Se piensa

SOBRE JOHN WYNDHAM

  

El mundo entero, excepto algunos pocos afortunados, es cegado por los fuegos de artificio de unas luces verdes en el cielo, cuyo origen es desconocido. Millones de gigantescas plantas que caminan, resultado de un experimento del que se ha perdido el control, se aproximan a las ciudades para matar y devorar a las multitudes indefensas. Ante este escenario, tan propio de los pulps de la primitiva era de la SF, vemos que El día de los trífidos de John Wyndham no era exactamente la clase de lectura que podía esperarse que el ejemplar del 6 de enero de 1951 de la revista COLLIERS fuese a ofrecer a su masa de lectores como inicio de una novela en cinco partes, ilustrada a todo color.

¿Quién era John Wyndham?

Una rápida investigación revelaba que John Wyndham había aparecido por primera vez en septiembre de 1950 en la revista AMAZING STORIES, como autor de The Eternal Eve (La eterna Eva), la historia de una doncella venusiana tan asqueada por la noción de la dependencia femenina al hombre que mataba a tiros a todos los miembros del sexo opuesto que se acercaban a alcance de fusil de su caverna, hasta que el «adecuado» aparecía. El resto de la investigación fue fácil: Howard Browne, el director literario de AMAZING STORIES, admitió que Fred Pohl era el agente literario de aquel relato. Pohl, a su vez, creyó que no era necesario mantener en secreto que el hombre que se ocultaba tras el pseudónimo «John Wyndham» no era otro que John Beynon Harris. Para la mayor parte de los nuevos lectores, que siguieron la historia del relato primeramente citado, que con un cambio de título fue publicado como libro por Doubleday en 1954 y en edición popular en 1952 en la POPULAR LIBRARY y fue considerado para realizarlo en película, esto solo aumentaba el misterio.

¿Quién era John Beynon Harris?

Su nombre de bautismo fue John Wyndham Parkes Lucas Beynon Harris, nombre políticamente buscado para contentar a todas las ramas de la familia tras el nacimiento de su receptor el 10 de julio de 1903 en el poblado de Knowle, Warwickshire, Inglaterra. Su padre, George Beynon Harris, era abogado de ascendencia galesa, y su madre, Gertrude Parkes, era la hija de un industrial metalúrgico de Birmingham, uno de los últimos de una especie de pequeños industriales que desaparecía.

Había otro niño en la familia, un hermano, Vivian, que llegó dos años y medio más tarde, así que tuvo compañía y verdadera amistad. Eventualmente, Vivian acudiría a la Real Academia de Arte Dramático e iba a pasearse por las tablas durante un período. Si bien no era solitaria, la primera parte de la vida de John resultó, en otros aspectos, crónicamente desarraigada.

Sus padres se separaron cuando tenía ocho años. Vio a su madre principalmente durante las fiestas escolares, y asistió a siete escuelas distintas a medida que ella, impulsivamente, fue cambiando de lugar de residencia. Para cuando tenía once años, John había aprendido que la forma en que mejor llevarse con otros niños, o hasta con otros adultos, era pretender entusiasmo por los intereses de la mayoría.

Salido de la escuela a los dieciocho años, fue pupilo en una granja durante un tiempo, y luego creyó que debía seguir los pasos de su padre en el campo de las leyes. Se le buscó un tutor de Oxford para ayudarle a prepararse a los exámenes de ingreso. Fracasó en ellos por pasar demasiado tiempo en el Museo de Ciencias de Oxford.

Una pequeña pensión de sus padres minimizaba la urgencia de ganarse la vida pero, de todas maneras, hizo un intento de lograrlo en el campo de la publicidad. Esto le sirvió para desarrollar algunas de sus habilidades como escritor, que utilizó para realizar ocasionalmente algunos relatos. La mayor parte de ellos fueron rechazados, pero algunos pequeños textos fueron publicados por los diarios de Londres. Le fascinaba escribir sobre temas extraños, e intentó colocar un gran número de relatos con una falta de éxito fuera de lo común. El punto de inflexión en su carrera literaria se produjo en 1929, cuando por casualidad se hizo con un ejemplar de la revista americana AMAZING STORIES, que había sido abandonado en el vestíbulo de un hotel de Londres. Se sintió fascinado por la credibilidad de los relatos, y compró otros ejemplares en Woolworth’s a tres chelines cada uno, mucho menos de lo que costaban las novelas juveniles británicas. La razón para este precio tan bajo era que aquellas revistas americanas atrasadas, devueltas a sus editores, eran utilizadas como lastre por los barcos que iban a la Gran Bretaña, Australia y Sudáfrica, lo que incidentalmente creó una audiencia para la SF en todos esos países.

