Querido Sasha,

En ésta (para ser más breve, digo simplemente en «ésta», pero sobreentiendo por eso «en esta carta»), sólo voy a hablar de mí. A decir verdad, quiero describir mi vida. Es una lástima que no te haya escrito la carta precedente, porque hubiese podido escribir en ella todo lo que omito aquí. Recurramos al método de la comparación. Digamos que tú vives en Ashjabad de cierta manera. Para ser más breve, llamémosle a eso «así». Yo, vivo aquí, que denomino por convención: «puesto que». Adopto tales convenciones para las apelaciones de uno y otro a fin de que sea más fácil después hablar de esto y de aquello. Si tú encuentras las denominaciones «así» y «puesto que» incómodas, podemos decirlo de este modo: tú vives de cierta manera, y yo vivo de cierta manera, aunque de manera distinta. Quedémonos con esta última denominación.

Admitamos que yo no vivo «de cierta manera, sino de manera distinta», pero de la misma manera que tú. ¿Qué se sigue de ahí? Para eso, imaginemos, y para mayor simplicidad, olvidemos a continuación lo que acabamos de imaginar. Y veamos ahora lo que eso ha dado.

Casi olvidaba contarte que me he comprado un abrigo que no necesitaba en absoluto. Pero sería mejor que te contara esto después. Me visitó Igor.

[1930]