A continuación sigue diciendo el texto: Y si le da el nombre de su hijo, la tratará como se trata a las hijas. Aquí ya comienza a comprenderse por qué se dijo antes: a la que no había dado su nombre, porque ¿qué significa: si le da el nombre de su hijo, sino: «la da como esposa a su hijo»? Y cuando dice: La tratará como se trata a las hijas, quiere decir «que debe darla por esposa como se da una hija», es decir, entregándole una dote. Después se añade: Y si toma para él otra mujer —es decir, no la destina como mujer para su hijo, sino que le busca otra—, no defraudará a la primera las cosas necesarias ni el vestido ni el trato. Debe darle de igual manera las cosas a que tiene derecho, porque no continuó siendo la esposa de su hijo, como se las daría, si no le hubiera dado su nombre y, sin embargo, la hubiera humillado, teniendo relaciones sexuales con ella. Lo que he traducido por trato, corresponde en griego a omilían, es decir, «locución», palabra que la Escritura suele utilizar para designar más eufemísticamente el concúbito. Y ¿qué significa: «no le defraudará el concúbito» sino «le dará una recompensa por el concúbito»? Pues según el libro de Daniel los ancianos que dieron un falso testimonio contra Susana, dijeron: Se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella115. Y Daniel, preguntando acerca de esto mismo dice: «.¿Bajo qué árbol los visteis hablando juntos?116 Ellos habían dicho: Se acostó con ella. Luego, refutando los argumentos del otro y tratando de convencerle, Daniel dice: ¡Raza de Canaán y no de Judá, la hermosura te ha deleitado y la concupiscencia ha pervertido tu corazón! Así hacíais a las hijas de Israel y ellas, por miedo, se entregaban a vosotros117. El texto griego dice: omílousan imin. Traducido literalmente al latín podría decirse loquebantur vobis (hablaban con vosotros), y con esa expresión se indica el concúbito. En donde el latín dice: ¿Bajo qué árbol los sorprendiste (comprehendisti), el griego tiene ya: «los sorprendiste hablando entre ellos». Y con esa frase también se indica el concúbito.

En relación a esta persona de que se trata, la Escritura añade lo siguiente: Si no le otorgara estas tres cosas, ella saldrá gratis118. Estas palabras significan que si él no la humilló con el concúbito, ni se la dio por esposa a su hijo, ni otra mujer casada con su hijo la echa de casa, saldrá gratis, es decir, le bastará no continuar siendo esclava. Marchará, pues, sin recibir nada, como el esclavo hebreo. Pues no le está permitido a su señor casar con un hombre no hebreo a aquella a quien no puede entregar a gente extranjera. Pero si la entregara para que se casara con un esclavo hebreo, se entiende naturalmente que se marchará con él gratuitamente esa mujer que no está separada del marido.

79 (Ex 21,12.13). Si uno hiere a otro y muere, aquél morirá sin remedio; pero si no quería matarlo, sino que Dios se lo entregó en sus manos, yo te daré lugar a donde pueda huir. Nos preguntamos por qué el texto dice: Pero si no quería matarlo, sino que Dios se lo entregó en sus manos, como si quisiera decir que, en el caso de que hubiera querido matarlo, hubiera podido hacerlo aunque Dios no se lo entregara en sus manos. Se entiende, pues, que Dios lo ha hecho solamente en el caso de que uno sea matado por otro sin quererlo. Y porque sólo Dios lo ha hecho, se dice: Sino que Dios se lo entregó en sus manos. Cuando uno mata voluntariamente, mata él y Dios se lo entrega en sus manos. Hay, pues, esta diferencia, que en aquel caso, sólo Dios lo ha hecho; en éste, en cambio, lo hacen Dios y el hombre por la voluntad del que lo hace. Pero el hombre no lo hace como Dios. Dios sólo lo hace con justicia; el hombre, por el contrario, es digno de castigo al hacerlo; no porque mató a quien Dios no querría que se matara, sino en atención a la iniquidad. Pues no prestó ayuda a Dios que lo mandaba, sino que sirvió a su maligno deseo. Así pues, en el mismo y único hecho, no sólo es alabado Dios por su oculta justicia, sino que también es castigado el hombre por su propia iniquidad. No porque Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros119ya por eso Judas queda libre de culpa, él que entregó a la muerte al propio Cristo120.

80 (Ex 21,22). Si dos hombres riñen y hieren a una mujer encinta y nace su hijo no formado, el culpable será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer, y se lo dará mediante ruego. A mí me parece que estas cosas se dicen por motivo de algún significado especial y no porque la Escritura se ocupe de hechos de esta naturaleza. Porque si la Escritura pretendiera que una mujer encinta, que hubiera sido golpeada, no se viera obligada a abortar, no pondría a dos hombres riñendo, puesto que un solo hombre podría ocasionarlo si reñía con la mujer, o aunque no riñera, si hiciera eso mismo queriendo causar un daño a la descendencia de otro. Pues bien, el hecho de que el autor no haya querido que pertenezca al homicidio el parto no formado, demuestra que pensó que no era hombre lo que se lleva en el seno materno. Aquí suele plantearse el problema del alma, es decir, si lo que no está formado tampoco puede decirse que está animado, y por tanto, que no sería un homicidio, puesto que no puede afirmarse que quede privado de alma un ser que todavía no tenía alma.

El texto sigue diciendo: Pero si estuviera formado, dará alma por alma121. ¿Qué otra cosa significa esta última frase sino que «él mismo morirá»? Porque la ley impone esto mismo en los demás casos que menciona con este motivo: ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, cardenal por cardenal122, es decir, se aplicará la justicia del talión. Y esta ley se estableció para demostrar qué clase de pena se debía aplicar. Porque si no se supiera por ley qué clase de pena había que aplicar, ¿por dónde sabríamos qué pena quitaba el perdón para poder decir: Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores?123. La ley, efectivamente, pone de manifiesto a los deudores, para que cuando se perdona algo aparezca qué es lo que se perdona. Pues nosotros no perdonaríamos las deudas si no supiéramos por la ley lo que se nos debe a nosotros. Por tanto, si aquel parto ya había sido informe, pero estaba todavía de alguna manera animado sin forma —porque el gran problema del alma no se ha de resolver precipitadamente con la temeridad de una sentencia no discutida—, la ley no ha querido que fuera un homicidio, porque todavía no puede llamarse alma viva la que está en un cuerpo que carece de sentidos, si está así en una carne no formada y por lo tanto no dotada todavía de sentidos. No es fácil entender lo que se dice a continuación: Y se lo dará mediante ruego. Se refiere a lo que el marido de la mujer había determinado que se le diera, si el parto no era informe. La palabra axíoma, que tiene el texto griego, puede entenderse de varias maneras, y se ha traducido por mediante ruego de manera más aceptable que si se hubiera traducido de otro modo. Quizá el texto pedirá que se le dé para satisfacer a Dios de esa manera, aunque el marido o la mujer no lo pidan.

81 (Ex 21,28). Si un buey acornea a un hombre o a una mujer y le causa la muerte, el buey será apedreado y no se comerá su carne; pero el dueño del buey será inocente. Es justo matar a un animal que cause daño a los hombres. Lo que aquí se dice acerca del buey hay que entenderlo, como una parte del todo, de cualquier animal domesticado por el hombre que sea perjudicial al hombre. Pero si hay que matarlo, ¿hay que matarlo precisamente a pedradas? Si un animal debe morir, ¿qué importancia tiene la muerte que se le da? En relación a lo que añade el texto, diciendo que no se debe comer su carne, ¿a qué viene esto sino a que todas estas cosas significan algo que la Escritura en particular suele ver?

82 (Ex 21,35). Pero si el buey de uno acornea al buey de otro y le causa la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán su precio, repartiéndose también el buey muerto. ¿Sólo hay que guardar esta norma en el caso de un buey o hay que aplicarla con cualquier otro animal? También esto hay que entenderlo como la parte en relación al todo. Pero no tiene aplicación en el caso de la carne del animal muerto que no se come.

83 (Ex 22,1). ¿Qué justificación puede haber para que haya que devolver cinco bueyes por un buey y cuatro ovejas por una oveja, si no se ha querido significar algo?

84 (Ex 22,2.3). Si el ladrón es sorprendido al perforar la pared y es herido de muerte, no hay homicidio. Pero si sale el sol sobre él, es culpable; morirá por muerte. Se entiende que no hay homicidio si se mata al ladrón nocturno. Y sí lo hay en el caso del ladrón diurno. Esto es lo que significa la frase: Si sale el sol sobre él. Efectivamente, podía saberse que había venido para robar y no para matar, y por eso no debería matársele. En las antiguas leyes profanas —aunque ésta es más antigua que ellas— se encuentra esto mismo: el ladrón que roba de noche puede ser matado impunemente de cualquier modo que sea. Pero el que roba de día, sólo puede ser matado si se hubiera defendido con un arma. Porque en este caso es ya algo más que un ladrón.

85 (Ex 22,9). ¿Qué significa: Quien fuere convencido por Dios, restituirá el doble? Significa que Dios quiere a veces descubrir al perjuro con una determinada señal.

86 (Ex 22,28). No maldecirás a los dioses. Se plantea el problema de saber a quiénes llama dioses; si se trata de los príncipes que juzgan al pueblo, como se dijo de Moisés que se le dio al faraón como un dios124, y lo que viene a continuación se dice a modo de explicación como mostrando a quiénes llama dioses, cuando se añade: No maldecirás al príncipe de tu pueblo125. El texto griego en este caso dice: No dirás mal. O si se trata más bien de interpretar ese texto de acuerdo con las palabras del Apóstol: Pues aunque se les dé el nombre de dioses o en el cielo o en la tierra, como hay muchos dioses y muchos señores126. Al añadir: como hay, ha querido decir que también puede llamárseles así dignamente, pero entendiendo naturalmente que lo que en griego se denomina latreía y en latín se traduce por servitus (servidumbre, adoración), y que pertenece lógicamente a la religión, sólo se debe al único verdadero Dios, que es nuestro Dios. A aquellos que reciben el nombre de dioses, si es que hay seres que puedan llamarse así de verdad, se prohíbe maldecirlos, pero no se manda venerarlos con sacrificios ni con ningún obsequio de adoración.

87 (Ex 23,2). No estarás con la mayoría para hacer el mal. Que nadie, por consiguiente, se defienda diciendo que lo hizo con la mayoría, o piense que por eso no es pecado.

88 (Ex 23,3). No te compadecerás del pobre en el juicio. Si no hubiera dicho en el juicio, surgiría un grave problema. Pero, en todo caso, habría que sobrentenderlo, aunque no se hubiera dicho. Antes se había dicho: No te dejes llevar por la multitud, por la mayoría, para desviar el juicio127. Por eso, la frase: No te compadecerás del pobre, podría entenderse en el juicio. Pero como se han añadido esas palabras, no hay problema alguno de que así se ha mandado. No sea, pues, que, al juzgar, veamos que la justicia está en favor del rico contra el pobre y nos parezca que obramos bien si en contra de la justicia favorecemos al pobre movidos por la misericordia. La misericordia sin duda es buena, pero no debe ir contra el juicio. La Escritura, naturalmente, llama juicio a lo que es justo. Pero para que nadie piense que por motivo de esta sentencia Dios prohíbe la misericordia, viene muy oportunamente lo que sigue a continuación: Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviados, se los devolverás128, para que sepas que no se te ha prohibido practicar la misericordia. Practícala incluso con tus enemigos, aun fuera del juicio. Pues cuando devuelves el buey errante de tu enemigo y se lo restituyes, no te sientas como juez entre unos hombres.

89 (Ex 23,10.11). Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su fruto; al séptimo año la dejarás descansar y le darás reposo, y comerán los pobres de tu pueblo. Lo que quede lo comerán los animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar. Podemos preguntar qué recogían los pobres, si el séptimo año se dejaba a la tierra descansar hasta el punto que ni siquiera se sembraba —pues no se refiere ni a la viña ni al olivar lo que se dice antes: Comerán los pobres de tu pueblo—, porque de una tierra no sembrada nada pueden recoger, pues no pueden nacer las mieses. Después dice que hay que hacer lo mismo con la viña y con el olivar. Por esto se entiende aquello que se dice de los campos que sirven para el trigo. ¿O la frase esa: Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su fruto hay que entenderla en el sentido de que sembrarás y recogerás durante seis años, y el séptimo no recogerás, pero sí «sembrarás», aunque no se diga expresamente? En este caso, durante seis años sembrarían y recogerían, y el séptimo, por el contrario, deberían dejar lo que habían sembrado. Porque ¿qué podían sacar de allí los pobres, cuando los restos se dejan para los animales del campo, esos animales que podían comer esos frutos, como los jabalíes y los ciervos y otros parecidos? Esto, de todas formas, no se diría si no tuviera algún significado. Pues si Dios no se preocupa de los bueyes129, refiriéndonos a los mandamientos que Dios dio a los hombres —afirmación que no debe entenderse en el sentido de que Dios no dé alimento a los que ni siembran ni siegan ni recogen en el granero130, sino que Dios no se preocupa de dar al hombre un precepto acerca de cómo ha de cuidar de su buey—, ¡cuánto menos se preocupa Dios de dar un precepto sobre el modo de cuidar el hombre a los animales del campo, cuando el mismo Dios los alimenta con los bienes de la naturaleza exuberantemente productiva, quien los alimenta además durante los otros seis años cuando se recogen las cosas que se siembran!

