El camino de baldosas amarillas

Dos desconocidos dispuestos a todo. Dispuestos a entregarnos por el otro y a nosotros mismos. Dispuestos a nuevas experiencias constantes y al hallazgo de conocimientos. Queríamos arrancarnos la piel a tiras y ver qué descubríamos debajo. Otras capas de sabiduría más profundas en las que poder nadar.

Allí estábamos los dos en el andén. Ella estaba preciosa bajo esa luz. Era al atardecer cuando entramos en nuestro vagón de tren. Seguíamos nuestro camino de baldosas amarillas particular.