Parte I :María Magdalena y la femineidad sagrada

1 MARÍA MAGDALENA:De cómo una mujer de peso fue convertida en prostituta por la historia masculina

Cristo la amaba más que a todos los discípulos y acostumbraba besarla (en la boca) frecuentemente. Los otros discípulos se escandalizaban y expresaban su desaprobación. Le dijeron "¿Por qué la amas más que a todos nosotros?" El Salvador les respondió diciendo, "¿Por qué no os amo como la amo?"

-EVANGELIO DE FELIPE.

María Magdalena es, en muchos sentidos, la estrella del Código Da Vinci, y es apropiado que ella sea el punto de partida de la odisea de exploración del presente libro en las historias y misterios de la novela de Dan Brown. ¿Pero quién era esta mujer que desempeña un papel tan decisivo en momentos críticos de los Evangelios tradicionales? Está claro que es uno de los acompañantes más allegados al Jesús itinerante. En el Nuevo Testamento, se la menciona por nombre doce veces. Está entre los pocos seguidores de Jesús presentes en el momento de su crucifixión y se ocupa de él después de muerto. Es la persona que, tres días después, regresa a su tumba y la persona a quien el Jesús resucitado se aparece por primera vez. Cuando aparece, la instruye -de hecho, le otorga poderes- para que difunda las noticias de su resurrección y se convierta, en efecto, en el más importante de los apóstoles, la portadora del mensaje cristiano a los otros apóstoles y al mundo.

Este relato es el que hacen las narraciones autorizadas del Nuevo Testamento. Si se estudian las narraciones alternativas -varias escrituras perdidas y los Evangelios gnósticos- se verá en seguida que hay sugerencias de que María Magdalena y Jesús pueden haber tenido una relación extremadamente estrecha, una relación íntima de marido y mujer. Se verá que ella puede haber sido una dirigente y pensadora por derecho propio a quien Jesús confió secretos que no compartió siquiera con los apóstoles varones. Puede haberse visto involucrada en una celosa rivalidad con los otros apóstoles, algunos de los cuales, en particular Pedro, pueden haber desdeñado su papel en el movimiento debido a su sexo, y haber encontrado que su relación con Jesús era problemática. Puede haber representado una filosofía más humanista e individualizada, tal vez más cercana a la que realmente predicó Jesús que a la que llegó a ser aceptada por el Imperio Romano en tiempos de Constantino como el pensamiento cristiano oficial, estandarizado y convencional.

Tal vez la forma en que mejor se la conoce en la historia es como prostituta. ¿Jesús simplemente la perdonó -y ella simplemente se arrepintió y cambió de conducta- para ilustrar los tradicionales principios cristianos sobre el pecado, el perdón, la penitencia y la redención? ¿O no fue en absoluto una prostituta, sino una rica patrocinadora financiera y partidaria del movimiento de Jesús, de quien, en el siglo VI, el papa Gregorio declaró que era la misma que otra María Magdalena de los Evangelios, que era, ésta sí, una prostituta? Y cuando el papa Gregorio refundió deliberadamente a las tres Marías de los Evangelios en una ¿lo hizo para marcar deliberadamente a María con el estigma de la prostitución? ¿Se trató de un inocente error de interpretación en una edad oscura en que se contaba con pocos documentos originales y el lenguaje bíblico era una mezcolanza de hebreo, arameo, griego y latín? ¿La Iglesia necesitaba simplificar y codificar los evangelios y destacar los temas del pecado, la penitencia y la redención? ¿O fue una estrategia mucho más maquiavélica (un milenio antes de Maquiavelo) para arruinar la reputación de María Magdalena ante la historia y, al hacerlo, destruir los últimos vestigios de la influencia de los cultos paganos de la diosa y de la "femineidad sagrada" sobre el cristianismo primitivo, para socavar el papel de las mujeres en la Iglesia y sepultar el costado más humanista de la fe cristiana?

¿Llegó aún más lejos? Cuando el papa Gregorio con la letra escarlata de la prostitución marcó a María Magdalena -quien seguiría siendo oficialmente una prostituta reformada por los siguientes catorce siglos- ¿comenzó un gran ocultamiento para negar el casamiento de Jesús y María Magdalena y, en última instancia, el linaje real, sagrado, de su descendencia?

¿Su descendencia? Bueno, sí. Si Jesús y María Magdalena se casaron o al menos tuvieron una relación íntima bien pueden haber tenido uno o varios hijos. ¿Y qué ocurrió con María Magdalena después de la crucifixión? La Biblia calla, pero en el área del Mediterráneo, de Efeso a Egipto, hay leyendas y tradiciones que afirman que María Magdalena y su hijo (o hijos) escaparon de Jerusalén y finalmente se asentaron para vivir como evangelistas. Los relatos más interesantes son los que hacen que termine su vida en Francia... un tema que Dan Brown recoge e integra a la trama del Código Da Vinci.

No es sorprendente que María Magdalena, que representa la temática del pecado y la redención, la Virgen y la puta, la penitencia y la virtud, los fieles y los caídos, haya sido siempre una figura destacada en el arte y la literatura. En los actos sacramentales, la primera forma de teatro producida en Europa, hace más de mil años, era representada por fieles de sexo masculino. Y desde entonces, ha sido una figura constante en el arte eclesial. En tiempos mucho más recientes, Dan Brown no ha sido el único autor en sentirse fascinado por María Magdalena ni el primero en destacar la temática de su posible romance con Jesús. Nikos Kazantzakis postuló una relación romántica entre ambos en su novela La última tentación de Cristo hace más de cincuenta años (mucho antes de que Martin Scorsese lo convirtiera en filme en la década de 1980 e hiciera surgir el tema una vez más). William E. Pipps trató buena parte de estos temas en su libro ¿Jesús estuvo casado? hace más de treinta años. La ópera rock Jesucristo Superstar, otra obra que tiene más de treinta años, también da por sentado que existe una relación romántica entre Jesús y María Magdalena. Dado el interés de nuestra sociedad por los papeles que se adjudican a los sexos, las mujeres como dirigentes y todas las permutaciones del amor, el matrimonio y el sexo que uno pueda imaginar, la "nueva" María Magdalena encaja justo y El Código Da Vinci llega justo a tiempo.

En las páginas de este capítulo, algunos de los principales expertos mundiales en María Magdalena discuten y debaten diferentes versiones respecto de quién puede haber sido ella en la historia; el significado de su papel en los Evangelios tradicionales, y cómo el Evangelio gnóstico y otros Evangelios alternativos pueden aumentar nuestra capacidad para conocerla hoy. Algunos expertos están interesados en entresacar su significado basándose exclusivamente en el contenido de la Biblia. Otros quieren profundizar y enriquecer el debate con nueva evidencia y nuevas interpretaciones. Aun otros se enfocan menos en lo que dicen los textos y mucho más en el significado de María Magdalena en el contexto del arquetipo, el mito y la metáfora.

Cada aspecto susceptible de ser discutido se ha incorporado al debate sobre Magdalena en el siglo XXI. ¿Era originaria de Magdala, sobre el mar de Galilea, y por lo tanto, era probablemente judía? ¿O provenía de una ciudad del mismo nombre en Egipto o en Etiopía? ¿Era rubia o de cabello castaño rojizo, tal como se la solía representar en el medioevo o era una negra de África? ¿Era nacida y criada en las costumbres y forma de vida de Tierra Santa o era una extraña, como a veces se representa también a Jesús? ¿Era muy rica y podía financiar los movimientos de Jesús con sus medios personales? ¿Por qué sabemos que era rica? ¿Porque venía de una próspera ciudad pesquera? ¿Porque el aceite de nardos, la esencia que empleó para ungir a Jesús era considerado un caro artículo de lujo? ¿Porque parece haberse ocupado de proveer de comida y alojamiento a Jesús y a sus seguidores, que habían renunciado a todos los bienes de este mundo? Dado que es sólo una de las muchas mujeres que parecen haber sido patrocinadoras de Jesús ¿qué se sabe respecto de las otras mujeres, muchas de las cuales son mencionadas por nombre? ¿Descendía ella de la casa de Benjamín, del mismo modo que algunos relatos sugieren que Jesús descendía de la casa de David, y habrá sido su casamiento políticamente importante por unir a esos dos clanes? De todas formas ¿hubiese sido normal que Jesús se casase? A fin de cuentas, la mayor parte de los rabinos del medio judío de aquel entonces se casaban y en el Nuevo Testamento, María Magdalena y muchos de sus seguidores llamaban "rabboni" a Jesús. Si era un rabino judío ¿no se habría esperado de él que se casase? ¿Por qué habría Jesús de practicar el celibato, cuando el lenguaje bíblico está lleno de instigaciones a "ser fructífero" y "crecer y multiplicarse"?

En la escena en los Evangelios en que María Magdalena unge a Jesús con ungüentos perfumados de un jarro de alabastro y le lava los pies con sus lágrimas, secándoselos con su cabello -¿se trata de ella o de otra María? Si se trata de María Magdalena ¿estas acciones indican respeto ceremonial o son metáforas de relaciones sexuales? Y si se trata de relaciones sexuales ¿es una alusión a su antigua vida como prostituta? ¿Es una pista que indica que Jesús y María Magdalena estaban casados? ¿Se trata de una metáfora poética no sólo de sus relaciones sexuales sino de relaciones sexuales con una carga especial, sagradas, tal como las prácticas de hieros gamos (matrimonio sagrado) que pueden provenir de aun anteriores culturas griegas, minoicas y egipcias? ¿Podía tratarse de una "prostituta" en el sentido de que en algunas culturas antiguas, los hombres realizaban actos sexuales con "prostitutas del templo" para acceder a experiencias religiosas extáticas, divinas, místicas? Las bodas de Caná, descriptas en el Nuevo Testamento ¿son realmente una descripción metafórica del casamiento de María Magdalena y Jesucristo, y, a la vez, se originan en el Cantar de Salomón en el Antiguo Testamento? Y, a su vez, esas historias, ¿tienen orígenes aún más antiguos, los que Carl Jung y Joseph Campbell verían como arquetipos universales y mitos de unidad sagrada entre macho y hembra, de la necesidad de integración y de la necesidad de amor -no sólo de amor en el sentido que le da el Nuevo Testamento, sino también amor de carne y hueso, erótico, humano?

¿Existen textos sagrados y otros documentos que arrojen luz sobre la verdadera historia de lo que ocurrió en Israel en tiempos de Cristo y sobre lo ocurrido entre Jesús, María Magdalena y sus seguidores? ¿Puede ser que documentos referidos a esos sucesos hayan sido enterrados bajo el Templo del Monte en Jerusalén y haberse transformado en el Santo Grial que buscaban los cruzados? ¿Es posible que los templarios hayan encontrado ese material, lo hayan sacado de Tierra Santa y lo hayan llevado a Francia durante el medioevo? Y si ese material alguna vez se encuentra -sea en una cavidad bajo la Capilla Rosslyn en Escocia o bajo la pirámide del Louvre, o en algún otro lugar ¿cambiaría en forma fundamental la historia y las creencias cristianas con el mismo grado de influencia que tuvieron los Evangelios Gnósticos y los Rollos del Mar Muerto?

Dan Brown ha hecho una notable tarea al referirse a todos estos temas en El Código Da Vinci. En un puñado de páginas, en medio de un enigma de asesinatos, de una novela de detectives, se las compone para referirse a los temas clave arriba señalados y a muchas cosas más... en particular a la posibilidad de que Leonardo da Vinci haya conocido y entendido la verdadera historia de Jesús y de María Magdalena y por ello haya incluido a María Magdalena en La última cena. Además, la imagen de Pedro mirando de reojo y bajando su mano en un movimiento cortante, como de hoja, quiere expresar, según El Código Da Vinci, la animosidad entre Pedro y María Magdalena y con respecto al futuro de la Iglesia. En la novela, Sophie Neveu les pregunta a sus maestros nocturnos, Teabing y Langdon, "¿Ustedes están diciendo que la Iglesia Cristiana debía ser llevada adelante por una mujer?"

"Ése era el plan", dice Teabing, "Jesús fue el primer feminista y su intención era que el futuro de Su Iglesia quedara en manos de María Magdalena".

Uno puede darse cuenta de por qué los temas de El Código Da Vinci hacen que la gente hable, discuta, investigue -por más improbables que sean algunos aspectos de la trama y por más vuelta a tejer o hilar algunos fragmentos de la tela entera que hacen que parezca religiosa. En este capítulo, oímos a una amplia gama de expertos que opinan sobre distintos aspectos del debate sobre María Magdalena. Algunos, como Lynn Picknett y Margaret Starbird forman parte de las fuentes originales de ideas que nutrieron al Código Da Vinci. Si bien sus ideas están en el extremo del espectro, siempre son desafiantes y hacen pensar. Autoridades como Susan Haskins, Esther de Boer, Deirdre Good, Karen King y Richard McBrien son académicos de buenas credenciales que han pasado años estudiando los detalles más recónditos de la información disponible sobre María Magdalena y temas relacionados con ella. Todos creen que ha sido maltratada por la historia. No comparten las ideas más extremas sobre ella, pero trabajan en forma consciente para crear una nueva visión de una María Magdalena, matizada y multifacética, que recupere su justo lugar en la historia. Katherine Ludwig Jansen y Kenneth Woodward son más conservadores. Pero hoy, aun los conservadores están dispuestos a asignarle un papel espectacularmente más destacado en la historia a María Magdalena que el de la visión tradicional de la Iglesia.

Comenzamos la discusión con una nota centrada y convencional de la revista Time, originada en la extraordinaria fascinación que produjeron María Magdalena y El Código Da Vinci en 2003.

María Magdalena: ¿santa o pecadora?

POR DAVID VAN BIEMA, INFORME DE LISA MC LAUGHLIN

Extraído de la revista Time, agosto 11 de 2003, © 2003 Time Inc. Reproducido con permiso.

La bella criptógrafa y el robusto profesor universitario huyen de la escena de un atroz asesinato que no cometieron. En medio de su fuga, para la que socialmente emplearán un carro blindado, un avión de reacción privado, dispositivos de vigilancia electrónica y sólo la cantidad necesaria de violencia inevitable para mantener las cosas interesantes, nuestros héroes buscan al único hombre que tiene la clave no sólo para exonerarlos sino de un misterio que podría cambiar el mundo. Para ayudarse a explicársela, el lisiado, jovial, fabulosamente rico historiador sir Leigh Teabing les señala una figura de un célebre cuadro.

"¿Quién es ella?" preguntó Sophie.

"Ésa, querida", repuso Teabing, "es María Magdalena"

Sophie se volvió. "¿La prostituta?"

Teabing aspiró brevemente, como si la palabra hubiese sido un insulto personal. "Magdalena no era tal cosa. Esa desgraciada mala interpretación es el legado de una campaña de desprestigio lanzada por la Iglesia primitiva".

Los lectores en vacaciones, pasando una página tras otra, tienden a saltearse los puntos más sutiles sobre la historia de la Iglesia en el siglo VI. Tal vez pueda decirse que ellos se lo pierden. El Código Da Vinci de Dan Brown es uno de esos especiales conspirativos hipercafeinados, con capítulos de dos páginas donde se describe el pelo de los personajes como "color borgoña". Pero Brown, quien hacia el final del libro ha logrado incluir a María Magdalena en forma intrincada y más bien afrentosa en su trama, ha estudiado bien el procedimiento para llevar adelante una trama aparentemente descabellada. No sólo ha reclutado a uno de los pocos personajes del Nuevo Testamento que el lector puede imaginar luciendo un traje de baño (al fin y al cabo, generaciones de Viejos Maestros la han pintado en topless). Ha elegido un personaje cuya verdadera identidad es tema de debate tanto en la teología como en la cultura popular.

Hace tres décadas, la Iglesia Católica Romana admitió calladamente lo que los críticos afirmaban desde hacía siglos: la representación habitual de Magdalena como prostituta reformada no está respaldada por el texto de la Biblia. Una vez libre de esta premisa siniestra y limitativa y exhibiendo distintas proporciones de erudición y fantasía, los académicos y entusiastas han postulado diversas Magdalenas alternativas: una rica y honrada patrocinadora de Jesús, una apóstol por derecho propio, la madre del hijo del Mesías y aun su sucesora como profeta. La riqueza de posibilidades ha inspirado un aluvión de literatura, académica y popular, incluyendo el bestseller histórico de Margaret George María, llamada Magdalena de 2002. Y ha ganado para María Magdalena nuevos seguidores entre los católicos que ven en ella un poderoso modelo femenino y un posible argumento contra un sacerdocio excluyentemente masculino. La mujer de la que tres Evangelios coinciden en que fue la primera testigo de la resurrección de Cristo está experimentando, a su modo, un renacer. Al decir de Ellen Turner, quien fue anfitriona en una celebración alternativa de la santa en su fiesta tradicional del 22 de julio: "María [Magdalena] fue vapuleada por la Iglesia, pero sigue allí, esperándonos. Si podemos dar a conocer su historia, podemos llegar a dilucidar qué era realmente Jesús".

En 1988, el libro María Magdalena; una mujer que demostró su gratitud, parte de una serie sobre mujeres bíblicas y un producto bastante típico de su era, explicaba que su protagonista "no era famosa por las grandes cosas que hizo o dijo, sino que ha quedado en la historia como una mujer que verdaderamente amaba a Jesús con todo su corazón y no tenía vergüenza de demostrarlo, aunque otros la criticaran". Ciertamente, esto hace parte de su currículum habitual. Muchas Iglesias cristianas le dan importancia como ejemplo del poder de Cristo para salvar aun a los más caídos, y del poder del arrepentimiento. (La palabra inglesa maudlin [que designa a quien tiene el "vino triste" o que demuestra afecto de una forma "estúpida y llorosa"] deriva de su fama de penitente lacrimosa) Siglos de educación católica también han establecido su reputación de entrecasa como la chica mala para quien se cumplió la esperanza de todas las chicas malas, la seductora salvada, quien figura no sólo en las ardorosas imaginaciones de los estudiantes de escuelas parroquiales sino como patrona de las instituciones para mujeres descarriadas, como por ejemplo las sombrías lavanderías administradas por monjas que aparecen en el nuevo filme Las hermanas Magdalenas...

El único problema es que resulta que no era tan mala, sino que sólo ha sido interpretada de esa manera. María Magdalena (su nombre se refiere a Magdala, una ciudad en Galilea) aparece por primera vez en el Evangelio de Lucas como una de las muchas mujeres, aparentemente ricas, a quienes Jesús cura de la posesión (fue librada de siete demonios) y que se unen a él y a sus apóstoles y "los proveen con sus recursos". Su nombre no vuelve a aparecer hasta la crucifixión, que ella y otras mujeres presencian desde el pie de la cruz, pues los discípulos varones han huido. Por la mañana del Domingo de Pascua, visita el sepulcro de Jesús, sola o con otras mujeres y descubre que está vacío. Se entera -en tres Evangelios, por ángeles, en uno, por el propio Jesús- de que ha resucitado. La narración de Juan es la más espectacular. Está sola ante la tumba vacía. Le avisa a Pedro y a un discípulo no identificado; sólo este último parece comprender que ha tenido lugar la Resurrección, se van. Magdalena se encuentra con Jesús, quien le pide que no se apegue a él, sino que "vaya con los fieles y les diga que he ascendido hasta donde está mi Padre... mi Dios". Según las versiones de Lucas y Marcos, esta situación tuvo visos farsescos: Magdalena y otras mujeres tratan de alertar a los hombres, pero "sus palabras les parecieron un relato ocioso, y no las creyeron". Por fin, entraron en razón.

A pesar de las discrepancias, la impresión final es la de una mujer de peso, valiente, inteligente y leal que desempeña un papel crucial -tal vez insustituible- en el momento en que el cristianismo se define. Entonces ¿de dónde sale todo el material jugoso? La imagen de María Magdalena se distorsionó cuando dirigentes de la Iglesia primitiva identificaron su nombre con el de las otras muchas mujeres menos distinguidas a quienes la Biblia no se refiere por nombre o se refiere sin patronímico. Una es la "pecadora" que aparece en Lucas bañando los pies de Jesús con sus lágrimas, los besa y los unge con un ungüento. "Sus muchos pecados le han sido perdonados, pues amó mucho", dice él. Otras incluyen a la María de Betania de Lucas y a una tercera mujer no identificada, quienes ungen de una forma u otra a Jesús. La confusión fue oficializada por el papa Gregorio Magno en 591: "La que Lucas llama la pecadora y Juan llama María [de Betania], creemos que es la María de quien fueron, según Marcos, expulsados siete demonios", declaró Gregorio en un sermón. Este enfoque devino en enseñanza de la Iglesia, aunque no fue aceptada por los ortodoxos ni por los protestantes que se separaron del catolicismo más adelante.

¿Qué llevó al Papa a hacer su declaración? Una teoría sugiere que se trató de un intento de reducir la cantidad de Marías -hubo una refundición similar de los personajes llamados Juan. Otra afirma que la mujer pecadora simplemente fue añadida para proveer antecedentes con los que no se contaba para una figura de importancia tan obvia. Otras culpan a la misoginia. Sea cual haya sido el motivo, el efecto del proceso fue drástico y, desde una perspectiva feminista, trágico. El que Magdalena haya sido testigo de la Resurrección, en lugar de ser aclamado como un acto discipular en cierto modo superior al de los varones, fue reducido en última instancia a un relato conmovedor pero mucho menos central acerca de la redención de una pecadora arrepentida. "Se trata de un patrón habitual" escribe Jane Schaberg, profesora de estudios religiosos y femeninos en la universidad de Detroit Mercy y autora de La Resurrección de Magdalena, publicada el año pasado, "la mujer poderosa privada de su poder, recordada como una puta o algo parecido". Para resumir, Schaberg inventó el término "prostitutificación".

En 1969, en un equivalente litúrgico a la letra chica y como parte de una revisión general de su misal, la Iglesia Católica separó oficialmente a la mujer pecadora de Lucas, María de Betania de María Magdalena. Sin embargo, las noticias tardaron en llegar a la congregación. (A ello contribuyó el que la heroica actitud de Magdalena en la tumba aún se omite de la liturgia del Domingo de Pascua y en cambio ha quedado relegada a mitad de la semana) Y, en el ínterin, más estudiosos han atizado el fuego de quienes ven su eclipse como una conspiración chovinista. Los historiadores del cristianismo están cada vez más fascinados por un grupo de seguidores tempranos de Cristo, conocidos en conjunto como los gnósticos, algunos de cuyos escritos fueron descubiertos hace sólo cincuenta y cinco años. Y a los gnósticos les fascinaba Magdalena. El llamado Evangelio de María [Magdalena], que puede ser de fecha tan temprana como 125 d.C. (es decir, unos cuarenta años posterior al Evangelio de Juan) afirma que ella recibió una visión privada de Jesús, que luego transmitió a los discípulos varones. Este papel es una usurpación del rol de intermediario que los Evangelios canónicos adjudican normalmente a Pedro, y María lo representa exhibiendo una gran irritación al preguntar "¿[Jesús] habló con una mujer sin que yo me enterara?" El discípulo Levi la defiende diciendo "Pedro, siempre has sido irascible... Si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Sin duda, el Salvador la quiere bien. Es por eso que la amaba a ella más que a nosotros".

Esas son palabras fuertes, en especial si uno recuerda que el papado basa su autoridad en la de Pedro. Por supuesto, los Evangelios Gnósticos no son la Biblia. De hecho, existe evidencia de que la Biblia fue estandarizada y canonizada justamente para excluir tales libros, que los primitivos dirigentes de la Iglesia consideraban heréticos por razones que nada tenían que ver con Magdalena. Aun así, las feministas se han apresurado a citar a María tanto como evidencia de la importancia que tuvo Magdalena en los primeros tiempos, al menos en ciertas comunidades y como el subproducto virtual de una olvidada batalla de los sexos en la que los padres de la Iglesia eventualmente prevalecieron sobre gente que nunca tuvo la oportunidad de llegar a ser conocida como "madres de la Iglesia". "Creo que fue una lucha de poder" dice Schaberg, "y los textos canónicos con que contamos [hoy] vienen de los vencedores".

Schaberg va aún más lejos. En su libro, regresa a Juan desde la óptica de los escritos gnósticos y pretende haber dado con "los fragmentos de la aseveración" de que Jesús puede haber percibido a Magdalena como su sucesora en lo profético. Esta postura, hasta el momento, no es compartida por nadie. Pero es una muy buena ilustración en que cualquier recuperación de Magdalena como "ganadora" inevitablemente conmueve lo que se da por sentado hoy sobre la dirigencia masculina de la Iglesia. Después de que el papa Juan Pablo II prohibiera en 1995 aun la discusión del sacerdocio femenino, citó "el ejemplo registrado en las Sagradas Escrituras de que Cristo eligió a sus Apóstoles exclusivamente entre hombres..." Este argumento se podría ver debilitado a la luz de la "nueva" Magdalena, a quien el Papa mismo le ha reconocido el título, alguna vez proscrito de "Apóstol de los Apóstoles". Chester Gillis, decano del departamento de Teología de la Universidad de Georgetown, dice que los católicos convencionales aún piensan que la ausencia de María Magdalena de muchas escenas bíblicas en la que figuran discípulos varones, específicamente en el ritual similar a la ordenación representado por la Última Cena, descarta la posibilidad de que sea un precedente sacerdotal. Sin embargo, Gillis está de acuerdo en que su reestimación "sin duda respalda la idea de una presencia más fuerte de las mujeres en la Iglesia".

En tanto, la combinación de la reformulación del pensamiento católico con las revelaciones gnósticas ha reanimado especulaciones más osadas con respecto a Magdalena, como la que considera una boda Jesús-Magdalena. "Ninguna otra figura", nota Schaberg "ha tenido una vida posbíblica tan vívida y singular". El Evangelio gnóstico de Felipe describe a Magdalena como "aquella que llamaba compañero a [Jesús]" y afirma que él "solía besarla [en la boca]". La mayor parte de los eruditos rechaza la unión Jesús-Magdalena pues ésta encuentra poco eco en los Evangelios canónicos si se quita de ellos a las falsas Magdalenas. Pero satisface una profunda expectativa narrativa: que el macho alfa tome una compañera, que haya un yin para el yang que representa Jesús o, según han sugerido algunos neopaganos, que una diosa tenga su dios. Martín Lutero creía que Jesús y Magdalena estaban casados y también lo creía así el patriarca mormón Brigham Young.

La noción de que Magdalena esperaba un hijo de Jesús en el momento en que éste fue crucificado arraigó especialmente en Francia, que ya contaba con una tradición que la hacía inmigrar a ese país en un bote sin gobernante, llevando consigo el Santo Grial, el cáliz empleado en la Última Cena, donde su sangre cayó después. Muchos reyes franceses promovieron la leyenda de que descendientes del hijo de Magdalena fundaron la línea merovingia de la monarquía europea, historia revivida por Richard Wagner en su ópera Parsifal, y también con respecto a Diana, Princesa de Gales, de quien se afirmaba que tenía sangre merovingia... La idea de que Magdalena misma era el Santo Grial -el receptáculo humano para el linaje de Jesús- emergió en un bestseller de 1986, Santa Sangre, Santo Grial, que inspiró El Código Da Vinci de Dan Brown. Cuando Brown afirmó hace poco que "María Magdalena es una figura histórica cuyo momento ha llegado", quería decir que se trata de una figura con una rica filigrana mítica...

