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Segunda Parte

             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Copyright © 2012 Itxamany Bustillo

All rights reserved.

Diseño de portada: Itxa Bustillo

Imagen mirada de modelo masculino: © Giulio Berruti

Portada de interior: Il Bacio de Francesco Hayez

Diseño de interior: Itxa Bustillo

Primera Edición: Noviembre 2013

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su

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intelectual.

 

 

 

 

 

“…Eres perfecto, demasiado perfecto que pareces imposible y a veces me pregunto  si no estoy soñando, a veces ya no sé qué es la realidad y qué es la fantasía. Lo único que sé es que tú eres un sueño, mi sueño hecho realidad.”

 

La Autora

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Índice

Créditos.

Dedicatoria.

Sinopsis.

Verso.

Prólogo.

Capítulo I. Mi Confusión.

Capítulo II. La Revelación.

Capítulo III. Un diario personal (primera parte)

Capítulo IV. La hora de la verdad.

Capítulo V. Un diario personal (segunda parte)

Capítulo VI. Decisiones Difíciles.

Capítulo VII. Un diario personal (tercera parte)

Capítulo VIII. La Propuesta.

Capítulo IX. Una boda secreta.

Capítulo X. La Entrega.

Capítulo XI. El Enfrentamiento.

Capítulo XII. Una nueva esperanza.

Capítulo XIII. La Realidad.

Capítulo XIV. La Reconciliación.

Capítulo XV. La boda real.

Capítulo XVI. Doble Acontecimiento.

Capítulo XVII. La Coronación.

Capítulo XVIII. La sorpresa del heredero.

Capítulo XIX. La maldad sin límites.

Capítulo XX. La desesperación y el milagro.

Capítulo XXI. Justicia

Capítulo XXII. ¿Final Feliz?

Capítulo XXIII. Segunda oportunidad; una nueva vida.

Agradecimiento.

Acerca de la Autora.

Soundtrack del libro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sinopsis

 

“Con la llegada de una extraña, la vida de un príncipe jamás volverá a ser igual…

Y la de ella, tampoco volverá a ser la misma…

Sin que ambos lo lleguen a saber, su historia de amor habrá comenzado.”

El futuro de un reino está en juego y la cuenta regresiva está en marcha. El arriesgado amor entre Constanza y Loui surge sin que ambos puedan escapar a sus sentimientos creando un ambiente de confusión, desesperación y provocaciones.

Romance, amor, pasión, deseo, intriga, tragedias y muerte envuelven la ahora excitante vida de Constanza, la invitada del príncipe que llegó a Bórdovar con una sola misión, pero la presión a tomar una decisión importante la obliga a cambiar su vida para siempre y mientras anhela ser feliz con el hombre que ama consumando su amor, conocerá el precio que deberá pagar para serlo, aunque eso implique arriesgar su propia vida.

Rumbos sin definirse, situaciones no garantizadas, una sorpresa inesperada, experiencias que marcan y un futuro incierto… la venganza llega…. cobrándose lo que le corresponde.

Las decisiones equivocadas, tiene un precio fatal.

Un capítulo se cerrará y uno nuevo en la historia de Bórdovar, está por comenzar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Duda que sean fuego las estrellas, duda que el sol se mueva, duda que la verdad sea mentira, pero no dudes jamás de que te amo.”

William Shakespeare

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Prólogo

Estaba en su habitación, al fin lograría lo que él quería.

Todo estaba oscuro y mi miedo me hacía tener frío. Frotaba mis brazos y cerré mis ojos evitando llorar. Estaba sentada en su cama vistiendo un sensual camisón, largo pero abierto de ambas piernas, con un pronunciado escote que hacía ver casi en su totalidad mis pechos, unos delgados tirantes los sostenían los cuales se cruzaban por mi espalda adornando el escote que llegaba hasta el final de misma. El moño que usaba dejaba caer como siempre algunas ondas sobre mi espalda y el perfume que él mismo me había obsequiado, estaba impregnado en casi toda mi piel, pero para mí al saber el propósito de todo esto me repugnaba. El panty de seda y encajes era casi diminuto, cubría lo que tenía que cubrir de la parte delantera pero nada de la parte trasera, nunca me gustaron ese tipo de prendas, eran incómodas para mí, además siempre pensé que solo cierto tipo de mujeres las usaban y él, que seguramente estaba acostumbrado quería que me viera igual a ellas. La delicada bata transparente del mismo conjunto que me cubría no era suficiente para apaciguar el frío que sentía, no era sólo el clima, eran los nervios que tenía, estaba muy asustada. Pensaba en Loui y en el dolor que sentiría cuando lo supiera, no quería engañarme, sabía que después de esto, él ya no me vería igual. Todo hombre quiere ser siempre el primero y el capricho del príncipe se había cumplido. Estaba en su habitación, sentada en su cama y lista para que él que pudiera satisfacer su lujuria. Puse mi mente en blanco, cerré mis ojos, no quería pensar en nada. Al momento lo sentí entrar y se acercó sigilosamente, subió a la cama y se colocó justo detrás de mí, estaba aterrada no quería abrir los ojos, no quería saber nada, sólo quería que esto pasara rápido y se acabara. Comenzó a inhalar el perfume de mis hombros, de mi cuello, su nariz tocaba el lóbulo de mi oreja, una de sus manos quitó las pinzas que sostenían mi moño y mi cabello cayó a mi espalda, mientras que la otra mano la llevó a mi cintura y  comenzó a desatar el cinto de mi bata, la deslizó por mis hombros tocando y acariciando mi espalda, sentí su nariz inhalando el perfume de mi piel y sus labios besando mi nuca, mis hombros. Un enorme escalofrío recorrió toda mi columna vertebral;

—Acuéstate. —Ordenó.

Como si tuviera piloto automático le obedecí en contra de mi voluntad, era controlador y dominante. Todo estaba muy oscuro, la claridad de la ventana apenas y entraba a la habitación, seguramente las cortinas eran gruesas, pero él no podía ver mi expresión y yo tampoco podía verlo, sólo sentir su ardiente respiración sobre mí, sin duda estaba excitado. Me acosté como quiso sin querer abrir mis ojos, se colocó parcialmente encima de mí e intento besarme, al sentir su nariz buscando la mía, giré mi cabeza hacia la izquierda al sentirlo, lo que hizo que sus labios se posaran en mi cuello, exhaló con fuerza como si estuviera conteniendo su decepción. Continuó besando mi cuello a la vez que bajaba los tirantes del camisón, sus besos bajaron y se convirtieron en lamidas, su lengua recorría ahora el rumbo en busca mis pechos. No quería que me tocara pero lo estaba haciendo, sutilmente su mano se posó en uno de mis pechos el cual estaba duro y erguido y mi pezón muy firme, comenzó a masajearlo con delicadeza y yo no pude evitar que una lágrima rodara por mi mejilla. Su boca lo buscaba y cuando lentamente bajaba disfrutando el aroma y el recorrido, la mano que lo tocaba ahora también bajaba a mi vientre, a mi muslo, a mi pierna. La levantó con fuerza colocándola en su cadera y comenzó a tocar ardientemente mi piel, a medida que subía siguiendo el rumbo que quería su toque se hacía más fuerte, apretando y dejándome su marca a su paso;

Eres exquisita —susurró—.  El aroma y la suavidad de tu piel está volviéndome loco.

Quise ignorar sus palabras e hice de cuentas que no escuché nada, en su locura podría desesperarse el todo este preámbulo se acabaría. Se colocó bruscamente encima de mí, abriendo mis piernas y colocándose en medio, me asustó más, por primera vez sentí una enorme erección que me tocaba, no sabría como describir eso, era algo muy grande y muy duro, él tenía puesto el pantalón de su pijama pero no quería imaginar que se lo quitara, no quería imaginar ni sentir la potencia de su miembro libremente, no quería pensar en nada. Su mano subió por el rumbo de mi pierna hasta llegar a tocar el panty, eso hizo que él liberara un gemido;

—Tócame. —Ordenó—. Quítame la ropa, desnúdame y tócame.

—No. —Reaccioné con firmeza.

—¿Me desafía señorita Constanza?

—Tómelo como quiera.

Se acercó aún más hasta tocar mis pechos con el suyo y susurró en mi oído;

—¿Acaso no te agrada? ¿No te gusta? ¿No te excita?

Preferí no contestar;

—¿Eres virgen? —Insistió.

—Ya basta —contesté muy molesta—, acabe de una vez con esto. Haga lo que tenga que hacer y déjeme en paz.

Sí, eres virgen, de lo contrario no estarías temblando. Nunca has estado con un hombre, a eso se debe tu miedo, pero no te asustes, puede ser que te guste, ¿No crees?

No quería hablar, sentía asco y quería que esto se acabara de una vez;

—Bésame. —Ordenó de nuevo.

—No.

Volvió a inhalar y a exhalar lentamente conteniendo la poca paciencia que le quedaba. Sujetó mi cuello con su mano como si quisiera estrangularme y me besó con fuerza como si quisiera evitar que respirara, la posesión de su boca con la mía me estaba lastimando, intenté mantener mis labios juntos pero él era un experto y sin darme cuenta abrió mi boca y su lengua quería llegar hasta mi garganta, no me permitía respirar, sabía cómo besar, pero sus besos me sabían a dolor. Cuando me pude liberar intenté moverme pero me sujetó con más fuerza, lamió, succionó y mordió mi cuello, bajó hasta uno de mis pechos y con los dientes, lo liberó de la seda introduciendo mi pezón en su boca, su lengua jugaba con él y eso hizo que sin querer yo liberara un jadeo. No sé lo que sentí y había evitado toda excitación, pero mi cuerpo había reaccionado al estímulo sin saber  en qué momento y eso, aunque no quisiera reconocerlo me había gustado. Estaba furiosa conmigo misma, no era posible que fuera a sucumbir a él, por un momento me quedé quieta sin intentar pensar y mientras su boca seguía jugando con mi pezón, su mano había buscado de nuevo mi pierna, pero al llevarla al interior e intentar liberar su miembro su mano rozó mi… parte íntima y se quedó quieto por un momento conteniendo su fogosa respiración. Su pulgar sutilmente hacía círculos en mi monte Venus  como si esperara hacer algo más o alguna reacción de mi parte, sentía su respiración acelerada que intentaba controlar y yo no podía negarlo, su roce comenzaba a excitarme y mi piel a arder de deseo, pero en mi razón no quería que me tocara, no quería que intentara hacer lo que estaba pensando, no quería que introdujera sus dedos dentro de mí, no quería que sintiera mi lubricación y sin querer, como una tonta comencé a llorar sin poder soportarlo más. Esta no era la manera en que había imaginado perder mi virginidad, no por la fuerza, no así, el tamaño y la dureza de su miembro que aún no liberaba me tenía aterrada, sentía que podía desgarrarme si yo no ponía nada de mi parte, sé que era estrecha, tenía miedo, pero en mi mente estaba Loui y el saber que estaba a punto de convertirme en la mujer de otro agudizó más mi estado de ánimo. Sería indigna, ya no podríamos estar juntos, después de esto ya no.  Al momento, él se quitó de encima de mí y se sentó a la orilla de la cama;

—Vete. —Ordenó seriamente.

Abrí mis ojos y reaccioné, arreglé mi camisón y me incliné en mi codo;

—¿Qué? —Pregunté sin entender.

—Vas a suplicarme que te haga mía. —Su voz parecía un rugido y su respiración ardiente, contenía su furia—. Pero no así, no voy a estar con una muñeca de trapo, no voy a rogar por tus caricias. Vas a complacerme por tu propia voluntad y vas a entregarte mí por tu propio gusto, Vas a desnudarte sola, vas a ofrecerte a mí, voy a hacerte mi mujer y lo vas a disfrutar tanto como yo. Vas a volverte insaciable, vas a arder en mi cama y suplicarás por más.

Las palabras de este hombre me habían asustado y no las entendí, su voz sonaba amenazante, sus palabras eran una amenaza y no sabía que pensar;

—¡Vete! —Ordenó muy enojado—.  No quiero verte.

Salté de la cama con mucho miedo, recogí mi bata y me vestí rápidamente. Salí de su habitación corriendo por todo el pasillo a media luz, limpiando mis lágrimas y tratando de entender porque repentinamente me había aborrecido. Me detuve frente a un espejo para ver un malestar que sentía en mi labio inferior, estaba sangrando, seguramente al momento de besarme con fuerza me hirió, inmediatamente vi el morete que tenía al lado derecho de mi cuello, me había marcado, la señal de su mordida estaba ahí, cerré mis ojos de nuevo y me alejé de allí cuanto antes. Al llegar a las escaleras que daban al vestíbulo, vi a Loui entrar furioso por la puerta principal sin poder ser detenido por los guardias y al verme, su mirada se oscureció aún más, sé lo que imaginó, mi estado me delataba y sin importarme nada corrí hacia él. Me abrazó con fuerza y besó mis labios con ansiedad, pero su contacto me provocó dolor en la herida y al quejarme entonces lo notó;

—¿Amor mío qué…? —Se detuvo al mirarme fijamente a la vez que secaba mis lágrimas—. Estás sangrando, ¿Qué te hizo ese desgraciado?

Loui miró con detenimiento mi herida y también notó el morete de mi cuello;

—¡Lo voy a matar! —Sentenció con furia.

—No amor, no hagas nada —lo abracé con fuerza para detenerlo.

—¿Pero es que…? ¿Qué pasó?

Por favor, no me preguntes nada.—Le supliqué aferrándome a él con fuerza.

Ven conmigo, vámonos de aquí ahora mismo —dijo mirándome fijamente.

En ese momento Randolph apareció por una de las puertas y nos miró fijamente, al mismo tiempo que desvió su mirada hacia arriba, instintivamente hice lo mismo y allí estaba él observándonos con una mirada glacial, pero al momento no pude creer lo que veía, mi piel bajó su temperatura y no pude reaccionar, la cara del príncipe, su cabello, su porte, su cuerpo, todo él era exactamente igual a Loui, giré mi cabeza para ver a mi novio quien me miró con una tristeza desencajada, sus ojos no podían expresar lo que sentía, volví a ver al príncipe y éste, levantó una ceja y con orgullo su barbilla, curvó su boca pícaramente y me miró fijamente, sus ojos eran exactamente igual a los de Loui, ambos hombres eran idénticos físicamente. Loui sacó una pistola que traía y le apuntó al príncipe, él seguía como si nada, orgulloso y desafiante, sin mostrar el más mínimo temor a que Loui pudiera dispararle, tenía gran seguridad y dominio de su poder. Randolph se acercó a Loui y sin decir nada puso su mano en el arma y lo miró fijamente, éste lo miró también y Randolph asentó negativamente con la cabeza, diciéndole con ese gesto que no hiciera nada. Loui lo miró seriamente y tragó su cólera, bajó el arma resignado. Yo no entendí nada, mi respiración acelerada y los latidos exagerados de mi corazón que estaban en mi garganta me hicieron colapsar, no pude soportar tal impresión y sin darme cuenta me desvanecí. Mi sueño de fantasía, se había convertido en una pesadilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo I

Mi Confusión

Desperté bañada en sudor, jadeaba intentando encontrar la respiración, mi cuerpo entero temblaba de frío, estaba helada. Lo miré y él seguía allí, dormía como si nada pero yo tenía mucho miedo, ese sueño me tenía la cabeza bloqueada. Me había quedado dormida sin darme cuenta a su lado, estaba sentada en el suelo a un lado de la cama, mi cabeza reposaba en mi brazo izquierdo mientras mi mano derecha sostenía la mano izquierda de él, ambos habíamos sudado mucho, él por la fiebre y yo por la impresión de la pesadilla. Lo toqué con reservas y lo sentí fresco, me levanté un momento para estirar las piernas y miré el reloj; eran las 01:15 a.m. Sentí un nudo en la garganta y con un sentimiento de confusión y desconcierto me dirigí al baño, necesitaba mojar mi cara, no quería volver a dormir. Ese sueño me había quitado la paz y no sabía qué pensar. En el baño refresqué mi cara con agua fría y me miré en el espejo por un momento, estaba fatal. Mis ojos rojos e hinchados por llorar y por el cansancio era muy notorios y mis ojeras eran otro cuento, me veía demacrada y por un momento hasta náuseas sentí. Llevé mis manos a la cabeza, comenzaba a dolerme, busqué algo que tomar en el botiquín, recordé que casi no había comido y seguramente a eso se debía el malestar. Regresé con la pastilla y me preparé un vaso con agua, me la bebí muy sedienta. Me senté un momento en el sillón y lo observé, la verdad sentía mucho miedo y me aterraba pensar que ese sueño se hiciera realidad, nunca se me cruzó por la cabeza imaginar que Loui y el príncipe serían hermanos gemelos, me sentía extraña, como si me hubiera enterado de un secreto muy oculto y el saber que podía ser cierto comenzaba a martillarme la cabeza. No quería, me aterraba darme cuenta que mi Loui y él, fueran hermanos gemelos y su rivalidad se debiera a algo mayor, imaginando miles de cosas mis lágrimas comenzaron a caer y lloré en silencio, me dolía el engaño de Loui y el no haberme dicho las cosas desde el principio, ¿Por qué su odio entre hermanos? ¿Qué había pasado? ¿Habría sido el mismo príncipe quien lo mando a matar? ¡Dios! ¿Mandó a matar a su propio hermano? El sólo sacar mis conclusiones me estaba aterrando aún más ¿Estaría yo en medio de todo esto? ¡¿Dos hermanos enamorados de la misma mujer?! Llevé mis manos a mi boca y tragué en seco. Quería irme, tenía mucho miedo, si Loui no sobreviviría a esto, su hermano me tomaría triunfante para después desecharme. Podían ser idénticos físicamente, pero en su manera de ser eran muy diferentes, eran como Caín y Abel o como Jacob y Esaú de la Biblia, los primeros no eran gemelos pero igual eran hermanos y el primero odiaba al segundo, lo envidiaba y por eso lo mató ¡Dios! No pude evitar comparar. Mientras me atormentaba más con mis pensamientos de pronto recordé algo, la historia que Randolph me dijo sobre la reina… Él habló de un solo niño y en el pueblo me dijeron lo mismo, el príncipe había sido hijo único ¿Y entonces? ¿Qué era todo este circo? ¿Será que fueron gemelos y guardaron el secreto? ¿Lo sabría la misma reina y le hicieron creer que uno de los niños murió? ¡Dios! Pensar eso hizo que mi corazón se instalara en mi garganta y amenazara con salirse de mi boca. Han habido muchas leyendas sobre lugares que ven como una maldición a los gemelos ¿Sería Bórdovar igual? Este lugar estaba refundido en la edad media y no me extrañaría. Inconscientemente llevé mis manos a mi vientre como si hubiera estado embarazada y temiera por el destino de mi hijo. Hay lugares en donde una mujer se convierte en la esposa del hermano de su difunto marido ¿Sería igual aquí? ¡Dios! Mis ideas me llevaron a desatar un tremendo dolor de estómago que sólo me ocurre cuando estoy extremadamente nerviosa y tenía miedo de preguntarle a Randolph, mis dudas me iban a seguir atormentando quien sabe por cuánto tiempo más. Sin pensarlo dos veces me levanté del sillón y me apresuré a empacar todas mis cosas, estaba decidida a no quedarme en este lugar, amaba a Loui con todas mi fuerzas pero su posición me aterraba, si era hermano del príncipe y se odiaban por alguna razón yo había venido a avivar ese odio si los dos se habían enamorados de mí. Es por eso que cuando sentí que el príncipe me besó aquella noche en su observatorio, sus labios, su sabor, algo en él me había recordado a Loui, este hombre puede alegar sus derechos sobre mí ya que fue él, el que mando por mí y me conoció primero, pero al irse de viaje él seguramente no sabía que su hermano estaba aquí, sin son gemelos y hay rivalidad es posible que Loui no haya vivido en Bórdovar es por eso que en nuestras salidas todo le parecía nuevo, crecieron separados. ¿Cómo pudieron ocultar todo esto? ¿Cómo es que un reino entero no sabe nada de esto? Aunque el príncipe me haya conocido primero, yo no y el primer hombre al que vi de manera diferente fue a Loui, él llegó a mí cuando el otro se fue, él es mi destino. Me senté en el suelo aturdida y encogí mis piernas para enterrar mi cabeza en ellas, no podía parar de llorar y de temblar. Respiré hondo y con determinación me levanté y continué empacando todo pero al momento me detuve, no tenía caso, lo único mío en la cabaña eran mi neceser con mis cosas personales y un pequeño bolso que contenía mi ropa interior. Mis maletas con mi ropa normal y mis papeles para viajar estaban en el castillo y Randolph, no iba a querer ir por ellas y menos sabiendo que las necesitaba para irme de aquí. ¿Qué papel jugaba Randolph en todo esto? Él lloró por Loui, él sabe que son hermanos ¿Por qué me han engañado? Mi frustración comenzaba a convertirse en enojo, me habían hecho formar parte de un circo y eso comenzaba a enfurecerme. Estando en mi rabieta interna y ajena a lo que me rodeaba un quejido me desconcentró, inmediatamente me giré y era él, estaba intentando reaccionar y comenzaba a delirar, su cuerpo estaba empapado de sudor y al tocarlo, estaba ardiendo en fiebre. Si no supiera que el duque me creía muerta, me dirigiría al castillo sólo para encarar al príncipe de una vez y al menos ganarle la cara de una bofetada con todas mis fuerzas y hacerle saber mi rabia y mi odio hacia él por haber mandado a dispararle a su propio hermano. Si Loui no se recuperaba y moría por esto, ya nada me importaba lo que hiciera con mi vida, sería yo la que lo provocaría sin importarme su posición, preferiría que me cortara la cabeza antes que ser su mujer. Mandé por el doctor que se había quedado dormido en la sala junto con Randolph y en enseguida ambos subieron a la habitación.