De joven, Harris había leído a H. G. Wells «con devoción». A los trece años había escrito un relato de superciencia en el que intervenían vehículos blindados voladores que derribaban zepelines que estaban bombardeando Londres a base de lanzarles enormes anzuelos.

Su primera venta a una revista de ciencia ficción fue de un slogan. En febrero de 1930, AIR WONDER STORIES ofreció «un centenar de dólares en oro» al lector que presentara la mejor y más pegadiza frase que mejor tipificara su contenido. El anuncio de que John Beynon Harris había ganado el primer premio con «Future Flying Fiction», así como una carta en la que explicaba por qué había seleccionado esta frase aliterativa, fue publicada en el ejemplar de septiembre de 1930 de WONDER STORIES, pero fue una victoria que sonaba un tanto a hueca, dado que tras su ejemplar de mayo de 1930 AIR WONDER STORIES se había fusionado con WONDER STORIES, y el slogan nunca fue usado.

Sin embargo, muy animado por su éxito, Harris se decidió a escribir con dedicación para las revistas de SF. Las paradojas puestas en evidencia por La máquina del tiempo de Wells siempre le habían fascinado, por lo que escribió un relato en el que los hombres de un lejano futuro evacuaban obligatoriamente a sus antepasados de un tiempo anterior para conseguir obtener un mundo más fresco. El título original del relato era The Refugee (El refugiado). Fue anunciado como Two Worlds to Barter (Dos mundos que cambiar), y fue publicado finalmente como Worlds Barter (Mundos que cambiar) en el ejemplar de mayo de 1931 de Wonder Stories. Una considerable controversia surgió acerca de su plausibilidad, movida especialmente por el quinceañero Henry Kuttner, que iba a ser más tarde culpable a su vez de muchas crasas, pero ingeniosas, paradojas temporales.

Siguió una serie de destacables relatos de Harris, en rápida sucesión. El primero fue The Lost Machine (La máquina perdida), publicado en AMAZING STORIES de abril de 1932, que se refiere a un robot marciano abandonado en la Tierra, que se siente tan asombrado por el estado irremisiblemente atrasado de la civilización, que llega a cometer suicidio. Este relato fue uno de los primeros intentos de tratar con simpatía a los robots y, al mismo tiempo, de ofrecer una crítica social. Eventualmente, esta forma narrativa acabaría por reemplazar casi totalmente la noción del robot como monstruo de Frankenstein, al ir siendo desarrollada por John W. Campbell Jr., Eando Binder, Lester del Rey e Isaac Asimov.

The Venus Adventure (La aventura venusiana), publicada en mayo de 1932 por WONDER STORIES, era un relato interplanetario que se basaba en el resultado sociológico del impacto de un hábitat extraño en diversas ideologías filosóficas. Este relato resulta aún interesante hoy en día, en que han cambiado los standards tanto de contenido como de narración.

Y desde luego no cabía ahorrar superlativos para la siguiente historia de Harris: Exiles on Asperus (Exiliados en Asperus), una novela corta aparecida en el WONDER STORIES QUARTERLY de invierno de 1933. Considerándola en su contexto temporal, aquella historia puede ser considerada honestamente como vanguardista. Los terrestres descubren miembros de su raza que han sido esclavizados durante varias generaciones por los alienígenas en cuyo mundo se han estrellado. Derrotan a los seres similares a murciélagos, pero descubren que los humanos nacidos en cautividad han sido condicionados de tal forma por sus dueños, mediante doctrinas religiosas, que prefieren luchar hasta la muerte antes que ser liberados. Y los «libertadores» de la Tierra no tienen más alternativa que dejarlos en su esclavitud.

