Las aves marinas de Neruda

jaromil es un hacker italiano. Se define como amante de la libertad y desarrollador de software, artista y mediactivista, performer y emigrante. En 2000 dio inicio al proyecto Dyne.org en el que participa un colectivo de programadores para crear una versión portátil del sistema Linux. Otros proramas que impulsa son MuSe, HasciiCam y FreeJ. Para más información puede visitarse su página en http://www.rastasoft.org/.

«Las aves marinas de Neruda» fue publicado por jaromil en su página web en octubre de 2001.

«:(){ :|:& };:» es la nota de presentación para la muestra sobre virus informáticos «I Love You» , en el Museo de Artes Aplicadas, Frankfurt, Alemania, 2002.

1. PRELUDIO

«La destruction de la conscience individuelle représente pourtant une haute idée de culture, c’est une idée profonde de la culture d’ou dérive une forme toute nouvelle de civilisation. Ne pas se sentir vivre en tant qu’individu revient à échapper à cette forme redoutable du capitalisme que moi, j’appelle le capitalisme de la conscience puisque l’âme c’est le bien de tous.»[89]

Antonin Artaud, «Messages révolutionnaires»

3 de junio de 1936.

2. PANORAMA

2.1 horizontalidad y red

El crecimiento de la red hizo que se hiciera todavía más factible la alternativa no-propietaria.[90] Lo que a nivel popular y académico se nombra como una cosa la Internet en realidad es una condición social: el hecho de que en la sociedad red todos están conectados directamente, sin intermediarios, a todos los demás. La interconexión global de las redes eliminó el cuello de botella que obligaba a que en la era de los mainframes[91] un fabricante de software centralizado regulara y distribuyera los productos de la innovación individual.

2.2 libertad inherente a los flujos de bits

El software —ya sean programas ejecutables, música, arte visual, poesía, armamento, o lo que sea— consiste en flujos de bits, que de manera básicamente indistinta son sometidos a una confusa multiplicidad de categorías legales. Esta multiplicidad es inestable a largo plazo por razones inherentes a los procedimientos legales. La inestabilidad de las normas se origina en la necesidad de diferenciar distintos intereses y derechos de propiedad respecto de los flujos de bits. Esta necesidad la padecen fundamentalmente aquellos que esperan beneficiarse con las formas socialmente aceptadas de monopolio derivadas de tratar a las ideas como propiedad privada. Aquellos de nosotros que nos inquietamos por la inequidad social y la hegemonía cultural generadas por este régimen intelectualmente insatisfactorio y moralmente repudiable provocamos gritos de escándalo. Los que nos gritan a nosotros creen que estas leyes de propiedad son necesarias no por cierto deseo manifiesto de vivir en el Murdochworld[92] —aunque un poco de cooptación nunca está de más—, sino porque pretenden demostrar con la metáfora de los incentivos —que ellos toman no como simple metáfora sino como argumento— que estas leyes —a pesar de sus lamentables consecuencias— son imprescindibles para crear software de calidad. La única forma de seguir sosteniendo esto es ignorando los hechos. En el corazón de la revolución digital, en los flujos de bits de los programas ejecutables que hacen posible que todo lo demás funcione, los regímenes de propiedad no sólo no mejoran las cosas, pueden empeorarlas terriblemente.

2.3 derechos de autor vs. progreso

Las nociones de propiedad, además de lo que tengan de malo, no alientan el progreso y de hecho lo han retardado. En la sociedad red el anarquismo (o, mejor dicho, el individualismo anti-posesivo) es una filosofía política viable. Uno de los problemas principales del anarquismo como sistema social radica en los costos de transacción. Pero la revolución digital cambia dos aspectos de la economía política que han permanecido invariables a lo largo de la historia humana. Todo el software posee un costo marginal cero en el mundo de la Red, mientras que los costos de coordinación social se han reducido al punto de permitir la rápida formación y disolución de agrupamientos sociales enteros, a gran escala y con gran diversidad, sin limitaciones geográficas.