Loui estaba muy pálido y las vendas llenas de sangre, procedí a mojar más compresas con agua fría y limpiar el sudor de su cuerpo, se colocó de nuevo boca abajo y el doctor cambió las vendas después de limpiar la herida, había perdido mucha sangre. Con reservas le inyectó otro antibiótico para controlar la ardiente fiebre que lo aquejaba, temblaba mucho e intentaba reaccionar, gemía su dolor y el verlo así me desesperaba más, temía lo peor, temía dejar de sentir su calor, temía ver que dejara de respirar, temía que se fuera ante mis ojos y me dejara sola con este dolor que me consumía, lo amaba esa era la realidad, si era hermano del príncipe eso lo convertía en noble, me sentía confundida e ignorante en cuanto a la realeza de Bórdovar y en cuanto a la posición de Loui en todo esto;

No queda más que esperar —dijo resignado el doctor Khrauss—. Si no se hace la transfusión su situación se agravará, no puede depender de antibióticos,  la pérdida de sangre no sólo lo debilita cada vez que la fiebre aparece, sino que la falta de plaquetas y de glóbulos rojos pueden hacer que el mismo antibiótico revierta su efecto y…

—Por favor no diga nada más. —Le dije besando la mano de Loui y llevándola a mi frente, mis lágrimas no cesaban—. Yo solamente ruego por un milagro.

Hay que confiar —dijo Randolph con la voz entrecortada tocando mi hombro—. Él es fuerte y no se dejará vencer.

—Usted lo conoce muy bien ¿Verdad? —Le dije con sarcasmo.

Ambos hombres se miraron un tanto desconcertados;

—Ustedes dos —enfaticé mirándolos seriamente—. Lo conocen bien, ¿No es así?

Yo no entiendo lo que dice señorita —contestó el doctor Khrauss—. No sé a qué se refiere, no la entiendo.

Miré a Randolph seriamente sin decir nada esperando su respuesta o su mentira;

—No sé qué es lo que pasa por su cabeza —me contestó—. Pero no es lo que piensa.

—Por supuesto que sabe lo que pienso —le dije—. Y ya me cansé de ser un juguete de todos. Quiero irme de aquí.

—Señorita no diga eso por favor, usted no puede hacer eso, no puede dejarlo.

—Si no me voy con él me voy sola, pero lo haré. —Sentencié sintiendo que ya no podía contener mi enojo.

—Eso es una locura —dijo el doctor Khrauss—. Él no puede moverse, en su condición es imposible y mucho menos viajar, eso sí sería la muerte segura.

—Pues lo espero en cualquier parte del mundo —les dije poniéndome de pie—. Pero yo no sigo aquí ni un minuto más.

—¿Se ha vuelto loca? —Insistió Randolph—. ¿Qué le ha sucedido para que tome esa determinación?

Lo miré fijamente sin decir nada más, lo retaba con la mirada, quería escuchar de su boca la verdad, quería que tuviera el valor de decirme qué demonios era todo esto que me confundía y amenazaba con hacerme perder mis cabales. Me miró pero no me dijo nada y eso me enojó más;

Quiero que vaya al castillo por mis cosas. —Le dije firmemente—. Quiero mis maletas con mi ropa normal y también mis papeles, quiero todo lo mío. En el cajón derecho del tocador y debajo de unas prendas encontrará una bolsita de terciopelo que contiene dos llaves, la mediana abre la última gaveta del mueble del baño que está junto al grifo y la más chica abre una pequeña caja fuerte de color gris que está allí. Los papeles que me identifican, mi pasaporte y algo de dinero en efectivo están allí, necesito que me traiga eso por favor.

—Señorita no puede hacer eso. —Me miró seriamente—. No puede irse y dejarlo así, si él despierta y no la ve, será… Por favor, tranquilícese, no tome decisiones apresuradas, espere al menos a que él esté mejor.

—¿Y si no mejora? —Pregunté secando mis lágrimas—. ¿Si todo esto acaba mal? Yo no quiero estar aquí, saber que puede morir por mi culpa me atormenta y esto es algo que nunca me dejara vivir en paz por el resto de mi vida.

—No se preocupe  —dijo tomando mis manos—. Se le hará la transfusión y se va a recuperar, después de eso… decidirán su futuro.

No quiero vivir escondida. —Insistí—. No quiero vivir sabiendo que alguien me busca para matarme, no he hecho nada para despertar el odio de algunas personas, no quiero perder mi vida por la maldad de la gente, por favor haga lo que le digo, vaya por mis cosas.

—¿Y lo va a dejar así? —Su pregunta martilló mi cabeza—. Después de la adoración que ese hombre le ha demostrado ¿Va a dejarlo a su suerte? Eso si va a matarlo definitivamente y de eso sí, usted será la única culpable.

Mis lágrimas caían por mis mejillas y bajé la cabeza, Randolph tenía razón, independientemente de lo que sintiera no podía dejar que eso me nublara la razón, lo amaba y lo amaba intensamente, no podía irme y dejarlo sin saber qué pasaría con él, pero mis dudas persistían;

—¿Quién es él Randolph? —Le solté con valor.

Me miró sorprendido y mi mirada le dijo todo;

—No entiendo su pregunta —contestó.

—Si la entiende. —Insistí—. Él es…

En ese momento sus gemidos me distrajeron, el doctor se apresuró a verlo y Randolph y yo hicimos lo mismo, intentaba reaccionar y balbuceaba sin poder entender lo que quería decir, hasta que mi nombre lo dijo claramente;

—Constanza… —decía débilmente—. Amor mío, mi Constanza…

Escuchar mi nombre en su delirio me hizo llorar más, tomé su mano y la besé, balbuceaba pero no abría sus ojos y eso me angustiaba;

—Está luchando por usted —me dijo Randolph—. Donde sea que él esté en este momento, usted está presente y es su fuerza para vivir.

—Mi amor, aquí estoy. —Le dije acariciando su frente—. ¿Puedes oírme? Aquí estoy junto a ti, te amo, por favor no me dejes…

Mi voz se cortó y enterré mi cara en el colchón, necesitaba desahogarme, no entendía que clase de maldad nos hacía esto y si él me dejaba, sentía que moriría con él, mi propia vida se estaba yendo con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo II

La Revelación

Primera Parte

Durante la madrugada, Loui había estado desvariando porque la fiebre se intensificó. Estaba ardiendo y el médico tenía miedo que convulsionara, sudaba demasiado, a la vez que temblaba sin control como si estuviera en un tempano de hielo, yo comprendía perfectamente lo que él estaba sintiendo ahora, sólo que su costo es mayor a lo que a mí me había pasado. El médico tuvo que inyectarle un sedante para evitar que despertara completamente en ese estado, las vendas estaban llenas de sangre, por lo que procedimos a limpiar la herida de nuevo y cambiar el vendaje, el doctor optó por ponerle un cabestrillo para inmovilizar su brazo. Yo no dejaba de poner las compresas frías en su frente, hasta que poco a poco él se fue calmando de nuevo quedándose dormido ya casi a las cuatro de la mañana. Yo le rogaba a Dios que encontraran al donante con la sangre que se necesitaba y me sentía impotente por no haber sido yo. Lo amaba tanto, que mi vida entera le hubiera dado sin pensarlo. Me quedé a su lado sin dejar de observarlo, a pesar de su estado, todo él se veía hermoso aún dormido y deseaba con todas mis fuerzas que fueran mis besos los que lo despertaran como en los cuentos. Al menos agradecía no estar sola en estos momentos, Gastón se había quedado en la sala para lo que se necesitara, Gertrudis subía y bajaba por ratos para ver como estábamos y para ver que se pudiera ofrecer y en la habitación el médico estaba pendiente al igual que Randolph, que aunque lo quisiera disimular demostraba una preocupación extraña y paternal por Loui que a mí no me lograba engañar. Desistí de mis planes e intenté olvidar la pesadilla, esperaría a escuchar todo de su boca cuando llegara el momento. Pronto amaneció y todos seguían rendidos, yo me había quedado dormida un momento a su lado, pero lo suficientemente consciente para sentir algún movimiento que él hiciera si despertara. Me levanté un momento y le pedí a Gertrudis que hiciera algo para que todos desayunaran. En ese momento llegó el encargado de los análisis y pidió ver al doctor, enseguida lo llevé a la habitación pero mejor decidieron bajar de nuevo a la sala para no molestar a Loui, no sin antes pedirle que me dijera los resultados; todos eran negativos.

Mientras todos bajaron, yo me quedé con Loui y con la desesperación de la impotencia. Gertrudis les sirvió el desayuno y aprovechó llevarme algo a mí a la habitación, pero con la angustia que sentía no tenía hambre, así que sólo me comí una tostada con el vaso de jugo. Le pedí a Gertrudis que se quedara con él un momento, por mientras yo iba a hablar con Randolph y con el médico. Cuando todos desayunaban, bajé sin que se dieran cuenta que estaba allí y escuché cuando Randolph decía que probablemente sólo una persona podía tener el mismo tipo de la sangre de Loui; su prima la señorita Regina. Al escuchar eso no puedo describir lo que mi cuerpo y mi cabeza sintieron. ¡Lo sabía! Mi sueño había sido una premonición, inmediatamente el corazón me palpitó de tal manera, que creí que me saldría por la boca y una corriente eléctrica hizo que todos mis minúsculos vellos se erizaran por la impresión. No había escuchado mal, estaba muy segura de lo que había oído;

—Lo sabía Randolph, ¿Qué quiere usted decir? —Le pregunté sintiendo que perdería mis cabales.

—Señorita Constanza —dijo levantándose de la mesa muy asustado, a la vez que todos los demás hacían lo mismo—, creí que estaba en la habitación.

—Contésteme Randolph. —Insistí—. Escuché lo que dijo.

—Señorita por favor —dijo tartamudeando—, no sé que escuchó, pero creo que escuchó mal.

—No, no escuché mal. —Le dije sintiendo que mi cuerpo iba a desfallecer—. Dijo que sólo una persona podía tener el mismo tipo de la sangre de Loui, su prima Regina. ¿Qué significa eso? ¿Él y el príncipe son hermanos?

Todos me miraron asustados;

—Por favor. —Suspiró resignado—. ¿Pueden salir todos y dejarme con la señorita a solas?

Gastón salió al jardín, el doctor y el analista subieron a la habitación y Randolph, me pidió que nos sentáramos en la sala;

—Señorita siéntese. Necesito que tome esto con calma, necesito que despeje su mente y me escuché atentamente.

Randolph, no me siento bien. —Le dije temblando—. ¿Qué pasa?

—Voy a relatarle lo que pasó, pero por favor esté tranquila.

Se sentó frente a mí y sin poder disimular más, comenzó su relato;

El joven fue al castillo porque yo lo mandé a llamar, hemos controlado un poco la situación sobre su desaparición y aunque Jonathan me ha ayudado en complicidad creemos que su excelencia no lo ha creído, ha estado furioso con el príncipe y más desde la fiesta por no haberse presentado y como su alteza se ha negado a recibirlo, está queriendo controlar todo, pasando por alto la autoridad y lealtad que le debe a su príncipe. Cree que su alteza ha sido inmaduro e indiferente a todo, incluso a la desaparición de su tutora y eso lo hace sentirse con poder sobre todos, sólo espera tener el momento oportuno para poder tomar las riendas de todo.

—¿No entiendo? —Le pregunté confundida—. ¿Qué tiene que ver todo eso con Loui? Es hermano gemelo del príncipe, ¿Verdad?

Randolph me miró como si estuviera loca y continuó;

—Su excelencia exigió ver al príncipe personalmente. Está cansado de esperar, de lo contrario amenazó con exigir y presionar su abdicación ante todos los nobles y ministros comprobando la inmadurez e incompetencia de su alteza para gobernar y para tomar las riendas del reino. Él como único pariente del rey Leopoldo, miembro de la familia real  y segundo en la línea de sucesión desea lograr llegar al trono lo antes posible.

—Randolph —le dije desesperándome más—. ¿Sigo sin entender?

—Señorita Constanza —dijo acercándose a mí y tomando mis manos frías y nerviosas—, la presencia del joven Loui en el castillo era necesaria porque… él es el príncipe de Bórdovar.

Tal revelación, me hizo sentir como si de pronto una enorme roca me hubiera caído encima. ¡No era posible! Era peor que mi sueño y me resistía a creerlo, creí que Randolph me mentía de nuevo. Sentí un enorme peso en los hombros que no pude soportar, los que a la vez se me calentaron, la temperatura de mi cuerpo cambió drásticamente, hasta sentirlo dormido sin poder contener el temblor. La respiración estaba tan acelerada, que creí que los pulmones colapsarían y mi corazón de verdad terminaría estallando dentro de mi pecho. Mi mente se puso en blanco y por un momento, creí que estaba dormida y que despertaría de un sueño para darme cuenta que todo lo que había conocido había sido una fantasía, por un momento sentí que el alma salió de mi cuerpo y no tuve conciencia de nada. Fueron unos cuantos segundos, pero creí estar en algún tipo de dimensión desconocida, todo era oscuro y parecía estar encerrada en algo de lo que no podía salir, no sentía ni escuchaba nada, creí que había muerto. Poco a poco comencé a escuchar a lo lejos que me llamaban y al sentir de nuevo el calor de mi cuerpo, reconocí que era la voz de Randolph y entonces supe al abrir mis ojos que no había soñado, que mi mundo de fantasía no existió y que había vivido una desagradable y mentirosa realidad;

—Señorita Constanza —dijo asustado—. ¿Me escucha? ¿Se siente bien?

—Randolph —dije apenas moviendo mis labios—. ¿Qué me pasó? No siento fuerzas.

—Se desmayó, estuvo unos minutos inconsciente. El médico está aquí para atenderla.

—No me siento bien, me siento muy débil.

—No ha comido bien —dijo el doctor Khrauss—. Y al haberle extraído un poco de sangre pudo haberle afectado, me preocupa porque tiene el pulso débil.

—Señorita por favor —dijo Randolph—. Es importante que esté bien, usted ha sido muy fuerte, no flaquee ahora, no ahora que la necesitan.

—Ya no tengo un motivo para ser fuerte —dije llorando.

—Señorita no diga eso —dijo el doctor—. Encontraremos la sangre que el joven necesita y se pondrá bien, no pierda las esperanzas.

—Será mejor llevarla a la habitación de huéspedes, para que descanse mejor —dijo Randolph mientras me levantaba en sus brazos.

—Voy a inyectarle un reconstituyente vitamínico —dijo el doctor—. Está muy débil y necesita recuperarse han sido demasiadas emociones para ella, ha pasado por muchas cosas.

No sentí ninguna aguja penetrando mi piel, porque no sentía mi cuerpo y sin darme cuenta me quedé dormida sin sentir nada. Randolph le había dado instrucciones a Gertrudis de quedarse conmigo, mientras ellos seguían pendientes del príncipe al que yo ya no sabía cómo llamarlo. No sé cuánto tiempo dormí, pero desperté más confundida y sin saber que había pasado realmente, sentía la cabeza llena de aire y el dolor del brazo me confirmó lo que había sucedido. Me levanté y observé mi alrededor, al estar sola aproveché salir y al sentir a Gertrudis en la cocina y al ver a Gastón en el jardín frontal, decidí salir de la cabaña por la puerta de atrás sin que nadie me viera, necesitaba estar sola y asimilar lo que había sucedido. En mis adentros deseaba subir a verlo, pero sabía que estaban pendientes de él y finalmente entendí el porqué de la angustia y la reacción de Randolph por él cuando llegó. En ese instante, ni yo misma sabía quién era y por eso me fui a un lugar, en el que podía meditar las cosas con la soledad que necesitaba, yo sabía que todos se preocuparían cuando no me vieran en la cabaña, pero ésta vez sería egoísta y pensaría en mí, en lo que sentía y no sentía. No sé cuánto tiempo caminé ni como llegué, sólo sé que lo hice y al llegar al lugar que esperaba los recuerdos envolvieron mi cabeza, había llegado al fuerte en el que él me había declarado su amor y no soporte el dolor y la decepción. Comencé a desahogarme y a llorar amargamente recordando todo lo que habíamos vivido juntos, lloré de tristeza y de rabia, grité y saqué el dolor que mi corazón sentía, me odié por sentirme tan estúpida, me enfurecía pensar que había sido un objeto de burla y que todos habían jugado conmigo, me desahogué y lloré hasta que se me secara el alma. Cuando pude calmarme y despejar mi mente, me senté en el muro del fuerte perdiendo la mirada en el horizonte, observando el mar y vi en un instante pasar mi vida como en una película, me había desahogado hasta ya no poder hacerlo más, perdí la noción del tiempo hasta que alguien tocó mis hombros haciéndome volver a la realidad;

Señorita Constanza —dijo colocándome el abrigo que él me había dado—, no sabe la angustia que nos ha hecho pasar a todos.

Mi mente seguía lejos en el horizonte, no deseaba hablar, ni ver a nadie;

—Señorita por favor —insistió preocupado—, reaccione, míreme.

—¿Como supo que estaría aquí? —Pregunté sin dejar de ver el horizonte.

—Sé que este lugar es… especial. Significa mucho para usted… y para él.

—¿De verdad? —Pregunté con sarcasmo—. Ni siquiera sé porque estoy aquí.

—Sí lo sabe, fue su corazón el que la trajo a aquí, sé cómo se siente, por favor venga conmigo.

—Mi corazón… —dije tratando de contener la furia—. El corazón nos hace cometer estupideces que la razón no entiende, usted no sabe cómo me siento, nadie puede saber en estos momentos cómo me siento.

—Tiene razón —dijo apenado—. Es justificable su indignación, pero le aseguro que su alteza tuvo motivos para haber hecho las cosas así.

—Randolph por favor —reaccioné en un arrebato de locura sujetándolo del brazo— aún estoy confundida y sigo siendo una tonta que guarda esperanzas, no entiendo nada pero…

Quería engañarme y sabía que era una tontería lo que seguía pensando:

—¿Son gemelos verdad? —Insistí— Significa que el otro, el que está en el castillo ¿Es un impostor?

—¿Cuál otro? —Randolph me miró desorientado.

—Loui es el verdadero príncipe ¿Es así? —Continué—. ¿Qué clase de guerra es esta? Es por eso el odio de Loui hacia él ¿Verdad? El que está en el castillo es un usurpador. ¿Fue él mismo quien le mando a disparar? ¿Le disparó el príncipe a su hermano? ¿Fue él y no el duque? Por favor dígame son dos, dígame que son hermanos, dígame que son dos personas distintas, dígame que así son las cosas, se lo suplico, por favor…

Randolph me miró muy asustado y seguramente pensó que ya había enloquecido;

—Señorita —tomó mi mano y continuó muy seriamente—, no hay ningún otro, lo siento pero me asusta, su imaginación la está llevando a… —Respiró y exhaló con pesar, cerró los ojos un momento y continuó—: No sé lo que entendió o lo que creyó pero no hay hermanos gemelos, su Loui es hijo único y él es el príncipe Ludwig de Bórdovar.

Bajé mi cabeza y llevé mis manos a ella, no podía creerlo, subí mis rodillas, las abracé y enterré mi cabeza entre ellas, no quería seguir llorando pero no pude evitarlo, volví a desahogarme;

Señorita lo siento, cálmese. —Acariciaba mi cabeza—. Su estado me preocupa, verla así me parte el corazón.

—¿Por qué? ¿Por qué? —Repetía en mi impotencia y muy molesta lancé el abrigo al suelo—. ¿Por qué se burló de mí?

Le repito cálmese, espere que él se recupere para que conozca los motivos que lo llevaron a actuar así.

—No, no, no… —Ya no sabía que más pensar ni qué más sentir.

—Señorita vámonos, usted necesita cuidados, en su estado es muy peligroso que…

—¡No me vea como si estuviera loca! —Grité muy molesta—. Estoy muy cuerda aunque esté confundida.

—Yo no he dicho que esté perdiendo el juicio, sé que sólo es confusión y necesita tiempo para asimilar las cosas, tranquilícese y espere a que su alteza reaccione y se recupere para que puedan hablar, escuché su versión y sus motivos que lo llevaron a comportarse así.