Abiertamente en Exiles on Asperus, y más sutilmente en algunas otras de sus historias, Harris denuncia la hipocresía de ciertas enseñanzas religiosas. Aunque la obra de su primer período posee la fuerte carga de acción que era entonces preferida por las revistas de SF, sus relatos son, no obstante, unas sátiras sociales y religiosas hoscamente serias, y que giran sobre puntos de apoyo filosóficos y psicológicos. Harris inició su obra a un nivel que muchos de sus contemporáneos nunca alcanzarían, ya fuera en contenido o en estilo.

No todos los relatos del período de 1933 y 1934 de Harris fueron bien recibidos. Muchos habían sido escritos ya en 1931, rechazados, y luego aceptados al volverlos a presentar. Uno de tales relator, The Moon Devils (Los diablos lunares), aparecido en el WONDER STORIES de abril de 1934, fue escrito originalmente como una historia de terror de ambiente extraño, rechazada por WEIRD TALES y luego reescrita como interplanetaria, trasladando la acción a la Luna. Pero de alguna manera, Harris nunca logró tener éxito como escritor de relatos de ambiente extraño, y una de sus pocas historias de este tipo que fue publicada: The Cathedral Crypt (La cripta de la catedral), aparecida en abril de 1935, y que narraba como seis monjes emparedaban vivos a dos testigos de un emparedamiento similar de una monja, fue únicamente publicada porque la regaló a la revista MARVEL TALES.

La mejor de sus primeras historias de viajes temporales fue WANDERERS OF TIME (Vagabundos del tiempo), en la que cuatro grupos distintos de humanos de eras progresivamente alejadas de nuestro futuro se reúnen en un período en el que las hormigas son los amos incontestados de la superficie terrestre, por disponer de elaborados robots con los que mantienen su dominio. El concepto de que el hombre no continuaría evolucionando y dominando por siempre resultó asombroso en su tiempo.

La primera parte de la carrera de Harris como escritor en Estados Unidos terminó en un punto óptimo con The Man From Beyond (El hombre de más allá), el relato ilustrado en la portada del ejemplar de septiembre de 1934 de WONDER STORIES. En este relato, los venusianos, que tienen forma de centauro, descubren que un espécimen que han hallado en un valle perdido y subsiguientemente enjaulado en un zoo es, en realidad, un mamífero inteligente procedente de la Tierra. La amargura que siente este hombre por el acto de sus compañeros desaprensivos que lo abandonaron deliberadamente en un mundo inexplorado y el dolor cuando se entera de que ha vivido en animación suspendida durante millones de años y que la Tierra ya no existe, es narrado con habilidad y con una delicadeza estremecedora.

Su desaparición del ámbito estadounidense se debió a la decisión de Harris de probar su habilidad en el campo de la novela. Tras terminar un largo trabajo con el título inicial de Sub-Sahara, creyó que el tema era demasiado elemental para el mercado americano. Trataba de un futuro en el que el Sahara está siendo inundado por agua bombeada desde el Mediterráneo. Un avión cohete que lleva a un hombre y a una mujer sufre una avería en su motor sobre el nuevo proyecto, y es sorbido a unas gigantescas cavernas subterráneas por un remolino. Allí, una raza de pigmeos semicivilizados lucha por impedir el paso a las aguas que amenazan con extinguirlos, mientras al mismo tiempo mantienen esclavizados a cerca de mil quinientos hombres que, a lo largo de los años, han ido cayendo a su reino desde la superficie. Junto con una gran habilidad en la técnica literaria, eran evidentes un excepcional sentido del ritmo y un instinto de narrador.

La novela fue ofrecida a THE PASSING SHOW, una revista que esperaba convertirse en el equivalente británico de THE SATURDAY EVENING POST. Esta publicación ya había presentado When Worlds Collide (Cuando los mundos chocan), de Edwin Balmer y Philip Wylie, así como The Pirates of Venus (Los piratas de Venus) y Lost on Venus (Perdido en Venus) de Edgar Rice Burroughs. La novela de Harris era justamente lo que andaban buscando, por lo que la aceptaron, le cambiaron el título a The Secret People (El pueblo secreto) y la publicaron como un serial de nueve partes comenzado en julio de 1935 e ilustrado por un artista de un extraordinario talento llamado Fortunino Matania.

