Hace tiempo que se anuncia el declive de Occidente, pero ahora parecemos convivir a diario con los síntomas de tal degeneración: un crecimiento mínimo, una deuda asfixiante, una población envejecida, conductas antisociales… ¿Qué le sucede a la civilización occidental? La respuesta que ofrece Niall Ferguson es que nuestras instituciones, los complejos marcos dentro de los que una sociedad puede florecer o fracasar, están degenerando. El gobierno representativo, el libre mercado, el imperio de la ley y la sociedad civil solían ser los cuatro pilares de las sociedades occidentales. En nuestra época, sin embargo, estas instituciones se han deteriorado de modo alarmante.

La gran degeneración es un poderoso y en ocasiones polémico alegato contra una era de negligencia y pasividad. Mientras el mundo árabe lucha por alcanzar la democracia y China evoluciona desde la liberalización económica hasta el imperio de la ley, europeos y estadounidenses malgastan el legado institucional de varios siglos. Detener la degeneración de la civilización occidental, advierte Ferguson, requerirá líderes audaces y una reforma radical.