4

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquel bombón se sentó desafiante en uno de los sofás del salón, luciendo las largas, bronceadas y esculturales piernas que salían de su minifalda cara, pero tal vez demasiado corta para una abogada millonaria de relumbrón. Yo tomé asiento en un sillón situado frente a ella mientras hacia una seña a Alex para que se fuera a entrevistar al vigilante. No quería que Mary Peet se sintiera intimidada ante dos policías y así íbamos ganando tiempo.

 

Le puse en antecedentes sobre el asesinato de su suegra y el infarto de su suegro. La tipa era fría como el hielo. Si, se mostró sorprendida. Pero la mitad de la mitad de la mitad de lo que hubiera sido lo razonable en cualquier otro ser humano con una mínima dosis de sentimientos. Putos abogados.

 

¿Donde estuvo usted anoche Señora Peet?

 

¿Es esto un interrogatorio formal? Le comunico a usted por si no lo sabe que soy abogada. Se perfectamente cuales son mis derechos.

 

No, no lo sabía—mentí, mientras tomaba nota mental sobre aquellos sorprendentes recelos iniciales—No, no es un interrogatorio formal, tan solo le quiero hacer unas preguntas relacionadas con el asesinato de su suegra. ¿Tiene usted inconveniente en decirme donde estuvo usted anoche, Señora Peet?

 

Estuve cenando aquí con Joanna. Mi suegro y mi marido se habían ido a ver un partido de los Yankees y quedamos en vernos después aquí para irnos luego juntos a nuestra casa.

 

Pero...

 

Pero a eso de las diez de la noche me surgió un imprevisto y me tuve que marchar.

 

¿Qué tipo de imprevisto?

 

Un imprevisto… de tipo profesional—contestó mínimamente dubitativa.

 

Ya…—dije quedándome en silencio y mirándola fijamente forzándola a dar alguna explicación adicional—.

 

¿Alguna pregunta más, Señor…?

 

Conway. Bob Conway. ¿Qué imprevisto profesional exactamente?—pregunté de nuevo ignorando su cambio de tercio—.

 

Sinceramente, no creo que tenga por qué darle más explicaciones Señor Conway.

 

Bueno, yo creo que sí, Señora Peet. El cadáver de su suegra sigue aún caliente en esa cocina—dije señalando con el dedo una de las esquinas del salón—.

 

¿Me está acusando de algo?—preguntó de nuevo desafiante—.

 

En absoluto. Simplemente da la casualidad de que fue usted la última persona que la vio con vida. Entenderá que tenemos que comprobar con exactitud su explicación. No obstante, si lo prefiere, podemos acompañarla a la comisaría para hacer las cosas por el conducto oficial…

 

Se quedó pensativa por un momento, valorando mi propuesta. Creo que mi ofrecimiento fue efectivo.

 

Recibí una llamada de un cliente. Se trataba de un tema urgente y tuve que marcharme. Eso es todo. Al finalizar la reunión me fui para casa y me acosté, dando por hecho que al poco rato llegaría mi marido.

 

¿No se sorprendió al ver que avanzaba la noche y su marido no regresaba a casa?

 

Tomo somníferos para dormir. Cuando me he despertado a eso de las cinco y media y he visto que no había regresado me preocupe mucho, lógicamente. He intentado localizarle por teléfono pero no contestaba. También he estado llamando aquí y sucedía lo mismo. Por eso he venido para acá inmediatamente, a ver qué estaba pasando.

 

Al parecer su marido ha estado intentado localizarla en su teléfono, pero nos comentó que lo tenía usted apagado.

 

Si bueno…—dijo manifestando por primera vez algo de rubor—apago el teléfono para dormir, como le he comentado tomo una medicación muy fuerte y… bueno, necesito dormir sin interrupciones, a veces los clientes te llaman a las tantas de la noche. Soy especialista en divorcios. Mitad abogada y mitad psicóloga, ya sabe…

 

"No. No sé nada de tu vida princesa. Y no me cuadra nada toda la batalla que me estas contando", pensé.

