El diputado de Arcis es una de las novelas que Balzac dejó inacabadas. Como casi todas las que se hallan en su mismo caso, había sido largamente meditada y su proyecto recibió diversos títulos sucesivos: Una elección en provincias, El diputado en París, Una elección en Champaña y, finalmente, éste de El diputado de Arcis. Estaba destinada a pintar un aspecto de las costumbres políticas provincianas durante la Monarquía de Julio, bastante parecidas, dicho sea de paso, a las nuestras durante la Restauración.
Su verdadero protagonista era el conde Máximo de Trailles, turbio personaje que aparece reiteradamente en escena a lo largo de la Comedia Humana y que ahora iba a sentar cabeza y contraer matrimonio con Cecilia Beauvisage, después de conseguir que el padre de ésta, Phileas Beauvisage, fuese elegido diputado por Arcis. Aunque Balzac no dejó ningún borrador del final de la novela —ni acostumbraba a escribirlos, a diferencia de Stendhal— ese desenlace se deduce de otros personajes de la Comedia Humana, donde Máximo de Trailles aparece a punto de casarse o recién casado, especialmente el capítulo XLVI de la segunda parte de Beatriz. No se cita allí expresamente el nombre de la nueva condesa de Trailles, pero se dan elementos bastantes para identificar de modo inequívoco a Cecilia Beauvisage: es una provinciana, su padre es diputado y, sobre todo, para expresar sus esperanzas de pulirla, Máximo de Trailles utiliza una expresión tan elocuente como pintoresca: désembonnetdecotonner (es decir, desembonetealgodonar, aunque en nuestra versión aparece simplemente «pulir»), alusión bien transparente a los gorros de algodón que fabricaba Phileas Beauvisage.
El texto de Balzac no se interrumpe en El diputado de Arcis de una manera tan brusca como en Los pequeños burgueses, donde el párrafo final aparece brutalmente truncado. En El diputado de Arcis se llega normalmente al término de la primera parte, que se publicó como folletín en un periódico titulado L’Union Monarchique desde el 7 de abril hasta el 3 de mayo de 1847. Al morir Balzac su viuda encargó la terminación de la novela al mismo Charles Rabou que se había encargado de continuar también Los pequeños burgueses. Como buen folletinista, Rabou escribió una formidable masa de cuartillas, de una extensión más de diez veces superior a lo que había escrito Balzac. No sabemos si llegó a conocer los proyectos del autor sobre el futuro desarrollo de la novela. En todo caso los cambió por completo, y de un modo poco afortunado, al introducir en ella a un nuevo personaje de su exclusiva invención, el escultor Dorlange, al que hace elegir diputado del modo que podrán ver los lectores a continuación.
De la farragosa producción de Rabou damos tan sólo la parte que llega hasta la elección. El resto, que forma dos partes con los títulos respectivos de El conde de Sallenauve y La familia Beauvisage, aunque durante muchos años se le haya venido incluyendo en La Comedia Humana, lo consideramos totalmente fuera de lugar. Es más, al admitir en este tomo lo que figura a continuación pecamos, tal vez de demasiado indulgentes, pues la mayor parte de las modernas ediciones francesas, aunque dejen el desarrollo de la acción en suspenso, ofrecen tan sólo el texto auténtico de Balzac.