Esto era bastante como para que el editor de libros Newnes de Londres desease publicar la novela aquel mismo año. Luego, el relato fue señalizado por THE TORONTO STAR WEEKLY.

Los lectores británicos que habían seguido a John Beynon Harris en las revistas americanas se sintieron asombrados ante el nombre del autor, que era simplemente John Beynon. Cuando Harris había enviado, al principio, sus relatos a las revistas norteamericanas, pretendía usar el nombre de John Beynon, pero los directores de las mismas habían incluido su otro apellido. Siempre había creído que Harris era un apellido demasiado corriente en la Gran Bretaña, y que John Beynon tenía un sonido más literario.

Animado por su éxito novelístico, Harris amplió su campo de actuación y consiguió que Newnes le publicase Foul Play Suspected (Se sospecha juego sucio), una novela de detectives, en 1935.

Entonces, se dedicó a trabajar en una epopeya interplanetaria: Stowaway to Mars (Polizón a Marte), un penetrante documento filosófico de una carrera espacial a Marte, y probablemente la primera obra de ciencia ficción importante en la que los rusos intervinieran como adversarios de peso. Los terrestres encuentran robots marcianos similares al que protagoniza The Lost Machine, los cuales hacen regresar a las naves de la Tierra a causa del peligro de contaminación bacteriológica mutuo.

Stowaway to Mars fue también señalizado en THE PASSING SHOW, comenzando en mayo de 1936. Fue aún más popular que The Secret People, e inmediatamente fue editado como libro por Newnes como The Planet Plane, y un año más tarde reeditado en un semanario de divulgación científica: MODERN WONDER, a partir del ejemplar de 22 de mayo de 1937, bajo el título The Space Machine. Sin motivo aparente, los directores de MODERN WONDER cambiaron a una de las chicas del relato en chico, encontrándose así con un dilema irresoluble al llegar al último capítulo, lo que les obligó a llamar al autor para que escribiese un nuevo final que arreglase la situación.

Esos éxitos hicieron de Harris el personaje más popular de los círculos de SF de Londres. En una entrevista del ejemplar de enero de 1937 de SCIENTIFICTION, «la revista fantástica británica», Walter H. Gillings aclamaba a «John Beynon (Harris) por su triunfo británico», y afirmaba que «juzgado desde el punto de vista de la habilidad literaria, Harris es probablemente el mejor de nuestros autores de SF modernos».

En aquel momento, esta parecía una hipótesis un tanto aventurada, pues otro autor británico, W. J. Passingham, había aparecido en THE PASSING SHOW con una novela de SF: When London Fell (Cuando cayó Londres), y sus contemporáneos Benson Herberter, Festus Pragnell y J. M. Walsh estaban consiguiendo la eminencia que representan las ediciones de lujo en la Gran Bretaña con novelas que habían aparecido en las revistas de SF norteamericanas. No obstante, ninguno de ellos iba a mantener durante mucho tiempo su éxito como escritor, así que, con el tiempo, ha quedado demostrada la veracidad de la afirmación de Gillings.

Cuando Gillings consiguió convencer a la empresa World’s Work para que editase un ejemplar de prueba de una revista de SF en 1937: TALES OF WONDER, Harris contribuyó con una farsa humorística: The Perfect Creature (El ser perfecto), para este primer ejemplar. Pero mucho más sustancial fue la narración, escrita bajo pedido, Sleepers of Mars (Durmientes de Marte), secuela de Stowaway to Mars, aparecida en 1938 en el segundo ejemplar de TALES OF WONDER. Esta secuela narra el destino de la expedición rusa a Marte y posiblemente contribuyó de una manera sustancial a la afirmación de TALES OF WONDER, pues después de este ejemplar se anunció que iba a aparecer de una forma regular. Pero este éxito no iba a ser exclusivo, pues la George Newnes Limited, posiblemente animada por la aceptación del público hacia TALES OF WONDER, decidió experimentar con una revista propia de SF: FANTASY, editada por T. Stanhope Springg, el primer ejemplar de la cual llegó a los quioscos el 29 de julio de 1938. Newnes tenía una buena experiencia en venta de revistas periódicas como propietario de la bien conocida revista WIDE WORLD, así como un cierto número de revistas de aventuras. Cuando se pidió a Harris que contribuyera a la misma, mal podía negarse a los editores de sus libros.

