Los apuntes de Chandler
sobre la novela de misterio
(extractos)

Como otra muestra de las preocupaciones chandlerianas sobre el género negro, hay que anotar que él tenía la costumbre de recopilar notas y observaciones de algunos de sus colegas. En The Notebooks... MacShane rescata las notas de Frank Gruber acerca de las novelas de misterio, que Chandler había recortado y comentado.

Hay que decir aquí que en los años 40, Gruber era uno de los más famosos escritores del género. Había comenzado como autor de novelas del Far West y era un reconocido guionista en Hollywood, donde creó luego una saga detectivesca con dos personajes: Johnny Fletcher y Simón Lash.

Entre las notas de Gruber figuraba una breve historia de la novela policial norteamericana, en la que aportaba datos muy interesantes como que las primeras obras del género, en los Estados Unidos y después de Poe, habían sido escritas por mujeres: El caso Leavenworth (1876) de Anna Katherine Green (“Todavía se puede leer hoy en día”, anotó Chandler al margen) y luego la novela El caso de la escalera circular, de Mary Roberts Rinehart, publicada en 1908 y que llevaba vendidos "tres millones de copias a la fecha”, según Chandler. Con esta novela se inició la larga producción de Rinehart, en un tiempo considerada antecesora de Agatha Christie.

Gruber destacaba a S.S.Van Dine como el autor más importante del género en los años 20[82], pero subrayaba el surgimiento de Hammett en esa misma década inaugurando la escuela de los tough-writers. También hacía reflexiones sobre los tirajes de las obras de este género. Y es llamativa la información que manejaban, tanto Gruber como Chandler, sobre “la importante producción policial en Sudamérica, Francia y otras democracias europeas. Las dictaduras prohíben los libros policiales desde hace una década”.

En The notebooks... hay una interesante, irónica clasificación de las novelas policiales, la cual, aunque hoy puede parecer superada, muestra la autoconsciencia de Gruber (y de Chandler) en los años 40: “1) Cuento deductivo o enigmático (se centra en las pistas y la deducción); 2) Escuela dura (tough), violenta y dramática, con uso del sexo y palabras groseras; 3) Escuela ‘si-yo-hubiera-sabido’; 4) La detective vieja y solterona que resuelve casos de calzones de encaje; 5) El método del asesinato en cuarto cerrado; 6) El thriller (fuertes emociones y acción rápida); 7) Historia complicada en la que cualquier cosa puede suceder”.

Señalan esas notas, además, que antes de la Segunda Guerra Mundial la producción era de aproximadamente 300 títulos al año, pero en 1939 había descendido a 150. Según los apuntes de Gruber, de tono humorístico y por eso mismo cercanos al espíritu de Chandler, la crisis se debía a tres causas: “1) Poca existencia de papel; 2) que las fuerzas armadas han ocupado a muchos escritores del género; 3) que Frank Gruber está dejando de escribir novelas policiales y se marchó a Hollywood”.

Probablemente Chandler guardaba esas notas porque contenían un motivo de orgullo para él: en una lista en la que clasificaba a los diez mejores escritores del género, Gruber lo ubicaba en el tercer lugar. Para la vanidad de Chandler eso no era poco (aunque él diría más adelante que se consideraba el mejor). He aquí la lista de Gruber: “1º: Frank Gruber (naturalmente); 2º: Erle Stanley Gardner; 3º: Raymond Chandler; 4º: Georges Simenon (traducido del francés); 5º: Arthur W. Upfield (australiano); 6º: Agatha Christie; 7º: Ellery Queen (dos muchachos llamados Fred Dannay y Manfred Lee); 8º: Dorothy B. Hughes; 9º: Mignon Eberhart; 10°: No puedo pensar en un décimo".

Inmediatamente después de tales notas, y al margen de ellas, figuran algunas anotaciones del propio Chandler que constituyen un material riquísimo porque representan el más profundo pensamiento chandleriano sobre el género negro. He aquí algunos extractos de esos apuntes titulados “Twelve notes on the mystery novels” que traduje para las primeras ediciones de este libro:

DOCE NOTAS ACERCA DE LA NOVELA DE MISTERIO:

1.-Debe ser una novela con credibilidad, tanto en sus situaciones como en el desenlace; con acciones, personajes y circunstancias plausibles (no se valen los finales tramposos ni las manidas historias de “círculos cerrados”. Nada de elaborar escenarios tan sofisticados como los de Agatha Christie en Asesinato en el tren a Calais).