Sexo sagrado y amor divino: Una reconceptualización radical de María Magdalena

POR LYNN PICKNETT

Este extracto está tomado de María Magdalena de Lynn Picknett. Aparece por permiso de Carroll & Graf Publishers, un sello del Avalon Publishing Corp. Copyright © Lynn Picknett 2003. Lynn Picknett es una escritora, investigadora y conferencista sobre fenómenos paranormales, ocultismo y misterios históricos y religiosos.

¿Quién era la misteriosa María Magdalena, tan cuidadosamente minimizada hasta el propio margen exterior del Nuevo Testamento por quienes escribieron los Evangelios? ¿De dónde venía, y qué hizo que fuera tan amenazadora para los hombres de la naciente Iglesia Romana?

En La Revelación Templaria... escribo acerca de la perdurable controversia que rodea a este personaje bíblico axial:

La identificación de María Magdalena, María de Betania (la hermana de Lázaro) y una "pecadora no identificada" que unge a Jesús en el Evangelio de Lucas siempre ha sido motivo de caldeado debate. Desde temprano, la Iglesia Católica decidió que estos tres personajes eran el mismo, aunque cambió de posición en fecha tan reciente como 1969. La identificación de María como prostituta se origina en la Homilía 33 de Gregorio I, pronunciada en 591 a. de C. en la que declaró:

"De modo que creemos que la que Lucas llama la mujer pecadora y Juan llama María, es esa María de quien, según Marcos, fueron expulsados siete demonios. ¿Y qué significaban esos siete demonios sino todos los vicios? Está claro, hermanos, que esa mujer había empleado ese ungüento para perfumar sus carnes para actos prohibidos".

La Iglesia Ortodoxa Oriental siempre ha considerado a María Magdalena y María de Betania como personajes independientes.

La Iglesia Católica siempre ha demostrado astucia en su presentación de María Magdalena, reconociendo su valor como modelo para las mujeres sin esperanzas que controlaba, como en el caso de las lavanderas de Magdalena. Como escriben David Tresemer y Laura-Lea Cannon en su prefacio a la traducción (1997) de Jean-Yves Leloup del gnóstico Evangelio de María Magdalena:

Sólo en 1969 la Iglesia Católica rechazó la clasificación que hizo Gregorio Magno de Magdalena como una puta, admitiendo así su error -aunque la imagen de María Magdalena como puta arrepentida ha sobrevivido en las enseñanzas públicas de todas las vertientes cristianas. Al igual que una pequeña fe de erratas sepultada en las últimas páginas de un diario, la corrección de la Iglesia ha pasado desapercibida, mientras que el incorrecto artículo original continúa influyendo a los lectores.

Pero tal vez sería excesivamente apresurado disociarla de toda sospecha de "prostitución" en un exceso de celo moderno por rehabilitarla. Muchos investigadores han señalado que los "siete diablos" que se afirma que fueron expulsados de ella pueden ser una referencia alterada a siete guardianes de las puertas del mundo inferior en los misterios paganos y que pueden dar una pista con respecto a cuáles fueron sus auténticos antecedentes. De hecho, en el mundo pagano existían las llamadas "prostitutas de templo", mujeres que literalmente encarnaban y transmitían la sagrada "sabiduría de las putas" mediante el sexo trascendente: está claro que fuera de su propia cultura serían consideradas poco más que mujeres de la calle, especialmente entre los discípulos varones, imbuidos por las constricciones morales y sexuales de la Ley judaica, en Tierra Santa...

La palabra que escoge Lucas para describir el estatus moral de Magdalena es muy interesante: es harmartolos, que describe a quien ha trasgredido la ley judía, lo cual no necesariamente implica prostitución. Es un término que se origina en la arquería, que significa no dar en el blanco y puede referirse a alguien que por una u otra razón no mantiene su observancia religiosa -o no paga los impuestos, posiblemente por no ser verdaderamente judía.

A María de Betania se la describe con cabello sin recoger o sin cubrir, cosa que no haría jamás ninguna mujer judía de Judea que se respete, pues ello representa licencia sexual, como lo sigue representando para los judíos ortodoxos y los musulmanes en el Medio Oriente actual. De hecho, María limpia los pies de Jesús con su cabello -una acción curiosamente íntima, por no decir iconoclástica, como para que una mujer desconocida la lleve a cabo en público. Los discípulos deben de haberlo percibido como algo absolutamente escandaloso...

Una mujer daba motivo de divorcio por el hecho de aparecer en público con el cabello suelto -tan aberrante se consideraba ese pecado- y aquí María de Betania, una mujer "harmartolos", una que no acierta en la diana judía o está fuera de la ley religiosa, parece totalmente indiferente a la condena que pueda provocar con sus actos. Más significativo aún, no sólo Jesús no la regaña por su violación de la ley judía, sino que la felicita tácitamente al reprender a quienes critican su conducta.

Ambos actúan como extranjeros en tierra extranjera: no es raro que no sean comprendidos, en particular por los Doce quienes, según se nos dice una y otra vez, no comprenden las enseñanzas de Jesús ni el motivo mismo de su misión. Tal vez María de Betania sea una extranjera, pero parece compartir una suerte de secreto privado con Jesús -y ambos son extraños para los demás.

Si la unción no era una costumbre judía, entonces ¿a qué tradición pertenecía? En su época existió un ritual pagano sublimemente sagrado en el que la cabeza y los pies -y también los genitales- del escogido para un destino muy especial eran ungidos. Se trata de la unción del rey sagrado, en la cual la sacerdotisa escogía al hombre señalado y lo ungía, antes de hacerlo cargo de su destino en un rito sexual conocido como hieros gamos (matrimonio sagrado). La unción era parte de la preparación ritual a la penetración en el transcurso del rito -que no tenía las mismas ramificaciones emocionales y legales que la forma de casamiento más habitual- en el cual el sacerdote-rey era inundado del poder del dios, mientras que la sacerdotisa-reina era poseída por la gran diosa. Sin el poder de la mujer, el rey escogido nunca podría reinar y carecería de poder... Éste era el significado original del "sacro casamiento" (hieros gamos)...

El concepto de casamiento sagrado es esencial para comprender a Jesús y su misión y su relación con la mujer más importante de su vida -por no mencionar a dos hombres altamente significativos... La persistente imagen de María de Betania/María Magdalena como puta comienza a tener sentido cuando uno se da cuenta de que este ritual es la expresión definitiva de lo que los historiadores victorianos llamaron "prostitución en el templo" -claro que dados su arrogante e hipócrita puritanismo y su represión sexual, ello no debería sorprendernos- aunque el término original para la sacerdotisa practicante era hierodule o "sirvienta sagrada". Sólo a través de ella un hombre podía obtener conocimiento de sí mismo y de los dioses. En el epítome de la tarea de la sirvienta sagrada, el hieros gamos, el rey es santificado y escogido -y por supuesto, inmediatamente después de la unción bíblica, Judas traiciona a Jesús y la maquinaria para su destino final, a través de la crucifixión, se echa a andar...

El casamiento sagrado era un concepto familiar para los paganos de la época de Jesús: se llevaban a cabo versiones de éste en muchos otros cultos del dios-que-muere-y-resucita, como el de Tammuz (de quien había un templo en Jerusalén por entonces) y el dios egipcio Osiris, en cuyo cuerpo muerto su consorte Isis insufló vida durante el tiempo suficiente para concebir el hijo mágico de ambos, el dios del coraje, Horus, de cabeza de halcón. De hecho, Tresemer y Cannon afirman en forma inequívoca que: "Su aparición con óleos especiales para ungir a Jesucristo la coloca en la tradición de los sacerdotes y sacerdotisas de Isis, cuyos ungüentos se empleaban para lograr la transición que los llevaba más allá del umbral de la muerte conservando la conciencia".1

De hecho, esto la ubica en la tradición chamánica de Egipto, que ahora es reconocida en forma unánime...

En todas las versiones del casamiento sagrado, el representante de la diosa, bajo la apariencia de su sacerdotisa, se unía sexualmente al rey escogido antes de que éste fuera sacrificado. Tres días después, el dios recobraba la vida y la tierra volvía a ser fértil...

Está claro que esta mujer que ungió a Jesús era muy especial, una gran sacerdotisa de alguna antigua tradición pagana -pero era también María Magdalena, tal como lo afirmó la Iglesia hasta 1969?... Consideremos los indicios referidos a la verdadera naturaleza de la misteriosa mujer conocida como la Magdalena.

¿Dónde quedaba Magdala?

Esta enigmática mujer, quien era tan obviamente una parte central de la misión de Jesús, es llamada en la Biblia "María Magdalena" o simplemente "la magdalena", lo cual transmite la permanente sensación de que quienes escribieron los Evangelios suponían que los lectores sabían de quién se trataba y reconocieran su nombre de inmediato... Este análisis de comienzos del siglo XX da una interpretación ampliamente convencional que aún hoy se acepta en forma generalizada:

María Magdalena probablemente se llama así por la ciudad de Magdala o Magadan... hoy día Medjdel, de la que se afirma que significa "una torre". Quedaba a poca distancia de Tiberíades y se la menciona en conexión con el milagro de la multiplicación de los panes. Una antigua atalaya aún marca ese punto. Según las autoridades judías, era famoso por su riqueza y por la corrupción moral de sus habitantes.2 3

De hecho, en ninguna parte del Nuevo Testamento se dice de dónde provenía María, lo que ha llevado a eruditos y fieles a dar por sentado que venía de las márgenes del lago de Galilea -aunque debe decirse que hay más razones de peso para creer que tenía otro origen: que tal vez era de veras una exótica extranjera. De hecho... existe evidencia persuasiva de que el propio Jesús no era de esa región, aunque el dar por sentado de que era un judío de Galilea está tan arraigado que se toma por hecho indiscutible...

De hecho, no hay necesidad de meterla a la fuerza en un marco galileo, pues hay al menos otras dos posibilidades intrigantes para su lugar de origen: aunque no había una "Magdala" en Judea en ese entonces, había un Magdolum en Egipto -apenas cruzando la frontera- que probablemente sea el Migdol que menciona Ezequiel. Había una grande y floreciente comunidad judía en Egipto en ese entonces, particularmente centrada en el gran puerto marítimo de Alejandría, un bullente crisol de muchas razas, nacionalidades y religiones, donde Juan el Bautista tenía su base y donde tal vez la Sagrada Familia huyó para escapar a las depredaciones de los hombres de Herodes... Si la Magdalena realmente provenía de la ciudad egipcia de Magdolum, ello puede dar un indicio de por qué fue tan marginada -a fin de cuentas, a pesar de la excitante mezcla de naciones y religiones en la Galilea de ese entonces, la naturaleza humana siempre ha sido suspicaz hacia los extranjeros y los evangelios dejan claro que había pocos que tuviesen una actitud más aislacionista que Simón Pedro, al menos al comienzo de su misión...

Como sea, si la Magdalena era una sacerdotisa de Egipto, ello habría multiplicado por mil la hostilidad de los varones judíos hacia ella. No sólo era una mujer franca, independiente y rica, ¡sino que además tenía autoridad pagana! Debe de haber habido grandes reservas y con respecto a los sacerdotes extranjeros que se acercaban al grupo...

Tal vez había otra razón por la cual la Magdalena fue tan mal tratada por los seguidores masculinos de Jesús. Aunque puede haber vivido en Egipto -después de todo, sabemos que el Bautista y el propio Jesús vivieron allí por muchos años- tal vez no provenía originalmente de allí. De hecho, puede ser significativo que durante muchos años hubo una Magdala en Etiopía... Esta saliente rocosa ahora se llama Amra Mariam (María): aunque los etíopes de hoy reverencian a la Virgen María más bien que a María Magdalena, estas designaciones de lugares indican que hay una larga asociación con esta última en esta área, tal vez -lo que es impensable para muchos- que pueda haberse tratado de su lugar de nacimiento o su hogar.

Que tuviese origen etíope sin duda la habrá hecho muy exótica y tal vez perturbadora para los integrantes aislacionistas -como Simón Pedro- de la misión de Jesús. Aunque los revisionistas políticamente correctos de hoy así lo afirmen, el Imperio Británico no inventó el racismo: si la Magdalena era negra, franca, rica y sacerdotisa pagana -además de, como mínimo, la más allegada aliada de Jesús los Doce bien pueden haberse sentido a la deriva en un mar de emociones primarias, originadas en el miedo a lo otro, a lo desconocido, al verla...

¿Esposa de Cristo?

La obviamente estrecha relación entre la Magdalena y Jesús ¿se originaba en que eran legalmente esposo y esposa como algunos -primariamente Baigent, Leigh y Lincoln en su libro de 1982 Santa Sangre, Santo Grial- han afirmado?

Si lo eran, hay un muy extraño silencio al respecto en el Nuevo Testamento, pues a pesar de lo que crean los cristianos (especialmente los católicos) de hoy, los sacerdotes y rabinos de Tierra Santa debían casarse, pues abstenerse de la procreación era (y aún es, entre los judíos ortodoxos) considerado un insulto a Dios. De hecho, el celibato era censurado por los ancianos de la sinagoga, y también, tal vez, hubiese despertado murmuraciones referidas a desviadas lujurias entre la congregación. De haber sido Jesús un rabino judío, habría sido muy extraño que no estuviese casado, pero, si hubiera tenido una esposa, sin duda habría sido mencionada -como "Miriam, esposa del Salvador", o "María, la esposa de Jesús". No hay ni una frase que pueda ser siquiera remotamente interpretada como una alusión a una cónyuge legal, pero ¿esto es así porque tal persona no existía, o porque su esposa era conocida, pero producía un disgusto tan intenso y a tan gran escala que quienes escribieron los Evangelios canónicos decidieron ignorarla? ¿O porque se casaron en una ceremonia no reconocida por los judíos? Pero, si, como sugieren tan abrumadoramente los Evangelios Gnósticos, Jesús y Magdalena eran amantes apasionados y comprometidos, ¿por qué no habían de darle una base legal a su relación?...

Aparte de la posibilidad de que existiese algún tipo de proscripción legal referida a su amor -por ejemplo, que fuesen parientes cercanos o que estuvieran casados legalmente con otra persona en ese momento- parece haber pocos motivos para que no tomaran un mutuo compromiso público. ¿Puede ser que esta renuencia a atar el nudo haya sido porque, de hecho, no eran en absoluto judíos en el sentido generalmente aceptado de la palabra y, por lo tanto, no se podían casar en la sinagoga? Y es significativo que a las sacerdotisas paganas, aun las que tenían que ver con el sexo sagrado se les requería que fuera de su función se mantuviesen célibes y solteras...

La Conexión Francesa

Existen diversas leyendas que aseveran que María Magdalena viajó a Francia (o Galia, como se llamaba por entonces) tras la crucifixión junto a un variado grupo de personas, incluyendo una muchacha de servicio llamada Sara, María Salomé y María Jacobi -supuestas tías de Jesús- además del rico José de Arimatea, propietario de la tumba donde Jesús yació hasta su resurrección y san Maximino (Maximus) uno de los setenta y dos discípulos más cercanos a Jesús y primer obispo de Provenza. Aunque los detalles de la historia difieren según las versiones, parece ser que Magdalena y quienes la acompañaban se vieron obligados a huir de Palestina en condiciones que distaban de ser perfectas -su bote tenía vías de agua, carecía de gobernalle, remos y vela, como resultado, se afirma, de un sabotaje deliberado por parte de algunas facciones locales. Aun dando margen a la habitual exageración propia de la consolidación de un mito -el estado ruinoso del bote parece harto inverosímil- dada la descripción que hacen los Evangelios Gnósticos de la frágil situación entre María y Simón Pedro, no es difícil aventurar una presunción con respecto a la identidad posible y aun probable de al menos uno de los conjurados a quien le habría gustado que ella y sus compañeros fuesen a dar al fondo del mar. A la luz de la leyenda del bote con vías de agua, es estremecedor recordar las palabras de María en Pistis Sophia: "temo a Pedro, pues me amenazó y odia a nuestro sexo". Pero sea quien fuera el que trató de matarlos, sobrevivieron milagrosamente, se dice que al ir a dar a la salvaje costa de lo que hoy es Provenza...

La historia afirma que llegaron a tierra (por lo cual indudablemente se sintieron agradecidos, dado que venían chapoteando en grandes cantidades agua de mar desde hacía semanas) en lo que hoy es la ciudad de Saintes-Maries-de-la-Mer en la Camarga, en los humedales donde el Ródano se encuentra con el Mediterráneo. Tres Marías -Magdalena, María Jacobi y María Salomé- son el objeto de gran reverencia en la imponente iglesia que se alza como un majestuoso navío de entre las marismas que la rodean, mientras que en la cripta hay un altar dedicado a Sara la Egipcia, la supuesta muchacha negra sirvienta de Magdalena, hoy la muy amada patrona de los gitanos, quienes convergen sobre la ciudad para su fiesta anual del 25 de mayo. Rodeada de miles de devotos adoradores, la estatua de Sara se lleva en procesión al mar, donde se la moja ceremonialmente. Como en el medioevo se consideraba que los gitanos eran egipcios (egipcios= egiptanos= gitanos) tenía sentido que ellos venerasen a esta muchacha originaria de ese país. De hecho, el color de su piel y el hecho de que Egipto fuese conocido como la tierra de “Jem" o la negrura pueden ser muy significativos. A juzgar por la forma en que el Nuevo Testamento divide a una mujer en tres -la Magdalena, María de Betania y la "pecadora" no identificada- tal vez también las varias mujeres en el bote que hacía agua sean también meramente distintos aspectos de una mujer...

La mujer del pote de alabastro: María Magdalena y el Santo Grial

POR MARGARET STARBIRD

La mujer del pote de alabastro: María Magdalena y el Santo Grial copyright ©1993 por Margaret Starbird. Reproducido con permiso de Bear & Company, una división de Inner Traditions International, www.innertraditions.com. Margaret Starbird tiene una maestría de la universidad de Maryland y ha estudiado en la universidad Christian Albrechts de Kiel, Alemania, y en la Escuela de Teología de Vanderbilt. También es autora de La Diosa en los Evangelios.

He llegado a sospechar que Jesús celebró un matrimonio dinástico secreto con María de Betania y que ella pertenecía a la tribu de Benjamín, cuyo legado ancestral era la tierra que rodea la Ciudad Santa de David, Jerusalén. Un matrimonio dinástico entre Jesús y una hija real de la casa de Benjamín habría sido percibido como una posibilidad de salvación por el pueblo de Israel durante el período en que sufrieron como nación ocupada.

El primer rey ungido de Israel, Saul, pertenecía a la tribu de Benjamín y su hija Michol era esposa del rey David. A lo largo de la historia de las tribus de Israel, las tribus de Judá y Benjamín eran los aliados más allegados y leales. Sus destinos estaban entrelazados. Un matrimonio dinástico entre la heredera benjaminita de las tierras que rodeaban a la Ciudad Santa y el mesiánico Hijo de David habría sido atractivo para la fundamentalista facción de los zelotes de la nación judía. Hubiera sido percibido como señal de esperanza y bendición en la hora más negra de Israel.

En su novela El Rey Jesús, el mitógrafo del siglo XX Robert Graves sugiere que el linaje y el casamiento de Jesús permanecían ocultos para todos con excepción de un círculo selecto de dirigentes monárquicos. Para proteger el linaje real, este matrimonio habría sido mantenido oculto de los romanos y de los tetrarcas herodianos y, tras la crucifixión de Jesús, la protección de su esposa y familia hubiese sido un compromiso sagrado para los pocos que conocían su identidad. Toda referencia al matrimonio de Jesús habría sido deliberadamente oscurecida, eliminada o erradicada. Pero la mujer encinta del ungido Hijo de David habría sido la portadora de la esperanza de Israel -la portadora del Sangraal, la sangre real.

Magdal-eder, la torre del rebaño

En el capítulo 4 del profeta hebreo Miqueas, leemos una bella profecía referida a la restauración de Jerusalén, cuando todas las naciones hagan rejas de arado de sus espadas y se reconcilien bajo Dios. A partir, del versículo 8 dice:

Y tú, oh [Magdal-eder], atalaya del rebaño,

¡Oh fortaleza de la hija de Sion!

Tu antiguo dominio te será devuelto;

reina será la Hija de Jerusalén.

¿Por qué lloras?

¿Acaso no tienes rey?

¿Ha muerto tu consejero para que te duelas

como parturienta?

Retuércete de dolor, oh Hija de Sion, como parturienta,

pues debes dejar la ciudad y acampar en campo abierto.

Es probable que las referencias originales a María Magdalena en la tradición oral, las "pericopes" del Nuevo Testamento fuesen mal comprendidas antes de ser confiadas a la escritura. Sospecho que el epíteto "Magdalena" pretendía ser una alusión a la "Magdal-eder" de Miqueas, la promesa de la restauración de Sion después del exilio. Tal vez la más temprana referencia verbal que asocia el epíteto "Magdala" al nombre de María de Betania no tuviera nada que ver con una poco conocida ciudad de Galilea, como se sugiere, sino que fuera una referencia deliberada a esas líneas de Miqueas, a la "atalaya" o "fortaleza" de la hija de Sion que fue forzada al exilio político.

El topónimo Magdal-eder literalmente significa "torre del rebaño", en el sentido de un punto elevado empleado por un pastor como atalaya desde donde vigilar sus ovejas. En hebreo, el epíteto "Magdala" significa literalmente "torre" o "elevado, grande, magnífico". El significado es especialmente relevante si la María así designada fuera, de hecho esposa del Mesías. Se habría tratado del equivalente hebreo a llamarla "María la Grande" y se referiría a la vez al profetizado regreso al reinado de "la hija de Jerusalén" (Miq. 4:8).

Según la antigua leyenda francesa, la exiliada "Magdal-eder", la refugiada María que busca asilo en la costa meridional de Francia es María de Betania, la Magdalena. La forma temprana de la leyenda francesa registra que María "Magdalena", viajando con Marta y con Lázaro de Betania, llegó en bote a la costa de Provenza en Francia. Otras leyendas le atribuyen a José de Arimatea ser el custodio del Sangraal, del que he sugerido que podría tratarse del real linaje de Israel más bien que un cáliz literal. El recipiente que contenía ese linaje, el cáliz arquetípico del mito medieval debe de haber sido la esposa del ungido rey Jesús.

La imagen de Jesús que emerge de esta historia es la de un líder carismático que encarna los papeles de profeta, sanador y Mesías-Rey, un dirigente ejecutado por el ejército de ocupación romano y cuya esposa y linaje fueron secretamente sacados de Israel por sus leales amigos y trasplantados a Europa occidental para esperar el fin de los tiempos y el cumplimiento de la profecía. Los amigos de Jesús, quienes creían tan fervientemente que él era el Mesías, el Ungido de Dios, habrían percibido la preservación de su familia como un deber sagrado. El recipiente, el cáliz que encarnaba las promesas del Milenio, el "Sangraal" de la leyenda medieval era, he llegado a creer, María Magdalena...

Pero la tradición que deriva de (otra) antigua leyenda francesa de la costa mediterránea nos cuenta que... José de Arimatea era el custodio del "Sangraal". Y que el niño que iba en el bote era egipcio, lo que significa literalmente "nacido en Egipto". Parece posible que tras la crucifixión de Jesús, María Magdalena haya considerado necesario huir para proteger a su niño aún nonato al refugio más próximo. El influyente amigo de Jesús, José de Arimatea, bien puede haber sido su protector.

Si nuestra teoría es correcta, el niño realmente nació en Egipto. Egipto era el tradicional lugar de asilo para los judíos que veían amenazada su seguridad en Israel; desde Judea se llegaba fácilmente a Alejandría y allí había comunidades judías bien establecidas en tiempos de Jesús. Es muy probable, el refugio de emergencia para María Magdalena y José de Arimatea fue Egipto. Y luego -años más tarde- dejaron Alejandría y encontraron un refugio aún más seguro en la costa de Francia.

Los estudiosos de la arqueología y la lingüística han encontrado que los topónimos y leyendas de un área determinada contienen "fósiles" del pasado remoto local. La verdad puede haber experimentado cambios y "embellecimientos" y las historias pueden resultar resumidas tras años de contarlas, pero subsisten trazas de la verdad en forma fósil, enterradas en los nombres de personas y lugares. En la ciudad de Les-Saintes-Maries-de-la-Mer en Francia hay un festival cada año entre el 23 y el 25 de mayo en honor a Santa Sara Egipcíaca, también llamada Sara Kali, la "Reina Negra". Un estudio atento revela que este festival, que se originó en la Edad Media, se celebra en honor de una niña "egipcia" que acompañó a María Magdalena, Marta y Lázaro y llegó con ellos en una pequeña embarcación que atracó en esta localidad aproximadamente en el año 42 d.C. La gente parece haber dado por sentado que, dado que la niña era "egipcia", su piel debe de haber sido oscura y, llevando más allá la interpolación, debe de haber sido sirvienta de la familia de Betania, a falta de otra explicación razonable para su presencia.

El nombre Sara significa "reina" o "princesa" en hebreo. La leyenda local afirma, además, que esta Sara era "joven", apenas una niña. De modo que tenemos, en una pequeña ciudad costera de Francia, un festival anual en honor de una muchacha joven de piel oscura llamada Sara. El fósil de esta leyenda es que la niña se llame "princesa" en hebreo. Una hija de Jesús, nacida tras la huida de María a Alejandría, habría tenido unos doce años para el momento del viaje a Galia que la leyenda registra. Ella, como la princesa del linaje de David, es simbólicamente negra, y "pasa desapercibida en las calles" (Lám. 4:8). La Magdalena misma era el "Sangraal", en el sentido de que era el "cáliz" o recipiente que una vez llevó la sangre real in utero. La negrura simbólica de la Amada en el Cantar de los Cantares y de los príncipes davidianos se extiende a esta María oculta y a su hija...

En síntesis, los dos reales refugiados de Israel, madre e hija, pueden lógicamente ser representados en el arte europeo primitivo como una madre e hija ocultas, de piel oscura. Las Vírgenes Negras de los santuarios tempranos de Europa (siglos V a XII) pueden haber sido venerados como lugares consagrados a esta otra María y su hija, el Sangraal, que José de Arimatea llevó a la seguridad de la costa de Francia. El símbolo de un varón de la real casa de David sería una vara floreciente o cubierta de pimpollos, pero el símbolo de la mujer sería el cáliz -la copa o recipiente que contenía la real sangre de Jesús. ¡Y eso es exactamente lo que se afirma que era el Santo Grial!

María Magdalena: Modelo para las mujeres de la Iglesia

ENTREVISTA CON SUSAN HASKINS

Susan Haskins es autora de María Magdalena: Mito y Metáfora. Un extracto de ese libro de 1993 se incluye después de la entrevista.

Para usted ¿quién fue la verdadera María Magdalena?