El primer ejemplar de FANTASY contenía su obra Beyond the Screen (Más allá de la pantalla), que narraba la invención de una pantalla electrónica que proyecta una armada atacante de mil doscientos aviones nazis y fascistas al lejano futuro. Bajo el título Judson’s Annihilator (El aniquilador de Judson), este relato fue vuelto a publicar en el ejemplar de octubre de 1939 de AMAZING STORIES, y representó la primera aparición del nombre de John Beynon en los Estados Unidos.

El ataque a Polonia de Hitler y la entrada de Inglaterra y Francia en la guerra terminó con la nueva revista, FANTASY, tras únicamente tres ejemplares. Harris publicó un relato bajo el nombre de Beynon en cada uno de ellos, y un cuarto, Child of Power (Niño poderoso) bajo el seudónimo Wyndhame Parkes en el tercer ejemplar. Este relato, un bien escrito cuento acerca de un niño nacido con la habilidad de oír las ondas radiales, hasta las provenientes del espacio exterior, terminaba con un relámpago y un trueno que «cegaban» el sentido extra. «Eso es todo», dijo el muchacho. «Eso lo termina todo».

Y así ocurrió con el intento británico de desarrollar un mercado propio de SF. Y en la práctica, también iba a ser el fin del nombre literario de John Beynon.

La excitación, las presiones y la incertidumbre de la guerra hacían difícil el escribir. Libertades civiles que son supuestas sin más durante los tiempos de paz eran restringidas, y Harris, que trabajó como miembro civil de la censura desde agosto de 1940 hasta noviembre de 1943, participó en la supresión de las mismas. Entonces, a la edad de cuarenta años, se encontró convertido en cabo del Real Cuerpo de Transmisiones, trabajando como experto en cifra. Y luego se halló depositado en las playas de Normandía. Muchos de sus antiguos relatos de SF habían tratado acerca de la guerra: The Third Vibrator (El tercer vibrador), The Spheres of Hell (Las esferas del infierno), Beyond the Screen (Más allá de la pantalla) y Trojan Beam (Rayo troyano), pero todos ellos habían sido escritos en la atmósfera subjetiva de su estudio. Aquello era la realidad.

«Tenía la constante sensación de que estaba allí por error», recuerda. «Probablemente esto se debía a que había pasado gran parte de mis años escolares esperando, en el momento adecuado, hallarme en la guerra contra el Kaiser, y no siendo así porque terminó cuando aún era demasiado pequeño. No obstante, no podía quitarme la impresión de que aquella había sido mi guerra, y que ahora me había metido, de alguna manera, en una equivocada. Me producía una extraña sensación de ser un simple espectador, junto con etapas de déjà vu. Me dediqué a escribir sonetos porque uno no puede llevar mucho papel en campaña, y eran más interesantes que los crucigramas. Cuando las cosas se tornaron algo más estáticas, probé a traducir una o dos obras de teatro francesas, pero perdí las traducciones en algún lugar de Alemania».

Durante todo el período de la guerra, solo apareció un relato suyo: Phony Meteor (Falso meteoro), en AMAZING STORIES de marzo de 1941, y que hablaba de una pequeña espacionave que primero es tomada por un arma secreta nazi y luego por un meteoro. Todos sus pasajeros, diminutos seres parecidos a insectos, y enviados a establecer una colonia en la Tierra, son destruidos por un insecticida sin que nadie se dé la menor cuenta de su inteligencia.

Durante su período en el ejército, Harris llegó a la decisión de que, cuando volviese a escribir, trabajaría en el campo de la fantasía y no en el de la SF, a causa de la mayor latitud que aquel permitía. Al ser licenciado, en 1946, se dio un plazo de dos años para probar fortuna en ello, pero, mientras el tiempo establecido pasaba y sus obras iban siendo ininterrumpidamente rechazadas, se vio obligado a llevar a cabo una agónica reconsideración. Sus ahorros acumulados habían sido gastados casi por completo, y o bien escribía algo que le compraran, o debería intentar hallar un empleo como burócrata.