90 (Ex 23,19). No sé cómo podría encontrarse el sentido literal de las palabras: No cocerás el cordero en la leche de su madre. Si aceptamos que se prohíbe cocer el cordero en la leche por razón de algún significado, debo decir que no hay costumbre alguna de cocerlo de esta manera. Pero si se trata del tiempo de la lactancia, ¿qué judío observó jamás esta costumbre de no cocer el cordero a no ser que hubiera dejado de mamar? Y ¿qué significa: en la leche de su madre? Da la impresión de que podría cocerse sin transgredir el mencionado precepto, en el caso de que debiera entenderse así, si al nacer el cordero, hubiera muerto su madre y hubiera sido amamantado por otra oveja, cuando en realidad nadie duda de que este precepto obedece, evidentemente, a algún significado especial. Pero conviene recordar que incluso aquellas cosas que pueden realizarse y observarse, se mandan de ese modo por alguna razón, pues tienen algún significado. Pero o no se da o no aparece claro cómo este precepto puede observarse literalmente.

Si se entiende de Cristo, entonces pienso que con esta profecía se predijo que los judíos no debían matar al niño, cuando Herodes lo buscó para matarlo y no lo encontró131. Y así la expresión cocerás se refiere al fuego de la pasión, a la tribulación, por lo cual dice la Escritura: El horno prueba las vasijas del alfarero, y a los hombres justos, la tentación de la tribulación132. El hecho de que el niño no sufriera la pasión cuando le buscó Herodes y cuando parecía que amenazaba ese peligro, se predijo con estas palabras: No cocerás el cordero en la leche de su madre: «no matarás a Cristo». Parece ser una profecía premonitoria para que los buenos israelitas no se asociaran a los malos judíos, que hicieron sufrir a Cristo la Pasión. Efectivamente, la tribulación de la pasión es como fuego. Por eso dice la Escritura: Como oro en el crisol los probó y como holocausto, como hostia los recibió133. El Señor confirma también esta sentencia cuando dice: Tengo que ser bautizado con un bautismo que vosotros no conocéis134. Dice así, cuando en otro lugar había dicho: He venido a traer fuego al mundo. Y Juan dice: El os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego135. Y esto quiere decir que lo hará con la purificación y con la prueba de la tribulación. El significó también el mismo fuego al ser llevado a la pasión, cuando dijo a las que lloraban por él que debían llorar más bien por ellas mismas. Y terminó con estas palabras: Pues si en el leño verde hacen esto, en el seco, ¿qué harán?136 Los buenos, por tanto, reciben el consejo de no participar con los malos en la crucifixión de Cristo, que recibió el nombre de cordero de Dios que quita los pecados del mundo137. Por consiguiente, no cocerás el cordero en la leche de su madre. No le aplicarás a Cristo el fuego de la pasión en el día en que fue concebido. Porque se dice que también sufrió entonces, es decir, el veinticinco de marzo. Desde ese día hasta el veinticinco de diciembre en que se coloca su nacimiento, hay nueve meses, con el décimo comenzado. Los pechos de las mujeres acopian leche desde el día de la concepción.

Hay, no obstante, otra interpretación más fácil. No cocerás el cordero en la leche de su madre, es decir, al que es todavía niño pequeño y lactante —individuos a quienes dice el Apóstol: Os di a tomar leche, no alimento sólido138— no los enviarás a la pasión demasiado pronto. Es como si se dijera a Cristo, que ahorró el sufrimiento a sus discípulos, que eran aún como niños, ofreciéndose a la muerte por ellos, cuando dijo: Entonces, si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos139. Y para que se entendiera que ellos eran aún débiles y poco idóneos para la pasión, como corderos en la leche de su madre, el evangelista sigue diciendo: No perdí a ninguno de los que me diste140. Por donde aparece que los que entonces sufrieran habrían de morir; porque entonces no sufrieron lo que sufrieron después, no ya como corderos en la leche, sino como carneros en el rebaño.

Quizá no sea absurdo tampoco lo que dicen otros, que el profeta mandó que los buenos israelitas no se unieran a los malos judíos que hicieron sufrir la pasión a Cristo, como cordero en la leche de su madre, es decir, en el tiempo en que fue concebido. Pues se dice que las mujeres acopian leche desde el momento en que conciben. Ahora bien, que Cristo fue concebido y sufrió en aquel mes, lo demuestra no sólo la fiesta de la Pascua, sino el día de su nacimiento conocidísimo en las iglesias. Pues quien nació el noveno mes, en torno al día veinticinco de diciembre, evidentemente fue concebido el mes primero, en torno al veinticinco de marzo, que fue también el tiempo de su pasión en la leche de su madre, es decir, en el tiempo de la leche de su madre.

91 (Ex 23,20.21). He aquí que yo envío a mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino y te introduzca en la tierra que te preparé. Mira por ti y escúchale; no dejes de creerle, pues nada te quitará, ya que mi nombre está sobre él. Se trata sin duda de aquel a quien se le cambió el nombre para que se llamara Jesús. El, ciertamente, introdujo al pueblo en la tierra de promisión.

92 (Ex 23,25-27). Tú servirás al Señor tu Dios, y yo bendeciré tu pan y tu vino y tu agua y apartaré de vosotros las enfermedades. No habrá quien no engendre ni habrá estéril en tu tierra. Llenaré el número de tus días. Enviaré delante de ti el temor. Y volveré locas a todas las gentes adonde llegues, etc. Aunque estas promesas puedan entenderse también en sentido espiritual, cuando se entienden referidas a la felicidad temporal de los hombres, son propias del Antiguo Testamento. En él hay preceptos relativos a las buenas costumbres. Otros significan algo misterioso. Pero las promesas son carnales y terrenas. Así, en el salmo setenta y dos el hombre de Dios dice que por poco se le extravían y resbalan sus pasos141, celoso por los pecadores, al ver la paz de que gozan. El veía que los impíos disponían abundantemente de las cosas que, según el Antiguo Testamento, él esperaba del Señor Dios, a quien servía por esa recompensa. Y, como a causa de esto comenzase a infiltrársele la impía idea de que Dios no se preocupaba de los asuntos humanos, dice que cambió de parecer, al no atreverse a rechazar la autoridad de los santos, y se puso a reflexionar para entenderlo y dijo: Es una tarea que tengo ante mí, hasta que entre en el santuario de Dios y entienda su final142. Allí se darán los premios correspondientes al Nuevo Testamento, que no recibirán los impíos. Y entonces tendrán lugar las penas de los impíos, mientras los justos se verán libres de ellas.

93 (Ex 23,28). Enviaré avispas delante de ti, que expulsarán de tu presencia a los amorreos, y a los jiveos, y a los cananeos y a los hititas. Se plantea el problema de saber qué ha de entenderse bajo estas avispas. Porque Dios promete esto, y el libro de la Sabiduría dice que se cumplió cuando afirma: Y envió avispas como precursores de su ejército143. Pero no leemos que haya sucedido ni en tiempo de Moisés, ni de Josué Nave, ni de los jueces ni de los reyes. Por eso quizá haya que ver bajo estas avispas los aguijones del temor, que agitaban a los pueblos mencionados para que cedieran ante los hijos de Israel. Pues Dios habla, y si en sus palabras se halla algo en sentido figurado que no se haya realizado literalmente, no se opone a la fidelidad de la historia, en la que se percibe la verdad de la narración. Lo mismo que la historicidad de la narración de los evangelistas no queda anulada por el hecho de que Cristo haya dicho algo en sentido figurado.

94 (Ex 23,33). Si sirvieras a sus dioses, serán para ti como un lazo. El griego tiene aquí douleíses y no latreíses. De donde se deduce que la douleía se debe a Dios como Señor, y la latreía sólo se debe a Dios en cuanto Dios.

95 (Ex 24,1-3). Y dijo Dios a Moisés: «Sube donde el Señor, tú y Aarón, y Nadab y Abihú y setenta de los ancianos de Israel. Y adorarán al Señor desde lejos. Y se acercará Moisés solo al Señor. Ellos, en cambio, no se acercarán. Tampoco el pueblo subirá con ellos». Vino, pues, Moisés y narró al pueblo todas las palabras de Dios y sus justificaciones. Y todo el pueblo respondió a una voz, diciendo: «Todas las palabras que ha dicho el Señor las haremos y las escucharemos». Hasta este pasaje de la Escritura se entiende que las justificaciones son los preceptos que se dieron al pueblo para que los observara. Pero en cuanto lo indican las propias palabras de la Escritura, de donde ha surgido este vocablo «justificaciones», comienzan a partir de aquel siervo hebreo, cuya oreja se horada junto a la puerta144. Ahora bien, en todas estas justificaciones hay que tener en cuenta las que pueden ser guardadas por sí mismas para actuar en la vida y para conservar las buenas costumbres145. Porque, evidentemente, hay en ellas misterios que, más que instruir nuestra vida, están ahí para significar algo. Los traductores latinos llamaron iustificationes a lo que los griegos llaman dikaiómata.

96 (Ex 24,3). Hay que advertir que el pueblo responde de nuevo así: Todas las palabras que ha dicho el Señor las haremos y las escucharemos. El orden parece exigir más bien que se hubiera dicho: «Las escucharemos y las haremos». Pero sería algo raro que aquí no hubiera algún sentido oculto. Porque si la palabra escucharemos se puso en lugar de «entenderemos», entonces es preciso dedicar primero a las palabras de Dios el trabajo de realizarlas para que él nos lleve a comprender aquellas cosas que el hombre hace por mandato de Dios, en razón de la devoción, pues no las desprecia, sino que las cumple. Pero conviene advertir si este pueblo se parece a aquel hijo que respondió a su padre que le mandaba una cosa: Iré a tu viña, y no fue146. Pues los gentiles, que despreciaron totalmente al Señor, justificados luego por la obediencia de uno, que no buscaban la justicia, alcanzaron la justicia147.

97 (Ex 24,4). Hay que señalar que Moisés erigió un altar al pie del monte y doce piedras por las doce tribus de Israel. Se entiende que el altar erigido con doce piedras, significaba que el propio pueblo era el altar de Dios, como es el templo de Dios148.

98 (Ex 24,5). E inmolaron sacrificios de salvación para Dios. No dice «sacrificios salvadores», sino sacrificios de salvación, que corresponde al griego soteríon. Por eso, en el salmo se dice: Tomaré la copa de la salvación149, y no se dice: «la copa salvadora». Por todo ello hay que prestar atención, no sea que se pretenda señalar a aquel de quien dijo Simeón: Porque mis ojos han visto tu salvación150. A esto mismo alude el salmo, cuando dice: Anunciad bien su salvación de día en día151. Si atendemos más profundamente al sentido, ¿qué significa la expresión: de día en día, sino la luz de luz, es decir, Dios de Dios, o lo que es lo mismo, el Hijo unigénito?

99 (Ex 24,6.7). Tomando Moisés la mitad de la sangre, la derramó en una vasija, y la parte restante de la sangre la derramó junto al altar. Y tomando el libro de la alianza lo leyó a los oídos del pueblo. Hay que advertir que la Escritura dice aquí claramente que Moisés ofreció por primera vez un sacrificio desde que el pueblo salió de Egipto. Primeramente se había dicho de su suegro Jetró, aunque con alguna ambigüedad, que había ofrecido sacrificios a Dios152. Y hay que señalar que el libro de la alianza se leía con la sangre del sacrificio. Debemos pensar que en ese libro se hallaban escritas aquellas justificaciones. Porque que el Decálogo de la ley fuera escrito en tablas de piedra se dio a conocer después.

100 (Ex 24,7). Y dijeron: «Todo lo que ha dicho el Señor lo haremos y lo escucharemos». Es ya la tercera vez que el pueblo responde de esta manera.

101 (Ex 24,9.10). Y subió Moisés con Aarón y Nadab, y Abihú y setenta de los ancianos de Israel, y vieron el lugar en donde había estado el Dios de Israel. Es algo evidente para los entendidos que Dios no puede ser abarcado por ningún lugar ni pone sus miembros en ninguna especie de postura corporal, como hacemos nosotros que nos sentamos, nos tumbamos, estamos de pie y tomamos otras posturas parecidas. Porque estas posturas son propias de los cuerpos, y Dios es espíritu153. Por consiguiente, cuando Dios se manifiesta con alguna figura corporal o con signos expresados corporalmente, no aparece su sustancia por la que él es lo que es. Sino que el hecho de tomar formas visibles depende de su omnipotencia.

102 (Ex 24,11). Y de los elegidos de Israel no estuvo en desacuerdo ni uno solo. Aparecieron en el lugar de Dios y comieron y bebieron. ¿Quién podría dudar de que a los que señaló por sus nombres y los setenta ancianos, ahora se les llama elegidos de Israel? Estos sin duda representaban a los elegidos en el pueblo de Dios. Porque la fe no es de todos154, y El Señor conoce a los que son suyos155. En una casa grande hay utensilios para usos nobles y otros para usos viles156. Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó; y a los que predestinó, a éstos también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó; y a los que justificó, a ésos también los glorificó157. Evidentemente, de los elegidos de Israel no estuvo en desacuerdo ni uno solo. Pero están representados por el número cuatro: Moisés y Aarón y Nadab y Abihú, por cuatro evangelios y por la promesa de todo el mundo, que se divide en cuatro partes. Y los setenta ancianos de Israel, es decir, el número siete multiplicado por diez, que está para significar el Espíritu Santo. El zafiro, por su parte, significa la vida celestial, sobre todo porque se dice: Como el aspecto del firmamento. Y ¿quién no sabe que el firmamento se llama cielo? Y la forma del lado en el propio zafiro significa la cuadratura o la estabilidad o el misterio del propio número cuatro. El hecho de que coman y beban en el lugar de Dios significa la suavidad y la saciedad que tendrán en aquel reino de la eternidad. Efectivamente: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados158. Por eso, el Señor dice que vendrán muchos —y quiénes son más que los elegidos, los conocidos de antemano, los predestinados, los llamados, los justificados, los glorificados— y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos159. Y en otro lugar promete a sus fieles esto mismo: que los hará sentar y pasando de uno a otro les servirá160.

