CAPÍTULO X
LOS HOMBRES DE NEGRO (MIB)

E

ste es uno de los capítulos más extraños que se pueden presentar al lector: el relacionado con los llamados hombres de negro. Existen varias teorías sobre quiénes son estos personajes y cuáles son sus verdaderas intenciones.

El público cree que se trata de extraterrestres cuya única misión es asustar a aquellas personas que han tenido avistamientos de ovnis para que no manifiesten lo que han visto al público en general.

Al parecer son muchos los que han oído hablar o han visto a los citados sujetos, a los que la Prensa les atribuye un atuendo negro y rasgos orientales.

La leyenda de los hombres de negro se hizo pública por primera vez en septiembre del 53, cuando llamaron a la puerta de Albert K. Bender, en Bridgeport (Conneticut). Hasta esa fecha él había publicado bastantes artículos en revistas especializadas de ovnis, pero cuando aquel día se le presentaron tres hombres vestidos de negro cambió de opinión e hizo unas declaraciones bastante extrañas y ya nunca se refirió de los platillos volantes que, hasta aquel momento, le habían apasionado.

Posteriormente, otros muchos caso se registraron siempre con personas que afirmaban haber visto un ovni. Los servicios de información no le dieron importancia a todo esto al principio, pero cambiaron de opinión cuando se enteraron de que esos sujetos en sus visitas se hacían pasar por agentes del gobierno o de los militares. Al irse repitiendo las visitas de esos extraños personajes con cierta frecuencia, se inició una investigación para tratar de saber el alcance que podía tener el hecho.

Hemos de afirmar rotundamente que este asunto, que ha llegado a preocupar a muchísimos investigadores, no tiene más misterio que el que algunos autores han querido que tenga, al señalar reiteradamente que esos individuos formarían parte de un servicio de inteligencia extraterrestre o que serían seres extraterrestres celosos de su secreto, que no deseaban que se hablase más del tema de los ovnis.

Y lo cierto es que el asunto no tiene nada de extraterrestre, pues yo mismo he sido hombre de negro y puedo señalar que todos los casos han tenido relación con los servicios secretos o han nacido en las mentes calenturientas de algunos autores o de algunos personajes que, llevados por su afán de notoriedad, han creído ver extraterrestres por todas partes.

Quiero comenta otras dos de las afirmaciones que se hacen sobre estos sujetos: que visten de negro y que tienen rasgos orientales. En lo referente a vestir de negro, hay que apuntar que cualquiera se da cuenta de que el negro es un color muy apropiado para asustar a la gente y que si alguien deseara atemorizar a otro se vestiría de esa manera. En la ciudad argentina de Mendoza, en el año 65, una persona afirmó que había visto un ovni, y apoyó su afirmación con gran variedad de detalles y con fotografías incluso. Entonces varios amigos suyos quisieron gastarle una broma, se disfrazaron totalmente de negro y de esa manera llegaron a su casa enmascarados. Le asustaron de tal forma que casi sufrió un ataque al corazón.

Este caso fue investigado por la policía argentina, pero no pudo llegar a ninguna conclusión, puesto que ese hombre atemorizado se negaba en redondo a hablar del asunto. No obstante, los servicios de información se dieron cuenta, poco después, de que todo se trataba de una broma.

Se dio un caso curiosos en un país sudamericano en el que los servicios secretos tenían estaciones muy importantes de investigación de ovnis. Sucedió, en ese país, que los jefes militares reconocieron que habían visto ovnis y afirmaron que sus ejércitos disponían de documentos veraces sobre ese fenómeno. Esto fue un gran riesgo para la censura y para los intentos de las grandes potencias de apoderarse de uno de estos artefactos extraterrestres. Esto provocó que los servicios de información intentasen desprestigiar a esos militares por los más diversos métodos.

En otras ocasiones ha habido quién ha afirmado que ha recibido la visita de los misteriosos hombres de negro y lo cierto es que no los ha visitado nadie.

Lo más normal es que los hombres de negro sean, en realidad, miembros de los servicios secretos que se preocupan únicamente de que continúen secretas algunas de sus investigaciones. Así, pues, en la mayoría de los casos decir agentes del contraespionaje nacional y hombres de negro son palabras sinónimas.

Por ejemplo, en 1975 los Estados Unidos estuvieron haciendo pruebas en un lugar desértico del norte de California con un determinado tipo de interceptor que tenía forma de un platillo volante y se emplearía contra los bombarderos atómicos enemigos. La prueba fue un total éxito, ya que el "platillo volante", identificado como de procedencia norteamericana, realizó los ejercicios de acuerdo con los planes previstos y los resultados superaron incluso las más halagüeñas esperanzas.

Pero en las cercanías se encontraba un grupo de excursionistas que, al contemplar el "platillo volante", pensaron en seguida que se trataba de una nave extraterrestre y lograron sacar varias fotografías. Poco después los agentes del servicio de contraespionaje militar de los Estados Unidos (CIC) se enteraron, por medio de sus unidades de vigilancia, dónde se encontraban los excursionistas. Y no tuvieron el menor reparo en ponerse una gabardina y un sombrero negro y acercarse a la tienda donde estaban los jóvenes para asustarles. Les pidieron las fotografías que habían tomado y les prohibieron que hablaran con nadie de lo ocurrido, al mismo tiempo que les exigían que se marcharan de allí de inmediato. Estos muchachos se asustaron mucho y uno de ellos, presa de un ataque de nervios, incluso quiso agredir en vano a uno de estos agentes, expertos en peleas cuerpo a cuerpo, que lo inmovilizó con rapidez. Después, como se les había ordenado, se fueron del lugar y no revelaron jamás lo que habían visto. Ahora, si leyeran estas líneas, se explicarían el enérgico proceder de estos "hombres de negro".