La verdadera María Magdalena es la figura de los Evangelios: la principal seguidora femenina de Cristo quien, junto a las otras mujeres mencionadas por Lucas, financiaba y contribuía a los gastos del grupo itinerante. Estuvo presente en su crucifixión, fue testigo de ésta y, según el Evangelio de Juan, fue una de los pocos privilegiados, junto a la Virgen María, la esposa de Cleofás y San Juan en estar al pie de la cruz. Fue testigo de cómo el cuerpo fue puesto en el sepulcro de José de Arimatea; fue allí al alba con una o dos de las otras Marías para llevar ungüentos. En el Evangelio de Juan fue ella sola la primera a la que se le apareció Cristo tras su resurrección y fue ella sola la primera que recibió de él el mensaje de la nueva vida cristiana. En una edición tardía al Evangelio de Marcos, se afirma que siete diablos fueron expulsados de ella. No tenemos idea de qué aspecto tenía. En el arte medieval y también más tarde es representada con cabello largo rojo o dorado, pero ello se debe a que el cabello rubio era el atributo de la belleza femenina ideal. No sabemos cómo era su vida. Se da por sentado que como ella, junto a otras seguidoras, sostenía al grupo "con sus propios medios", era de edad madura -entre las otras mujeres había algunas casadas, otras separadas- y comparativamente próspera e independiente. De modo que estoy de acuerdo con quienes la consideran patrocinadora y sostén de Jesús.

¿Qué representaciones de María Magdalena se han repetido a lo largo de la historia? ¿Alguna de ellas coincide con la teoría de Dan Brown en El Código Da Vinci, que afirma que puede haber estado casada con Jesús y haber tenido un hijo de él?

La teoría de Dan Brown de que María Magdalena puede haber estado casada con Jesús y tenido un hijo de él tiene una larga historia. Se hizo particularmente pública con Santa Sangre, Santo Grial y fue continuada por el obispo Spong y otros. ¡Ya en el siglo XVI Lutero parece haber creído que ella tenía una relación sexual con Cristo! Como no existe evidencia concreta ni de un casamiento ni de un hijo, yo no le daría crédito a esta hipótesis.

¿Por qué la Iglesia representó a María Magdalena como prostituta durante tantos años? ¿Fue simplemente víctima de la mala suerte de ser confundida con todas las otras Marías del Nuevo Testamento, o hubo alguna clase de juego sucio?

La Iglesia representó a María como prostituta debido a los diversos comentarios de los Evangelios hechos por los primitivos padres de la Iglesia, quienes intentaron dilucidar quiénes eran cada uno de los personajes de los Evangelios. Hay muchas mujeres llamadas María en el Nuevo Testamento, lo cual se presta a confusiones. Como la primera mención que Lucas hace de María Magdalena es aquella en que ella sigue a Cristo desde Galilea con las otras mujeres, y como los discípulos varones pusieron a continuación su relato sobre la mujer no identificada, designada como pecadora y perdonada por Cristo en casa del fariseo, el papa Gregorio Magno (595 d.C.) refundió estas dos figuras, así como la de María de Betania. Aunque la mujer es denominada "pecadora", se da por sentado que el suyo era un pecado de la carne, aunque la palabra porin con que se la describe no significa "prostituta". Hacer de María Magdalena una prostituta arrepentida disminuía su papel de primera apóstol, que si no fuera por eso sería un papel extremadamente poderoso e importante. No podemos saber con certeza si hubo o no juego sucio, pero ciertamente hubo política eclesiástica. La Iglesia primitiva tuvo sacerdotisas y obispos mujeres, pero en el siglo V el papel de sacerdote no estaba permitido para las mujeres, aunque existen monumentos funerarios en Italia meridional que demuestran que había mujeres que continuaban desempeñando funciones sacerdotales. Disminuir el papel de María Magdalena al de penitente y prostituta la pone a la par de Eva, cuya sexualidad y sexo eran considerados responsables de la Caída por la jerarquía eclesiástica masculina.

¿Cree que Jesús y María Magdalena pueden haber estado casados? Personalmente, no creo que Jesús y María Magdalena hayan estado casados. Es innegable que existía una relación importante entre ellos, pero, ¿iba más allá del hecho de que era su principal discípula femenina? A la gente, la idea le atrae por muchas razones: en los Evangelios -y aún más en los Evangelios Gnósticos- existe esta relación enigmática, de la que el matrimonio sería una progresión lógica. Los rabinos están casados a menudo, si no siempre, de modo que se ha sugerido que Cristo también debe de haberlo estado, aunque nada en los Evangelios lo sugiera. No existe evidencia de un hijo, y el vínculo merovingio es muy improbable.

¿Cómo encaja el personaje de María Magdalena en El Código Da Vinci con otros personajes de sistemas religiosos más antiguos? ¿Existe una mujer comparable a María Magdalena en las culturas griega, egipcia, judía o pagana/tribal?

El Código Da Vinci es interesante por su tema narrativo: la figura de la diosa, suprimida por la Iglesia primitiva. El tema de la resurrección se encuentra en sistemas de creencias egipcios, sumerios y cristianos: Isis y Osiris, Ishtar y Tammuz, María Magdalena y Cristo. María Magdalena puede ser vista como la diosa cristiana.

¿Qué cree usted que nos cuenta el Evangelio de Felipe sobre la relación entre Jesús y María Magdalena y acerca de las rivalidades con Pedro por el control de la iglesia?

El Evangelio de Felipe es considerado por los estudiosos como una alegoría de la relación entre Cristo y su Iglesia, su amor por su Iglesia. Elaine Pagels ve el antagonismo entre Pedro y María Magdalena como -si recuerdo bien- una metáfora del antagonismo existente entre la Iglesia primitiva que se desarrollaba en los siglos II y III, basada en una jerarquía de obispos, diáconos y sacerdotes y el gnosticismo, que valoraba la inspiración y el conocimiento, sin intermediación de la Iglesia. Pedro también estaba celoso de María Magdalena por cuestiones de diferencias entre los sexos.

¿Por qué María Magdalena era uno de los pocos que estaban presentes en la crucifixión? ¿Por qué puede ser que ella haya asistido y otros discípulos no? ¿Y qué importancia tiene que María Magdalena haya sido la primera en ver a Jesús tras la resurrección?

Es interesante que María Magdalena haya sido uno de los pocos que estaban presentes en la crucifixión. Pero ello sólo ocurre en el relato de Juan; en los otros, la presencia de lejos, junto a las demás mujeres. No sabemos quién editó los textos de los Evangelios ni por qué son sólo aproximadamente idénticos, pero presumiblemente se originan en distintas tradiciones orales. Las discípulas estaban allí, pero no los discípulos, pues los varones se habían asustado, en particular Pedro, quien negó a Jesús tres veces. Que Jesús se le haya aparecido a María Magdalena antes que a nadie más después de la resurrección es, o debería ser, de la máxima importancia para los cristianos, pues la piedra angular del cristianismo es la promesa de la vida perdurable -el mensaje mismo que Cristo le da para que ella lo transmita al mundo. Tanto en el sistema judío como en el helénico había un prejuicio masculino que no permitía que las mujeres fueran testigos, y que por lo tanto les daba a los discípulos varones reclamar para sí el derecho de dar la noticia de la resurrección. Pero, claro, puede verse como igualmente importante -en lo que hace a la edición del Canon, la apologética del cristianismo y la política eclesial- que la iglesia le negara ese papel y mantuviera la premisa de que "tú eres Pedro y sobre esta piedra fundaré mi Iglesia".

¿Por qué es el tema de María Magdalena tan atractivo en sí mismo?

Es una bella imagen de una mujer independiente que sigue a un predicador carismático y ofrece un marco teológico y ético a sus seguidores. También es dinámica: es guía y modelo de fidelidad. A diferencia de los discípulos varones, es testigo de la crucifixión. Es valiente. Va sola, o con otros, al sepulcro, al alba. Se encuentra con Cristo. Cristo es igualitario. Sana a las mujeres de sus males sin críticas ni estigmatizaciones sociales -la "pecadora" en Lucas; la samaritana, la mujer con el problema de la sangre, la mujer sorprendida en adulterio, María Magdalena y sus siete diablos. Se le aparece antes que a nadie a una mujer, María Magdalena, tras su resurrección y le da a una mujer, María Magdalena, el papel de difundir el mensaje cristiano de la vida perdurable.

Ha representado al pecador redimido desde el siglo VI y por ese motivo ha sido un modelo para todos los cristianos, hombres y mujeres. Su proximidad a Cristo ha sido motivo de fascinación desde comienzos del cristianismo; su culto floreció a partir del siglo XI. Representa la mujer falible redimida, además de su papel de intercesora ante Dios. El renovado interés en ella que existe en nuestra época se debe en parte al feminismo, particularmente a los recientes estudios sobre el papel de la mujer en la religión y en la reafirmación de su derecho al sacerdocio, que les ha sido negado durante diecisiete siglos. María Magdalena, como primera apóstol y discípula es el modelo para las mujeres de la Iglesia, católica y protestante, y en la sinagoga.

En cuatro extractos del libro seminal de Susan Haskins, María Magdalena: mito y metáfora, vemos un ejemplo de la visión de la autora sobre el papel de las apóstoles mujeres, cómo se describe la relación entre María y Cristo en el Evangelio de Felipe, cuál puede haber sido la exacta relación entre Jesús y María Magdalena y dónde fue María tras la crucifixión -y como hay ciudades francesas que han desarrollado mini industrias basadas en la veneración a María Magdalena. Susan Haskins no tiene pelos en la lengua, y presenta su caso en forma despojada:

Así se completó la transformación de María Magdalena. Desde la figura de los evangelios con un papel activo como heraldo de la Vida Nueva -Apóstol antes que los Apóstoles- devino en puta redimida y en modelo cristiano del arrepentimiento: una figura manejable, controlable, una efectiva arma de propaganda contra su propio sexo.

María Magdalena: Mito y metáfora

POR SUSAN HASKINS

Copyright © 1993 por Susan Haskins. Usado con permiso.

De Única Magdalena

Sabemos muy poco de María Magdalena. La imagen predominante que tenemos de ella es la de una bella mujer de largos cabellos dorados que llora por sus pecados, la encarnación misma de la inmemorial ecuación entre belleza femenina, sexualidad y pecado. Durante casi dos mil años, la concepción tradicional de María Magdalena ha sido la de una prostituta que, al oír las palabras de Jesucristo, se arrepintió de su pecaminoso pasado y dedicó el resto de su existencia a amarlo. Aparece en incontables imágenes devocionales, de capa escarlata y cabello suelto, hincada ante la cruz o sentada a los pies de Cristo en casa de María y Marta de Betania, o como la mismísima bella prostituta, reclinada a sus pies, con un pote de ungüento a su lado, en casa del fariseo. Su solo nombre evoca imágenes de belleza y sensualidad, pero cuando buscamos a este ser en el Nuevo Testamento, buscamos en vano. Todo lo que sabemos verdaderamente de ella se origina en los cuatro evangelios, unas pocas, breves referencias que dan una visión inconsistente y hasta contradictoria. Estos elusivos reflejos convergen, sin embargo, en cuatro aspectos salientes: que María Magdalena fue una de las seguidoras de Cristo, que estaba presente en la crucifixión, que fue testigo -de hecho, según el Evangelio de San Juan, la testigo- de su resurrección y que fue la primera a la que se encargó el supremo ministerio, el de proclamar el mensaje cristiano. Ella trajo el conocimiento de que, mediante la victoria de Cristo sobre la muerte, la vida perdurable se ofrecía a todos los creyentes...

Uno de los aspectos más llamativos del relato de los evangelios es el papel que se da a las seguidoras de Cristo como patrocinadoras y testigos de los eventos de la primera Pascua. Su fe y su tenacidad fueron reconocidas por los primitivos comentaristas cristianos, pero más adelante fueron relegados al segundo plano a medida que nuevos énfasis e interpretaciones reducían su importancia. La verdadera importancia de su testimonio fue mayormente ignorada, mientras que la propia María Magdalena fue recreada en el siglo VI como un personaje totalmente distinto que se puso al servicio de la jerarquía eclesiástica. Esta reformulación por parte de los primitivos Padres de la Iglesia ha distorsionado nuestra visión de María Magdalena y de las otras mujeres; debemos, pues, regresar a los evangelios para verlas con más claridad.

Marcos nos cuenta que María Magdalena se contó entre las mujeres que, cuando Cristo estaba en Galilea, "lo seguían y le servían" (cursiva del autor, 15:41, ver también Mateo, 27:55). "Servir" es una traducción del verbo griego diakonein, servir o atender. También es la raíz de la palabra "diácono", que establece la importante función dada a las mujeres de ese grupo de discípulos de ambos sexos. Lucas, quien también nos dice que el grupo había sido parte del entorno de Cristo por un considerable tiempo antes de la crucifixión (8:1-4), corrobora su papel de servicio y lo amplía con las palabras "con sus bienes" (v.3). A menudo se ha dado por sentado que éste era un papel doméstico, ya que las vidas de las mujeres en la sociedad judía del siglo I estaban circunscriptas a su tradicional ambiente hogareño. Llevaban a cabo tareas como moler harina, amasar y cocer el pan, lavar la ropa, alimentar a los niños, hacer las camas y trabajar con lana. Hasta la época moderna se ha dado por sentado que el papel de las mujeres entre los seguidores de Cristo era meramente doméstico, y por ende menos importante, una asunción que sólo ha sido cuestionada en fechas recientes por los estudiosos. Pero "de sus propios bienes" indica que las mujeres aportaban sus recursos para permitirles a los predicadores itinerantes llevar adelante su trabajo. Aunque se sabe que las mujeres ayudaban a rabinos con dinero, bienes y comida, su participación en la práctica del judaísmo era ínfima. Aunque se les permitía leer la Torah durante los servicios de su congregación, se les impedía recitar lecciones en público para "salvaguardar el honor de la congregación".

En el siglo I d.C., se cita la afirmación de un tal Rabbi Eliezer quien dijo: "¡Mejor quemar las palabras de la Torah que confiarlas a una mujer!". 4

Fue en buena parte por esta misma razón que, en la sinagoga misma, hombres y mujeres se sentaban separados. Estaban restringidas a una galería superior, no podían usar la filacteria -la pequeña caja de cuero con versículos del Nuevo Testamento atada a la cabeza y el brazo con lazos de cuero- o desempeñar funciones litúrgicas. Su exclusión del sacerdocio estaba basada en su supuesta impureza durante la menstruación, tal como se definía en la reglamentación del Templo (Levítico 15), un tabú que también fue invocado por la iglesia cristiana y empleado hasta hace poco tiempo como poderosa arma contra el ingreso de las mujeres en las funciones eclesiásticas. El sacerdote, según Levítico 21 y 22 debía estar limpio y santificado en todo momento para poder ofrecer el sacrificio. Aun así, se permitía a las mujeres ser profetisas, como lo atestigua el Nuevo Testamento y como ocurrió en la época de Cristo, como lo demuestra el caso de Ana, hija de Fanuel (Lucas 2:36-8).

La frase de Lucas tiene especial significado en ese contexto, pues sugiere que las seguidoras de Cristo eran centrales a la totalidad del grupo, pues eran quienes donaban sus propiedades e ingresos para proveer a Cristo y sus discípulos con los medios de vivir cuando viajaban por el campo predicando y curando. A su vez, esto arroja más luz sobre las mujeres, ya que su capacidad de disponer de su dinero presupone que eran independientes en lo financiero, y posiblemente también que eran de edad madura, lo que queda corroborado por la afirmación de que una de las Marías es "madre de Santiago", presumiblemente en referencia al apóstol (Marcos 15:40 y 16:1). Aún más importante es la reciente sugestión en el sentido de que, aunque se da generalmente por sentado que las discípulas no predicaban, en lo que diferían de sus contrapartidas masculinas, bien puede haber sido que lo hicieran, pues el término "seguir" empleado por Marcos para describir a aquellos que estaban presentes en la crucifixión -"que también, cuando estaba en Galilea, lo seguían y servían" (15:41)- se empleaba en un sentido técnico que implica plena participación, tanto en la creencia como en las actividades de predicación itinerante, tal como se atestigua en los relatos de los Actos y en las cartas de Pablo sobre la participación de las mujeres. En ninguna parte de estos textos hay indicación alguna de que Cristo considerara la contribución de las mujeres como inferior o subalterna a la de los discípulos varones. De hecho, podría argumentarse que la contribución de las mujeres durante y después de la crucifixión, demuestra mayor tenacidad en la creencia y coraje, aunque no necesariamente mayor fe, que las demostradas por los varones que huyeron. A diferencia de los once discípulos de sexo masculino, quienes temieron por sus vidas, las discípulas continuaron siguiéndolo, estuvieron presentes en la crucifixión, fueron testigos del entierro, descubrieron la tumba vacía y, como verdaderas discípulas, fueron recompensadas con las primeras nuevas de la resurrección y, en el caso de María Magdalena, con el primer encuentro con Cristo resucitado.

La falta de interés de Cristo por las convenciones de su época y su deseo de alterar radicalmente ciertos mandatos sociales quedan claros en la forma en que trató a las mujeres, como lo demuestra el importante hecho de que formaron parte de su séquito. Si bien las mujeres podían asistir financieramente a los rabinos, ciertamente era inusual que acompañaran a los predicadores en calidad de discípulos itinerantes. Cristo también aceptó en el grupo a la clase de mujeres que Lucas describe como curadas de "espíritus malignos y enfermedades" (8:2-3) que de no haber sido así podían haber sido consideradas excluidas sociales. De las pocas mujeres de la comunidad que son identificadas por nombre, una, Juana, está o ha estado casada con Chuza, el senescal de Herodes y debe, por lo tanto, haber dejado a su familia y a la corte real para seguir a Cristo. Tal vez deba ser notado que la referencia al estatus social de mujer casada de Juana tiene como efecto determinar aún más claramente el de María Magdalena: de las mujeres que se describen, ella es la única a quien no se define por su relación con un hombre, como esposa, madre o hija; y es la única a la que se identifica por su lugar de nacimiento. Por lo tanto, se la presenta como mujer independiente: ello implica que debía de tener algunos recursos que le permitieran la elección de seguir y respaldar a Cristo...

Los "siete diablos" a que se refieren tanto Lucas como Marcos fueron motivo de especulación para los primitivos comentaristas cristianos; el vínculo de aquéllos con los "espíritus malignos y enfermedades" que se adscriben a alguna de las mujeres bien puede haber llevado a que fuesen identificados con los siete pecados capitales. Se ha sugerido que María Magdalena era la más conocida de esas mujeres porque "su curación había sido la más espectacular", pues que hubiera siete demonios indicaría "una posesión de malignidad extraordinaria".5 Sin embargo, en ninguna parte del Nuevo Testamento se considera que la posesión demoníaca sea idéntica al pecado.6 Que la condición de María Magdalena pueda haber sido psicológica, es decir, considerada como locura más bien que moral o sexual, nunca parece haber sido considerado por los primitivos comentaristas bíblicos, aunque preocupó a quienes buscaron interpretarla a partir del siglo XIX. A fin de cuentas en la historia del hombre poseído por demonios no está implícito que su "espíritu impuro" (Lucas 8:26-39) sea sexual... La señora Balfour, la notoria evangelista del siglo XIX fue una de las primeras en negar que los males de María Magdalena fueran otra cosa que desórdenes psicológicos y más recientemente J. E. Fallon ha escrito que más bien que un estado de pecado, probablemente sufriera de "un desorden nervioso violento y crónico".

A la atribución que se le hace de los ambiguos "siete diablos" se une la desventaja putativa de su lugar de origen: el segundo nombre de María Magdalena, Magdalini en griego, significa que provenía de El Mejdel, un próspero pueblo pesquero en la margen noroeste del lago de Galilea, cuatro millas al norte de Tiberíades. Su aparente notoriedad durante los primeros siglos del cristianismo -fue destruido en 75 d.C. por su infamia y por la conducta licenciosa de sus habitantes- puede haber ayudado en fecha más tardía a colorear el nombre y la reputación de la propia María Magdalena7. (Hoy, un herrumbroso cartel le informa al turista que pasa por allí que Magdala o Migal, fue una floreciente ciudad hasta el fin del período del Segundo Templo y que fue también el lugar natal de María de Magdala, quien "siguió y sirvió" a Jesús.

Puede argüirse que ninguno de los citados elementos ofrece base suficiente por sí mismo para probar que María Magdalena era una pecadora o una prostituta. De hecho, tales aseveraciones nunca habrían circulado -al menos tanto como lo hicieron- si no se la hubiese confundido con otros personajes femeninos de los evangelios, algunos de los cuales son descriptos explícitamente como pecadores; y una de quienes, por su historia, parece haber sido una prostituta.

Para comentaristas posteriores, y en un ambiente eclesiástico que se atrincheraba cada vez más en su idea de celibato, el hecho de que fuese mujer sólo había servido para acreditar esa identificación errónea. De este modo, los siete diablos que la poseían adquieren los estigmas morales y sociales, las monstruosas proporciones, de la lujuria y la tentación -vicios que los primitivos comentaristas cristianos del Génesis asociaban con la Mujer- que se les adjudicaron. María Magdalena, principal discípula, primera apóstol y amiga bienamada de Cristo, se transformaría en una puta arrepentida...

Compañera del Salvador

Su estrecha relación con Cristo se enfatiza en el Evangelio de Felipe, donde se la describe como una de las "tres que siempre acompañaban al Señor: María su madre, su hermana y Magdalena, aquella a quien llamaba su compañera. Su hermana y su madre eran, ambas, María. Y la compañera del Salvador es María Magdalena". La palabra griega koinonos empleada para describir a María Magdalena, aunque a menudo es traducida como "compañera", se traduce más correctamente como "pareja" o "consorte", una mujer con la que el varón tiene relaciones sexuales. Dos páginas más adelante hay otro pasaje que amplía con imaginería sexual la relación ya descrita:

Pero Cristo la amaba más que a todos los discípulos y acostumbraba besarla [en la boca] frecuentemente.

Los otros discípulos se escandalizaban y expresaban su desaprobación. Le dijeron "¿Por qué la amas más que a todos nosotros?" El Salvador les respondió diciendo, "¿Por qué no os amo como la amo?"

El amor erótico ha sido a menudo el vehículo empleado para expresar experiencias místicas, tal vez más notablemente en la gran epitalámica el Cantar de los Cantares, que describe con la más sensual y voluptuosa de las imaginerías lo que ya los rabinos interpretaban como una alegoría del amor de Yahvé por Israel y que los primitivos comentaristas cristianos interpretaron como amor de Cristo por la Iglesia, por el alma cristiana -a veces personificada en María Magdalena- y por la Virgen María. En el Evangelio de Felipe, la unión espiritual entre Cristo y María Magdalena está expresada en términos de sexualidad humana; también es una metáfora de la reunión de Cristo y la Iglesia que tiene lugar en el tálamo matrimonial, lugar de la plenitud o pleroma. Mientras que el tratado en sí se ocupa de asuntos sacramentales y éticos, su tema principal es la ida, común a muchos escritos cristianos gnósticos y posteriores, de que las penurias de la humanidad se originan en la diferenciación de los sexos provocados en la separación de Eva de Adán, que destruyó la unidad andrógina primaria expresada en Génesis 1:27, que siempre sería anhelada por el espíritu gnóstico. Según explica el autor del Evangelio de Felipe: "Cuando Eva aún estaba en Adán, la muerte no existía. Cuando se separó de él, la muerte apareció. Si llega a ser uno otra vez, y retorna a su ser primitivo, ya no existirá la muerte". El Evangelio de Felipe usa el tálamo nupcial como metáfora de la reunificación de "Adán" y "Eva", que haría que las polaridades de varón y mujer quedaran abolidas y que la androginia o estado espiritual tendría lugar con la llegada de Cristo, el Prometido.8 La relación entre Cristo y María Magdalena simboliza la unión espiritual perfecta. Sin embargo, según sus adversarios, algunos gnósticos ponían en práctica estos conceptos eróticos y participaban de orgías sexuales que eran reescenificaciones profanas del ritual cristiano: según Epifanio, los gnósticos tenían un libro llamado las "Grandes Cuestiones de María" donde se representaba a Cristo como alguien que había revelado a María Magdalena obscenas ceremonias que cierta secta debía llevar a cabo para obtener la salvación. Indignado, escribió:

Pues en las Cuestiones de María denominadas "Grandes"... aseveran que él [Jesús] le dio a ella [María] una revelación, llevándola aparte a una montaña y orando; y sacó de sí mismo una mujer y comenzó a unirse a ella y al hacerlo, juran, mientras tomaba a aquella que de él había salido demostró que "así debemos hacer, para que la vida sea nuestra"; y cómo María, avergonzada, se arrojó al suelo y que él la alzó diciéndole: "¿por qué dudaste, mujer de poca fe?". 9

Esta secuencia del Evangelio de Felipe puede ser vista en dos distintos niveles, uno que simboliza el amor de Jesús por la Iglesia -representada por la persona de María Magdalena- y otro que representa una situación histórica en que ella representa el elemento femenino de la Iglesia. Como se ha visto, el trato preferencial que María Magdalena recibe de Cristo tanto en el Evangelio de María como en el Evangelio de Felipe origina celos entre los otros discípulos, particularmente Pedro. En el Pistis Sophia, uno de los pocos tratados encontrados antes de los escritos de Nag Hammadi, una discusión parecida se entabla entre María y Pedro, quien se queja en nombre de los discípulos varones de que María domina la conversación referida a la caída de Pistis Sophia desde el reino de la Luz y no los deja hablar a ellos. Jesús lo regaña. Luego, María le dice a Jesús que teme a Pedro "pues me amenazó y odia a nuestro sexo".

(Jesús le dice que cualquiera que esté inspirado por el espíritu divino puede dar un paso adelante y hablar, implicando así que la inspiración anula la diferenciación sexual y reiterando el tema de la androginia presentado en el Evangelio de Felipe).

Se ha sugerido que el antagonismo de Pedro hacia María Magdalena puede reflejar la histórica ambivalencia de los dirigentes de la comunidad ortodoxa para con la participación de las mujeres en la Iglesia. Pero para fines del siglo II, los principios igualitarios que define el Nuevo Testamento y a los que San Pablo adhería en ese contexto, han sido descartados en favor de un retorno al sistema patriarcal del judaísmo que los antecedió. De modo que a nivel de interpretación histórica, los textos gnósticos pueden haberse referido a la tensión política en la Iglesia primitiva. Una situación que se deduce de los sinópticos, cuando los discípulos no creen el testimonio de las mujeres sobre la resurrección, y en la omisión por parte de Pablo de los testigos femeninos de la resurrección, pero que nunca es mencionada en forma directa por los cristianos ortodoxos es la supresión del elemento femenino en el seno de la Iglesia que comenzó a tener lugar gradualmente a partir del siglo II.

La muy vilipendiada Magdalena

La genuina humanidad de Cristo y por lo tanto su sexualidad han sido objeto de muchos estudios serios en las últimas tres décadas. A diferencia de las imágenes del Renacimiento, que centraban su atención en sus genitales para enfatizar su humanidad, recientemente el problema ha sido cómo tratar su sexualidad en el contexto de su existencia humana. La sugerencia de que puede haber estado casado, como es probable que haya sido el caso para un rabino de su época, ha llevado a un escritor, como vimos, a conjeturar que podría haber estado casado con María Magdalena. Así lo argumentó el teólogo protestante William E. Phipps en su libro Was Jesus married? The Distortion of Sexuality in the Christian Tradition (¿Jesús estuvo casado? La distorsión de la sexualidad en la tradición cristiana), publicado por primera vez en 1970 y reeditado en 1989. Sugiere que el casamiento con María Magdalena puede haber tenido lugar durante la segunda década de la vida de Cristo; llevando aún más lejos la hipótesis, dice que ella puede haberle sido infiel y que Cristo, por su inalterable amor, puede haberla perdonado. Esta experiencia, según Phipps, habría hecho que Cristo fuese mucho más comprensivo hacia la naturaleza del divorcio y el amor, agape, y lo haya convencido de rechazar toda idea de divorcio. La "intrigante conjetura" de Phipps puede ser tomada, pues, como una adjudicación a María Magdalena de la capacidad de influir hasta cierto punto en la apreciación de las relaciones humanas que tuvo Cristo, tema que ha sido retomado recientemente, con mucha menos autoridad, por otros escritores más populares.

