V
Londres, 8 de diciembre de 1970
Querida mamá:
Por una serie de motivos que no me resulta fácil explicar por carta, he desistido de ir a Roma, tras algunos momentos de indecisión. Cuando Osvaldo me telefoneó para darme la noticia de la muerte de papá, fui a enterarme de los vuelos que había, pero al final decidí no ir. Sé que les habéis dicho a todos los familiares que estoy con una pulmonía. Me parece bien.
Te agradezco la ropa y el dinero. La persona que me los trajo, un sobrino de la señora Peroni, no me ha dado noticias vuestras, porque no os conoce, pero de Osvaldo sí, y me ha devuelto el reloj que le dejé a él cuando me fui a dar una ducha a toda prisa. Se quedó en uno de sus bolsillos y luego en el aeropuerto me olvidé de pedírselo. Dile que se lo agradezco. No le escribo directamente, porque no tengo tiempo.
Dejo Londres y me voy a vivir a Sussex, a casa de un profesor de Lingüística. Tendré que lavar platos, encender la calefacción y sacarle a pasear a los perros. Por ahora he renunciado a aquellos cursos en la academia de escultura. Prefiero los perros y los platos.
Siento no haberte hecho las jaulas para los conejos, pero te las haré cuando vuelva.
Besos para ti y mis hermanas.
Miguel