103 (Ex 24,13). ¿Qué significa el hecho de que Josué (Jesús) Nave, no mencionado entre aquellos cuatro, aparezca de repente con Moisés y suba con él al monte para recibir las tablas de la ley, y de repente Josué desaparezca otra vez, sin que se vuelva a hablar de él, mientras Moisés recibe la ley en las dos tablas y aparezca de nuevo con él? ¿Significa quizá que el Nuevo Testamento por el nombre de Jesús no sólo está escondido en la ley, sino que a veces se manifiesta a los entendidos? En cuanto al hecho de que se le llame ya Josué (Jesús) cuando la Escritura atestigua en el libro de los Números que recibió ese nombre161estando ya a punto de entrar los israelitas en la tierra prometida, hay que señalar que la Escritura anticipa por prolepsis, por anticipación, lo que se realizó más tarde. Porque todas estas cosas se escribieron después de haberse realizado. Y por eso, cuando tuvo lugar lo que ahora se recuerda, todavía no se llamaba Josué (Jesús). En cambio, cuando se escribió esto, sí se llama así.

104 (Ex 25,10). Y pondrás alrededor de ella una moldura de oro que dé la vuelta. Llama moldura a lo que rodea por las cuatro partes a un objeto cuadrado, como suelen ser las mesas cuadradas. Al decir que es versatilis (versátil) no quiere decir que sea movible —porque las molduras son fijas, como acabo de decir que suelen ser las de las mesas—, sino que versatilis significa «que da vueltas alrededor», término que corresponde al griego streptá. Y da vueltas o por medio de canales, como son las columnas retorcidas, o por medio de dos varitas entrelazadas a modo de cuerdas, como suelen hacerse de ese modo los collares. Luego dice: Fabricarás para ella cuatro anillas de oro y las pondrás en sus cuatro lados: dos anillas a un lado y dos anillas al otro162. Esto quiere decir que en los cuatro ángulos hay cuatro anillas, una anilla en cada ángulo. Y debido al número de ángulos sucede que lo que se pone en dos lados se ponga en cada uno de los cuatro. Pues un ángulo es común a dos lados. De otro modo no puede ser que dos anillas se pongan por los cuatro lados, habiendo sólo cuatro anillas. Porque debieran ser ocho, si se entiende de modo distinto al que acabo de explicar, de acuerdo con el número de ángulos. Efectivamente, las anillas se ponen en los ángulos para introducir las varas o varales, que sirven para que cuatro hombres por una parte y por otra transporten el arca163.

105 (Ex 25,16). Suele preguntarse por qué dice la Escritura que el propiciatorio debe ser colocado sobre el arca. Como se manda que sea de oro y que su largura y anchura sean iguales que la de la propia arca, sin duda se ordena que sea como una tabla de oro de la misma forma que el arca para recubrirla. En el propiciatorio debía haber dos querubines, uno por una parte y otro por otra, uno frente al otro, de modo que sus rostros estuviesen dirigidos hacia el propiciatorio y lo cubrieran con sus alas164. Todo esto es un gran misterio. El oro significa la sabiduría, y el arca, el secreto de Dios. Se mandó que en el arca se pusieran la ley, el maná y la vara de Aarón. En la ley se contienen los mandamientos. La vara significa la potestad. El maná, la gracia. Porque sin la gracia no hay posibilidad de cumplir los mandamientos. Pero como la ley no la cumple perfectamente nadie que esté en el camino hacia la perfección, por eso el propiciatorio está encima. Pues para realizar eso, es preciso que Dios sea propicio. Y por eso se pone encima el propiciatorio. Porque la misericordia es superior al juicio165. Los dos querubines dan sombra con sus alas al propiciatorio, es decir, honran al propiciatorio cubriéndolo. Porque allí están los misterios. Y se miran el uno al otro, porque están en perfecto acuerdo —pues allí se representan los dos testamentos— y sus rostros se dirigen hacia el propiciatorio, porque recomiendan encarecidamente la misericordia de Dios, en la que es única la esperanza. Finalmente, Dios prometió que hablaría desde aquí a Moisés, de en medio de los querubines, sobre el propiciatorio. Ahora bien, si la criatura racional con la abundancia de la ciencia —puesto que los querubines reciben esta interpretación— está significada por estos dos animales, por eso son dos, para que inculquen la unión del amor. Y cubren con sus alas el propiciatorio, puesto que atribuyen sus alas a Dios, no a sí mismos, es decir, honran a Dios con las virtudes por las que destacan. Y sus rostros sólo se dirigen al propiciatorio, porque la esperanza para cualquier progreso en la abundancia de la ciencia sólo reside en la misericordia de Dios.

106 (Ex 25,26). Las anillas estarán en las cajas gestatorias para llevar la mesa. Estas palabras significan que las anillas serían como las cajas de los varales, es decir, que los varales deben meterse como en cajas. Se ha dicho que estarán en las cajas como si se hubiera dicho que estarán en el lugar de las cajas.

107 (Ex 26,1). La Escritura manda hacer el tabernáculo con diez tapices, pues es el decálogo de la ley. Los tapices significan la anchura en atención a la facilidad. La caridad es la plenitud de la ley166 y sólo los preceptos de la caridad son fáciles. Por eso se recomienda la misma anchura, cuando se dice: Has ensanchado mis pasos debajo de mí y no se han debilitado mis pisadas167. Pero como este ensanchamiento se hace por la gracia de Dios —pues el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones, no por nosotros mismos, sino por el Espíritu Santo que se nos ha dado168—, por eso aquí se recomienda místicamente este mismo número, que se refiere también al Espíritu Santo, por medio del cual puede cumplirse la ley. Se dice que el tapiz debe tener veintiocho codos de longitud169. Pues bien, este mismo número, puesto que hay que dividirlo por siete, significa que la anchura del tapiz debe tener cuatro codos. Porque cuatro por siete son veintiocho. Y éste es también un número perfecto, porque, lo mismo que el seis, consta de sus partes. Y lo que la Escritura dice tantas veces: Bordarás en ella unos querubines170, ¿qué otra cosa pone de manifiesto en todos esos lugares sino la abundancia de la ciencia, que significa la palabra querubín?

108 (Ex 26,7). Y harás velos de pelo para que cubran el tabernáculo; harás once velos. Los velos son de pelo, de pelo de cabra, y serán once. En todo pecado hay una transgresión. Ahora bien, la transgresión se indica con el número once, porque se transgrede el número diez, que es la ley171. Y así, once multiplicado por siete, son setenta y siete, en cuyo número el Señor simbolizó todo el perdón de los pecados, diciendo: No sólo siete veces, sino setenta y siete veces172. Y éstas son las generaciones que hay cuando Lucas, contando hacia atrás desde el bautismo del Señor, llega hasta Adán y luego hasta Dios173. El significado de los pecados en estos velos sirve para que se manifiesten por medio de la confesión y se perdonen por la gracia que se ha dado a la Iglesia; es decir, para que se cubran, según lo que dice la Escritura: Bienaventurados aquellos a quienes se les han perdonado las iniquidades y cuyos pecados les han sido cubiertos174. Después la Escritura manda que esos velos sean cubiertos con pieles de carnero teñidas de rojo. Pues bien, ¿a quién no se le ocurre que el carnero teñido de rojo es Cristo ensangrentado por la Pasión? Estas pieles indican también a los santos mártires, a través de cuyas oraciones Dios se muestra propicio con los pecados de su pueblo. Sobre ellas, finalmente, deben ir unas pieles de color jacinto para significar la vida eterna con el verdor como vigor perpetuo.

109 (Ex 26,17). Harás dos espigones para cada columna que estén uno frente al otro, es decir, uno por una parte y otro por la otra parte de los lados de la columna. Llama espigones a lo que también puede llamarse canecillos, como los que hay en las bodegas de vino sobre los que se apoyan las maderas que soportan a las cubas. La palabra que hemos traducido aquí por «espigón» —ancon en latín— se emplea en este caso por la semejanza con el codo donde se flexiona el antebrazo, sobre el cual se apoyan los que están sentados a la mesa, término que en griego es agkón.

110 (Ex 26,21). Las basas de las columnas serán dos para cada tablero. La Escritura parece que llama basas no sólo a las que sirven de apoyo a las columnas desde la parte más baja, sino también a las basas superiores, que nosotros llamamos capiteles. Por eso dice: Dos basas para cada columna en ambas partes. Porque ¿cuáles son esas dos partes sino la superior y la inferior?

111 (Ex 26,25). El hecho de que la Escritura hable de ocho columnas y de sus dieciséis basas existentes en la parte posterior del tabernáculo, según la explicación dada anteriormente, cuando antes se dijo que eran seis175, debe entenderse en el sentido de que resultan ser ocho, añadiendo los dos angulares.

112 (Ex 26,33). El velo os servirá para separar entre el santo y el santo de los santos. Esto quiere decir que entre el santo y el santo de los santos debe estar este velo, del que habla ahora, extendido en las cuatro columnas. De la diferencia entre el santo y el santo de los santos habla la epístola a los Hebreos176, porque el santo de los santos está dentro, detrás del velo, donde se halla el arca de la alianza. Fuera, donde está la mesa y el candelabro y las demás cosas que poco antes dijo cómo debían hacerse, se llama el santo, y no es el santo de los santos. Fuera está simbolizado el Antiguo Testamento; dentro, el Nuevo, estando uno y otro no sólo expresado con obras, sino figurado con significación en la lectura del Antiguo Testamento. Por eso, en el santo hay una figura de la figura, porque es la figura del Antiguo Testamento. En el santo de los santos hay una figura de la propia verdad, porque es figura del Nuevo Testamento. Así todo el Antiguo Testamento en estas cosas y celebraciones, que se mandan observar de ese modo, es una figura.

113 (Ex 27,1). Acerca del altar suele preguntarse cómo podía tener tres codos de alto cuando es casi tan grande como la altura de un hombre. ¿Cómo podían servir al altar si en otro sitio se prohíbe que el altar tenga gradas? Y la razón que se da es para que no descubras sobre él tus vergüenzas177. Pero hay que decir que en aquel pasaje se hablaba de un altar que había que construir de tierra o de piedras, en donde las gradas edificadas al mismo tiempo pertenecieran al propio cuerpo del altar. Ahora se manda construir un altar de tablas. Y si a este altar se le añadiera algo para que en el momento de la celebración el ministro del altar pudiera estar de pie sobre ello y se quitara una vez terminada la celebración, esto naturalmente no pertenecería al cuerpo del altar. También puede preguntarse cómo podría quemarse sobre un altar de madera el sacrificio que se ofrecía, sobre todo teniendo en cuenta que se manda que sea cóncavo y que se coloque una parrilla hasta el centro, hasta el medio de su concavidad construido en forma de rejilla. Y como la Escritura dice: Y harás unos cuernos en sus cuatro ángulos, y los cuernos formarán parte del altar. Y los revestirás de bronce178, ¿habrá que pensar que no se refieren sólo a los cuernos las palabras los revestirá de bronce, sino a todas las cosas de que habló la Escritura al mandar construir el altar?

114 (Ex 28,3). Y tú habla con todos los sabios de mente, a quienes he llenado del píritu de entendimiento. El griego tiene la palabra aiszéseos,que nosotros solemos traducir al latín por sensum (sentido), no intellectum (entendimiento). Ahora bien, la. Escritura suele hablar así del sentido interior que llamamos entendimiento, como sucede en la epístola a los Hebreos: En cambio, el alimento sólido es de adultos, de aquellos que por la costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal179. El griego tiene aquí aiszesis, término que nosotros hemos traducido por sensus (sentidos). ¿Y qué espíritu debemos ver aquí sino el Espíritu Santo?

Y harán estas vestiduras: un pectoral, un humeral, una túnica talar y una túnica bordada180. Hay que señalar estas llamadas vestiduras, etc., puesto que antes se había propuesto que se hiciese una sola181. Los traductores latinos han pensado que era mejor decir túnica bordada que túnica con flecos, cuyos flecos bien colocados sirvieran de adorno a los vestidos.

115 (Ex 28,14). ¿A qué se llama aspidiscas (engarces) en la vestidura sacerdotal? ¿Se trata quizá de una especie de escudilla, que en latín se deriva de scutum (escudo), porque los griegos llaman aspída al scutum (escudo)? ¿O llama aspidiscas (engarces) a esos objetos que están engarzados con todo cuidado, como son las cadenillas, derivando la palabra de áspid (áspid, serpiente)? La largura será de un spithama (palmo) y la anchura de un spithama (palmo)182. Algunos traductores latinos han explicado así esta palabra: «Medida de la palma de la mano extendida desde la punta del dedo pulgar hasta la punta del dedo meñique». Y las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel según sus nacimientos183, es decir, según el orden de su nacimiento.

