3
¿Que qué es el no va más?, pensó el escritor, y sintió que le invadía un ligero malestar. Hacía dos semanas que había dejado de fumar, y vio el dedo amarillo por la nicotina con el que el coronel punzaba al doctor en el pecho. Era un dedo corto y ancho, que representaba a la perfección el físico del coronel, puesto que, aunque las charreteras flotaban un poco por encima del estetoscopio (ya no se podía hablar de flotar, ahora que la figura maciza y rolliza había rellenado la visión vacía bajo los ornamentos dorados), el coronel —al no tener casi cuello— en realidad no era más alto que el doctor, no, sino que parecía incluso más bajo.
El escritor estuvo escuchando un rato la lluvia que golpeaba afuera contra los cristales sin oír nada, o mejor dicho, sin registrar lo que oía, y entonces escribió: «¿Cómo se puede saber si alguien es admirador de Schopenhauer?». Miró un instante lo que había escrito, tachó luego la palabra cómo y transformó la s de se en una mayúscula. Si alguien es admirador de Schopenhauer, eso forma una parte de su esencia, y algo de ello, creía él, tenía que irradiar hacia fuera. Dudó. Ya era bastante autoritario el hecho de haber decidido que al coronel le gustara Schopenhauer, pero ¡qué también tuviera que apreciarse en su aspecto físico…! ¿Habría habido, pensó, en todo el infierno de los Balcanes (fíjate en ese retrato de rey medio imbécil con los caracteres cirílicos, ¡por supuesto que eran los Balcanes!) un solo coronel que leyera a Schopenhauer? ¿Que llegara a tener en casa incluso un único librito con los aforismos más populares? ¿Y podría apreciarse eso en alguien? Fue a su biblioteca, cogió un tomo de Schopenhauer, lo abrió por una página al azar, volvió a cerrarlo y dejó otra vez el libro en su sitio. Cinco minutos después lo sacó por segunda vez y se pasó la hora siguiente leyendo y hojeando. En esa hora fue tomando forma el coronel Liuben Georgiev, monárquico, enemigo del bullicio, alguien que se tenía a sí mismo por un cínico, y soltero. Pero, naturalmente, todo eso ya lo era antes.