Ángela de mis entretelas:

gracias por el disco y su dedicatoria («un bolero… y si encuentras algún beso es para ti»), que han sido, una vez más, lo mejor que me ha ocurrido en muchos días. Por supuesto que encontré algún beso, algunos más bien, y con ellos estuve fantaseando durante toda la noche. Me imagino que te sonarían los oídos, porque por allí precisamente comenzó la expedición, una caravana laboriosa y dedicada que no dejó un solo milímetro de piel sin su castigo. Al final, después de muchas muchas horas, cuando subía besándote la espalda, prendieron las luces de mi habitación y me trajeron un desayuno frío que ni siquiera toqué. Al fin y al cabo, ya me había bebido hasta la última gota de todo lo que quería beber.

Besos vagabundos, besos de fuego,

Abel