La ciencia ficción había cambiado mucho desde que John Beynon Harris, renacido luego como John Beynon, era el mejor de los escritores de la Gran Bretaña. Un estilo más sofisticado, que se hallaba mucho más a gusto en las profundidades de la galaxia que en el sistema solar o el planeta Tierra, era el que prevalecía. En esta nueva SF, la acción a menudo era solo implicada, y la narración podía girar alrededor de un tema psicológico, un fallo freudiano o una mala interpretación filosófica. Frecuentemente, se daban por sentadas las circunstancias que llevaban al relato, lo que tenía como resultado el producir unos fondos más estilizados. Las explicaciones, lógicas o no, de las maravillas que abundan, eran omitidas a menudo.

En muchos aspectos, era superior al tipo de SF más popular antes de la segunda guerra mundial, aunque en el proceso de refinamiento se había perdido algo de su sustancia. Harris no estaba seguro de poderla escribir, ni estaba seguro de quererla escribir, pero comenzó a parecerle que debía intentarlo. La última historia de SF que le habían publicado era una novela corta: The Livings Lies (Las mentiras vivientes), una alegoría bastante obvia de las razas y el racismo en el planeta Venus, en el segundo ejemplar de NEW WORLDS en 1946. El volver a recuperar su forma de antaño le llevaría tiempo y dinero.

Entonces, logró vender una de sus fantasías casi verídicas: Jizzle, un relato corto de una mona con temperamento artístico y vengativa (una variación de la cerda que aparece en Mary de John Collier), a la revista COLLIERS, que la publicó en su ejemplar del 8 de enero de 1949 bajo el nombre John Beynon. La situación de Harris en aquel momento era muy similar a la del moribundo de Technical Slip (Fallo técnico), una de las pocas fantasías de después de la guerra que le fuera publicada a Harris en la revista ARKHAM SAMPLER de primavera de 1949. Este viejo había logrado un trato especial por el que a cambio del 75 % de todas sus riquezas acumuladas se le permitiría volver a vivir su vida desde su infancia.

Aquella era su segunda posibilidad para lograr llegar a la fama. Primero debía probar sus mohosas habilidades como escritor de SF en un relato corto. El resultado fue Adaptation (Adaptación), publicado por ASTOUDING SCIENCE FICTION en julio de 1949, un relato muy bien entretejido y soberbiamente manejado acerca de una niña que es adaptada científicamente para vivir en otro mundo. Ya no había duda alguna acerca de la habilidad de Harris para competir con los mejores escritores de la moderna SF.

Pero había sido en la novela en lo que Harris había logrado su mayor éxito antes de la segunda guerra mundial, por lo que ahora se propuso intentarlo de nuevo. Unió dos ideas que tenía archivadas, una el tema de la ceguera universal, y la otra una amenaza vegetal. Esta última había surgido en su mente cuando una noche se llevó un buen susto ante la forma en que el viento hacía que una rama de un arbusto pareciera estarle lanzando golpes. Otras historias que pudieron también influenciar su tratamiento de estas dos situaciones argumentales principales de El día de los Trífidos fueron Seeds From Space (Semillas del espacio) de Laurence Manning, publicada en junio de 1930 por WONDER STORIES, en la que crecen plantas inteligentes de unas esporas desconocidas, y el relato corto de Edgar Wallace The Black Grippe (La gripe negra), que publicó la revista de Newnes STRAND MAGAZINE en marzo de 1920, en la que todo el mundo queda ciego durante seis días.

Superficialmente, las ideas eran ya viejas, y la narración de estilo pulp. Pero en su ejecución la novela exhibía una fortaleza estilística que fue instantáneamente reconocida por los críticos literarios y unos tales cimientos en la lógica científica, que no fueron descubiertos por nadie. Esto último, hasta un cierto punto, fue conseguido volviendo a lo que insistía mucho Hugo Gernsback acerca de explicaciones detalladas y escenarios definidos para los relatos a publicar en WONDER STORIES.

Las ideas de Harris para El día de los Trífidos y los muchos relatos que le siguieron fueron adaptadas de muchas fuentes, puesto que era un lector habitual de SF y se hallaba muy familiarizado con todos sus trucos. Por otra parte, su retórica parece haber sido muy influenciada por un único gran escritor: H. G. Wells. Y su contribución propia fue un gran ingenio y un aproximarse a una vieja idea desde un nuevo punto de vista.