—Y como siempre, usted está presto a defenderlo, ahora entiendo porque las palabras de él y las suyas coincidían en muchas cosas. ¿No se dio cuenta que estaba jugando conmigo desde el principio? Todos jugaron conmigo, incluyéndolo a usted que ha sido su cómplice, es difícil creer en alguien para que luego resulte ser todo lo contrario de lo que pensaba. Ya no puedo confiar en nadie.

—No niego mi culpa —dijo bajando la cabeza—, pero creímos que sería lo mejor, el problema fue que cuando él quiso poner un alto ya era tarde, se había enamorado de usted y no quería perderla, porque sabía que usted detestaba al príncipe por eso decidió seguir delante de esta manera, aún sabiendo que este momento llegaría tarde o temprano. Él estaba dispuesto a decírselo, es más, yo creí que ya lo había hecho, este tiempo con usted en la cabaña le daría el valor para hacerlo, pero sucedió esta tragedia y ahora… lamento haber sido yo quién le revelara la verdad, no era lo correcto.

—Por favor Randolph, quiero estar sola.

—Señorita es necesario que regrese, hasta ahora se ha tratado de controlar el estado de su alteza, pero no quiero pensar que pasará si despierta y pregunta por usted. Si no está con él se pondrá más mal, no resistirá perderla lo sé, lo conozco, sería capaz de dejarse morir por usted.

—Por favor no diga eso —dije mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas.

—Señorita, no puede olvidar en un momento todo lo que han vivido —continuó atormentándome—. Su amor es muy fuerte, usted lo ama y soy testigo que él la adora, me quitaría el nombre y pondría las manos al fuego si no supiera que en estos momentos que él está inconsciente, es su imagen con la que sueña y su amor lo que lo mantiene con vida. Por eso le suplico que venga conmigo y esté a su lado, él la necesita más de lo usted se imagina.

—Randolph por favor —le dije llorando sin poder controlarme—, entiéndame, en estos momentos ni yo misma sé quién soy y mucho menos quién es él, no se da cuenta que me enamoré de alguien que no existe, que en mis noches de ensueño hacía el amor con una fantasía y que ahora de repente es la personificación de lo que… detesto y de la persona que más mal me ha hecho sentir. Siento que todo lo que he conocido ha sido una mentira, me siento vacía, siento que el hombre que amo, mi Loui, el amor de mi vida de verdad ha muerto.

—No señorita —insistió—, el amor de su vida está en esa cama luchando por vivir para usted, se lo puedo asegurar.

Segunda Parte

Era evidente que la magnitud de mi decepción y el dolor que sentía, ningún hombre lo podía conocer y lo que es peor, yo misma ya no sabía que sentir;

—Randolph, en estos momentos no sé qué hacer por favor déjeme.

—Sabía que mis suplicas serían en vano. —Soltó el aire que retenía resignado y negó con la cabeza—. Por eso le traje la prueba que le abrirá su corazón y lo hará conocerlo como realmente es él. Tome esto y léalo.

—¿Qué es? —Pregunté limpiando mi cara.

—El diario del príncipe, en sus páginas encontrará lo que él ha sentido y ha escrito, con la tinta de su corazón.

—No puedo hacer eso —dije rechazándolo—, sería como… violar su intimidad.

—Es la única manera —insistió—, sólo así usted podrá darse cuenta de cómo han sucedido las cosas, él lo ha traído del castillo el día de su desaparición porque tenía la intención de decirle todo. El escribir su sentir a solas, le ha ayudado a sentirse liberado todo este tiempo y además al decirle él la verdad, yo supuse que usted tendría exactamente la misma actitud que tiene ahora, por eso decidí traérselo, es la única manera en que usted pueda ver y sentir lo que el corazón de su alteza a vivido desde que usted llegó. No se sienta mal por leerlo, estoy seguro que su punto de vista después será diferente, se lo dejo aquí y por favor regrese a la cabaña a la brevedad posible, este clima del ocaso se pondrá peor y puede alterar su salud, yo no quiero que se enferme.

Puso el diario a la par mía, recogió el abrigo, volvió a ponérmelo y se fue. Quería hacerme la indiferente y no hacer caso, pero como siempre, la curiosidad de las mujeres será nuestra perdición o salvación decidí abrirlo y ver su contenido, me sorprendí, no podía creerlo, me era imposible, a medida que me adentraba en sus páginas pude ver lo que él en verdad había sentido y escrito como lo dijo Randolph. No estaba fingiendo, nunca creí que un hombre como él tendría la sensibilidad para escribir y describir lo que estaba leyendo, no sabía que sentir, todo este tiempo me había hecho muy feliz mientras él empezó a consumirse por no encontrar la manera de decirme la verdad y por el temor a perderme. Él se estaba sacrificando y sufriendo interiormente, mientras me hacía feliz a mí, ahora entiendo su miedo y las palabras que muchas veces me decía sobre “no perderme” al leer su diario algunas cosas comenzaron a tener sentido para mí, ahora sólo tenía que esperar a que él se recuperara completamente, para que me diera una mejor explicación y su versión de los hechos.

Me había perdido en la lectura del diario y en la noción del tiempo. El ocaso ya casi estaba dándole paso a la oscuridad, cuando escuché el sonido de los cascos de un caballo que venía, era Gastón que había llegado a traerme por órdenes de Randolph, así que como el frío estaba arribando más fuerte no puse resistencia y regresamos a la cabaña. Gertrudis me recibió muy contenta y con un chocolate caliente para entrar en calor. Randolph y el médico seguían arriba y al ver las escaleras que me llevarían a él, los nervios se apoderaron de mí otra vez y comencé a sentir mis piernas desfallecer, cada paso y cada escalón los sentía muy pesados y sentía que mis piernas no tenían las fuerzas para subir. Me senté por un momento en uno de los escalones y abrazando mis piernas, enterré mi cabeza en ellas de nuevo. Necesitaba un momento para controlarme, sólo un momento nada más, necesitaba asimilar lo que haría y preparar mi cabeza y corazón para poder verlo como realmente era, como el amo y señor de todo lo que me rodeaba. Me levanté impulsando valor y continué subiendo. No tenía idea de cómo presentarme ahora ante él, siempre deseé que me recibiera, siempre quise conocerlo cara a cara, sin saber que todo el tiempo estuvo frente a mí, que siempre hablamos abiertamente y que nuestra amistad llegó más allá. Me había cuidado con ternura y devoción desde el principio, no sólo había soñado siempre con él, había deseado su presencia, había estado en sus brazos, había besado su boca, sus manos habían recorrido mi cuerpo y estuve a punto de entregarme a él ¡Dios! Sentía una enorme vergüenza, no sabía cómo podría volver a verlo y no sabía cómo podría hablarle. Al llegar a la puerta que estaba entre abierta, escuché que estaba reaccionando y mi cuerpo comenzó a temblar de nuevo haciéndome retroceder, pero no lo suficiente para escuchar la conversación;

Alteza está despertando —dijo Randolph—. Gracias a Dios.

—La fiebre persiste —dijo el médico—. Puede que delire, está demasiado débil.

—¿Alteza puede escucharme? —Preguntó Randolph.

—Constanza —susurraron con debilidad sus labios—, amor mío, Constanza, Constanza.

—La llama —dijo el doctor Khrauss—. ¿Qué hacemos?

—Alteza no se esfuerce —le dijo Randolph.

—Constanza —insistía suavemente en su debilidad—. ¿Dónde estás?

—La señorita ha estado muy pendiente de usted —le dijo Randolph—, ha estado a su lado incondicionalmente, cuidándolo.

—¿Dónde está? —decía—. Quiero verla.

La señorita está muy agotada —dijo Randolph tratando de encontrar una excusa a mi ausencia—, está descansando en la otra habitación.

—Llámala, dile que venga, necesito verla, necesito sentirla.

—Alteza por ahora será mejor que descanse, el doctor le administrará el medicamento para controlar los dolores y su fiebre.

Randolph, ¿Dónde está Constanza? —Insistía firmemente molestándose. Sin duda su naturaleza estaba bien establecida en él.

—Aquí estoy —dije mientras entraba a la habitación y sostenía su mano. Su espalda reposaba parcialmente sobre las almohadas, lo habían colocado boca arriba.

    —Constanza amor mío —susurró aliviado pero débilmente—, estás aquí. Tú eres todo lo que quiero y necesito, no te vayas por favor, no me dejes solo.

—Tranquilo —dije acariciando su frente—. No me iré, aquí estaré.

—Perdóname por no haber cumplido mi promesa de regresar bien.

—No diga eso. —Le dije llorando y besando su mano—. Lo importante es que está vivo y está aquí, se pondrá bien, yo seguiré cuidándolo.

—Constanza tengo que decirte algo muy importante. —Insistía esforzándose mucho.

—Sh… —dije poniendo mis dedos en sus labios y acariciando su rostro—. No hable, no se esfuerce, ya habrá tiempo para todo, por ahora el médico lo inyectará para que se relaje quédese quieto, yo estoy aquí.

—Prométeme que si vuelvo a despertar, estarás aquí.

—Por supuesto. —Besé su mano de nuevo—. Lo prometo.

Pronto se quedó dormido de nuevo. Las fiebres intensas estaban debilitándolo más, a la vez que lo deshidrataba. Le pedí a Randolph que bajáramos a la sala, era necesario actuar;

—Gracias por haber regresado a tiempo. —Me dijo.

Lo miré frunciendo el ceño y asentando con la cabeza, aún me costaba mucho asimilar la realidad;

—Es necesario que vaya a traer a Regina. —Continué con firmeza—. Si ella tiene la sangre que él necesita, tiene que venir.

—Pero ¿Cómo la hacemos venir sin que su excelencia se entere?

—Antes de la media noche, explíquele que es una emergencia, pero no le diga que él es el príncipe. Ahora que mi mente está más clara, estoy más que segura que el culpable de esto fue el duque y si él cree que Loui está muerto, es mejor que lo siga creyendo, invéntele lo que sea, pero por favor tráigala.

Puede que su plan funcione, además hay algo que no le había dicho, ayer también llegó su excelencia herido, fue sólo un roce de bala en el brazo e insistía que durante su paseo la bala perdida de algún cazador lo había alcanzado, lo extraño es que no quiso que llamara al doctor Khrauss y fue Jonathan, el que se encargó de curarlo y vendarlo.

—Ningún cazador ni bala perdida —le dije indignada—. Fue Gastón el que lo hirió, me dijo que un tipo encapuchado se había acercado al cuerpo de Loui tratando de buscar algo y cuando se disponía a darle el tiro de gracia, entonces Gastón reaccionó a tiempo disparándole y evitando que matara a Loui.

Diciendo esto, las lágrimas comenzaron a rodar de nuevo por mis mejillas, de no haber sido por Dios y por la oportuna intervención de Gastón, el duque lo hubiera rematado y mi vida se hubiera acabado definitivamente;

—Gracias a Dios no pasó nada más —dijo Randolph mientras tomaba mis manos para darme aliento—. No se preocupe yo personalmente iré ahora a traer a la señorita Regina, me iré inmediatamente y aprovecharé traer algunas cosas de su alteza.

—Y otra cosa, que no se entere la institutriz. Esa mujer me da mucha desconfianza.

—¿Juliana?

—Sí, ella. Evite que Regina le mencione algo a esa mujer.

—Pero la señorita Regina no sale sola sin ella, será muy difícil entonces.

—La ventaja que tiene es que no duermen juntas. Dígale a Regina lo que sea, pero tiene que venir sola.

—Veré cómo lo hago, no se preocupe.

—Randolph, antes de que se vaya quisiera que me dijera, ¿Qué fue exactamente lo que sucedió ayer en el castillo?

—Cuando su alteza llegó, su excelencia estaba en su despacho bien instalado en su escritorio, por lo que decidió enfrentarlo de una vez. Sé que Gastón lo acompañaba, pero los asuntos “reales” no serían tratados en unos cuantos minutos y yo mismo salí a decirle que mejor lo esperara en el camino al pueblo. Estuvieron mucho tiempo encerrados, no sé que tanto discutieron pero sé que ambos se exaltaron, cuando su alteza salió furioso del despacho dejando a su excelencia hablando solo, me dijo que al haberle reclamado por su desaparición se enojó aún más, porque prácticamente lo acusó directamente de haberle hecho algo y otra cosa que enfureció a su excelencia, fue que el príncipe le dijo que jamás abdicaría en su favor porque nada le impediría convertirse en rey, así que era mejor que ya no siguiera insistiendo y perdiendo su tiempo haciendo planes y que mejor se fuera de Bórdovar para siempre. Yo mismo despedí a su alteza y lo vi alejarse en su caballo, después no sé qué pasó hasta que Gastón llegó a avisarme.

—Y por eso usted llegó muy preocupado, porque él es el príncipe usted lo lloró, yo sabía que su actitud era muy extraña. Randolph, no oculte sus sentimientos la próxima vez y no se avergüence de su sentir. Volviendo a la pregunta, lo que pasó fue que él provocó al duque y éste, al verlo determinado y decidido seguramente vio que sus planes se vendrían abajo y por eso decidió también tomarle la palabra y hacer las cosas personalmente, ésta vez.

—¿Qué quiere decir?

—Es obvio, está muy claro. Si él le dijo que nada le impediría ser rey, el duque sabía que sólo había una manera de hacer sus planes realidad, matándolo y hacer parecer todo como un asalto a algo así. Gastón dice que escuchó un disparo y lo vio caer del caballo, fue un atentado en su contra, lo emboscó y no estoy equivocada. El mismo duque se encargó de hacer todo personalmente y la herida de su brazo fue Gastón el que se la hizo.

—Todo lo que dice tiene sentido —dijo muy serio y pensativo—. Tal vez el rato que su alteza estuvo conmigo, le dio a este hombre el tiempo necesario para prepararse y tomar ventaja.

—¿El duque sabe que usted no está en el castillo?

—Jonathan es el único que sabe que salí con Gertrudis, pero no sabe nada de esto. Le dije que Gertrudis había pedido un permiso para ver a sus parientes, ya que usted no estaba y que yo mismo la llevaría al puerto para darle algunas instrucciones.

—Bien, entre menos sepan las cosas mejor. Ahora sí, váyase a traer a Regina pero que nadie se entere y hágale ver que tiene que guardar el secreto de mi escondite.

—Veré cómo me las ingenio, la baronesa no conoce las intenciones de su padre y mucho menos las cosas de las que es capaz de hacer. Regresaré con ella lo más rápido posible y le diré a Gastón que de una vez vaya por el analista, para que ya esté todo preparado.

—Regrese lo más rápido posible.

—Lo haré —dijo mientras se despedía—. Y señorita… gracias de nuevo por estar aquí con él.

No tenía nada que agradecer, lo que estaba haciendo lo hacía con gusto, no porque él fuera el príncipe y señor de todo lo que me rodeaba, no porque a pesar de todo me había hecho muy feliz a su modo, sino porque a pesar de seguir confundida con su doble personalidad, de lo único que estaba segura era que el hombre que estaba en esa cama era lo que yo más amaba, sea quien sea, él era el amor de mi vida y eso no lo podía cambiar. Cuando regresé a la habitación él todavía seguía tranquilo, el haber reaccionado y ver que estaba con él le dio alguna sensación de paz que se podía notar en su semblante de sueño tranquilo, lo cual lo hacía verse muy apuesto aún en su condición. Me senté en el sofá y me dispuse a seguir leyendo su diario, quería perderme de nuevo en sus palabras y tratar de sentir, lo que él sintió al escribir.

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo III

Un diario personal

Primera Parte

“Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escribí y realmente ya no sé si pueda hacerlo. He pasado por muchas cosas en los últimos años y regresé a Bórdovar poco antes de la muerte de mi padre, para ya no volver a irme. Aunque esté en casa, estoy tan solo y tan vacío que siento que la vida ya no tiene sentido para mí. Los recuerdos me envuelven, lo que me hace sentir muy triste y quisiera irme lejos y dejar todo, pero ahora soy la máxima autoridad y todos esperan que cumpla con mi deber, pero no tengo el deseo de hacerlo. Mi tiempo para convertirme en rey tiene un límite y uno de los requisitos más que el otro no me hace ninguna gracia, no deseo casarme, no puedo casarme, no puedo amar y no merezco que me amen, no soy lo que creen y no sé qué decisión tomar. A Randolph se le ha ocurrido la idea de mandar a traer a una tutora especializada en artes, para que según él, pueda ayudarme a volver a ser el mismo de antes y a recordarme cosas que he preferido olvidar, pero eso no es todo. No sé porqué me dejé convencer, pero ya es tarde para retractarme y esta persona llegará en cualquier momento, sólo espero no haberme equivocado, sólo espero no arrepentirme.

I.

“Ya llegó y me siento un poco nervioso, creo que escuchar las “Trois Gymnopédies” de Satie, especialmente la primera está agudizando más mi estado de ánimo, estoy a la expectativa y he preferido no conocerla personalmente por ahora, ya que es una mujer joven y bien parecida según Randolph y él mismo siguiendo mis órdenes, se encargará de mostrarle las instalaciones del castillo. Sólo espero, que no sea como las típicas mujeres vanidosas que todo se les sube a la cabeza y desean tener todo a sus pies. No sé porqué permití que Randolph me convenciera de esto, pensándolo bien, no deseo tener ningún contacto femenino que interrumpa mi tranquilidad, suficientes mujeres he visto en el mundo y la mayoría son iguales, si ellas creen que los hombres buscamos una sola cosa, ellas las quieren todas. No sé que podría tener ésta de especial, espero que sea diferente y no se convierta en un verdadero dolor de cabeza. La seguiré de cerca, sin que se dé cuenta”

“Randolph la ha recibido como buen anfitrión y le ha mostrado todo, también le ha hecho sentir y saber lo que debe y no debe hacer. No es raro que se sienta fascinada con todo lo que ha visto, pero sí demuestra tener un disimulado entusiasmo y disposición que me impactó, no le importa cambiar sus costumbres por las nuestras para adaptarse, sólo espero que de verdad lo soporte. No creo que aguante mucho tiempo y si me muestro rebelde, no tardará en irse por donde vino, he decidido esperar a que se adapte”

“Se llama Constanza Norman, lo que Randolph me había dicho sobre ella y al describirla, despertaron en mí una curiosidad y como ya la había instalado en la habitación que le indiqué, no me fue difícil ir a cerciorarme por mí mismo lo que decía. Su habitación tiene un pasadizo que conecta con la mía, pero ella no lo sabrá y me servirá para verla más de cerca. Esperaba verla feliz, hablando sola y haciendo planes en el aire debido a su entusiasmo, pero mi sorpresa fue verla llorar, no sé si será la melancolía pero sus lágrimas rodaban por sus mejillas en silencio. Al estar sola con personas desconocidas, lejos de todo lo que conoce y está acostumbrada, no la hará sentirse bien. Eso yo también lo he sentido. Regresé a mi habitación y le di instrucciones a Randolph para hacerla sentir bien, no puedo describir lo que sentí pero mi cuerpo reaccionó de una manera extraña cuando la vi, sentí un ligero estremecimiento y un palpitar diferente en mi corazón, mis ojos se clavaron en ella y aún en la oscuridad de su habitación, la claridad de la ventana me mostró su silueta y la tristeza que la embargaba, no me fue difícil comprender su estado. Al estar sola no pudo ocultar sus sentimientos y aún en su tristeza, me pareció una mujer interesante y no como las demás, pero aún así voy a tentar y dejaré que sea el destino el que decida que juego jugaremos”

       II.