Un libro publicado en 1992, Jesus, the Man (Jesús, el hombre), de la doctora Barbara Thiering, llega a pretender que María Magdalena no sólo estuvo casada con Jesús, sino que lo abandonó tras la crucifixión (a la que él sobrevivió durante treinta años) tras tener una hija y dos hijos suyos. Al parecer, Cristo se volvió a casar después de esto. La autora, catedrática en la escuela de teología de la Universidad de Sydney, basa sus afirmaciones en una nueva interpretación de los Rollos del mar Muerto.

La idea de que María Magdalena puede haber estado casada con Cristo y haber tenido hijos con él se vuelve a ventilar en Holy Bloods, Holy Grail (Santa Sangre, Santo Grial) (de Baigent, Leigh y Lincoln), una de las más estrambóticas manifestaciones del interés popular de fines del siglo XX tanto por la historia de Cristo como por las teorías conspirativas. A continuación de una crucifixión fingida, en la cual Jesús o es bajado de la cruz en estado de narcolepsia o es reemplazado por Simón de Cirene, su familia se ve obligada a huir de aquellos que, como San Pedro, no eran parte de la conjura y están empeñados en preservar la reputación de Cristo como Mesías. María Magdalena, junto a su hermano Lázaro y otros, llega al sur de Francia, ella como portadora del Sang Graal o Santo Grial, que los autores interpretan como la santa sangre de Cristo en forma de su hijo o hijos. Una vez establecidos en la comunidad judía del sur de Francia, la familia se casa con los reyes merovingios, y transmite su legado a través de Godofredo de Bouillon (quien casi llega a rey de Jerusalén), la casa de Lorena, los Habsburgo y el siempre misterioso, pero siempre presente Priorato de Sion, que custodia el secreto, cualquiera que éste sea, de todo el asunto (y que además pretende crear un estado europeo unificado, con un descendiente de Cristo y, claro, de María Magdalena como rey), que, se rumorea, está escondido cerca de la ciudad de Rennes-le-Chateau, cuyo párroco Sauniére ha descubierto documentos codificados en la iglesia y ha construido la misteriosa Torre de Magdala para alojar su biblioteca. Sin tomarse ni un respiro, los autores distorsionan para sus propósitos cualquier información que caiga en sus manos, y el libro no ofrece nuevos atisbos de la figura histórica de María Magdalena sino que se contenta con intentar reunir pruebas para algunas de las leyendas más rebuscadas que se han acumulado en torno a ella en el transcurso de los siglos, empleando como principio rector la idea de que donde hay humo hay fuego...

En un análisis denso, complejo y brillante, Susan Haskins relata la multifacética historia de cómo llegó a ser tan prominente en Francia el culto a María Magdalena. Sigue las huellas del amplio arco de mitos y leyendas que hace que María deje Jerusalén y se dirija hacia todas partes -Éfeso, donde hubo durante mucho tiempo un culto griego de la diosa centrado en Diana y donde se cree que se dirigió la Virgen María (aún hoy, se muestra a los visitantes la casa donde supuestamente vivió); treinta años como ermitaña en el desierto egipcio; aún Northumbria, en Inglaterra, donde ella, José de Arimatea y el Santo Grial se ligaron a las leyendas de Avalon y del rey Arturo. Pero en la Francia medieval surgió una industria de fabricación de pruebas de origen que demostraban cómo María Magdalena llegó allí y habitó allí. El fascinante relato de creación humana de mitos, fraude y credulidad que cuenta Susan Haskins es digno hasta de los lectores del Código Da Vinci. Si a usted le parece que Pierre Plantard y los legajos secretos son un fraude, o si le parece que de Baigent, Leigh y Lincoln -o, por cierto, Dan Brown- han jugado demasiado rápido y demasiado fácil con la historia, debería ver todo lo que hicieron abades, obispos y nobles con iniciativa durante las Cruzadas: inventaron reliquias vinculadas a María Magdalena -cabellos, lágrimas. Trajeron supuestos objetos sagrados de Tierra Santa, ganaron mucho dinero con el tráfico de reliquias y les sacaron todo lo que pudieron en su calidad de presuntas panaceas. También inventaron peregrinaciones, festivales y algunas de las primeras producciones de teatro al aire libre, todo lo cual aportó dólares del turismo y el comercio exterior e interior a pequeñas ciudades francesas. Y cada vez que se invocaban el nombre y la imagen de María Magdalena como penitente, solía tratarse de una excusa para festividades licenciosas. Según relata Haskins:)

Las Grandes Heures de Vézelay

En los siglos XII y XII, crecieron las grandes peregrinaciones a los santuarios más famosos, que atraían a vastas multitudes que esperaban experimentar curaciones, ser libradas de demonios y otras manifestaciones de la intervención divina. Éstos no eran, sin embargo, los únicos propósitos de estas festividades, pues la disolución y la licencia solían acompañar a las reliquias de marras... Parece ser que abundaban los casos de seducción y las alcahuetas trabajaban a vista y paciencia de todos. Pero... al ayuntamiento local no le habría gustado nada abolir esta peregrinación, pues tales procesiones les proporcionaban grandes beneficios a las ciudades, pues los peregrinos debían ser alimentados y alojados y, de todas formas, parece ser que tal decadencia era parte de la ocasión.

Los peregrinos llegaban de todas partes de Francia para tocar la tumba de María Magdalena en Vézelay; algunos venían hasta de Inglaterra para ser curados, perdonados y exorcizados de sus demonios en ese lugar sagrado. Y con los fieles, llegaban los comerciantes, siempre dispuestos a aprovecharse de los piadosos...

En busca del tiempo perdido

El famoso bollo francés conocido como magdalena está asociado a María Magdalena. Esta cruza de galleta y pastel se hace tradicionalmente con huevos, manteca, harina y azúcar. La acción de morder una magdalena y los nostálgicos recuerdos así evocados son el disparador de la larguísima memoria de Proust En busca del tiempo perdido. La leyenda afirma que las monjas de un convento en la ciudad de Commercy inventaron o perfeccionaron la magdalena, y que vendieron más tarde la receta a pasteleros comerciales por una suma fabulosa que les permitiera mantenerse después de que su convento fuese abolido como consecuencia de la revolución francesa. Las magdalenas se difundieron por toda Francia, pero se hacían en cantidades particularmente grandes para la festividad de María Magdalena, el 22 de julio.

[El culto de María Magdalena era tan poderoso, y a su espíritu se le adjudicaban tales poderes de intercesión ante Dios que a María se le daba crédito por todo, desde llevar la paz a Borgoña hasta lograr que caballeros muertos volviesen a cabalgar. Bulas papales promulgadas por Lucio III, Urbano III y Clemente III confirmaron todas que el cuerpo de María Magdalena reposaba, de hecho, en la ciudad francesa de Vézelay. Pero ¿cómo llegó de Jerusalén a Francia, y qué hizo en los años que pasó allí? Haskins continúa la historia así:

Quedaba en pie, sin embargo, la incómoda cuestión de cómo había llegado el cuerpo de María Magdalena a descansar en Borgoña, tan lejos de su Judea natal. Se reverenciaba su tumba, pero aunque se afirmaba que el cuerpo de la "bendita Magdalena" reposaba en la iglesia del monasterio, nadie lo había visto nunca y no había un relato adecuado de cómo llegó allí a Palestina tras la ascensión. En el siglo XI, la simple respuesta que se daba a estas cansadoras preguntas se "resumía en pocas palabras", tal como señala en forma bastante malhumorada un documento emitido en Vézelay. "Para Dios, que hace lo que quiere, todo es posible. Nada es imposible para él si decide hacerlo por el bien de los hombres". Cuando esta respuesta resultó no ser satisfactoria, el narrador relata cómo María Magdalena se le apareció junto a la tumba diciendo "soy yo, aquella que tanta gente cree que estoy aquí". A aquellos que dudaban de la existencia del cuerpo de Magdalena se les advertía sobre los castigos divinos que habían caído sobre otros que dudaron. Una excusa para no exhibir los restos aparece en un manuscrito de fines del siglo XII donde se relata la ocasión en que Godofredo [abate de Vézelay] tomó personalmente la decisión de sacar las reliquias de Magdalena de la pequeña cripta donde fueron encontradas para ponerlas en un precioso relicario. La Iglesia se vio súbitamente envuelta en espesas tinieblas, y la gente que estaba allí huyó aterrada, todos los presentes sufrieron; y de ahí en más se decidió dejar de lado toda idea de abrir la santa tumba ya que estaba claro que tales actos provocaban la ira del cielo. Lo único que se necesitaba era fe, les decían los monjes de Vézelay a los peregrinos dubitativos.

Documentos emitidos por la abadía en el siglo XIII para justificar su pretensión de poseer las reliquias de María Magdalena relata cómo la fe de los peregrinos había declinado tanto que estaba claro para los monjes que tenían que inventar algo que hiciera creíbles sus pretensiones. A partir de ese momento, la abadía produjo un aluvión de material hagiográfico en el cual emergió un nuevo elemento de la historia de Magdalena. Relatos, a menudo contradictorios, contaban cómo su cuerpo llegó, no directamente de Palestina, sino de algún lugar de Provenza donde había sido enterrada entre los años 882 y 884 y cómo un "santo robo" por parte de un tal Aléaume había sido perpetrado para llevar los preciosos despojos hasta su lugar de descanso final...

Sin embargo, la historia más difundida era que había llegado por mar, como lo hicieron otros santos y apóstoles que llegaron a Francia, acompañada por Maximino -según el primer relato- uno de los setenta y dos discípulos (pues, como anotó secamente Duchesne, "una mujer no podía venir sola, pues siempre necesitará ayuda"). Desembarcaron en Marsella y allí predicaron el evangelio. Según este relato, nuestra santa se transforma una vez más en la apostola apostolorum quien, tras ser la primera apóstol de los evangelios, ahora, al llegar a Francia predicando, continuó su carrera apostólica, convirtiendo de paso al príncipe pagano de Marsella. (Pero un relator monacal posterior, al recordar que la disciplina eclesiástica no se inclinaba a patrocinar el apostolado femenino, claramente sintió que era su deber explicar discretamente cómo una mujer podía haber llegado a tomar parte en esas actividades apostólicas y por lo tanto masculinas, y prefirió relatar cómo María Magdalena no había predicado, sino que se había retirado en soledad).10 Según esta misma leyenda, Maximino devino más adelante en primer obispo de Aix. María Magdalena había muerto antes que su compañero, quien la sepultó y fue luego sepultado junto a ella. Un altar especial en la iglesia de San Salvador en Aix fue dedicado a Maximino y María Magdalena en su calidad de primeros fundadores de la ciudad, que también pretendía haber sido evangelizada en el siglo I. Una cédula falsa, con la pretendida fecha del 7 de agosto de 1103 se refiere a esta consagración, fue escrita por el arzobispo y los canónigos de la iglesia a fines del siglo XII para respaldar sus afirmaciones de que los huesos de sus ilustres fundadores aún estaban en la tumba donde los de Vézelay decían haber llevado a cabo su furturn sacrum.

Una versión posterior, que recuerda la relación de Magdalena con Lázaro y Marta, relata la huida de la familia desde Palestina durante la persecución judía -en el transcurso de la cual, como amigos cercanos de Cristo, eran objetivos prioritarios- su viaje por mar y su llegada a Aix. En ésta, Lázaro es el primer obispo de Provenza, Marta vivió en Tarascón, donde venció a la malvada tarasca, el dragón, y donde luego murieron todos; los huesos de Lázaro y de María Magdalena habían sido llevados a Borgoña, pero los de Marta habían permanecido en Provenza, donde fueron "descubiertos" en 1187.

Para el siglo XIII, existía una alarmante variedad de versiones sobre el viaje de María Magdalena, algunas que hacían figurar a Maximino, a veces a Lázaro y a Marta, a veces a Sidonio y Marcelina, la sirvienta de Marta, y en las que a veces evangelizaban Marsella y la Galia inferior.

Pero los resultados eran uniformes: las reliquias estaban ahora en Vézelay, a donde habían sido llevadas por Badilon en un heroico robo "santo"...

Sin las rivalidades monásticas de la Edad Media y la peregrinación a Vézelay, tal vez María Magdalena nunca hubiera llegado a ser tan popular.

Sin las pretensiones de los monjes de San Maximino y su consecuente adopción por los dominicos, el concepto de la Magdalena penitente que pasó treinta años en el desierto, pudo no haber llegado nunca a Italia, donde apareció en los elementos litúrgicos y en los frescos pintados en iglesias y monasterios de toda la península a partir del siglo XIII.

A través de Carlos de Anjou, rey de Nápoles y Sicilia, la idea de que María Magdalena fue llevada a Nápoles y a través de alianzas matrimoniales entre su casa real y la de España, llegó también a la península ibérica. Y el movimiento fundado en su nombre en la Alemania de 1225 para el rescate moral de prostitutas y mujeres caídas, que creció hasta tener inmensas proporciones en la Edad Media, y sobrevivió bajo diversas formas hasta comienzos del siglo XX, tal vez jamás habría existido de no ser por las pretensiones por parte de Vézelay de tener las reliquias de la más amada e ilustre penitente de la cristiandad.

[En el siguiente extracto, De Boer investiga con enfoque meticuloso y riguroso lo que se puede extraer de la evidencia textual que suministran los Evangelios y otros documentos históricos sobre María Magdalena. Tiene muchos atisbos respecto a quién puede haber sido María Magdalena, de dónde puede haber venido y qué clase de relación puede haber tenido con Jesús. Pero en última instancia, sus conclusiones son más medidas que las de otros expertos cuyos puntos de vista se presentan en este libro, insistiendo en no dar el último y tentador salto si no existe evidencia dura para hacerlo.]

María Magdalena: Más allá del mito

POR ESTHER DE BOER

Extraído de Mary Magdalene: Beyoud the Myth (María Magdalena, más allá del mito), por Esther de Boer. Empleado con permiso de Trinity Press International. Copyright © 1997 por Meinema. Traducción Copyright © 1997 por John Bowden. Esther de Boer estudia teología en la universidad libre de Amsterdam y ahora es ministra de las Iglesias Reformadas Holandesas en Ouderkerk aan de Amstel.

¿María también fue exiliada en forma deliberada al segundo plano en la Edad Media debido al papel que se le adjudicaba a la mujer? Vale la pena recordar el momento preciso en que María Magdalena devino oficialmente penitente.

Antes del Concilio de Trento (1545-1563) aún existían santorales que no le atribuían a María Magdalena un papel en particular o que la conmemoraban como primera testigo de la resurrección del Señor. Las costumbres locales para celebrar su fecha diferían entre un lugar y otro. Sin embargo, bajo la autoridad del Concilio, se produjeron libros litúrgicos unificados para toda la Iglesia Católica Romana. Así fue cómo apareció el Misal Romano en 1570. En ese primer misal obligatorio, se le da a María Magdalena el calificativo de "penitente". En este caso, el misal no se limitaba a recoger la imagen de María Magdalena difundida por Gregorio Magno y otros. Esta imagen emergía también de la Iglesia de la Contrarreforma. Contra la Reforma y su doctrina de la gracia, la Contrarreforma enfatizaba la doctrina de la penitencia y los merecimientos. Aquí, María Magdalena podía desempeñar un importante papel como penitente favorecida nor excelencia.

El Segundo Concilio Vaticano (1962-1965) encargó una revisión del Misal Romano que se publicó en 1970. La lectura del Evangelio de la festividad de María Magdalena en la versión revisada del Misal es Juan 20.1-18. En ella, el encuentro de María Magdalena con el Señor Resucitado es central. Ya no se emplea la palabra "penitente". La explicación que desarrolla el Misal actual es:

María Magdalena era una de las mujeres que siguieron a Jesús en sus viajes. Estaba allí cuando murió y fue la primera en verlo tras su resurrección (Marcos 16.9). La veneración hacia ella comenzó a difundirse en el mundo occidental sobre todo en el siglo XII.11

De modo que puede decirse que se hizo pasar oficialmente a María Magdalena como penitente durante cuatrocientos años...

Cualquiera que busque a María Magdalena se sentirá decepcionado ante la escasa luz que sobre ella arrojan las fuentes primitivas.

Quién era Magdalena antes de conocer a Jesús, qué vida llevaba, qué edad tenía, cómo llegó a convertirse, qué ocurrió con ella después: las fuentes más antiguas sólo nos permiten adivinar.

Esto nos trae a una primera encrucijada en nuestra búsqueda. ¿Qué conclusiones debemos sacar del hecho de que los evangelistas nos cuenten tan poco?...

La respuesta más obvia sería que los evangelistas decían que cualquier información ulterior al respecto no tenía importancia para la historia de la creencia en Jesús que querían contar...

Al leer las noticias sobre muertes y nacimientos en los diarios uno se encuentra rara vez con los nombres "Magdalene" o "Magdalena". Sin embargo, aparecen derivados de éstos, como Magda o Madeleine. De modo que podría suponerse que "Magdalena" es un nombre de pila.

Pero esto no es así. Los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento nunca hablan de María Magdalena, el nombre al que estamos habituados, sino de María la Magdalena. El Evangelio de Lucas lo enfatiza aún más, al hablar de María "llamada la Magdalena" (Lucas 8.2). El agregado "la Magdalena" tiene el propósito de aclarar de qué María se trata. Es la María que viene de Magdala.

María Magdalena: su nombre nos da una representación del medio del que provenía.

La ciudad de Magdala no es mencionada en el Nuevo Testamento, al menos en el Nuevo Testamento que estamos acostumbrados a leer. Pero el Nuevo Testamento nos ha llegado a través de distintos manuscritos y en algunos de ellos, sí figura Magdala, en una versión de Marcos (8.10) y una de Mateo (15.39). Éstos dicen Magdala donde el texto oficial dice respectivamente Dalmanutha y Magadan. Éstos son topónimos que los estudiosos no han logrado identificar con precisión. Si Marcos y Mateo realmente querían decir Magdala, éste es el lugar al que Jesús y los discípulos cruzaron después de que él alimentara a cuatro mil personas con siete hogazas y unos pocos pescados.

Allí, en la región de Magadan/Dalmanutha o Magdala, los fariseos le pidieron una señal del cielo "para tentarlo" (Mateo 16.1-4; Marcos 8.11-13). Si es que podemos obtener algo de esos datos del Nuevo Testamento, es que en la región de Magdala había escribas y que se podía llegar allí navegando.

Ha habido una larga discusión sobre la posible ubicación de Magdala. La literatura rabínica deja claro que debemos buscar a Magdala en las cercanías de Tiberíades, sobre el mar de Galilea.

Hoy día, al norte de Tiberíades se alza la pequeña ciudad de Mejdel.

El nombre puede ser un eco del de Magdala. Ésta es una suposición que encaja estrechamente con los testimonios de antiguos peregrinos que ubican a Magdala entre Tiberíades y, al norte, Cafarnaúm.

Hay informes de peregrinajes entre los siglos VI y XVII. Sin excepción, atestiguan que Magdala quedaba a la misma distancia de Tiberíades que de Tabga, un punto próximo a Cafarnaúm.

Los peregrinos mencionan la casa de María Magdalena, que podía ser visitada y la iglesia que la emperatriz Helena construyó en su honor en el siglo IV.

En el relato de su viaje, Ricoldus de Monte Cristo (1294) nos dice que la iglesia ya no estaba en uso a fines del siglo XIII. Escribe:

Luego llegamos a Magdala... la ciudad de María Magdalena junto al mar de Gennesaret. Estallamos en llanto, sollozamos al ver una iglesia espléndida, completamente intacta, pero que se usaba como establo. Luego cantamos allí, y allí proclamamos el evangelio de la Magdalena.12

Si de hecho Magdala se alzaba en el lugar de Mejdel, entonces Jesús debe haber estado ahí. La ciudad estaba en el camino que lleva de Nazareth, el pequeño pueblo donde se crió Jesús (a unas veinte millas de Magdala) a Cafarnaúm, donde vivió más adelante.

Cafarnaúm quedaba a unas seis millas de Magdala. No es impensable que Jesús conociera bien la ciudad. Como sea, parece posible que haya enseñado y tal vez curado gente allí, como relata el Evangelio de Marcos:

Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios (Marcos 1.3 9; ver Mat. 4.23 y Lucas 8.1-3)...

También se desprende de la literatura rabínica que Magdala tenía una sinagoga. Al lado de ésta había una beth hamidrash, una escuela para la aplicación de la sagrada escritura (sin duda, a comienzos del siglo II, tal vez antes)...

En un midrash de Lamentaciones 2.2 que comienza con las palabras "El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas de Jacob", Magdala es citada como ejemplo.

Los sabios hacen una extensa descripción de la devoción de esa ciudad. Había 300 puestos donde se podían comprar los pájaros necesarios para la purificación ritual. Y el impuesto religioso destinado a Jerusalén pesaba tanto que debía ser llevado en carro. Sin embargo, la ciudad fue devastada. ¿Por qué? Mientras que las respuestas a esa pregunta para el caso de las otras dos ciudades son respectivamente "desunión" y "brujería", para Magdala se cita como razón al "adulterio" (Ika Rabbah II, 2,4). De modo que la ciudad no sólo estaba asociada a la devoción sino al adulterio...

¿Debemos, pues, pensar en una María de Magdala que se dedicaba a complacer a hombres venidos de todas partes? La única referencia a promiscuidad sexual en Magdala... está en el [ya citado] midrash de Lamentaciones. Los sabios dan el "adulterio" como motivo de la destrucción de Magdala. Sin embargo, el adulterio se menciona en un contexto de devoción. A pesar de esta devoción, Magdala fue devastada a causa del adulterio. No hay una razón obvia para asociar a María Magdalena en particular con el adulterio, al igual que no hay una razón especial para describirla como especialmente devota debido a la devoción existente en Magdala.

Como sea, podemos usar su nombre para sugerir la atmósfera general de Magdala. Ésta era la atmósfera de una ciudad comercial sobre una ruta internacional, en la cual gente de toda clase se encontraba en el mercado. Era la atmósfera de una ciudad próspera que debía sufrir bajo la ocupación y la oposición a ésta, a la violencia y agitación política producidas por la ocupación. Era también la atmósfera de una ciudad tolerante, en la que las culturas judía y helenística eran conocidas desde dentro.

María Magdalena le debe su nombre al nombre hebreo de la ciudad. Se la llama específicamente María de Magdala y no María de Tariquea. Ello refuerza la impresión de que era judía...

Los Evangelios del Nuevo Testamento coinciden en afirmar que María Magdalena era una de los que seguían a Jesús. No era la única mujer; había otras. Los Evangelios no nos dan una indicación precisa con respecto a cómo llegó a ocurrir esto...

Ser discípulo de Jesús y pertenecer al pequeño grupo de sus seguidores permanentes tenía consecuencias de largo alcance para la vida cotidiana, especialmente para una mujer.

Seguir a Jesús significaba viajar, dejar todo atrás y seguirlo. Significaba vivir en la pobreza y la simplicidad que uno había escogido. Significaba tratar con los otros discípulos, ricos y pobres, de la ciudad o del campo, fueran éstos zelotes, recaudadores de impuestos o pescadores. Significaba abstenerse del sexo. Significaba ponerse en una posición peligrosa ante judíos y romanos. María Magdalena debió aceptar todo esto para poder seguir a Jesús...

¿Qué impulsó a María Magdalena a seguir a Jesús? Habrá caído bajo el hechizo de su autoridad, como les ocurrió a muchos otros. Pero podemos decir aún más en vista de lo que hemos llegado a saber de ella hasta ahora.

Había crecido en una ciudad en la que la ocupación romana, la oposición a ésta y el sufrimiento que traía eran tangibles. Ello puede haberla hecho receptiva precisamente al elemento no violento, espiritual y curativo del reino de Dios, representado en Jesús.

Había crecido en un sitio donde las culturas judía y helenística convivían. También había crecido con gente de distintos países y de diferentes religiones que iba a Magdala a comerciar. Puede haberla vuelto receptiva al énfasis de Jesús en la actitud de las personas, en su vida interna y en la forma en que realmente actuaban más allá de las diferencias externas. Y esto puede haberla hecho receptiva a la convicción de que Dios tiene piedad de todos sin distingos, pues Dios es un Dios de toda la creación: el Dios de los humanos también es el Dios de la naturaleza, que era tan rica y abundante precisamente en los alrededores de Magdala.

María Magdalena venía de la ciudad de Magdala, junto al mar de Galilea; era un centro de comercio sobre una ruta internacional, donde gente de todas las costumbres y religiones se encontraba en el mercado. Era una próspera ciudad donde se comerciaba en pescado salado, tintes y una selección de productos agrícolas. Era una ciudad tolerante, en la que tanto la cultura judía como la helenística se conocían desde dentro. Era una ciudad fortificada en un emplazamiento estratégico, en un área que sufría mucho bajo la ocupación romana y la oposición a ésta. En contraste, la naturaleza de la región era rica y abundante. Lo más probable es que María Magdalena fuese de origen judío. Sin embargo, no se la define por sus vínculos familiares, como ocurre con las otras Marías de los cuatro Evangelios. Se la define por su ciudad de origen, Magdala. Desde que fue joven estuvo familiarizada con la violencia, con la pobreza y la riqueza, con la injusticia, con distintas culturas y religiones, todo ello en un ambiente natural espléndido y extraordinariamente fértil.

María, María

María es el nombre de mujer más común en Estados Unidos. De acuerdo con las estadísticas del censo, más de tres millones de mujeres estadounidenses -casi el tres por ciento de las mujeres de Estados Unidos- se llaman María.

En un momento dado, comenzó a seguir a Jesus. El evangelio de Lucas es el único que relata cómo Jesús la libró de siete demonios. No sabemos precisamente qué es lo que ello nos dice con respecto a ella, fuera de que el contacto con Jesús debe de haber sido liberador y edificante para ella. Juan la describe como una de las allegadas más cercanas a Jesús. Estuvo al pie de la cruz junto a su familia. Basándonos en la descripción que hace Marcos de las mujeres que estaban en la crucifixión, y basándonos en los relatos de la resurrección que dan Lucas y Juan, llegamos a la conclusión de que María Magdalena debe de haber pertenecido al pequeño círculo de discípulos que eran seguidores permanentes de Jesús. Estaba bajo el impacto de su autoridad y de su mensaje de la llegada del reino de Dios. Estaba bajo el impacto de sus enseñanzas: de la importancia que él le daba a la buena disposición en las personas más bien que al buen comportamiento externo, y también del énfasis que ponía en la sobreabundante bondad de Dios, que no se limitaba a algunos, sino que era para todos.

