Introducción
[Margaret Weis]
En la Posada El Último Hogar, ésta es la noche de los narradores de historias. Tika creó esta costumbre para estimular el negocio durante las frías noches de invierno, cuando la gente prefiere quedarse en casa cerca del fuego antes que aventurarse por los hielos y la nieve.
Aquella idea fue muy bien acogida, y en la actualidad, de forma periódica, ella y Caramon envían invitaciones a los narradores más famosos de Ansalon y les ofrecen comida y alojamiento gratis a cambio de que ellos cuenten sus historias en la Posada.
Esta noche, el local goza de un grupo excelente de bardos.
Caramon, subido a un barril de cerveza para que todos puedan verle, hace las presentaciones.
—Primero me gustaría presentaros a unos veteranos como yo. Son amigos de los tiempos de la Guerra de la Lanza. Alzad la mano cuando diga vuestro nombre. Tú, Tasselhoff, baja la mano. Esta noche tenemos a Jeff Grubb, Nick O’Donohoe, Roger Moore, Doug Niles, Margaret Weis, Tracy Hickman… ¿Dónde está Tracy?
Caramon mira entre la gente. Las risas estallan al ver a Hickman vestido con ropas de color pardusco acusando a todos de haberle robado el sombrero.
—Algunos de los bardos de esta noche —prosigue Caramon en cuanto el barullo disminuye— ya han actuado aquí. Por favor, alzad la mano. No, Tas, esto no te incluye a tí. Yo… ¡Un momento! ¿Qué llevas en la mano? ¡Es la caja con la recaudación de esta noche! ¡Tas! ¡Devuélveme eso!
En medio de una gran confusión, Caramon baja trabajosamente del barril.
La voz chillona de Tas se eleva en protesta.
—Sólo pretendía tenerla a buen recaudo. ¡Eso no es malo! Esta noche aquí hay gente de aspecto extraño.
—¡Pero si sólo es Roger! —exclama Michael Williams.
Cuando el orden se restablece (y con él, la caja de la recaudación vuelve a su sitio), Caramon presenta a los bardos que ya han contado historias aquí: Janet Pack, Linda Backer, Mark Anthony y Don Perrin.
Los recién llegados reciben una cálida acogida al tiempo que se les recomienda no quitar ojo de la bolsa del dinero.
Caramon se inclina para recibir un caluroso aplauso y vuelve a su puesto detrás del mostrador. Tika da un último aviso para pedir cerveza.
Ven aquí, amigo. Hay un sitio a mi lado, en este banco. Siéntate. Pídete una jarra de cerveza y prepárate para reir y llorar, estremecerte y temblar.
Esta noche, nuestros narradores nos contarán historias sobre batallas de dragones.