¿Por qué muchas razas de perros tienen las orejas caídas?
Las orejas caídas sólo aparecen en los perros salvajes cuando son muy jóvenes. En los perros domésticos son, por lo tanto, una característica juvenil que se ha conservado en la vida adulta. Éste es uno de los muchos detalles que confirman que el perro es un «lobo infantilizado». Pero muchos perros domésticos tienen, como el lobo, orejas erguidas, por lo que resulta claro que las orejas caídas no son un rasgo inevitable en el proceso de domesticación. ¿Por qué, pues, han sido conservadas y alentadas en numerosas razas de perros?
Al parecer existen tres respuestas a esta pregunta. En primer lugar, un resultado claro de poseer orejas colgantes es que la capacidad para detectar la dirección del sonido queda deteriorada. Cuando un perro de orejas erguidas se encuentra a la escucha de los ruidos distantes, tuerce y gira sus grandes y erectas orejas para localizar el menor murmullo. Los canes de orejas lacias pueden seguir siendo capaces de oír extremadamente bien; pero su facultad de establecer la dirección exacta de un ruidito no podrá nunca ser tan buena. Se afirma que este punto débil fue desarrollado de una forma deliberada en varias razas de perros de caza que se suponía que actuaban guiados por la vista o el olfato, y se temía que se distrajeran por los sonidos sin importancia que se produjesen en la lejanía. Naturalmente, las orejas más caídas de todas pertenecen al mayor experto en olfatear: el sabueso.
Una segunda razón para las orejas abatidas es el aspecto sumiso que confieren a sus portadores. Todo el mundo sabe que los perros feroces tienen las orejas erguidas, fieramente erectas, y que un perro subordinado las agacha, dejándolas casi planas sobre la cabeza como una señal de reconocimiento de su bajo status social. Aunque esta diferencia de posición no haya sido concienzudamente analizada, existe, sin embargo, la indefinida sensación de que, en cierto modo, un perro de orejas gachas es menos salvaje que otro que las tenga inhiestas.
Finalmente, existe una ventaja antropomórfica. Los humanos no tienen orejas erguidas que sobresalgan por encima de la parte superior de la cabeza, pero a menudo llevan un cabello largo que les cae sobre ellas. Esto significa que las orejas muy largas y caídas se parecen, superficialmente, a la melena humana. En las razas de pelaje sedoso, como el podenco afgano, el pelo de las orejas es tan largo y suave que les da una apariencia humanoide y, por lo tanto, son más atractivos para sus propietarios.