Diecisiete
Se sofocaba en la celda. Como el dolor lo mantenía aparte, en una dimensión donde no cabía la perplejidad, sólo alcanzaba a distinguir un tarareo y un llanto que le llegaban distantes, como si no estuviera inmerso en ellos, ni siquiera experimentaba que fueran tan amargos y desalentadores: Me hicieron recordar la época de los primeros cristianos, dijo la voz, David respiraba por la boca, Fue la primera vez que abjuré de la vida. Alguien gritó: ¡Pinche Obladí, ya cállate cabrón!, pero el de los ruidos seguía cantando, «Cásate conmigo y podrás tener, toda la vida tu cajita musical, obladí, obladá…». Quiero ver a mi madre, pensó David, Imposible, estamos prisioneros en este lugar infecto y por lo que declaraste no creo que nos dejen salir algún día; calculo que estamos como a cuarenta y cuatro grados, ¿qué nunca van a apagar ese foco del techo?, Me quitaron la foto de Janis, Para mí que te debes ir olvidando de tu Ancas de rana, no creo que la vuelvas a ver, ¿Por qué, si tengo dinero para ir a Los Ángeles? Voy a ir a su casa, La suerte no es un asunto de merecimientos, la tienes buena o mala y ya, ¿De dónde sacas tantas chacharas?, Tenemos que ir a Chacala, la venganza carece de azar, necesitamos una buena estrategia para escapar. ¿Por qué todo se complica tanto? El Chato murió, quiero ir a Los Ángeles. Are you Kris Kristofferson?, ¿Qué fue lo que me diste?, les tengo miedo a las inyecciones, las pastillas azules me las bajé con tu jaibol y fue como ir en una avioneta en picada.
Los sollozos continuaban, Aquí nadie tiene redaños. Se encontraban en una unidad de veintiocho celdas subterráneas de uno por dos metros, una frente a otra, donde Los Dragones disponían de sus arrestados hasta que los enviaban al campo militar número uno, al Cereso de Aguaruto o a mejor vida. David se hallaba confeso y pronto cambiaría de estación, con el Chato muerto el interés en él disminuía. No obstante, Mascareño tenía sus planes: colmar la prisión hasta que vivieran unos encima de otros y en ese momento viajaba al puerto, en busca de más cómplices. Parpadeó, se espantó las moscas. Soñaba con el sol de Chacala, como de mantequilla, Él y el Duque buscaban presas, Mi mamá quiere un armadillo, un conejo para Carlota, revivió el día en que mató al venado, tenía catorce años y se encontró con él, ambos quedaron paralizados durante un instante eterno, en su diestra tenía una piedra muy similar a la que le lanzó a Rogelio Castro, le tiró a la cabeza y el animal cayó como electrizado. ¡Cómo se había enojado María Fernanda! Incluso se negó a probar el tasajo.
Abrió los ojos y descubrió que estaba tras las rejas. Se puso de pie: Me duele todo, se sentía astroso, ¿Qué esperabas, abrazos de cumpleaños?, Pero, ¿qué hice, porqué me golpearon así?, Somos sediciosos, ¿no entendiste?, Yo qué sé, Para un gobierno terrorista no hay inocentes, ¡Qué pestilencia! No había letrinas, ni retretes, los presos hacían sus necesidades en el piso y luego empujaban las heces al pasillo, una vez al día un empleado los bañaba con una manguera de bombero y hacía correr las excrecencias hasta un agujero en el fondo del pasillo. Janis me hizo señas y la seguí, creí que era el diablo, qué iba a ser, flaca con ganas es lo que era, se le veían los huesitos, Olía raro, no como Rebeca, Ni se te ocurra comparar, esa mujer es un amor, Me abrazó fuerte, muy fuerte, como desesperada, luego cantó algo, quedito: tu luv enibari. Guardó silencio, otra canción se acercaba y pronto estuvo junto a su reja, el hombre que la cantaba lo miró profundamente sin interrumpir su canto: era lampiño, de pelo lacio, largo, peinado de raya en medio, tenía una mirada demasiado seca: «Le di regalos a escoger, y todos me los tiró, Obladí…» Caminaba sobre la mierda que de pronto se abrió a su paso, Ah caray, formando un sendero transitable, ¿Cómo hace eso?, Lo mismo me pregunto. Escucharon al Obladí hasta que traspuso la puerta que daba al estacionamiento y ésta se cerró, dejándolo con la insana sensación de vacío, esa soledad insoportable.