2.-Debe ser técnicamente solvente, sólida, tanto en el método de asesinar como en el de detección. Nada de venenos fantásticos ni efectos falsos. Si el detective es un policía, debe proceder como si lo fuera y tener la mentalidad y el físico de uno de ellos. Conan Doyle y Poe fueron primitivos en este arte. Ellos hicieron cosas que hoy no pueden admitirse (también las policías eran rudimentarias en sus tiempos). Conan Doyle mostró que no sabía todo acerca de Scotland Yard y sus hombres. Christie comete la misma estupidez.

3.-Hay que ser muy honesto con el lector, algo que siempre se dice pero no siempre se hace. Los hechos importantes no solo no hay que ocultarlos; tampoco hay que distorsionarlos con falsos énfasis. Y los hechos no importantes no deben ser proyectados como si lo fueran para engañar al lector. Este debe tener todos los elementos para resolver el problema; tampoco crear tramas que exijan conocimientos especiales en los lectores.

4.-Debe ser realista, tanto en los personajes, como en escenarios y atmósferas. Debe tratarse de gente real en un mundo real.

5.-Debe haber una historia convincente y sólida, aparte de los elementos policiacos. La investigación en sí misma debe ser una aventura digna de ser leída.

6.-Para lograr esto, la historia debe contener algo de suspenso, aunque sea solo intelectual. Esto no quiere decir que deba haber amenazas y menos quiere decir que el detective deba vivir amenazado gravemente. Debe haber conflictos, físicos, éticos o emocionales y solo algunos elementos de peligro en el más amplio sentido de la palabra.

7.-Debe haber colorido, elevación y cierto brío en la narración.

8.-Debe tener la suficiente simpleza esencial como para ser explicado todo al final. Posiblemente esta sea una de las reglas más frecuentemente violadas. El desenlace ideal es aquel en el cual todo se revela y explica en un momento de la acción. Pero esto es raro, porque todas las buenas ideas son raras. La explicación debe ser no demasiado breve (excepto en los guiones). Pero debe ser interesante en sí misma; algo que los lectores estén ansiosos por saber y no una nueva larga historia con nuevos ambientes, nuevos personajes y nuevas complicaciones. No es juego limpio hacer que el lector retenga miles de trivialidades para después decirle que dos o tres eran las decisivas. Ni debe hacerse que el lector sepa de química, metalurgia o las costumbres de la Patagonia.

9.-Debe esperarse que el receptor sea un lector razonablemente inteligente. Aunque esta es una cuestión muy difícil de definir.

10.-La solución debe verse inevitable una vez revelada. Esta es una regla importante en cualquier ficción. Hay que hacer que el lector no se sienta trampeado ni loco, o en todo caso que sienta que el engaño es honorable.

11.-No hay que hacer todo a la vez. Si se trata de una obra de enigma, más o menos fría, no puede también incluirse una aventura violenta ni un apasionado romance. Por otra parte, una atmósfera de terror destruye un pensamiento lógico. El detective no puede estar amenazado y ser un héroe al mismo tiempo; ni el asesino puede ser una víctima atormentada por las circunstancias y a la vez un pesado.

12.-Debe penarse al criminal en un sentido o en otro, pero no necesariamente mediante la acción legal. Contrariamente al criterio popular, este requerimiento no tiene nada que ver con la moralidad. Simplemente, es parte de la lógica de la detección.

Aunque el título refiere a doce notas o reglas, en realidad son más pues hay una addenda del propio Chandler, con fecha de revisión el 18 de abril de 1948, en la que se incluyen otras trece ideas sobre el género.

ADDENDA A LOS APUNTES SOBRE LA NOVELA DE MISTERIO (EXTRACTOS)

1.-La perfecta historia detectivesca no puede ser escrita. El tipo de mente que pueda desarrollar un problema perfecto no es el tipo de mente que pueda producir el trabajo artístico de la escritura.

2.-El camino más efectivo para concebir un simple misterio es hacerlo detrás de otro misterio. Pero eso es prestidigitación literaria. Esto es volver loco al lector, a lo Christie, haciéndolo resolver un problema equivocado.

3.-Se ha dicho que "a nadie le importa el cadáver". Pero esto es palabrería. Significa tirar a la basura un elemento valioso. Es como decir que la muerte de tu tía no te importa más que la muerte de un desconocido.