Lo estuve pensando y necesitaba saber cómo era su manera de ser, si era agresiva, dominante o sumisa, si era conforme u obstinada, si era tranquila o curiosa e impaciente, si era valiente o cobarde, si era fuerte o débil y la manera de saberlo era haciéndole creer que la recibiría para darle la bienvenida, le dije a Randolph que la citara en mi despacho antes del almuerzo, sé que se pondrá muy nerviosa y no sabrá que hacer pero también sé que se molestará por el desplante”

“Como lo imaginé el desplante la enojó, siente que jugué con ella y está indignada, cree que no me interesa conocerla y estoy seguro que no se quedará con los brazos cruzados. Cuando la observé en la biblioteca antes de su “encuentro conmigo” quiso escuchar música y vi su expresión cuando no pudo complacerse, se limitó a leer pero no podía ocultar su incomodidad, no sé si por no haber escuchado lo que quería o por las tragedias de Shakespeare que se notaba ansiosa. El sexto sentido de las mujeres no deja de sorprenderme, mientras intentaba concentrarse en la lectura de vez en cuando de reojo miraba hacía el observatorio, no sé si era por curiosidad o por sentirse observada. Estaba seguro que por la noche cuando todos estuvieran dormidos ella vendría al observatorio, muchas veces cuando a las mujeres se les da instrucciones específicas de lo que “NO” deben hacer, es exactamente lo que hacen, esta vez estaba seguro que la psicología inversa daría resultado y yo la estaría esperando. Estuvo en el jardín y ahora que la luz del día la acariciaba puedo ver y darme cuenta lo bonita que es, me está gustando verla seria, pidió salir a cabalgar y me sorprendió mucho, creí que no le gustaban los animales, una citadina no es para este ambiente pero ¡Dios! Es toda una amazona también, domina al caballo con seguridad y ella misma parece tener un espíritu indomable, creo que la subestimé, es una mujer de temple no una muñeca de porcelana, estoy seguro que una noche la conoceré”

“Ha pasado una semana y me sorprende la fortaleza que ha tenido para no ir al observatorio, toda la semana he estado esperando que llegue pero no lo ha hecho, algunas noches la he visto en la cama escribiendo muy concentrada quien sabe qué en su portátil y escuchando piezas clásicas que la inspiran. Está luchando contra el aburrimiento. Durante el día, la he visto en el jardín con su mente Dios sabe a dónde, la he observado en la biblioteca y no había conocido a nadie que se devorara los libros como ella, encuentra fascinante la lectura yo jamás sentí en años de estudio el amor que ella siente por los libros en unas horas, ya hubiera deseado conocerla antes y en otras circunstancias me hubiera hecho amar los libros y mis estudios hubieran sido más gratos. La he seguido a distancia en sus paseos a caballo, realmente le encanta la naturaleza y pareciera que ella y el caballo fueran uno solo por su dominio y seguridad, ¡Dios! No sé cuánto tiempo pasará para que pueda conocerla, realmente ahora deseo hacerlo.”

“¡A vaya! Creo que el aburrimiento ya está haciendo su efecto y está floreciendo su agresividad, se atrevió a llamarme “niño terco y malcriado que necesitaba unas nalgadas” voy a pasar por alto su falta de respeto hacia mí, obviamente no es sumisa ni se deja dominar, creo que accederé a verla ya que “exige” una respuesta para mañana o amenaza con irse y para ser sincero en esta semana me acostumbré a verla en su rutina y no deseo que se vaya. Me encanta observar cómo juega haciendo ondas en su cabello entrelazando sus dedos, deseo conocerla es sólo que no me siento preparado todavía y necesito hacerlo con toda la libertad de una persona normal, sé que está molesta, ni siquiera come en el comedor sino que se ha encaprichado a hacerlo en su habitación, realmente su terquedad y obstinación así como su perseverancia me están quebrando la cabeza. Por lo pronto seguiré esperándola en el observatorio, estoy seguro que una noche irá”

III.

“Como lo predije al fin fue al observatorio, no podía resistir sus ansias es muy curiosa y determinante pero al verla a la luz de la luna sentí algo extraño y comencé a ponerme nervioso, tenía que pensar en algo, no podía ser débil ante ella. La observaba detenidamente en cada movimiento quería ver todo lo que había allí y al parecer la pintura de mi madre parece haberle gustado mucho porque por un instante perdió su mirada en el cuadro, pero algo más la interrumpió y su presencia había hecho que yo también lo olvidara. Boris mi perro, al ver que era una extraña estaba listo para atacarla y no se me ocurrió otra cosa, más que sujetarla por la espalda sin que pudiera verme y para evitar un escándalo de su parte tuve que tapar su boca, pero en el forcejeo y luchando para dominar su fuerza, Boris se levantó para atacarla así que tuve que fingir la voz para asustarlo y que se quedara quieto. Ella no se quedaba tranquila, así que la sujete con más fuerza pidiéndole que no gritara para poder soltar su boca, traté de hacerla sentir una presencia amenazadora pero al tocar su cuello y oler su aroma, empecé a sentir cosas que no había sentido. Lo que no contaba era que con el susto que le hice pasar y el sujetarla con fuerza hizo que se desmayara, se me había pasado la mano, esto no era una broma no quería que las cosas se dieran así, sin querer había pagado el precio de su curiosidad, no era lo que había planeado. Por un momento la observé estando en mis brazos, la oscuridad de la noche y la luz de la luna me hacían verla hermosa, por lo que como hombre tuve que resistir su encanto y la tentación que representaba porque sólo Dios sabe lo que sentí en ese momento y comencé a sentir satisfacción. Hice que Boris sintiera su aroma y sintiera confianza para que la reconociera y no la atacara una próxima vez. La llevé a su habitación y al colocarla en la cama me quemaba el deseo de quedarme allí con ella, deseaba perder mi mente observándola toda la noche, sentí el deseo de acariciar ese rostro que comenzaba a quitarme y llevarse mi voluntad, sus labios me tentaban y su cuerpo… no sé que me estaba pasando pero mejor salí de la habitación inmediatamente, me sentía confundido, pero a la vez muy feliz, uno de los problemas comenzaba a resolverse. Es caprichosa, fuerte y soberbia, el haberla tenido en mis brazos me hizo sentir emociones que no me había permitido sentir, comenzaba a despertar de un profundo sueño y lo agradecía mucho. Mi piel se estremeció y mi mente se nubló al sentir el perfume de su cuello, le hice creer que podía matarla de la furia por haber desobedecido una orden pero creo que es su encanto, el que me va matar a mí porque por primera vez he deseado tener una mujer.”

“Cómo lo supuse se me había pasado la mano con ella, demostró una fuerza indomable anoche cuando forcejeamos pero también es frágil y delicada como una rosa y el resultado está saltando a la vista, espero no haberle hecho mucho daño. Randolph  tuvo que llamar a mi médico personal porque mi fuerza le provocó unos moretones y un intenso dolor en la espalda, nunca me había sentido mal por alguien, ella no estaba exagerando sus malestares, el que exageró en el forcejeo fui yo. De verdad se sentía mal y yo estaba preocupado, para evitar habladurías decidimos inventar con Randolph  que se había caído de las escaleras de la biblioteca, es mejor que la crean sonámbula o algo así. Nadie debe de saber que desobedeció una orden y que se libró de un castigo, tampoco nadie debe de saber que fui yo el causante de sus moretones, no le conviene ni a ella ni a mí.

“Le había dado órdenes a Randolph de complacerla en todo lo que quisiera, deseaba yo mismo personalmente consentirla mientras se recuperaba pero no podía hacerlo, después de lo que pasó seguramente está muy asustada y no querrá saber nada de mí y ésta, es la única manera que encontré para compensarla por lo que pasó. Desea ir al pueblo y conocerlo, me da gusto que demuestre ese interés, significa que a pesar de todo si pretende quedarse y seguir adelante, en cuanto se sienta mejor dejaré que haga todo lo que desee, por los momentos no dejaré de observarla”

IV.

“Es fuerte y se recupera rápidamente, no ha querido perder el tiempo y ha deseado conocer todo el castillo, se ha mezclado con la servidumbre para conocerlos y les ha agradecido las atenciones, no es orgullosa y trata a todos por igual, sabe ganarse el cariño de las personas y yo mismo he sentido que no es difícil hacerlo y sentir algo por ella, siente fascinación por todo lo que ha visto y no me refiero a los objetos valiosos y antiguos, ni al oro, ni a la plata, ni al bronce, ni a nada material, sino a lo que la inspira y la hace sentir bien y viva, a la naturaleza, al aire libre, a los animales. Randolph dice que le ha encantado la granja, el zoológico y las caballerizas la han cautivado, estuvo acariciando a su yegua y a mi caballo el que dijo que era igual al de Alejandro Magno, me pregunto si por su mente cruzó la idea de compararme con él”

“El tiempo de su recuperación ya pasó y el médico le ha dado de alta, por lo que ya solicitó ir al pueblo inmediatamente. La seguí de cerca en cada paso y es increíble ver su fascinación por todo lo que le gusta, su entusiasmo y alegría contagia, se mezcla con la gente como si fuera una más como ellos y habla con todos como si los conociera desde hace mucho tiempo, tiene una luz propia que la hace brillar y un carisma para ganárselos a todos en un momento. Abraza a los niños como si fueran suyos y los acaricia con una ternura maternal que me sorprende, no pude evitar sentir tristeza cuando escuché a las personas hablar sobre mi madre, era una mujer excepcional a la que aún recuerdan con cariño lo que me hizo pensar que tal vez ella… no, creo que sería mucho pedir y no es justo que quiera compararla a la imagen de mi madre, lo que sí sé es que tal vez sea ella lo que necesito, no puedo dejar de reconocerlo brilla con luz propia y puede ser que sea el sol que dé luz y calor a mi vida y a la vida de todos aquí”

“Regresé al castillo antes que ella y Randolph la había citado al llegar en la biblioteca. Estaba ansioso por escuchar su opinión acerca de todo y a medida que la escuchaba hablar, me daba cuenta por el sonido de su voz que se había enamorado de todo lo que había conocido. Randolph quería saber si las personas todavía sentían afecto por mí y que mejor manera para mí que escucharlo de su labios. Me sorprendió mucho escucharla citar a Maquiavelo, ya que en los últimos años ese libro me ha obsesionado y espero más adelante, que podamos compartir opiniones ya que dijo no estar de acuerdo en algunas cosas. Debo reconocerlo, creo que tenemos muchas cosas en común y eso me agrada, su interés por mí me impactó aún más, quería saberlo todo, Randolph tenía instrucciones sobre eso y aunque recordé todo lo que deseaba olvidar, el saber que ella se interesa en ayudarme me hizo sentir bien, pero ahora tendría que probar su paciencia y hasta donde podría llegar. Es una mujer inteligente que pudo leer mi mente y avivar la idea que una vez tuve, salir disfrazado para conocer e interactuar con mi pueblo, ella ha sido el impulso que necesitaba”

V.

“Esta mañana quiso desayunar en el jardín y realmente verla entre las flores, era para mí como una escultura adornado el panorama, ha pedido verme, desea conocerme y hablar conmigo, es muy valiente y determinada, esta mujer verdaderamente está comenzando a gustarme y mucho, pero si quiere verme la complaceré a mi manera. Randolph ya tiene mis instrucciones”

“Como quedamos la llevó a mi despacho después de la cena, Randolph ya me había advertido que no tentara ni jugara con fuego pero como dije, quería saber cómo jugaría con nosotros el destino. El ambiente era propicio, la luz muy tenue y unas cuantas velas, la chimenea a punto de apagarse y yo de espaldas a ella sentado en el sillón de mi padre, no podía acercarse a mí por lo tanto nunca me vería. Fingí la voz de nuevo y contestó mis preguntas, me gustó conocer su opinión sobre todo, es inteligente y determinada dice las cosas con firmeza sin titubear, dice lo que piensa y eso me gusta, sabía que al decirle que no me interesaban sus clases la haría enojar y sentirse mal, aún así siguió hablando de más y al hacerle creer que me había enfurecido conseguí asustarla de nuevo. Me dolió decirle que se fuera y realmente esperaba que no me tomara la palabra y se atreviera a desafiarme, creo que ésta vez tampoco me medí con mi actitud, pero sus labios me dijeron todo lo que pensaba y tenía que reconocer que estaba en lo correcto. Es muy valiente, no le importa recibir un castigo por decir la verdad, es admirable, pero esta vez sé que la hice llorar.”

“Estaba seguro, me pasé de la raya e hice todo mal, la vi en su habitación llorando por mi culpa y me detesto por eso, no ha sido broma pero mi juego llegó al límite, deseaba consolarla en mis brazos pero seguramente ella ya me detesta y desea irse. Le he hecho daño y es la segunda vez, no puedo darme a conocer así, como príncipe puede odiarme pero como otra persona si seré capaz de acercarme a ella y hacer que las cosas sean diferentes”

VI.

“Me reuní con Randolph para planear lo que sería mi nueva vida y mi nueva identidad, sabíamos que estaría muy asustada esperando ser castigada así que para tranquilizarla y evitar que se fuera lo mejor fue hacerle creer que el príncipe se había ido de viaje, eso le dará tiempo para sentirse mejor y me dará el tiempo a mí para conocerla de otra manera, tendremos la libertad para hacer lo que queramos y para salir a donde sea por lo que ya no es necesario que salga acompañada. Opté por llamarme Loui, era como mi madre solía decirme, sólo de su boca escuché ese nombre y deseaba escucharlo ahora, en los labios de ella.”

“Parece que se tranquilizó un poco pero si me sorprende su imaginación, estaba segura que temprano recibiría su castigo y que sería encerrada en un calabozo, el hecho de que este lugar sea diferente al resto del mundo no significa que estamos en la edad media, creo que los libros le han alimentado demasiado la imaginación y eso me asusta un poco. Mientras planeaba lo que tenía que hacer, la veía estar en la terraza leyendo en la tranquilidad de la tarde, sentía el deseo de ir a buscarla pero tenía que ser fuerte, tenía que pensar fríamente lo que tenía que hacer. Por lo pronto ya está lista para querer salir, mañana irá al pueblo y ese será el lugar donde nos encontraremos. Mañana finalmente, nos conoceremos cara a cara.”

VII.

“Ya está lista para ir al pueblo, se ha vestido muy sencilla para no llamar la atención pero aún así se ve hermosa. El vestido que escogió le queda muy pero muy bien y define perfectamente las curvas de su cuerpo, sus hombros al descubierto, el escote de sus deseables pechos, lo ceñido de su cintura y el ritmo de sus caderas van a volverme loco. Se ha puesto un pañuelo adornando su cabeza que, junto a las ondas de su cabello negro cayendo y adornado su cara y la silueta de su figura al moverse, la hacían ver como una seductora gitana capaz de hechizar a cualquiera. Voy a moverme rápido, estando sola en el pueblo ella tendrá más libertad y podría conocer a alguien más o alguien más podría enamorarse de ella y no permitiré que nadie me estorbe. La seguiré muy de cerca en cada movimiento y me presentaré en el momento preciso, llevo uno de mis libros favoritos y al aparecer casualmente ante ella meditando en mi lectura, haré llamar su atención, estoy listo y debo de aprovechar la oportunidad.”

“El encuentro casual dio resultado y la idea de llevar un libro fue muy buena, tal vez no fue la mejor manera de conocerla pero lo logré. ¡Al fin la he conocido! El haber parecido todo un accidente o una casualidad por ir distraído con la lectura, fue una buena idea y hubiera deseado haberla tenido en mis brazos más tiempo. Mi cuerpo se estremeció al tocarla y sentirla tan cerca, es una mujer fascinante que llamó mi atención al haber observado el libro que llevaba, lo cual no pasó desapercibido para ella. Me encantó escucharla hablar y el sonido de su voz, es muy espontánea y dice lo que siente y ahora que somos amigos, no dejaré que se aparte de mí. Me encantó observarla usando su abanico, lo sujeta con gracia y yo, deseaba ser esa suave y refrescante brisa que acariciaba su rostro. Por primera vez, he disfrutado una tarde en muy buena compañía, a pesar de no conocer al príncipe lo ha defendido y eso, habla muy bien de ella. Mañana volveré a verla porque me comprometí a mostrarle todo como su guía, poco a poco las cosas tomarán su curso y poco a poco nos conoceremos. Su entusiasmo y excitación por haber conocido el pueblo me ha contagiado y una parte de ella está conmigo ahora, el pañuelo que andaba puesto se le cayó cuando rodamos y sin que se diera cuenta, lo recogí y lo guardé en mi chaqueta, ahora el dulce aroma de su esencia me hará compañía por las noches.”

VIII.

“Para nuestro primer paseo, la había citado en el gran roble junto al arroyo, allí la esperaba con los caballos listos y al verla llegar, tuve que contener la emoción que sentía y decidí sorprenderla lo cual después no me pareció buena idea, es muy nerviosa y se asusta con facilidad, sólo espero que su corazón sea sano y fuerte. La llevé a uno de mis lugares favoritos, a un bosque escondido en donde pudo deleitar sus ojos con la belleza natural del paisaje, me encanta ver la expresión que le produce la naturaleza, realmente disfruta el contemplar lo que le rodea. Cuando la sujeté en mis brazos para que no cayera al bajar del caballo, tuve que controlar mi deseo por besarla, sus labios son incitantes y representan para mí una deliciosa, jugosa y dulce fruta pero prohibida. La extrema cercanía entre ambos me excitó y eso me hace muy feliz, creí que no podría sentir estas deliciosas sensaciones que comienzan a quemarme, mi cuerpo responde a ella y ya siento pertenecerle, sin duda me ha hecho sentirme vivo y hombre de nuevo. Sentí que su aroma me iba a volver loco y perdería los sentidos, su manera de ser, sus ojos, su mirada juguetona y hechizante está llevándome a ser cautivo de su encanto. No había conocido a alguien como ella, le encantó escuchar un poco sobre la historia de Bórdovar y sé, que nuestra conversación no hubiera tenido fin pues deseaba saber más. Me encantó hablar con alguien que escucha atentamente y con interés, al final le propuse un brindis por nuestra amistad que comenzaba, pero en realidad yo brindaba porque en poco tiempo llegara a ser algo más. Aunque trataba de disimularlo y olvidar su problema con el príncipe, era evidente que estaba presente en su mente por más que intentara distraerse y eso, me hace sentir culpable de no poder hacer que disfrutara completamente los paseos. Yo mismo tengo la culpa de todo y eso me molesta mucho, no sé lo que me pasa, pero comienzo a sentir celos de mí mismo cuando está conmigo y el príncipe viene a su cabeza. Espero que mi deseo por ahora se haga realidad, ya que estoy muriéndome por estar más cerca de ella”

“Cuando llegó, Randolph la citó en la biblioteca para saber cómo se había sentido este tiempo, al escucharla hablar, el sonido de su voz me hizo darme cuenta que no le soy indiferente y ha nacido un sentimiento especial en ella, algo nuevo que tampoco era extraño para mí, si ambos comenzamos a sentir lo mismo no seremos indiferentes a los sentimientos que puedan surgir más adelante. Se escucha ilusionada y espero estar en sus sueños como ella ahora está en los míos, mañana será otro día y una nueva experiencia, mañana saldré de una duda y comprobaré algo, mañana conoceré lo que ella siente hacia mí.”

 

 

 

 

 

Capítulo IV

La hora de la verdad

Primera  Parte

No cabe duda que perdí mi mente al leer su diario y también la noción del tiempo en el que estaba porque a través de él, volví por un momento al pasado. Gertrudis me hizo volver al presente cuando entró a decirme que Randolph ya había llegado con la señorita Regina y que también, había aprovechado para traerle al príncipe el equipaje necesario por lo que me emocioné mucho y bajé a recibirlos. Tanto el médico como el analista ya estaban listos para actuar;

Gracias por haber venido Regina. —Le dije abrazándola.

—Constanza, que bueno que estás bien. —Correspondió mi abrazo—. Me sentí asustada y triste al saber lo de tu desaparición.

—Es una larga historia que te contaremos después, pero te agradezco infinitamente que estés aquí.

—No es nada, aunque estoy un poco nerviosa por haber salido así del castillo, no estoy acostumbrada a salir sin Juliana y menos sola con un caballero, pero Randolph me explicó tu petición y por ser una emergencia lo acepté, sólo espero que mi papá no se dé cuenta porque me mataría. Randolph ya me contó lo sucedido a tu novio y lo siento mucho, tus ojos están muy tristes, se ve que has llorado mucho, pero ya estoy aquí para ayudar y si mi sangre extrañamente le puede servir pues comencemos.

—Gracias, gracias. —Le dije abrazándola de nuevo.

Inmediatamente procedieron a hacer la prueba y en efecto tenían el mismo tipo de sangre. Regina iba a ser la donante que él necesitaba, la transfusión se hizo sin problemas y ahora había que esperar la recuperación del príncipe paulatinamente. Cuando todo terminó, llevaron a Regina a descansar un poco a mi habitación para que recuperara fuerzas, no podían regresar de madrugada al castillo y por lo menos esperarían a que amaneciera un poco, por lo que Randolph y yo aprovechamos para hablar con ella;

—Señorita Regina —dijo Randolph—, hay algo muy importante que debe de saber y esperamos contar con su colaboración y discreción.

—¿De qué se trata? —Preguntó asustada mientras acomodaba las almohadas.

—Es algo muy delicado —contesté—. Por favor tómalo con calma y escucha atentamente.

—¿Me están asustando? ¿Qué sucede?

—Señorita Regina —continuó Randolph—, necesitamos que guarde el secreto del paradero de la señorita Constanza, nadie debe saber que está aquí.

—¿Pero porqué? Todos la buscan y la creen muerta.

—Es necesario que crean eso. —Le dije—. Mi vida de verdad corre peligro.

—¿Pero tú sabes quién te quiere hacer daño? —Me preguntó.

—Sólo unas cuantas personas lo saben. —Le contestó Randolph.

—Sigo sin entender. —Insistió—. ¿De quién te escondes? o mejor dicho ¿Qué has hecho para que alguien te odie tanto y llegar al extremo de quererte matar?

—La señorita Constanza no ha hecho nada. —Le contestó Randolph—. Y es difícil de explicar, pero si hay una persona que odia a la señorita y yo he sido testigo de eso. Es la misma persona que atentó contra ella cuando se cayó del caballo y es la misma persona, la responsable de su desaparición.