116 (Ex 28,22). Y harás sobre el racional orlas entrelazadas, trenzadas de oro puro. La pobreza de la lengua latina ha hecho que se haya inventado la palabra rationale (racional, pectoral), pues el texto griego tiene lógion, no logikón. Ahora bien, solemos llamar rationale (racional) a lo que los griegos denominan logikón. Pero como es dudoso si en la lengua griega lógos; significa verbum (palabra) o rationem (razón), dado que es un término que puede significar ambas cosas, en donde nuestros traductores creyeron que lógion significaba verbum (palabra) lo tradujeron por eloquium (elocución, palabra), como hicieron en el salmo: L.as palabras (eloquia) del Señor son palabras (eloquia) sinceras184, en el que eloquia (palabras) corresponde a lógia. Pero aquí, en el vestido sacerdotal, que debía hacerse de oro, y jacinto, y púrpura, y escarlata torzal y lino fino torzal, de forma cuadrada y doble, y que debía llevar el sacerdote sobre el pecho y que se llamaba lógion, es dudoso sí hay que traducir esa palabra por rationem (razón) o por verbum (palabra). Nuestros traductores han pensado que viene más bien de rationem (razón) y por eso la han traducido por rationale (racional).

117 (Ex 28,26). Y pondrás sobre el racional del juicio la demostración y la verdad. Es difícil saber qué significa esto o en qué cosa o metal se pondría sobre el racional la demostración y la verdad, porque la Escritura dice que deben ponerse en el vestido del sacerdote esas cosas que se hacen corporalmente. Algunos imaginan que era una piedra que cambiaba de color para indicar las cosas desfavorables o favorables cuando el sacerdote entraba en el santuario, y dicen que a esto se refieren las palabras siguientes: Así llevará Aarón sobre el pecho los juicios de los hijos de Israel185. De esa manera manifestaría en la demostración y en la verdad qué juicio habría dado acerca de ellos el Señor. Aunque podría pensarse que la demostración y la verdad estaban escritas sobre el?ó??o?.

118 (Ex 28,27.28). Y harás una túnica talar de jacinto, que cuelgue hasta los talones. Y harás en medio de ella una abertura, —para sacar por ella la cabeza, esto es, lo que los griegos llaman peristómion—. Esta abertura llevará alrededor una orla tejida, una abertura entretejida, es decir, la orla no debe coserse por la parte exterior. Esto es lo que parece significar abertura entretejida. Por eso añade después: Desde ella, para que no se rompa, esto es, a partir de la propia abertura la orla debe estar cosida con el vestido.

119 (Ex 28,31). Y cuando Aarón haya comenzado a desempeñar su ministerio sacerdotal, se oirá su voz (tintineo), al entrar en el santuario en presencia del Señor y al salir, para que no muera. La Escritura dice que al entrar y salir se oirá la voz de las campanillas, y pone tanto énfasis en este detalle, que llega a decir: para que no muera. Ha querido significar que en el vestido sacerdotal hay ciertos datos que, ciertamente, aluden a la Iglesia a través de esas campanillas, para que se conozca la conducta que debe observar el sacerdote, como dice el Apóstol: Muéstrate ejemplo de buenas obras para todos.186 O aquel otro texto: Lo que me has oído en presencia de muchos testigos confíalo todo a hombres fieles y a los que sean capaces, a su vez, de enseñarlo a otros187. ¿Hay alguna otra cosa? Sea lo que sea aquello, es algo grande. Al entrar y al salir equivale a (la voz) «del que sale» y «del que entra». La voz está por el tintineo, porque, al tratarse de campanillas, es más un tintineo que una voz.

120 (Ex 28,36-38). Y harás una lámina de oro puro y grabarás en ella la forma de un sello, santidad del Señor. Y la pondrás sobre un cordón torzal doble de color jacinto, y estará sobre la mitra; estará en la parte delantera de la mitra. Y estará sobre la frente de Aarón, pues Aarón borrará los pecados relativos a las cosas santas, cualquier cosa que santificarán los hijos de Israel, a toda ofrenda de cosas santas que ellos hagan. No veo cómo puede grabarse en una lámina «la santidad del Señor», a no ser que se haga por medio de letras. Algunos dicen que eran cuatro letras hebreas, las que, según se cree, formaban y aún forman el nombre inefable de Dios, que los griegos llaman tetragrámmaton. Pero sean las que fueren aquellas letras o del modo que fueren, como dije, yo me inclinaría a pensar que sólo habría podido formarse con letras de oro la santidad o la santificación del Señor si es que hay que traducir así la palabra griega agíasma. El texto dice que el sacerdote borra los pecados relativos a las cosas santas: cualquier cosa que santificarán los hijos de Israel, toda ofrenda de las cosas santas que ellos hagan. Yo creo que se refiere a los sacrificios que ofrecen por sus pecados.

No debemos pensar que se refiere a los hombres santos, sino a las cosas santas, porque son santas las cosas que se ofrecen por los pecados. Al hablar de la lámina, añadió estas palabras: Pues Aarón borrará los pecados relativos a las cosas santas, cualquier cosa que santificarán los hijos de Israel, toda ofrenda de las cosas santas que ellos hagan. Esto quiere decir que el sacerdote cargará con todo lo que ofrezcan por sus pecados. Y estas cosas se llaman santas, porque se santifican, y se llaman pecados, porque se ofrecen por los pecados, como la Escritura recuerda claramente en muchos lugares. A continuación dice: Y estará sobre la frente de Aarón siempre como cosa favorable para ellos en presencia del Señor. Esto se refiere a aquella lámina que se considera adorno de la frente, confianza en una vida santa de que sólo el sacerdote que lleva esa vida verdadera y perfectamente, no de forma simbólica, sino en realidad, sólo él puede borrar los pecados, sin tener necesidad de ofrecer sacrificios por los suyos propios.

121 (Ex 28,37). Cuando la Escritura habla de Aarón y de los hijos de Aarón y manda a Moisés cómo se han de vestir y ungir, ¿qué significa lo que dice: Y llenarás sus manos para que ejerzan mi sacerdocio? ¿Se trata quizá de las ofrendas que tienen que presentar a Dios?

122 (Ex 28,38). Y les harás calzones de lino para cubrir la desnudez de su color, que les llegarán desde la cintura hasta los muslos. Como un vestido tan grande cubre todo el cuerpo, ¿qué significan las palabras: Les harás calzones de lino para cubrir la desnudez de su color, como si pudiera aparecer esa desnudez llevando encima un vestido tan grande? No veo otra razón sino que el autor ha querido que hubiera aquí una señal de castidad o continencia. Y el vestido indica precisamente que esa virtud no debe entenderse como poseída por uno mismo, sino concedida por Dios.

123 (Ex 29,8.9). Hablando de los hijos de Aarón, la Escritura dice: Y los vestirás con túnicas y los ceñirás con fajas y los rodearás con «cídaras». No se sabe a qué llama la Escritura cidarim o cídaras, porque los traductores latinos no han traducido esa palabra y actualmente no se usa. Pienso que no se trata de algo para cubrir la cabeza, como han opinado algunos, porque en ese caso no se diría: Los rodearás. Debería tratarse de algo que se usaba para el cuerpo, no para la cabeza.

124 (Ex 29,9). Y ellos poseerán mi sacerdocio para siempre. Ya hemos dicho muchas veces antes por qué se dice para siempre (in sempiternum) acerca de estas cosas significativas. Este sacerdocio en realidad se cambió, para que lo tuvieran por siempre según el orden de Melquisedek, no según el de Aarón. Pues allí hay un juramento, sin ningún arrepentimiento de Dios, que indique el cambio. El Señor juró y no se arrepentíó; tú eres —dice— sacerdote eterno según el orden de Melquisedek188. Del orden de Aarón se dice que será para siempre (in sempiternum) o bien porque no se limitaba el tiempo de su vigencia o bien porque significaba cosas eternas. Pero en ningún sitio se ha dicho del sacerdocio de Aarón que el Señor jurara y no se hubiera arrepentido. Y por eso, en aquel sacerdocio según el orden de Melquisedek se dijo: No se arrepentirá. Con esto indica que se arrepintió respecto al sacerdocio de Aarón, es decir, que lo cambió.

125 (Ex 29,9). ¿Qué significa: Y consagrarás las manos de Aarón y las manos de sus hijos? ¿Significa quizá por las manos la potestad de tal modo que también ellos pudieran consagrar algo, pero indicando que la propia potestad se consagraba con la santificación con la que debían ser santificados por Moisés según el mandato divino?

126 (Ex 29,10). Y presentarás el novillo a la puerta del tabernáculo del testimonio; y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del novillo en presencia del Señor. Aquí ya aparece claro por qué se dice antes que sus manos habían de ser consagradas, es decir, se había de plenificar su potestad, para que también ellos santificaran, como sucede ahora, cuando ponen sus manos sobre el novillo que se va a inmolar.

127 (Ex 29,18). Las Sagradas Escrituras dicen muchas veces que el sacrificio de las víctimas de las ovejas es un olor de suavidad para el Señor, Naturalmente Dios no se deleita con el olor de aquel humo. Sólo agrada a Dios lo que significan espiritualmente estas cosas cuando se hacen espiritualmente. Porque hasta el olor de Dios hay que entenderlo en sentido espiritual. Dios no huele con narices corporales como nosotros. Por tanto, estas cosas significan tal como Dios huele.

128 (Ex 29,26). Y tomarás el pecho del carnero de la consagración de Aarón, es decir, de éste, Aarón. Pues Dios quiso que perteneciera al sumo sacerdote.

129 (Ex 29,28). Y será para Aarón y para sus hijos como posesión legítima eterna de parte de los hijos de Israel. Estas palabras se refieren al pecho y a la pierna de las víctimas. Como de costumbre, llama eterno a lo que hemos mencionado anteriormente muchas veces. Y la vestidura del santo, de Aarón, será para sus hijos después de él, para ungirlos con ellas y consagrar sus manos. Durante siete días las vestirá aquel de sus hijos que le suceda como sacerdote, el cual entrará en el tabernáculo del testimonio para servir en las cosas santas189. Estas palabras plantean muchos problemas. En primer lugar, hay que advertir que aquí se habla de la vestidura del santo. Y luego se dice en plural: Para ungirlos con ellas, como si se tratara de las vestiduras. También antes se había dicho que eran muchas esas vestiduras, de las cuales constaba una sola. Aunque es dudoso si la expresión in ipsis (con ellas) está en lugar de ipsa, en género neutro, abarcando todo lo que constituye la vestidura, el vestido sacerdotal. Y que, en realidad, se trate más bien de esto parece deducirse de lo que se dice a continuación: Durante siete días las (ea: neutro) vestirá aquel que le suceda como sacerdote, es decir, vestirá todas aquellas cosas que se mencionaron al describir el vestido sacerdotal. Repite luego lo que había dicho antes: Para consagrar sus manos. Ya expliqué antes lo que me parecía que significaba esto. La frase siguiente: Durante siete días las vestirá el sacerdote, ¿significa que durante los demás días no las vestirá? El autor ha querido decir que aquellos siete días eran seguidos, durante los cuales se consagraba en cierto modo su sacerdocio y su comienzo se celebraba durante una semana. Señala como sucesor de Aarón a quien entra en el tabernáculo del testimonio para servir en las cosas santas. Esto quiere decir que sólo podía ser uno, no como eran los hijos de Aarón mientras vivía su padre. El sucesor del propio Aarón era uno solo. ¿Cómo se dice que es propio de este solo entrar en el tabernáculo del testimonio para servir en las cosas santas, si las cosas que están fuera del velo que oculta el «sancta sanctorum» también se llaman «sancta» (cosas santas) y se llama también tabernáculo del testimonio a aquello en donde están las cosas santas, es decir, la mesa y el candelabro? Puesto que los sacerdotes que le siguen también sirven junto a la mesa y el candelabro y el propio altar, ¿cómo se dice que tiene que ser el único sucesor de Aarón quien entra en el tabernáculo del testimonio para servir en las cosas santas? Sí se hubiera dicho: para servir en el santo de los santos, no habría problema alguno, porque a este lugar, en donde estaba el arca de la alianza, solo entraba el sumo sacerdote. Cosa que también se recuerda con todo detalle en la epístola a los Hebreos190. A no ser que, por el hecho de decir que uno sólo entraba en el tabernáculo del testimonio para servir en las cosas santas, no quiera que se entienda más que el santo de los santos, ya que también este lugar se llama «sancta». Pero no todas las cosas que son santas pueden llamarse también «sancta sanctorum». En cambio, todas las cosas que son «sancta sanctorum» sin duda son también «sancta». Y la epístola a los Hebreos, mencionada antes, dice clarísimamente que éste único que entraba una sola vez el año en el «sancta sanctorum» significaba a Cristo el Señor.

A mí me parece que lo que está prefigurado en el santo de los santos está simbolizado también en la propia vestidura sacerdotal. Sobre el arca, que contenía la ley, estaba el propiciatorio, en el cual hay que ver significada la misericordia de Dios, que perdona los pecados de los que no cumplen la ley. Porque la propia vestidura, ¿qué significa sino los misterios de la Iglesia? Porque en el logío, en el racional, colocado en el pecho del sacerdote, instituyó los juicios. En la lámina, en cambio, la santificación y la ofrenda por los pecados, como si el racional estuviera en el pecho, semejante al arca, en la que estaba la ley, y la lámina aquella estuviera en la frente, a semejanza del propiciatorio, que estaba sobre el arca. Y así, en uno y otra se observara lo que dice la Escritura: La misericordia es superior al juicio191.

