Notas de Napoleón al libro I

1. César empleó ocho días en trasladarse de Roma a Ginebra; hoy podría hacer este trayecto en cuatro días. Cap. VII.

2. Los atrincheramientos ordinarios de los romanos estaban compuestos de un foso de doce pies de anchura por nueve de profundidad, en forma de sección triangular; con las tierras extraídas formaban una masa de cuatro pies de alto y doce de ancho, sobre la cual levantaban un parapeto de cuatro pies; en él disponían las empaliadas, fijándolas en la tierra a dos pies de profundidad; de manera que el nivel máximo del parapeto se elevaba diecisiete pies sobre el fondo del foso. En la toesa corriente de este atrincheramiento, que cubicaba 324 pies (toesa y media), un hombre empleaba treinta y dos horas, o sea tres días de trabajo; doce hombres la hacían, en dos o tres horas. La legión que estaba de servicio pudo levantar estas seis leguas de atrincheramiento que cubicaban 21.000 toesas, en ciento veinte horas, o sean de diez a quince días. Cap. VIII.

3. Cuando los helvecios intentaron pasar el Ródano era en el mes de abril. (El calendario romano estaba entonces en un gran desorden; y adelantaba ochenta días, de modo que el 13 de abril correspondía al 23 de enero.) Desde esta fecha las legiones de Iliria pudieron llegar a Lyón y el alto Saona, empleando en ello cincuenta días. Veinte días después de haber atravesado el Saona, César venció en batalla campal a los helvecios, la cual se dio el 1° al 15 de mayo, que correspondía a mediados de agosto del calendario romano. Cap. XII.

4. Mucha intrepidez se necesitaba de parte de los helvecios para haber sostenido tanto tiempo el ataque de un ejército de línea romano tan numeroso como el suyo. Se dice que emplearon veinte días en pasar el Saona, lo que daría una pésima idea de su organización, pero es cosa difícil de creer. Cap. XXV.

5. De que los helvecios fuesen 130.000 a su regreso a Suiza, no debe inferirse que hubiesen perdido 230.000 hombres, ya que muchos se refugiaron en los pueblos de la Galia, estableciéndose en éstos, y un gran número de ellos regresaron después a su patria. El número de combatientes que poseían era de 90.000; estaban, pues, en la proporción de uno a cuatro con relación a su población total, lo cual parece excesivo. Unos 30.000 del cantón de Zurich habían sido muertos o hechos prisioneros en el paso del Saona. Tenían, pues, a lo sumo, 60.000 combatientes en la batalla. El ejército de César, compuesto de seis legiones y gran número de tropas auxiliares, era más numeroso.

6. El ejército de Ariovisto no poseía sobre el de César superioridad numérica; el número de alemanes establecidos en el Franco Condado era de 120.000 hombres. Pero, ¡qué diferencia no debía de existir entre ejércitos formados por milicias, es decir, por todos los hombres de una nación capaces de empuñar las armas, y un ejército romano formado por tropas de línea, hombres solteros en su mayoría y soldados de profesión! Los helvecios, los suevos, eran sin duda valientes, pero ¿qué puede el valor contra un ejército disciplinado y organizado como el ejército romano? Nada hay, pues, de extraordinario en los éxitos obtenidos por César en esta campaña, lo que no disminuye, por otra parte, la gloria que tiene merecida. Cap. L.

7. La batalla contra Ariovisto se dio en el mes de septiembre, en los alrededores de Belfort. Cap. LII.