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Así es la Sábana Santa
La Sábana Santa es un lienzo de lino tejido en forma de espiga. Mide 430 centímetros de largo por 110 de ancho. Sobre una sola cara de la tela están impresas una imagen frontal y otra dorsal de un hombre crucificado.
Los hilos de la Síndone no tienen todos el mismo espesor, cada uno de ellos está formado por entre 100 y 200 fibrillas. La imagen grabada, la impronta, es superficial, ya que solo las fibras más superfluas han quedado grabadas por la imagen.
El lienzo pesa un kilo cuatrocientos veinte gramos, sin contar la «tela de Holanda» una especie de forro que lo protege por la parte posterior.
En 1973, Gilbert Raes, del Instituto de tecnología textil de Gante, estudió algunas de las fibras que se extrajeron del lienzo y aseguró que se trataba de «un tejido tupido, opaco, ligero, muy flexible, pero compuesto de hilos bastante irregulares. Son de fibra basta, de lino… A pesar de su extrema delgadez, son hebras hiladas a mano, por lo que presentan bastantes irregularidades de grosor, abultamientos y “botoncitos”. El tejido contiene cerca de treinta y ocho hilos por centímetro cuadrado en la urdimbre —hilos paralelos que se ponen en un telar o bastidor generalmente de arriba abajo— y unas veinticinco pasadas en la trama —hilos transversales que se pasan a través de la urdimbre».
Por su parte el experto textil Virginio Timossi, que publicó en 1942 un estudio sobre el lienzo La Santa Síndone nella sua costituzione tessile afirmaba que «ya en las inesperadas fotografías de Pía se podían examinar nítidamente con la lupa los hilos de la urdimbre y las pasadas de trama del tejido. Pero los detalles quedaban muy imperfectos debido a la iluminación irregular que proyectaban los dos focos de intensidad desigual: efectivamente, los hilos quedaban agrandados por su propia sombra, el tejido parecía más tosco de lo que es, y además Enrie se había quedado corto en sus cálculos, ya que su placa no grabó parte de la Sábana […] amén de los obstáculos que oponía aquel cristal protector que había habido que colocar de nuevo por orden de la Princesa Matilde. El hilado del tejido y el tejido mismo presentan signos de elaboración a mano, por su primitivismo y hasta por la rudeza del trabajo […]. La composición textil de la reliquia en el sentido de su urdimbre es de cerca de cuarenta hilos por centímetro y en el sentido de la trama de unas veintisiete pasadas o inserciones por igual extensión […] El entramado responde al estilo antiguo de damasco, es decir, se trata de una sarga con diagonal de cuarenta y cinco grados, en espiga o espina de pez, dispuesta dos arriba y dos abajo. El hilo transversal pasa así por debajo de tres verticales para aflorar en el cuarto, lo que requiere un telar de cuatro pedales […]. Por consideraciones técnicas sobre la ligogénesis de este tejido, se puede establecer también el grueso, o sea, el grado de finura de los hilos que lo componen. Estos aproximadamente deben corresponder, según la numeración inglesa del lino, al número 70 para la urdimbre y al 50 para la trama […]. No todas las filas de espiga son iguales, las hay más anchas y más estrechas […], existen errores de elaboración pues hilos que debieron formar la espiga en sentido ascendente han sido elaborados en el descendente, y viceversa».
3.1. La impronta no es una pintura
Uno de los mayores misterios que guarda la tela es el modo en que la imagen quedó impresa en el lienzo. Los estudiosos no han encontrado ningún pelo de pincel, si es que este fue utilizado en su realización. Tampoco se ha hallado direccionalidad, es decir, las típicas pinceladas que todo pintor da al realizar su obra. Tampoco hay vestigios de pintura ni colorantes a la largo de la tela. Las diversas tonalidades que ha adquirido, sobre todo amarillentas y marrones, han surgido por el paso del tiempo y las inclemencias a las que se ha visto sometida la Síndone.
Juan Alarcón Benito hace referencia en su obra El quinto evangelio a otras telas parecidas a la Síndone que incluso cuentan con más antigüedad, pero en las que no se puede observar figura alguna, son «sargas análogas que se descubrieron en la estación neolítica de Robenhausen, en el lago Pläffikon, próximo a Zúrich, en Suiza, cuya antigüedad es superior a los dos mil años antes de Cristo. Se han encontrado tejidos análogos en Palmira, en Dura Europos y en diversos lugares de Grecia, suponiéndose, no sin fundamento, que procedieron de Siria».
