¿Cuánto oyen los perros?
Con los sonidos de tono bajo, los oídos de los perros tienen más o menos la misma agudeza que los nuestros. No obstante, en los tonos altos el perro nos aventaja con mucho. Nuestro ámbito superior, cuando somos muy jóvenes, es de unos 30 000 ciclos por segundo. Pero desciende a 20 000 cuando somos unos jóvenes adultos y alcanza sólo los 12 000 al llegar a la edad de la jubilación. Los perros poseen un límite superior de 35 000 a 40 000 ciclos por segundo o, según una reciente investigación rusa, llegan incluso a los 100 000.
Esto proporciona al perro la capacidad de oír cierto número de sonidos que para nosotros son ultrasónicos. Si un perro alza de repente las orejas y se pone en estado de alerta, puede que haya detectado el chillido de tono muy elevado de los roedores o de los murciélagos, que es completamente inaudible para nosotros. La evolución de esa audición mucho más sensible se halla con claridad relacionada con las necesidades venatorias de los antepasados de nuestros perros domésticos, que les capacitan para detectar la presencia y movimiento de las ratas, ratones y otras pequeñas presas.
Como consecuencia de este refinamiento de cazador, los perros domésticos pueden hoy reaccionar a pequeñas pistas que hacen que su conducta parezca casi telepática. Los ejemplos más conocidos se refieren a su capacidad para percibir que su amo está a punto de llegar a casa. Mucho antes de que los humanos de la casa puedan escuchar nada, el perro está en pie y alerta, aguardando con ansia en la puerta para saludarle. Si regresa a casa a pie, el perro es capaz de captar su estilo particular de andar y distinguirlo de todas las demás pisadas que se producen en la calle. Si su amo llega a casa en coche, el perro distingue el sonido del automóvil familiar de cualquier otro que pase por la carretera.
Si esas acciones parecen difíciles de creer, debe señalarse que, en estado salvaje, los lobos pueden escuchar un aullido a una distancia de hasta seis kilómetros.