Por primera vez, Ígor y Pavel se quedan sin palabras… El árbitro pita el final del partido: los Cebolletas han ganado por 2 a 1.
Fidu no consigue ponerse de pie, porque lo arrollan sus compañeros y lo aplastan contra el suelo, como hizo Liao sobre el tatami…
—Prometo que nunca más en la vida te llamaré «gallina»… —exclama Sara.
Fidu la abraza y la levanta como si fuera la Copa de la Champions. Alves y Marcelo tenían razón: los niños saben hacer las paces mucho mejor que los mayores.
En el banquillo, Champignon le «choca la cebolla» a Augusto:
—¡La golondrina ha vuelto!