—¿Me están asustando? —Su expresión lo notaba—. ¿Es alguien que conozco y por eso no quieren decírmelo? Es mejor que me lo digan, así yo también tendré cuidado.

—Regina —dije tomando sus manos—, primero promete que no dirás ni una sola palabra a nadie y que guardarás el secreto de mi escondite.

—Está bien se los prometo, pero ahora díganme ¿Lo conozco? ¿Es alguien muy cercano? ¿Está en el castillo?

—Sí, sí, y sí. —Le contestó Randolph—. Tiene que ser fuerte señorita, esa persona es nada menos que el duque Rodolfo, su padre.

—¿Qué? —Estaba muy sorprendida—. No, no, no lo creo, no puede ser.

—Así es —dije—. Esa es la verdad.

—Señorita Regina tómelo con calma. —Randolph la miraba seriamente—. Lo que le hemos dicho es la verdad.

—Pero ¿Por qué? —Insistió— ¿Por qué te odia tanto? No te conoce no, no lo creo, es cierto que no es alguien afectuoso y que tiene muy mal carácter pero no, no es un criminal...

—Regina cálmate. —Le dije sentándome a su lado y abrazándola—. Tú misma sabes cómo es y tú misma, no lo conoces bien a pesar que es tu padre.

—Pero, pero…

—Señorita Regina —dijo Randolph—, lo que ha escuchado es la verdad y ahora que lo sabe, la vida de la señorita Constanza y… la de su novio están en sus manos.

—¿Qué quiere decir? —Preguntó más asustada—. ¿Que mi padre también fue el que hirió al joven?

—Así es —contesté—. No tenemos claro cómo sucedieron las cosas, ni tampoco testigos y pruebas, sólo sabemos que él lo hizo pero por favor Regina tienes que ser fuerte y saber disimular y callar lo que ahora sabes.

—¿Entonces el roce de la bala en su brazo…?

—No fue la bala perdida de un cazador como lo hizo creer. —Le dijo Randolph—. Su herida fue provocada en respuesta a lo que había hecho, fue en defensa propia. Gastón hirió a la persona que iba a rematar al novio de la señorita y por eso creemos que se trata de él mismo.

—¿Se dan cuenta que sus acusaciones son muy serias? —Insistía evitando llorar—. Y si todo llegara a ser… si no fuera cierto, ¿Se dan cuenta en el problema en que se meterían al acusar y levantar falsos contra un miembro de la familia real?

—Lo sabemos muy bien. —Le contestó Randolph—. Sólo que no son falsos, las cosas caerán por su propio peso, ya lo verá usted.

—¿Cómo puede mi padre ser capaz de hacer todo lo que han dicho? Me es difícil creerlo pero hay algo que es cierto, no lo conozco y no me arriesgaré. Haré lo que me han pedido, no sé cómo pero lo haré, es extraño pero en el fondo siento que puede ser cierto.

—Yo sé que es doloroso para ti, pero tenías que saberlo y como dice Randolph mi vida y la de… mi novio dependen de ti, por favor no le menciones nada de esto a nadie ni siquiera a tu institutriz.

—No te preocupes, no sé porqué pero siento que tienes razón. Ahora que lo pienso el día del incidente con papá cuando intentó golpearnos, después que Jonathan te sacó de mi habitación y Randolph salió también, él se acercó sutilmente a Juliana y le susurró algo en el oído, después él salió de mi habitación y al poco rato ella salió también.

—¿En serio?

—¿No estarás pensando que…?

—Es muy sospechoso —dijo Randolph pensativo—, y qué bueno que lo menciona, pero aún así no tenemos pruebas de una complicidad entre ellos.

—¿Y el duque llama a Juliana para entrevistarse muy a menudo? —Insistí.

—Es natural —contestó Regina—, ella siempre está pendiente de mí y tiene que darle a papá una especie de… “informe” sobre mí.

—¿Un informe? ¿No te sientes vigilada?

—Siempre ha sido así, es por eso que debo de comportarme siempre correctamente y con propiedad.

—Pero eso no está bien. —Le dije—. ¿Cómo es posible que él quiera saber las cosas a través de los ojos de ella? ¿Confía más en esa mujer que en ti que eres su propia hija?

—Así han sido las cosas desde que tengo memoria —dijo con tristeza bajando la cabeza.

Randolph y yo nos miramos con asombro y no pude evitar sentir pena por ella, toda su vida ha estado en una jaula de oro;

—Como sea —continué—, es mejor que a ella no le digas nada y también es mejor que tu padre nos crea muertos, al menos hasta encontrar la manera de hacer las cosas. Por lo pronto trata de descansar un poco, se irán antes del amanecer para que puedan entrar al castillo sin ser vistos.

—Lo veo imposible pero espero que sí, escuché a papá decirle a Jonathan que lo acompañara a cabalgar y a cazar muy temprano.

—Entonces tendremos que buscar otro camino —dijo Randolph—. Tendremos que rodear y para eso nos tendremos que ir a caballo, será más seguro y solitario para evitar ser vistos. Duerma un poco señorita Regina, yo sé que el fondo usted es muy fuerte.

—Gracias a ambos por creer y confiar en mí, Constanza ¿Puedes quedarte un momento más?

—Sí, claro. —Le contesté mientras Randolph salía.

—Quise que te quedaras porque quiero contarte algo. —Continuó cuando nos quedamos solas—. Este tiempo que no has estado Jonathan no se ha sentido bien, sé que está enamorado de ti y sé que sufre por eso, pero como tú tienes tu novio y sé que lo amas mucho, por eso me atreví a seguir un poco tus consejos con mucha discreción.

—¿Qué quieres decir?

—He tratado de ser menos tímida y he tomado la iniciativa de acercarme a él a escondidas de papá claro, pero… debo de confesarte que desde la primera vez que lo vi me sentí atraída por él pero es algo imposible, creo que nunca… podremos llegar a algo.

—Regina me da mucho gusto que te sientas atraída por Jonathan, es un hombre muy atractivo y especial, atrévete a conquistarlo.

—Constanza no es fácil. —Se reclinó en el respaldar de la cama suspirando. Lo conozco desde hace casi siete años y aunque nos hemos tratado unas cuantas veces, él no me ve como yo lo veo a él, creo que no le atraigo en lo más mínimo.

—Pero tú eres muy bonita, tu piel es blanca, tu cabello rubio y tus ojos azules. ¿Será que le tiene miedo al duque?

Puede ser, pero… es un gran abismo el que nos separa, él es una persona normal sin rango ni posición y yo estoy obligada a casarme con un noble, puedo decirte que esto de pertenecer a una familia real no es la gran cosa, hay muchas cosas que no puedes hacer libremente.

Bajó la mirada y abrazó una de las almohadas suspirando resignada;

—Fui educada para convertirme en la esposa de Ludwig. —continuó—. Aunque mi corazón le pertenezca a otro.

Tragué en seco y mordí mi labio, pensar que todos se dieran cuenta que mi Loui y el príncipe eran la misma persona me asustaba mucho, aunque Regina estuviera enamorada de Jonathan, si sabía que me había burlado de nuestra amistad, no iba a perdonármelo. Suspiré también;

—Regina si estás enamorada de Jonathan entonces lucha por él. —Traté de alentarla—. No permitas que tontos prejuicios sociales los separen, el amor no entiende de eso, sólo se siente y se vive con intensidad, tú decides tu felicidad no permitas que otros decidan por ti, no serías feliz y vas a condenarte a una vida vacía y solitaria y sobre todo, no confíes mucho en Juliana. Aprende a ser más reservada en cuanto a decirle todo tu sentir a ella, recuerda que mantiene a tu padre informado y al parecer prefiere mil veces quedar bien con él que contigo, piénsalo y descansa ahora, espero que más adelante podamos seguir nuestra plática y voy a ayudarte a que conquistes a ese hombre si es tu felicidad.

—Gracias Constanza —dijo un poco más tranquila—, voy a tener en cuenta tus palabras.

Dejé que descansara y asimilara todo lo sucedido. Regresé a la habitación y el médico me dio la buena noticia de la recuperación de Loui que había sido favorable, la transfusión había sido un éxito y le había ayudado mucho. El color natural de su piel estaba regresando y la fiebre había cesado, gracias a Dios el peligro ya había pasado, ahora si podía estar un poco más tranquila. Todos se dispusieron a descansar mientras yo quise permanecer a su lado, a pesar del cansancio no quería dormir, sólo quería contemplarlo y estar despierta si llegaba a reaccionar, después de seguir con las compresas y retirar todo el sudor de su cara y cuerpo, acaricié su cabello por un momento besándolo en la frente. Lo vi detenidamente y a pesar de saber que era el príncipe, para mí seguía siendo mi Loui, mi bendita casualidad con la que había chocado en el parque y mi único amor al que estuve a punto de entregarme. A pesar de todo, yo amaba a ese hombre y no sabía cómo, pero deseaba estar a su lado toda mi vida. Al ver que estaba tranquilo y durmiendo plácidamente me senté de nuevo en el sillón, deseaba seguir leyendo un rato más y perderme de nuevo en sus palabras pero sin darme cuenta me quedé dormida también, fue un breve momento en el que todos al fin pudimos descansar tranquilamente. Antes del amanecer, Gertrudis me avisó que Randolph y Regina ya estaban listos para irse, así que bajé a despedirlos y agradecerle de nuevo a Regina su valiosa e indispensable colaboración. Se fueron a caballo como lo dijo Randolph y aprovechó para llevarse a Belladona al castillo montando Regina en ella. Cuando los observé irse, no pude evitar sentirme mal por Regina y por su situación, aunque en el fondo se hubiera enamorado de Jonathan y no deseaba un matrimonio forzado, no sabía cómo reaccionaría al saber que era a su primo, el príncipe, al que le había dado su sangre y el cual se había enamorado y me había escogido a mí. Tal vez no me perdonaría el habérselo ocultado y el no haber sido sincera con ella.

Le pedí a Gertrudis que ordenara preparar el desayuno y que me prepara un baño, afortunadamente Randolph trajo con él a dos mucamas más para que ayudaran en el aseo y la cocina. Cuando hubo aclarado el día y después del desayuno, Gastón y el doctor Khrauss se fueron, no se habían apartado del príncipe ni un por momento y los pobres estaban muy cansados y necesitaba sentirse personas de nuevo. El doctor regresaría por tarde, pero me había dado las instrucciones de qué hacer, en caso de que Loui despertara y le pidió a Gertrudis, hacer una muy buena y sustanciosa sopa de pollo con verduras, ya que era necesario hacerlo comer para que se recuperara más satisfactoriamente. Al ver su entusiasmo con la sopa, lo invité a almorzar, pero no estaba seguro de estar despierto a esa hora, realmente estaba agotado y deseaba dormir después de un buen baño por lo que declinó mi invitación, pero trataría de probarla durante la cena. Mientras todos se ocupaban de los quehaceres yo volví a su lado y al ver que seguía dormido me dispuse a seguir leyendo;

IX.

“Una bendita carta ha venido a robarnos la paz, mi tío está queriendo entrometerse en mi vida y no dice exactamente cuándo llegará, esto podría arruinar mis planes. Randolph ya tiene mis instrucciones y las personas con las que se ha reunido también, los trabajos del castillo que era para mi madre serán terminados a la brevedad posible, sé que a ella le encantará, jamás se imagino vivir en un lugar así y será sólo para ella. Aunque su construcción comenzó a finales de la década de 1,920 fue idea de mi tátara, tátara abuela a mediados del siglo XIX. Era fanática de Wagner y sus óperas, pero cometió el error de mostrarle un boceto de su castillo a un amigo y éste, lo comentó con otro arquitecto de apellido Jank que a su vez, le quitó la idea. Otro monarca se llevó la primicia obsesionándose también con Wagner y los temas medievales y la historia dice que el resultado final de la obra fue más producto de sus fantasías e influencias, que las ideas de sus mismos arquitectos y ahora, la monumental fortaleza puede apreciarse en Baviera, pero pronto un castillo similar se levantará aquí, como debió haber sido desde el principio. Las gestiones para implementar todos los planes de mi padre también se realizarán, el progreso y la tecnología llegarán pronto, Randolph tiene razón al creer que mi tío me ha seguido de cerca y ahora viene porque teme que Constanza me pueda hacer cambiar, sé que su única ambición es ser rey y quiere conseguirlo de cualquier manera pero tengo miedo que pueda hacerle algo. Hasta este momento él había estado confiado, esperando que mi plazo se venciera, pero temo que intente algo contra ella, sé que está furioso por mi rompimiento del compromiso con Regina y estoy seguro que no se quedará con los brazos cruzados. De lo único que estoy seguro es que no permitiré que le haga daño a Constanza, no sé de lo que sería capaz si llega a lastimarla”

“Tengo una sorpresa preparada para ella y estoy seguro que le va a encantar, he hecho venir a una de las mejores compañías de ballet para disfrutar una velada con ella, la cual llegará mañana por la tarde, pero por ahora tengo otros planes. En nuestro tercer encuentro quise hacer algo diferente, tal vez algo un poco más atrevido sólo espero no pasarme de la raya, pero deseo sentirla más cerca y una de las maneras es hacerla montar conmigo. Sé que se pondrá nerviosa al tenerme cerca y más cuando vea a donde la llevaré y lo que pienso hacer, necesito darme cuenta si le provoco lo mismo que ella ha provocado en mí, sólo espero poder ser fuerte, controlar este fuego que comienza a arder en mí y no hacerla sentir mal.”

Estaba asombrada, sabía perfectamente a qué castillo se refería. Definitivamente que este lugar era una caja de sorpresas pero que a algunos no le haría gracia saber. El darme cuenta que Loui o que el príncipe, había seguido cada uno de mis pasos desde el principio y que todo esto había surgido primero en él, hacía que me ruborizara y sintiera que no iba a poder resistir el verlo por la vergüenza cuando tuviéramos que hablar de todo esto cara a cara. Era algo inevitable, el saber que pronto estará bien y que tendremos que hablar para aclarar todo esto, me ponía más nerviosa todavía porque ya no sabía cómo dirigirme a él. A pesar de seguir sintiendo lo mismo, ya no sabía cómo seguiría actuando delante de él.

Segunda Parte

 

A media mañana mientras yo seguía profundamente dentro de la lectura alguien había despertado y me observaba en silencio;

—No he olvidado lo hermosa que te ves mientras lees —dijo con esa inconfundible voz que sacudía el suelo bajo mis pies.

El sonido de su voz me hizo temblar y volver a la realidad, me sentí feliz de escucharlo mejor, Loui había despertado completamente y estaba más consciente que la primera vez, aunque los nervios se apoderaron de mí corrí hacia él olvidando quién era;

—Soy un desastre —dije tomando su mano pero bajando mi mirada—. Debo de verme terrible.

—No más que yo. —Intentó sonreír con sentido del humor—. Tú siempre estás hermosa, pero me siento fatal. ¿Qué fue lo que pasó?

—Lo hirieron cuando regresaba del castillo. —Le contesté sin mirarlo. Bajé mi cabeza también.

—No recuerdo nada, ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Qué día es hoy?

—Dos días, fue hace dos días. Hoy es 29 de Noviembre.

—Con razón me siento débil —susurró.

Es necesario que coma algo, yo misma iré a la cocina.

—No, no te vayas —dijo sujetando mi mano—. Quédate conmigo.

Necesita comer, necesita recuperar sus fuerzas.

—Lo que tengo es mucha sed.

Inmediatamente vertí un poco de agua en un vaso y le di, lo hice beberla lentamente y en pequeñas cantidades como dijo el médico;

—Es necesario que coma. —Insistí.

—¿Pasa algo? Te siento extraña.

—No es nada. —Intentaba disimular pero sin poder mirarlo—. Descanse, enseguida volveré con la charola.

Seguidamente bajé a la cocina y le dije a Gertrudis lo sucedido, yo misma le serví la cantidad señalada por el médico y de nuevo subí a la habitación;

—Ya estoy aquí, le traje un poco de avena. —Puse la charola en la mesita a su lado, le ayudé a acomodarle las almohadas y a sentarse un poco.

Me senté a su lado y me dispuse a dársela yo misma;

—Tengo a la mejor enfermera. —Estaba muy sonriente pero a la vez incómodo, el cabestrillo no le hacía gracia—. Si me vas a cuidar así todo el tiempo, entonces…

—Sh… no lo diga. —Le dije tratando de contener las lágrimas—. Todos hemos pasado unos momentos muy difíciles, especialmente yo, creí que moriría también.

—Lo siento, eso no estaba en mis planes. ¿Cómo llegué aquí?

—Gastón lo trajo y también él mismo fue por el doctor y por Randolph.

—¿Randolph? —Preguntó sorprendido o asustado—. ¿Está aquí?

Obviamente había delirado ya que no recordaba haber visto a Randolph, como seguramente tampoco recordaba haberle preguntado por mí;

—No en estos momentos. —Le contesté jugando con la cuchara en la avena—. Han sucedido muchas cosas que poco a poco las irá conociendo, ahora lo que tiene que hacer es comer bien y descansar, el doctor volverá por la tarde para limpiarle la herida y cambiar las vendas.

—Tengo un vago recuerdo de haberlo visto aquí —continuó—. Pero creí que estaba soñando y ese sueño se volvía una pesadilla porque no te miraba, me sentía desesperado, prométeme que no te irás de mi lado, prométeme que estarás siempre conmigo.

—Trataré de complacerlo —dije ruborizándome—. Yo también lo deseo.

Constanza amor mío, he notado que no me ves a los ojos cuando hablas y estás hablándome de usted. ¿Qué sucede? Te siento diferente.

—No es nada. —Trataba de contenerme—. Es sólo que estoy muy feliz porque ya está mejor.

—¿Ves? —Insistió—. Sigues hablándome de usted, no eres la misma.

—Ya habrá tiempo. —Le dije llevando la cuchara a su boca—. Ahora termine de comer y luego descanse.

—No, no —dijo sujetando mi mano—.  En estos momentos ¿O me dices que te sucede? O no seguiré comiendo.

—Le prometo que cuando coma hablaremos.

—¡He dicho que no! —Exclamó como un niño encaprichado, exhalé y me asusté—. Si no hablas ahora no seguiré comiendo.

—Prométame entonces que cuando se lo diga, continuará comiendo. —Intenté contestarle tranquilamente, no debía olvidar quién era.

—Estás demostrando mucha solemnidad y eso no me gusta, pero está bien te lo prometo, ahora mírame a los ojos y dime, siento que estás huyendo de mí, no eres la misma.

Me levanté de su lado y caminé hacia la ventana porque comencé a temblar más sin poder controlarme. Intentaba encontrar fuerzas y el valor para poder hablar;

—Constanza por favor. —Insistía—. Estás asustándome, ven a mi lado, no quiero que te alejes.

Sus palabras me hacían temblar aún más y comencé a llorar sin poderme detener;

—Constanza amor mío de verdad que estoy asustado por tu actitud, si no vienes a mí entonces yo iré a ti.

—¡No! —Exclamé corriendo a su lado para evitar que se moviera e hiciera una tontería—. Por favor no intente moverse, la herida puede volver a sangrar.

—Dime entonces. —Sujetó con fuerza mi mano—. ¿Dime que es lo que te tiene así?

—Yo… —Comencé a titubear hincándome y apoyándome en la cama—. Ya… sé quién es usted en realidad.

La expresión de su cara cambió radicalmente, de tener un semblante sereno ahora su rostro se llenó de angustia, apartándolo de mí para que yo no pudiera mirarlo, como si fuera un criminal que se avergonzaba o como si se hubiera transformado en una bestia que no deseaba ser vista por ser un espanto. Ahora él era el que se avergonzaba parecía que estábamos donde volvimos a comenzar;

—¿Qué quieres decir? —Preguntó encontrando el valor muy nervioso, sin mirarme.

Sujeté su mano con fuerza y la besé para que no sintiera rechazo, luego la puse en mi rostro para que sintiera mis lágrimas;

—Sé que usted es el príncipe de Bórdovar —dije resignada.

Sin poder contenerse cerró sus ojos y sus lágrimas también rodaron por sus mejillas, sé que un nudo en su garganta lo estaba estrangulando y seguramente también sintió que el peso del mundo caía sobre él. Después de un momento de silencio y al escuchar un leve suspiro de su parte preguntó;

—¿Cómo lo supiste?

—Eso no importa ahora ya habrá tiempo para hablar.

—Constanza no es lo que crees. —Intentó inclinarse a mí teniendo el valor de mirarme, sujetando mi cara. Sonaba desesperado—. No me burle de ti, no jugué contigo, yo no supe en qué momento ya no pude manejar las cosas, ninguna mujer me había hecho sentir lo que tú, me hiciste sentirme vivo, creí que podía tener el control pero no supe el momento en el que ya había perdido mis facultades mentales rindiéndome ante ti. Me enamoré de ti como un estúpido, te volviste indispensable para mí y tuve miedo de perderte, aún sabiendo las cosas seguí adelante, aún sabiendo que este momento podía llegar tarde o temprano seguí haciendo todo porque te necesitaba cerca. Por favor perdóname, te amo y te necesito, si te apartas de mí no sabré que hacer con mi vida, yo ya no puedo vivir sin ti.