Casi inmediatamente a la aparición de El día de los Trífidos bajo el título The revolt of the Triffids en la revista COLLIERS, una serie de relatos cortos con el nombre de John Wyndham comenzó a ser publicada en las revistas de SF de los Estados Unidos. Ya no cabía duda de que Harris podía vender cualquier cosa que escribiese. Sin embargo, decidió calculadoramente proseguir con las novelas y el tema de la amenaza al mundo. The Kraken Wakes (Kraken acecha) apareció en Inglaterra como libro de lujo en la editora Michael Joseph, y en los Estados Unidos como libro de bolsillo y bajo el título Out of the Deeps. Con ecos de la obra de Karel Capek War with the Newts (La guerra de las salamandras), hace la crónica con fascinante detalle de los intentos de una raza extraña, que ha colonizado nuestras profundidades marinas, por destruir a la Humanidad. Como en El día de los Trífidos, Harris no da respuestas finales, sino que simplemente actúa como un periodista. Su afición a apartarse de toda solución a los problemas que propone ha sido criticada, pero sus relatos tienen éxito a pesar de esta tendencia.

Kraken acecha multiplicó rápidamente sus ediciones en Gran Bretaña, y fue seguida por The Chrysalids (Las crisálidas), editada por la misma empresa, y aparecida en los Estados Unidos como Re-Birth. Aquí, los restos de una civilización posterior a una guerra atómica ostracizan e intentan destruir a cualquier animal, planta o ser humano que se aparte de la norma. Así, una niña con seis dedos en los pies se encuentra en mortal peligro hasta que averigua que es uno de los miembros de una nueva raza telepática que está evolucionando lentamente.

En los años en que Harris no tenía una nueva novela que ofrecer a los editores de libros, estos preparaban antologías de sus relatos cortos: Jizzle (de la que está tomada la presente selección) en 1954, The Seeds of Time (Semillas del tiempo) en 1956, que, asombrosamente, parecieron venderse casi tan bien como sus novelas.

Harris había escrito una docena o más de relatos acerca del tema de los viajes espaciales. Parecía ser su forma particular de pasárselo bien y relajarse. Y las mejores de esas historias, tales como Pawley’s Peepholes (Los observatorios de Pawley), publicada por SCIENCE-FANTASY el invierno de 1951, y en la que entrometidos autobuses de turistas del futuro, intangibles, son enviados de vuelta a donde pertenecen mediante el uso de obscenidades, parecían no tener otra finalidad que la diversión de su propio autor.

No ocurrió lo mismo con el relato de viajes espaciales Consider Her Ways (Piense en su forma de ser), una nueva novela corta especialmente escrita para una antología de la editora norteamericana Ballantine, publicada bajo el título general de Sometime, Never en 1956. En ella, a través del uso de las drogas, una doctora de nuestro tiempo aparece en el futuro como una obesa «madre» en un mundo sin hombres, en el que mujeres elegidas producen hijas como las abejas reinas. El punto álgido del relato es el diálogo acerca de si el mundo está mejor sin hombres que con ellos, lo que introduce un punto de vista realmente original y preocupante (al menos para un hombre) acerca de este tema.

A causa del éxito internacional de El día de los Trífidos, prevalecía la sensación de que Harris había llegado a su mejor momento con aquella novela, y que cualquier cosa que hiciera luego solo podría ser anticlimático. De hecho, se tenía la sensación de que sucediera lo que sucediese en el futuro, todas sus obras deberían llevar la mención de «por el autor de...»

Fue entonces cuando Harris puso en marcha otra bomba de tiempo. Una nueva novela suya, The Midwich Cuckoos (Los cuclillos de Midwich), había sido mostrada en manuscrito a la Metro-Goldwin-Mayer y comprada para lo que al final resultaría ser la película Village of the Damned (El pueblo de los condenados), producida en 1960.