Suele suceder que, en ocasiones, alguno no se asusta por haber recibido la visita de los hombres de negro y así lo afirma en los periódicos sin ningún temor. A partir de ese momento reciben substanciosas ofertas, buscando una exclusiva de sus declaraciones, de periódicos europeos si se trata de un norteamericano o viceversa. Entonces reciben a periodistas de revistas especializadas que solicitan hasta los detalles más pequeños para - según ellos - seguir investigando sobre los ovnis. Pero lo cierto es que el artículo en cuestión nunca se publicará, ya que, en realidad, el carnet de periodista es falso y toda la documentación que ha presentado también. Lo que busca el falso periodista son detalles técnicos de la versión dada por la persona que ha avistado un ovni, con lo que consiguen enterarse de datos sobre unas pruebas realizadas en completo secreto, pero que tuvieron presente a ese inesperado testigo. Hay que tener en cuenta que el testigo se confiará más con una persona que dice ser periodista que si afirmara que es agente secreto. Por lo que hemos indicado se deduce que cuando los servicios secretos de contraespionaje saben que han denunciado la presencia de los hombres de negro, hacen de vez en cuando otras visitas en horas intempestivas o en los lugares más insospechados, amenazando con que tengan la boca callada si no quieren tener problemas. De esta manera se trata de que esos hombres no hablen con periodistas, que pueden ser agentes enemigos, de supuestas pruebas secretas de armas especiales.

También se cuenta con la presencia de los hombres de negro cuando el que ha visto un ovni afirma que ha contemplado un ovni verdadero, y el hecho ha sido comprobado por los sistemas de protección de la NATO o de cualquier fuerza aérea y que fue imposible interceptar. En esos casos interesa disponer del mayor número posible de datos sobre ese platillo volante, como puede ser tamaño, maniobrabilidad y otros detalles técnicos, pues, por lo general, cuando llegan lo aviones, por muy modernos que sean, los ovnis ya se han escapado de la zona que se trate. Ya hemos señalado en capítulos anteriores que hay veces que los radares logran verlos y es en ese campo en que sitúan los servicios de espionaje y de información logística de los departamentos militares especializados.

Por ejemplo, en países como Italia, Dinamarca, Corea o Japón, entre otros, en los que los norteamericanos disponen de bases militares, localizan a los ovnis inmediatamente. Pues, en muchos casos, los platillos volantes son también obra del enemigo, que espera desprestigiar a los servicios secretos.

Digamos que lo hombres de negro no son invulnerables, ni mucho menos, si se dispone de un buen arma. Puede suceder lo que le ocurrió a un agente soviético en Argentina, cuando fue a investigar un asunto de ovnis. Sin quererlo, casi asustó a una persona que decía haber visto un ovni, en el deseo de saber lo que conocía. Este agente iba con la pretensión de saber si los norteamericanos habían realizado en Argentina alguna prueba secreta, puesto que en aquellos tiempos se encontraba en aquel país uno de los máximos responsables de la comisión militar de la DIA CIA sobre ovnis. Se trataba de John Patrick Egan, cónsul honorario norteamericano en Córdoba y estaba investigando sobre el tema en el mes de febrero de 1975, nunca hubiera abandonado su misión a no ser por haber sido secuestrado por el grupo terrorista de los Montoneros que lo tuvieron encerrado en una de las cárceles del pueblo, desde el 28 de febrero de 1975 hasta el 1 de abril de ese año. Allí fue interrogado duramente por varios agentes de la KGB que deseaban conocer el tipo de misiones que había realizado en la República Argentina. Este hombre llevaba bastante tiempo en el país y había estado investigando toso los casos de avistamientos de ovnis que se habían producido en Argentina en los últimos diez años. Disponía de numerosos informes de las fuerzas aéreas argentinas y de varios testigos que habían visto ovnis. Habían hecho que se informase en materia de estos y en la policía secreta argentina, por medio de los servicios de espionaje con el que contaba el ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), de índole troskista, muchos de cuyos dirigentes habían recibido formación en cuba de miembros del servicio secreto de Corea del Norte (Cho Son In Min Kun Chong Bo Bu). Este servicio secreto estaba n relación con los servicios soviéticos de información, por medio de los que se encontraban en la embajada rusa en Buenos Aires. Por ello se enteraron de que un testigo iba a ser interrogado por el servicio de información militar y entonces el agente soviético Pivo Varov fue a ver a ese hombre, pero no vestido de negro, sino normalmente. Le acompañaban dos funcionarios más de la embajada, con documentación falsa, por si los detenía la policía. El hombre en cuestión vivía en las afueras de buenos Aires y, como se puede suponer, le pidieron que no hablara con nadie, al propio tiempo que se interesaban por detalles del avistamiento del que había sido testigo. De pronto ese hombre sacó una pistola y disparó contra los tres y Pivo Varov estuvo a punto de perder la vida al ser alcanzado por un balazo en la cabeza. Los otros dos huyeron rápidamente, el agresor pertenecía al servicio de información militar argentino y, como miembro clandestino, estaba relacionado con la Triple A, de carácter ultraderechista.

Después de ese desagradable incidente, Pivo Varov fue destinado a España y más tarde resulto el segundo funcionario soviético expulsado de España por actividades que no tenían nada que ver con las específicamente diplomáticas.