—Tranquilo —dije acostándolo de nuevo al ver su incomodidad por la herida y el cabestrillo—, no se exalte que le va a hacer daño.

—Escúchame —insistió sujetando mi mano—, sé qué he sido un idiota y un tonto que no ha hecho bien las cosas, pero de lo que puedes estar completamente segura es de mi amor por ti, te amo y estoy profundamente enamorado, si no estás conmigo mi vida ya no tendría sentido ya no puedo vivir sin ti, por favor dime que me perdonas, dime que seguirás a mi lado.

—En estos momentos siento una serie de emociones encontradas. —Confesé volviendo a bajar la cabeza, me sentía obligada a hacerlo—. Al principio no pude reaccionar y no supe que sentir, pasaron demasiadas cosas por mi cabeza y sentí que mi mundo de fantasía se había derrumbado, ya no sabía si había soñado todo o todo se había vuelto una pesadilla.

—Amor mío, yo estoy aquí y estoy por ti y para ti.

—Pero nada es igual, no sé quién es usted en realidad y ya no sé cómo llamarlo, no sé cómo debo dirigirme, en estos momentos ya no sé nada de nada.

—Constanza, seré lo que tú quieras que sea. —Levantó mi barbilla con sus dedos, su mirada seguía hipnotizándome—. Por ti estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que me pidas, puedo seguir siendo el hombre del que te enamoraste, puedo llevarte lejos de todo esto si lo deseas, puedo abdicar y dejar de ser lo que soy para convertirme en el hombre normal común y corriente del que te enamoraste. Me pediste que nos fuéramos lejos de aquí entonces voy a complacerte, haré lo que quieras pero lo que no estoy dispuesto a permitir es que te vayas de mi lado, no voy a perderte, no voy  permitir que te alejes de mí, tú eres todo cuanto quiero, eres todo lo que deseo, soy sólo un hombre, el que te ama más que a su propia vida y el que haría cualquier cosa por ti.

Al escucharlo hablara así, por un momento deseaba olvidar quien era él y quién era yo para correr a sus brazos, para besarlo y para no dejar que nada nos separara;

—No diga eso. —Le dije llorando—. No puede hacerlo, su deber real está primero que todo.

—No, mi deber es primero con mi corazón y haré lo que sea con tal de obtener tu perdón y seguir teniendo tu amor.

—Alteza no lo hará. —Bajé la cabeza de nuevo—. No hará nada, yo no soy nadie y hay todo un pueblo que espera con regocijo que usted sea rey, no los decepcione.

—Constanza mírame. —Insistió levantando mi cara—. Yo puedo hacer lo que me place sin darle cuentas a nadie y te prohíbo que te menosprecies, eres más importante de lo que crees y para mí, eres la joya más valiosa que he conocido, ninguna pieza del tesoro de la familia real se compara con lo que tú eres para mí y si tengo un deber para con el pueblo, primero lo tengo para mi corazón y sólo seré rey si tú aceptas ser mi reina.

—Alteza yo…

En ese momento Gertrudis subió con la medicina que él necesitaba ya que era la hora y aunque no quería tomársela —ni aún en el jugo de naranja—, tuvo que hacerlo. Después hice que terminara de comerse la avena y poco a poco el medicamento hizo su efecto, comenzó a darle mucho sueño pero no lo suficiente para seguir insistiendo;

—Constanza seré lo que tú desees que sea.

—Sólo es uno, aunque me cueste creerlo.

—Abre la primera gaveta a tu derecha del tocador, tengo algo que te pertenece.

En ese momento no supe a que se refería, pero como siempre la curiosidad hizo que le  obedeciera y fue grande mi sorpresa y mi vergüenza también;

—¡Mi pulsera y mi pañuelo! —Exclamé ruborizada y con la respiración acelerada—. Oh no…

Ese era el momento en el que sí quería que me tragara la tierra de nuevo y el recuerdo de esos días se hizo presente, cuando nos conocimos y la primera vez de nuestro acercamiento al caernos en el parque y esa noche, no me había equivocado esa noche en el observatorio, yo sabía que al besarlo en ese momento algo había sentido en sus labios que me había hecho sucumbir por un momento y al mismo tiempo, hizo que me sintiera burlada también;

—Ha tenido esto todo este tiempo, ¿Verdad?

—Desde ese día, desde ese maravilloso día en que nos conocimos el aroma de tu pañuelo me ha hecho compañía y desde esa noche, la pulsera volvió a mí y se quedó conmigo desde esa excitante noche en la que quise saber, a cuál de los dos amabas y cuál de los dos te hacía estremecer.

—Por favor no siga. —Comencé a sentir calor—. Me está avergonzando, será mejor que descanse ya y que duerma.

—Pero no te vayas —dijo peleando con el sueño—, quédate cerca de mí para que entres en mis sueños. Seré lo que tú quieres que sea, te amo y puedo amarte aún más intensamente por los dos.

Diciendo esto se quedó dormido, lo que había dicho me hizo sonreír y también estremecer, a pesar de su condición seguía teniendo las palabras justas para hacer que mi piel se encendiera por él y lo deseara con locura. Me quedé a su lado como quiso y después, me senté cerca para seguir leyendo su diario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo V

Un diario personal

Segunda Parte

IX…

“No sé como habrá sido esta experiencia para ella, pero para mí fue muy excitante. Sabía que al tenerla cerca sentiría nuevas emociones, lo pude sentir en ella, estaba nerviosa por tenerme cerca y al sentir y conocer el lenguaje de su cuerpo yo mismo también comencé a sentir otras cosas y eso me está gustando, ella comienza a desatar a la bestia que dormía y ahora debo luchar por controlarla. Me siento feliz porque no fallaré. Estoy conociendo su lenguaje corporal es susceptible al susurro y al hablarle suavemente. ¡Dios! El respirar el perfume de su cuello hace que mi piel se estremezca y la de ella también tiemble, no hay duda que sentimos lo mismo. Su cuello es su debilidad. Le propuse nadar conmigo, pero creo que eso ya era demasiado y mi comentario sobre la ropa fue por demás inapropiado, creo que la asusté con eso, creí que su mente era más abierta pero veo que no o al menos lo disimula muy bien, es muy fuerte en ese sentido, parece tener dominio propio y agradezco que sea así, fue mejor que no entrara al agua conmigo o no hubiera podido resistirme a… ¡Dios! Realmente la deseo como mujer. De vez en cuando la observaba sentada en la piedra y me recordó a la famosa escultura de un cuento muy conocido, aunque no creo que el escultor tuviera la total inspiración de la belleza que yo presenciaba, tal vez cuando tengamos más confianza pueda deleitarme observando nadar a mi preciosa sirena. Ansío el momento de tenerla en mis brazos dentro del agua, me hace feliz el saber que ella siente lo mismo que yo por más que trate de disimularlo, hago que su piel tiemble y que su corazón palpite aceleradamente por mí y lo confirmé aún más cuando al regresar prefirió montar atrás de mí y sentí la fuerza con la que me abrazó la espalda.”

       X.

“No sé qué pasó pero nuestra salida no le sentó bien, me dijeron que estaba indispuesta con un poco de fiebre, ayer la sentí un poco rara cuando regresamos pero creí que era mi imaginación. ¿La habré asustado de verdad? No puedo perderla por eso, no sé qué haré si ya no quiere salir conmigo, siento que no puedo estar lejos de ella, se ha vuelto indispensable para mí, siento que cada momento que paso con ella me atrae más y este día no será la excepción, no lo dejaré pasar sin verla y sin saber que le sucedió.”

“Aunque no fue apropiado fui a verla a su habitación. Me las ingenié para entrar por la ventana y crea que soy una especie de Romeo o Casanova lo cual espero que la haya hecho sentir bien, pero necesitaba saber de sus labios que había sucedido y ver que estaba bien. Me dio pena despertarla y noté que tenía un semblante extraño, como si disimulara algo que la había avergonzado, un sueño tal vez, pero no permitía que me acercara tanto a ella, la sentía nerviosa, incomoda, excitada posiblemente, podía sentirse y notarse en su piel que había transpirado y estoy seguro que no era de la fiebre precisamente. A pesar de no querer mi cercanía para que no me diera cuenta de lo que sentía, me tranquilizó el verla mejor y que su indisposición había sido algo leve, el posible cambio de clima tal vez, ya que el verano está acabando para dar paso al otoño. Aproveché para invitarla al ballet y espero que para ambos sea una velada inolvidable, he pensado que tal vez ese sea el momento para confesarle mis sentimientos, aunque suene muy precipitado.”

XI.

“Voy a preparar todo para esperarla, sé que voy a desconcertarla pero temo que piense que la estoy confundiendo y quiera alejarse de mí, sé que está dudando de mi actitud, al mostrar mi “amistad” he sido muy obvio pero ya no puedo resistir más, deseo que sea mi novia, que seamos pareja, deseo tenerla libremente entre mis brazos, sentir plenamente el calor de su cuerpo y la dulzura de sus labios, no puedo negarlo más, me he enamorado de ella y deseo que esté conmigo siempre. Por los momentos voy a dejar que las cosas sucedan y a su debido tiempo, voy a confesarle lo que siento, lo que me duele es que aún sabiéndolo no podré pedirle que sea mi novia, no sin antes confesarle quien soy en realidad.”

“Constanza llegó puntualmente al lago donde la cité y reconozco que no pude disimular mi alegría al verla, además de estar bellísima, su sola presencia me estremecía y eso no sólo eso, también me halagaba pero también me puso celoso, era el blanco de las miradas de algunos codiciosos y eso me molestaba y mucho. No soporto compartirla, no quiero que la vean de la manera en la que lo hacen, no se necesita ser mago para saber lo que piensan y eso me enfurece. Al menos estaba sólo conmigo y la tendría sólo para mí, estaríamos todo ese tiempo juntos y solos y tenía que buscar la manera de encontrar el momento propicio para decirle todo. Fuimos a merendar algo antes de la función y después llegó la hora del ballet, realmente disfruta y siente la música y parece que por un momento se sintió parte de la historia, un hermoso y majestuoso cisne blanco que deseaba ser libre de un hechizo para estar en los brazos del amor de su vida. Seguidamente la llevé a cenar y creo que la invitación la cautivó también, le encanta la comida italiana, entiende el idioma y dice que ese país la seduce, tengo curiosidad por saber qué es exactamente lo que le encanta ¿Serán sus ciudades? o ¿Alguien en particular? Debo de reconocer que al escuchar de sus labios palabras como “tentación irresistible” y “seducción” hicieron que me excitara deseando calmar mi ansiedad solamente de una manera, sintiendo el calor de su cuerpo, el aroma de su piel, la dulzura de sus labios, las caricias de sus manos, perdiendo mis sentidos amándola y haciéndola mía aprovechando el aparente romanticismo que nos envolvía. Sin duda tuve que controlar mi erección, que después de mucho tiempo hacía acto de presencia, pero mejor preferí olvidar por un momento mis instintos, ya que lo mejor de la noche vendría después o al menos así lo creí. La llevé de nuevo al lago y le pedí que se acostara porque le tenía una sorpresa; quise que viera de una manera natural el hermoso cielo estrellado que había y estando allí, acostados en la hierba, teniéndola tan cerca tuve que contener mis impulsos para no perder la cabeza y todo estaba bien hasta que ella recordó la noche en el observatorio lo que la puso muy melancólica. Comenzó a hacerme muchas preguntas lo que me puso nervioso, tenía razón, está dudando de mí y hasta cree que soy un espía que la está utilizando para hacerle daño al príncipe, realmente la imaginación de esta mujer va a terminar volviéndome loco, tuve que inventarle otra personalidad, otras actividades y hasta decirle que alquilo un cabaña en las afueras lo cual es cierto, no la alquilo, pero si perteneció a mis padres y por lo menos me dio tiempo de acondicionarla porque ahora tendré que llevarla a conocerla para que me crea. Pero cuando tomó la iniciativa acercándose a mí, pude sentir lo apasionada que puede ser y tuve que controlarme para no cometer una estupidez que arruinara el momento, no podía dejar que pensara que me estaba aprovechando de ella aunque teníamos todo el escenario para entregarnos mutuamente. Pero después fui yo el que tomó la iniciativa y pude sentir como temblaba y sucumbía a mí, su escote se descubrió y el panorama era muy tentador, no puede evitar admirar sus pechos y deseaba posar mis labios en ellos, mi mente tomó otro rumbo y preferí reaccionar, el haber tocado mi nariz con la suya despertó el deseo de besarla y hacerla mía en ese mismo instante, pero me sorprendió su actitud y fue muy valiente al rechazarme. Es una mujer desconcertante, reconozco que cuando mencionó al príncipe me molesté mucho, no lo conoce más sin embargo lo defiende, era yo otra persona la que estaba con ella y ella sigue teniéndolo presente, preocupándose por él a pesar de saber que puede ser castigada, es absurdo e ilógico pero creo que caí en mi propia trampa y en mi propio juego, estoy sintiendo celos de mí mismo y ahora ya no sé cómo salir de este enredo, es a mí al que el destino le está cobrando el haberlo provocado, lo que comenzó como un juego, ahora está consumiéndome y ya no tengo ni el valor ni la idea de cómo decirle la verdad  de quién soy. Sé que ella se ha enamorado de Loui y si es así, no puedo pedirle que sea mi novia ni mucho menos decirle quién soy, necesito encontrar una solución o voy a volverme loco.”

         XII.

    “Fui a buscarla por la mañana y traté de ser galante con ella llevándole una rosa, sé que no esperaba un detalle así, los “amigos” no regalan rosas rojas  pero sólo esperaba que se diera cuenta de mis intenciones sin tener que hablar y hacerla olvidar lo que pasó en el lago, pero como siempre algo tiene que surgir que lo arruina todo y yo soy el culpable, se dio cuenta de la carta que enviaba al castillo y volvió a sentirse inquieta aunque tratara de disimularlo, ese problema está es su mente lo que hace que no esté completamente conmigo cuando estamos juntos. Tratamos de olvidar eso por el momento y la llevé a conocer la cabaña de mis padres, pude ver su expresión cuando observaba el interior y estoy más que seguro que le gusta mucho más que el castillo, estaba fascinada por la comodidad y lo privada que es, fue una lástima que no nos quedáramos un buen rato a pesar de haberle mostrado todo —incluyendo la recámara principal—, pero sentía que si seguíamos allí solos, no hubiera podido resistir la tentación de tenerla en mis brazos, llevarla a la cama y no hace falta describir lo que hubiera pasado, por lo que fue mejor salir de la cabaña de inmediato. La llevé a una fortaleza antigua, que a menudo visitaba en mi adolescencia por ser un lugar tranquilo y solitario, pero al escucharla hablar sobre lo que el ambiente le hizo sentir me dio temor y escalofríos, es una mujer extraña y creo que eso es lo que más me atrae y me fascina de ella, el poder de ver y sentir con la imaginación lo que los demás no pueden. Después de comer, me armé de valor para ya no retrasar lo inevitable y el motivo por el cual la había llevado a ese lugar; le confesé mis sentimientos pero no quién soy, lo hice como Loui como el hombre normal que ella cree que soy y para sellar mi confesión le obsequié una pulsera que era de mi madre, era una joya muy especial para ella no por su valor material sino por lo sentimental, había sido un regalo de mi padre hacía ella cuando también eran amigos y estoy seguro que Constanza le dará el mismo valor que mi madre le dio. Traté de ser lo más sincero posible ya que lo que siento por ella es verdadero, pero sé que no está preparada para darse cuenta quién soy y en este momento, cuando de alguna manera la siento mía por haber sido correspondido no imagino perderla. Seguiré con esto hasta donde pueda y hasta donde no quede otra opción más que decírselo, en estos momentos me siento feliz porque me ha correspondido de igual forma y porque ella siente lo mismo que yo, sabía que no le era indiferente. Agradezco su paciencia y espero con ansías el día y el momento en que estemos juntos y sea mía completamente y para siempre, aunque todavía no sé como seguiremos siendo amigos después de esto, estoy muriendo por sentirla más cerca y por beber el dulce sabor de sus labios.”

“Constanza amor mío: Quisiera ser el sol que da calor a tu amanecer y cada mañana ser el agua que recorre tu piel. Quisiera ser la prenda que mientras te vistes acaricia tu cuerpo y el aroma del perfume que disfrutas en tu cuello. Quisiera ser la copa que tus labios tocan y la fruta que endulza tu boca. Quisiera durante el día ser los objetos que con tus manos tomas y por la tarde ser la música que en tu mente entonas. Quisiera ser la almohada en la que tu rostro descansa y la sábana que cada noche te abraza. Quisiera ser la luna que con su luz ilumina tu recámara y ser la brisa nocturna que entra por tu ventana. Por ti quisiera ser todo y todo lo haría por ti, pero mi deseo es sólo uno y quiero una sola cosa; ser el hombre que tengas en tu vida, en tu corazón, en tus brazos y en tu cama.”

XIII.

    “La he llevado a uno de mis lugares favoritos y escondidos sabía que la caída de la cascada la impresionaría y encontraría el lugar mágico ¡Dios sólo ella tiene esa imaginación! Mira la belleza en todo y hace contagiar su entusiasmo, pero cuando hablamos sobre terceras personas no puedo evitar sentir celos al saber que ha tenido enamorados, sé que es muy obvio pero me molesta mucho, no puedo ni siquiera imaginarla con otro porque… tengo que reconocer que los celos han sido un defecto muy grande en mí, todavía no ha sido mía pero siento que al sentir ambos lo mismo hace que me pertenezca y no estoy dispuesto a permitir que alguien más se interponga entre nosotros. Me siento mal porque tuvo el valor de decirme finalmente lo que le pasaba; el problema que tuvo con el príncipe, temo que crea que la he engañado y que he jugado con ella pero realmente ni yo mismo sé quién soy y me he tragado tanto esta doble personalidad que yo mismo me lo he creído y detesto a este príncipe por haberse atrevido a hacerle tales cosas a ella. Le he prometido que la protegería y lo haré de mí mismo si es necesario, aunque me sienta un verdadero estúpido. Las próximas tres semanas que restan trataré de hacer que olvide todo y que su mente y su presencia sean sólo para mí y después ya veré que más sucede. Ya no sé cómo salir de este juego, ella ama a Loui pero le teme al príncipe y si le revelo la verdad no me lo va a perdonar, nunca quise herirla, no quiero herirla y tampoco quiero que me odie de las dos formas, no soportaré perderla ¡Dios, estoy desesperado! Ayúdame porque no sé qué hacer.”

“Nunca imaginé el bienestar que la compañía de Constanza me produciría, gracias a ella he logrado disfrutar nuestros paseos por la playa, me gustaba la arena cuando era niño pero después todo dejó de tener sentido para mí, hasta que ella me hizo vivir de nuevo. Después de mucho tiempo, por primera vez sentí que la suave brisa del mar era tan cálida como su presencia y tan dulce como cada palabra que salía de su boca, de esos bellos y tentadores labios que muero por besar y hacerlos míos para siempre.”    

XIV.

“La lluvia siempre cae en este último mes al finalizar el verano y hace que los recuerdos vuelvan a mí, cambiando mi estado de ánimo. Esta época me deprime un poco, porque recuerdo cuando era niño y mi madre me leía en mi cama mientras mirábamos caer la lluvia por la ventana, me refugiaba en sus brazos cada vez que el sonido de un trueno me asustaba y ella me distraía de mis temores a través de su narración. Cuando ella ya no estaba conmigo y la época de lluvia regresaba, era un suplicio para mí, mis miedos me hacían llorar extrañándola horriblemente, sólo que después todo era diferente y eran los brazos de Randolph los que me protegían dándome seguridad, hasta que llegó el momento de protegerme solo y lejos. Pero ahora es diferente y puedo ser feliz, me siento vivo y reconozco que la compañía de Constanza me da paz haciéndome olvidar mi pasado, realmente estoy enamorado de ella. Este tiempo ha servido para conocernos más y las visitas al pueblo a su lado me han hecho una persona diferente y a ver las cosas desde otra perspectiva, algo que creí que no podía hacer. La verdad, muchas veces me sentí un completo idiota al darme cuenta que ella ha tenido la iniciativa de acercarse a las personas del pueblo para conocerlos mejor, algo que me correspondía a mí hacerlo desde el principio, pero tuvo que venir este ángel para enseñarme cómo hacerlo y su ayuda me hace feliz. Sin darse cuenta, Constanza está cumpliendo con su misión, está siendo la tutora que no sólo me recuerda a cada momento mi lugar, sino que indirectamente me está ayudando a seguir el camino del cual me había desviado, junto a ella he logrado aprender muchas cosas que desconocía sin temor a mis recuerdos. Realmente su presencia llena mi vida y me siento muy feliz por haberla conocido y porque esté conmigo, me doy cuenta que la necesito a mi lado, que siempre la he necesitado y el miedo de perderla cada vez se hace mayor. Reconozco que estando solos, fueron varias la veces que deseaba hacer muchas cosas, pero la amo tanto que no sería capaz de faltarle el respeto a una mujer tan digna y tan propia como ella, por lo que no la volví a llevar a la cabaña ni siquiera un momento para poder evitar más tentaciones. Gracias a ella yo he podido ser fuerte y soportar su cercanía pero ¡Dios! Qué difícil es y no sé cuánto tiempo más lo voy a poder soportar.”

