8 Al dirigirse a un niño, en la hora de las grandes revelaciones, conviene insistir sobre el legítimo orgullo del hombre que detenta la vida. Este orgullo necesario es con frecuencia la más poderosa salvaguardia de los jóvenes. Su preservación será tanto más fácil cuanto más cuidado se haya tenido en poner de relieve ese papel d: «creador» y la repercusión que la falta de una sólo puede tener en la existencia de varias generaciones. El hombre no dispone tan sólo de sí mismo, sino de toda su descendencia y los hijos pueden ser las desgraciadas víctimas de las faltas paternales (VERINE).<<