VII. La fe de Solomon
El alba acariciaba como una fresca mano blanca la frente de Solomon Kane. Las pesadillas se desvanecieron de su alma mientras inspiraba profundamente la brisa matutina que soplaba desde la jungla a sus pies, mucho más abajo... un viento cargado con el almizcle de la vegetación decadente. Pero era como el soplo de la vida para él, porque era el aroma de la desintegración limpia y natural de los seres al aire libre, no el detestable aura de decadente antigüedad que acechaba en los muros de aquella ciudad inmemorial... Kane se estremeció involuntariamente.
Se inclinó sobre la chica tumbada a sus pies, acomodada lo mejor posible con las pocas hojas blandas que había logrado encontrar para hacerle un lecho. Ella abrió los ojos y miró salvajemente a su alrededor durante un instante; luego, su mirada encontró a Solomon, iluminado por una de sus escasas sonrisas. y ella lanzó un leve sollozo de agradecimiento y se abrazó a él.
-¡Oh, capitán Kane! ¿De verdad hemos escapado de esa espantosa ciudad? Ahora, todo parece un sueño... después de que cayerais por la trampilla de mi alcoba, Nakari fue a vuestra mazmorra... según me dijo... y volvió de mal humor. Dijo que erais un estúpido porque os había ofrecido el reino del mundo y sin embargo la habíais insultado. Gritó, rabió y maldijo como una posesa, y juró que ella sola haría de Negari un gran imperio.
"Luego se volvió contra mí y me insultó, diciendo que vos me teníais a mí, una esclava, en mayor estima que a una reina y toda su gloria. Y, a pesar de mis súplicas, me cruzó sobre sus rodillas azotándome hasta que perdí el sentido.
"Después yací medio inconsciente durante mucho tiempo y sólo débilmente supe que los hombres acudieron a Nakari contando que habíais escapado. Dijeron que erais un mago, porque os habíais desvanecido a través de un muro sólido, como un fantasma. Pero Nakari mató a los hombres que os trajeron desde la celda, y durante horas fue como una bestia salvaje.
"Cuanto tiempo yací, no puedo saberlo. En aquellas terribles estancias y corredores donde nunca llega la luz del sol, uno pierde el sentido del tiempo. Pero, desde el momento en que fuisteis capturado por Nakari hasta el que fui colocada en el altar, debió pasar al menos un día y una noche. Fue sólo unas pocas horas antes del sacrificio cuando llegó la noticia de que habíais escapado.
"Nakari y sus Doncellas de las Estrellas vinieron para prepararme para el rito -ante el descarnado recuerdo de esa ordalía se cubrió el rostro con las manos-. Debieron drogarme... sólo recuerdo que me vistieron con la túnica blanca del sacrificio y me llevaron a una gran estancia negra repleta de horribles estatuas.
"Allí es tuve durante un tiempo como en trance, mientras las mujeres ejecutaban diversos ritos extraños y vergonzosos de acuerdo con su espantosa religión. Luego me desmayé y cuando recuperé el conocimiento estaba tumbada atada en el Altar Negro... las antorchas se balanceaban y los devotos cantaban... tras la Torre de la Muerte, la luna comenzaba a lucir... todo esto lo supe débilmente, como en un profundo sueño. Y como en sueños vi el reluciente cráneo en lo alto de la torre... y el sacerdote desnudo y enjuto blandiendo una espada sobre mi corazón. Luego no supe más. ¿Qué pasó?"
-En ese momento -respondió Kane- salí de un edificio a donde había llegado por error y destrocé su cráneo infernal de un tiro. Entonces, toda esa gente, marcados por los demonios desde su nacimiento y como poseídos por diablos, se lanzaron a matarse los unos a los otros. En mitad del tumulto comenzó a retemblar un terremoto, derrumbando los muros. Os recogí y, corriendo al azar, pasé por una grieta en la muralla exterior y así escapé llevándoos desvanecida.
"Luego despertasteis, tras cruzar el Puente-Cruzando-el-cielo, como le llamaba la gente de Negari, que el terremoto deshacía bajo nuestros pies. Pude llegar a estos riscos, pero no me atreví a descender por ellos en la oscuridad, con la luna a punto de ponerse; vos despertasteis gritando y me abrazasteis, os calmé todo lo mejor que supe y, al rato, caísteis en un sueño natural."
-¿Y ahora qué? -preguntó la chica-.
-¡Inglaterra! -los ojos hundidos de Kane relumbraron con la palabra-. Encontraré la manera de retornar a mi tierra natal antes de un mes; aunque pienso que estoy tocado por el afán de la vida errante, es un nombre que siempre despierta emoción en mi pecho. ¿Y vos que, chiquilla?
