Una de las principales fuentes de divergencia en la conducta humana es la inclinación por las mujeres o bien delgadas, o bien gordas.
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Estaría bien reservar en los parques públicos senderos para los paseos tranquilos, con bancos para dos personas dispuestos a dos metros de intervalo, y plantar además entre esos bancos espesos matorrales, a fin de que quien está sentado en un banco no vea lo que pasa en el otro.
Esos tranquilos senderos deben estar regidos por las reglas siguientes:
1) La entrada le será prohibida a los niños, ya solos o acompañados. 2) Prohibición de hacer ruido o hablar en voz alta. 3) Sólo una mujer tiene derecho a sentarse en un banco donde se encuentre un hombre, y sólo un hombre en el que se encuentre una mujer. 4) Si quien está sentado en el banco posa su mano o algún objeto sobre el lugar libre a su lado, no hay que sentarse ahí.
Hay que reservar igualmente senderos para los paseos solitarios con asientos de una sola plaza. Entre esos asientos, habrá matorrales. Están prohibidos: los niños, el ruido y las conversaciones en voz alta.
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Las mujeres bellas no se pasean por los parques.
[1936]