Lo trasladaron a una pequeña celda de Aguaruto, en la unidad de los presos políticos, entre puros guerrilleros. Al primero que conoció fue a Radamés Peñuelas, alias el Rolling. Peñuelas se parecía a Keith Richards, vestía una playera que caricaturizaba la lengua de Mick Jagger y un short negro bastante grasiento, pero no era inofensivo. En cuanto quedaron solos se lanzó sobre David: ¡Eres uno de ellos y vienes a matarme!, David reaccionó tarde y cayeron entre las losas de concreto que servían de camas, ¡Cuidado!, A mí no me engañas, te reconozco por las orejas, le apretaba el cuello fuertemente, David no podía detenerlo, por más que intentaba zafarse no lo conseguía, Dale un rodillazo en los testículos, lo apremió su parte reencarnable, Atácalo, ¿Por qué me quieren raptar?, expresaba el agresor con rudeza, ¿Yo qué les he hecho?, David no lograba articular palabra y se asfixiaba, Pero no tendrán éxito, conozco todos sus códigos, su flora y su fauna, su orografía, ¡Rolling, carnal! ¿qué onda?, se oyó una voz, Deja al compita, Un hombre barbado se acercó y el agresor abandonó a su presa, Sí Chuco, como tú digas. El Chuco ayudó a David a incorporarse: No se agüite compa, el Rolling confunde a todo el mundo con extraterrestres pero es inofensivo, Vaya manera de ser inofensivo, se quejó el karma, David pensó que ambos parecían esqueletos, Gracias, se sentó en su cama, los otros en la del Rolling: lozas de cemento de setenta y cinco centímetros por dos metros. Me dicen el Chuco, se presentó el mediador, A éste nadie lo quiere acompañar pero usted no se agüite, ¿de dónde viene?, De Altata, Altata, hizo eco el Rolling, ¿Dónde lo torcieron?, Qué le importa, pensó, pero le encontró parecido al Chato y agarró confianza: En el panteón, Los panteones son lugares interesantes, dijo el Rolling, A ellos les impactan las tumbas, las cruces, los monumentos, ¿Lo detuvo Mascareño?, A mí me detuvo Mascareño, el Rolling mostró sus dientes sarrosos, Fue ese perro, Hay más de cien detenidos y setenta y cuatro han caído en los últimos tres meses, ¿usted con quién se movía? David lo miró con indecisión: ¿Por qué pregunta tanto? Le recordó a Mascareño, lo bueno es que a esas alturas conocía todas las respuestas: Con Fonseca, ¿Es usted gente de Fonseca?, Sí, ¿Dónde anda?, Por ahí, No se escame compita, aquí todos somos raza de confianza, le dieron machín, ¿no?, David afirmó con un gesto, ¿Cuándo lo torcieron?, El sábado; ¡Hey Chuco!, un joven con bigote mexicano gritó desde la puerta, ¿Qué onda, Élver?, Es Élver Loza, lo presentó, Élver, aquí el compa acaba de llegar, Me dicen el Sandy, dijo David, Órale, nice to meet you, dijo Loza a quien el Chuco se llevó del brazo. En cuanto se quedó a solas con el loco, David examinó el lugar: las celdas formaban parte de una gran jaula de varillas de hierro forjado, era evidente que sólo se podría salir cuando fueran requeridos por el director de la prisión. Estaba en eso cuando Peñuelas le ofreció la mano: Soy el Rolling, pero David la rechazó: Pinche loco, el otro no se dio por afectado, Hay que tener cuidado con los murciélagos, susurró, con las hormigas, con las abejas y con los orejas, aquí todo se sabe y lo mejor es llevársela calmada, si alguna vez te confunden no te muevas, pueden dispararte, están en todas partes y son terribles, Qué locura tan extraña, comentó la voz, ¿De quién hablas?, De los que llegan por las noches y se cagan en las paredes, son de otro planeta, si me descuido destruyen el jardín. David lo observó, en su vida había escuchado hablar así. ¿De qué planeta son? ¿De Mercurio?, Ni de chiste, hubieran muerto de frío, son de una galaxia que nos quiere invadir, ¿De Venus?, Claro que no, los venusinos se regresaron rápido, no les gustó la tierra, ellos comen repollos gigantes y los de aquí son muy chiquitos, imagínate: los que aterrizaron en Bélgica, no pudieron contener el llanto con las coles de Bruselas; ¿Serán de la Vía Láctea?, Vienen de más lejos.