Dentro del tema de los hombres de negro, tuvo gran repercusión en los campos del espionaje lo que ocurrió, a finales de la década de los 60 a Yuri Voronsov, coronel de la KGB en la estación de Bonn. Este hombre se enteró de que una noche unos niños habían visto platillos volantes al norte de Munich y fue personalmente a interrogarles. Poco tiempo después, tres funcionarios del BND y uno del BFV (oficina para la defensa de la Constitución) hicieron la misma visita a los niños y se enteraron de que con anterioridad otro hombre había ido a verles. Dado que en Munich se encuentra la sede del BND no tuvieron dificultad en buscar todas la fotografías de agentes soviéticos que ellos tenían y se las mostraron a los pequeños. En seguida se supo que el que les había visitado era Yuri Voronsov.

Montaron vigilancia en torno a la casa y esperaron a que volviera Voronsov a visitar a los niños, lo que ocurrió a los siete días. En ese momento los agentes del contraespionaje alemán se dispusieron a detenerle, pero, lamentablemente, llevaba guardaespaldas. Comenzó entonces una pelea a tiros y este hombre pudo escapar, como estaba localizado, en el momento en que quiso salir a la autopista fue arrollado por un camión. La noticia de su muerte no se dio a conocer entonces. Únicamente pasado un tiempo, el periódico alemán "Der Spiegel" comunicó la noticia de que había muerto en un accidente automovilístico el presunto jefe de la delegación en Alemania de la KGB, sin facilitar más detalles. Naturalmente las noticias de Prensa estaban influenciadas por los servicios federales de inteligencia de la República Federal Alemana, ya que el procedimiento del atropello es uno de los métodos más característicos de eliminación de agentes secretos enemigos y tiene, además, la ventaja de no dejar rastro.

Han sucedido muchos más casos de espionaje mezclados con los asuntos de los hombres de negro. Uno de ellos ocurrió en agosto de 1971, en Santa Isabel, capital de la República de Guinea Ecuatorial. En esa fecha un diplomático norteamericano, llamado Alfred Erdos, cometió un asesinato en la persona de un miembro del servicio de seguridad de la embajada. Mató a cuchilladas a Donald Leany, que pertenecía al servicio secreto como todos los funcionarios de seguridad de la embajada. Erdos, que dependía del consulado general en el Camerún, fue acusado de que estaba loco, aunque, en el fondo, había muchas cosas que aclarar.

Erdos era un entusiasta de los ovnis y había pertenecido a varias organizaciones creadas para investigar ese fenómeno. Estando en Santa Isabel vio uno de esos platillos y se apresuró a comunicarlo a la oficina de la embajada, tanto lo que él había visto como otros detalles técnicos que había calibrado. El aseguraba que vería al dichoso ovni bastante más veces, puesto que, según él, había recibido mensajes telepáticos del ovni. En ese momento el delegado de la CIA en el Camerún pidió a varios de sus agentes que se desplazaran a Santa Isabel para ver que había de cierto en esas manifestaciones y para evitar que existiera alguna filtración a los medios informativos. A la semana de haberse producido el primer avistamiento, volvió a repetirse en el mismo lugar y, en esa ocasión, el ovni en cuestión estuvo inspeccionando durante diez minutos, con lo que pudieron tomar una gran cantidad de fotografías. Este diplomático no estaba muy versado en cuestiones de espionaje, anunció que iba a comunicar el avistamiento a las autoridades militares de Guinea. Al enterarse el agente de la CIA que estaba con él en ese momento avisó a la central de las intenciones del agente.

No habíamos hablado antes que Guinea acababa de salir de la colonización española y que, junto a Macias, el entonces presidente de la República, recientemente derrocado por un golpe militar encabezado por el teniente coronel Teodoro Obiang Nguema, y más tarde ajusticiado, como todos sabemos, se movían agregados comerciales soviéticos y chinos. Los soviéticos ayudaban a sanear la economía del país en lo referente a agricultura, ganadería e industria, mientras que los chinos le prestaban ayudas militares y estaban montando la red ferroviaria en el país. También había entonces de Guinea muchos cubanos y franceses que insistían ante Macias para que autorizara la instalación de industrias con capital francés.

Ni que decir tiene que en aquellos tiempos los servicios de inteligencia de las grandes potencias disponían en la zona de muchos agentes. Y se daba el caso de que en la vecina Guinea Konatry, el presidente del país, Sekou Turé, manifestaba una gran simpatía por los países socialistas. Y en ese país, a veces, se llevaban a cabo acciones de represalia por parte de mercenarios que estaban al servicio de las grandes compañías multinacionales, en combinación con los servicios secretos occidentales.
Dentro de la situación que acabamos de dibujar y teniendo en cuenta que para los militares es clave el tema de los ovnis, la CIA no podía permitir que un agente suyo, y menos un diplomático, comentara la barbaridad ya reseñada. Por eso el jefe de la CIA en el Camerún mandó en seguida a varios agentes para que presionaran al diplomático, con objeto de que se olvidara del asunto de los ovnis.

La primera visita la tuvo Alfred Erdos en su despacho, donde recibió a tres hombres. Le pidieron con mucha amabilidad, al principio, que abandonase la investigación de los ovnis, afirmando que tenían un alta misión que cumplir los platillos volantes y que, por favor, no dijese a nadie lo que había visto, ni que ellos le habían visitado. Este hombre pensó que los que le visitaban eran los famosos hombres de negro de los que hablaban los tratados sobre investigación de ovnis. Erdos les contestó con buenas palabras y los agentes se marcharon muy satisfechos del éxito de su misión. No obstante, él siguió con la misma idea y pocos días después fue al lugar del avistamiento en compañía de su secretaria. Esta señorita, que estaba en su oficina desde hacía dos semanas y que mostraba gran interés por el fenómeno de los ovnis, era en realidad un agente de la CIA colocado allí para vigilarle y sacarle toda la información posible.