“Por ahora creí que tendría más tiempo, pero mi tío ya llegó y eso va a ocasionar problemas, no sólo porque no sé qué intenciones tiene, sino también por su acompañante, que es un hombre joven que no se ve mal y Constanza es una mujer con una belleza sutil y natural que no pasará desapercibida para él. Será muy fácil que se fije en ella y eso es algo que no voy a poder soportar.”

“Mi tío pidió que se le organizara una cena para darse la bienvenida y la he visto preparada para la ocasión, estaba muy hermosa y parecía otra persona ¡Dios! Tuve que contenerme para no correr hacia ella y más cuando el tipo ese no dejaba de verla, tuve que seguir escondido y contenerme, pero debe de saber que es mía y si pone sus ojos en ella ese tipo tendrá que conocerme. Randolph me dijo lo sucedido en la cena, Constanza es una mujer de temple que no se dejó amedrentar por mi tío y a pesar de haber sido yo tan descortés con ella, ha hablado bien del príncipe ante el duque lo cual realmente me sorprende, sin conocerme está dispuesta a someterse a mí y que yo decida su vida y su tiempo en este lugar. Necesito tiempo para asimilar lo que tengo que hacer, Constanza se ha acostumbrado rápidamente a este lugar, tal vez sin extrañar nada de su mundo, dejaré de verla como Loui aunque me vuelva loco por su ausencia pero será necesario, necesito saber que tanto lo extraña y si es capaz de vivir sin él, aunque el que agonice por privarme de su presencia sea yo.”

      XV.

    “La he observado en el jardín y se ha concentrado en dibujar, necesita distraerse de alguna manera y me sorprende como mata el aburrimiento en este lugar y yo sin poder correr a su lado para abrazarla y estar cerca de ella, pero a pesar de haber hablando bien del príncipe en la cena se asusta al saber que él puede enamorarse de ella ¡Dios! Me siento demasiado confundido, he creado dos personalidades y definitivamente ya no sé quién soy, tendré que ser lo que ella quiera que sea para no perderla y hacer que me acepte como soy. Como lo supuse ese tipo llegó a buscarla al jardín, se llama Jonathan y es el médico personal del duque, su insistencia me está molestando, la está cortejando y no puedo dejar que se le acerque, no lo soporto, no resisto ver que esté cerca de otro, tengo que hacer algo, ella ama a Loui su dibujo lo dice y lo demuestra, Randolph dice que es mi rostro el que ha dibujado pero para ella es el retrato de Loui no del príncipe. No soporto estar lejos de ella, creí poder hacerlo pero no, la necesito como el aire, iré a buscarla por la noche, ya no puedo más, tendré que pedirle que sea mi novia antes de que ese doctorcito se siga entrometiendo.”

“¡Al fin! Al fin Constanza aceptó ser mi novia, tuve miedo que vacilara al haber conocido al otro, pero me ama a mí y no ha dejado que el galeno le endulce en oído, eso hace que me sienta seguro de sus sentimientos hacia mí y para sellar nuestro amor, ésta vez le he regalado una cadena que era de mi madre la cual sé que portará dignamente, lo que me hará sentir orgulloso. Esperaba con ansías besarla por primera vez, era lo que yo más deseaba, no puedo describir lo que es sentir su cercanía y su piel, estaba muy nervioso pero estuvo muy bien, más que bien, un momento sublime, ese primer beso me hizo sentir el hombre más feliz de la tierra, era correspondido por la mujer que amaba, el sentir la suavidad de sus labios con los míos nos hizo uno solo y la calidez de su piel me ha hecho su esclavo para amarla siempre, siento que mi alma está ahora ligada a la de ella. Oficialmente Constanza es mi novia, pero no la del príncipe sino la de Loui y ese temor, me sigue agobiando, me estoy arriesgando a perderla pero no tengo el valor de confesarle la verdad, lo único que sé es que la amo como jamás he amado a alguien, nunca creí encontrar y volver a sentir amor desde que mi madre se fue, pero por ahora será necesario que el príncipe regrese y veremos que sucede.”

XVI.

“La cosas que encargué ya llegaron y espero que todo sea de su agrado, todo lo hice por ella y por hacerla sentir bien, sólo espero que no rechace los regalos que escogí, no creo que se atreva a desairar al príncipe. La veré después de la cena y veré cómo reacciona, sé que estará desconcertada por todo, esta noche tendré que ser yo mismo y controlar el deseo de estar cerca de ella y revelarle de una vez por todas quien soy.”

“Un vago sonido de violín llamó mi atención, la melodía provenía del aire del pasadizo y no podía creer lo que escuchaba, inmediatamente seguí el sonido hasta ella; la melodía que estaba tocando era una de las favoritas de mi madre lo cual me hizo recordarla. Realmente Constanza es un ser especial, pareciera saber que música escoger para llamar mi atención, mi futura princesa es toda una virtuosa del violín y eso me hace sentir orgulloso, pareciera que Constanza siempre ha sido parte de mi vida sin que ambos lo supiéramos y el destino se encargó de traerla a mí, realmente siento que ella es la mujer que esperaba, sin duda ella es una mujer especial y perfecta para mí.”

“Surgió algo imprevisto, Randolph dice que mi tío está molesto por la llegada del piano y además le ha faltado el respeto a Constanza con sus insinuaciones. Se ha atrevido a amenazarla porque ella no se ha quedado callada y le ha respondido lo que se merece. Tengo que tener cuidado, sus amenazas no serán en vano para satisfacer su capricho, más le vale que no intente hacerle nada.”

“La hora de la entrevista llegó y supe que el haber escogido un poco de música para escuchar, la haría pensar. El estar a media luz como al principio hace el ambiente mejor, al momento de hablar tuve que fingir la voz de nuevo y como supuse, estaba desconcertada por los regalos y deseaba respuestas así que se las di a mi manera, creo que se sintió mejor y más confiable, una plática como dos amigos nada más. La cité para mañana por la noche en el observatorio porque quiero hacer que olvide su primera impresión, quiero conquistarla como príncipe y no como Loui, pero como Loui tengo que saber qué piensa de todo esto y por eso, también la he citado en el arroyo de la cascada para nuestro primer encuentro como novios.”

XVII.

“Fue muy puntual al llegar a nuestra cita, me encanta observarla cuando pierde su mirada en el paisaje, sólo Dios sabe lo que pasa por su mente y daría lo que fuera por leerla y saber si yo juego en su mente como ella juega en la mía, lo único que siento es que me llama y me atrae hacia ella como si fuera un imán. Me acerqué silenciosamente para darle una sorpresa, el deseo de abrazarla y besarla todo el tiempo me quema el cuerpo y me estremezco al sentir que ella siente lo mismo. Ella es como un sueño para mí del cual no deseo despertar a menos que sea a su lado, pero de nuevo cuando comenzó a hablar del príncipe me sentí extraño, como si se tratara de otro hombre del cual estaba fascinada y no pude ocultar mi molestia. Mi problema es más serio del que imaginé, los celos de mí mismo me están atormentando y ya no puedo controlarme, esta doble personalidad me está afectando, me está fastidiando, me siento agobiado y tengo que terminar con esto antes de que pierda la cabeza y ya no sepa quién soy ni lo que digo, antes de que la mujer que amo me odie y decida alejarse de mí, antes que otro termine ganando su corazón y yo la pierda para siempre.”

“Me siento muy molesto, este “doctor” se atrevió a pedirle que cenara con él y la verdad veo que este tipo no desea perder el tiempo, está yendo muy rápido y eso no me gusta, se atrevió a confesarle su amor, no puedo creer que tenga un rival, yo sabía que este tipo se iba a convertir en una amenaza, ya no es con mi otro yo con el único que tengo que lidiar, ahora tengo que pelear porque si tengo un contrincante verdadero y debo de hacer algo inmediatamente y rescatarla de tan incómoda cena. Ese tipo se ha metido en terreno prohibido, ha metido sus narices donde no debe y ha puesto sus ojos en mi novia, tengo que quitarlo de en medio.”

“Randolph fue por ella para traerla a mí y sólo espero que el regalo que le tengo sea de su agrado, es una hermosa capa de terciopelo que será apropiada para el frío del observatorio. La oscuridad será propicia para poder hablar sin que pueda verme, aunque yo si podré contemplarla, me siento nervioso al saber que reacción tendrá ella ante el príncipe, deseo saber que siente al tenerme cerca, tengo que hacer que olvide el miedo que siente por el príncipe, debo hacer que nazca en ella otro sentimiento que no sea temor, necesito saber si es capaz de olvidar a Loui cuando esté conmigo.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo VI

Decisiones Difíciles

Primera Parte

Me había perdido en sus palabras de nuevo y el tiempo pasó muy rápido, ya era más del mediodía y el almuerzo ya estaba listo. Gertrudis subió a decirme que bajara a comer y que aprovechara que Loui seguía dormido para hacerlo. No quería bajar al comedor para evitar que él despertara y no me viera en la habitación, pero Gertrudis me insistió así que bajé y traté de comer lo más rápido posible;

—No hemos tenido tiempo de hablar. —Le dije impaciente—. ¿Usted lo sabía?

—¿Qué cosa?

—Que mi novio y el… príncipe son la misma persona —dije exhalando y suspirando resignada.

—No lo sabía. —Se apresuró a decir—. ¿Recuerda que yo ya le había dicho que no había visto bien al príncipe?

—Sí, fue una pregunta que le hice en mi primer paseo.

—Yo solamente sentía que su cara me era familiar cuando lo conocí, pero jamás imaginé que se tratara de su alteza. El único que lo conocía en todo el castillo es el señor Randolph, de allí nadie más, se lo juro, para mí esta situación también me tomó por sorpresa.

—Está bien le creo, no se preocupe. —Traté de tranquilizarla—. Es sólo que me siento muy confundida y ya no sé en quién confiar, ni a quién creerle.

—No sé qué decirle señorita, esta situación nos ha tomado por sorpresa a todos, primero lo de su desaparición y ahora el atentado contra su alteza, yo también tengo mucho miedo y prefiero quedarme con ustedes que regresar al castillo.

—No se preocupe usted es bien recibida, ha sido mi dama desde que llegué y ha estado conmigo ayudándome, yo también la necesito Gertrudis, gracias por el afecto que me tiene.

—Oh, gracias a usted señorita —dijo besando mi mano—. Y espero de todo corazón que usted y su alteza puedan estar juntos y ser felices. Realmente espero de todo corazón, que las cosas en este lugar cambien para bien y espero seguir sirviéndola cuando se convierta en la esposa de su alteza.

—Bueno… —Me retorcí un poco en la silla sin disimular—. Es un poco luego para hablar de eso, pero si llegara el momento lo tendré en cuenta.

—Mil gracias señorita —dijo haciéndome una reverencia, lo cual me hizo sentir extraña—. Soy su más humilde servidora y por favor coma, necesita tener fuerzas y estar bien.

Seguí los consejos de Gertrudis y cuando terminé de comer, vi dos jinetes que se acercaban eran Gastón y el doctor Khrauss, le pedí que subiera a la habitación para que estuviera con el príncipe por mientras yo los atendía, lo que no me esperaba era que también el doctor traía una mala noticia, de otra tragedia sucedida;

—Señorita qué bueno que esté usted aquí abajo —dijo el doctor—. Ha sucedido otra desgracia.

—¿Qué sucede? —Pregunté asustada.

—Se trata del médico del duque.

—¿Jonathan? —Mi corazón comenzó a acelerarse—. ¿Qué le pasó?

—Está gravemente herido en el hospital del pueblo, se está debatiendo entre la vida y la muerte.

Mi corazón bombeaba con fuerza y mi piel a ponerse más helada, no podía creer que Jonathan también, definitivamente el duque estaba loco y quería acabar con todos los que le estorbaban. Estaba segura que había sido él, el que le había hecho eso a Jonathan por mi culpa y por haberme protegido;

—¿Pero cómo? —Pregunté muy nerviosa—. ¿Qué fue lo que pasó?

—No lo sabemos a ciencia cierta, pero Randolph y la señorita Regina lo encontraron y lo llevaron al hospital, está siendo atendido pero su pronóstico es reservado.

—Pero Randolph se fue de aquí antes del amanecer, entonces fue a esa hora.

—Sí, fue muy temprano yo lo estuve atendiendo, Randolph está muy preocupado y la señorita Regina muy angustiada.

—¿Ellos están con él?

—No, no pudieron quedarse, regresaron al castillo, no pueden dejar que el duque se dé cuenta de que está vivo todavía. Al parecer él tuvo que ver y debemos de ocultar esto también, Randolph dijo que cuando viniera a ver a su alteza por la noche pasaría antes al hospital para verlo.

En ese momento Gertrudis bajó a avisarme que Loui quería despertar, así que corrí hacia la habitación pidiéndole al doctor que no mencionaran nada del asunto por el momento y le pedí que si era posible y con la ayuda de Gastón, ayudaran al príncipe a darse un baño y a rasurarlo para después limpiarle las herida y vendarlo de nuevo, a lo que accedieron con mucho gusto lo cual les agradecí. Le dije a Gertrudis que prepara el baño para él para que estuviera lo más cómodo posible y en efecto, cuando subimos a la habitación estaba tratando de despertar, por lo que me senté a su lado para que pudiera verme;

—No creo estar muerto, ¿Verdad? —Susurró suavemente—. Veo a un ángel que está conmigo.

—No diga eso, no está muerto —dije besando su mano y acariciando su frente—. Y no creo ser un ángel.

—Pues lo eres, eres mi ángel, eres todo cuanto quiero y necesito.

—El doctor Khrauss está aquí. —Le dije ruborizada mientras me levantaba de su lado para prepararle ropa limpia—. Vino a verlo y junto con Gastón le ayudaran para que pueda darse un baño, por mientras yo iré a preparar su almuerzo para que coma después.

—Ven —dijo sonriendo y extendiéndome su mano—. Acércate, quiero decirte algo.

Ahora que sé que es el príncipe y después de todo lo que hemos pasado y ahora que está más consciente, el estar cerca de él me apena muchísimo, ni siquiera puedo verlo a la cara y mucho menos tratar de ser la misma de antes con él;

—Como desearía que fueras tú, la que me diera el baño. —Me susurró sensualmente al oído.

No pude evitar ni ocultar el sentirme apenada frente a todos, sus palabras me estremecieron —por no decir lo que pensé—, así que antes de que ya no pudiera pensar y chocara contra la pared, dejé a los hombres para que hicieran su trabajo. Mientras estaba en la sala, pensaba en lo sucedido a Jonathan y en cómo me hubiera gustado ir a verlo, ya que él estuvo conmigo cuando más necesitaba a un amigo, era necesario que yo estuviera también con él pero ¿Cómo podía ir a verlo? Loui no me lo iba a permitir y con eso que me resultó ser el príncipe, ahora por amor no puedo desobedecerlo. Mientras ya la charola con su almuerzo estaba lista, Gastón bajaba a decirme que él ya estaba listo en la cama de nuevo, así que subí a verlo para darle de comer personalmente aunque después de lo que me había dicho —y cómo me lo había dicho—, todavía seguía nerviosa y sólo esperaba concentrarme para no echarme la comida encima;

—La herida está sanando satisfactoriamente —dijo el doctor—. Ahora si podemos decir que lo peor ya pasó y que su alteza se va a recuperar rápido.

—Me da mucho gusto escuchar eso —dije emocionada—. A Randolph le dará mucho gusto saberlo.

—Por supuesto que deseo recuperarme rápido —dijo el heredero—, tengo muchos planes en mente o… tal vez no desee recuperarme tan rápido después de todo. —Su hermosa mirada que me sacudía estaba sobre mí y yo evitaba retorcerme disimulando—. No quiero que mi enfermera deje de consentirme.

Este hombre tan bello, siempre tenía las palabras justas para hacerme ruborizar y para hacerme sonreír;

—Es necesario que se alimente muy bien. —Le dijo el doctor—. Perdió mucha sangre por la herida, pero la transfusión le ha sentado muy bien.

—¿Transfusión? —Preguntó frunciendo el ceño—. ¿Me hicieron una transfusión?

—Así es. —Le contesté.

—¿Y… quién fue el donador? —Preguntó impaciente.

—Su prima, la señorita Regina. —Le contesté bajando la cabeza.

Por un momento Loui se quedó paralizado, no sabía si por la impresión o por la vergüenza;

—No se preocupe —insistí mientras le daba de comer—. Ya habrá tiempo para hablar y relatarle cómo estuvieron las cosas.

Bueno como veo que su alteza está mejor y con mejor semblante, me voy —dijo el doctor—. Iré a ver como sigue el colega Jonathan.

—¿Jonathan? —Preguntó Loui desconcertado—. ¿Qué pasó con Jonathan?

Con la emoción de verlo recuperado, al doctor se le olvidó lo que le había pedido;

—También está herido de gravedad en el hospital del pueblo —contestó sin poder remediar la indiscreción.

—¿Qué? ¿Pero cómo? ¿Qué pasó?

—Yo le voy a explicar después —le dije—. No se preocupe, doctor Khrauss, ¿Sería posible que pudiera ir a verlo?

—¡No! —Respondieron ambos hombres al mismo tiempo.

—No puedes salir de aquí —dijo Loui

—Es cierto señorita —secundó el doctor—. Nadie puede verla, alguien podría reconocerla y seguirla hasta aquí, no puede ponerse en peligro usted y su alteza, sería una imprudencia.

—Tiene razón —dije resignada—. Sería una insensatez.

—Lo que se puede hacer —continuó—, es que Gastón se vaya conmigo y lo mande más noche con noticias sean buenas o malas, yo de todos modos volveré mañana.

—Se lo voy a agradecer y gracias por todo.

Después que todos se fueron y nos quedamos solos, los nervios volvieron a apoderarse de mí. Se me olvidaba delante de quién estaba;

—Tenemos una conversación pendiente —dijo tomando y besando mi mano.

Alteza yo no sé que más decir.

—Por los momentos deja las formalidades, siento que eso crea una barrera entre nosotros.

—Ahora que sé todo me es difícil hacerlo, ya no puedo ver las cosas como antes.

—¿Y sentir? —Preguntó con tristeza—. ¿También te es difícil sentir lo mismo? ¿Ya no me amas?

—No, no es eso —contesté mordiéndome el labio, no podía mirarlo—. Es sólo que me siento confundida y todavía no asimilo bien todo esto.

—Te dije que estoy dispuesto a renunciar a todo por ti. —Insistió—. Sé que tienes malos recuerdos del príncipe y si es él, el que te molesta entonces renunciaré a mi título.

—Ya le dije que no puede, ni debe de hacer eso. —Me levanté de su lado para evitar que su cercanía me estremeciera—. No debe darle gusto a su tío, no lo permita.

—Entonces sólo hay una manera y ya lo sabes, si estás conmigo a mi lado y te conviertes en mi reina.

—¿Su caballo?—Pregunté cambiando el tema, algo que lo desconcertó—. El caballo con el que ha cabalgado, no es Bucéfalo.

—Buena observación, no lo es.

—¿Creyó engañarme también con eso?

Se quedó callado y suspiró;

—No creí que repararas en ese detalle —confesó—. No creí que fueras conocedora de equinos.

—¿Y creyó que por el simple hecho de ser negro también no lo iba a notar? Es obvio que no es un frisón.

—Aquiles —continuó—, es un andaluz.

“Vaya nombre” —pensé. Preferí volver a nuestro tema.

—¿Se da cuenta que jugó conmigo? —Pregunté tomando valor y mirándolo a los ojos.

Bajó su mirada y se quedó callado de nuevo;

Soy un estúpido que no sabe qué fue lo que hizo bien o lo que hizo mal —contestó después de un suspiro—. Sé que no puedo remediar lo mal que te hice sentir y también sé que no tengo perdón, nunca fue mi intención hacerlo, yo… no supe el momento en el que las cosas se me fueron de las manos.

Si se hubiera mostrado desde el principio como era, nada de esto hubiera pasado. Si me hubiera recibido como era debido y si nos hubiéramos conocido como realmente debió de ser…

—No te hubieras enamorado de mí, ni me amaras como lo haces. —Me interrumpió.

Me estremeció, tragué en seco y no supe si tenía razón. Eso era algo que nunca sabría;

—Por favor, ven —dijo extendiendo su mano.