4.-Los diálogos petulantes y pretenciosos nunca son agudos.

5.-Un misterio seriado no puede hacer una buena novela de misterio. Las novelas por entregas basan su éxito en que el lector no puede leer el siguiente capítulo enseguida. En forma de libro, estos cortes dan el efecto de un falso suspenso e irritan al lector.

6.-Los asuntos amorosos siempre debilitan una novela de misterio, porque si se ha creado suspenso esto es antagónico y no complementario para resolver el problema. Los asuntos amorosos que interesan a este trabajo son aquellos que complican el problema porque agregan dudas al detective, pero los cuales al mismo tiempo uno como lector siente que no sobrevivirán a la historia. Un verdadero buen detective nunca se casa; él ha perdido las esperanzas y eso es parte de su encanto.

7.-El hecho de que el amor interese en las grandes revistas y en los guiones cinematográficos no hace que esto sea artístico. Las revistas no se interesan por los cuentos de misterio como un arte; no se interesan por ninguna escritura como arte.

8.-El héroe de las historias policiacas es el detective. Todo hace a su personalidad. Si su detective no tiene personalidad, usted creó uno muy pequeño. Y así tendrá muy pocas buenas historias de misterio. Naturalmente.

9.-El criminal nunca puede ser el detective. Esta es una vieja regla. Por esta razón: el detective por tradición y definición es el buscador de la verdad. Y es una amplia garantía para el lector que el detective siempre esté en su lugar.

10.-La misma imposición debe aplicarse en las historias en primera persona en que el narrador es el criminal. Personalmente, creo que las narraciones en primera persona pueden ser acusadas de deshonestidad, porque posibilitan la supresión del razonamiento del detective al tiempo que solo dan cuenta de sus palabras y actos. El detective toma decisiones que no se dan a conocer al lector: dice los hechos pero no explica lo que esos hechos producen en su mente. ¿Es esto una convención permisible o es fraude? Para mí es fraude, porque el lector debe llegar al desenlace junto con el detective.

11.-El asesino nunca debe ser un loco. El asesino no es tal si no ha cometido asesinato en el sentido legal.

12.-Hemos dicho que no hay posibilidad de perfección absoluta en las obras de misterio. Por la razón que dimos en la primera nota y por otra: la actitud del lector consigo mismo. Hay lectores de todas clases y de muchos niveles de cultura: está el adicto al enigma, que establece una competencia entre su agudeza y la del escritor, y si él adivina la solución se siente ganador; está el lector que solo se interesa en sus sensaciones de sadismo, crueldad, sangre y muerte (algo de esto hay en todos); una tercera clase es el lector “preocupado-por-los-personajes", al que no le preocupa mucho la solución; la cuarta clase es la más importante, y es el intelectual literario que lee estas novelas porque éstas son casi las únicas clases de ficción que no le quedan grandes. Estos lectores saborean el estilo, las caracterizaciones, los vaivenes de la trama y demás virtuosidades mucho más que la solución. Pero usted no puede satisfacer a todos los lectores. Yo, como lector, casi nunca trato de encontrar la solución al misterio. Simplemente, no considero importante la lucha entre el escritor y el lector. Para ser franco, creo que esa lucha es un entretenimiento para tipos de mentalidad inferior.

13.-Se ha sugerido que toda ficción depende, en cierta forma, del suspenso. Pero la técnica del suspenso es una cualidad del escritor. Responde más bien a esa curiosa dualidad psicológica en la mente del lector, que le permite preocuparse por lo que hay escondido detrás de la puerta pero a la vez sabiendo que el héroe o la heroína no morirán. ¿Qué es lo que crea este efecto? De las muchas posibles razones, yo sugiero dos: la inteligencia y las emociones funcionan en niveles distintos. La reacción emocional ante las imágenes visuales y los sonidos, o las evocaciones ante las descripciones literarias, son independientes del razonamiento. El primitivo elemento del miedo nunca está lejos de la superficie de nuestros pensamientos; cualquier cosa que lo llame puede derrotar a la razón por un rato. La otra razón es que en cualquier tipo de literatura u otras proyecciones la parte siempre es más determinante que el todo. La escena que el lector tiene ante sus ojos es la que domina sus pensamientos. Es al final que el libro, visto como un todo, será recordado y considerados sus méritos, pero durante la lectura el factor dominante es el capítulo.