Un platillo volante aterriza en una pradera de la pequeña ciudad británica de Midwich, y desaparecen veinticuatro horas de la memoria de todos los componentes de la comunidad. Al día siguiente, resulta que toda mujer de la ciudad se halla en estado. Cuando nacen los niños, se diferencian por sus grandes ojos dorados. Para cuando tienen nueve años, han desarrollado una mente y una voluntad comunales, y poderes especiales que admiten que serán la causa del fin de la Humanidad. El eliminarlos presenta un problema tanto técnico como moral aparentemente insoluble, hasta que son destruidos valiéndose de la confianza que tienen en el hombre que los ha educado.

Wyndham, en esta novela, cambió la situación de Las crisálidas, apartando la simpatía del lector hacia los niños y dirigiéndola hacia la Humanidad. Logró esto haciendo que fueran concebidos de una forma ilegítima, y no humana, y sus acciones tan frías que no lograsen atraer la simpatía del lector. Los poderes de los amorales niños superiores y la deseabilidad de una mente comunitaria parecen haber sido adaptados de las obras de Olaf Stapledon.

La película resultó ser extraordinariamente efectiva, y fue seguida por una secuela mucho más inferior: Children of the Damned (Los hijos de los malditos). Pudiera ser que en esos siniestros niños hubiera surgido una nueva amenaza que evolucione hasta convertirse en una serie inacabable, similar a las que siguieron a la aparición en las pantallas de Frankenstein y Drácula.

El mismo éxito que Village of the Damned tuvo como film Day of Triffids, presentada por Allied Artists en 1963. Una aproximación razonablemente fiel a la novela, está logrando su destino al aterrorizar a los auditorios de todo el mundo.

El darse cuenta de que estaba siendo etiquetado como escritor horrorífico puede muy bien haber hecho que Harris escribiese cuatro novelas cortas interplanetarias conectadas entre sí, todas las cuales aparecieron en NEW WORLDS durante 1958. Estas obras tratan de las contribuciones de cuatro generaciones de la familia Troon a la construcción de una estación espacial y a las primeras exploraciones de la Luna, Marte y Venus. Llega la guerra atómica y surgen nuevas potencias, pero el progreso continúa. Publicadas bajo el título genérico de THE OUTWARD URGE (El impulso hacia afuera) por la editora Michael Joseph en 1959, este libro fue presentado como una colaboración entre John Wyndham y Lucas Parkes. La razón de esta supuesta colaboración fue el borrar la idea de la propensión de John Wyndham a producir tales fenómenos como son los Trífidos, Krakens o Niños de Ojos Dorados, «manteniéndolo dentro de los problemas, más prácticos, del futuro». Como Lucas Parkes solo utiliza dos de los numerosos nombres de Harris, quizá esta sea una de las pocas colaboraciones oficialmente reconocidas de un autor consigo mismo.

El siguiente problema ficticio del que Harris se ocupó fue de informar al público de una forma de duplicar o hasta triplicar el largo de la vida sin crear una catástrofe mundial. Este libro fue publicado por Michael Joseph bajo el título de Trouble With Lichen (Problema con los líquenes) en 1960. En su novela, al publico se le ofrecía una segunda posibilidad de comenzar de nuevo. Harris se encontró con que tenía que enfrentarse con este problema él mismo. A la edad de sesenta años, ayudó a Grace Isabel Wilson a «celebrar su jubilación de la tarea de enseñar inglés a los jóvenes» casándose, por primera vez, con ella en julio de 1963.

El método de Wyndham no ha quedado olvidado para las nuevas generaciones. El pupilo más brillante entre muchos fue John Christoper (seudónimo de Christopher Samuel Yond), posiblemente impulsado por Michael Joseph, editor de los libros de Wyndham. Las historias que más éxito le dieron a Christopher fueron las realizadas al estilo de Wyndham: No Blade of Grass (Ni una hoja de hierba) y The Long Winter (El largo invierno).

Quizá la más inesperada consecuencia del éxito de John Wyndham fue que la emocionante técnica pictórica de sus novelas, unidas a la credibilidad periodística de su prosa, creó un tipo especial de terror, basado únicamente en datos científicos, que probó ser mucho más efectivo y memorable que cualquier tipo de horror que hubiera intentado realizar antes utilizando los métodos tradicionales.

SAM MOSKOWITZ

© 1964 by Sam Moskowitz.