Los evangelistas mencionan a María Magdalena en su relato sobre Jesús porque ella es la testigo clave de su muerte, de la sepultura de su cuerpo, de la tumba vacía y de la revelación que la acompaña. Hemos visto que su presencia en la tumba de Jesús fue una demostración de coraje ante las autoridades romanas y judías.

Es notable que Marcos, Lucas y Juan inviten al lector a comparar a María Magdalena con Pedro. En Marcos, se la pone en el mismo nivel que Pedro; en Lucas, Pedro es claramente más importante que María Magdalena, mientras que en Juan, Pedro palidece en comparación con ella...

Mientras que los padres de la Iglesia posteriores y las dos ramas de la Iglesia enfatizan la distancia entre María Magdalena y Jesús, los otros escritos muestran la intimidad que había entre ambos.

Esto ya comienza en la Carta de los Apóstoles. Al igual que en el Evangelio de Lucas, la historia de las mujeres sobre la resurrección no es creída. Sin embargo, en contraste con Lucas, han recibido del propio Señor la orden de hablar. Según aquél, María Magdalena y María la hermana de Marta van de a una. Cuando aun así no las creen, el Señor se les aparece a los once discípulos. Sin embargo, no está solo, sino que lleva a las dos Marías con él. Van juntos. De modo que con esta solidaridad, el Señor muestra que tenían razón. En el Evangelio de Tomás, Jesús promete darle guía especial a María Magdalena. En respuesta a la solicitud de Pedro de excluirla del círculo de los discípulos, dice:

Yo mismo la guiaré para hacer un varón de ella, para que ella también se transforme en espíritu viviente como vosotros los varones. Pues toda mujer que se haga varón entrará en el reino de los cielos (Evangelio de Tomás, Logion 114).

El Evangelio de Felipe dice que María Magdalena fue llamada compañera de Jesús. Junto a María, madre de Jesús y a su hermana, está siempre junto a él. El autor escribe:

El Salvador amaba a María Magdalena más que a todos los discípulos y acostumbraba besarla en la boca frecuentemente (Evangelio de Felipe,63.34-35).

No debemos entender este "besar" en el sentido sexual, sino en el sentido espiritual. La gracia que intercambian aquellos que se besan hace que renazcan. Ello se describe en un pasaje anterior del Evangelio:

Si son muchos los hijos de Adán, aunque mueren, cuántos más serán los hijos del hombre perfecto, que no mueren, sino que continuamente vuelven a nacer... Son nutridos por la promesa de ingresar en lo alto. La promesa viene de la boca, pues la Palabra proviene de allí y ha sido nutrida por la boca y ha sido hecha perfecta. Los perfectos conciben mediante un beso y dan vida. Es por ello que nos besamos unos a otros. Recibimos la concepción de la gracia que tenemos entre nosotros (Evangelio de Felipe, 58.20-59.6).

María Magdalena se vuelve fructífera merced a la gracia que está en Cristo. Recibir su gracia la hace nacer de nuevo.

La distancia entre Jesús y María Magdalena en los padres de la Iglesia posteriores es la distancia entre la pecadora y Dios. La intimidad que demuestran los escritos aquí mencionados es la intimidad de maestro y alumna...

Llegamos a la conclusión de que María Magdalena era una alumna valiente y persistente, como queda claro por el hecho de que parece haber sido uno de los pocos que estaban presentes en la crucifixión y en la sepultura y también porque regresó después a la tumba...

El hecho de que María Magdalena fuese una mujer influyó nuestra búsqueda de muchas formas. Comenzó ya con las fuentes más primitivas. Notamos que ante todo los primeros tres Evangelios del Nuevo Testamento demostraron ambigüedad hacia las discípulas. Deben ser mencionadas como testigos, pero la forma en que se las presenta es abrupta y contenida. Comparamos eso con la visión no muy positiva que tenían los romanos y los judíos de las mujeres como testigos. Vimos también que el hecho de que hubiese discípulas no puede haber sido visto con simpatía. Tanto la tradición judía como la legislación romana promulgaban que la maternidad era el único contenido digno de la vida de una mujer. Tampoco el Evangelio considera en ninguna parte que María Magdalena ni las otras mujeres fuesen verdaderas discípulas, a no ser que se las incluya en el plural masculino "discípulos". Sin embargo, en la literatura de los padres de la Iglesia y los Evangelios que no pertenecen a la Biblia, sí aparece la forma femenina de la palabra "discípulo".

El hecho de que María Magdalena fuera una mujer hizo posible que los padres de la Iglesia la representaran como la contrapartida de Eva, la mujer que trajo el pecado al mundo. Para los padres de la Iglesia, María Magdalena es la "nueva Eva"; puede traer el mensaje de la redención. De modo que parece estar casi a la par de Cristo, quien es considerado el nuevo Adán. Sin embargo, esto no es cierto de ninguna manera. Desde Orígenes a San Agustín, se enfatiza la distancia entre ambos...

En algunos escritos, Pedro es la personificación de la forma ortodoxa de ver a la mujer. María Magdalena le teme "porque odia a nuestro sexo" y tiene miedo de María; teme que esta "nueva Eva" se vuelva influyente. "Que María parta", dice, "pues las mujeres son indignas de la Vida" y les pregunta a los hermanos "¿Vamos a volvernos para escucharla? ¿Ha elegido ella estar por encima de nosotros?"

Podemos preguntar de qué modo el hecho de que María Magdalena fuese una mujer tuvo un papel para ella misma. ¿Uno de los motivos que tuvo para acercarse a Jesús fue la forma abierta en que éste trataba con las mujeres? No he encontrado textos que confirmen esta conjetura. Además, según el Diálogo del Salvador, es una participante que no expresa divergencia en la discusión doctrinal acerca de si "las obras de la femineidad" deben ser destruidas. No reacciona cuando Mateo cita, adjudicándolas al Señor, las palabras, "Orad donde no haya mujeres". La otra pregunta que sigue manteniendo ocupada a la gente a lo largo de los siglos es si María Magdalena, como mujer, se sintió atraída por Jesús. No hemos dado con textos que lo indiquen...

"El Código Da Vinci” emplea la ficción como medio para interpretar la oscuridad histórica...

ENTREVISTA CON DEIRDRE GOOD

Deirdre Good es profesora de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico General de la Iglesia Episcopal de Nueva York. Se doctoró en la Escuela de Teología de Harvard. Recientemente, ha dado muchas charlas sobre María Magdalena y El Código Da Vinci.

¿Quién fue la verdadera María Magdalena y cómo fue su vida?

Según el Evangelio de Lucas, fue una acomodada seguidora y discípula de Jesús, a quien él libró de siete demonios. Su nombre sugiere su origen: Magdala, una ciudad sobre la costa de Galilea conocida en tiempos romanos por el salado de pescado. Magdal está apenas al norte de Tiberíades. Era una en un grupo de discípulas que fueron a la tumba al alba del tercer día tras la muerte de Jesús, tal vez a llevar especias. Según muchos relatos evangélicos, a las mujeres se les apareció un ángel que les dijo: "¡Resucitó!". Según el Evangelio de Juan, ella tuvo una visión de Jesús resucitado. Esto hace que sea profeta y apóstol. No sabemos qué aspecto tenía, pero ciertamente contamos con representaciones suyas en el arte de Oriente y Occidente cristianos y en los misterios sacramentales medievales.

Como estudiosa de los orígenes cristianos, puedo identificar a María Magdalena en los Evangelios de Lucas, Juan, en el texto suplementario de Marcos y en los extracanónicos Evangelios de Tomás, María, Felipe, Pedro, y en los posteriores Pistis Sophia y Salmos Maniqueos. En Juan, 20, Jesús la llama por su nombre semítico: ¡Mariam! Ella lo reconoce y le dice: ¡Rabboni! En unos pocos textos (el final suplementario de Marcos; Evangelio de María; Evangelio de Tomás; Pistis Sophia) los otros apóstoles (especialmente Pedro) le son hostiles, y su testimonio no es creído. Pero otros apóstoles (Levi) la defienden. Así que en la tradición cristiana es la apóstol de los apóstoles. En los Salmos Maniqueos, Jesús le recuerda el encuentro que tuvieron en ocasión de la resurrección y le confirma que debe ir con los demás discípulos, en particular Pedro.

Qué le parece la representación de María Magdalena en El Código Da Vinci? Lo que hace El Código Da Vinci es emplear la ficción para interpretar la oscuridad de la historia y llenar los espacios vacíos. Éste es un enfoque que fue empleado con éxito por otros -mejores- novelistas, por ejemplo Charles Dickens. Es un enfoque digno de ser explorado, si se deja de lado la afirmación de Brown de que lo que escribe es cierto. Así, la afirmación de que Jesús y María Magdalena estaban casados es una ficción destinada a expresar la singularidad de su relación. Sin embargo, Jesús también tuvo relaciones especiales con otros -por ejemplo, el "Discípulo Amado" del Evangelio de Juan y con Pedro, entre otros. De modo que uno debe preguntar si la afirmación de Brown de que Jesús y María Magdalena estaban casados no será una forma limitante de describir la particular relación del hombre Jesús con la mujer María Magdalena. Si uno da por sentada esta particularidad restringida, uno comienza a buscarla en todas partes. De hecho, no está en La Última Cena de Da Vinci, pues los historiadores del arte que han observado los estudios de las figuras que el artista dibujó para preparar la obra, identifican la figura que está a la derecha de Jesús con Juan. Juan siempre es representado joven e imberbe.

¿Por qué cree que hoy existe tanto interés por María Magdalena?

El renovado interés por María Magdalena coincide con la aparición de la investigación feminista en el área de los orígenes del cristianismo -hoy establecida como una disciplina creíble por derecho propio- sobre el papel de las mujeres y el tema de la diferencia entre los sexos como construcción cultural. A ese respecto, el descubrimiento y la publicación de textos coptos originales de Nag Hammadi en inglés han estimulado el interés por el material primitivo no canónico entre aquellos que se interesan por la categorización por sexos y en las mujeres. El éxito del libro de Elaine Pagel, Los Evangelios gnósticos y la difusión de estos textos de Nag Hammadi vía Internet ha dado acceso a un nuevo corpus de material. La investigación de todo el material histórico referido a María Magdalena hizo surgir la cuestión del papel de las mujeres en los movimientos cristianos primitivos. María Magdalena era identificada claramente como una destacada apóstol y profetisa.

Usted ha investigado los nombres y significados comparados de María Magdalena en el Nuevo Testamento y de Miriam en el Antiguo Testamento. ¿Cuál es su tesis al respecto?

Creo que hay una conexión de nombre y de función entre la Miriam de la Biblia hebrea y tanto María Magdalena como María. Ése es el argumento de mi nuevo libro, Mariam, the Magdalen, and the Mother (Mariam, la Magdalena y la Madre), que será publicado en 2005 por Indiana University Press. El nombre Miriam en la traducción griega de la Escritura hebrea es Mariam. Esta forma del nombre se emplea para describir a las mujeres a quienes Gabriel habla en Lucas 2 y a la mujer a quien Jesús se le aparece en el huerto en Juan 20. Además, al igual que Miriam la profetisa, la madre de Jesús alaba a Dios (en el cántico conocido como Magnificat) por el cambio de destino que Dios ha realizado en el pasado. También anticipa lo que Dios logrará por intermedio de su hijo, Jesús, descrito en el Evangelio de Lucas. El papel profético de la madre de Jesús continúa en el Protoevangelio de Santiago, uno de los relatos no canónicos del nacimiento.

Al igual que a Miriam, a María Magdalena no le creen cuando proclama su visión del Señor resucitado, sin duda porque es mujer. En última instancia es reivindicada. Este episodio resuena en la experiencia de la mayor parte de las mujeres que se han sentido llamadas al sacerdocio.

¿Qué tiene para comentar con respecto a la temática de celibato versus matrimonio vigente en la época bíblica?

En Mateo 19:12, en una discusión sobre el matrimonio y el divorcio, Jesús les dice a sus discípulos:

Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.

Algunos comentaristas interpretan este pasaje como una recomendación de celibato. Y cuando el celibato llegó a ser visto como un estado más elevado que el matrimonio en la tradición cristiana posterior, Jerónimo pudo interpretar que "Cristo ama a las vírgenes más que a las que no lo son".

Los comentaristas modernos han tendido a continuar con esta óptica interpretando este pasaje como una invitación al celibato para algunos o vinculándolo en forma explícita a la enseñanza de Pablo en 1 Cor. 7, donde se recomienda el celibato con preferencia al matrimonio. Pero en el Evangelio de Mateo, los eunucos, a la manera de quien toma una actitud humilde, sea hombre o mujer, renuncian a ser "grandes" o a ejercer autoridad sobre los demás. Dado que en Mateo 20:26-7 se equipara el pertenecer a la comunidad mateana con ser un sirviente o esclavo, podemos desarrollar la tesis de que el eunuco, en la comunidad mateana, es un sirviente perfecto. Los eunucos de la comunidad mateana, al renunciar voluntariamente a la honra que les confieren su propia familia, bienes y riquezas sólo son leales al reino. A la pregunta de Pedro: "He aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué, pues, tendremos?", Jesús les ofrece estatus y poder no en este mundo, sino el próximo: "...en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna" (19:27-30).

Muchos creen que en el fragmentario Evangelio de Felipe se dice que Jesús solía besar a María Magdalena en la boca. ¿Cree que eso es cierto? Y, de ser así, ¿qué significa?

De hecho, el Evangelio de Felipe está en mucho mejor estado que el Evangelio de María. Aunque ambos fueron publicados en la misma colección, La biblioteca Nag Hammadi en inglés, presuponen diferentes mundos simbólicos. Por ejemplo, no deberíamos dar por sentado, porque el Evangelio de Felipe hable de hombres y mujeres, que se refiere a hombres y mujeres reales. El Segundo Apocalipsis de Santiago afirma que Jesús llamó a Santiago su bienamado y le concedió una comprensión profunda de cosas que los otros no supieron. Tanto en el Segundo como en el Tercer Apocalipsis de Santiago, Jesús y Santiago se besan y abrazan para indicar la relación especial que los une. En el llamado Evangelio secreto de Marcos, Jesús le revela el secreto del reino de Dios a un joven a quien ama. En el texto copto del siglo IV Pistis Sophia, Felipe, Juan, Santiago y Mateo, junto a Mariamne (María) son descriptos como amados por Jesús. Ello probablemente indique su capacidad para la percepción espiritual. Es fácil imaginar que los demás hubieran estado celosos de personas como ésas.

Crítica a la teoría conspirativa referida al papa Gregorio

ENTREVISTA CON KATHERINE LUDWIG JANSEN

Katherine Ludwig Jansen es profesora asociada de Historia en la Universidad Católica. Es autora de The Making of Madalena: Preading and Popular Devotion in the lather middle Age (La construcción de Magdalena: predicación y devoción popular en la baja Edad Media).

Como Esther de Boer, Jansen enfatiza los textos que vienen de los documentos bíblicos aceptados y de la historia eclesiástica oficial. Arguye contra la tesis del ocultamiento y presenta su tesis sobre el papa Gregorio y la jerarquía eclesiástica en el tema de María Magdalena, el pecado y la penitencia. Por otro lado, también llega a la conclusión de que la Edad Oscura puede haber sido más esclarecida que la nuestra en un aspecto: se entendía que María Magdalena, mujer, era apóstol por derecho propio, mientras que hoy continúa una batalla en muchos grupos religiosos con respecto a si las mujeres deben asumir funciones directivas al predicar sus creencias.

En su opinión, ¿quién fue la verdadera María Magdalena?

Como historiadora, estoy entrenada para basar mis opiniones y análisis en la evidencia histórica. En el caso de María Magdalena, la única evidencia que tenemos para documentar su existencia es la que contiene el Nuevo Testamento. En total, los cuatro evangelios contienen doce referencias a esta mujer, once de las cuales están directamente relacionadas con los relatos de la pasión y la resurrección. Sólo Lucas 8:2-3 agrega el detalle de que "María, llamada la Magdalena" era la mujer a quien Jesús libró de siete demonios. Después de esto, María de Magdala devino una de las discípulas más fieles de Jesús, sirviéndolo con sus propios recursos financieros (Lucas 8:3). Basándonos en esta evidencia textual, está claro que María Magdalena era una mujer independiente en lo financiero que empleó sus bienes para mantener a Jesús y a su grupo de discípulos.

¿Por qué la Iglesia representó a María Magdalena como prostituta durante tantos años? ¿Le parece que se benefició de ese ocultamiento de alguna manera?

En mi opinión, "ocultamiento" y "conspiración" no son formas útiles de entender la confusión histórica con respecto a la identidad de María Magdalena. Debemos comenzar por notar que, además de la Virgen María y de María Magdalena, hay otras cinco mujeres llamadas María en los Evangelios -ese solo hecho ha dado amplio lugar a las confusiones. Aun así, los primitivos padres de la iglesia, tienden a mantener independiente a cada una de ellas en sus discusiones sobre María Magdalena, y así lo hace también la Iglesia Ortodoxa Oriental, que nunca refundió la figura de María de Magdala con María de Betania, y menos aún con la pecadora no identificada de Lucas (7:37-50). De hecho, la Iglesia Ortodoxa siempre mantuvo distintas festividades para cada mujer.

Fue sólo al fin del siglo VI cuando la figura de María Magdalena se fusionó con la de María de Betania y con la pecadora no identificada de Lucas. El papa Gregorio Magno fundió en un individuo las identidades de tres figuras evangélicas independientes. El momento en que el papa Gregorio Magno injertó a la pecadora de Lucas en la identidad de María Magdalena, fue el momento en que María Magdalena fue transformada en prostituta, en buena parte porque se consideraba que los pecados de las mujeres debían ser inevitablemente considerados pecados sexuales. Si María Magdalena hubiese estado casada, el pecado se podría haber interpretado como adulterio. Al ser soltera, se interpretó que su pecado era el libertinaje, que se hacía equivaler a la prostitución.

¿Qué motivos tuvo Gregorio para mezclar los personajes de las pecadoras con María Magdalena?

Sería un grueso error de interpretación histórica verlo como una conspiración o un acto malicioso de su parte. Uno debe ver a Gregorio en su contexto, un período caracterizado por intensas dislocaciones: invasiones germánicas, plaga y hambruna fueron sólo algunas de las grandes catástrofes que debió enfrentar durante su pontificado, lo cual demandaba que fuese no sólo un dirigente espiritual, sino también político. En ese período de flujo e incertidumbre, Gregorio intentaba crear alguna suerte de estabilidad y certeza para su comunidad. El texto en que Gregorio crea una nueva identidad para María Magdalena era un sermón en el cual respondía claramente a preguntas acerca de la identidad de Magdalena que le había planteado su comunidad que, al parecer, buscaba alguna claridad que le sirviera como defensa ante el hecho de que el mundo romano se resquebrajaba bajo sus pies. La figura compuesta de Magdalena tenía la virtud de responder en forma aparentemente definitiva a todas las preguntas que su comunidad cristiana se había estado haciendo con respecto a la relación de una y otra María.

La identificación arraigó porque, desde el punto de vista teológico, satisface una necesidad profunda. María Magdalena, reconfigurada ahora como gran pecadora, estaba en posición de transformarse en una gran santa. Gregorio sugirió que hizo esto mediante la penitencia, en su caso, el acto penitencial de lavar los pies de Jesús con sus lágrimas y secarlos con sus cabellos. Como el sacramento de la penitencia continuó siendo reformulado y se le continuó dando prioridad a lo largo de la Edad Media y en el período cristiano moderno, la imagen de María Magdalena como pecadora-santa ciertamente fue una de las razones por las cuales tantas personas se sintieron atraídas a María Magdalena a lo largo de los siglos: les dio la esperanza de ser redimidos ellos también a los pecadores comunes, hombres y mujeres.

¿Por qué María Magdalena fue uno de los pocos presentes en el momento de la crucifixión? ¿Por qué puede ser que haya ido allí y otros discípulos no? ¿Qué importancia tiene que María Magdalena haya sido la primera en ver a Jesús después de la resurrección?

Tras el arresto de Jesús, la mayoría de los demás discípulos se escondió por miedo a ser arrestados ellos también. María Magdalena y las otras mujeres no actuaron de esa manera. Si esto fue así porque las autoridades romanas no consideraban que las mujeres fuesen peligrosas o porque ellas fueran más constantes en su lealtad a Jesús es una pregunta abierta. Como sea, su fe no vaciló. Estuvieron en la crucifixión, fueron testigos de ésta. En mi opinión, el papel más importante de María Magdalena es el de primer testigo de la resurrección de Jesús. Jesús le encarga dar a conocer la nueva de su resurrección a los demás discípulos. En ese momento, se gana el título que le dan los comentarios medievales de las escrituras: apostolorum apostola -apóstol de los apóstoles, título que se mantuvo durante toda la Edad Media. Así, uno de los más importantes artículos de fe del cristianismo -la resurrección- fue testimoniado y anunciado por una mujer. El título de "apóstol de los apóstoles" es tan apropiado hoy como en el medioevo para celebrar su papel en la historia del cristianismo.

El debate Beliefnet

KENNETH WOODWARD VS. KAREN L. KING

Beliefnet se describe como "una comunidad electrónica multifé" diseñada para ayudar a los individuos a satisfacer sus necesidades religiosas y espirituales. Desde la publicación de El Código Da Vinci, una cantidad de artículos y envíos a Beliefnet se han enfocado en discusiones respecto de María Magdalena y otros temas que plantea ese libro. Aquí extractamos algunos argumentos clave del contrapunto entre Kenneth L. Woodward y Karen King. Woodward es editor contribuyente en Newsweek. King es profesora de historia eclesiástica en la escuela de teología de la Universidad de Harvard.

Una María totalmente opuesta

POR KENNETH WOODWARD

Copyright © 2003 por Beliefnet.com. Empleado con permiso de Beliefnet

Al igual que Jesús, María Magdalena es hoy tema de una reformulación cultural. ¿Qué agenda tienen en mente las feministas?

¿Por qué el súbito interés en María Magdalena? Sí, sé acerca de los dos o tres libros nuevos al respecto, así como del bestseller El Código Da Vinci y la nueva película Las hermanas Magdalena. ¿Pero se dice algo nuevo acerca de esta conocida figura bíblica?

En realidad, no. Los estudiosos han sabido durante décadas, si no más, que María Magdalena no era una prostituta, y que había sido refundida equivocadamente con la mujer penitente en Lucas que unge los pies del Cristo que está por ser crucificado y los seca con su cabello. Ciertamente, no es novedad que su mayor motivo para ser famosa es el encargo que le hizo Cristo de ir a contarles a los apóstoles la nueva de su resurrección. "Redefiniciones" de esa índole eran fácilmente consultables en el apartado dedicado a su nombre en Nueva Enciclopedia Católica de 1967 -ciertamente, un recurso no muy secreto para cualquier periodista que quisiera verificar las afirmaciones de que se está diciendo algo nuevo.

Que Jesús estuvo casado -posiblemente con María Magdalena- es otra vetusta noción que va bastante más allá del libro teológico y puramente comercial de William E. Phipps Was Jesus Married? (¿Jesús estuvo casado?) de 1970. La respuesta de Phipps -que probablemente lo estuvo, pues la mayor parte de los judíos de esa época se casaban- era poco convincente. Tampoco lo es la opinión opuesta, la idea de que Jesús era homosexual y tenía una relación en ésos términos con Juan, "el discípulo amado"; di con ella en la década de 1960, cuando la noción de que Jesús era el marginal ["outsider"] por excelencia era popular en medios existencialistas. La idea era que, debido a su nacimiento ilegítimo y sus orígenes rurales, Jesús era marginal con respecto a los grupos de poder de su época. El obispo anglicano Hugh Montefiore le agregó homosexualidad a la fórmula como para completar la imagen de marginalidad. Ahora, como Jesús, María Magdalena es tema de una reformulación cultural.

Cuando se trata de figuras bíblicas, no basta con decir que cada generación tiene nociones ya imaginadas y descartadas por generaciones anteriores. En el caso de María Magdalena, lo nuevo no es lo que se dice de ella, sino el nuevo contexto en que se la pone -y quién la pone allí y por qué. En otras palabras, María Magdalena ha devenido en un proyecto del que ocuparse para cierta categoría de estudiosas feministas comprometidas ideológicamente. Ésa es la verdadera noticia...

En el siglo XII, el mismísimo Pedro Abelardo predicó un sermón en el que trazaba una simetría entre Miriam y María Magdalena como proclamadoras de la buena nueva. (Ya entonces, María Magdalena era conocida como la "apóstol de los apóstoles"). El hallazgo de simetrías entre figuras del Antiguo y el Nuevo Testamento era parte importante de la exégesis bíblica medieval. En el contexto actual, algunos exegetas se centran en Éxodo 15:20-21, donde Miriam es llamada "profetisa" y dirige a las mujeres israelitas en sus cantos y danzas. A las feministas que buscan cualquier señal de liderazgo masculino en la Biblia hebrea (por no hablar de excusas para hacer sus propios cantos y danzas), este pasaje las ha llevado a crear una historia de su propia invención. Según ese relato, Miriam era considerada una profetisa, al igual que su hermano Moisés, lo que llevó a una rivalidad entre los antiguos israelitas entre el bando de Moisés y el de Miriam.

Pero -continúa el relato- los editores varones de la Biblia expurgaron las historias referidas al liderazgo de Miriam que, creen ellas, existían en antiguas tradiciones orales. Además, unas pocas estudiosas feministas insisten en que los antiguos israelitas realmente crearon una sociedad igualitaria antes del surgimiento de la monarquía masculina. Así, tenemos un caso clásico de un patriarcado -el equivalente feminista del pecado original- que extirpó la evidencia del liderazgo femenino, de hecho, de la institución profética femenina. En forma similar, el mito bíblico de un Edén original fue reemplazado por la idea feminista de una sociedad original igualitaria que fue finalmente ocultada por los redactores varones de la historia del Éxodo, el evento fundacional del judaísmo.

Si esto es cierto -o posible- no es algo que un mero periodista esté preparado para juzgar. Aun así, un periodista puede notar que no muchos estudiosos bíblicos, varones o mujeres, dan crédito a estas especulaciones. Simplemente no hay evidencia y es por eso que quienes las postulan se basan en el llamado "análisis retórico" de los textos bíblicos más bien que en evidencia histórica o arqueológica. Un periodista también puede notar que en el contexto del feminismo religioso, la verdad o mentira de esas especulaciones no tiene importancia. Así, al menos desde la década de 1970, algunas mujeres judías han celebrado sederim feministas en los que se reserva una copa para Miriam además de la tradicional de Elías. No hacen esto porque crean que Miriam, como Elías, fue llevada corporalmente al cielo y por lo tanto volverá al fin de los tiempos, sino para que la cosa sea, bueno, igualitaria.

Encontramos ese mismo patrón en la redefinición feminista de María Magdalena. En ese caso, el marco narrativo funciona así: el primitivo movimiento que fundó Jesús era igualitario y no discriminaba entre los sexos (aunque algunas feministas judías de segunda generación rechazan esta aseveración alegando que ésta hace que Jesús sea una excepción a los otros varones judíos de su época, por lo cual es antisemita). Entre las mujeres que siguen a Jesús, María de Magdala es la más prominente: se la menciona en más ocasiones (doce) que a ninguna otra mujer con excepción de la madre de Jesús. La mención más importante está en Juan 20:11-18, cuando el Jesús resucitado se le aparece sólo a María y le encarga transmitir la nueva a sus apóstoles (varones). De ahí su título tradicional de "apóstol de los apóstoles".