Alfred Erdos recibió una segunda visita de los supuestos extraterrestres, que estuvieron menos amables que la primera vez. En efecto, le amenazaron de muerte en el supuesto de que siguiera molestándoles con el asunto de los ovnis. Al oír estas palabras, presa de un arrebato de locura, tomó un puñal que tenía sobre la mesa y que utilizaba como abrecartas y le propinó una cuchillada a uno de esos hombres. Después se supo que el herido era Donald Leany, miembro de la CIA. Inmediatamente, los servicios de seguridad de la embajada arrestaron a Erdos acusándole de asesinato y lo trasladaron a los Estados unidos con la indicación de que se trataba de un loco peligroso. Cuando llegó a ese país se armó un gran revuelo en la prensa, puesto que muchos periodistas pensaban, como así era en realidad, que en ese asunto había datos que no estaban muy claros. Los informadores presionaron al Departamento de Estado para que les facilitase información, pero allí les contestaron con un lacónico "No comment" (sin comentarios). Esta es toda la información oficial que obtuvo la Prensa sobre ese tema.

Muchos periodistas, tanto de la agencia TASS como de la agencia de noticias Nueva China que estaban en Estados Unidos y en guinea Ecuatorial, quisieron averiguar más datos y para ello solicitaron entrevistas del jefe de la delegación en Santa Isabel. Ellos no creían en la supuesta locura del deportado, pero tampoco tuvieron mejor suerte, y un nuevo "no comment" fue la respuesta del agregado de prensa americano y del jefe de la delegación diplomática.

Ejecutan a un general rumano

O

tro caso famoso dentro de los servicios secretos fue el que le ocurrió al general de Rumania Ion Serb, ejecutado por ser, supuestamente, un espía soviético. Era jefe de la guarnición militar de Bucarest, capital del país, y general de la segunda región militar, donde se encuentra la capital de Rumania. También era miembro del partido.

Nada más conocerse esta noticia, en febrero de 1972, los servicios secretos occidentales quisieron averiguar qué era lo que había sucedido en realidad, ya que las autoridades rumanas indicaban que ese general había mantenido contactos improcedentes con el agregado militar soviético en la embajada de ese poderoso país en Bucarest. Las autoridades militares de Rumania tomaron como disculpa que tenían que defender la integridad nacional frente a los supuestos abusos de otras superpotencias en contra de aquella. El agregado militar fue expulsado y se hizo público un comunicado, en el que se hablaba de los muchos kilómetros de frontera común que tiene Rumania con la Unión Soviética.
Lo que decía no convenció a nadie, dentro de los servicios occidentales de inteligencia, puesto que es sabido que en occidente los soviéticos utilizan a los servicios secretos rumanos, ya que más del cincuenta por ciento de sus agentes han sido formados en la Lubyanka de Moscú, así como en la Academia militar diplomática de la Unión soviética y en la Academia Inter Armas de Kiev. Además, teniendo en cuenta que las fuerzas armadas rumanas pertenecen al Pacto de Varsovia es normal que los militares de los países satélites pierdan la cabeza por congraciarse con los militares soviéticos. No hay que olvidar que muchos ascenso en el ejercito se deciden en la central de las fuerzas armadas unificadas del Pacto de Varsovia, con sede en Moscú, en el ministerio de Defensa de la Unión soviética.

Por otra parte, también es normal que los militares rumanos tengan que respetar a los grandes militares soviéticos, puesto que según el acuerdo del Pacto de Varsovia la jefatura corresponde a los rusos. Es en estas coordenadas en las que hay que colocar el caso del citado general para comprender lo que sucedió.

Inmediatamente, en la estación de la CIA en Bucarest y en la embajada de Francia en la capital rumana tantos los servicios secretos norteamericanos como la segunda oficina del alto estado mayo francés iniciaron sus trabajos para reunir los datos que deseaban. En esta ocasión los franceses se adelantaron a los norteamericanos, porque contaban con la colaboración de un infiltrado en el comité Central del partido comunista francés. Ese sujeto se pudo enterar de los que había ocurrido con el general Serb.

Las fuerzas armadas rumanas, por indicación del presidente del gobierno y del secretario del comité central del partido comunista rumano, habían iniciado una operación de captura de ovnis y esperaban conseguir los resultados apetecidos. Para eso habían elegido una zona secreta en la que iban a poner en marcha la operación señuelo clásica. En otros países un hecho de estas características no podía pasar inadvertido para los servicios secretos soviéticos que tienen montada una extensa red de agentes en las capitales de los países miembros del Pacto de Varsovia. Este general había aceptado un destino mucho más cómodo para él como sería el de ayudante del jefe de las fuerzas armadas unificadas en Moscú, a cambio de facilitar datos a los rusos sobre la operación citada. Fue fácil para él debido a que el campo de operación se situaba dentro de la segunda región militar rumana en la que él mandaba. Los servicios americanos de seguridad militar advirtieron rápidamente al agregado militar soviético, así como a ciertos militares que pertenecían al GRU soviético.

Los rumanos iniciaron una investigación y se descubrió por dónde se había producido la fuga de información, lo que motivó que un tribunal militar especial juzgase al general Serb y lo condenara. Ni que decir tiene que el proyecto de captura de ovnis quedó anulado.

Bien es verdad que este caso no entra de lleno en el campo de actuación de los hombres de negro, pero he querido incluirlo dentro del mismo capítulo para que el lector deduzca la importancia que los servicios secretos de la grandes potencias conceden al tema de los ovnis, llegando en ocasiones a matar a alguien, cuando piensan que por su culpa ha sido desvelado un secreto que se guardaba celosamente. También se producen casos muy extraños como el que voy a referir a continuación.