130 (Ex 29,37). ¿Qué significa lo que dice la Escritura que, una vez purificado y santificado el altar durante siete días, será santo del santo? Al altar, evidentemente, no lo llama santo de los santos, como es aquello que está separado por el velo, en donde se halla el arca de la alianza. Pero dice que también este altar, colocado fuera del velo, se convierte en el santo del santo más por la santificación de siete días que por la unción. Y se añade: Todo el que toque el altar quedará santificado.

131 (Ex 30,3.4). Al hablar de las anillas del altar del incienso, altar que debe dorarse, no cubrirse de bronce, se dice: Harás dos anillas de oro puro debajo de su moldura torneada, a sus lados. Las harás en ambos lados192. Como el griego dice: eis tà dúo klíte poiésis en tois dusi pleurois, y klíte significa lados y pleura significa también lados, algunos traductores latinos han traducido: En dos partes las harás en ambos lados. Pero el griego no dice mére, que significa partes, sino klíte, que significa lados. Esta palabra aparece en aquel salmo que dice: Tu mujer como parra fecunda a los lados de tu casa193. Y por eso, sólo cabe atender al caso, porque primero puso acusativo y después ablativo: las harás a sus dos lados (acusativo); en sus dos lados (ablativo). De todas formas, es difícil saber cuál es el sentido. Como la Escritura suele utilizar la elipsis, omitiendo algo que hay que suplir, quizá también aquí haya que suplir la palabra estarán en cuyo caso el sentido sería: Las harás a los dos lados, estarán en los dos lados, es decir, harás las anillas hacia los lados, pues estarán en los dos lados.

132 (Ex 30,4). Y habrá arcos para los varales, de modo que sea transportado por medio de ellos. A los objetos que antes llamaba anillas ahora los llama arcos. Naturalmente habla de anillas en vez de asas redondas. Y una anilla o un círculo, ¿qué es sino un arco cerrado por todas partes? Por eso, algunos traductores no han querido poner arcos, y tradujeron esa palabra por cajas, en las cuales se meterían los varales. Y dieron esta traducción: Y habrá cajas para los varales, como si el griego no hubiera podido poner esa palabra (theca: caja), cuando theca es también palabra griega. El texto, en cambio, tiene psalídes, que significa arcos.

133 (Ex 30,8). Lo quemará sobre él como incienso continuo en presencia del Señor en sus generaciones. Lo llama incienso continuo, porque había que ofrecerlo continuamente, sin interrupción alguna. Al prescribir lo relativo al altar del incienso, al altar en el que únicamente se ponía incienso, no el holocausto ni el sacrificio ni la libación, el Señor había ordenado que se ofreciera diariamente ese mismo incienso. Pero ahora dice: Y Aarón hará la propiciación o hará la oración sobre los cuernos del altar una vez al año con la sangre de la purificación de los pecados, de la propiciación194. Depropitiationis (de la propiciación) viene de depropitiatio (propiciación), que corresponde a la palabra griega exilasmós. Por tanto, hay que entender que esto que manda hacer una vez al año para tener propicio a Dios sobre los cuernos del altar del incienso, es decir, para que con la sangre de la purificación de los pecados, con la sangre de las víctimas que se ofrecen por los pecados, una vez al año se toquen los cuernos del altar del incienso, no pertenece a aquella acción de poner el incienso que había mandado hacer cada día. Pues aquel acto se hacía con aromas, no con sangre, y todos los días, no una vez al año. Por tanto, no hay que pensar que el sacerdote solía entrar una vez al año en el santo de los santos, sino que entraba una vez al año con la sangre, y, naturalmente, solía entrar todos los días sin la sangre para poner el incienso. Pero con la sangre entraba una sola vez al año. Y esto hay que entenderlo así, principalmente, por lo que se dice a continuación: Una vez al año lo purificará; es el santo de los santos para el Señor195. No pondrá allí el incienso una vez al año, pues Dios mandó ponerlo cada día. Pero una vez al año lo purificará. Y esto mandó que se hiciera con la sangre. Y luego añade: Es el santo de los santos para el Señor. Y por eso, si el santo de los santos no estaba fuera, sino dentro del velo, sin duda el altar aquel, que ahora se menciona, que mandó que se colocara delante del velo, mandó que también se colocara dentro.

134 (Ex 30,12). ¿Qué significan las palabras: Si tomaras la cuenta de los hijos de Israel en su visita, sino que Dios manda que alguna vez se les visite y se les compute, es decir, se les cuente? Así, podemos pensar que Dios castigó a David por esta acción, ya que Dios no se la había ordenado196.

135 (Ex 30,26-29). Hay que advertir y señalar cómo manda la Escritura ungir con el óleo de la unción todas las cosas, es decir, el tabernáculo y las cosas que había en él, y luego añade: Serán sancta sanctorum197. Esto quiere decir que todas las cosas, una vez ungidas, serán «sancta sanctorum». Hay que investigar más a fondo la diferencia que pudiera haber entre aquellas cosas interiores, cubiertas por el velo, y las demás, si todas ellas, una vez ungidas, se convierten en «sancta sanctorum». Esto hemos creído oportuno señalar. Al respecto recordaremos también: Con referencia al altar de los sacrificios, que el autor quiso que se llamase santo del santo después de la unción, inmediatamente antes se dijo: Todo el que lo toque quedará santificado198. Al hablar después de todas aquellas cosas que, una vez ungidas con aquella unción, reciben el nombre de «sancta sanctorum», sigue la misma afirmación mencionada: Todo el que las toque quedará santificado199, lo que puede entenderse de dos maneras: O queda santificado al tocarlas, o queda santificado de manera que le sea lícito tocarlas, en el caso de que no fuera lícito para el pueblo tocar el tabernáculo cuando presentaba sacrificios o cualquier otra cosa que aportara el pueblo para ofrecerla a Dios. Y en consonancia con esto el texto advierte que no se ha de decir únicamente a los sacerdotes o a los levitas lo que Dios dice a Moisés: Y hablarás a los hijos de Israel —los hijos de Israel eran, naturalmente, todo aquel pueblo— diciéndoles: Este óleo, que servirá para la unción, será para vosotros santo en vuestras generaciones. No ungirá la carne del hombre; y no haréis para vosotros nada semejante a esta composición. Es santo y será santificación para vosotros. Quienquiera que haga otro semejante y quienquiera que dé parte de él a una nación extranjera, será exterminado de su pueblo200. El Señor manda no sólo a los sacerdotes, sino a todo el pueblo de Israel, que no hagan un ungüento semejante para usos ordinarios. Pues esto es lo que significa: No ungirá la carne del hombre. Prohíbe, pues, que se haga algo semejante para usos ordinarios y amenaza con la muerte a quien haga algo parecido, es decir, a quien haga un ungüento semejante para usos ordinarios o a quien lo dé a una nación extranjera. Pero por lo que se dice a continuación: Será santificación para vosotros, puesto que Dios manda que esto se diga a todo el pueblo de Israel, no veo cómo puede interpretarse, a no ser que se admita que era lícito al pueblo tocar el tabernáculo cuando cada uno venía con sus propias ofrendas, y, al tocarlo, quedaban santificados por aquel óleo con el que ungían todas las cosas. Y por eso se añade: Todo el que lo toque quedará santificado. Pero el pueblo no quedaba santificado como los sacerdotes, que también eran ungidos con el óleo para desempeñar las funciones sacerdotales.

136 (Ex 30,34). Lo que ordena relativo a los aromas con los que se debe hacer el timiama o incienso, y el mandato de que se haga, según el arte del perfumista, un ungüento perfumado, no hay que interpretarlo en el sentido de que se haga un ungüento, es decir, algo con que se ungía, sino, como se ha dicho, el timiama o incienso que ha de ponerse sobre aquel altar del incienso, en donde no era lícito ofrecer sacrificios y se hallaba en el interior del santo de los santos.

137 (Ex 30,36-37). Cortarás de ellos una pequeña parte y la pondrás delante de los testimonios, desde donde yo me daré a conocer a ti. Este incienso será para vosotros santo de los santos. He aquí cómo este incienso se llama otra vez santo de los santos, porque se ponía dentro, en el altar del incienso, que se hallaba en el interior. Tabernáculo del testimonio se llama propiamente aquella parte más interior en donde se hallaba el arca; y se hace claramente una diferencia al decir: Desde donde me daré a conocer a ti. Esto ya lo había dicho antes hablando del propiciatorio, que, ciertamente, estaba dentro, detrás del velo sobre el arca.

138 (Ex 31,2-;3). ¿Qué significa que, cuando Dios manda que se utilice a Besalel en los trabajos de la construcción del tabernáculo, se dice de él que le llenó del espíritu divino de sabiduría y de inteligencia en toda clase de trabajos para concebir y realizar proyectos, etc.? ¿Hay que atribuir también a los dones del Espíritu Santo estos trabajos que parecen pertenecer a las obras manuales? ¿O se dice esto con toda intención para que pertenezcan al espíritu divino de sabiduría e inteligencia y ciencia aquello que se indica con estas cosas? No obstante, aunque también se diga aquí que este hombre estaba lleno del espíritu divino de sabiduría e inteligencia y ciencia, todavía no se menciona al Espíritu Santo.

139 (Ex 31,13ss). ¿Qué significa que, al mandar que se guarde el sábado, la Escritura dice: Será alianza eterna en mí y en los hijos de Israel?201 No dice: entre mí y entre los hijos de Israel. ¿Lo dice así quizá porque el sábado significa descanso y nosotros no tenemos descanso más que en él? Porque, evidentemente, llama hijos de Israel a todo su pueblo, es decir, a la descendencia de Abraham. Y hay un Israel según la carne y otro según el espíritu. Porque si sólo se llamara Israel a los descendientes según la carne, no diría el Apóstol: Ved a Israel según la carne202. Aquí, naturalmente, indica que hay un Israel según el espíritu, quien es judío en el interior y en la circuncisión de la carne203. Por consiguiente, quizá haya que hacer una separación, leyendo así: Será alianza eterna en mí. Y después el otro sentido sería: Y para los hijos de Israel será señal eterna, es decir, señal de una cosa eterna, como, por ejemplo, la piedra era Cristo, porque la piedra significaba a Cristo204. Por tanto, no hay que unir la frase así: Será alianza eterna en mí y en los hijos de Israel, como si esta alianza estuviera en Dios y en los hijos de Israel. Sino que hay que ponerla así: Será alianza eterna en mí —porque en Dios se ha prometido el descanso eterno— y para los hijos de Israel será una señal eterna, porque los hijos de Israel recibieron esta señal para guardarla, señal que significa el descanso eterno para los verdaderos israelitas, es decir, para los hijos de la promesa205y para los que han de ver a Dios cara a cara tal como es206.

140 (Ex 31,18). Inmediatamente que cesó de hablar con él, le dio a Moisés en el monte Sinaí las dos tablas de la alianza, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios. A pesar de que Dios ha hablado tanto, da a Moisés dos tablas de piedra, llamadas tablas de la alianza, que tendrían que poner en el arca. No tiene nada de extraño que todas las demás cosas que mandó Dios se comprenda que dependen de aquellos diez mandamientos, escritos en las dos tablas, si se investigan con diligencia y se entienden correctamente. Lo mismo que estos diez mandamientos dependen, a su vez, de aquellos dos, el amor de Dios y del prójimo, de los cuales depende toda la ley y los profetas207.

141 (Ex 32,2). Aarón manda al pueblo que se quiten los pendientes de las orejas de las mujeres y de las hijas para hacer con ellos divinidades. No es un absurdo pensar que quiso mandarles una cosa difícil para apartarles de algún modo de aquel propósito. Sin embargo, ese propio hecho difícil, de que hubiera allí oro para hacer un ídolo, pienso que se refiere a los que se contristan si el Señor les manda hacer algo parecido para conseguir la vida eterna o soportarlo con ánimo tranquilo.

142 (Ex 32,8). Cuando el Señor indica a Moisés lo que hizo el pueblo con el becerro, con el ídolo aquel de oro que habían fabricado, le dice que el pueblo exclamó así: Estos son tus dioses, Israel, que te sacaron de la tierra de Egipto208. No se lee en ningún sitio que los israelitas dijeran eso, pero Dios revela que ésta era su intención. Llevaban en su corazón el contenido de esas palabras, que no podía ocultársele a Dios.

143 (Ex 32,14). Y el Señor renunció a hacer el mal que había dicho que iba a hacer a su pueblo. El mal significa aquí la pena, como en aquel pasaje: Y su muerte se consideró como un mal209. Según esta interpretación, se dice que tanto el bien como el mal proceden de Dios210, pero no referido a la malicia por medio de la cual son malos los hombres. Porque Dios no es malo, pero castiga con males a los malos, porque es justo.

144 (Ex 32,19). Moisés, airado, parece ser que tiró al suelo e hizo pedazos las tablas de la alianza escritas por el dedo de Dios. A pesar de todo, la renovación de la alianza se representa con un gran misterio, porque el Antiguo Testamento había de ser abolido y establecido el Nuevo. Hay que señalar, no obstante, cuánto se esforzó en interceder por el pueblo ante Dios quien tan severo se mostró en castigarlos. Ya he expuesto en otro lugar, en la obra contra el maniqueo Fausto, lo que a mí me parece que significa el que Moisés redujera a polvo el becerro fundido, echándolo al fuego y esparciendo el polvo en el agua211, que luego dio a beber al pueblo.

