magia. Sin embargo, la confianza del vendedor en la fuerza de esta ceremonia le hace sintonizarse con la frecuencia de la línea de venta exitosa. Y dicha sintonización se produce a nivel subconsciente. En su mente la persona sólo se da cuenta de que el rito funciona de una manera inexplicable. Y éste funciona realmente, pero no por sí, sino como utilería escénica. El papel protagónico lo interpreta aquí la energía mental del actor.

Para diferentes profesiones en distintas situaciones existe una multitud de tales ritos «mágicos». La gente cree en ellos y los utiliza con éxito para sintonizarse con la frecuencia de línea de la vida exitosa y montarse en la ola de la suerte. En principio, no importa en qué crean las personas: en las propiedades mágicas del rito o en sintonizarse con la frecuencia de las líneas. Como tú mismo comprendes, lo primordial es el resultado práctico.

Resumen

  • La ola de la suerte es una acumulación de líneas favorables en el espacio de las variantes.
  • La cascada de fortunas sigue sólo en caso de que el primer éxito te haya causado buen humor y alegría.
  • Los péndulos destructivos te alejan de la ola de la suerte.
  • Al eliminar la dependencia de los péndulos obtienes la libertad de elegir.
  • Aceptando y trasmitiendo la energía negativa creas tu infierno. Aceptando y trasmitiendo la energía positiva creas tu paraíso. Tus pensamientos vuelven a ti siempre, como un bumerán. Los péndulos no podrán quitarte de la cima de la ola si tienes la costumbre de recordar.
  • La costumbre de recordar se crea con la práctica sistemática.