Ahora bien, debería estar claro para cualquier lector del Nuevo Testamento que las mujeres que seguían a Jesús tenían un comportamiento más propio de discípulos que el de muchos de los Doce elegidos por él. Por ejemplo, en los evangelios sinópticos (Marcos, Mateo, Lucas) sólo hay mujeres al pie de la cruz. (El Evangelio de Juan agrega a Juan, el discípulo amado). Pero un pequeño grupo militante de estudiosas feministas -especialmente aquellas educadas en la escuela de Teología de Harvard- van mucho más lejos. Su afirmación, que ha sido titular de primera plana, es que en la Iglesia primitiva había un bando de Magdalena y otro de Pedro -igual que en el caso de Miriam, mujeres contra varones- y que el bando de Pedro no sólo ganó sino que extirpó la evidencia y el recuerdo de la facción de Magdalena del Nuevo Testamento, empañando de paso la reputación de Magdalena. Un sermón pronunciado por el papa Gregorio en 591 se suele citar con respecto a este último punto, como si él hubiese inventado la tradición antifemenina y la hubiese sellado con su infalibilidad (retroactiva). Culpar a un Papa encaja justo con la agenda feminista en este caso, insertando una nota antijerárquica y, de hecho, antipapal. En síntesis, una vez más, el patriarcado tiene la culpa.

Pero hay una diferencia entre las dos Marías -Miriam y Magdalena. Para establecer su caso, las defensoras feministas de María Magdalena se han pasado a otro orden de argumentación. Del mismo modo que una hermenéutica femenina de la sospecha -erudición bíblica basada en la sospecha de la autoridad masculina- establece que al igual que el texto del Nuevo Testamento, el ser obra de varones es sospechoso por sí mismo, una hermenéutica feminista de recuperación -en este caso, recuperación de la evidencia suprimida del bando de María Magdalena- debe recurrir a otras fuentes. Estas fuentes son los diversos textos que no se incorporaron al Nuevo Testamento en la forma en que éste fue fijado en el siglo IV. Y el hecho mismo de esa exclusión por parte de los jerarcas varones de la Iglesia hace que esos textos suplementarios tengas más autoridad para estudiosas cuyo objetivo es demostrar que el patriarcado suprimió a la dirigencia femenina de la Iglesia. Entre esos textos, el principal es el Evangelio de María; da la impresión de que su autor se hubiera doctorado en la escuela de teología de Harvard.

Al tratarse de textos del siglo II, el Evangelio de María, el Evangelio de Felipe (en el cual Jesús y María se besan) y otros textos apócrifos llegan demasiado tarde para suministrar evidencia histórica fidedigna y con respecto a Jesús, Pedro y María Magdalena. Pero sí sugieren lo que algunos grupos -tradicionalmente considerados gnósticos- entendían acerca de la historia de Jesús y sus seguidores...

Karen King, una profesora de la escuela de teología de Harvard, arguye que hay una relación entre el Evangelio de María, que exalta el papel de Marín Magdalena y la Carta de Pablo a Timoteo, que aconseja que las mujeres se mantengan calladas en la iglesia. Su argumento es que ambos fueron producido aproximadamente en la misma época, 125 d.C. y que en conjunto reflejan la furiosa guerra de los sexos en la Iglesia primitiva. Pero llega a esta conclusión tomándose ciertas libertades con el fechado de esos dos textos. Nadie sabe cuándo fue escrito ninguno de ellos, pero algunos estudiosos ubican a Timoteo en la década del 90 de la era cristiana y otros estudiosos ubican al Evangelio de María al final -no al principio- del siglo II. Para sus fines, King estira al máximo ambas fechas, como si tratara de soportes de libros sin libros que soportar entre ambos. En síntesis, la nueva María Magdalena es una antigua gnóstica.

Aun así, ¿cuán creíble es la afirmación de que el rechazo por parte de la Iglesia del gnosticismo en todas sus formas fuera esencialmente una guerra de los sexos? En su rigurosamente equilibrada "Introduction to the New Testament" ("Introducción al Nuevo Testamento"), el fallecido estudioso Raymond E. Brown resume cómo las escrituras escritas por los cristianos fueron preservadas y aceptadas -y qué criterios se usaron. Entre éstos, se contaban el origen apostólico, real o putativo y la conformidad con los criterios de la fe. Ninguno de ellos tenía que ver con la diferencia entre los sexos. Además, no hay razón para creer que comunidades enteras de cristianos emplearan el Evangelio de María ni el Evangelio de Felipe como textos autorizados. Sí, circulaban, pero lo mismo ocurre con muchos libros de mi biblioteca, entre los cuales se cuentan los Evangelios Gnósticos, lo cual no significa que yo sea gnóstico...

Durante muchos años he tenido una antología de selecciones de las distintas religiones del mundo que desde su portada invita al lector a elegir las que le atraigan entre ellas y así "crear sus propias escrituras". Que alguien llegue a preparar un material así, pensé, da indicios de uno de los vientos que soplan en el mezclado clima de la religión contemporánea en Estados Unidos. Lo que da por sentado es que todos los textos sagrados tienen el mismo valor y que el lector tiene la libertad de convertir en sacro aquello que lo atraiga personalmente... Por supuesto que ésta es la definitiva religión orientada al consumidor, que tiene además la ventaja de esquivar la autoridad de cualquier comunidad para la cual esos textos sean, o no, sagrados.

Creo que algo similar ocurre con los textos gnósticos que ponen a la pobre María Magdalena en el papel de cabeza de la Iglesia -y, si hemos de creer a la escritora Lynn Picknett, de "Diosa oculta del cristianismo". Al menos, esa minoría de estudiosas feministas que propugnan la idéntica validez de los textos gnósticos y los del Nuevo Testamento puede argumentar que en un período temprano de la historia cristiana los cristianos podían acceder a ellos y ocasionalmente leerlos. Al parecer, la consecuencia de esto es que si a uno no le gusta el canon establecido, se puede crear uno propio. Si el Evangelio de María tiene tanta autoridad como, digamos, el Evangelio de Marcos, por supuesto que María Magdalena puede ser cualquier cosa que las feministas quieran que sea.

Si yo tuviera que escribir una historia que incluyera a María Magdalena, creo que la enfocaría así: un pequeño grupo de mujeres bien educadas decide dedicar sus carreras a los fragmentos de escrituras gnósticas descubiertas en el transcurso del siglo pasado, hallazgo que promete una nueva especialidad académica que les permita construir una carrera en el ligeramente trillado campo de los estudios bíblicos. Se hacen expertas en estas literaturas como quien se hace experto en la biología del cangrejo ermitaño. Pero a diferencia de quienes estudian los crustáceos decápodos marinos, algunas llegan a identificarse con el objeto de su estudio -en algunos casos, porque tal vez no tienen otra comunidad religiosa con la que identificarse que la conformada por los estudios académicos convencionales, otras, quizá, por rebelarse contra la comunidad religiosa autorizada que hizo que se interesasen por primera vez en la religión...

¿Y el pasta siguiente? Ya llegó, bajo la forma del nuevo libro de Karen King, de Harvard, llamado What is Gnosticism? (¿Qué es el gnosticismo?) que pretende demostrar la gran diversidad que existía entre los gnósticos -verdadero gnosticismo plural, lo cual es razonable- pero también despojar a los gnósticos de su posición opuesta a la cristiandad convencional, disolviendo así la categoría misma de herejía. En síntesis, si no existe el error, todo puede ser cierto. Qué idea tan norteamericana. Qué inclusiva, qué objetiva. Y en esta edad posmoderna, qué Actual. En este contexto, hasta la figura de María Magdalena puede ser prostituida para polemizar.

Dejar hablar a María Magdalena

POR KAREN L. KING

Copyright © 2003 por Beliefnet.com. Empleado con permiso de Beliefnet

La tradición no es fija. Textos recientemente descubiertos como El Evangelio de María nos permiten oír otras voces en el debate cristiano.

En un artículo sobre el interés reciente por María Magdalena, Kenneth Woodward escribe: "Lo nuevo no es lo que se dice de ella, sino el nuevo contexto en que se la pone -y quién la pone allí y por qué". Como él señala, los estudiosos han estado de acuerdo al menos desde la década de 1960 con que no era una prostituta. Del mismo modo, la especulación de que María y Jesús estaban casados no tiene nada de nuevo. "Las verdaderas novedades", escribe, se encuentran en la obra de "estudiosas feministas comprometidas ideológicamente", afirmación con la que estoy totalmente de acuerdo.

Sin embargo, el resto del artículo es más bien una expresión del desagrado de Woodward por el feminismo que una reseña o aún una crítica de nuestros estudios. Tal vez los lectores quieran evaluar por sí mismos ejemplos del mejor trabajo existente sobre crítica retórica y erudición feminista con respecto a María de Magdala, como el clásico de Elisabeth Schlussler Fiorenza, In Memo of Her (En Memoria de Ella) y el reciente libro de Jane Schaberg The Resurrection. of Mary Magdalena (La Resurrección de María Magdalena).

Parte del reciente entusiasmo sobre María Magdalena tiene que ver con el descubrimiento de primitivos escritos cristianos egipcios previamente desconocidos, como el Evangelio de María, el Diálogo del Salvador y el Evangelio de Tomás. El Evangelio de María está en un papiro del siglo V d.C. que apareció en el mercado de antigüedades de El Cairo en 1896. Fue adquirido por un estudioso alemán y llevado a Berlín, donde se publicó por primera vez en 1955. En 1945, dos campesinos egipcios hicieron un asombroso descubrimiento mientras cavaban en busca de fertilizante al pie del Yabel al-Tarif, un acantilado cerca de la ciudad de Nag Hammadi en el Egipto medio. Desenterraron un jarro sellado de barro cocido que contenía un conjunto de papiros manuscritos. Conocidos como Códices de Nag Hammad, estos papiros del siglo IV d.C. incluían abundante literatura cristiana antigua, un total de cuarenta y seis obras diferentes, casi todas desconocidas hasta ese momento. Esos y otros escritos originales nos ofrecen una nueva perspectiva de los comienzos del cristianismo. Nos muestran que el cristianismo primitivo era mucho más diverso que lo que imaginábamos.

Los cristianos primitivos debatían intensamente temas como el contenido y significado de las enseñanzas de Jesús, la naturaleza de la salvación, el valor de la autoridad profética, el papel de mujeres y esclavos y distintas visiones de la comunidad ideal. A fin de cuentas, estos cristianos primitivos no tenían Nuevo Testamento, Credo Niceno ni de los Apóstoles, Iglesia establecida ni cadena de autoridad, Iglesias físicas ni, de hecho, una concepción unificada de Jesús. Todos los elementos que consideramos esenciales para la definición del cristianismo aún no existían. Más que puntos de partida, el Credo Niceno y el Nuevo Testamento fueron el resultado final de estos debates y disputas. Representan la destilación de la experiencia y la experimentación -y de cantidades no desdeñables de luchas y diferendos.

Una consecuencia de estas luchas es que los ganadores pudieron escribir la historia de ese período desde su punto de vista. El punto de vista de quienes perdieron se perdió casi del todo, ya que sus ideas sólo sobrevivieron en los documentos que los denunciaban. Hasta ahora. Los descubrimientos recientes proveen un corpus de obras primarias que ilustran el carácter plural del cristianismo primitivo y ofrecen voces alternativas. También nos ayudan a comprender mejor a los ganadores, pues sus ideas y prácticas tomaron forma en el crisol de esos primitivos debates cristianos...

Ubicar la figura de María Magdalena en este nuevo contexto nos ayuda a comprender cómo la errada representación que se hizo de ella como prostituta llegó a ser inventada y cómo llegó a florecer en Occidente durante más de un milenio sin evidencia que la respaldara. Muchas de las obras recién descubiertas la pintan como discípula favorita de Jesús y apóstol tras la resurrección. Por ejemplo, en el Evangelio de María, tranquiliza a los demás discípulos cuando éstos tienen miedo y les transmite enseñanzas especiales que Jesús le ha dado sólo a ella. El texto afirma que Jesús la conocía completamente y que la amaba más que a los demás. También menciona la tradición del conflicto entre Pedro y María, tema tratado con gran sofisticación por Anne Brock en su nuevo libro Mary Magdalene, the First Apostle: The Struggle or Authority (María Magdalena, primer apóstol: la lucha por la autoridad).

Pero en estos libros recientemente descubiertos, María es la garante apostólica de una posición teológica que perdió en la batalla por la ortodoxia. El Evangelio de María, por ejemplo, presenta una interpretación radical de las enseñanzas de Jesús como camino al conocimiento espiritual interior, no a la revelación apocalíptica; reconoce la realidad de la muerte y la resurrección de Jesús, pero rechaza su sufrimiento y su muerte como caminos a la vida eterna; también rechaza la inmortalidad del cuerpo físico, aseverando que sólo el alma se salvará, presenta el argumento más directo y convincente que cualquier escrito cristiano primitivo sobre la legitimidad de la dirigencia femenina; ofrece una aguda crítica del poder ilegítimo y una visión utópica de perfección espiritual; desafía nuestra visión romántica acerca de la armonía de los primeros cristianos y nos pide que repensemos los fundamentos del poder eclesial. Todo ello escrito en nombre de una mujer.

El Evangelio de María nos muestra que al hacer de María Magdalena una prostituta arrepentida, los dirigentes de la Iglesia podían cumplir dos objetivos al mismo tiempo. Tuvieron éxito en socavar el atractivo de María Magdalena como dirigente femenina, y al mismo tiempo lograron socavar la clase de teología que se postulaba en su nombre -teología que los Padres de la Iglesia condenaron como herejía.

El señor Woodward tiene toda la razón en afirmar que el descubrimiento de tales fuentes desafía el retrato tradicional de la historia cristiana, una historia que asevera que Jesús les transmitió la verdadera enseñanza a los apóstoles de sexo masculino, quienes la transmitieron en forma impoluta a los obispos que los sucedieron. La pureza de este evangelio queda especialmente garantizada por el Credo Niceno y por la interpretación ortodoxa del canon bíblico.

Aunque los nuevos textos no presentan evidencia de una "furiosa guerra de los sexos" en las Iglesias primitivas, sí presentan evidencia de que uno de los temas en discusión era el liderazgo femenino. En el Evangelio de María, Pedro es representado como impetuoso e impaciente -al igual que en muchos episodios de los evangelios del Nuevo Testamento. Aquí, está celoso de María, se niega a creer que Jesús le hubiera dado enseñanzas especiales. Este retrato parece sugerir que los cristianos que, como Pedro, rechazan el derecho de las mujeres a enseñar lo hacen por celos e incomprensión...

El Evangelio de María nos deja oír otra voz en el antiguo debate, una que estuvo perdida durante casi dos mil años. Expande nuestra comprensión de la dinámica del cristianismo primitivo, pero no ofrece una voz que esté más allá de la crítica. Por ejemplo, en el Evangelio de María el rechazo del cuerpo como verdadera identidad es altamente problemático para el feminismo contemporáneo, que afirma la dignidad del cuerpo humano.

Por supuesto que el tema del liderazgo femenino no se ha ido. No es sólo una controversia antigua. En nuestra época, las feministas están trabajando para asegurar que la verdadera historia de María Magdalena, así como otras antiguas voces alternativas, sean oídas, no sólo por los lectores de la Nueva Enciclopedia Católica de 1967, sino también por un sector más amplio del público. Por otra parte, los estudiosos y otros que encuentran cuestionadoras estas obras, tienden a hacerlas de lado considerándolas heréticas y tratan de marginalizar su impacto en los debates vigentes. Pareciera, pues, que toda esta conmoción respecto de María Magdalena es sólo un episodio más en la larga historia de las discusiones entre cristianos. ¿Por qué alguien habría de prestarle atención?

Este es el porqué: como una parte tan importante de las creencias y las prácticas cristianas se basan en afirmaciones históricas, es crucial tener una visión precisa de la historia. Uno de los criterios para la buena práctica de la historia es emplear toda la evidencia y no dejar de lado las partes que a uno no le gustan y promocionar las que a uno sí le gustan.

Además, dada la importancia de la religión en el mundo de hoy -especialmente notable en la intersección de religión y violencia- creo que es importante para los no cristianos así como para los cristianos reconocer que todas las tradiciones religiosas contienen muchas voces y ofrecen una variedad de posibilidades para aplicar a los complejos problemas de nuestros días. En ese sentido, la tradición no es fija, sino que se está construyendo en forma constante a medida que los creyentes investigan el pasado para entender el presente... Por lo tanto, la religión no es simplemente algo que se recibe -algo que uno puede aceptar o rechazar. Las religiones están siendo constantemente interpretadas... Una narración histórica precisa no asegura que la figura de María Magdalena no vaya a continuar siendo prostituida con fines polémicos como ocurrió durante siglos -pero le restaura algo de su dignidad a esta importante discípula de Jesús.

María Magdalena, patrona de la educación de elite

Tanto Oxford como Cambridge, las tradicionales principales universidades de Inglaterra, tienen colegios cuyo nombre remite a María Magdalena.

El Magdalen College de Oxford fue fundado en 1448 y estuvo entre los primeros colegios del mundo donde se enseñaron ciencias. El coro de Magdalen -cuya historia comienza con el colegio- es famoso por sus ceremonias de bienvenida de la primavera que tienen lugar en mayo en su famosa torre. El filme Shadoulands, sobre la vida de C. S. Lewis, mostró esas ceremonias de la torre. Algunos expertos cuyas obras presentamos en este volumen, sin duda encontrarían intrigantes conexiones de mito y metáfora entre los ritos de primavera precristianos y de inspiración pagana, la torre de Magdalen College (recuérdese que la etimología de Magdala deriva de la antigua palabra que significa "torre") y los intereses de C. S. Lewis en la fe, teología, simbolismo y mito.

En Cambridge, Magdalene College, fundado en 1542, se escribe con e final para diferenciarlo del de Oxford. Sin embargo, el nombre de este colegio se pronunciaba Maudleyn, un doble significado comprimido en la palabra (que los lectores de Dan Brown tomen nota) vinculado a su fundador, Lord Audley. En tanto, la palabra maudlin (excesivamente sentimental, llorosa) llega al inglés a través de la pronunciación renacentista de María Magdalena, cuyas lágrimas se cuentan entre las más famosas de la historia.

"¿Es pecado mantener relaciones sexuales dentro del matrimonio?"

ENTREVISTA CON EL REVERENDO RICHARD P. MCBRIEN

Richard P. McBrien es profesor de teología en la universidad de Notre Dame. Apareció en el programa televisivo Jesús, María y Da Vinci en 2003, provocando una considerable controversia con su explicación lógica de por qué Jesús bien pudo haber estado casado. En la entrevista que presentamos a continuación, se explaya sobre su explicación y sobre María Magdalena como personaje de la historia cristiana.

¿Qué piensa de la posibilidad de que María Magdalena esté representada en La última cena?

Es una pregunta cuya respuesta queda abierta. No hay evidencia en el Nuevo Testamento de que ella estuviera ahí. La cuestión es si Da Vinci la puso ahí o no. Ello puede al menos ser planteado, dados los rasgos altamente femeninos de quien está reclinado/a sobre Jesús.

¿Por qué la Iglesia representó a María Magdalena como prostituta durante tantos años?

Tal vez porque algunos dirigentes de la Iglesia no podían aceptar el hecho de que fuera una de los principales discípulos de Jesús, su amiga íntima y una testigo primaria de la resurrección.

En el especial de ABC Jesús, María y Da Vinci, usted menciona que la divinidad de Jesús no habría quedado comprometida si él se hubiera casado. ¿Puede explicar por qué?

No quiero ser frívolo, pero ¿por qué no? La Epístola a los Hebreos (4:15) dice que Jesús era como nosotros en todo menos en el pecado. ¿Es pecado mantener relaciones sexuales dentro del matrimonio?

También dijo que, si Jesús estuvo casado, de ahí había sólo "un corto paso" hasta María Magdalena. ¿Por qué María Magdalena?

Porque fue la discípula más cercana a él durante su vida. A diferencia de los cobardes varones, ella y las otras mujeres se mantuvieron junto a él hasta el fin. Ella, según al menos tres tradiciones del Nuevo Testamento, fue la primera en verlo tras su resurrección. También debió advertirle que no lo "tocara" pues aún no había ascendido a su Padre celestial.

¿Habrán estado casadas todas las figuras religiosas de la época?

Tal vez no todas, pero ciertamente sí la mayoría. Está claro que algunos de los apóstoles, incluido Pedro, estaban casados.

¿Por qué tantas personas de la actualidad encuentran que María Magdalena es un personaje tan atractivo?

Tal vez porque se han sentido tan lejos de la Iglesia, con sus visiones negativas, rígidas y censoras respecto de la sexualidad humana. El pensar acerca de María Magdalena apareja el tema de la sexualidad de Jesús y también hace que la gente reconsidere el lugar de la mujer en la Iglesia. Si Jesús hubiera estado casado, ello socavaría el prejuicio de siglos contra la intimidad sexual.

¿A qué atribuye usted el renovado interés en María Magdalena?

Escritos recientes de eruditos reputados y el movimiento de la mujer han influido. Pero es obvio que nada ha hecho tanto por atraer la atención sobre ella como El Código Da Vinci.

2 LA FEMINEIDAD SAGRADA

La femineidad sagrada es esa otra cara de Dios que no ha sido honrada durante los dos milenios de cristianismo -al menos no como a una compañera con iguales derechos.

-MARGARET STARBIRD

En este capítulo exploramos el trasfondo de la tesis sobre la "femineidad sagrada" que está en el núcleo de la trama de El Código Da Vinci. Como recordarán los lectores de la novela, en cuanto Sophie Neveu llega en medio de la noche al Chateau Villette de Leigh Teabing, se encuentra sumergida por explicaciones y pirotecnia teóricas de Teabing y Langdon acerca del Santo Grial, María Magdalena y la femineidad sagrada. Langdon le dice a Sophie: "El Santo Grial representa la femineidad sagrada y la diosa... El poder de la mujer y su capacidad de crear vida fue muy sagrado alguna vez, pero se convirtió en amenaza para la Iglesia, predominantemente masculina, así que la femineidad sagrada fue demonizada y considerada impura... Cuando llegó el cristianismo, las viejas religiones paganas no murieron fácilmente. Las leyendas de las búsquedas caballerescas del Grial perdido eran en realidad relatos de búsquedas prohibidas para encontrar la perdida femineidad sagrada. Los caballeros que decían estar “buscando el cáliz” hablaban en código para protegerse de una Iglesia que había subyugado a las mujeres, expulsado a la Diosa, quemado a los no creyentes y prohibido la reverencia pagana por la femineidad sagrada".

El alegato referido a la femineidad sagrada-diosa suprimida-María Magdalena que hacen Langdon y Teabing para Sophie plantea algunas de las cuestiones más intelectualmente fascinantes de la novela. Sin duda, es poco plausible en muchos aspectos, especialmente en la forma en que estos misterios han sido entrelazados a los enigmas de la trama. Pero es profundamente interesante. Al presentar su alegato en medio de la noche, Langdon emplea ampliamente las conclusiones de varios expertos cuya obra está representada en este capítulo -Margaret Starbird, Elaine Pagels, Timothy Freke y Peter Gandy, Riane Eisler y otros.

En las páginas que siguen, estos expertos presentan sus propios argumentos acerca del papel de la femineidad sagrada en el desarrollo de la cultura, el pensamiento, la política, la filosofía y la religión occidentales. Recuerdan los cultos de adoración a la diosa en Egipto, Grecia, Roma y los papeles que se adjudicaban a cada sexo en la era bíblica judeocristiana. Exploran la experiencia cristiana de la Iglesia primitiva y medieval. Y examinan la espiritualidad, mitos, leyendas y tradiciones que asocian un significado sagrado especial a la mujer en general -y a María Magdalena en particular.

El lector debe tener en cuenta que: gran parte de este material es, por definición, místico, mítico y poético; gran parte de los materiales-fuente nos ha llegado en fragmentos y nos ha sido transmitida en distintos idiomas y traducciones. En muchos casos, un breve pasaje de una fuente bíblica o gnóstica ha sido el tema de extenso análisis y comentario en otras obras. Aquí sólo lo podemos tratar en forma abreviada.

Dios no tiene aspecto de hombre

ENTREVISTA CON MARGARET STARBIRD. Copyright © 2004 por Margaret L. Starbird

Dos de los libros que Margaret Starbird realmente escribió son mencionados específicamente en El Código Da Vinci cuando atraen el interés de Sophie Neveu al verlos en los estantes de la biblioteca de Leigh Teabing en Chateau Villette: La mujer del pote de alabastro: María Magdalena y el Santo Grial y La Diosa en los Evangelios: recuperar la femineidad sagrada. En la entrevista que dio para el presente libro, Starbird explica brevemente su visión de la femineidad sagrada. También declara que "afirmar que María Magdalena es un apóstol igual a Pedro o tal vez más importante que Pedro ni siquiera se aproxima a hacer justicia". Nuestra entrevista presenta una introducción al pensamiento de Starbird. Tras la entrevista, presentamos breves extractos de los libros mencionados.

¿En qué difiere el concepto de la femineidad sagrada de la forma en que la mayor parte de las religiones parecen dar por sentada la primacía de deidades masculinas?

Cada vez nos damos más cuenta de que lo Divino, que llamamos "Dios" realmente no se parece al patriarca que está en el techo de la Capilla Sixtina en el Vaticano. Durante dos milenios, los cristianos le han atribuido imágenes exclusivamente masculinas a Dios, al emplear pronombres masculinos para hablar del Creador. Pero intelectualmente nos damos cuenta de que Dios no es varón. Dios está más allá de la diferenciación sexual, es "quien teje" detrás del "velo" y más allá de nuestra capacidad de concebir a Dios. De modo que limitamos a Dios al adscribirle atributos de "Él". Dios no es macho ni hembra y es por eso que a los judíos se les dijo que nunca debían hacer imágenes de Dios. Pero los cristianos dejaron de lado esta idea, y les adscribieron a Dios y a Jesús los epítetos "padre" e "hijo". Cuando las palabras griegas que significan "Espíritu Santo" fueron traducidas al latín, se convirtieron en una forma masculina: Spiritus Sanctus. En Europa occidental, toda la trinidad quedó caracterizada como masculina a partir del siglo V.

La femineidad sagrada es esa otra cara de Dios que no ha sido honrada en los dos milenios de cristianismo -al menos no como una compañera con plena igualdad de derechos. Ciertamente, la Virgen María encarna uno de los aspectos femeninos de "Dios": la Santa Madre, nuestra intercesora ante el trono de su Hijo. Pero en el cristianismo, el paradigma de pareja, el principio dador de vida en el planeta Tierra no ha sido celebrado, ni siquiera reconocido. Creo que necesitamos recuperar la femineidad en todos los niveles: físico, psicológico, emocional y espiritual. Hemos quedado gravemente empobrecidos por perder a la esposa y al mandala de la sagrada pareja a los que los cristianos tenemos derecho. Hemos sufrido la pérdida de la relación/Eros y la conexión profunda con lo femenino- el cuerpo, las emociones, lo intuitivo, las bendiciones de este hermoso y generoso planeta.

