INTRODUCCIÓN

D

urante años he combatido a quienes decían haber visto o tener contacto con naves de otros mundos. Sometido a la disciplina que se exige a cualquier agente secreto y a mis propias convicciones trataba de destruir lo que consideraba patrañas, embustes y

acciones de gente sin escrúpulos o de comportamiento demencial.

La experiencia me ha demostrado que el equivocado era yo y cuantos tratan de desprestigiar algo natural y positivo. No estamos solos en el cosmos, el planeta tierra está siendo visitado por extraterrestres que, además, descansan y se estacionan en bases ignoradas en su mayoría.

Puedo asegurar que no existen bases terrestres, al menos en lugares medianamente habitados, pero sí tenemos pruebas concluyentes de que miles de naves aéreas han descendido a las profundidades de distintos mares, se les ha localizado cuando entraban o salían, a veces por otro mar opuesto al que permitió su acceso, en ocasiones con una diferencia de varios días. Esto nos conduce a una conclusión: ¿ Se comunican nuestros mares por lo más profundo de los abismos ? ¿ Existe un lugar carente de agua y de las terribles presiones allá existentes donde pueden repararse los OVNIS y descansar sus tripulantes ? ¿ Por qué nunca han atacado a nuestros aviones, limitándose a defenderse cuando no les dejábamos otra alternativa ? ¿ son, pues, pacíficos ciudadanos, científicos y estudiosos ?

Alguna de estas preguntas trataré de contestarlas en esta obra, para mí ya todas tienen respuesta, una respuestas que satisfaría muy poco a los gobiernos y mucho a las personas de buena voluntad que defienden contra viento y marea su correcta posición de anfitriones y miran con ilusión y confianza a quienes demuestran se más civilizados, más inteligentes y, desde luego, más pacíficos.

DouglasO’Brien