Sucedió al teniente coronel Donald E. Surbriggen en el Vietnam. El iba a realizar una investigación sobre más de quinientos avistamientos que se habían producido en los cielos de Vietnam del Norte. En efecto, cuando los bombarderos norteamericanos se dirigían a bombardear Hanoi habían visto a escuadrillas de ovnis que los seguían. Se consiguió muchísimo material gráfico, radiaciones, temperaturas, apreciación de velocidad, colores. Se apreció que en muchos platillos se veían ventanillas, lo que es un indicio de que dentro había tripulantes y otros muchos datos de interés, tales como las perturbaciones electromagnéticas y electrónicas en los sistemas de a bordo. Los radares localizaron a muchos de esos ovnis. Los Phantom norteamericanos que iban para proteger a los bombarderos no tuvieron éxito en su intento de intercepción, pero lograron hacerles pasar serios apuros a los ovnis. Uno de los platillos volantes resultó averiado y cayó en la jungla, por lo que acudieron allí abundantes tropas del ejercito norvietnamita. Se cursaron avisos urgentes a las distintas zonas para que todos participaran en la captura del ovni, que se suponía seriamente dañado. Pero al cabo de cinco minutos el ovni salió de la selva y se perdió en el espacio a una velocidad aproximada de diez mil kilómetros por hora.

Aunque había muchísima información comprobada sobre la presencia de platillos volantes en el espacio aéreo vietnamita, también fueron detectadas naves espías soviéticas que tenían la forma de platillos volantes. Tres de ellos fueron interceptados con éxito, lo que supuso un golpe de la seguridad militar, aunque en realidad el éxito fue de las fuerzas aéreas norteamericanas.

En muchas fotografías se apreciaron luces de fuego que no tenían nada que ver con los extraterrestres, sino que, después de varios análisis, se llegó a la conclusión de que eran aparatos holográficos lanzados contra los bombarderos, que casi tuvieron éxito, pues muchos pilotos de los bombarderos hicieron grandes maniobras y uno de ellos se estrelló. Fue precisamente en ese momento cuando fueron mandados al Vietnam expertos norteamericanos de la DIA para estudiar el asunto y al frente estaba el teniente coronel Donald E. Surbriggen. Al llegar montó en un helicóptero que le conduciría al alto mando de las fuerzas estacionadas en Vietnam. Entonces el sargento James E. Sloush, de 28 años de edad, que había cambiado el puesto con un compañero, secuestró el helicóptero militar en el que iba el experto norteamericano. Después de un breve intercambio de palabras, le dijo que tenía contactos mentales con los extraterrestres y le exigió toda la documentación sobre los ovnis que en ese momento llevaba el teniente coronel. E incluso llegó a amenazarle de muerte en caso de que continuase con las investigaciones. Dirigió el secuestrado el aparto a Danang y, una vez allí, la policía militar norteamericana pudo reducirlo. Fue acusado de loco y recluido en un hospital psiquiátrico, después de que fuera degradado a cabo, tras un juicio militar.

Este hombre, que verdaderamente creía en los ovnis y en los valores que portaban los seres extraterrestres, fue inducido al secuestro por varios provocadores soviéticos en combinación con el Vietcong. Durante un permiso entró en contacto con unos monjes budistas en un templo de Saigón y ellos le estuvieron hablando, largo y tendido, de los seres extraterrestres. Este hombre, que ya creía en ellos antes, fue convencido de la necesidad de que los seres humanos no se mezclaran en los asuntos privados de una raza superior, que sólo quería el bien de la Humanidad. Sobra decir que ese hombre consideraba que era un error el intento de intercepción de naves de otros planetas que venían a ayudar a la Humanidad. Es interesante señalar que, en aquel templo budista, había varios agentes del Frente de Liberación del Vietnam, más conocido por el Vietcong. Además, eran agentes dobles al trabajar también para los soviéticos; ellos le dieron instrucciones a este sargento para que capturase al experto norteamericano que, según le comunicaron, quería destruir a los ovnis y, con ello, comenzaría una guerra con seres de civilizaciones extraterrestres.

En los interrogatorios posteriores a que fue sometido el sargento, los servicios de la CIA lograron averiguar todos los detalles, pero los agentes del Vietcong ya habían desaparecido. Este caso demuestra claramente el funcionamiento de los hombres de negro, donde se ve con claridad el método que usaban los soviéticos y que, hasta entonces, los servicios secretos norteamericanos no habían tenido éxito, puesto que en países como Rumania, Checoslovaquia, etc. , a pesar de que hay muchos agentes norteamericanos en las sectas religiosas como los Mormones, Testigos de Jehová y otras parecidas, todavía no tienen gran cantidad de agentes tan especializados como los hombres de negro.

La CIA en ese campo había obtenido grandes éxitos en cuanto a infiltrar a sus hombres entre los desertores norteamericanos de Vietnam, que tenían su sede en Estocolmo y muchos de los cuales acudían como Testigos de Jehová. Lograban infiltrarse en organizaciones comunistas norteamericanas, con sede en Estocolmo o en Argelia y en organizaciones se supuestos hombres de negro que querían montar los soviéticos contra las fuerzas de la OTAN.

Casos como éste ha habido muchos y es conveniente que los investigadores privados de ovnis saquen las conclusiones adecuadas al mismo, ya que en los servicios secretos esto es el pan nuestro de cada día.

