EPILOGO
PAULA Seymour estaba ya lista para acudir al Royal Club, como todas las noches. Para darse ánimos, se había servido una copa, porque iba a ser muy duro para ella cantar y bailar aquella noche, cuando su hermano llevaba apenas unas horas muerto.
De pronto, sonó el timbre del apartamento.
Paula dejó la copa en la pequeña mesa del living, se levantó del sofá, y acudió a abrir.
—Hola, Paula —sonrió el detective, y la besó fugazmente en los labios.
—Creí que nos íbamos a ver en el Royal Club.
—Ya no es necesario que actúes esta noche.
—¿No…?
—Sé quién mató a Nick.
—¿De veras?
—El mismo tipo que asesinó a Dorothy Colman. Un tal Lynch. Trabaja para Clark Fleisher, que fue quien lo planeó todo, para que Carrol Hayward, la amante de Francis Colman, pudiera casarse con éste al quedar viudo —explicó Matt.
Paula sintió una alegría inmensa.
—Sabía que Nick no había estrangulado a esa mujer.
—Tenías razón. Tu hermano era inocente.
—¡Oh, Matt, abrázame fuerte!
Barrows lo hizo.
Había entrado ya en el apartamento, pero la puerta seguía abierta.
La cerró con el pie y besó a Paula, largamente.
Después, ella pidió:
—Dame los detalles, Nick.
—Con mucho gusto.
Pasaron al living, se sentaron en el sofá, y Matt le refirió todo a Paula.
—Clark Fleisher y Carrol Hayward han sido detenidos —informó, cuando concluyó—. Ella estaba de acuerdo con el plan de Fleisher.
Paula le acarició el rostro.
—Lynch estuvo a punto de matarte…
—No podía dejar que lo hiciera. Hubiera perdido el premio que me prometiste.
—¿Te refieres a lo de hacer el amor contigo?
—He demostrado que Nick es inocente, ¿no?
—Sí.
—¿Entonces…?
—Cumpliré mi promesa. Porque la hice en serio… y porque me he enamorado de ti como una colegiala.
—Y yo de ti como un adolescente —respondió Matt.
Un segundo después, su boca estaba apretadamente unida a la de Paula Seymour, la chica del Royal Club, que iba a significar mucho en su vida.