Agradecimientos
El del escritor es un oficio solitario que solo es posible con la ayuda de los demás. Doy las gracias a las siguientes personas:
A Imkulunkulu, el grande de los grandes. A los ancestros. A mis hermanos, Penny, Byron y Jan, y sus parejas, Brian, Monique y Keith, por abrirle las puertas de sus casas a mi familia todos los veranos. Al doctor Gerald Lazarus y la doctora Audrey Jakubowski-Lazarus, Lynne y Andrew Shear, Laura y Saul Goldstein y Elyse De Jong, que nos dejaron unirnos a ellos en sus vacaciones. Una familia generosa es una bendición que no se puede describir con palabras.
A mi marido, Mark, un auténtico compañero en todo lo que hago. Haces posible lo imposible. A mis hijos, Elijah y Sisana, dos hermosas chispas brillantes que iluminan el mundo y le prenden fuego con la misma facilidad.
A Darryl Robinson, por las preciosas fotografías de promoción.
A Kerrie McGovan y Burcak Muraben, por vestirme de piel y plumas de oca para mi viaje de invierno a Estados Unidos.
A Hannah y David Shear por ofrecerme un hogar en Nueva York, hasta con nieve y un gato acurrucado a mis pies.
A Rose y Eric Campbell por dejarme usar su preciosa casa de la playa como refugio para escribir. A Steve Worland y Georgie Parker por su amistad y por ocuparse de las llaves.
A las agentes literarias Sophie Hamley, de Cameron Creswell Agency, y Catherine Drayton, de InkWell Management, que hacen un trabajo increíble para lanzar mis libros al mundo.
Por la ayuda de tipo histórico y cultural, quiero expresar un agradecimiento especial a Terence King, escritor, investigador en temas policiales y militares e historiador. Cualquier error u omisión es exclusivamente mío.
Mi más profundo agradecimiento a Judith Carr y al maravilloso equipo de Atria. Gracias a Emily Bestler, que siempre hace las preguntas adecuadas y ayuda a poner sobre el papel la mejor versión de la historia. Es un placer trabajar con un equipo con tanto talento.
Gracias a todos.