-¡Oh, cielos! -gritó enlazando sus manitas-. ¡El hogar! Algo con lo que había soñado... con nunca conseguir, me temo. Oh, capitán Kane, ¿cómo cruzaremos tantas leguas de jungla que hay entre este lugar y la costa?
-Marylin -dijo gentilmente Kane, agitando sus rizados cabellos- a fe mía que os falta confianza, tanto en la Providencia como en mi. No, yo sólo soy una débil criatura, sin fuerza ni poder en mí; pero en tiempos pasados Dios hizo de mí una gran copa de cólera y una espada de redención. Y, confío, así volverá a ser.
"Miraos pequeña Marylin. En las ultimas horas, habéis visto el final de una raza diabólica y la caída de un loco imperio. Los hombres han muerto a millares a nuestro alrededor y la tierra se ha alzado bajo nuestros pies abatiendo torres que alcanzaban los cielos. Sin duda, la muerte cayó a nuestro alrededor como una lluvia roja, pero nosotros salimos ilesos.
"¡Aquí hay algo más que la mano del hombre! No, un Poder.., ¡el máximo Poder! El que me ha guiado alrededor del mundo, derecho a la ciudad demonio... el que me guió a vuestra alcoba... el que me ayudó a escapar de nuevo y me condujo hasta el único hombre en toda la ciudad que podía darme la información que necesitaba, el extraño y maléfico sacerdote de una raza antigua que agonizaba en una celda subterránea... el que me llevó hasta la muralla exterior mientras corría ciegamente al azar... porque de haber llegado bajo los riscos que originariamente formaban el resto de la muralla, sin duda hubiera perecido. El mismo Poder que nos puso a salvo de la ciudad moribunda, y nos llevó a salvo a través del estremecido puente... que se hundió atronadoramente en el abismo, justo cuando mi pie tocaba suelo firme!
"¿Pensáis que habiéndome guiado tan lejos, y realizando tantos prodigios, nos abatirá ahora el Poder? ¡No! la maldad florece y gobierna en las ciudades de los hombres y los corrompidos lugares del mundo, pero, de incógnito, el gran gigante que es Dios apoya y sonríe a los rectos, y ellos descansan en su fe.
"Esto digo: bajaremos salvos este risco y salvos cruzaremos la jungla malsana, y seguro que en el viejo Devon vuestra gente os recibirá, tan seguro como que aquí estáis."
Y por primera vez Marylin sonrió con el repentino anhelo de una chica normal, y Kane suspiró aliviado. Ya se habían desvanecido los fantasmas de aquellos ojos acosados y Kane vislumbró el día en que sus horribles experiencias serían como un sueño casi olvidado. Lanzó un vistazo tras de sí, hacia donde, más allá de las ceñudas colinas la ciudad perdida de Negari yacía abatida y silenciosa entre las ruinas de sus muros y los caídos riscos que la hicieron tanto tiempo invencible y que al final habían causado su perdición.
Un dolor momentáneo le atravesó, al pensar en los millares de formas yaciendo aplastadas e inmóviles entre aquellas ruinas. Después, la hiriente memoria de sus maldades volvió y sus ojos se endurecieron.
"Así será, el que escape al grito del terror caerá en la fosa y quien se evada de la fosa preso será de la red, pues las esclusas de las alturas se abrirán y los fundamentos de la tierra temblarán.
"Puesto que has convertido la ciudad en un montón de escombros, la fortaleza en una ruina, la ciudadela de los enemigos ya no es ciudad y jamás será reconstruida.
"Pero la masa de enemigos hacia Ti será como fino polvo y como paja aventada su multitud.
"Deteneos y pasmaos; quedad ciegos y sin vista; están ebrios más no de licor; vacilantes, pero no de licor."
-En verdad Marylin -dijo Kane con un gran suspiro- con mis propios ojos he visto las profecías de Isaías acontecer. ¡Estaban ebrios, pero no de vino! No, la sangre era su bebida y en ese rojo fluido se sumergían profunda y terriblemente.
Luego, tomando a la chica por la mano, se dirigió al borde del risco. En ese punto habla ascendido durante la noche... cuánto tiempo parecía haber pasado.
Las ropas de Kane pendían en jirones. Estaba lacerado, rasguñado y magullado. Pero en sus ojos relucía la tranquila luz de la serenidad mientras el sol ascendía, bañando los riscos y la jungla con una luz dorada que era como una promesa de alegría y felicidad.
Títu1o original: THE MOON OF SKULLS. Weird Tales, Junio-Julio, 1930). Versión castellana de León ARSENAL