La tela es de lino.
Por su parte, Donald J. Lynn y Jean J. Lorre, analistas en el procesamiento de imágenes del Jet Propulsión Laboratory y por tanto acostumbrados a trabajar con las fotografías que las sondas espaciales enviaban a la Tierra, utilizaron sus conocimientos en tal materia para llegar a la conclusión de que:
- Las marcas de agua y los numerosos rasgos pequeños e intensos del cuerpo poseen bordes abruptos, mientras que en las grandes marcas de fuego los bordes se difuminan suavemente. Esto sugiere un distinto mecanismo de formación para los tipos de marcas.
- Las breves marcas lineales con pequeños puntos a lo largo que aparecen en la parte dorsal de la figura podrían atribuirse al castigo. Estas parecen separarse en dos direcciones distintas predominantemente diagonales.
- La imagen de la región facial está compuesta por una amplia variedad de frecuencias espaciales que están orientadas al azar. Esto indica que el mecanismo generador de imagen probablemente carecía de dirección.
Más adelante veremos que la impronta ha sido copiada en numerosas ocasiones, pero en ninguna de ellas se ha conseguido perfilar fielmente al crucificado. Simplemente, no se ha podido reproducir dicho perfil porque la imagen de la Síndone no es una pintura.
Como bien apuntaba el ingeniero Stevenson, cuando observamos la Tela «a simple vista, resulta difícil distinguir los detalles de la imagen. Tenue, casi fantasmal, la imagen se va desvaneciendo hasta convertirse en una mancha imprecisa a medida que nos vamos acercando al lienzo, de tal forma que a unos centímetros de distancia apenas se puede distinguir la diferencia entre áreas con imagen y áreas sin ella; sin embargo, observada a cuatro o cinco metros de distancia, se perciben perfectamente todos sus detalles. Este curioso fenómeno óptico se debe a la carencia de límites definidos entre zonas con imagen y zonas sin ella, o sea, no hay perfiles netos […]».
3.2. Octubre 1978
Un camión del STURP cargado con ocho toneladas de material científico esperaba en el patio del Palacio del Renacimiento de los Saboya. Durante 53 días la Sábana había sido expuesta al público con motivo del 400 aniversario de su llegada a Turín. Ahora los científicos contaban con 120 horas para realizar todo tipo de exámenes, no destructivos, sobre el lienzo.
Antes de llegar a Italia, y tal y como se recoge en el articulo que John H. Heller escribió para el Reader’s Digest: «Varios científicos americanos del STURP […] habían declarado a diversos medios de comunicación que “ni los católicos ni mucho menos los italianos debían sentirse defraudados o molestos si se descubría que la Sábana Santa era una falsificación […]”, con los aparatos que habían traído era imposible que en media hora, como máximo, no se hubiera descubierto el truco de la Sábana Santa».
Al llegar la noche del domingo todo estaba dispuesto para comenzar los estudios. Una docena de hombres llevó hasta el gran salón donde se iban a realizar los análisis la teca que la contenía.
El primer grupo, formado exclusivamente por italianos, disponía de ocho horas para realizar sus observaciones. Después de ellos, los del STURP iban a tener ante sí durante cinco días el ansiado lienzo. Apenas contaban con unos minutos de descanso, pero los nervios y la expectación podían al cansancio. En ningún momento dejaron el lienzo a solas.
Pasado el tiempo estimado, los científicos recogieron sus instrumentos y las muestras tomadas y se dispusieron a encaminarse a sus laboratorios.
Ya solo quedaba conocer los resultados.
Pretendían dar por fin solución a algunos de los muchos interrogantes que se planteaban:
- ¿De qué está compuesta la imagen?
- ¿Cuál fue el proceso que la produjo?
- ¿Qué composición tienen sus manchas de sangre?
3.3. Sangre
El científico americano John Seller, del Instituto de Nueva Inglaterra, y el doctor Alan D. Adler fueron los primeros en emitir sus conclusiones, en 1981. Estas confirmaron que las manchas rojizas que se pueden contemplar a lo largo del lienzo son, sin lugar a dudas, de sangre. Encontraron glóbulos rojos y suero humano, además de restos de mirra y aloe. «Mediante pruebas espectroscópicas y químicas, hemos identificado la presencia de sangre en la Sábana Santa de Turín, en las zonas consideradas como manchas de sangre».
También aseguraron que en el lienzo no había rastro alguno de pigmentos o colorantes.