Aparece muerto un ciudadano chino

O

tro caso que llamó la atención fue el que ocurrió con el ciudadano chino Nang Hsi Tsang, hallado muerto en el hotel Roosevelt, en Manhattan, a mediados de febrero de 1972. Tenía 26 años y era uno de los miembros de la delegación diplomática china en la

ONU, en Nueva York. El pecado de este hombre fue querer aportar datos que llegaban a la ONU procedentes de organizaciones privadas de investigación de culturas extraterrestres. Hay que tener en cuenta que todos los meses llegan a la ONU informaciones privadas de ovnis para realizar investigación acerca de los mismos a nivel mundial. Un 97 por ciento de esas informaciones son puras tonterías, pero el resto son apreciaciones de bastante interés que son objeto de la curiosidad de las misiones diplomáticas y, en general de todos los partidos comunistas.

Este hombre, sin duda impulsado por su juventud, quiso mandar una propuesta, como diplomático chino que era, para que una comisión que había sido destinada a ese punto examinara una serie de pruebas de que disponía el gobierno chino. Se refería a las medidas de seguridad que el gobierno chino iba a adoptar con motivos del viaje del presidente Nixon a China, que iba a ser un gran acontecimiento político mundial. Se trataba de unas trescientas medidas de seguridad y entre ellas se contaba la prohibición de todo vuelo civil y militar, así como la disposición de una serie de reactores dispuestos a intervenir en caso de que hubiera algún intento de ataque contra el avión norteamericano. Los servicios secretos chinos habían detectado un gran malestar entre algunos oficiales chinos que se negaban a que el gran exponente del capitalismo mundial, como era Richard Nixon, llegase a la República Popular China para mantener conversaciones con los miembros del gobierno chino. En uno de los vuelos de prácticas se detectó una escuadrilla de aparatos no identificados e, inmediatamente, los interceptores chinos y los artilleros dispararon contra esos objetos. Después de perseguir tenazmente a esos objetos voladores y de disparar una y otra vez sobre ellos llegaron a la conclusión de que habían sido ovnis y no militares izquierdistas que se hubieran entrenado también.

El gobierno chino, por medio de su alto estado mayor, dispuso de gran cantidad de pruebas sobre los ovnis, pero ese hecho le sirvió igualmente para hacer una efectiva purga entre las fuerzas aéreas chinas, siendo detenidos un millar de militares de alta graduación que no estaban de acuerdo con la postura de apertura a Occidente. En este caso los ovnis sirvieron como excusa para las purgas políticas posteriores. Los miembros del comité Central del partido comunista chino quedaron muy agradecidos a los extraterrestres.

Entonces el citado ciudadano chino Nang Hsi Tsang casi intervino públicamente en la ONU con motivo de esas persecuciones chinas a los ovnis, mostrando, incluso, valoraciones militares hechas por los expertos aeronáuticos chinos. Naturalmente esto lo consultó con el jefe de la delegación, el cual le ordenó que se olvidara del tema. Esa misma noche recibió en su hotel la visita de cuatro personas que iban vestidas de negro y tenían rasgos orientales, que son las características con las que se conoce a los hombres de negro. Pero iban los cuatro de esa manera por la sencilla razón de que hacía frío y eran agentes oficiales chinos, con lo que su aspecto tenía que ser, forzosamente, oriental. Le invitaron a que se olvidase por completo de los ovnis y le dijeron que, en caso contrario, tendría grandes desgracias personales que ellos no podrían evitar.

Ese hombre no consideraba su proceder como una traición a su país, ni se tomó en serio que aquellos hombres que le visitaron fueran seres de otros mundos, ya que él sabía perfectamente la manera de actuar de los servicios chinos de información. Pero, como conocía también la censura que había en otros países, optó por algo mucho más sencillo: se quiso poner en contacto con el comité del NICAP, en Nueva York, desde su habitación del hotel. Esto fue una imprudencia temeraria porque el teléfono estaba intervenido y, aunque en la oficina no le contestó nadie, fue considerado como una grave amenaza para la seguridad militar china. Los servicios secretos saben que estas organizaciones investigadoras de ovnis únicamente dan datos exactos en ocasiones muy limitadas, ya que la mitad de los casos que inician son provocaciones hechas por los servicios secretos militares. Y además, concretamente en el NICAP, había, por lo menos en aquella época, cinco agentes de la CIA y algún que otro del CIC, por motivos de seguridad nacional. No hay que olvidar que este tipo de organizaciones reciben notificaciones, muy a menudo, de avistamientos realizados en otros países. En cuanto llegan esas noticias al comité investigador del NICAP, que es donde suele haber agentes de la CIA infiltrados, ellos envían los datos de que disponen a la central, la cual, a su vez, los manda a la estación del país donde se han hecho las observaciones.

La función que tienen los agentes del CIC es la de vigilar asuntos exclusivos de seguridad nacional, ya que ha ocurrido bastantes veces que en organizaciones tanto de investigación de ovnis como de tipo místico se han encontrado agentes cubanos, los cuales pasaban perfectamente por mejicanos o por latinos y tienen muchas más posibilidades que los demás de no ser descubiertos. Concretamente en la secta de los Mormones, que tiene su sede en Utah, los norteamericanos han detenido a cinco agentes cubanos de la DGI, que es la dirección General de Información de aquel país. Los cubanos trabajan sobre todo para el servicio secreto militar soviético y no sólo en esa organización, sino en muchas más, así como en sectas satánicas que es donde estos agentes orientales reclutan a gran cantidad de agentes fanáticos que son utilizados para fines de provocación y en operaciones terroristas. Estos casos que, en teoría, tiene que reprimirlos la Oficina Federal de Investigación (el famoso FBI), los arregla el CIC con métodos más duros.