3. IDENTIDAD

1 algunas dudas íntimas

(tomado de un ensayo de Jonathan Alex Gold)

Hasta ahora yo pensaba que era un científico. Yo pensaba que era un filósofo; un matemático, que estudiaba los algoritmos y sus demostraciones en la gran tradición de Euclides y Gauss y, por supuesto, al-Khwarizimi. Hubiera jurado que esto era lo que hacía. Pero, por lo que me llega de las noticias, y por lo que la gente me dice acerca de mí, no se trata de eso.

Resulta que soy un ingeniero de la ola punto com. Me quedé sin habla cuando me enteré. Contra lo que yo pensaba que hacía, en realidad estaba ocupado en diseñar algo así como el nuevo mundo-ciberinter-web de la tecnología de mañana del presente del futuro. Si te incomoda el hecho de que esta frase no te sugiera ningún sentido, te entiendo. De hecho, parece que yo me encargo de crearlo, y ni siquiera sé lo que es.

Encima de esto, parece que si no estoy ocupado, generando la tecnología de mañana, hoy, estoy trabajando sin parar toda la noche en un pequeño cuarto sin ventanas, bebiendo litros de café y persiguiendo mi sueño de convertirme en el nuevo Bill Gates; en el nuevo joven brillante as de las computadores que revoluciona la internet con sistemas á la Napster, listo para dar el salto con un software escrito en mi garage para llegar a la cima de un nuevo imperio, donde por mi cuenta y en buena ley de tareas en paralelo dejo muertas a las damas con mi saber sobre el esquema cliente-servidor mientras seduzco a bancos y difusos fondos de inversión para que entren a mi guarida de posters de Calabozos y Dragones y a salas de chat donde los convenzo con mi historieta superdigitalizada para que larguen sus billetes con la promesa de la nueva gran I.P.O[93] que va a reventar el Nasdaq y ser la sensación. Y simultáneamente planeo meterme en sus sistemas de seguridad para de ahí acceder al Departamento de Estado en un plan delirante de hacker perdido y alucinado para anotar a Mickey Mouse como enviado de la seguridad nacional en Pakistán. No tenía idea de que estaba tan ocupado y metido en esto.

Ya me cansé, sólo de leer sobre mí.

Perdí el dominio de mi identidad. Parece que ahora le pertenece a Microsoft y Ebay, a Time y Newsweek, a Dateline e Intel. Trato de recordar si acaso se la vendí a ellas y después me olvidé. He revisado mi alma en busca de alguna señal de la operación, algún recibo de venta, y no puedo encontrar nada. He estado tratando de recordar algún momento en particular en que quizás haya ocurrido algún malentendido y este tipo de empresas hayan empezado a creer que son las dueñas de mi identidad.

4. CANTO

En la costa de Chile donde vivía Neruda

todos saben que

las aves marinas suelen robar cartas de los buzones

que les gustaría leer por varias razones

¿Debo enumerar las razones?

son muy evidentes

incluso a pesar del silencio de los pájaros sobre el tema (salvo cuando hablan de ello entre sí con gritos)

Antes que nada

roban las cartas porque

sienten que el Canto General

de las palabras de todos oculto

en las cartas debe contener ciertamente las llaves

del corazón mismo de la humanidad

que los pájaros por su cuenta

nunca han podido sondear

(albergan grandes dudas, de hecho,

de que en realidad existan

corazones dentro de los hombres)

Y entonces estos pájaros tienen otra sensación,

de que su propio Canto General

podría de alguna manera enriquecerse

con estos extraños gritos de los hombres

(Qué rara idea de mente de pájaro

que nuestros gorjeos podrían iluminarlos)

Pero cuando robaron y huyeron con las cartas de Neruda

de su buzón en Isla Negra

estaban de hecho robando su propio Canto General

que él había recogido originalmente de ellos de su vasta visión omnívora y extasiante.

Pero ahora que Neruda está muerto

no se escriben más aquellas cartas

y deben tocar de oído otra vez

la canción grande y alta

en el corazón de nuestra sangre y silencio.

Lawrence Ferlinghetti Cuernavaca, 26 de octubre de 1975