A todos mis sobrinos.

A todos los Cebollitas.

A todo Fiorito.

A los napolitanos.

A los hinchas de Boca.

A la gente de La Quiaca.

A Francis Cornejo.

A Caniggia y sus hijos.

A Marito Kempes.

A Claudio Husain, el Turu Flores, el Turco Asad y el Rifle Pandolfi.

A la memoria de Juan Funes.

A Julio Grondona.

A Ciro Ferrara.

A Salvatore Bagni.

A Rivelinho.

A Agustín Pichot.

A los chicos del voley.

A Emiliano Díaz, el hijo de Ramón.

A los abogados que sacaron a mi amigo de la cárcel.

A Carlos.

A Salvatore Carmando.

A Quique y a Gabriel.

A Los Piojos.

A Charly y a Calamaro.

A Lauría.

A Gabriel.

A Ornar.

A Leo.

A Fede Ribero y Andrea Burstein.

A todos los pibes de Tortugas.

A Cristian de Las Cañitas.

Al doctor Oliva.

Al doctor Lentini.

Al Ciego Signorini.

Al Renegado Villamitjana.

Al Negro Avila.

A Costy Vigil.

A la gente del Cristóforo Colombo.

A Shaquille O’Neal, Michael Jordan y las torres gemelas de San Antonio.

A Nestitor.

Y por último, a mi corazón y a Dios.