PERIODISTA DE PRENSA AMARILLA

EN ESTADO CRÍTICO

Daniel Danny Getchell, de sesenta y ocho años, redactor jefe y principal escritor de la infame Hush- Hush, revista de escándalos de los años cincuenta y principios de los sesenta, fue ingresado la pasada semana en el centro médico Cedros de Sinaí. Una fuente del centro reveló que Getchell «agoniza a consecuencia de un grave tumor cerebral».

Hush-Hush y otras revistas de escándalos de la época ( Confidential, Whisper, Rave, Lowdown y Tattle) emprendieron una campaña de difamación contra gays y lesbianas y lograron su objetivo con perversas tácticas. Entre sus métodos más habituales estaban las alusiones indirectas y la intimidación, y su propósito era excitar el morbo de los lectores sin importar el precio. Las revistas de escándalos destruyeron las vidas de muchos gays y l e s b i a n a s a m e r i c a n o s , y H u s h - H u s h f u e , indiscutiblemente, la peor de todas.

Benjamin Luboff, ex redactor de Whisper y autor de las memorias autocríticas Scandal-Rag Scourge, describió a Danny Getchell como a «un tipo terco y depravado que denunciaba nombres de homosexuales para obtener dinero rápidamente» y que «tenía un impulso sádico de origen patológico que lo llevaba a delatar a gays». Cuando se le pidió que comentara la hospitalización de Getchell, Luboff respondió: «¿Qué

puedo decir? No deseo que ninguna persona, gay o helero, sufra una muerte dolorosa, pero sin Danny Getchell el mundo será un lugar mejor.»

Una fuente del hospital dijo que estaba en la unidad de cuidados intensivos y que no podía responder a una lista de preguntas que había enviado The Advocate. Cheryl Crane no se cargó a Johnny Stompanato, y yo no tengo un tumor cerebral. Además, siempre he dado a los maricas sobre los que he escrito la posibilidad de comprar sus historias para que no fueran publicadas.

Y no pueden ustedes ni imaginarse la mierda que sé

sobre Ben Luboff.

La noticia del tumor cerebral es una cortina de humo de un agente publicitario del hospital. Estoy escondido en una sala secreta del Cedros de Sinaí

construida a partir de un antiguo refugio antiaéreo. Estoy en el subterráneo con sesenta y tres pacientes masculinos y dieciséis médicos dispuestos a vencer nuestro virus. Prescindirán del juramento hipocrático, e hipócritamente, venderán su cura sólo a los ricos. Yo estoy vendiendo todo lo que poseo para pagarme una cama por veinte de los grandes al día.

Tengo sida. Lo peor de tenerlo es el hecho de tenerlo. El que la gente crea que eres maricón queda en segundo plano por poco.

No soy maricón. Soy un yonqui con un mono de cuarenta años a la espalda.

Los rejuvenecimientos fiables me han arruinado. Periódicamente purgo mi organismo putrefacto con transfusiones de sangre obtenida en el mercado negro. En 1991 compré un excedente de sangre de la operación Tormenta del Desierto. Acabó por completo con el deseo sexual, mis glóbulos rojos disminuyeron y me hundió en una devastadora y dinámica degeneración total.

O alguien me envenenó a propósito.

Tal vez un pequeño sinvergüenza al que calumnié

en mayo de 1961. Tal vez un capullo al que puse en ridículo hace mucho tiempo. Tal vez un autor con perfecto sentido de la justicia.

Ahora estoy paranoico. Soy un homófobo

hemofílico y un cristiano crucificable en una cama de la Posada de los Gays.

Veo a seis de los chivos expiatorios de mis escándalos enchufados a los gota a gota. Me castigan estratégicamente con miradas de odio. Se apiñan a mi alrededor con rabia y me acechan mientras cavilo esta arenga al estilo Hush-Hush.

Escondo un cuchillo afilado debajo de la cama. Tengo el cuento cautelosamente favorable a los gays que están a punto de leer. Complaceré el orgullo pederasta o lanzaré alguna pulla en el espíritu de holocausto de Hush-Hush.

El ladrón de tres camas más abajo me mira fijamente. No puedo situarlo en mi bagaje de chantaje y mal rollo. Voy a sacármelo de la cabeza y a concentrarme en mi historia mientras todavía pueda hilar floridas frases fascinantes.

1

La debilitadora sequía de basura de la primavera de 1958.

Para Hush-Hush era frustrante y paralizante. Nos obligó a publicar presunciones como si fueran verdades verificadas. Me obligó a retornar viejos casos del depósito de cadáveres y hacerlos pasar por escándalo fresco.

JACKIE GLEASON COMBATE SU OBSESIÓN POR LA COMIDA EN UNA GRANJA CERCA DE FILADELFIA. ¡JOHNNIE RAY