Análisis de la sangre de la Síndone.
3.4. Conclusiones de los estudios
- Hay indudablemente sangre humana. Se han detectado componentes exclusivos de esta. Posteriormente el doctor Baima Bollone pudo determinar que corresponde al grupo sanguíneo AB. Por los datos obtenidos se pudo determinar también que el hombre de la impronta podría tener una altura de 1,80 metros de altura y pesar 78 kilos.
- La imagen contiene al menos nueve características (absoluta superficialidad, extrema pormenorización, estabilidad térmica y química plenas, comprobada ausencia de pigmentación de cualquier clase, estabilidad al agua, no direccionalidad, negatividad y tridimensionalidad) que obligan a excluir todas las técnicas conocidas para realizar la imagen (tintura, tinte, polvo, contacto directo, vaporigrafía…).
Pierre Barbet a raíz de sus estudios, llegó a pensar que «no son simples trazos, contornos o sombras, son formas que sobresalen extrañamente del fondo. No hay copia, pintura o dibujo que pueda parecerse a ellas».
La sangre hallada en la tela es del grupo AB.
El arqueólogo y termoquímico Ray Rogers echaba por tierra la hipótesis de que la imagen hubiera sido pintada ya que «si la imagen fuese una pintura, debería haber sido pintada con un material coloreado, de lo contrario el artista no habría podido observar el progreso de su obra. ¿Qué materiales coloreados pudieron haberse utilizado antes de la historia conocida del Sudario? En su mayoría habrían sido inorgánicos en un vehículo orgánico o agua, por ejemplo ocre en óleo o clara de huevo. Más improbables habrían sido los pigmentos orgánicos naturales o manchas; de todos modos, muchos de ellos serían vegetales o procedentes de animales porfirizados, todos los cuales contienen metales característicos. Los materiales puramente orgánicos pueden rechazarse por razones obvias. Los pigmentos puramente inorgánicos pudieron haberse no alterado por el calentamiento recibido en el momento del incendio, pero todos los colores orgánicos deberían haber sufrido un cambio en proporción al grado de calentamiento que recibieron […]. En el Sudario no se observa ninguna variación del color con la posición: la imagen se forma por variación de la densidad, no del color. El tono sigue constante con la posición […]. La única conclusión a la que se puede llegar es que, de ser pintada la imagen, debió haberse usado algún pigmento inorgánico estable en una base de agua.
Creo que la mejor manera de investigar —pero sin destruir— la presencia o ausencia de pigmentos inorgánicos sería utilizando fluorescencia por rayos X. Considero que este análisis es la prueba no destructiva más importante que se puede realizar durante la exposición de 1978».
Posteriormente, el doctor Pier Luigi Baima Bollote, profesor de Medicina Legal en la Universidad de Turín, que en 1978 había extraído unos hilos de la zona hemática de la Sábana Santa, y las doctoras Maria Jorio y Anna Lucia Massario, fueron más allá y aseguraron en la revista Sindon (n.º 34) que «a tenor de los argumentos expuestos concluimos que las huellas de sangre de la Sábana pertenecen al grupo AB —“casualmente” el más frecuente entre los hebreos y muy poco frecuente en los demás pueblos»—. Baima Bollone ya no encontró traba alguna para asegurar que «la probabilidad científica de que nos encontremos ante el lienzo que envolvió a Cristo está muy cercana al cien por cien».
Luigui Gedda, profesor de la Universidad de Roma, apoyó en el Congreso que se celebró en 1939 esta misma hipótesis afirmando que «esta distinción cromática entre las improntas de los dos tipos, las somáticas y las hemáticas, me han impresionado vivamente. Las fotografías que utilicé en mis estudios no me hicieron pensar en dos colores radicalmente distintos porque, como es sabido, las manchas de sangre, con motivo de las oxidaciones que se producen con el tiempo, adquieren generalmente un color negruzco. Las huellas sanguíneas de la Sábana, en cambio, son delicadamente rosáceas».
Una de las costuras que se muestran en la tela.
También Giovanni Judica en su Esame oggetivo aseguraba que «el color de las imágenes está distribuido uniformemente, con un contorno difuminado. En los bordes se confunde con el fondo de la tela. También las partes del rostro son así. Falta el límite exacto de las órbitas de la nariz, de las mejillas, del bigote, del labio inferior, de la barba. Tienen, por el contrario, un contorno exacto las heridas, las manchas de sangre y las equimosis cuando se encuentran en una región convexa del cuerpo que estuvo en contacto inmediato con el lienzo. La faz resulta estrecha también por quedar veladas las partes laterales de las mejillas. Los pómulos son bastante pronunciados […]. Las proporciones de las dos imágenes, anterior y posterior, son las naturales».