 

Si claro, la entiendo perfectamente—mentí—. Una cosa. ¿Vio usted algo extraño por aquí ayer antes de irse? Me refiero a alguna actitud extraña por parte de la Señora Makenzie o algún comentario por su parte sobre algo que la preocupara.

 

No, nada anormal en absoluto. Estuvimos cenando y viendo algo de televisión, haciendo tiempo hasta que regresaran nuestros maridos.

 

¿Está usted segura?

 

Completamente—contestó algo cabreada por mis dudas sobre su testimonio—. La vi completamente normal, ya se lo he dicho. ¿Alguna cosa más? Discúlpeme pero quiero ir a ver a mi marido al hospital, supongo que lo entenderá perfectamente.

 

Por supuesto Señora Peet—dije levantándome del sofá dando por concluida la conversación—. Le agradezco mucho su colaboración.

 

¿Sigue… sigue el cadáver en la cocina…?—preguntó ya de pie mostrando por primera vez algo de sentimientos en unos ojos incipientemente llorosos—.

 

Si, todavía está trabajando el forense con el cuerpo. En un par de horas procederán a retirarlo. ¿Por qué sabe que el asesinato fue en la cocina?—pregunté con cara de tonto para ponerla a prueba—.

 

Me lo ha dicho usted antes. Me dijo que aún estaba el cuerpo caliente en la cocina. ¿Está jugando conmigo detective?

 

En absoluto. Sencillamente no lo recordaba—contesté disimulando todo lo bien que pude—. Disculpe las molestias Señora Peet. Seguiremos en contacto, creo que tendremos que volver a molestarla. Tramite. Papeleos. Ya sabe...

 

Le agradecería que fuera lo menos posible, suelo estar bastante ocupada y no tengo mucho más que decirle sobre este terrible asunto. Adiós detective…

 

Conway. Detective Bob Conway. Adiós Señora Peet. Nos veremos pronto.

 

Recogió su bolso y se dirigió a la puerta con paso firme. Cuando estaba a punto de franquearla y abandonar la casa le hice una última pregunta.

 

Señora Peet. ¿Tiene usted licencia de armas?

 

La abogada tía buena de la familia frenó en seco justo en el quicio de la puerta. Se mantuvo un par de segundos parada de espaldas a mí y a continuación giró sobre sus tacones.

 

Si. ¿Por qué me lo pregunta?

 

Por nada en especial—contesté frio como la picha de un pez—simplemente por saberlo.

 

Hace usted preguntas muy raras, detective…

 

Pitt. Detective Brad Pitt, Señora Jolie—dije encendiendo un cigarro y mirándola con cara de mala hostia—.

 

¿Se cree usted gracioso? Se lo digo porque no es usted nada divertido, para que no se esfuerce.

 

Yo siempre me esfuerzo mucho en todo lo que hago Señora Peet. De hecho me pagan para eso. Volveré a llamarla en estos días. Prometo mejorar mis chistes—le contesté con una sonrisa más falsa que un billete del Monopoly.

 

Se fue sin despedirse. Tampoco me importó. Di unas cuantas caladas profundas a mi Camel mientras decidía si la noche anterior aquella mujer se había ido a follar con su amante o había estado más ocupada en asesinar a su suegra. Incluso no descarté que le hubiera dado tiempo para hacer ambas cosas. Cojones tenía de sobra.

 
Manhattan
titlepage.xhtml
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_000.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_001.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_002.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_003.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_004.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_005.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_006.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_007.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_008.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_009.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_010.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_011.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_012.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_013.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_014.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_015.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_016.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_017.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_018.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_019.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_020.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_021.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_022.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_023.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_024.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_025.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_026.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_027.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_028.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_029.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_030.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_031.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_032.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_033.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_034.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_035.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_036.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_037.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_038.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_039.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_040.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_041.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_042.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_043.html
CR!48XSK4MP612SN4ZA20G8A1RJCHQJ_split_044.html