Final

Lo demás es silencio.

Shakespeare, Hamlet

Este texto ha nacido del silencio que destacaba la blancura de la página, antes de que se imprimieran los primeros signos; y a él regresa ahora, ya que toda palabra procede de él y encuentra en él su plenitud. La inmensidad del silencio rodea todo escrito, todo discurso, toda la existencia del hombre, dándole la oportunidad de seguir su camino a lo largo de una orilla sin principio ni fin. Escribir sobre el silencio, dejándose invadir por él, pero con los sentidos bien abiertos al murmullo del mundo, sin ignorar la vanidad, incluso gozosa, de las palabras. Al escribir sobre el silencio, al asumir la paradoja, he soñado, en vano, con coser las frases en un tejido de silencio. Me queda el asombro de haber escrito tantas palabras, tantas páginas. Y ahora comienza la tarea de vigilar las ambigüedades siempre posibles del silencio, el sentimiento de que para tener el placer de callarse, o para disfrutar de la placidez de un lugar, no hace falta reducirse al silencio. Si la palabra no es libre, el silencio no lo es más. El disfrute del mundo depende de la posibilidad de elegir. Pero el silencio siempre tiene la última palabra.