16 El deseo que es demasiado fácil y frecuentemente saciado pierde una gran parte de su encanto. Tal vez sea ésta una de las causas por las que ciertos hombres acaban por cansarse de sus mujeres y se ven tentados a cometer infidelidades. De hecho, se vuelven a veces unos «mujeriegos». Esto hace pensar en la manera de obrar de los que beben en todo momento incluso cuando no tienen sed: terminan por convertirse en borrachos, siempre sedientos.<<