PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN
En el manuscrito de la primera edición de este libro se halla insertado en la carátula un billete que, por los rasgos, ha de ser de mediados de los años treinta. El texto dice:
Libro sobre Kant
Con S. y T. («El ser y el tiempo») sólo—; pronto
se ve que no se llegó
a la cuestión propiamente dicha [comp. I 3. P[1] y Destr(ucción)[2]]
Recurso — mientras
no haya nuevos descubrimientos
de la filología de K(ant)
[S(er)] Seidad — Objetividad
y «Tiempo»
Esquematismo
pero a la vez: el camino debido está barrado
y se presta a malas interpretaciones
comp. Secc(ión)[3] IV. Principio del nuevo principio — Concept. Refl. (Conceptos para reflexiones) Aportaciones.[4]
Las anteriores observaciones nos indican cuál fue el motivo que llevó a la publicación de este libro sobre Kant, a saber, el desacierto, patente en 1929, de la cuestión planteada en El ser y el tiempo. Cuando preparaba las lecciones sobre la Crítica de la razón pura de Kant, para el semestre de invierno de 1927/28, paré mientes en el capítulo del esquematismo y advertí que existía una conexión entre el problema de las categorías, esto es, entre el problema del ser de la metafísica tradicional y el fenómeno del tiempo. Fue así como la cuestión planteada en El ser y el tiempo se convirtió en comodín de la explicación de Kant que tenía en perspectiva. El texto de Kant fue el recurso de donde extraer —en el propio Kant— un portavoz para la cuestión ontológica por mí planteada.
El recurso así buscado llevó a que se expusiera la Crítica de la razón pura en el horizonte del interrogante de El ser y el tiempo, con el inconveniente, en cambio, de que se había sometido la cuestión kantiana a una problemática que le era ajena, por más que la ocasionara.
En escritos posteriores (véase la nota a la 3.ª edición de 1965) intenté reemprender la ulterior interpretación de Kant, aunque sin volver a redactar el libro a ese tenor.
Hansgeorg Hoppe, en el volumen mixto Durchblicke (Perspectivas) editado por Vittorio Klostermann (1970), pp. 284-317, presenta una idea crítica y proficua del cambio de mi interpretación de Kant, con referencias a anteriores tomas de posición crítica.
Hermann Mörchen, en su disertación de Marburgo (1928), «La imaginación en Kant» (Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung, t. XI, Max Niemeyer, Halle a. d. Saale, 1930, pp. 311-495; 2a edición inalterada, Max Niemeyer, Tubinga, 1970, separata), completa la discusión de la «imaginación transcendental» entablada en mi libro sobre Kant.
Éste fue escrito inmediatamente después de la clausura del 2.º curso universitario de Davos (17 de marzo-6 de abril de 1929), a partir de los trabajos que tenía preparados (ver prólogo a la primera edición).
El apéndice de la presente edición trae el compendio, por mí dispuesto, de mis tres conferencias de Davos sobre «La crítica de la razón pura de Kant y la tarea de la fundamentación de la metafísica» (aparecido en la Davose Revue, IV, 1929, núm. 7, pp. 194-196).
También en ese apéndice he insertado un informe sobre la disputación entre Ernst Cassirer y yo, con ocasión de las conferencias por nosotros dichas. Cassirer habló en tres de ellas sobre antropología filosófica, refiriéndose al problema del espacio, del lenguaje y de la muerte[5].
Mi libro sobre Kant no deja de ser una introducción laboriosa a un rodeo cuestionable, aún en pie, sobre el acierto de la problemática planteada en El ser y el tiempo.
La creciente ansiedad inconfesada ante el pensamiento no permite ya que se pase por alto el examen del olvido de las cuestiones sobre el ser que plaga a la época.
Doy las gracias de una manera especial a mi editor, el señor Vittorio Klostermann, doctor honoris causa en jurisprudencia y en filosofía, por el interés que desde siempre ha manifestado por este libro. Extiendo también mis gracias a la señora doctora Hildegard Feick (Wiesbaden) y al catedrático doctor Fr.-W. von Herrmann (Friburgo de Brisgovia) por su cuidadosa labor en la corrección.
M. H.
Finales de agosto de 1973