Volviendo al tema del súbdito chino, los "hombres de negro" entraron en su habitación y le dijeron textualmente, que con un aviso bastaba.

Estos datos obran en poder de la CIA, ya que los servicios secretos norteamericanos tienen la costumbre de poner micrófonos en todos los sitios donde hay diplomáticos de países comunistas. El hecho de no haber dado ninguna notificación al respecto es normal, ya que ¿ qué servicio secreto sería el que diera a conocer sus actividades públicamente ? como se puede suponer, los agentes chinos mataron a ese hombre sin más contemplaciones.

Algo parecido sucedió en China, y más concretamente en Pekín, con el general Liu Tzeu Feun, adjunto del jefe del Estado Mayor. El había hecho declaraciones, afirmando la existencia de los ovnis, a revistas chinas como Remnin Ribao y Jiefan Jungbao. Pero había observado cierta indiferencia cuando intentó que publicaran en China artículos suyos a favor de las sociedades investigadoras de ovnis de los países occidentales. Los agentes del departamento de Asuntos sociales chino, así como miembros del partido y militares de alta graduación, le sugirieron que olvidara el tema. Pero los generales suelen ser tozudos y no se dejan convencer fácilmente. El no quiso ceder y se permitió el lujo de escribir un artículo con seudónimo en periódicos especializados alemanes y en algún diario de Hong Kong, sin dar demasiados detalles sobre su verdadera identidad, sólo decía que era un militar chino de alta graduación.
Dado que esas declaraciones eran peligrosas para la seguridad nacional, le visitaron los famosos hombres de negro que, también en esta ocasión tenían rasgos orientales, pues de chinos se trataba. Le amenazaron con que tendría problemas desagradables si seguía insistiendo con publicar artículos sobre los ovnis. En un principio se asustó de lo que había hecho y habló de lo que acababa de pasar con el ministro de Defensa. Ese le contestó, con mucho cinismo, que sin duda se trataría de occidentales a los que habría que descubrir y "neutralizar". Esto le animó mucho al general que siguió defendiendo sus teorías. Al cabo de un par de semanas, cuando regresaba a casa en su coche oficial, fue asaltado por cinco hombres que le mataron disparando sus metralletas y huyeron rápidamente.

Aunque en un principio la policía china dio a entender que todo había sido un asunto de los servicios secretos capitalistas, inició una investigación que terminó al cabo de un año. Con la conclusión de que ese general era un espía soviético que había sido asesinado por los propios rusos, debido a que no se fiaban totalmente de él. Naturalmente, la embajada soviética en Pekín mandó una nota de protesta a la que el gobierno chino contestó, confidencialmente, que había sido una equivocación del departamento de Asuntos Públicos y les pedían disculpas.

Y ahí quedó toda la investigación, cosa normal si pensamos que fueron los chinos los que hicieron el "trabajo" y que los servicios secretos, tanto soviéticos como occidentales, sólo se enteraron del caso por la Prensa.

Un capitán en misiones de "hombre de negro"

A

finales del 73, el capitán John Brown estaba destinado en los servicios de información y seguridad de la base Clark Field, cercana a Manila, la capital filipina, que resulta se runa de las bases norteamericanas más importantes en el sudeste asiático. Este capitán

más de una vez tuvo que hacer misiones de hombre de negro, convenientemente camuflado, puesto que a mediados del 73 atravesó Filipinas una oleada de ovnis y muchos pilotos norteamericanos fueron testigos de avistamientos de ovnis, de los que hablaban en el momento de aterrizar. Cuando se produjeron varios casos de este tipo los militares del alto mando comenzaron a ponerse algo nerviosos, porque los pilotos se permitían, incluso, el lujo de hacer declaraciones a la Prensa.

El capitán Brown tuvo que ir personalmente, acompañado de otros dos agentes, a casa de estos pilotos para exigirles silencio. No ocurrió nada con los tres primeros, los cuales, sabiendo la postura del gobierno y de los agentes soviéticos en el tema ovni, optaron por aceptar los consejos. También es cierto que les impulsaba a guardar silencio el deseo de hacer carrera en las fuerzas armadas, por lo que estaban dispuestos hasta a negar lo que habían visto con sus propios ojos.

Pero ocurrió que uno de esos pilotos no quiso atender a razones y fue necesario hacerle varias visitas, en el curso de una de las cuales prendieron fuego a su casa y le arrebataron las fotografías que había tomado con su aparto Phantom y de las que tenía varias copias. Fue necesario eliminarle al comunicar su deseo de abandonar el ejercito y dedicarse a escribir un libro sobre la censura militar y la actuación de los servicios secretos con los ovnis. Oficialmente no se le podía acusar de divulgar información secreta, puesto que las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, a través de sus conocidos proyectos públicos, declaraban que los ovnis no existían. Entonces a los servicios de seguridad no les quedaba otra salida que matarle. Este piloto se dio cuenta de lo que se estaba tramando contra él y cuando vio venir a los hombres de negro, que ya le habían visitado antes, cogió una metralleta que guardaba y se puso a disparar, matando al capitán Brown y a un ayudante suyo. Los otros dos agentes eliminaron a ese piloto y le acusaron de espionaje a favor del partido comunista d filipinas. Como puede suponerse, todo se llevó a cabo dentro de la mayor discreción.