Al volver, el Chuco y Élver le lanzaron miradas lluviosas y se dedicaron a inspeccionarlo. Como Mascareño infiltraba gente para obtener nombres y direcciones, empezaban a sospechar que David era uno de ellos: Así que usted es gente de Fonseca, compita, Así es, ¿Y no sabe dónde anda?, David negó, no sabía qué decir, ¿Y ahora qué hago?, le preguntó a su voz interior, Mantente alerta, ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?, ¿Por qué preguntan tanto?, Contesta hijo de la chingada, lo coparon, sus rostros eran fríos y estaban encolerizados, ¿Cuándo fue la última vez que viste al comandante Fonseca?, David comprendió que se había metido en un berenjenal, Sospechan de ti, sé cauteloso, El lunes pasado, ¡Mientes hijo de la chingada!, yo soy gente de Fonseca y hace un mes que se fue a Nicaragua, Élver le puso el pie en el pecho y lo empujó contra la pared, Vas a chingar a tu madre güey, nunca fuiste de los nuestros y ahorita vas a decirnos qué onda, ¿te envió Mascareño, verdad?, Otra vez nos toca sufrir, se quejó la voz, Y por lo que veo éstos no tienen escrúpulos, Dinos quién te mandó, agregó el Chuco, Sí, quién te mandó, hizo eco el Rolling, Mascareño es el único que pudo haberte mandado, pinche perro, pero le vas a decir al hijo de la chingada que con nosotros se chinga, el Chuco lo pateó: ¡Cantas o cantas cabrón, hijo de tu pinche madre!, Loza estaba furioso, era el más torvo de la prisión: Defiéndete, suelta los puños, Le vas a decir a Mascareño que su espionaje con nosotros vale puritita madre, El Chato está muerto, suplicó, ¿Qué Chato?, Fonseca, ¡Tu madre!, Fonseca está con los sandinistas, tú eres un pinche espía, Fonseca era mi primo, lo tiraron al mar en Altata, unos pescadores lo sacaron, Vas a chingar a tu madre, güey, estás aleccionado pero con nosotros no funciona, No miento, lo tiraron de un helicóptero, ¿Era culichi?, preguntó el Chuco, Sí, ¿En qué colonia vivía?, En la col Pop, ¿En la col Pop? Yo soy de la col Pop y jamás supe que viviera allí, eres un espía y aquí los espías se chingan, ¿Qué les dije?, es extraterrestre, Loza lo puso de pie, Pinche lacra, el Chuco le conectó al mentón y cayó desmayado en el piso. Una vez inerte lo patearon hasta agotarse: Rolling, ponte trucha carnal, tienes un espía en tu celda, te va acompañar Bacasegua en la vigilancia pero no lo trates mal, Sí, Élver, sí, después se retiraron.