¿Quién es "la esposa perdida" de la tradición cristiana? ¿Cómo se la vincula al concepto de la femineidad sagrada?

Sólo hay un modelo para la vida en el planeta Tierra -y ese modelo es la "unión sagrada". En las culturas antiguas, esa realidad fundamental fue honrada en cultos que celebraban la calidad de mutuo y la "simbiosis" de lo masculino y lo femenino como consortes íntimos. Por ejemplo, Tammuz/Ishtar, Ba'al/Astarté, Adonis/Venus, Osiris/Isis. En estas culturas, la alegría de los tálamos de estas parejas se extendía a cultivos y rebaños y a la gente del reino. Se reconocen parecidas liturgias en todo el Cercano Oriente. El Cantar de los Cantares es una redacción de antigua poesía litúrgica de los ritos del hieros gamos de Isis y Osiris. Invariablemente, el rey es ejecutado y su esposa lo busca, llorando su muerte hasta reunirse con él finalmente. En el Cantar de los Cantares, la fragancia de la esposa es el nardo, que rodea al esposo y a la mesa del banquete. Y en el Evangelio el nardo reaparece cuando María unge con él a Jesús y la fragancia "llena la casa". (Juan 12:3)

En siete de las ocho listas de mujeres que acompañaron a Jesús, María Magdalena es mencionada en el primer lugar, sin embargo, en fecha posterior su rango de "primera dama" fue ignorado. A los Padres de la Iglesia del siglo IV les convino elevar a la madre de Jesús a "Theotokos" (portadora de Dios, Madre de Dios) e ignorar a su esposa/amada. El resultado ha sido la distorsión del más básico de los modelos para la vida en nuestro planeta -la "unión sagrada" de una pareja mutuamente consagrada.

Usted acaba de referirse al hieros gamos, que en El Código Da Vinci se entiende como traducción de "matrimonio sagrado" en griego. ¿Pero qué significa realmente? ¿Y cómo se relaciona con Jesús?

Creo que Jesús encarnaba el arquetipo del esposo sagrado y que junto a su esposa manifestaba la mitología del hieros gamos. En mi opinión, su unión era la piedra angular de la comunidad cristiana primitiva, una forma radicalmente nueva de vivirla pareja. En Corintios 1, 9:5, Pablo menciona que los hermanos de Jesús y los otros apóstoles viajaban con sus "esposas-hermanas", frase que suele ser traducida como "hermanas cristianas". Pero en realidad dice "esposas-hermanas". ¿Qué es una "esposa-hermana"? Hay otro pasaje de las Escrituras en que esposa y hermana vuelven a aparecer juntas, y es el Cantar de los Cantares. Allí, el esposo llama a su amada "mi hermana, mi esposa". Esa frase habla de una relación íntima que va más allá de un matrimonio arreglado. Es una relación de interés mutuo, afecto y parentesco especial. Según Pablo, los apóstoles viajaban como parejas de misioneros, no como pares de hombres, como se nos ha inclinado a creer. Creo firmemente que el modelo para esa relación era Jesús, que viajaba junto a su amada. Es a esta intimidad que se refiere el Evangelio de Felipe cuando afirma: "Había tres Marías que andaban con Jesús. Su madre, su hermanos y su consorte eran todas Marías" y agrega que Jesús solía besar a María en la boca, lo que ponía celosos a los demás discípulos.

¿Cual es el significado del simbolismo del cáliz -o del grial?

El cáliz o vasija es un símbolo ubicuo del "recipiente" femenino. Tengo una fotografía de una vasija con senos de aproximadamente el año 6000 a.C. Representa lo femenino como nutricio. Marija Gimbutas [arqueóloga pionera y comentadora de los símbolos de la diosa y de la adoración a la diosa en la Europa y el Cercano Oriente prehistóricos] ha notado ejemplos de la letra V en paredes de cavernas que datan de tiempos prehistóricos. El triángulo descendente se entiende universalmente como el triángulo púbico femenino y el hexagrama es un símbolo muy antiguo de la danza cósmica del cáliz y la hoja, donde los triángulos masculino y femenino representan a las deidades hindúes Shiva y Shakti.

¿Qué papel desempeñaban las mujeres en la Iglesia cristiana más primitiva? Antes de que se escribieran los evangelios, parece que las mujeres tuvieron mucho que ver en el liderazgo de las primitivas comunidades cristianas. En sus epístolas, escritas en el 50 d.C., Pablo menciona a diversas mujeres, incluida la diaconisa Febe, Prisca y Junia, quienes dirigieron comunidades cristianas primitivas. En la epístola a los romanos (16:6,12), Pablo elogia a varias mujeres -María, Persis, Trifosa y Trifena- por su intenso trabajo. Mujeres acomodadas sustentaron la misión de Jesús desde el comienzo y le fueron fieles hasta el fin, quedándose al pie de la cruz mientras que los seguidores varones se escondieron cobardemente. Las mujeres ofrecieron sus casas como lugares de reunión y de vivienda comunitaria, y algunas sirvieron como diaconisas y aun sacerdotisas en los primeros días de la Iglesia. La doctora Dorothy Irvin ha descubierto y publicado muchos murales de comunidades cristianas primitivas en los que se representa a mujeres con vestimentas e insignias sacerdotales. Más tarde, al seguir los lineamientos que están en la epístola a Timoteo, la jerarquía les negó a las mujeres el derecho a predicar y a profetizar en la asamblea.

¿Qué opina de los esfuerzos de estudiosas feministas contemporáneas para reformular a María Magdalena como primera apóstol?

Aunque siento mucha empatía con la investigación que establece que María Magdalena fue la más fiel de aquellos que acompañaron a Jesús en su misión, afirmar que ella es un apóstol igual a Pedro o tal vez más importante que Pedro ni siquiera se aproxima a hacer justicia. No cabe duda de que María Magdalena demuestra total devoción y fe hacia Cristo. Pero el Evangelio también cuenta otra historia. En los textos cristianos más primitivos, María Magdalena no sólo tiene el mismo rango que Pedro. Se la identifica con la esposa arquetípica del eterno esposo y es el modelo para el anhelo y el deseo del alma humana (y de la toda la comunidad humana) de unirse con la Divinidad. Ella es un modelo para la vía de la relación a través del "eros", la vía del corazón y, junto a su esposo, provee el paradigma que permite imaginar a la Divinidad como una pareja. En comparación con esto, su papel como apóstol o "emisaria" palidece.

A algunas personas, tomando este argumento demasiado literalmente, les parece que tomar a María Magdalena como esposa de Jesús de algún modo la menoscaba. Al parecer, el argumento es que al definirla en términos de su relación con un hombre de alguna manera disminuye su importancia. Creo que ésta es una óptica demasiado estrecha. Hay que darse cuenta de que el "matrimonio sagrado" que estamos discutiendo no es simplemente el de un rabino judío del siglo I y su esposa. Se trata en realidad del patrón arquetípico de la totalidad, la armonía de las polaridades y el dúo logos/sofía que representan a la Divinidad como unión de los opuestos.

A lo largo de todos los Evangelios, Jesús es representado como el esposo, pero ahora se afirma en forma generalizada que no tenía esposa. En los antiguos ritos del hieros gamos, la real esposa proclamaba y aun confería la condición de rey ungiendo a su esposo. Está claro que la mujer con el pote de alabastro que ungió a Jesús encarna ese antiguo arquetipo, inmediatamente reconocible en todos los rincones del Imperio Romano. No había nada servil en el acto mítico de reconocimiento y aval que María realizó al ungir a Jesús en el acto del hieros gamos.

María y Jesús: ¿Volvieron a poner en escena antiguos cultos de la fertilidad?

POR MARGARET STARBIRD

Extractado de The Goddess in the Copels: Reclaiming the Sacied Feminine (La Diosa en los Evangelios: Recuperar la femineidad sagrada). Copyright © 1998 por Margaret Starbird. Reproducido con permiso de Bear & Company, una división de Inner Traditions International.

Las representaciones cristianas primitivas de la Virgen y el niño estaban basadas en las mucho más antiguas imágenes de la diosa egipcia Isis, la Hermana-Esposa de Osiris, teniendo a Horus, el niño sagrado, dios de la luz, en su regazo. La poesía ritual del culto a Isis y Osiris es paralela al Cantar de los Cantares, en partes palabra por palabra. Las diosas de la Tierra y de la Luna del mundo antiguo solían ser representadas como de piel oscura para representar el principio femenino en yuxtaposición al solar/masculino, dualismo común en las civilizaciones tempranas del Mediterráneo. Muchas diosas eran representadas como negras: Inanna, Isis, Cibeles y Artemisa, por nombrar sólo algunas.

Para los primeros cristianos, la diosa de los Evangelios era María Magdalena, cuyo calificativo significaba "elevada" o "atalaya/fortaleza"...

Tras llegar a su pico en el siglo XII, la importancia única de la Magdalena en Europa occidental fue decreciendo desde aproximadamente la mitad del siglo XIII -fecha que tiene una espectacular correspondencia con el comienzo de la cruzada albigense contra cátaros y adherentes a la "Iglesia del Amor". El surgimiento de la Inquisición el siglo XIII fue especialmente virulento en la Francia meridional como respuesta a varias versiones evangélicas del cristianismo, sectas heréticas populares que amenazaron severamente la hegemonía de la Iglesia de Roma. Con la colaboración del Rey francés, el Papa lanzó una cruzada contra los herejes albigenses, una sangrienta guerra de devastación que se prolongó durante una generación, arrasó ciudades enteras y destruyó el florecimiento cultural de la región conocida como el Languedoc.

Durante esta misma era, bellos e importantes calificativos que pertenecieron a la Magdalena fueron desplazados a la Santa Virgen María y las Iglesias construidas para "Nuestra Señora" honraron ostensiblemente a la madre de Jesús como principal portadora del arquetipo femenino -"única entre las de su sexo". Proliferaron estatuas y efigies de la Virgen, a menudo con el niño en su regazo, que recordaban las estatuas egipcias de Isis y Horus. Pasado el siglo XIII, la "voz de la Esposa" fue efectivamente silenciada, aunque se susurra que los albañiles de Europa mantuvieron la verdadera fe e incluyeron sus símbolos en las piedras mismas de sus catedrales góticas...

La unción de Jesús en los Evangelios es una puesta en escena de los ritos de la fertilidad que prevalecían en el antiguo Oriente Medio. Al verter su precioso ungüento de nardos sobre la cabeza de Jesús, la mujer a quien la tradición ha identificado como "La Magdalena" (¡"la Grande"!) llevó a cabo un acto idéntico al ritual de matrimonio del hieros gamos -el rito de ungir al Esposo/Rey elegido por la real representante de la Gran Diosa.

Jesús mismo reconoció y aceptó este rito en el contexto de su papel como rey sacrificado: "Me ha ungido para prepararme para mi entierro" (Marcos 14:8). Quienes oyeran el relato evangélico de la unción durante la celebración en Betania, ciertamente lo reconocerían como el rito de la unción ceremonial del Rey Sagrado, así como habrían reconocido a la mujer, "la mujer del pote de alabastro" que fue al huerto de los sepulcros en el tercer día para finalizar la unción para la sepultura y para lamentar a su torturado Esposo. Encontró una tumba vacía...

En los rituales paganos que rodean los antiguos mitos, la Diosa (la Hermana-Esposa) va a la tumba del huerto a lamentar la muerte de su Esposo y se regocija al encontrarse con que ha resucitado. "El amor es más fuerte que la muerte" es la conmovedora promesa del Cantar de los Cantares y hay poesía amorosa del Oriente Medio similar a esa que celebra esos antiguos ritos del Sagrado Matrimonio...

Sangre Real y la Vid de María

POR MARGARET STARBIRD

Extractado de The Woman with the Alabaster Jar: Mary Magdalene and the Holy Grail (La mujer del jarro de alabastro; Marra Magdalena y el Santo Grial). Copyright ©1993 por Margaret Starbird. Reproducido con permiso de Bear & Company, una división de Inner Traditions International.

El Sangraal

Los poetas medievales que escribieron en el siglo XII, cuando las leyendas del Grial aparecieron por primera vez en la literatura europea, mencionan una "Familia del Grial", presumiblemente custodios del cáliz, quienes después fueron considerados indignos de ese privilegio. Los estudiosos del Grial a veces deducen una conexión entre la palabra sangraal y gradales, una palabra que parece haber significado "copa", "bandeja" o "vasija" en lengua provenzal. Pero también se ha sugerido que si uno corta la palabra sangraal después de la g, el resultado es sang raal, que en francés antiguo significa "sangre real" [real como "propio de la realeza", no como "verdadero"].

La segunda derivación de la palabra francesa sangraal es extremadamente provocativa y quizás esclarecedora. De pronto, uno se ve frente a una nueva interpretación de la leyenda conocida: en lugar de una copa o cáliz, el relato ahora afirma que María Magdalena trajo la "sangre real" a la costa mediterránea de Francia. Otras leyendas le atribuyen a José de Arimatea haber llevado la sangre de Jesús a Francia en alguna especie de vasija. Tal vez se trató en realidad de María Magdalena, quien llegó a la costa mediterránea de Francia trayendo el real linaje del rey David bajo la protección de José de Arimatea.

La conexión merovingia

Hay evidencia que sugiere que el real linaje de la sangre de Jesús y María Magdalena fue transmitido a las venas de los monarcas merovingios de Francia. La palabra merovingio puede ser un fósil lingüístico en sí mismo. Las tradiciones referidas a la familia real de los francos. Pero la misma palabra merovingio se descompone fonéticamente en sílabas fácilmente reconocibles: mer y vin, María y la vid. Así descompuesta, puede considerarse que alude a la "vid de María" o tal vez a la "vid de la Madre".

El real emblema del rey merovingio Clodoveo era la flor de lis (el iris). El nombre latino del iris, que crece silvestre en los países del Medio Oriente es gladiolus o "pequeña espada". La triple flor de lis de la casa real de Francia es un símbolo masculino. De hecho, es una imagen gráfica del pacto de la circuncisión, en el cual están implícitas todas las, promesas de Dios a Israel y a la casa de David. Thomas Inman discute extensamente la naturaleza masculina de la "flor de la luz" en su obra del siglo XIX Ancient Pagan and Modern Christian Symbolism (Simbolismo pagano antiguo y cristiano moderno). Es casi divertido que ese mismo símbolo masculino, la "pequeña espada" sea, hoy, el emblema internacional de los Boy Scouts.

La tradición gnóstica y la Divina Madre

POR ELAINE PAGELS

Extractado de The Gnostic Gospels (Los Evangelios Gnósticos) por Elaine Pagels Copyright ©1979 por Elaine Pagels. Usado con permiso de Random House Inc.

Un grupo de fuentes gnósticas pretende haber recibido una tradición secreta, transmitida por Jesús a Santiago y María Magdalena. Los integrantes de este grupo le rezaban al Padre y a la Madre divinos: "De Ti, Padre y por Ti, Madre, los dos nombres inmortales, Padres del ser divino, y tú, que moras en los cielos, humanidad, de nombre poderoso..."

Desde que el Génesis relató que la humanidad fue creada "macho y hembra" (1:27), algunos concluyeron que Dios, en cuya imagen fuimos hechos, debía ser también masculino y femenino -Padre y Madre al mismo tiempo.

¿Cómo caracterizan esos textos a la divina Madre? No doy con una respuesta simple, ya que los propios textos son extremadamente diversos. Pero sí podemos esbozar tres caracterizaciones primarias. En primer lugar, muchos grupos gnósticos describen a la divina Madre como parte de una pareja originaria. Valentín, el maestro y poeta, parte de la premisa de que Dios es esencialmente indescriptible pero sugiere que la divinidad puede ser imaginada como una díada; que consiste por un lado en lo Inefable, la Profundidad, el Padre Primado: y por otro, la Gracia, el Silencio, la Matriz y la "Madre de Todo". Según el razonamiento de Valentín, el Silencio es el complemento adecuado para el Padre, y designa a aquél como femenino y a éste como masculino debido al género gramatical de las respectivas palabras griegas. A continuación, describe cómo el Silencio recibe, como si fuese una Matriz, la semilla de la Fuente Inefable; y de ahí parten todas las emanaciones del divino ser, ordenadas en pares armoniosos de energías masculina y femenina.

Los seguidores de Valentino le oraban para que los protegiera en su papel de Madre y como "Silencio místico, eterno". Por ejemplo, el mago Marcos la invoca bajo la forma de la Gracia (en griego, el término femenino charis): "Que Ella, la que antecede a todas las cosas, la inabarcable e indescriptible Gracia os colme, aumente en vos su propio conocimiento". En su celebración secreta de la misa, Marcos enseña que el vino representa la sangre de la Madre. Al ofrecer la copa de vino, ora para que "la Gracia fluya" en todos los que beban de ella. Marcos, profeta y visionario, se llama a sí mismo "matriz y recipiente del Silencio" (como éste lo es del Padre). Informa que las visiones que ha recibido del ser divino son bajo forma femenina.

Otro escrito gnóstico llamado El Gran Anuncio y citado por Hipólito en su Refutación de todas las herejías, explica así el origen del universo: del poder del Silencio surgió "un gran poder, la Mente del Universo, que administra todo lo que existe, y es macho... la otra... una gran Inteligencia... es una hembra que produce todo lo que existe". Si seguimos el género de las palabras griegas para "mente" (nous-masculino) e "inteligencia" (epinoia-femenino), el autor explica que esos poderes, unidos, "revelan ser la dualidad... Ésta es la Mente en la Inteligencia, y pueden ser separados uno de otro y sin embargo son uno, que se expresa en estado de dualidad". Ello significa, explica el maestro gnóstico, que en todos está [el poder divino] en estado latente... Hay un poder que se divide en arriba y abajo; se genera a sí mismo, se hace crecer a sí mismo, se encuentra a sí mismo, es su propia madre, su propio padre, su propia hermana, su propio hijo -madre, padre, unidad, fuente de todo el círculo de la existencia.

¿Cómo querían estos gnósticos que se entendieran sus enseñanzas? Los distintos maestros no están de acuerdo. Algunos insistían en que lo divino debía ser considerado andrógino -"el gran poder macho-hembra". Otros afirmaban que esos términos sólo eran metáforas, ya que "en realidad, la divinidad no es macho ni hembra". Un tercer grupo sugería que sólo se puede describir la Fuente originaria en términos masculinos o femeninos, según el aspecto que uno quisiera enfatizar. Quienes propugnaban una u otra de estas ópticas coincidían en que lo divino debe ser entendido en términos de una relación dinámica de opuestos -concepto que puede ser afín a la visión oriental de yin y yang pero que sigue siendo ajena al judaísmo y el cristianismo convencionales...

Aunque algunas fuentes gnósticas sugieren que el Espíritu constituye el elemento femenino de la Trinidad, el Evangelio de Felipe hace una sugerencia igualmente radical acerca de la doctrina que más adelante se desarrolló bajo la forma de la inmaculada concepción. Una vez más, el Espíritu aquí es Madre y Virgen, contrapartida y consorte del Padre Celestial: "¿Está permitido revelar un misterio? El Padre de todo se unió con la virgen que descendió" -es decir, con el espíritu Santo que descendió al mundo. Pero como este proceso debe ser entendido en forma simbólica, no literal, el Espíritu se conservó virgen. A continuación, el autor explica cómo "Adán fue engendrado por dos vírgenes, el Espíritu y la tierra virgen" así que "Cristo, por lo tanto, nació de una virgen" (es decir, del Espíritu). Pero el autor ridiculiza a los cristianos de mentalidad literal que erradamente le atribuyen la concepción virginal a María, la madre de Jesús, como si José no hubiese participado en la concepción: "No saben lo que dicen. ¿Cuándo concibió mujer de mujer?" En vez, argumenta, la inmaculada concepción se refiere a la unión misteriosa de dos poderes divinos, el Padre de Todo y el Espíritu Santo.

Además del eterno Silencio místico y del Espíritu Santo, algunos gnósticos sugieren una tercera caracterización de la divina Madre: la Sabiduría. Aquí, el término griego que significa "sabiduría", sofía, traduce un término femenino hebreo, jokmah. Los primitivos intérpretes se preguntaron por el significado de ciertos pasajes bíblicos -por ejemplo, la afirmación en Proverbios de que "Dios hizo al mundo en la Sabiduría". ¿Es posible que la Sabiduría sea el poder femenino en que la creación de Dios fue "concebida"? Según un maestro, el doble significado de la palabra concepción -físico e intelectual- sugiere esta posibilidad: "La imagen del pensamiento [ennoia] es femenina dado que... es un poder de concepción".

El hombre-Dios y la Diosa

Entrevista Con Timothy Freke

Timothy Freke tiene una licenciatura en filosofía. Peter Gandy tiene un título terciario en civilizaciones clásicas, en particular las antiguas religiones paganas de los misterios. Son coautores de Jesus and the Lost Goddess: The Secret Teading of the Original Christian (Jesús y la Diosa perdida: las enseñanzas secretas de los cristianos originales), así como de Was the "Original Jesus" a Pagan God? (Los misterios de Jesús: ¿fue el "Jesús original" un dios pagano?) y de otros veinte libros.

En esta entrevista, Freke presenta algunos de los argumentos de Jesús y la Diosa perdida, del cual se dan extractos más adelante. Freke y Gandy son arquitectos clave en el argumento que sostiene que el sistema de creencias de los cristianos originales fue totalmente tergiversado cuando el Imperio Romano institucionalizó el cristianismo. Las creencias del movimiento cristiano primitivo respecto a la experiencia gnóstica de iluminación mística y a la unión mística del hombre-Dios (Jesús) y la Diosa (María Magdalena) eran tan amenazadoras para la óptica de la Iglesia Romana que debieron ser brutalmente suprimidas. Después de eso tanto la Diosa como las tradiciones místicas y gnósticas fueron borradas de los documentos, creencias y prácticas del cristianismo. Para los cristianos originales, como Teabing le dice a Sophie en El Código Da Vinci al hablarle de los esfuerzos del Priorato de Sion para mantener con vida la tradición de la Diosa, María Magdalena representa "la Diosa, el Santo Grial, la Rosa y la Divina Madre".

¿Cuál era la importancia del culto de la Diosa en las culturas paganas?

Junto al mito del hombre-Dios, los misterios paganos relataban un mito alegórico referido a la Diosa perdida y redimida, que era una alegoría acerca de la caída y la redención del alma. La más famosa de las versiones paganas de este mito es el de Démeter y Perséfone. Los cristianos originales adaptaron éste para su mito de Sofía -la Diosa cristiana cuyo nombre significa "sabiduría".

¿Qué es específicamente femenino con respecto a Sofía?

La Diosa representa el Todo, el universo, todo lo que sentimos, todo lo que imaginamos -el fluir de las apariencias, las formas, la experiencia. Dios -el arquetipo masculino- representa la Unidad, la fuente misteriosa de toda conciencia que concibe y presencia el flujo de apariencias que llamamos la vida. (Vida o Zoe era otro de los nombres de la Diosa cristiana). Sofía ya era venerada por los místicos judíos y paganos antes del surgimiento del cristianismo.

Pero la Diosa no siempre es representada de la misma manera

La mitología cristiana es profunda y está constituida por muchos niveles. Esta relación se expresa de muchas maneras en distintos niveles. A partir del surgimiento de algo a partir de la nada, eventualmente se transforma en la relación entre Jesús y las dos Marías que representan los dos aspectos de la Diosa -madre virgen y puta caída y redimida. Una vez más estas imágenes se originan en la antigua mitología pagana.

¿Cómo encaja Eva en la tradición de la "Diosa perdida"?

Representa una mitad (no una costilla, como se suele traducir erróneamente) de Adán (cuyo nombre significa "humano"). Su mito refleja mitos paganos sobre la caída del alma a la encarnación, que el mito de Jesús procura enmendar.

¿Cuál es el concepto filosófico que está detrás de la femineidad sagrada?

Para los antiguos, el principio masculino era la conciencia indivisible. El principio femenino era la multitud de apariencias, de experiencias de las que se es testigo. Esta dualidad es fundamental en la vida. Sin ella no hay nada. La sabiduría es el estado del alma (principio femenino) cuando es suficientemente pura como para reconocer su verdadera naturaleza, ser la Conciencia Única en todo, lo cual era simbolizado por Pablo y compañía por el Cristo o "Rey".

El viaje de Sofía: La antigua diosa pagana perdida en el mundo cristiano moderno

POR TIMOTHY FREKE Y PETER GANDY

Extraído de Jesús y la Diosa perdida: las enseñanzas secretas de los cristianos originales de Timothy Freke y Peter Gandy. Copyright ©2001 por Timothy Freke y Peter Gandy. Empleado con permiso de Harmony Books, una división de Random House, Inc.

En este extracto de Jesús y la Diosa perdida de Freke y Gandy, los autores rastrean la tradición de la Diosa en los mitos griegos y fuentes judías. Construyen su imagen de la Diosa a partir de citas del Antiguo Testamento, los mitos griegos y tradiciones paganas que van desde Helena de Troya, pasan por la visión de Platón sobre Psique como mujer, hasta llegar a los misterios de Eleusis, que escenificaban regularmente el mito de Démeter y Perséfone. Finalmente, hasta encuentran el tema de la Diosa perdida en la leyenda de la Bella Durmiente.

La Diosa Cristiana

El mito del hombre-Dios Jesús sólo puede ser comprendido junto al mito de la Diosa Sofía. Tras tantos siglos de cristianismo patriarcal, es chocante y al mismo tiempo tranquilizador descubrir a una Diosa en el corazón mismo del cristianismo. Es, como su hijo/hermano/amante Jesús, una figura sincrética creada a partir de fuentes paganas y judías.

Sofía, cuyo nombre significa "sabiduría" había sido la Diosa de los filósofos paganos durante siglos. De hecho, la palabra "filósofo", empleada por primera vez por Pitágoras, significa "amante de Sofía". Aunque hoy se los suele representar como secos académicos, estos brillantes intelectuales en realidad eran místicos y devotos de la Diosa. Parménides, por ejemplo, es recordado habitualmente como fundador de la lógica occidental; pero su obra maestra es un poema visionario en el cual desciende al mundo inferior para ser instruido por la Diosa. Sofía era una figura importante para los gnósticos judíos como Filón [filósofo judeo-helenista que vivió en Alejandría, 25 a.C.-50 d.C.]. Aunque en fecha posterior fue rechazada por los literalistas judíos, siempre hubo una tradición judía de la Diosa. En una época, los israelitas adoraron a la Diosa Asherah como consorte del Dios judío Jehovah. En el siglo V a.C., fue conocida como Anat Jahu. En textos escritos entre el IV y el V siglo a.C., tales como Los Proverbios, La Sabiduría [Sofía] de Salomón y la Sofía de Jesús, hijo de Sirach, se la menciona como Sofía, compañera y cocreadora de Dios.

¿Los gnósticos cristianos primitivos practicaban

actos sexuales sagrados?

La mayor parte de nuestros expertos no encontró mucha evidencia al respecto. Sin embargo, Freke y Gandy comentan brevemente, notando que "los gnósticos violaban deliberadamente las normas sociales como modo para desacondicionarse respecto de sus personalidades sociales y así tomar conciencia de su verdadera identidad espiritual. Para algunos, como la escuela cainita, ello se lograba mediante la abstinencia ascética. Para otros, como la escuela carpocrática, ello se lograba mediante el libertinaje..."

