En memoria de Hans Stefan
Santesson, corrector de gran
paciencia y amabilidad, quien a
fínales de 1950, junto con
L. Sprague de Camp, me animó
a que escribiera fantasía heroica.
Su revista, Fantastic Universe,
dejó de publicarse, muy a mi
pesar, antes de que yo pudiese
contribuir en ella, pues en mi
opinión, era una de las mejores
revistas de fantasía.