Nuevo caso en Corea del Sur

E

l coronel Kim Il Kwang, que era agente del Cho Son In Min Kin Chong Bo Bu (servicio de información de las fuerzas aéreas de Corea del Norte o, lo que es lo mismo, servicio secreto de la corea comunista), había estado durante muchos años pasando información

militar de corea del Sur (la protegida por los norteamericanos) a corea del Norte. Se servía de un agente de enlace que estaba en Japón y trabajaba con la organización Cho Rion Ge, en la que se encuadraban en Japón los exiliados de Corea del Sur, que trabajan para el partido comunista de Corea.

El coronel coreano había conseguido reunir mucha información desde el puesto en el que estaba destinado en el Chung Ang Cheng Bo Bu (el servicio central de información de Corea del Sur), referente a los ovnis. Pero fue localizado al cabo de los años por el servicio de contraespionaje de Corea del sur y eliminado sin más contemplaciones por supuestos activistas del Partido Revolucionario de los Trabajadores, bajo cuyo nombre se encuadran los comunistas de Corea del Sur, que son todos agentes de Corea del Norte.

Este coronel fue, más tarde, ensalzado como una víctima del comunismo, porque no sería políticamente rentable que el gobierno de Corea reconociese que uno se los a los mandos de los servicios secretos de Corea del Sur había resultado ser un agente enemigo. En este caso nadie citó a los hombres de negro, pero, por la forma particular como fue "neutralizado" (eliminado en el argot de los servicios secretos), merece figurar en este capítulo que dedico a esos famosos personajes.

Otro caso en Nueva Zelanda

E

n el año 55, en Nueva Zelanda, el señor John H. Stuart manifestó que, en las cercanías de su domicilio, mientras contemplaba cómo volaba un ovni, cayó de ese aparato un trozo de metal que él pudo recoger. Poco después se presentaron en su casa unos hombres

vestidos de negro que le exigieron la entrega de ese trozo metálico.

Este hecho tiene una explicación lógica, sin tener que acudir a los marcianos ni a los extraterrestres. La NATO estaba probando, entonces, un interceptor en forma de platillo volante, por encargo de las fuerzas aéreas norteamericanas y el trozo que recogió el señor Stuart pertenecía a ese aparato. Y era conveniente que, por una parte, no se supiera que se estaba realizando una prueba de este tipo y, por otra, que se perdiera ese fragmento de metal, dado que podía dar lugar a que los servicios de información militar de otras potencias conociesen la aleación de metales de que estaba hecho. Aunque ese hombre fue amenazado, le debió faltar tiempo para comunicarlo a los periodistas, pues su nombre figuró en casi todos los archivos de los investigadores privados de ovnis.

Un ovni sobrevuela Texas

E

n el mes de septiembre del 65, dos policías de la localidad de Damon, en Texas, vieron cómo un ovni sobrevolaba el territorio. Antes de que pudieran informar a sus superiores, recibieron la visita de los famosos hombres de negro, aunque se identificaron como

agentes de la seguridad militar y les dijeron que en la zona se habían realizado pruebas secretas. Aun hoy en día los servicios secretos norteamericanos investigan el caso, pues no se conoce ninguna actividad en esa zona de los soviéticos y, ni que decir tiene, que los supuestos hombres de negro no pertenecían a los servicios secretos norteamericanos como habían dicho. En abril del 66, dos niños de doce años, llamados Mike Dorsey y Gary Hunt, que vivían en Norwalk, Connecticut, afirmaron que les persiguió un ovni a la salida del colegio. Pero poco después recibieron la vista de unos hombres que les pidieron que guardaran silencio y no dijeran a nadie lo que habían visto.

Ese mismo año, en Minot, Dakota del Norte, una mujer se asustó muchísimo ante una serie de ovnis que vio en las proximidades realizando maniobras. Ella los calificó de platos volantes de otros mundos. Como era de esperar, recibió la visita de los consabidos consejeros, que le indicaron que se tranquilizara y que no hablara con nadie de todo aquello. En realidad el caso no encerraba ningún misterio: en Minot, donde está situada una de las grandes bases de misiles ICBMs, que son misiles balísticos intercontinentales, estaban haciendo pruebas con un nuevo tipo de cohete que no tuvieron éxito. A esa mujer las pruebas en cuestión le dieron la impresión de que se trataba de una supuesta invasión extraterrestre y esto le produjo el lógico temor. Fueron los agentes militares de seguridad los que se presentaron ante la testigo para decirle que no contase a nadie lo que había contemplado.

En junio del 67 el número de observaciones de presuntos miembros de otros mundos, con el asunto de los hombres de negro, aumentó enormemente. En muchos de los casos estaban involucrados embaucadores que no tenían otra cosa mejor que hacer que gastar bromas o intentar vender a diversas revistas sus historias sobre sus presuntas experiencias con seres de otros planetas. Volviendo a repetir que, en materia de espionaje, cuando los hombres de negro no logran convencer a una persona para que desista de su actitud, la matan sin contemplaciones.

Existen otras medidas de excepción, como pueden ser las armas bacteriológicas, cuyo exponente más claro ocurrió, hace unos mese en Inglaterra. Los servicios secretos de Bulgaria asesinaron a miembros disidentes búlgaros que trabajaban en la BBC de Londres y se dedicaban a emitir información contra el partido comunista búlgaro y contra el gobierno de aquel país. En esas emisiones de la BBC los disidentes contaron con la colaboración de los servicios secretos británicos que les facilitaron datos como una forma de colaboración contra el régimen establecido en Bulgaria.

Entere esos métodos sofisticados estaba el paraguas con la punta envenenada o una especie de mechero que fabricaron los soviéticos en el 58 y que lanzaba gases venenosos que producían la muerte en pocos segundos. También actuaban arrojando determinadas sustancias químicas en la copa del que se quería "neutralizar" (eliminar), con lo que se produciría la muerte instantánea.