Al parecer, Carpócrates, un gnóstico platonista alejandrino que fundó una escuela de gnósticos cristianos a comienzos del siglo II d.C. -grupo descrito por Freke y Gandy como radicales comunistas que rechazaban la propiedad privada- les enseñaban a sus estudiantes a "disfrutar de la vida, incluidos los placeres del sexo tan a menudo condenados por los literalistas religiosos... estos gnósticos percibían la sexualidad como una celebración de la unión del Dios y la Diosa de la cual surge toda la vida. Se afirma que a veces practicaban la desnudez sacramental en la Iglesia, y a veces hasta el coito ritual".

Orígenes de la Diosa cristiana

Al igual que en toda la mitología cristiana, el mito de la Diosa perdida es una síntesis de mitos judíos y paganos. Examinemos algunas de estas fuentes.

Fuentes judías

La exégesis del alma [uno de los evangelios perdidos más intrigantes de entre los libros encontrados en la Biblioteca de Nag Hammadi] llama la atención sobre algunos de los motivos mitológicos judíos que se desarrollan en el mito de Sofía. Cita a Jeremías, donde Dios le proclama a Israel, como si se tratara de la Diosa perdida:

Te prostituiste con muchos pastores y luego volviste a mí. Mira con franqueza y dime dónde te prostituiste. Fuiste desvergonzada con todos. No me convocaste como a un pariente, ni como a tu Padre, ni como a autor de tu virginidad.

También en Ezequiel Dios anuncia:

Te construiste un burdel en cada calle y desperdiciaste tu belleza y abriste las piernas en cada callejón y multiplicaste tus actos de prostitución. Te prostituiste con los hijos de Egipto, nuestros vecinos, hombres muy carnales.

La Exégesis del alma decodifica el significado alegórico de este texto:

¿Qué significa "los hijos de Egipto, hombre muy carnales", si no el mundo y el cuerpo y los apetitos de los sentidos y los asuntos terrenales, por los que el alma se contamina?

La Exégesis del alma también señala la resonancia que existe entre el mito de Sofía y el mito del Génesis. En el Génesis Adán representa la Conciencia y Eva la psiquis. En el principio sólo había un ser humano primordial, Adán, de quien Dios sacó "un costado" (¡no una "costilla" como dicen las traducciones tradicionales!) y creó a Eva. Esto representa la proyección de la psiquis desde la conciencia. Ambas son esencialmente una, pero aparecen como opuestos. La psiquis (Eva) lleva a la Conciencia (Adán) a identificarse con el cuerpo. Esto está simbolizado con la Expulsión del Edén. El matrimonio místico repara la separación primordial de Adán y Eva, la Conciencia y la psiquis. La exégesis del alma cita la enseñanza de Pablo, "Volverán a ser un cuerpo" y comenta:

Originalmente estaban unidos cuando estaban con el Padre, antes de que la mujer llevara por mal camino al hombre, que es su hermano. Este matrimonio ha vuelto a unirlos y la psiquis se ha vuelto a unir a su verdadero amante.

En otro texto judío, los Proverbios, los dos estados fundamentales de la psiquis están representados por la Señora Sabiduría y la Señora Necedad. Según Filón, la Señora Necedad es como una puta que conduce a quienes la escuchan al Infierno. En cambio, la Señora Sabiduría se compara a la invitación a una boda con una esposa fiel -imágenes que se refieren al tema del matrimonio místico.

El mito de Helena

Al igual que con la historia de Jesús, la fuente más importante para el mito de la Diosa cristiana es la mitología pagana. La exégesis del alma compara el mito cristiano de Sofía con los relatos iniciáticos de Homero en la Ilíada y la Odisea, en que Helena ha sido raptada y debe ser rescatada. Según los pitagóricos, Helena es un símbolo de la psiquis y su rapto representa la caída de la psiquis en la encarnación...

El mito de Helena era importante para los primeros cristianos... Imitando deliberadamente el mito de Jesús y la Diosa, estos maestros gnósticos se identificaban con el papel del salvador llegado para revelar la Gnosis a sus seguidores perdidos, simbolizados por Helena/Sofía.

El Faetón de Platón

En el Faetón, Platón nos hace un relato completo de la caída y la redención de la psiquis al que indudablemente recurrieron los primeros cristianos para crear su propia versión del mito de la Diosa perdida:

La psiquis es arrastrada por el cuerpo a las regiones de lo mutable, donde vaga confundida. El mundo gira en torno a ella y bajo su influencia, ella está como borracha. Pero cuando vuelve en sí reflexiona. Luego pasa al reino de la pureza, la eternidad, la inmortalidad y lo inmutable, a los que es afín. Cuando es ella misma y no se la obstruye ni obstaculiza está siempre con éstos. Cuando abandona su divagar y comulga con lo inmutable, ella misma se vuelve inmutable. Este estado de la psiquis se llama Sofía.

El mito de Afrodita

El mito de la Diosa Afrodita nos cuenta esencialmente la misma historia que el mito cristiano posterior de la Sofía perdida. Al igual que Sofía, Afrodita tiene una naturaleza prístina y otra caída. Plotino [filósofo egipcio-romano del siglo III d.C.] explica que en esencia ella es la "Afrodita Celestial" pero "aquí se ha convertido en puta". Escribe, "Zeus representa la conciencia y Afrodita su hija, quien surge de su psiquis" y comenta:

La naturaleza de la psiquis es amar a Dios y anhelar unirse con Él con el noble amor de una hija por su padre. Pero cuando llega al nacimiento humano, atraída por los cortejos de esa esfera, toma otro amante, un mortal, deja a su Padre y cae. Pero un día, llega a odiar su vergonzoso estado, deja de lado el mal de la Tierra, busca otra vez a su Padre y encuentra la paz. El verdadero bien para la psiquis radica en la devoción de la Conciencia por su familia. El mal para la psiquis viene de la frecuentación de extraños. Pero supóngase que la psiquis ha llegado al Altísimo o, mejor dicho, que éste le ha revelado a ella su presencia. Entonces, mientras esa presencia permanezca allí, todas las distinciones de borran. Es como cuando se funden el amante y la amada. Una vez que ha conocido esto, no lo cambia por ninguna otra cosa de las que hay en el universo.

El mito de Démeter y Perséfone

El más influyente de los mitos de la Diosa en sus dos aspectos es el mito de Démeter y Perséfone que se enseñaba en los misterios de Eleusis. El gnóstico pagano Salustio [quien vivió en torno a 360 d.C., fue consejero del emperador romano Juliano y buscó un renacimiento pagano] nos dice que ese mito es una alegoría del descenso de Psique a la encarnación. En forma similar, Olimpiodoro explica "Psique desciende como lo hace Perséfone". Lucio Apuleyo habla de los "oscuros ritos descendentes" y los "luminosos ritos ascendentes de Perséfone" y escribe sobre su propia iniciación:

Llegué a los confines de la muerte, pisé los umbrales de Perséfone y tras ser arrastrado a través de todos los elementos, regresé a mi condición prístina.

El cristiano literalista Hipólito describe las enseñanzas del descenso y el ascenso de Psique como un misterio que se revela a los que son admitidos "al grado más alto de los ritos de Eleusis" y afirma que los iniciados de la escuela naasena [secta gnóstica de los tiempos de Adriano −110-140 d.C. - , que creían en la divinidad de la serpiente y celebraban ritos misteriosos dedicados a la Gran Madre] del gnosticismo cristiano habían desarrollado sus enseñanzas a partir de esta fuente específica.

Platón no dice que el nombre "Perséfone" viene de Bofe y significa "sabia", de modo que deriva de la misma raíz que "Sofía". Perséfone, a quien se conocía como "Kore", lo que significa "Hija" o "Muchacha" representa la psiquis caída. En el texto cristiano Actos de Tomás, la psiquis es llamada Kore. Démeter significa "Madre". Es la Reina Celestial que representa la pura psiquis.

En el mito, Perséfone, hija de Démeter, es raptada por Hades, dios del mundo inferior. Esto representa la caída en la encarnación. Antes de ser iniciados, los aspirantes a la iniciación en los Misterios de Eleusis debían imitar el dolor sentido por Démeter y Perséfone cuando se separaron. Esto representa la experiencia de la metanoia originada en el dolor de los iniciados al ser separados de su naturaleza profunda y quedar perdidos en el mundo. Hermes va al mundo inferior a rescatar a Perséfone para reunirla con su madre, Démeter. Esto representa el rescatar a la psiquis de su identificación con la circunferencia del círculo del yo y reunirla con su verdadera naturaleza, en el centro.

En secreto, Hades le da a Perséfone semillas de granada para que coma y, por comerlas, se ve obligada a regresar al mundo inferior por un tercio de cada año. Las semillas de granada representan las semillas de vidas futuras que creamos en esta vida, que nos traerán otra vez a la encarnación humana para que continuemos nuestra jornada de despertar. Representan lo que los antiguos llamaron nuestro "destino", lo que en la jerga espiritual moderna se llama nuestro "karma". El motivo del regreso al mundo inferior durante una tercera parte del año es una alusión a la triple naturaleza del Yo: conciencia, cuerpo, psiquis. Un tercio de nuestra identidad -el cuerpo- está en el mundo subterráneo.

Las figuras de Démeter y Perséfone fueron desarrolladas por los griegos a partir de la antigua mitología egipcia. Porfirio [filósofo pagano, 232-303 d.C.] nos dice que la Isis egipcia es equivalente tanto a Démeter como a Perséfone... en la mitología egipcia los aspectos superior e inferior de la Diosa son representados por Isis y su hermana Neftis, esposa del dios malo Seth quien, como Hades, representa el mundo material.

Los mitos egipcios son las fuentes más antiguas de lo que llegaría a ser el mito cristiano de la Diosa perdida y redimida. Aunque esta historia perenne fue borrada por el cristianismo, sobrevivió en forma de cuentos de hadas como el de La Bella Durmiente. Como su nombre sugiere, la Bella Durmiente es una imagen de la psiquis, dormida en el mundo. El cuento la pinta como una princesa condenada a dormir para siempre, aprisionada en un castillo oscuro rodeado por un bosque profundo e impenetrable y rescatada al fin por su enamorado, el héroe príncipe.

La Diosa en los Evangelios

En el mito cristiano de Sofía, la Diosa, que representa la psiquis, es la figura central, mientras que su hermano-amante, que representa la Conciencia; es un personaje secundario. En el mito de Jesús, ocurre lo contrario. El hombre-Dios es el personaje central. Sin embargo, el mito de la Diosa perdida es un importante subtexto a la historia de Jesús y debe de haber sido familiar para los iniciados cristianos que estaban familiarizados con ambas alegorías. El mito de Sofía deja clara la naturaleza de la misión mítica de Jesús -viene rescatar a su hermana-amante Sofía, la psiquis que se ha perdido por identificarse con el cuerpo. "Cristo vino por ella" afirma el Tratado tripartito [otro de los Evangelios gnósticos de Nag Hammadi].

Virgen y prostituta

En los Evangelios la Virgen María y María Magdalena representan a la Sofía superior y la Sofía caída. Llevan el mismo nombre para enfatizar que mitológicamente son aspectos de la misma figura. Al igual que en el mito de Sofía, la primera María es una virgen, como Sofía cuando vivía con su Padre, y en el segundo es una prostituta que es redimida por su amante, Jesús, al igual que Sofía cuando se pierde en el mundo.

Se alude a la Diosa como madre y prostituta en la genealogía creada para Jesús en el Evangelio de Mateo. Como es de esperar, la genealogía sigue la línea patriarcal, pero quiebra este patrón para mencionar en forma específica a cuatro famosas "mujeres caídas" judías. Tamar era una prostituta de templo. Ruth llevó a cabo un desvergonzado aprovechamiento sexual. Baathsheba fue condenada por adulterio con el rey David. Rahab regenteaba un burdel. En la alegoría del Éxodo, cuando Jesús/Josuá llega a la tierra prometida, rescata a la prostituta Rahab, que representa a la psiquis, de la ciudad amurallada de Jericó, que significa el cuerpo. Al nombrar específicamente a Rahab entre los ancestros de Jesús, el Evangelio de Mateo enfatiza la resonancia mitológica entre esa historia y la historia evangélica de Jesús que redime a la prostituta María Magdalena.

María Magdalena, quien representa a la hermana-amante de Jesús, Sofía, es la "Discípula Amada" quien es consistentemente representada en los textos cristianos como particularmente cercana a Jesús. En El Evangelio del Discípulo Amado (también conocido como El Evangelio de Juan) [otra obra gnóstica] representa a Jesús y María como tan cercanos que, en la Última Cena, ella está reclinada en su regazo. El Evangelio de Felipe relata que Jesús "la amaba más que a los otros discípulos y que solía besarla en la boca". En El Evangelio de Lucas, María seca los pies de Jesús con sus cabellos. Según la ley judía, sólo un esposo podía ver suelto el cabello de la esposa y si una mujer se soltaba el cabello delante de otro hombre, esto era signo de indecencia y motivo obligatorio de divorcio. Este incidente, pues, puede ser considerado como una representación de Jesús y María como marido y mujer o como amantes libertinos que dan poca importancia a los matices morales.

Imágenes del despertar de la psiquis

Las mujeres desempeñan un papel destacado en la historia de Jesús, en especial en El Evangelio del Discípulo Amado, y todas ellas representan a Sofía en distintos estados del despertar. La exégesis del alma representa a Sofía en su momento más desesperado, como una anciana estéril. En este estado, experimenta la metanoia y clama al Padre para que la libere. En la historia de Jesús, este aspecto de Sofía está representado por Isabel, la madre de Juan el Bautista. Es una figura paralela a la de la Virgen María. María es joven y aún no ha concebido. Isabel es vieja y estéril. En esa condición, como Sofía, clama pidiéndole ayuda al Padre, representando la psiquis estéril de la que se eleva el pedido de ayuda. La respuesta es Juan el Bautista, quien representa la iniciación psíquica de la purificación por medio del bautismo con agua, que es el comienzo de la vía gnóstica de autoconocimiento.

En el transcurso de su misión, Jesús tiene varios encuentros con mujeres que son representaciones de Sofía y simbolizan los progresivos estados del despertar de la psiquis. En un incidente, Jesús evita que una mujer adúltera sea lapidada al señalar que ninguno de sus acusadores está libre de pecado. Ésta es una alusión a la Sofía caída de quien se abusan sus amantes adúlteros. La mujer de esta historia es una víctima indefensa que se sorprende de haber sido rescatada. Ello representa el estadio temprano del despertar en el cual la psiquis encarnada es la receptora de asistencia que no ha solicitado por parte del Yo esencial, que es experimentada como "Gracia".

En un incidente posterior, Jesús se encuentra con una samaritana adúltera, quien representa a la Sofía caída. Jesús le revela que él es Cristo y le ofrece las "aguas de la vida". El relato toma la relación entre Sofía, que representa la psiquis y Jesús, que representa la Conciencia, un paso más adelante. Aquí, Jesús ofrece directamente la enseñanza que lleva a la Gnosis, representada por las aguas de la vida eterna y revela que es Cristo. Ello representa un estado en el que los iniciados tienen un primer atisbo de su verdadera naturaleza y comprenden la posibilidad de acceder al conocimiento. La escena tiene lugar en el pozo de Jacob, lo cual tiene la intención de reforzar la alusión al mito de Sofía. En la mitología judía, Rebeca, madre de Jacob, saca agua de ese pozo, lo cual, nos dice Filón, representa la recepción de la sabiduría de Sofía.

En el siguiente episodio nos encontramos con dos importantes representaciones de Sofía, Marta y su hermana María. Su hermano Lázaro ha muerto, pero creen que si Jesús hubiera estado ahí lo podría haber salvado. Conmovido por su fe, Jesús va a la cueva donde Lázaro está sepultado y milagrosamente lo hace regresar de entre los muertos. En esta notable anécdota, Lázaro representa el estado hílico [es decir material, corpóreo] del ser que está muerto espiritualmente en el mundo interior. Es regresado a la vida por Cristo, que representa la Conciencia, a través de la fe de Marta y María que representan los estados del despertar psíquico y pneumático...

Otro episodio significativo ocurre mientras Jesús visita la casa de Lázaro, Marta y María. Una vez más, Marta sirve, mientras Lázaro, regresado de entre los muertos, está sentado a la mesa. En tanto, María toma "un ungüento muvalioso" y unge a Jesús, formalizando así su identidad como el "Ungido" o Cristo/Rey. Estos eventos representan la etapa del despertar en la cual los iniciados ya no están espiritualmente muertos en el estado Mico, representado por el resucitado Lázaro que come en la mesa. Están comprometidos en el proceso de despertar psíquico, representado por Marta, que está sirviendo y han progresado lo suficiente en el estado pneumático como para reconocer su verdadera identidad como Conciencia, representada por la unción de Jesús como Cristo/Rey que hace María.

A Jesús se lo retrata como el que expulsó "siete demonios" de "María, llamada Magdalena". En el esquema mítico gnóstico, el cosmos tiene siete niveles, representados por el sol, la luna y los cinco planetas visibles. A éstos a veces se los imaginaba como fuerzas demoníacas que nos atrapan en lo material. Por encima de ellos esta la ogdoad u "octava", representada por el cielo estrellado, hogar mitológico de la Diosa. El viaje gnóstico de despertar de la encarnación a veces es concebido como la ascensión de una escalera de siete peldaños hasta la ogdoad. Que María haya sido librada de siete demonios representa que Jesús la ha ayudado a ascender los siete peldaños de la escalera hasta los cielos.

Como culminación de la historia de Jesús, quien encuentra la tumba vacía de Jesús es María Magdalena y ella es la primera a quien se le aparece el Cristo resucitado. Ello representa el cumplimiento del proceso de iniciación. Para los gnósticos, el cuerpo es una "tumba" en que vivimos como si estuviésemos espiritualmente muertos. Que María encuentre esa tumba vacía representa la comprensión de que no somos el cuerpo físico. Su encuentro con el Cristo resucitado representa el darse cuenta de que nuestra naturaleza esencial es la Conciencia única de Dios.

Después de esto, María representa la psiquis sabia, de veras digna del nombre "Sofía". Como lo expresa El diálogo del Salvador, María ahora es "una mujer que entiende completamente". En El Evangelio según María, el Jesús resucitado le imparte los Misterios Internos del cristianismo a María, quien les revela el conocimiento secreto a los demás discípulos. Luego parten a predicar el "evangelio según María". A pesar de la misoginia de los literalistas cristianos, la tradición de María Magdalena como apostola apostolorum, la apóstol de los apóstoles, se mantiene en la doctrina católica hasta la actualidad.

Motivos del Matrimonio Místico

Según los gnósticos cristianos, hay muchas alusiones al matrimonio místico en la historia de Jesús. La más importante es el ritual de la Eucaristía, basado en los antiguos ritos del matrimonio sagrado de los misterios paganos. En los Misterios de Eleusis, la Diosa Démeter era representada por el pan y el Dios-Hombre Dionisos por el vino. Del mismo modo, los primeros cristianos asociaban al pan con María y al vino con Jesús, a quien se llama "la verdadera vid" en El Evangelio de Juan. El literalista Epifanio, quien registra con horror que los iniciados de la escuela coliridia del cristianismo celebraban la eucaristía en nombre de "María Reina de los Cielos", escribió:

Adornan una silla o trono cuadrado, la cubren de un mantel de lino y, en cierto momento solemne colocan pan allí y lo ofrecen en nombre de María y participan todos de ese pan.

En el acto de comer ceremonialmente el pan y beber el vino, el Dios-hombre y la Diosa, que representan la Conciencia y la psiquis, comulgan en un matrimonio místico. El hecho de que mientras Jesús oficie la celebración eucarística de la Última Cena, la "Discípula Amada", María Magdalena, se recline en su regazo es obviamente significativo.

En un episodio anterior, Jesús convierte milagrosamente el agua en vino en las bodas de Caná, lo cual, según los gnósticos, representa el matrimonia místico. El agua que se transforma en vino es un símbolo arcaico que representa la intoxicación extática de la transformación espiritual. Los creadores de la historia de Jesús tomaron prestado este motivo de la mitología pagana, en cual el Dios-hombre Dionisos convierte el agua en vino en la boda de Ariana. En la versión cristiana de este relato, Jesús no es presentado como el novio. Sin embargo, en el Nuevo Testamento Jesús se refiere a sí mismo, y otros se refieren a él en repetidas ocasiones como "el novio"...

En un intrigante relato cristiano no canónico, Jesús lleva a María Magdalena a lo alto de una montaña, ocasión en la cual una mitad de él se transforma en una mujer con la que hace el amor. Subir la montaña es una imagen perenne del andar la vía espiritual hacia el Cielo. La imagen de Jesús produciendo una mujer de su costado es una alusión al mito del Génesis en que Eva es creada de un costado de Adán, quien representa la Conciencia, objetivándose como psiquis. En la parábola cristiana, Jesús (la Conciencia) le muestra a María (la psiquis caída) la mujer mágica (la psiquis superior), que es la naturaleza original de María. A continuación, Jesús hace el amor con la mujer, representando así la consumación del matrimonio místico en el cual la Conciencia y la psiquis comulgan en la realización de su esencial Unidad.

Sumario

● El mito cristiano de la Diosa perdida es el mito-pareja del mito de Jesús. Jesús y la Diosa representan la Conciencia y la Psiquis o el espíritu y el alma. La Diosa es representada bajo dos aspectos, que representan la psique pura y la psiquis encarnada. Se pueden ver estos dos aspectos como dos extremos del círculo radial del yo, uno que conecta a la Conciencia, en el centro, otro al cuerpo, en la circunferencia.

● El mito de Sofía relata la historia de la caída de la psiquis a la encarnación y su redención por parte de su amante-hermano, que representa la conciencia. La caída, arrepentimiento, redención y casamiento de Sofía representan los estados de conciencia hílico, psíquico y pneumático que atraviesa el iniciado en su viaje hacia la realización de la Gnosis.

● El mito de Sofía conforma el subtexto de la historia de Jesús. Las más importantes representaciones de Sofía en los evangelios son las dos Marías, la madre virgen y la amante prostituta de Jesús, quienes representan a la Sofía superior y la Sofía caída.

El Cáliz y la Hoja: Arqueología, antropología y la femineidad sagrada

Incluye extractos de The Chalice and the Blade, Our History, Our Future (El Cáliz y la Hoja: nuestra historia, nuestro futuro), por Riane Eisler. Copyright ©1987 por Riane Eisler. Citas por permiso de Harper Collins Publishers, Inc.

En su bien conocida obra El Cáliz y la Hoja: nuestra historia, nuestro futuro, Riane Eisler muestra los cimientos arqueológicos e históricos del papel central de la Diosa y de lo femenino en la cultura primitiva -un papel que, arguye, luego fue hecho a un lado por las jerarquías que avalaron implícitamente la dominación, el patriarcado y la rigidez. Eisler es cofundadora del Centro para los Estudios de la Pareja, que promueve una forma de vida basada en "la armonía con la naturaleza, la no violencia y equidad sexual, racial y económica". Su libro es mencionado por Dan Brown en la bibliografía para El Código Da Vinci y es la fuente para algunas de las discusiones sobre símbolos y representaciones de la diosa en la cultura y la historia que se incluyen en El Código Da Vinci

"Existe abundante evidencia de que la espiritualidad y particularmente la visión espiritual característica de la videncia sapiencial se asoció alguna vez a la mujer" escribe Eisler. "Registros arqueológicos de la Mesopotamia nos informan que Ishtar de Babilonia aún era conocida como Nuestra Señora de la Visión, La-Que-Dirige-Los-Oráculos y la profetisa". En Egipto, donde existe amplia evidencia de fuertes reinas y faraonas, los registros demuestran que "la representación de la cobra era el signo jeroglífico de la palabra diosa y que la cobra era conocida como el Ojo, uzait, símbolo de visión mística y sabiduría..."

Refiriéndose a Grecia, Eisler señala que "el bien conocido santuario oracular de Delfos también se alzaba en un sitio originalmente identificado con el culto de la Diosa. Y aun en tiempos de la Grecia clásica, después de que hubiera sido tomado por el culto de Apolo, el oráculo seguía hablando por boca de una mujer".

Registros arqueológicos de muchos países del Cercano Oriente y del Mediterráneo demuestran una propensión a asociar la justicia (ley) y la medicina (poderes curativos) con la mujer. Aparentemente, la diosa egipcia Isis estaba asociada con esos rasgos. "Aun la escritura, que por mucho tiempo se dio por sentado que databa de la Sumeria de aproximadamente el 3200 a.C., parece tener raíces mucho más hondas, aparentemente femeninas. En tabletas sumerias, la Diosa Nidaba es claramente descripta como la escriba del paraíso sumerio así como inventora tanto de las tabletas de arcilla como del arte de escribir. En la mitología hindú, se le adjudica a la diosa Sarasvati la invención del alfabeto original".

La sociedad minoica dejó un registro artístico y arqueológico que indica que su vida cotidiana se centraba en torno al culto a la Diosa. "La evidencia indica que en Creta, el poder se equiparaba ante todo con la responsabilidad de la maternidad", dice Eisler, quien arguye que la Creta minoica ofrece "un modelo de sociedad basado en la pareja [hombre-mujer] en el cual las mujeres y las características a ellas asociadas no eran sistemáticamente denigradas". Allí se practicó la democracia antes de que ésta surgiera en Atenas, florecieron las artes, prevaleció la paz y la cultura exhibió un amor por la vida que incluía lo que Eisler llama "el vínculo del placer" entre hombres y mujeres. Las vestimentas y el arte enfatizaban una sexualidad relajada y desinhibida, según Eisler y muchos otros investigadores. Algunos estudiosos sugieren que la civilización minoica fue particularmente exitosa, artística, rica y pacífica porque las tendencias agresivas de sus varones se canalizaban en el deporte, la danza, la música y el sexo más bien que en la guerra.

Mientras otras culturas que adoraron a la Diosa abandonaban a sus deidades femeninas por dioses masculinos de la guerra, la Creta de hace cuatro mil años se apegó a sus tradiciones de la diosa. Tal vez por eso, como dice Eisler "En la isla de Creta, donde la diosa aún tenía la supremacía, no hay indicios de guerra. Aquí, la economía prosperaba y las artes florecían". La Diosa continuó en el centro de las prácticas religiosas y rituales de la sociedad minoica por cientos de años más, hasta que la Diosa fue derrotada aquí también y las figuras de Dioses masculinos ganaron preeminencia. El proceso de la caída de la Diosa bien puede tener ecos en la historia de la experiencia cristiana y en cómo María Magdalena fue tratada por la Iglesia primitiva y aun actualmente. Langdon, Teabing y Sauniere sin duda percibieron uno de los grandes ocultamientos de la historia escrita por los hombres.

Si uno va a Cnossos, el palacio minoico de Creta, aun hoy los frescos pintados sobre piedra caliza relatan la historia de la Diosa, sus sacerdotisas y sus prácticas sacras y místicas -incluyendo prácticas sexuales sagradas. Éstos y otro hallazgos arqueológicos nos dan muchos indicios de que buscar la "femineidad sagrada" en el inconsciente colectivo del pensamiento occidental o de la experiencia judeocristiana es una empresa histórica intrigante, productiva e importante desde el punto de vista histórico.