145 (Ex 32,24). Y me lo dieron, y yo lo eché al fuego y salió este becerro. Aarón hace un resumen muy breve, y no dice lo que él había hecho para que saliera el becerro fundido. ¿O ha mentido, excusándose por miedo, como si él hubiera arrojado el oro para que pereciera en el fuego y sin él pretenderlo salió la forma de un becerro? No es creíble que él haya dicho esto en su interior, precisamente porque no podía ocultársele a Moisés lo que había en el interior de aquel hombre con quien Dios hablaba, y Moisés no acusa a su hermano de mentiroso.

146 (Ex 32,25). Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, pues Aarón los había desenfrenado para que sirvieran de gozo a sus adversarios. Hay que advertir cómo todo aquel mal que hizo el pueblo se le atribuye a Aarón, que estuvo de acuerdo con ellos para hacer lo que habían pedido impíamente. La Escritura dice más bien que Aarón los desenfrenó, por ceder a sus exigencias, y no que ellos se desenfrenaran a sí mismos por haber pedido un mal tan grande.

147 (Ex 32,31-32). Moisés dice al Señor: «Te suplico, Señor; este pueblo ha cometido un pecado muy grande, pues se hicieron dioses de oro. Y ahora, si en realidad les perdonas su pecado, perdónales; pero si no, bórrame del libro que has escrito». Al decir esto, Moisés lo dice seguro para que el raciocinio se concluya a partir de lo que viene a continuación: puesto que Dios no iba a borrar a Moisés de su libro, debería perdonar al pueblo aquel pecado. No obstante, hay que poner de relieve la gravedad del mal que Moisés había visto en aquel pecado, pues había pensado que sólo podría ser expiado con un castigo tan grande. Porque él, que los amaba tanto, había dicho en favor de ellos tales cosas a Dios.

148 (Ex 32,26-28). Como la Escritura dice antes que Aarón desenfrenó al pueblo, podemos preguntar con toda razón por qué no se le aplica a él ningún castigo, ni cuando Moisés mandó matar a todo el que encontrasen los levitas al ir de puerta en puerta armados por el campamento, ni cuando más tarde sucedió lo que dice la Escritura: Y el Señor castigó al pueblo por la fabricación del becerro que hizo Aarón212, sobre todo teniendo en cuenta que aquí se recalca lo mismo, repitiendo la misma idea. En efecto, la Escritura no dice: Y el Señor castigó al pueblo por la fabricación del becerro que hicieron, sino que hizo Aarón. Y, sin embargo, a Aarón no se le castiga. Aún más, se cumplió lo que Dios había ordenado acerca de su sacerdocio antes de cometer aquel pecado. Pero Dios mandó que tanto él como sus hijos se lavaran213. Y de este modo recibieron la ordenación sacerdotal. Dios conoce a quien perdona hasta que cambia a mejor, y conoce también a quien perdona temporalmente, aunque sepa de antemano que no se va a cambiar a mejor, y conoce igualmente a quien no perdona, para que se cambie a mejor, y conoce a quien no perdona de modo que ni siquiera espera su cambio. Y todo esto viene a cuento de lo que dice el Apóstol con admiración: ¡Cuan insondables son sus juicios e investigables sus caminos!214

149 (Ex 33,1). Anda, sube desde aquí, tú y tu pueblo, que sacaste de la tierra a Egipto. Dios, airado, parece que dice: Tú y tu pueblo, que sacaste. Porque, en caso contrario, hubiera dicho: Tú y mi pueblo que saqué de la tierra a Egipto. Ellos, cuando pidieron el ídolo, dijeron: Pues a Moisés, este hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le ha pasado 215. Ellos habían fracasado al confiar su liberación a un hombre. Dios les replica así: Tú y tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, cosa que es un motivo de reprobación para ellos, no para Moisés. Pues Moisés no pretendía otra cosa sino que pusieran su esperanza en el Señor, no en él, y creyeran que habían sido liberados de aquella esclavitud por la misericordia del Señor, para darle gracias por ello. Pero el mérito de Moisés ante Dios, como fidelísimo siervo suyo, era tan grande por la gracia de Dios, que Dios le dijo: Déjame, y airado los destruiré216. En relación a esta palabra: Déjame, parece absurdo pensar que sea la expresión tanto de uno que manda como de uno que suplica. Porque si Dios se lo mandaba, el siervo en su rebeldía no obedecía, y entonces no era conveniente que Dios pidiera esto a su siervo, como si se tratara de un favor, sobre todo teniendo en cuenta que Dios podría destruirlos, aunque el siervo no lo quisiera.

Por tanto, el sentido que tiene allí este texto es claro, puesto que Dios dio a entender con esas palabras que aprovechaba mucho a aquel pueblo en su presencia el hecho de que los amara tanto aquel hombre, a quien el Señor amaba tanto que nos advertía de ese modo, diciéndonos que, cuando nuestros pecados nos pesan hasta el punto de que no seamos amados por Dios, podemos ser representados ante él por los méritos de quienes Dios ama. Porque cuando el Omnipotente dice al hombre: Déjame, y los destruiré, ¿qué otra cosa dice sino que acabaría con ellos si no fueran amados por ti? Por tanto, el texto dice: Déjame, como si quisiera decir: No los ames y acabaré con ellos, porque tu amor por ellos intercede ante mí para que no lo haga. Pero habría que obedecer al Señor si hubiera dicho: «no los ames». Si hubiera dicho esto como un mandato y no simplemente como una amonestación y como un modo de expresar que le apartaría a él de aplicarles el castigo, habría que obedecerle. De todas formas, tampoco dejó al pueblo sin el látigo del castigo, a pesar de la intercesión de Moisés. Yo no sé de qué modo, pero Dios, que expresamente los aterraba con su voz, los amaba de manera más misteriosa, para que Moisés los amara así.

150 (Ex 33,1). Dios dice a Moisés: Anda, sube desde aquí, tú y tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra que yo juré dar a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: «A vuestra descendencia se la daré». Al decir esto, inmediatamente, como si todavía hablara con Moisés por una conversión oculta, que en griego se llama apostrofé, se dirige ya al pueblo en estos términos: Al mismo tiempo enviaré mi ángel ante ti y expulsará al cananeo, y al amorreo, y al hitita, y al ferezeo, y al gergeseo, y al jiveo, y al jebuseo, y te llevará a una tierra que mana leche y miel. Yo no subiré contigo, pues eres un pueblo de dura cerviz, no sea que te destruya en el camino217. Hay aquí un misterio extraordinario, admirable y profundo, pues parece como que el ángel pudiera tener una misericordia mayor que el Señor, ya que el ángel perdonaría a un pueblo de dura cerviz; en cambio Dios, si fuera con ellos, no les perdonaría. A pesar de todo, aunque Dios esté en cierto modo ausente de ellos, él, que en ningún lugar puede estar ausente, dice que cumplirá también por medio de su ángel lo que juró dar a sus padres. Parece querer mostrar también aquí que hace esto precisamente porque se lo prometió a aquellos padres justos, no porque éstos de ahora fueran dignos. ¿Qué significa sino que no está con ellos justamente porque son hombres de dura cerviz, ya que a Dios no le hace propicio y salvador más que la humildad y la piedad? Pues bien, decir que Dios está con hombres de dura cerviz no es más que afirmar que está con ellos para corregirlos y castigarlos. Por eso, cuando Dios no está de ese modo con los malos, está perdonándoles. Y esto lo confirma el texto aquel que dice: Aparta tu rostro de mis pecados218. Porque si lo aparta, los destruye; pues como se derrite la cera ante el fuego, así perezcan los pecadores ante Dios219.

151 (Ex 33,12-13). Y dijo Moisés al Señor: «Mira, tú me dices: Saca a este pueblo; pero tú no me has indicado a quién enviarás junto conmigo; a pesar de que me dijiste: Te conozco más que a todos, y has hallado gracia ante mí. Si, pues, he hallado gracia ante ti, muéstrate a mí, que te vea claramente, para que encuentre gracia ante ti y para que sepa que esta nación es tu pueblo». La palabra gnostos, que aparece en el griego, algunos traductores latinos la han vertido por manifesté (claramente), a pesar de que la Escritura no ha dicho faneros. Pudo quizá haberse traducido mejor así: Si he hallado gracia ante ti, muéstrate a mí, que te vea sabiéndolo (scienter). Con estas palabras Moisés muestra claramente que en medio de aquella tan gran familiaridad de contemplación no le veía como deseaba verle, porque todas aquellas visiones de Dios que se otorgaban a la mirada humana y de las cuales se derivaba un sonido que llegaba a los oídos mortales, tenían lugar asumiendo una forma como Dios quería, bajo la forma que quería, de modo que en esas visiones no se sintiera con ningún sentido corporal la propia naturaleza divina, que es invisible y está toda en todo lugar y no le abarca ninguno. Y porque de los dos mandamientos, del amor de Dios y del prójimo, depende toda la ley220, por eso Moisés demostraba su deseo en uno y otro: en el amor de Dios, cuando dice: Si he hallado gracia ante ti, muéstrate a mí, que te vea claramente, para que encuentre gracia ante ti. Y en el amor del prójimo, cuando dice: Y para que sepa que esta nación es tu pueblo.

152 (Ex 33,12.17). ¿Qué significa lo que Dios dice a Moisés: Porque te conozco más que a todos? ¿Conoce Dios unas cosas más y otras cosas menos? ¿O se trata de algo parecido a lo que se dice de algunos en el Evangelio: No os conozco?221 En definitiva, Dios conocía a Moisés más que a todos, porque Moisés agradaba a Dios por encima de todos, es decir, le conocía con aquella clase de conocimiento según el cual se dice que Dios conoce las cosas que le agradan y que no conoce las que le desagradan; no porque las ignore, sino porque no las aprueba; como se dice con toda propiedad que el arte no conoce los vicios, no obstante que experimente vicios.

153 (Ex 33,12). Hay que advertir que Moisés dijo a Dios: Tú me dijiste: Te conozco más que a todos. Pero en ningún lugar antes de aquí leemos que Dios se lo dijera a Moisés antes de que el propio Moisés lo recordara. Por esto comprendemos que no se han escrito todas las cosas que Dios habló con Moisés. De todas formas, hay que investigar más atentamente en las partes anteriores de la Escritura para ver si realmente es así.

154 (Ex 33,18-19). Cuando Moisés pidió al Señor: Muéstrame tu gloria, el Señor le respondió: Yo pasaré ante ti con mi gloria y llamaré con el nombre del Señor en tu presencia: y me apiadaré de quien me habré apiadado, y tendré misericordia de quien habré tenido misericordia222, a pesar de que poco antes le había dicho el Señor: Yo mismo pasaré delante de ti y te daré descanso223. La expresión: pasaré delante de ti parece ser que Moisés la entendió en el sentido de que Dios no estaría presente con él y con el pueblo durante el viaje, y por eso le dice: Si no vienes tú mismo con nosotros, no me hagas salir de aquí224, etc. Sin embargo, Dios no le negó esto, sino que le dijo: Te haré también esto que me has pedido225. Por consiguiente, al decirle Moisés: Muéstrame tu gloria, ¿cómo parece decirle otra vez: Yo mismo pasaré delante de ti, dando a entender que iba a precederles y no iba a acompañarles, a no ser que se trate de otra cosa? Porque se entiende que le habla y le dice: Yo pasaré delante de ti, aquel mismo de quien dice el evangelio: Habiendo llegado la hora de pasar Jesús de este mundo al Padre226. Este paso o tránsito suele interpretarse también como la Pascua. Se trata, por tanto, de una grandísima profecía. Pues él, Jesús, antes de todos los santos pasó de este mundo al Padre para prepararles las mansiones del reino de los cielos, que se las dará en la resurrección de los muertos, porque él, que iba a pasar delante de todos, se convirtió en el primogénito de entre los muertos227.

Al mismo tiempo pone muy de relieve su gracia, al decir: Y llamaré con el nombre del Señor en tu presencia. Como si se realizara en presencia del pueblo de Israel, cuya imagen representaba Moisés al oír estas palabras. Cristo el Señor es llamado en todas las naciones en presencia de la propia nación dispersa por todas partes. Y se dice: llamaré (vocabo) y no seré llamado (vocabor). El verbo se pone en activa y no en pasiva, utilizando un género de expresión inusitado, en el cual hay sin duda un gran sentido oculto. Con esta expresión quizá se quiso indicar que él mismo hace esto, es decir, hace con su gracia que el Señor sea llamado (invocado) en todas las naciones.

Y me apiadaré de quien me habré apiadado y tendré misericordia de quien habré tenido misericordia. Al añadir estas palabras, manifiesta de una manera mucho más clara la vocación con que nos llamó a su reino y a su gloria, no por nuestros méritos, sino que por su misericordia. Y puesto que Dios prometía que introduciría en su reino a los gentiles, diciendo: ?Llamaré con el nombre del Señor en tu presencia, vino a indicarnos que esto lo hacía misericordiosamente, como dice el Apóstol: Pues digo que Cristo fue ministro de la circuncisión por la verdad de Dios para confirmar las promesas de los padres, para que los gentiles glorificaran a Dios por su misericordia228. Pues se había predicho esto: Me apiadaré de quien me habré apiadado y tendré misericordia de quien habré tenido misericordia. Con estas palabras prohibió al hombre gloriarse, como si se tratara de los méritos de las propias virtudes, afirmando que quien se gloríe que se gloríe en el Señor229. No dice: me apiadaré de tales y de tales, sino de quien me habré apiadado, para que nadie crea que mereció la misericordia de una vocación tan grande por sus buenas obras anteriores. Pues Cristo murió por los impíos230.