3.5. El «hombre de la Síndone» podría ser clonado
Actualmente ha saltado a los medios de comunicación la posibilidad de clonar al hombre de la Sábana Santa.
Existe una película, Clon, cuyo argumento se basa en la experiencia de unos científicos que emprenden una investigación sobre el lienzo para obtener de ella material genético. Gracias al ADN que consiguen extraer, crean un clon de Cristo y se anuncia la segunda venida del Mesías, provocando así la confusión entre la población y, sobre todo, entre los cristianos, lo cual acaba teniendo consecuencias desastrosas.
El director de la película, David Rolfe, ya realizó en 1978 un documental acerca de la reliquia llamado Testigo Silencioso. En un principio su documental pretendía probar el fraude de la Sábana pero, tras estudiar los pros y contras, el autor se convirtió al cristianismo asegurando que «incluso con la más moderna tecnología sería imposible duplicar la imagen inversa del cuerpo y la cara del hombre con las señales de la flagelación y de la crucifixión».
Por otra parte, durante el mes de julio de 2002, en el transcurso del Congreso Internacional sobre el Santo Sudario que se llevó a cabo en Río de Janeiro y cuyo coordinador fue el médico José H. Cardoso Resende, de la Escuela de Medicina de la Universidad Filho de Río de Janeiro, se planteó la posibilidad de clonar al hombre de la Sábana pero, según declaró Resende «es imposible clonar un nuevo Jesucristo a través de las células encontradas en el manto porque están muertas y, actualmente, las técnicas usan células vivas».
Rolf, director de la película Clon.
En esta conferencia, los 20 investigadores que participaron en ella aseguraron que durante los últimos estudios realizados se había conseguido decodificar el ADN de Jesucristo. Pero Lister Salgueiro, especialista en reproducción humana, declaró a su vez que «todo lo que se comenta hoy en día sobre clonación no consiste más que en meras suposiciones, porque no existe un primer ser humano clonado. Hasta hace dos meses, solo era posible clonar células que estuviesen con el ADN […], actualmente un grupo de científicos de la Universidad de Atlanta ha conseguido clonar la primera célula muerta de un riñón de vaca cuya muerte se había producido 48 horas antes, de dicha clonación se obtuvo un carnero. En un futuro, y si esa tecnología sobre una célula muerta fuese desarrollada, va a ser posible clonar tanto una célula del Sudario como de cualquier persona muerta».
Por su parte, especialistas pertenecientes al Centro Español de Sindonología han pedido que se realice un análisis de ADN a la Sábana Santa. Con ello, según declaró Jorge Manuel Rodríguez, vicepresidente del centro, se «determinaría si el hombre que en ella aparece es el mismo cuya sangre quedó marcada en el Santo Sudario de Oviedo, una tela cuya antigüedad y presencia en España está confirmada al menos desde el siglo VII».
También afirmó que «un cálculo de probabilidades basado en estudios rigurosos sobre todas las sustancias halladas en la tela, incluidas las microscópicas, ha cifrado recientemente las posibilidades de que no sea una reliquia auténtica de Cristo en una entre doscientos mil millones».
En cuanto a la posible clonación del «hombre de la Síndone», el experto nos aseguró en el programa de radio Milenio 3, que realizo junto a Iker Jiménez en la Cadena Ser, que «la determinación del ADN es difícil porque se trata de un ADN muy antiguo. Toda la cadena genética está rota, solo hay fragmentos. Lo que sí resultaría interesante sería hacer una comparación de ADN entre la Sábana y el Sudario de Oviedo, porque si se supone que son de la misma persona, los fragmentos que hay de ambas coincidirían. Eso sí se puede hacer […]. En cuanto a clonar a Jesucristo… lo primero es que no se puede clonar a una persona, se puede hacer un hermano gemelo de ella y este no sería Jesucristo».
Sobre el tema de la clonación ya se han escrito ríos de tinta, y eso que nos encontramos, o eso nos han dicho, al comienzo de las investigaciones. Lo cierto es que empresas como Clonaid ya han asegurado que dentro de poco se darán a conocer los primeros hombres clonados. De ahí a la clonación de figuras históricas solo hay un paso.