Nota

Las páginas dedicadas a la historia de la familia C. de C. antes de la Revolución se basan en unos documentos sacados de archivos familiares, y en algunas obras genealógicas, casi siempre particulares, entre las cuales conviene citar la Genealogía de la familia Cleenewerck de Crayencour, escrita por mi hermanastro Michel (1944), a la que se añadieron después como suplemento diversos trabajos e investigaciones del comandante Georges de Crayencour, hijo del mismo, a quien agradezco mucho su infatigable amabilidad. Otra obra, La familia Bieswal, escrita por Paul Bieswal (1970), contiene ciertos capítulos superiores en interés al simple censo genealógico y que constituyen una valiosa aportación a la historia de una pequeña ciudad del norte de Francia, durante el antiguo régimen.

A partir de la juventud de mi abuelo, Michel-Charles, gran número de mis informaciones proceden de relatos que éste le hizo a Michel, su hijo. No obstante, para reconstruir la imagen de mi abuelo, he recurrido sobre todo a ciertos escritos que él dejó, y tengo que darle otra vez las gracias a Georges de Crayencour por haberme procurado la fotocopia de los álbumes de viaje de Miche-Charles, así como algunas anotaciones concernientes a su familia, o que evocan determinados episodios de su vida (el accidente de ferrocarril de Versalles, en 1842, la revolución de 1848 en Lille, el accidente que causó la muerte de su hija Gabrielle en 1866). A Monsieur René Robinet, director de los Archivos del Norte, le debo la comunicación de algunas piezas importantes relativas a Michel—

Charles y a su suegro Amable Dufresne.

Agradezco muy particularmente a Madame Jeanne Carayon y a la dirección de los Archivos de Versalles los numerosos documentos oficiales referentes al accidente de ferrocarril de 1842, que me han permitido completar las notas de mi abuelo.

Lo que conozco de la historia de mi padre antes de su segundo matrimonio son casi enteramente sus propios recuerdos, desgranados en el transcurso de conversaciones conmigo durante los últimos años de su vida. Unas escasas cartas conservadas por casualidad, las hojas amarillentas de una libreta militar, unas inscripciones en el envés de viejas fotografías me han ayudado a establecer las fechas, que a menudo él no precisaba. Finalmente, también gracias a Georges de Crayencour, llegó hasta mí un compendio completo de fotografías de retratos de familia, desperdigados hoy entre los descendientes de mi hermanastro y a menudo mencionados o descritos en este libro. Algunos nombres de lugares o de personas han sido modificados, muy pocas veces, por lo demás.