Pero no sé sí quiso repetir esto mismo cuando dijo: Y tendré misericordia de quien habré tenido misericordia —o como otros traducen: con quien habré sido misericordioso—, o si hay alguna diferencia entre las dos frases. Pues lo que la lengua griega expresa con dos verbos eleéso y oikteiréso —palabras que parecen significar lo mismo—, el traductor latino no pudo expresarlo con palabras distintas y repitió la misma idea de dos maneras diferentes. Pero si se hubiera dicho: «Me apiadaré de quien me apiado» y «me apiadaré de quien me apiado» o «me apiadaré de quien me habré apiadado», no parecería que se hubiera expresado suficientemente bien. Y sin embargo, aquel sentido es allí más fuerte, porque Dios, con esa repetición, o muestra la firmeza de su misericordia —como «amén, amén»231, o «fíat, fíat», o como la repetición del sueño del faraón y muchos otros ejemplos semejantes—, o Dios preanunció de ese modo que tendría misericordia de ambos pueblos, los gentiles y los hebreos, cosa que el Apóstol expresa así: Pues como vosotros en otro tiempo no creísteis en Dios, pero ahora habéis conseguido misericordia a causa de su incredulidad, así tampoco ellos creyeron ahora con ocasión de vuestra misericordia, para que también ellos consigan misericordia. Pues Dios encerró a todos en la incredulidad, para compadecerse de todos232.

A continuación, después de esta afirmación de su misericordia, Dios responde a lo que se le había pedido: Muéstrame tu gloria233. O lo que Moisés había pedido antes con estas palabras: Muéstrate a mí, que te vea claramente234. Y Dios le responde: No podrás ver mi rostro; pues nadie puede ver mi rostro y vivir235. Con estas palabras el autor demuestra que Dios no puede aparecer tal como es en esta vida, que se vive bajo los sentidos mortales de la carne corruptible. Es decir, tal como es, Dios sólo puede verse en aquella vida en la que, para poder vivirla, hay que morir a ésta.

Interponiendo una frase, la Escritura dice a continuación: Y el Señor dijo; y luego añade: Aquí hay un lugar junto a mí236. Pero ¿qué lugar no está junto a Dios, él que no está ausente de ningún sitio? Con estas palabras: Aquí hay un lugar junto a mí, se simboliza la Iglesia, como si aludiera a un templo, y continúa diciendo: Te pondrás de pie sobre la roca —porque, como dice el Señor: Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia237— tan pronto como pase mi gloria238, es decir, tan pronto como pase mi gloria, él se pondrá de pie sobre la roca, porque después del tránsito de Cristo, esto es, después de la pasión y resurrección de Cristo, el pueblo fiel estará de pie sobre la roca. Y continúa: Y te pondré en la caverna de la roca. Esto significa una defensa fortísima. Otros, en cambio, traducen: En la atalaya de la roca. Pero el griego tiene opén, y esto lo traducimos más exactamente por agujero o caverna.

Y te cubriré con mi mano hasta que yo pase, Luego apartaré mi mano y entonces verás mis espaldas; pero mi rostro no lo verás239. Dado que antes dijo ya: Estarás de pie sobre la roca tan pronto como pase mi gloria —texto que significa que después de su tránsito Dios promete la estabilidad sobre la roca—, ¿cómo hay que interpretar las palabras: Te pondré en la caverna de la roca y te cubriré con mi mano hasta que yo pase. Luego apartaré mi mano y entonces verás mis espaldas? ¿Significa que, una vez colocado Moisés en la roca, Dios le cubrirá con su mano y después pasará, no pudiendo estar de pie en la roca sino después del paso del Señor? En realidad es preciso ver aquí una recapitulación de una cosa omitida, como suele hacer la Escritura muchas veces. En efecto, dice después lo que en orden de tiempo es anterior. El orden sería el siguiente: Te cubriré con mi mano hasta que yo pase, y entonces verás mis espaldas; pero mi rostro no lo verás. Y estarás de pie sobre la roca tan pronto como pase mi gloria y te pondré en la caverna de la roca. Esto, efectivamente, sucedió con aquellos a los que significaba entonces la persona de Moisés, es decir, con los israelitas, que creyeron después en el Señor Jesús, como dicen los Hechos de los Apóstoles, o sea, tan pronto como pasó su gloria240. Porque después de resucitar de los muertos y de subir al cielo, como los apóstoles hablaran las lenguas de todas las naciones por la venida del Espíritu Santo del cielo, muchos de los que habían crucificado a Cristo se arrepintieron. Como no le reconocieron y crucificaron al Señor de la gloria, la ceguera parcial sobrevino a Israel241, de acuerdo con lo que se había dicho: Te cubriré con mi mano hasta que yo pase. Y por eso dice el salmo: Porque día y noche tu mano ha pesado sobre mí. Llama día al tiempo en que Cristo hacía milagros; y noche, al tiempo en que moría como un hombre, cuando titubearon los que habían creído durante el día. Cuando haya pasado, entonces verás mis espaldas: esto significa que cuando haya pasado de este mundo al Padre, entonces creerán en mí aquellos a quienes representas. Porque entonces, compungidos de corazón, dijeron: ¿Qué haremos? Y los apóstoles les mandaron hacer penitencia y bautizarse en el nombre de Jesucristo, para que se les perdonaran los pecados242. En el salmo citado, después de las palabras: Día y noche tu mano ha pesado sobre mí —es decir, para que no conociera; pues si lo hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria243— el autor sigue diciendo: Ha caído sobre mí la pesadumbre, mientras se clavaba la espina244, es decir, cuando estaba compungido de corazón. Luego continúa: Reconocí mi pecado y no oculté mi maldad245. Después comprendieron con qué pecado tan grande crucificaron a Cristo. Y puesto que aceptaron el consejo de hacer penitencia y de recibir en el bautismo el perdón de los pecados, dice: Yo dije: «Confesaré contra mí mi delito al Señor», y tú perdonaste la impiedad de mi corazón.

La realidad misma indica suficientemente que fue más bien esta profecía lo que el Señor dijo a Moisés, puesto que nada se lee que haya sucedido después de una manera visible acerca de su roca o su caverna, o de la colocación de su mano o de la visión de sus espaldas. La Escritura, en efecto, añade inmediatamente, intercalando una frase: Y el Señor dijo a Moisés, cuando en realidad el Señor también dijo aquellas cosas que están antes. Y a continuación intercala lo que luego dijo el Señor: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, etc246.

155 (Ex 34,7). ¿Qué significa la frase que dice que el Señor no purificará al reo, sino que no lo declarará inocente?

156 (Ex 34,10). Dios dice a Moisés en el monte, en donde iba a escribir de nuevo las dos tablas de piedra, entre otras cosas, lo siguiente: Delante de todo tu pueblo haré maravillas. Todavía no se digna decir: Delante de todo mi pueblo. ¿O dice quizá tu pueblo, como si se refiriera a cualquier hombre de ese mismo pueblo, es decir, del pueblo al que perteneces, como decimos «tu ciudad», que no es una ciudad sobre la que dominas o la que fundaste, sino de la que eres ciudadano? Un poco más adelante dice también así: Todo el pueblo en el que estás. ¿Qué se ha dicho en definitiva sino «tu pueblo»? Pero esto no lo dijo. «En el que estás» es un modo de hablar.

157 (Ex 34,12). ¿Qué significa lo que se dice a Moisés: Guárdate de que él haga alianza alguna vez con los que están establecidos en el país? El griego no tiene «de que tú hagas alguna vez», sino de que él haga. ¿Se refiere quizá al pueblo, de quien Moisés es el jefe? Pero Moisés no llevó al pueblo a aquella tierra, en la que Dios prohíbe hacer alianza con los que la habitaban. Se trata, en definitiva, de un género de expresión raro y que todavía no lo he encontrado o yo no lo he advertido, si es que realmente se trata de alguna locución y no de algún sentido especial.

158 (Ex 34,13.14). Cuando Dios manda a Moisés que, una vez que le conceda la posesión de la tierra, destruya toda idolatría y el pueblo no adore a ningún otro Dios, le dice: Pues el Señor es un Dios cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso247. Esto quiere decir que el nombre mismo con que se designa al Señor Dios es Celoso, porque es un Dios celoso. Esta cualidad, distinta del vicio de la perturbación humana, hace que siempre y en toda circunstancia Dios sea inmutable y esté tranquilo. Pero con esa palabra se indica que Dios no dejará impune a su pueblo si no le es fiel, adorando a dioses ajenos. La palabra se toma en sentido metafórico del celo marital, por medio del cual el marido guarda la castidad de la esposa, cosa que a nosotros nos sirve de provecho, pero no a Dios. Porque ¿quién podría perjudicar a Dios con ese género de fornicación? En cambio, a uno mismo le causa un gran daño, pues le lleva a la perdición. Dios prohíbe con un terror gravísimo esta infidelidad, llamándose a sí mismo Celoso. De él se dice en el salmo: Has hecho perecer a todo el que te es infiel; mas para mí es un bien estar unido a Dios248. Por último, el texto dice: No sea que hagas alianza con los que están establecidos en el país y se prostituyan siguiendo a los dioses de ellos249.

159 (Ex 34,20). ¿Qué significa: No aparecerás ante mí con las manos vacías? Como indica el contexto, aparecer ante Dios es aparecer en su tabernáculo. Y no aparecerás ante él con las manos vacías quiere decir que no deberás entrar nunca sin alguna ofrenda. Esto, tomado en sentido espiritual, es un gran misterio. Pues estas cosas se decían como sombras de las realidades futuras.

160 (Ex 34,21). Hablando del sábado, ¿qué significa lo que se añade: Descansarás de la siembra y de la siega? Parece que significa: «en el tiempo de la siembra y de la siega». ¿O manda tal vez observar el descanso sabático de modo que ni siquiera tengan excusa aquellas estaciones que son muy necesarias para los agricultores para que puedan comer y vivir? La Escritura, por consiguiente, manda que incluso en el tiempo de la siembra y de la siega, cuando urge mucho el trabajo, se observe el descanso sabático. Y así, aludiendo a estos tiempos que reclaman mucho trabajo, se indica que en todo tiempo se debe suspender el trabajo en sábado.

161 (Ex 34,24). La Escritura dice: No codiciará nadie tu tierra (y) cuando subas a presentarte ante el Señor tu Dios tres veces al año. Esto significa que cualquiera podría subir tranquilo y no debería estar preocupado por su tierra, puesto que Dios le promete la custodia para que nadie codicie nada. Y esto Dios se lo prometía al que subía al santuario, para que no tuviera miedo en su ausencia. Y aquí se demuestra claramente lo que se decía antes: No aparecerás ante el Señor tu Dios con las manos vacías250. Pues se refieren a aquel lugar en donde Dios había de habitar en el tabernáculo o en el templo.

162 (Ex 34,25). ¿Qué significa: No sacrificarás sobre pan fermentado la sangre de mis víctimas? ¿Llama en este lugar «sus víctimas» a las que se sacrifican en Pascua, y manda que no haya entonces pan fermentado en casa, porque son los días de los ázimos?

163 (Ex 34,25). ¿Qué significa: Y no dormirá hasta la mañana la inmolación de la solemnidad de la Pascua, sino lo que mandó más arriba, es decir, que no quedará nada para la mañana del pecho del animal que se inmolaba? Pero la expresión es algo oscura: dormirá equivale a «quedará».

164 (Ex 34,26). No cocerás el cordero en la leche de su madre. Vuelve a decir otra vez lo que no sé cómo puede entenderse. Pero se trata de una gran profecía acerca de Cristo, tanto si pudiera cumplirse literalmente, como sobre todo si no pudiera cumplirse. Porque en las palabras de Dios no hay que referir todo a la propiedad de las cosas, como sucedía en aquello de la roca y de la caverna y de la colocación de la mano251. Pero lo que ciertamente hay que exigir de la fidelidad del narrador es que lo que dice que sucedió haya sucedido realmente, y lo que dice que se dijo se haya dicho realmente. Cosa que se exige también a los escritores del Evangelio. Porque cuando afirman que Cristo dijo determinadas cosas, en parábolas, el que él haya dicho esas cosas no es una parábola, sino una narración histórica.

165 (Ex 34,28). Y Moisés estuvo allí en presencia del Señor cuarenta días y cuarenta noches. No comió pan ni bebió agua. Lo que había dicho antes, al tomar las tablas que rompió, lo repite ahora de nuevo, no recapitulando lo que sucedió, sino recordando que volvió a suceder otra cosa. Y hemos dicho lo que significa la repetición de la ley. La frase: No comió pan ni bebió agua significa que «ayunó», tomando la parte por el todo; es decir, la Escritura entiende por pan toda clase de comida, y por agua toda clase de bebida.