Dudaba en seguir con esto, pero no puede negarme. Tomé su mano y me senté a su lado de nuevo;

—Cuando estabas por llegar, aún sin conocerte sacudiste mis bases. Tuve un presentimiento como no lo había sentido antes y supe que eso no estaba bien. Comencé a detestarme más por eso, porque prácticamente me desconocí a mí mismo y tuve miedo. Por primera vez no supe qué hacer ante la decisión que había tomado al permitir tu llegada, pero ya nada podía hacer, luego Randolph me dijo cómo eras y…

Dudo un momento en continuar, no quería decirme lo que estaba en su diario;

Perdóname. —Besó mi mano mientras exhalaba el aire que lo ahogaba—. Es lo único que puedo repetir.

Me hizo creer que eran dos personas diferentes. —Insistí—. Me humilló al no recibirme aquella mañana cuando recién llegué. ¿Tiene idea de lo que sentí?

Giró su cabeza hacia la ventana, sentía vergüenza y no quería verme a los ojos. Se notaba triste.

Es un excelente actor —continué—. Me creí su enojo cuando me citó en su despacho, su actitud, sus gritos, sus palabras continúan taladrando mi cabeza. Me tragué el cuento de su viaje como la mujer más tonta del planeta, creí que había sido una bendita coincidencia pero no era verdad. Luego cuando supuestamente regresó y me citó en el observatorio… ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué en la cascada me hizo creer que de verdad eran dos personas diferentes? ¿Tiene idea de lo que sentí cuando creí que eran dos rivales y yo estaba en medio? ¿Tiene idea de lo que sentí al creer que usted podía chantajearme para llevarme a su cama? ¿Tiene idea de lo que sentí creyendo a mi novio en peligro por enfrentarse a usted? Esto es para enloquecerse y por eso me siento una estúpida. Me engañó y de esa manera hizo que me enamorara de usted.

No sabía qué decir, ni siquiera me miraba, parecía desconectado de todo lo que le había dicho;

—Sé que no está preparado para hablar, así que no voy a molestarlo. —Le dije resignada y con la poca dignidad que me quedaba—. Pero si voy a decirle que las cosas no debieron ser así, me siento burlada y como el más tonto juguete.

Seguía con la mirada hacia la ventana, tragaba en seco evitando mostrar sus sentimientos, sé que quería llorar pero evitaba con todas sus fuerzas hacerlo;

Soy una persona común y corriente. —Insistí al ver que no deseaba hablar—. No merezco ser la nov… no puedo tener una relación con alguien que no es igual a mí. No quiero cambiar, usted y yo somos de mundos muy diferentes, no podemos estar juntos. Será mejor que… formalice de nuevo su relación con la señorita Regina, yo me iré pronto y olvidaré todo esto.

No puede evitar llorar ante lo que dije, bajé mi cabeza, mis lágrimas caían sin control. Mi corazón sangraba de dolor, era imposible olvidarlo y olvidar lo que viví con él. Un nudo me apretaba la garganta y sentía que moriría en mi asfixia. Lo amaba a pesar de todo, pero no quería compartir su mundo, tenía miedo, no quería cambiar mi forma de ser y someterme a la rigidez del ambiente aristocrático. No quería pagar ese precio y preferí encerrarme en mi dolor. Si me iba de Bórdovar, mi corazón se quedaría con él y para siempre.

—Si te vas, te llevas mi vida contigo —dijo acariciando mi cabello y secando mis lágrimas. Levanté la cabeza y vi su mirada triste, también quería llorar—. Si haces eso, te llevarás mi vida y ambos nos condenaremos. Yo soy sólo tuyo y de nadie más.

Sus palabras se clavaron en mi corazón, el silencio nos abarcó por un momento. Me había intentado desahogar, pero no podía ocultarle que ya había leído su sentir, intenté buscar el valor.

—Yo no soy la pareja indicada para usted —insistí.

—Eres lo mejor para mí.

Usted es un príncipe de verdad, nació en cuna de oro, por sus venas corre sangre noble, proviene de un linaje que yo sólo creí en los libros, usted no es cualquier persona, yo no puedo ni siquiera pensar en… simplemente no puedo.

—Soy sólo un hombre como los demás, que ha llorado más que reír, mi sangre es tan roja como la tuya y también sangro si me hieren, aunque lo he tenido todo no he sido feliz y daría lo que fuera por haber sido un hombre normal, seguramente con problemas económicos y laborales, padeciendo toda carencia y estrés hubiera sido más feliz, pero fue así. Sobre mis espaldas pesa un reino, una corona y miles de almas por las cuales tengo que ver, pero yo no conocí el bienestar hasta que tú llegaste, he sido feliz a mi manera desde que te conocí y seguiré siéndolo si te quedas a mi lado, pero si no lo haces, me habrás condenado aún más. Te necesito más de lo que te imaginas.

Bajó su mirada, intentaba sonar resignado. Creí en su sinceridad.

—Cuando la señorita Regina le donó su sangre —bajé de nuevo la cabeza—, no pude evitar sentirme mal por no haber podido ser yo, creo que al tener ambos la misma sangre los haría tener niños hermosos y de verdadera sangre real.

—Constanza mírame —dijo levantando mi rostro y con la paciencia colmada—, es lógico que tengamos la misma sangre por ser familia pero yo… ya escogí a la futura madre de mis hijos y es a la mujer más hermosa, más atrevida, más inteligente y más fuerte que he conocido y esa mujer de temple y espíritu inquebrantable es la que estoy mirando ahora mismo.

Reconozco que al escucharlo hablar así casi  me hace sucumbir ante su encanto, deseaba abrazarlo y besarlo, pero reaccioné a tiempo y me aparte de él por un momento;

—Desearía tener el poder para regresar el tiempo y haber hecho todo bien desde el principio. —Suspiró—. ¿Qué quieres que haga para que me perdones?

—Nada.

—Dímelo, haré lo que sea, puedo…

—No intente hacer nada, ni ofrecerme el mundo y mucho menos renunciar a su obligación.

—Amor mío…

Segunda Parte

Su voz y sus palabras comenzaban a dominarme, ya no podía contenerme. Peleaba conmigo misma, era el príncipe pero también mi Loui, el primero era la suprema cabeza y el segundo no existía, sentí perder mis cabales, por un momento mi confusión regresó. Cerré los ojos con fuerza, me mordí los labios, respiré hondo y tomé valor;

—Reconozco que al principio me sentí burlada y muy decepcionada —dije mientras miraba la ventana—. Sentí que había sido el juguete de no sé quién y no sabe todas las cosas que sentí y que pasaron por mi mente, me molesté mucho con todos y conmigo misma, sentía que había vivido un sueño que de pronto se volvió una pesadilla y que todo cuanto había conocido era una mentira.

—Constanza perdóname —insistió—. Jamás imaginé el daño que te estaba haciendo al creer que te hacía feliz, pero no tienes idea de cuánto yo sufrí también, desde el primer momento fui un inmaduro que no supo manejar las cosas y por eso se me escaparon de las manos.

—No creí decir esto, pero tengo nada que perdonarle.

—¿Cómo?

—Sé cuánto ha pasado también. —Me volví hacia él y me acerqué al sofá—. Sus palabras me han hecho retroceder en el tiempo para conocerlo y entenderlo.

¿No entiendo? ¿De qué hablas? —preguntó desconcertado.

—De esto —dije mostrándole su diario—. Lamento haberme entrometido en algo tan privado, yo no iba a leerlo pero Randolph fue quien me insistió, él mismo me lo dio.

Su expresión era un poema, sus hermosos ojos me miraban con asombro y un ligero rubor se notó, sin duda se sintió apenado;

—¿Randolph te dio mi diario? —Logró preguntar después de reaccionar.

—Por favor no se enoje con él —le rogué—. Él solamente lo hizo porque creyó que era la única manera para que yo pudiera recapacitar, estaba muy confundida y el conocer su sentir hacia mí desde el principio, me ha hecho ponerme un poquito en su lugar.

—¿Y qué has sentido? —Preguntó apenado.

—Su angustia y desesperación —contesté—. No deseo estar en su lugar ni por un momento, el tener que luchar con dos personalidades no le ha sido fácil y creo que yo misma tuve la culpa de todo esto, yo misma dije que usted necesitaba encontrar la razón que le diera intensidad a su vida, calor a su frialdad, sustituir su desamor y soledad por un amor puro y fuerte que hiciera derretir el hielo que lo cubría, sólo un amor así lo haría feliz y lo haría volver a amar para que usted fuera feliz e hiciera felices a todos lo que lo rodean.

—Hablas como una reina —dijo sorprendido—. Eres sabia y sólo tú pudiste ver y sentir esas cosas, era lo que yo necesitaba, no llegaste por casualidad a este lugar. Constanza eres un ángel, eres muy especial, eres todo lo que yo necesito, eres todo lo que amo y el motor que hace que me mueva y desee luchar.

Me acerqué más a él y saqué de mi abrigo algo que le pertenecía;

—Este anillo es símbolo de la realeza —le dije colocándolo en su dedo—, y como tal debe de portarlo la mano del heredero.

—Sabía que entenderías de que se trataba —dijo besando mi mano—. Gracias por protegerlo, es el anillo que porta el futuro rey y el que lo hace acreedor de ese título, contiene el sello de distinción de la casa real de Bórdovar que es necesario en todo documento importante que el heredero apruebe, sea para crear o destruir, sea para bien o para mal.

Esa tarde aprovechamos para hablar de todo lo que no habíamos podido hablar antes sin mentiras y sin máscaras, me explicó muchas cosas escritas en su diario y su sentir una vez más, me dijo que después de mi primera visita al observatorio por las noches entraba a mi habitación para contemplar mi sueño, entonces entendí que la presencia que sentía era real y no un fantasma que se paseaba por la habitación, obviamente su doctor siempre supo quién era él, fue por eso que me atendió al momento de mi caída y también Gastón y Tito, todos fueron parte de esto y todos supieron disimular muy bien para que yo no sospechara nada. Me dijo que nunca había olvidado todo lo que su madre le había enseñado, era sólo que no deseaba recordar nada que le hiciera daño y que había sido a Randolph a quién se le ocurrió la idea de hacer venir a una persona especializada en todo eso, la idea no era sólo retomar las enseñanzas que lo llevaran al trono sino también encontrar una compañera para toda la vida. Fue a través de un amigo extranjero que lo ayudó, usando la tecnología de la red para acceder a la información de perfiles de la persona que se necesitaba y no sólo debía de ser preparada y reunir los requisitos en todas la áreas, sino también ser una mujer joven, atractiva y soltera que pudiera aceptar el reto no sólo para que lo ayudara sino para que otros sentimientos nacieran en él y como pudimos comprobar, su plan dio resultado. Ahora todo tenía sentido y no era mi imaginación como me lo hacían creer, sus visitas durante el otoño dejaron de ser frecuentes porque como príncipe estaba haciéndose cargo de muchos asuntos en relación al progreso del pueblo y a eso se debió su ausencia. La verdad me daba mucho gusto saberlo y el que finalmente se ocupara de su gente, demostraba que ya no era indiferente a sus necesidades y entonces, supe al fin que las visitas de los nobles y ministros que llegaban a Bórdovar si tenían un propósito y sus entrevistas con él se debían a cuestiones de trabajo. Hablamos de las atrocidades que el duque estaba haciendo y de cómo se iba a beneficiar para hacer todo lo que quisiera, él también sospechaba que su atentado era obra del duque y cuando le mencioné lo que Gastón hizo por él al dispararle a esta persona para defenderlo, se sintió muy agradecido ya que sentía que le debía su vida. Le comenté lo del roce de la bala en el duque y también creía que era la herida que Gastón le había dado, me comentó sobre la institutriz de Regina la cual nunca le ha inspirado confianza desde que la recuerda y eso, era algo en lo que obviamente coincidíamos. Yo aproveché comentarle lo que Regina me dijo sobre ella, pero era difícil asociar unas cosas con otras sin tener pruebas que nos hicieran constatar una complicidad entre ella y el duque. Le dije lo que Regina había hecho por él sin saber quién era al haberle donado su sangre para salvarlo, aclaramos todo de una vez pero su duda persistía en si aceptaría quedarme con él o no y yo, vacilaba en no saber qué hacer en ese momento. El príncipe necesitaba una respuesta de mi parte, le pedí que por los momentos fuéramos amigos y me diera el tiempo para pensar la decisión que tendría que tomar, sé que le dio tristeza pero yo tenía que estar segura de lo que decidiera, antes creía ser la novia de un hombre normal pero el ser la novia de un príncipe implicaba muchas cosas, así que tendría que pensar muy bien lo que tenía que hacer. Por lo menos estaba más tranquilo sabiendo que estaba junto él, cuidándolo en su recuperación. Ya entrando al ocaso y mientras seguíamos platicando, Gastón con otro medicó llegaron a buscarme;

—Señorita Constanza —dijo Gertrudis—, el joven Gastón necesita verla con urgencia, al parecer tiene algo que ver con el doctor Jonathan.

Sentí un golpe en el pecho y presentí algo, comencé a temblar y a ponerme helada de nuevo, el corazón me palpitaba aceleradamente y sentía que esto se estaba convirtiendo en el juego de nunca acabar. La plática con el príncipe me había hecho olvidar lo sucedido a Jonathan;

—Enseguida bajo —le dije.

—¡No! —Ordenó Loui—. Quiero saber qué pasa, que suba.

Me limité a encoger los hombros al ver la expresión de Gertrudis sin saber qué hacer y asenté con la cabeza. Enseguida bajó y les avisó, pero yo no entendí la actitud de Loui. No sé si actuó por querer saber la condición de Jonathan de verdad o fue por celos;

—Buenas tardes alteza —dijo Gastón entrando junto con el médico analista quién nos saludó muy respetuosamente con la reverencia correspondiente—. Señorita Constanza, la necesitamos con urgencia.

—¿Qué pasa? —Pregunté asustada—. ¿Le pasó algo a Jonathan?

—Necesita una transfusión —contestó.

—¿Y qué tiene que ver Constanza? —Preguntó el príncipe seriamente.

—Es su sangre —contestó el médico analista—, la prueba que le hicimos cuando su accidente quedó registrada y es compatible con la del doctor.

—Pero no puede salir de aquí, es peligroso.

—Es por eso que el médico esta aquí —dijo Gastón—. Si la señorita lo desea podemos llevarle su sangre al doctor.

—Pero la condición de Constanza es frágil. —Insistió—. No creo que…

—Haga lo que tenga que hacer doctor —le dije al médico con firmeza—. Jonathan es mi amigo y si puedo hacer algo por él, lo haré con mucho gusto.

Aunque al príncipe no le gustó mi determinación o el que lo haya contrariado, decidí darle a Jonathan la sangre que necesitaba. Inmediatamente procedieron a hacer todo y mientras lo hacía, no dejaba de pensar en las coincidencias y en lo contrario de las circunstancias; yo deseaba darle mi sangre a Loui con todas mis fuerzas y no pude, fue Regina la que lo hizo, en cambio mi sangre era el mismo tipo de la de Jonathan y era yo, la que posiblemente lo salvara. Eran extrañas las vueltas de la vida y el girar del mundo, realmente las circunstancias eran al revés y no como muchas veces las deseábamos, pero igual me sentía bien por saber que podía hacer algo por él y deseaba con todo el corazón que mi sangre le ayudara a recuperarse. Después que terminaron no pude evitar sentirme débil, Gertrudis me pidió que descansara un buen rato en mi habitación pero el príncipe no quería que me separara de él, así que me pidió que me acostara a su lado para tenerme cerca, al menos hasta que me sintiera bien. Gastón y el médico regresaron inmediatamente al pueblo y Gertrudis nos dejó solos de nuevo, me sentía un poco incomoda al estar tan cerca de él y en su misma cama, pero la debilidad que sentía me pesaba más;

—No es correcto esto —le dije acomodando una almohada.

—Lo sé, pero no quería que te fueras, deseo tenerte aquí cerca. —Sujetó mi mano.

—No me siento bien, estoy mareada.

—Te dije que eres muy frágil, yo sabía que no ibas a estar bien después de la transfusión.

—Era necesario, él necesitaba de mí y me siento satisfecha por haber ayudado.

—Me siento celoso —dijo seriamente—, tu sangre… siento que una parte de ti estará con él ahora.

—¿Ahora me entiende? —Pregunté intentando sonreír.

—¿Quieres hacerme pagar? —Preguntó extrañado.

—No —contesté desconcertada.

—Te entiendo pero no es lo mismo —contestó casi poniendo los ojos en blanco y torciendo la boca—. Regina es mi prima y era lógico, pero tú y él no son nada, más sin embargo…

—Será coincidencia —dije bostezando.

—Pues una extraña coincidencia. —Insistió un poco indignado—. Que la verdad no me hace gracia.

—No tiene por qué estar celoso —dije ya casi dormida.

—Bueno pues, sólo hay un modo de hacerme sentirme tranquilo.

—¿Y cuál es? —Pregunté un poco nerviosa.

—Que pongas tu cabeza aquí en mi pecho y me permitas abrazarte.

—Eso me suena a un chantaje, además puedo hacerle daño.

—No lo harás. —Insistió—. Por favor, déjame sentirte cerca por el momento que duermas.

Con mucho cuidado lo complací, tal vez porque yo también deseaba que me estrechara de nuevo y sin darme cuenta, sintiendo su calor me quedé dormida en su pecho. No sé cuánto tiempo dormí, no sé cuánto tiempo pasó después de la transfusión, pero ya era bien entrada la noche y Gertrudis subió para ver como estábamos, me despertó para que comiera algo y recuperara fuerzas, pero desperté con un enorme dolor en el brazo y con una sensación de vacío y debilidad, no sentía fuerzas en él, yo misma seguía débil y agotada y con un enorme sueño que deseaba dormir por mucho tiempo. Loui también había dormido, pero al sentir que me había levantado él también despertó, por lo que le pedí a Gertrudis que le trajera la cena a él también, al parecer no nos quedaba de otra más que hacer un picnic en la habitación, ya que los dos necesitábamos descansar. Faltando poco para la media noche Randolph llegó a la cabaña y estaba ansiosa de hablar con él, por lo que subió a vernos y a decirnos lo que había sucedido;

—Me da mucho gusto verlo mejor alteza —le dijo reverenciándolo.

—A mí también me da mucho gusto y me alegro de verte —le dijo Loui extendiéndole la mano.

—Señorita —continuó después de saludar al príncipe—, la veo muy cansada, pero le agradezco enormemente que esté aquí con él.

—No tiene nada que agradecer —le dije—. Lo hago con mucho gusto, ¿Qué sabe de Jonathan?

—Pasé por el hospital —contestó—, supe de la transfusión que le hicieron con su sangre y ahora sólo hay que esperar el resultado. Todavía no reacciona y su pronóstico es reservado.

—¿Qué fue lo que pasó? —Insistí.

—Al parecer también le tendieron una trampa, cuando nosotros íbamos por la mañana con la señorita Regina de repente escuchamos un disparo, nos detuvimos un momento y nos escondimos, escuchamos el galope de un caballo alejándose y después al no escuchar nada más avanzamos un poco y fue cuando lo vimos, estaba muy mal herido así que lo llevamos inmediatamente al pueblo. No pudimos quedarnos hasta saber su estado crítico, sólo tuvimos el tiempo justo para limpiarnos la sangre, cambiar uno de los caballos con la ayuda de Gastón y borrar evidencia. Teníamos que llegar al castillo para no levantar sospechas de nuestra salida.

—¿Pero saben quién lo hizo? –Pregunté asustada.

—Ni siquiera hace falta sospechar, el culpable anda paseándose como si nada, la indiferencia del duque a todo lo que ha sucedido últimamente lo delata.

—Yo también estoy segura que fue él —dije—. Recuerde lo que nos dijo Regina, que saldrían a cazar.

—Y seguramente eso fue una trampa, el duque sabía lo que iba a hacer de antemano, ya llevaba la intención de matarlo.

—¿Cree que fue por mí?¿Sabrá que Jonathan no cumplió con su orden de matarme?

—Puede ser, pero la realidad sólo la sabremos hasta que Jonathan recupere el conocimiento y hay algo más que me resulta muy curioso, justamente al poco rato de haber llegado y durante el desayuno de la señorita Regina vi que Juliana se despedía de ella y escuché que al parecer tiene una hermana que está muy enferma, por lo que le solicitó al duque el permiso correspondiente para ir a verla.

—Que oportuno —dijo Loui rompiendo su silencio—. No sé porque pero no lo creo.

—A mí también me parece muy extraño —dijo Randolph—. Pero no podemos hacer nada por los momentos con respecto a eso.

—¿Y Regina? —Pregunté—. ¿Qué piensa de todo esto?

—La señorita está muy mal aunque trata de ocultarlo, le cuesta creer que su padre sea capaz de hacer estas cosas y está muy preocupada por el estado de Jonathan, el viaje inesperado de su dama le cayó como agua fría y eso hace que se sienta muy mal emocionalmente.