166 (Ex 34,28). Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos. Ahora se dice que Moisés mismo escribió. Poco antes Dios le había dicho: Escríbete estas palabras252. Pero cuando recibió la ley por primera vez y tiró las tablas rompiéndolas, ni se dijo que las había labrado él, como ahora se dice: Lábrate dos tablas de piedra253, ni se le mandó que las escribiera, como ahora dice la Escritura: Escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos. La vez anterior se dijo: Y le dio a Moisés, tan pronto como dejó de hablar con él en el monte Sinaí, las dos tablas de la alianza, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios254. Y poco después añade: Y volviéndose Moisés, bajó del monte con las dos tablas de la alianza en sus manos, tablas de piedra escritas por ambos lados; estaban escritas por una y por otra parte; y las tablas eran obra de Dios, y la escritura, grabada en las tablas, era escritura de Dios255. Por eso surge una grave cuestión de saber cómo aquellas tablas que Moisés iba a romper, sabiéndolo Dios de antemano, se dice que no eran obra del hombre, sino de Dios, y que no habían sido escritas por el hombre, sino por Dios, por el dedo de Dios. En cambio, las otras tablas que habían de durar tanto tiempo y que habían de estar en el tabernáculo y en el templo, por mandato de Dios, fueron labradas por el hombre y escritas por el hombre. ¿Se significaba en aquellas primeras la gracia de Dios, no la obra del hombre, gracia de la que se hicieron indignos los hebreos, volviendo con el deseo a Egipto y haciéndose el ídolo —por lo cual se vieron privados de aquel beneficio y Moisés rompió las tablas? ¿Se significaba en estas segundas a aquellos que se glorían de sus obras —por lo cual dice el Apóstol: Ignorando la justicia de Dios y queriendo establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios256— y por eso se dieron unas tablas grabadas y escritas por obra del hombre, que permanecieran con los hombres para significar a los que se gloriarían de sus obras, no del dedo de Dios, es decir, del Espíritu de Dios?

Ciertamente, la entrega de la ley por segunda vez significa el Nuevo Testamento —el Antiguo Testamento lo significaba aquella primera ley, cuyas tablas fueron rotas y la ley abolida—, sobre todo porque cuando la ley se da por segunda vez, se da sin ningún terror, como cuando se dio aquella primera en medio de tanto estrépito de fuego, nubes y trompetas, por lo cual el pueblo, aterrorizado, exclamó: Que no nos hable Dios, no sea que muramos.257 Por donde se significa que en el Antiguo Testamento hay temor, y en el Nuevo, amor.

Pero ¿cómo se resuelve la cuestión de saber por qué aquellas tablas eran obra de Dios, y éstas, obra del hombre; aquéllas, escritas por el dedo de Dios, y éstas, escritas por el hombre? ¿Se trata quizá de que aquellas primeras significaban el Antiguo Testamento, precisamente porque Dios en ellas impuso sus preceptos y el hombre no los cumplió? La ley se dio en el Antiguo Testamento para convencer a los transgresores, ley que entró para que abundara el delito258. Evidentemente, no se cumplía por el temor esa ley que no puede cumplirse más que por el amor. Pero se llama obra de Dios, porque la ley la estableció Dios, la escribió Dios, no fue obra del hombre, porque el hombre no obedeció a Dios, y la ley más bien le hizo reo. En las segundas tablas, el hombre, con la ayuda de Dios, hace las tablas y las escribe, porque el amor del Nuevo Testamento cumple la ley. Por lo cual dice el Señor: No he venido a abolir la ley, sino a cumplirla259. Y el Apóstol añade: El amor es la plenitud de la ley260 y la fe que actúa por el amor261. Así, lo que en el Antiguo Testamento resultaba difícil, en el Nuevo Testamento le resulta fácil al hombre que tiene la fe que actúa por el amor y cuando el dedo de Dios, el Espíritu de Dios, la ha escrito dentro, en el corazón, no fuera, en una piedra. Por eso dice el Apóstol: No en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón262, porque el amor de Dios, por medio del cual se cumple de verdad el precepto, ha sido derramado en vuestros corazones por el Espíritu Santo, que se nos ha dado263. Por tanto, primero se dio la ley —en la que está representado el Antiguo Testamento, que es obra de Dios solo y que fue escrito por el dedo de Dios—. Y por eso el Apóstol dice: Así pues, la ley ciertamente es santa y el mandato santo, y justo y bueno264. Luego la ley santa y buena es obra de Dios, en la cual el hombre no hace nada, porque no obedece, sino que más bien se hace culpable bajo la amenaza y condena de la ley. Por lo cual dice el Apóstol: El pecado, para que aparezca como pecado, por medio de una cosa buena me procuró la muerte265. Pero el hombre es feliz cuando este mandato santo y justo y bueno es también obra suya, pero por medio de la gracia de Dios.

167 (Ex 35,1). Cuando Moisés bajó del monte y vino donde los hijos de Israel, trayendo otras tablas de la ley, cubierto el rostro con un velo a causa del resplandor que irradiaba su cara, que los hijos de Israel no podían mirar, les dijo: Estas son las cosas que el Señor ha mandado hacer. Está puesto de manera ambigua si faceré ea (hacer las cosas) se refiere al Señor o a ellos. Pero está claro que se refiere a ellos. Pues es Dios quien mandó lo que tenían que hacer. Pero quizá se pusieron así esas palabras para que pudieran interpretarse en un doble sentido. Es decir, que el Señor hace las cosas cuando ayuda a los que las hacen, según las palabras del Apóstol: Con temor y temblor trabajad por vuestra salvación; pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, según su buena voluntad266.

168 (Ex 35,24). Todos los que llevaban una ofrenda presentaron plata y bronce como ofrendas al Señor. Es como si dijera: «todo el que llevó, llevó esto o aquello, entre otras cosas que decía, mencionando la plata y el bronce». Los traductores latinos tradujeron sin duda por demtionem (ofrenda) la palabra griega afaírema. Ahora bien, demtio significa lo que uno se quita a sí mismo para dárselo al Señor.

169 (Ex 35,30-32). Ya dijimos en otro lugar lo que opinábamos sobre lo que afirma Moisés que le dijo Dios acerca de Besalel. Y lo dice en otro lugar con las mismas palabras que aquí: que Dios le había llenado del espíritu divino de sabiduría e inteligencia y ciencia para realizar los trabajos del tabernáculo relacionados con la habilidad de los artesanos. Pero he creído oportuno volver a recordar esto mismo aquí, porque no se repite en vano con las mismas palabras que antes le había dicho el Señor a Moisés. Es claro que aquí se menciona de una manera nueva el arte de la arquitectura de los que trabajan el oro y la plata y cualquier otro metal, cuando normalmente suele llamarse arte de la arquitectura lo relacionado con la construcción de edificios.

170 (Ex 36,2.3). Y a todos los que espontáneamente quisieran ir al trabajo para realizarlo. Y recibieron de Moisés todas las ofrendas. Moisés dio a conocer solamente las obras que el Señor había mandado hacer, es decir, el tabernáculo con todas las cosas que hubiera en él y las vestiduras sacerdotales267. Pero mencionó a algunos, de quienes dijo que se les había dado el espíritu divino para poder hacer aquellas obras. Y sin embargo, es evidente que muchos vinieron espontáneamente a aquellos trabajos, pues ni recibieron orden alguna ni se dice que el Señor recordara sus nombres a Moisés. Por tanto, no tuvieron este don divino aquellos solos cuyos nombres se recuerdan expresamente, sino que quizá lo tuvieron de modo especial y más excelso. Pues bien, en todos éstos hay que alabar el ánimo, no arrastrado al trabajo servilmente, sino entregado libre y espontáneamente.

171 (Ex 36,4.5). Hay que advertir que los que reciben el nombre de sabios artífices del santuario eran también sabios por sus costumbres. Como eran ellos quienes recibían todo lo que el pueblo ofrecía pensando que era necesario para realizar todos aquellos trabajos, y como vieran que el pueblo ofrecía más de lo que se precisaba, avisaron a Moisés, y Moisés por medio de su pregonero prohibió al pueblo ofrecer más cosas. Ellos podrían, si hubieran querido, sustraer muchas cosas, pero o la moderación se lo prohibió o los escrúpulos religiosos les aterrorizaron.

172 (Ex 35,1lss). Después de bajar Moisés del monte, se recuerdan las obras para la construcción del tabernáculo y la hechura de las vestiduras sacerdotales. Pero antes de ordenar nada sobre el modo de hacer estas cosas, Moisés recuerda al pueblo la obligación de guardar el sábado. Pues bien, es cosa que llama la atención y no sin motivo por qué, después de recibir por segunda vez las palabras de la ley en las tablas de piedra, que él mismo labró y él mismo escribió, sólo habla al pueblo acerca del sábado después de su bajada del monte. Porque si fue superfluo que el pueblo escuchara por segunda vez los diez mandamientos de la ley, ¿por qué no había de ser superfluo hablar del sábado, puesto que ya se habla de él en los mismos mandamientos? ¿O se trata quizá de que esto es semejante al velo que cubría su rostro, porque los hijos de Israel no podían contemplar el resplandor del mismo?268Porque de los diez mandamientos sólo mandó al pueblo lo que allí se dijo en sentido figurado. Con respecto a los otros nueve mandamientos tal como allí se mandan, no dudamos que también se ordena guardarlos en el Nuevo Testamento.

En cambio, aquel mandamiento sobre el sábado, de tal modo estuvo velado para los israelitas con la guarda figurada del día séptimo y fue impuesto misteriosamente y se indicaba con un cierto secreto, que nosotros hoy no lo guardamos. Sólo vemos lo que significaba. En aquel descanso, que impone el abandono de todo trabajo servil, es grande la altura de la gracia de Dios. Pues las obras buenas se hacen con reposo cuando la fe actúa por el amor269. El temor produce tormento, y en el tormento, ¿qué descanso hay? Por lo cual, en el amor no hay temor270, pues el amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado271. Por eso, el sábado es el descanso santo consagrado al Señor272, es decir, descanso que hay que atribuir a la gracia de Dios, no a nosotros, como si proviniera de nosotros. Porque, de lo contrario, nuestras obras serán como si fueran obras humanas o pecados, o hechas con temor y no con amor, y por ello, obras serviles sin descanso. Pero la plenitud del sábado estará en el descanso eterno. Pues no se ha instituido inútilmente incluso el sábado de los sábados273.

173 (Ex 40,9-10). Un poco más arriba, cuando Dios habló antes de la unción del tabernáculo, dijo que con la misma unción se santificaban todas aquellas cosas y se convertían en «sancta sanctorum». Había dicho también que el altar de los holocaustos, santificado con aquella unción, se convertía en «santo del santo». Y parecía que le interesaba no llamar «santo de los santos» a ninguna de esas cosas, sino sólo a lo que estaba separado del santo por el velo, es decir, donde estaba el arca de la alianza y el altar del incienso274. Pero ahora, al repetir las mismas cosas, dice acerca del tabernáculo ungido y de las cosas que había en él que se santificaban con la misma unción y se hacían santas. Y el altar de los holocaustos, del cual había dicho antes que se convertía en «santo del santo», dice ahora que con esa misma unción se hace «santo de los santos». De donde se deduce que significa lo mismo, lo que se había llamado «santo del santo» que lo que se llama «santo de los santos», y, por tanto, que todas aquellas cosas ungidas, como el tabernáculo y todo lo que había en él, que antes se había llamado «sancta sanctorum» significan lo mismo que lo que ahora se llama «sancta» y ninguna de estas cosas después de aquella unción se llama sólo «santo del santo», sino también «santo de los santos», como el altar de los holocaustos. De aquí se deduce que no hay diferencia alguna, por lo que respecta a este nombre, entre las cosas que estaban en la parte interior dentro del velo, donde estaba el arca de la alianza, y las demás cosas que estaban fuera, exceptuando el hecho de que las cosas de dentro se llamaban «sancta sanctorum» o «santo de los santos». Y se llamaban así aun antes de la unción. En cambio, las demás cosas eran santificadas por la unción para que pudiera dárseles ese nombre. Y discutir qué significa todo esto requiere tiempo.

174 (Ex 40,19). La Escritura, después de describir cómo construyó Moisés el tabernáculo, añade: Y extendió sobre el tabernáculo el tapiz. Naturalmente, no sobre el techo, sino rodeando las columnas, porque acerca de las columnas había dicho que él había construido el tabernáculo.

175 (Ex 40,33). Cuando la Escritura dice: Y sobre el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, descubre que el altar de los holocaustos estaba fuera, junto a la puerta del tabernáculo, de modo que todo estuviera abarcado por el atrio, y el altar estuviera debajo del atrio entre la puerta del atrio y la entrada del tabernáculo.

176 (Ex 40,34-5). Hay que señalar una cosa verdaderamente notable, a saber, que al bajar la nube y llenar el tabernáculo, nube que se llama gloria del Señor, Moisés no podía entrar en el tabernáculo, él que entró en la nube en donde estaba Dios275, cuando recibió la ley por primera vez. No cabe duda que entonces representaba a una persona y ahora a otra distinta. Entonces representaba a los que se hacen partícipes de la íntima verdad de Dios. Ahora, a los judíos, a quienes se opone, como una nube, la gloria del Señor, que está en el tabernáculo —que es la gracia de Cristo— y que no la comprenden. Y por eso Moisés no entra en el tabernáculo de la alianza. Y tenemos que pensar que esto sucedió una sola vez, inmediatamente que se erigió el tabernáculo, por motivo de este significado o de otro cualquiera. Pues la nube no siempre estaba sobre el tabernáculo, de modo que Moisés no pudiera entrar allí. Pues la nube no desaparecía, a no ser cuando se daba a los israelitas esta señal para partir, para levantar el campamento del lugar en que se hallaban y para acercarse a donde la nube les conducía durante el día, y la llama durante la noche276. Y estas dos cosas permanecían también sobre el tabernáculo, en cualquier sitio en donde hubieran puesto el campamento, es decir, la nube durante el día y la llama durante la noche.